eJournals Vox Romanica 80/1

Vox Romanica
0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
10.2357/VOX-2021-009
Es handelt sich um einen Open-Access-Artikel der unter den Bedingungen der Lizenz CC by 4.0 veröffentlicht wurde.http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Dans ce travail, est étudiée, en diachronie, l’évolution de la périphrase espagnole soler + infinitif, à partir d’un vaste corpus englobant 14 genres textuels différents. Nous observons que la périphrase, du XIIe au XVIe siècle, est dépourvue du sens fréquentatif propre à l’espagnol moderne. Nous postulons que, jusqu’au XVe siècle, soler n’a qu’une lecture générique: la périphrase permet d’attribuer à un individu ou objet une propriété définitoire permettant de le distinguer des autres individus ou objets semblables. La périphrase ne présuppose aucune exception comme c’est le cas dans la lecture fréquentative de l’espagnol moderne. Soler évolue après le XVe siècle: la lecture générique fait place à une lecture temporelle de type fréquentatif. A la fin de notre étude, nous formulons l’hypothèse que ce processus de temporalisation et de subjectivisation est commun à plusieurs autres périphrases dans les langues romanes.
2021
801 Kristol De Stefani

¿Qué solía significar soler + infinitivo en español?

2021
Axelle Vatrican
DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? Estudio diacrónico de una perífrasis Axelle Vatrican (Université de Toulon) orcid.org/ 0000-0001-6422-6832 Resumé : Dans ce travail, est étudiée, en diachronie, l’évolution de la périphrase espagnole soler + infinitif, à partir d’un vaste corpus englobant 14 genres textuels différents. Nous observons que la périphrase, du XII e au XVI e siècle, est dépourvue du sens fréquentatif propre à l’espagnol moderne. Nous postulons que, jusqu’au XV e siècle, soler n’a qu’une lecture générique: la périphrase permet d’attribuer à un individu ou objet une propriété définitoire permettant de le distinguer des autres individus ou objets semblables. La périphrase ne présuppose aucune exception comme c’est le cas dans la lecture fréquentative de l’espagnol moderne. Soler évolue après le XV e siècle: la lecture générique fait place à une lecture temporelle de type fréquentatif. A la fin de notre étude, nous formulons l’hypothèse que ce processus de temporalisation et de subjectivisation est commun à plusieurs autres périphrases dans les langues romanes. Palabras clave : Perífrasis, Aspecto, Iteratividad, Modal, Genérico, Actitudinal, Habitualidad, Frecuencia 1. Introducción Este trabajo se centra en la historia de la perífrasis soler + infinitivo. En castellano moderno, la construcción soler + infinitivo, usada con frecuencia en ejemplos del tipo Juan suele acostarse tarde, se caracteriza por ser una perífrasis de tipo aspectual que indica la repetición del evento descrito por el infinitivo (cf. Gómez Torrego 1999: 3359-60, García Fernández 2006: soler, NGLE 2009: §28.9b-e) 1 . En dicho caso, Juan suele acostarse tarde significa ‘Juan casi siempre / regularmente se acuesta tarde’. (1) Juan suele acostarse tarde. Soler se predica de un individuo (Juan), atribuyéndole una costumbre, la de realizar casi siempre la misma acción (acostarse tarde). Decimos ‘casi siempre’ porque en la mayoría de los casos, Juan se acuesta tarde, pero no se descarta que exista un núme- 1 Una versión previa a este trabajo fue presentada el 22 de octubre de 2018 en el Seminario Gramática y diacronía. La investigación en sintaxis histórica II organizado por el grupo GRADIA de la Universidad de Barcelona. Axelle Vatrican 258 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ro limitado de veces en que Juan no se acueste tarde 2 . Partiremos de la definición proporcionada por Martínez Atienza (2004: 347) según la cual la «interpretación habitual se obtiene como resultado de un proceso de inducción, es decir, a partir de múltiples ocurrencias de un determinado evento, se induce que tal iteración o repetición constituye un hábito del sujeto» 3 . Puede decirse que, en muchas ocasiones, con frecuencia, se encuentra el individuo Juan involucrado en el evento de acostarse tarde 4 . Ahora bien, interpretar el evento repetido de acostarse tarde como un hábito de Juan, supone una generalización que implica posibles excepciones en la iteración del evento. Carlson (2005), de este modo, explica que los habituales «also have the property of tolerating exceptions». La noción de excepción plantea numerosos problemas porque difícilmente puede cuantificarse: ¿cuántas veces tiene que haberse acostado tarde Juan para que uno pueda afirmar que Juan suele acostarse tarde? Aunque haya sido una cuestión ampliamente discutida en la bibliografía, mantendremos, como lo hacen estos mismos autores, que la noción de excepción forma parte del significado habitual. La lectura de la perífrasis implica posibles eventos negativos, situaciones que no se dan 5 . Existe también una segunda lectura de la perífrasis llamada genérica, en la que el sujeto ya no designa a un individuo sino a una clase de individuos como en (2). (2) Un poeta suele ser un hombre normal. Si decimos un poeta suele ser un hombre normal, poeta refiere a la clase de los poetas y como consecuencia, el enunciado significa ‘un poeta casi siempre / generalmente es un hombre normal’ tal y como dice Vatrican (2015: 111). En este segundo ejemplo, podemos decir que la mayoría de las veces se adscribe la propiedad de ser normal a 2 Aunque un revisor discute la validez del término existe, nos parece relevante mantenerlo por la razón siguiente. En castellano moderno, al usar el vocablo suele, el hablante quiere manifestar que la situación no siempre se da, bien sea porque piense que así ocurre en la realidad, bien sea por su voluntad de atenuar la afirmación. Al decir, por ejemplo, María suele ordenar su cuarto, resulta difícil entender que el hablante quiera significar que María lo ordene siempre y excluir que de vez en cuando, María no lo ordene. El revisor propone el siguiente enunciado: Juan suele acostarse tarde. Es más, nunca se acuesta antes de las 12 de la noche. Nosotros creemos que precisamente la segunda frase corrige algo de la primera afirmación, introduciendo una cuantificación universal (nunca) que la primera frase no contenía. Dicha corrección se ve, además, explícitamente expresada por el marcador es más. 3 Véase también Rimell (2005): «Habitual sentences contain an episodic verb and express a generalization over multiple episodes». 4 Por esta razón, la expresión de la habitualidad, en las lenguas, se asemeja a un operador de frecuencia que opera sobre la adscripción de un evento a un solo individuo (Dobrovie-Sorin 2003). 5 Carlson (2005) recuerda que «most researchers agree that generics and habituals require an additional component of meaning, or a different arrangement of meaning altogether, to give an account of exceptionality». Para incluir el concepto de excepción en la definición de la habitualidad, Krifka et al. (1995) proponen «a default quantifier». Otros como Eckhardt (2000) la definen a partir de la normalidad («normality») o de la prototipicidad («prototypicality»). 259 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? todo individuo que pertenezca a la clase de los poetas. Si x es un poeta, con frecuencia, será un hombre normal, pero se presupone un número escaso de situaciones en que un poeta no es un hombre normal 6 . La lectura de la perífrasis implica, también, posibles excepciones, es decir, situaciones que no se dan. Estos dos significados se corresponden con el aspecto habitual. Si intentamos definirlo, podemos decir que el aspecto habitual describe una propiedad que caracteriza a un individuo o a una clase 7 . Como se ha visto en (1) y (2), tiene dos vertientes. Puede ser de tipo individual si el hábito se considera como la propiedad de un individuo. En dicho caso, esta propiedad es el resultado de las ocurrencias múltiples de un evento, tal y como aparece en (1). Puede ser de tipo genérico si el hábito se corresponde con la propiedad típica o característica de una clase o especie («kind»), tal y como aparece en (2). Ambos significados presuponen un posible número de casos en que el evento o la situación no se dan. En castellano antiguo, sin embargo, la situación es distinta. Un análisis histórico del uso de la perífrasis nos permite observar que ninguno de los dos sentidos modernos de soler se daba. La interpretación individual frecuentativa de soler, tal y como aparece en Juan suele acostarse tarde, es de aparición reciente. En efecto, enunciados del tipo (3) o (4) no se corresponden con ninguno de los dos sentidos del aspecto habitual descritos más arriba: (3) E allí solié venir aquel río Ínaco de Grecia (hist.es.13.2) (4) E ella, que solié ser caçadora, cuántas vezes fuxo por los montes espantada (hist. es.13.2.) El ejemplo (3), obviamente por la falta de agentividad del sujeto río, no significa ‘allí venía casi siempre el río’. Tampoco se entiende el ejemplo (4) como ‘casi siempre era caçadora’, sino que su sentido se aproxima a ‘el río venía’ y ‘era caçadora’. La perífrasis, en español antiguo, no parece necesariamente implicar eventos que no ocurren, sino, más bien, describir una acción continua. De un modo parecido, el enunciado genérico (5), assi como suele fer el çiego en las teniebras, no parece significar ‘como hace el çiego generalmente’, sino más bien ‘como hace el çiego en las teniebras’. (5) assi como suele fer el çiego en las teniebras (leg.es.13.2) 8 6 Usamos el término presupone en su sentido más común. Al afirmar que un poeta suele ser un hombre normal, el hablante afirma que ‘un poeta es un hombre normal’ es verdad para él, en la mayoría de los casos, pero no en todos los casos. De no ser así, diría «un poeta es un hombre normal». 7 Así según Bybee/ Perkins/ Pagliuca (1994: 159), «The grammatical meaning of habitual emphasizes that certain situation characterize a subject during a certain period of time which incidentally covers multiple occasions». 8 Uría (1978: 319) da numerosísimos ejemplos del mismo tipo que, teniendo la misma forma, carecen del valor frecuentativo. De este modo afirma que en Cuemo el fierro suele en fuego ammolleçer, Axelle Vatrican 260 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 En castellano antiguo, esta lectura tampoco parece implicar excepciones, es decir, situaciones que no se dan. En vista de esto, intentaremos analizar la evolución de la perífrasis soler +infinitivo, a partir de un corpus amplio, que abarca los siglos XII a XXI y 14 géneros textuales distintos 9 . Observaremos que la perífrasis, del siglo XII al siglo XVI, carece del sentido frecuentativo propio del español moderno. Postularemos que, al principio, soler tan solo cobraba una lectura genérica de tipo actitudinal, puesto que asigna a la entidad una propiedad definitoria que permite distinguirla de entre las demás. No presupone excepciones, esto es, eventos o situaciones que no se dan. Poco a poco, la lectura de soler + infinitivo evoluciona desde una lectura genérica actitudinal hasta una lectura individual frecuentativa. En la lectura actitudinal, vigente hasta el siglo XVI, el infinitivo describe una propiedad del sujeto (i-level). A partir del siglo XVII, aumenta el número de usos frecuentativos de soler: el infinitivo describe una fase del sujeto, es decir, el evento en que se ve involucrado el sujeto (s-level/ dinámico) 10 . Concluimos que se ha ido temporalizando e individualizando. Usamos la palabra temporalizar porque, a lo largo de los siglos, el verbo en infinitivo pasa de expresar una simple propiedad a una propiedad vista como una generalización hecha a partir de situaciones repetidas en varias ocasiones. Se individualiza porque el sujeto ya no designa una categoría de individuos, sino, en la mayoría de sus usos, a un ser individual que adquiere control sobre la acción. Soler implica posibles excepciones y permite entonces cuantificar sobre eventos que ocurren y eventos que no ocurren. Este trabajo está organizado de la siguiente forma. En las secciones 2 y 3, presentamos los problemas planteados por la perífrasis soler + infinitivo, así como un estado de la cuestión en castellano antiguo. En la 4 a sección, exponemos nuestra propuesta. En la 5 a , estudiamos soler + infinitivo del siglo XII al siglo XV. En la 6 a , analizamos la perífrasis del siglo XVI al siglo XVII. En la 7 a , nos centramos en el análisis de la construcción del siglo XVIII al siglo XXI. Finalmente, presentamos nuestras conclusiones. 2. Problemas planteados por la perífrasis soler + infinitivo Para empezar, expondremos los problemas que plantea la lectura de la perífrasis, tanto desde el punto de vista formal como desde el punto de vista semántico. Tras soler no expresa la frecuencia porque «el hierro con el fuego no suele ablandarse, sino que se ablanda siempre». 9 El Corpus citado es el de GRADIA. Abarca los siguientes géneros: historiográfico (hist.), legal (leg.), notarial (not.), narrativa (nar.), teatro (tea.), ensayo (ens.), técnico (téc.), poesía (poé.), prensa (pre.), oral (ora.), diálogos (dia.), discursos políticos (disc.), epistolar (epis.) y sapiencial (sap.). 10 Aludimos a la distinción entre predicados de i-level (individual level) que describen propiedades permanentes del individuo y predicados de s-level (stage level) que describen los procesos o las situaciones en las que se ve involucrado el individuo (cf. Carlson 1977). 261 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? esta presentación, ofreceremos un repaso de los distintos análisis que se han formulado para el estudio de soler en castellano medieval. 2.1. Problemas planteados por soler La perífrasis soler + infinitivo existe hoy en español, en italiano y en catalán, pero ha desaparecido del portugués y del francés. A continuación, presentaremos los problemas que ofrecen tanto la etimología de soler como su análisis semántico. 2.1.1. Etimología de soler Soler proviene del verbo latino soleo, solitus sum, el cual se relaciona con solum (‘base, fundamento, suelo, lugar habitual donde uno se asienta’). Se postula que procede en protoindoeuropeo de *sol-eh -- (‘ocupar, habitar’)--. Por tanto, en latín como en otras lenguas, se recurre a la metáfora del lugar para expresar el hábito, la costumbre (cf. Heine/ Kuteva 2002, Zieliński 2010: 688) 11 . El ejemplo (6) ofrece un empleo de soleo en latín: (6) adversarios conrumpere etiam solebat.- =-solía corromper incluso a los adversarios Soleo, -ere en latín, forma parte de la clase de los verbos llamados semi-deponentes, como gaudeo (‘alegrarse’), audeo (‘atreverse’). Recordemos que semi-deponente significa que tiene una forma deponente en los tiempos de perfecto: solitus sum (‘estuve acostumbrado, tuve la costumbre’) 12 y una forma normal en los tiempos de presente: soleo = suelo (cf. Migliori 2016, Embick 2000, Haney 2004). Se usa el nombre deponente porque deponere, en latín, significa abandonar y, efectivamente, el verbo deponente abandona sus desinencias activas: gramaticalmente, tiene una forma pasiva (solitus sum), pero, semánticamente, equivale a una forma activa (tuve la costumbre). Sin embargo, los verbos deponentes o semi-deponentes, aunque se traduzcan por una forma activa, refieren a un proceso sufrido por un paciente (gaudeo = ‘me alegro’) o a una propiedad (soleo = ‘tengo la costumbre de, estoy acostumbrado a’). Esta oscilación entre pasivo y activo parece seguir vigente en la semántica de soler en español moderno, puesto que expresa ‘poseer una costumbre’ (estado/ pasivo), la cual es considerada como el resultado de la repetición de un evento (activo). Cabe añadir que, ya, en latín, soleo es un verbo defectivo porque, por una parte, no tiene voz pasiva, y por otra, aunque teóricamente se conjugue en todos los tiempos --futuro (solebo), presente de subjuntivo (soleam)--, solo se emplea en presente, 11 Véase Cabré (2019: 23-25) para una exposición más detallada del origen de soler. 12 Artigas/ Cabré (2020) afirman que la doble lectura de pasado y de presente eran posibles. Axelle Vatrican 262 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 perfecto o imperfecto (ut solebat = ‘como de costumbre’). Desde su origen en latín, solo se compagina con tiempos que permiten describir una situación continua como el presente y el imperfecto. Veremos ahora que este verbo plantea también problemas de índole semántica. 2.1.2. Análisis semántico Soler plantea problemas de índole semántica porque ofrece peculiaridades en cuanto a su interpretación y en cuanto a su clasificación. 2.1.2.1. Interpretación Soler plantea un problema de interpretación, puesto que, como se ha visto más arriba, ofrece dos lecturas: una individual y una genérica. En la lectura individual que aparece en el ejemplo (1), Juan suele acostarse tarde, soler expresa la frecuencia de la acción: ‘Juan en muchas ocasiones/ casi siempre se acuesta tarde’. Como se ha dicho, soler expresa la propiedad adquirida --la de poseer un hábito-- tras haberse repetido, en varias ocasiones, un mismo evento. Por consecuencia, si se repite el evento, debe visualizarse el final del evento para que este vuelva a ocurrir: suele acostarse tarde porque muchas veces, en repetidas ocasiones, se ha acostado tarde. El evento, para llegar a repetirse, debe ser télico, es decir dotado de un final. Por lo tanto, se plantea el problema de los posibles intervalos temporales entre cada evento. Como ya hemos comentado, no pueden descartarse las posibles excepciones, es decir, los momentos en que Juan no se acuesta tarde. Este es uno de los problemas recurrentes planteado por los estudiosos: el número de situaciones que se dan no puede cuantificarse. Así, De Swart (1993: 316) compara los verbos iterativos con los habituales, diciendo que los primeros permiten contar los eventos («iterative adverbs count events as individual entities and specify the absolute cardinality of a set of situations»), mientras que los adverbios de frecuencia solo nos dan una proporción relativa («On the contrary, frequency adverbs never express absolute quantities of situations, but rather relative ones») 13 . Soler, como modo de expresar la frecuencia, se caracteriza por su falta de cardinalidad. La cuestión de los intervalos puede explicarse porque soler, por una parte, atribuye a un individuo una propiedad permanente, la de poseer una costumbre; por lo tanto, esta propiedad se asemeja a un predicado estativo ‘denso’: cuando decimos suele (cantar), la propiedad es verdadera en cada momento y no hay ningún momento durante el cual el individuo deje de poseer esta propiedad. Como dice Smith (1991: 37), «el estado se mantiene sin variación durante el período implicado». Pero, por otra parte, soler refiere a varios eventos que se han repetido; por tanto, vincula un contenido aspectual dinámico que no es denso. Obviamente, la propiedad no impli- 13 Véase también Bertinetto (1986) in Bertinetto/ Lenci (2000): «habitual sentences would represent the number of iterations of an event as ‘tendentially indeterminate’». 263 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? ca excepciones, pero el evento repetido sí puede incluir excepciones. No podremos resolver este difícil problema aquí, pero nos decantamos a favor de unas posibles excepciones como componentes del semantismo de la perífrasis frecuentativa. Lo que acabamos de comentar puede comprobarse en la segunda lectura de soler. La segunda interpretación de la perífrasis es genérica 14 . La genericidad surge cuando la frase designa una situación que no se ancla en el tiempo ni en el espacio. El sujeto no refiere a un solo individuo sino a una clase. Soler permite atribuirle una propiedad a dicha clase. En el ejemplo (2), un poeta suele ser un hombre normal, un poeta refiere a un individuo cualquiera que sea poeta. Por lo general, si x es un poeta, entonces es un hombre normal. Expresa la frecuencia con la que se adscribe la situación de ser un hombre normal a la entidad poeta. No se predica ser un hombre normal de todos los poetas sino tan solo de una parte. Acabamos de ver que existen dos lecturas de soler: la individual y la genérica. Sin embargo, como veremos ahora, resulta difícil clasificar la perífrasis. 2.1.2.2. Clasificación Se clasifican las perífrasis verbales del español en tres categorías: temporales, aspectuales y modales. Ahora bien, soler presenta problemas porque existe una duda sobre su naturaleza modal o aspectual. Antes, los gramáticos la consideraban modal (cf. Alonso/ Henríquez Ureña 1962, Gili Gaya 1993: §100bis) 15 , mientras que hoy se decantan hacia su valor aspectual (cf. Gómez Torrego 1999, García Fernández 2006, NGLE 2009: §28.9b-e). Esta duda se explica porque soler tiene rasgos sintácticos propios tanto de las perífrasis aspectuales como de las modales. Gómez Torrego (1988: 118) afirma que es frecuentativa, pero que «se comporta sintácticamente igual que las modales». Este mismo autor (1999: 3365) añade que su ambigüedad radica en que, como los verbos modales, rechaza el imperativo en (7), cuando lo aceptan las perífrasis aspectuales en (8): (7) *¡Suele cantar! (8) ¡Empieza a cantar! 14 La genericidad es un tema ampliamente estudiado. Para muchos, la habitualidad es una subclase de la genericidad (cf. Havu 1997: 299). Podría decirse de soler que, en todos los contextos, cobra valor genérico, pero, obviamente, cambia la lectura según qué sujetos y qué infinitivos. Por ello, para facilitar la explicación, hemos establecido desde el comienzo una diferencia entre la lectura INDIVIDUAL (sujeto específico: Juan suele acostarse tarde) y la lectura GENÉRICA (sujeto genérico: un poeta suele ser un hombre normal). (Para más detalles véanse Heim 1982, Krifka et al. 1995, Chierchia 1995, Condoravdi 1989, Menéndez Benito 2013, entre muchos otros). 15 Según Gili Gaya (1993: §100bis), «la lista de los modales podría ser muy larga: intentar, soler, mandar, desear». Axelle Vatrican 264 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 Al contrario, como las perífrasis aspectuales, rechaza la combinación con un infinitivo compuesto en (9), a diferencia de las perífrasis modales, que aceptan dicha combinación en (10): (9) *Suele haberle visto por el Retiro. (10) Puede haberle visto por el Retiro. Esta observación parece dejar patente que la perífrasis comparte rasgos modales y aspectuales. La naturaleza híbrida de soler se debe a su estructura semántica. Una explicación posible para ello, es la propuesta de Bertinetto (1994). Soler en Juan suele acostarse pronto se compone de un macroevento que es la propiedad de ‘poseer la costumbre’ y un microevento que es el evento repetido de ‘acostarse pronto’. El microeevento ‘acostarse pronto’, al designar un evento que se repite en el tiempo, ofrece un rasgo aspectual. El macroeevento, ‘poseer la costumbre’, atribuye una propiedad permanente a una entidad y se asemeja a una noción modal 16 . Efectivamente, soler ha podido asemejarse a un verbo modal porque, según algunos autores, expresa una posibilidad, «la potencial repetición del evento» 17 . Dicho en otros términos, al desconocerse el número exacto de veces en que se repite el evento, se aproximaría la falta de cardinalidad propia de soler, a la noción de posibilidad. Ahora bien, creemos relevante explicitar la noción de posibilidad. La posibilidad no debe confundirse con la frecuencia. Es cierto que en ambas existe cierto grado de incertidumbre. En puede venir, la acción es futura, no se ha realizado y hay posibilidades de que ocurra, aunque el hablante no sabe si la acción de venir se realizará. En suele ir al cine solo, el verbo soler no expresa posibilidades de que la acción de ir al cine solo ocurra en el futuro ni de que haya ocurrido en el pasado. El hablante sabe que ha ocurrido la acción, pero no sabe cuántas veces. El verbo soler no tiene alcance sobre eventos que podrían ocurrir, sino sobre situaciones que han ocurrido y situaciones que no han ocurrido. Para el hablante, los eventos y ‘no eventos’ son reales, no son posibles. Como demuestra el contraste entre (11) y (12), el encadenamiento de los dos enunciados es aceptable con poder, pero no lo es con soler: 16 Varios estudiosos recalcan la naturaleza híbrida del hábito: expresa una propiedad que se asemeja a un estado, pero la propiedad procede de la repetición de un evento o situación, con lo que el verbo posee también el rasgo dinámico. Bertinetto (1995/ 1996: 119) recalca la ambigüedad inherente a la habitualidad diciendo que «il macroevento abituale viene presentato come attributo constante di un certo oggetto o individuo, piuttosto che come effetiva sequenza di occorrimenti». Fernández de Castro (1990: 310) explica, de igual forma, que «la frecuencia de una circunstancia hace que ésta sea concebida, en realidad, como cualidad inherente de una situación, y que por tanto valga como característica, definitoria incluso, de lo que se describe». 17 Artigas (2019: 53) «Por otro lado, la lectura que hacemos del hábito a partir de la potencial repetición del evento se corresponde con la presencia junto a soleo + inf de un buen número de adverbios de frecuencia». 265 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? (11) Juan puede ir al cine solo, pero nunca ha ido al cine solo. (12) ? Juan suele ir al cine solo, pero nunca ha ido al cine solo. El hablante, tras haber considerado el número de veces en que se ha realizado la acción y el número de veces en que no se ha realizado, hace una suma y formula una generalización: Juan suele ir al cine solo. Lo que aparentemente parece posible es la adscripción del evento ir al cine al individuo Juan. Sin embargo, no nos parece acertado hablar de posibilidad, puesto que necesariamente --y no posiblemente-- vincula la repetición del evento Juan ha ido al cine solo. Al expresar la suma de una multiplicidad de eventos cuyo número queda indeterminado y desconocido del hablante, deja una incógnita: el número de veces en que Juan se ha encontrado involucrado en el proceso de ir al cine. No puede afirmarse que dicha incógnita se asemeje a una posibilidad 18 . La frecuencia es la repetición del evento un número indeterminado de veces. La repetición es real y no es potencial. Por lo tanto, soler difiere de poder en el conocimiento que tiene el hablante sobre la situación: con soler, el hablante sabe que la situación o la acción ha ocurrido, mientras que con poder no sabe si se realizará o no. Poder permite expresar incertidumbre sobre la realización de la acción, mientras que soler deja indeterminado el número de ocurrencias del evento. En este primer apartado, hemos presentado los problemas de naturaleza tanto formal como semántica de la perífrasis soler + infinitivo. El análisis de soler en castellano moderno así como su etimología dejan entrever su doble naturaleza modal y aspectual: expresa una propiedad característica permanente, vista como una generalización obtenida a partir de la repetición de un mismo evento. Dado que nuestro objetivo es explicar en qué medida y por qué su contenido semántico ha cambiado a lo largo de los siglos, veremos a continuación cómo se ha explicado su uso en español antiguo. 3. Estado de la cuestión en español antiguo Bien es de admitir que difícilmente se entienden los enunciados (3) y (4) a partir de la interpretación de soler en castellano moderno: ‘aquel río venía con frecuencia de Grecia’ o ‘con frecuencia era cazadora, pero no siempre’. (3) E allí solié venir aquel río Ínaco de Grecia (hist.es.13.2) (4) E ella, que solié ser caçadora (hist.es.13.2) 18 Cabe advertir que Cohen (1999) define la habitualidad y la genericidad a partir de la probabilidad: si más de la mitad de las situaciones se dan, produce el sentido genérico. Pero en este caso, se aproximaría a la modalidad de la posibilidad alética, la cual no depende del conocimiento del hablante. Axelle Vatrican 266 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 La noción de repetición se ve obstaculizada por la falta de agentividad del sujeto río en (3) y por la naturaleza estativa del verbo ser en (4). Ejemplos como estos, desprovistos de la noción de frecuencia, son numerosísimos en español antiguo. Por esta razón, muchos autores subrayan que soler, además de un valor frecuentativo, puede expresar la duración o producir un efecto redundante. Según estos mismos autores, se observa, en dicho verbo, una gramaticalización o pérdida de semantismo. Veámoslo a continuación. En primer lugar, se ha observado que soler no siempre expresa la frecuencia temporal sino la duración (cf. Yllera 1980, Zielinski 2010, Egido Fernández 1995: 161). Dos ejemplos lo muestran a continuación. En (13), solié seer vicario equivale a era vicario y remite a una situación que se extiende en el tiempo: (13) ésti solié seer vicario del bispado (Gonzalo de Berceo, Los milagros de nuestra señora, 782b, in Yllera 1980: 199-200) En (14), como indica Zielinski (2010: 689), «solie seer no expresa la frecuencia de una acción, sino más bien, su duración, acercándose al empleo del imperfecto (= era)»: (14) […] en aquel mismo logar o solie seer ell archa del testamiento (Alfonso X el Sabio) Aquí, sin lugar a dudas, la noción de duración procede del verbo estativo seer. Ahora bien, podríamos creer que la naturaleza semántica estativa del verbo seer sea la que produzca la lectura durativa y no frecuentativa. Sin embargo, Yllera (1980: 200) afirma que un ejemplo como (15) expresa la frecuencia: (15) Si fuesse tan alegre como seyer ssolía (Libro de Apolonio, 512b) Por lo tanto, surgen dos problemas: el primero es la falta de criterios para determinar la lectura de soler. ¿Por qué soler, en ser vicario, expresa duración mientras que, en seyer alegre, expresa frecuencia? Puede argüirse que en el primer caso, se trata de una cualidad permanente, ser vicario, mientras que en el segundo, ser alegre, refiere a una situación que, al no ser permanente, podrá repetirse. Pero no parece que la naturaleza del infinitivo determine la lectura, porque la misma autora, Yllera (1980: 199), dice que en (16), la lectura es frecuentativa, mientras que en (17) es durativa y se acerca a la forma simple. Sin embargo, en ambos casos aparece el verbo dinámico hacer: (16) ¡… e prender maquilas, commo lo suele far! (Mio Cid, 3380) (17) De mi mesquina que suelo/ siempre fazer el tu rruego (Historia Troyana, 204) 267 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? Como vemos, se combina soler con el verbo hacer (far, fazer) y resulta difícil entender por qué debemos optar por una lectura en (16) y por otra en (17). La falta de criterios para decantarse hacia una lectura u otra plantea problemas. El segundo problema procede del hecho de que, en castellano moderno, si usamos un verbo estativo después de soler, debe forzarse la lectura para interpretarlo como un evento que se repite. Por ejemplo, para aceptar suele ser profesor de francés, ser profesor de francés debe leerse como un evento que se repita y no ocurra siempre. Se entiende que ‘no siempre es profesor de francés’, aunque la mayoría del tiempo lo es. Por lo tanto, en todos los contextos del castellano moderno, soler conlleva la misma lectura frecuentativa, implicando la repetición de un evento o de una situación y presuponiendo excepciones. Esto nos permite postular que, en castellano antiguo, si el verbo soler en determinados contextos expresa la duración, probablemente cobre un único valor que no es el frecuentativo. En segundo lugar, los autores destacan la lectura redundante o uso pleonástico de la perífrasis en castellano medieval. Yllera (1980: 199) afirma que la perífrasis en «la lengua antigua puede también emplearse cuando la acción se realiza siempre» y Coello Mesa (2001: 85), en su estudio sobre El conde Lucanor, menciona el «uso pleonástico» de soler. Siguiendo a estos autores, soler no aportaría casi ninguna información que no estuviera ya contenida en el verbo en infinitivo, de allí su llamado efecto redundante. El ejemplo (18) equivaldría a donde moraba y (19), a los cuales guerreaban: (18) O seyendo el fijo en el lugar do solia morar su padre (leg.es.15.1-1) (19) Los cuales solian guerrear delante los muros de Cartagine (hist.es.14.5) Nótese que el enunciado (19), al ser plural, resulta ambiguo. Significa, en castellano antiguo, que ‘todos guerreaban’ sin excepciones, pero podría significar, como en castellano moderno, que ‘la mayoría guerreaban y unos pocos no guerreaban’ o también, ‘guerreaban con frecuencia, pero, a veces, no guerreaban’. La pregunta que planteamos ahora es la siguiente: ¿cuándo es redundante y cuándo no? ¿Por qué usar soler si no aporta ninguna información? Podría usarse otra perífrasis distinta. En tercer y último lugar, numerosos estudiosos defienden la idea de una gramaticalización de soler. Nosotros intentaremos mostrar que esto no parece acertado. Para defender la idea de la gramaticalización de la perífrasis, se han adelantado varias razones. La primera razón es su pérdida de sentido, esto es, su aparente desemantización. Según Uría (1978: 314), soler, en castellano medieval (siglos XIII-XIV), ha perdido la noción de hábito y se ha convertido en una mera marca gramatical de persona y de tiempo; se usa como un simple auxiliar portador de los accidentes verbales que no tiene el infinitivo. Incluso, se usa en ocasiones por razones métricas. La intercalación del pronombre clítico sería una señal de su gramaticalización como en soliélo essa gota tomar al corazón (Uría 1978: 326). En nuestra opinión, el que soler haya podido escindirse en la época medieval (intercalación del pronombre entre Axelle Vatrican 268 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 soler y el infinitivo) muestra que dicha perífrasis se fue adaptando a la lengua medieval, no forzosamente que estuviera en vía de gramaticalización 19 . La segunda razón adelantada es el hecho de que, a finales del siglo XVII, ya no puede usarse suele sin infinitivo (como suele), lo cual indicaría su desemantización o gramaticalización (cf. Zielinski 2010). Sin embargo, cabe apuntar que como suele es un calco de la expresión del latín ut solet (‘como suele hacer, como de costumbre’) y que dicha expresión coexistía en latín con la perífrasis solere + infinitivo. Cronológicamente, no es que soler se haya empleado solo y haya desarrollado una construcción perifrástica más tarde, sino que solere + infinitivo y la expresión ut solet se usan coetáneamente. Resulta difícil, por tanto, hablar de gramaticalización. La tercera razón adelantada para explicar la gramaticalización de soler es que, «no se conjuga ni en pretérito indefinido ni en los tiempos compuestos. En este sentido, esta perífrasis muestra un avance considerable en el proceso de gramaticalización» (cf. Camus 2004: 528), hasta limitar su ocurrencia a tiempos compatibles con el contenido aspectual frecuentativo vinculado por dicha perífrasis. Es cierto que no aparece nunca en pretérito (*solio), ni en futuro (*soleré), ni en ningún tiempo del subjuntivo (*soliera), pero debe advertirse que nunca, en la historia de la lengua, ha aparecido solere en alguno de estos tiempos. Por lo tanto, no es un proceso evolutivo. Efectivamente, en latín, solere ya es defectivo, al menos en su uso, puesto que se emplea con muy pocos tiempos. Así, como comenta el gramático latino Flavio Sosípater Carisio (siglo IV) en el capítulo sobre los defectivos, «soleo no tiene ninguna forma verbal de futuro» 20 . Desde ese punto de vista, no puede hablarse de gramaticalización, ya que diacrónicamente, no se produce ningún cambio. Para terminar, si nos atenemos a las definiciones que se dan para la gramaticalización, nos damos cuenta de que soler no sigue los patrones de dicho concepto 21 . Eckardt (2012: 2675) define la noción de gramaticalización de la siguiente forma: «grammaticalization is a change where a word with independent content, […] develops a new use with a comparatively more dependent, more abstract content, changed word class, typically of a functional nature, e. g. auxiliary, modal, functional word or even affix». De atenernos a esta definición, resulta difícil aplicar el concepto de gramaticalización a solere, ya que no desarrolla ningún contenido más abstracto ni más gramatical; incluso, en castellano antiguo parece tener un sentido más abstracto y más gramatical que en castellano moderno. Del mismo modo, si seguimos la definición de Fernández Martín (2013: 96), «la gramaticalización alude a la transformación paulatina de una palabra léxica en un morfema gramatical afijo o de una estructura gramatical en otra estructura más gramatical», como tener > tener de 19 Dice Eberenz (2013: 616) que «la posición del pronombre no dependía de la forma verbal a la que acompañaba, sino de factores prosódicos y sintácticos». 20 Cabré (2019: 27). 21 Véase la amplísima biografía sobre el tema. (Heine/ Claudi/ Hünnemeyer 1991, Heine/ Kuteva 2002, Heine/ Miyashita 2006, Hopper 1991, Hopper/ Traugott 1993/ 2003, Eckardt 2012, Fernández Martín 2013, Garachana 2016). 269 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? o ir > ir a. Tampoco parece adecuarse con la definición de la gramaticalización, puesto que soler nunca ha sido un verbo pleno 22 . No es una unidad léxica plena que haya desarrollado más tarde un uso gramatical perifrástico como tener o ir, sino que ya, en latín, constituía una perífrasis. En vista de estos análisis, concluimos que no podemos hablar de la gramaticalización de soler, aunque su lectura difiera en castellano medieval y observemos un cambio semántico. Creemos que el supuesto valor redundante no alterna con el valor frecuentativo, sino que procede del valor actitudinal o caracterizador de soler en castellano medieval. Nosotros postulamos que, en sus orígenes, soler no tiene ningún valor frecuentativo sino un valor actitudinal. El valor frecuentativo se desarrollará más tarde hasta imponerse como rasgo propio de soler. 4. Propuesta Nuestra hipótesis consiste en postular que el valor originario de soler es un valor actitudinal. Expresa una costumbre vista no como un evento iterado, sino como una propiedad inalienable prototípica, caracterizadora del sujeto. Comprobaremos que hasta el siglo XV, soler se usa, en gran mayoría, con sujetos genéricos y verbos estativos o de sentido pasivo. La perífrasis evoluciona, pasando de un sentido pasivo/ estativo -- expresar la costumbre como una propiedad/ estado permanente- - a un sentido activo -- poseer una costumbre como el resultado de la repetición de un evento o una situación--. Al comienzo, describe una propiedad y se usa en los enunciados genéricos. Con el tiempo, se va temporalizando: los sujetos designan a entidades cada vez más individualizadas y los verbos en infinitivo se hacen cada vez más dinámicos. Soler adquiere rasgo temporal y frecuentativo, haciendo que la predicación entre sujeto y verbo en infinitivo no siempre sea posible. En esta parte, explicaremos qué debe entenderse por valor actitudinal. Después, mostraremos en qué medida se temporaliza la perífrasis. Terminaremos explicando que, al adquirir sentido frecuentativo, se desarrollan intervalos en que no se establece ninguna predicación entre el sujeto y el verbo en infinitivo. Soler bloquea la predicación. 4.1. Valor actitudinal Recordemos que la mayoría de los autores afirma que, en castellano antiguo, soler cobra valor frecuentativo o valor redundante. Nosotros compartimos, con Artigas 22 Entendemos por verbo pleno un verbo intransitivo o transitivo (ir > ir a o tener> tener que). No consideramos que solere sea pleno en latín en el siguiente ejemplo «Tu quod saepe soles» (‘tú, cosa que sueles (hacer) a menudo’), puesto que, necesariamente, se sobreentiende un infinitivo (hacer), y esto muestra que ya constituye una perífrasis. Axelle Vatrican 270 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 (2019: 51-52), la idea según la cual solere, en latín, ya tiene valor caracterizador, asignando una propiedad de tipicidad al individuo. Postulamos que soler, en castellano antiguo, en todos los contextos, cobraba valor caracterizador: carece de tiempo y tan solo caracteriza al objeto, asignándole una propiedad tipificadora. Es actitudinal. Un verbo es actitudinal si convierte una actividad dinámica en propiedad caracterizadora del sujeto. Havu (1997: 314) define la actitudinalidad como «una categoría aspectual que presenta una situación como inherente al sujeto» y Martínez Atienza (2004: 351) precisa que los actitudinales «predican actividades de un determinado sujeto que han pasado a caracterizarlo» 23 . Para distinguir entre habitualidad y actitudinalidad, retomamos las palabras de Havu (1997: 314), para quien «la habitualidad hace resaltar la existencia de las situaciones individuales, que producen todas juntas la imagen de una situación habitual» mientras que «la actitudinalidad expresa más bien la posibilidad o capacidad de realizar la acción». De este modo, en (20), canta es actitudinal si se interpreta como «lo propio de Juan es cantar»: (20) Juan canta > Lo propio de Juan es cantar. A modo de ejemplo, propondremos que, en castellano medieval, el enunciado (21), que combina un sujeto agentivo (madre) con un verbo dinámico (traer), no debe leerse como ‘una madre trae a su hijo pequeño casi siempre, en la mayoría de los casos’, sino como ‘lo propio de una madre es traer a su hijo pequeño’. El predicado «traer a su hijo pequeño», aunque sea dinámico, no se lee como un evento iterable, sino como la característica que define a la madre. (21) Tómalos en tu seno, como la madre suele traer al su fijo pequeñuelo (hist.es.13.2) Esto nos lleva a formular la hipótesis de que soler, en su origen, no expresa la frecuencia sino la permanencia. La cuestión de la definición de la noción de hábito a partir de la permanencia o de la repetición la comenta Comrie (1976: 27-28). Este autor explica que la noción de hábito no tiene por qué implicar siempre repetición, ya que en inglés, puede decirse The Temple of Diana used to stand at Ephesus (‘El Templo solía estar en Efesio’). En este ejemplo, el hábito describe simplemente, según este mismo autor, «a situation which is characteristic of an extended period of time, so extended in fact that the situation referred to is viewed not as an incidental property of the moment, but, precisely, as a characteristic feature of a whole period». Postulamos que el latín y el castellano antiguo expresan el hábito a partir de la per- 23 Según Camus (2011: 7), «se trata originalmente de predicados de actividad --dinámicos, por tanto--, que desarrollan una interpretación estativa a partir de la iteración y repetición de un evento en idénticas condiciones. De este modo, la actividad no sólo se convierte en habitual sino que esa misma repetición típica se adopta como característica definitoria y pasa a describir propiedades permanentes del sujeto del cual se predica, propiedades que son obviamente estáticas» (cf. Bertinetto 1986, Rodríguez Espiñeira 1990). 271 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? manencia, no a partir de la repetición del evento. Añadamos que probablemente esta idea de permanencia (actitudinalidad) esté contenida en muchas otras lenguas romances: Montserrat (en prensa) lo comenta para el catalán antiguo, y el Trésor de la Langue Française da la siguiente definición para el verbo souloir 24 : «exprime l’action habituelle, la permanence». En español antiguo, soler cobra un valor actitudinal: expresa el hábito visto como una característica inherente al sujeto, no como una propiedad adquirida, tras haberse repetido un evento en múltiples ocasiones. Poco a poco, la perífrasis va cambiando y adquiriendo valor temporal, esto es, valor frecuentativo. Se temporaliza. 4.2. Temporalización Comprobaremos en nuestro corpus que, al principio, soler carece de todo rasgo temporal. Poco a poco va adquiriendo un sentido frecuentativo: los sujetos son cada vez más agentivos o individualizados y los verbos, dinámicos. En castellano medieval, bien sea el sujeto individual (aquel río) en (22), bien sea genérico (el enemigo) en (23), se lee como ‘ser lo propio de’ (valor actitudinal). (22) E allí solié venir aquel río Ínaco de Grecia (hist.es.13.2) (23) Suele el enemigo malo corromper los coraçones de los omnes et meter entrellos venino mortal (leg.es.13.3) Hay que esperar al siglo XVII para encontrar un enunciado donde soler cobre valor frecuentativo. En los ejemplos (24) y (25), bien sea el sujeto individual (don Pedro de Noche), bien sea genérico (el título de catedrático), debe repetirse el evento de cantar o el de ser honorífico: (24) que llamaban don Pedro de Noche, por las canciones que componía, y solía cantar en tinieblas dulcemente (hist.es.17.1-5) (25) el título de catedrático solía ser puramente honorífico (hist.es.19.1) Observamos que la lectura genérica existe en ambas épocas, pero, en realidad, los dos tipos de genericidad difieren. 4.3. Dos tipos de genericidad La genericidad existe tanto en castellano antiguo como en castellano moderno, pero formulamos la hipótesis de que debe interpretarse de forma distinta. El ejemplo (26) significa que lo propio del enemigo malo es corromper los corazones, y no que, si uno es un enemigo malo, casi siempre corrompe los corazones. El enunciado (27), 24 El verbo francés souloir deja de usarse muy pronto. Aunque La Fontaine lo siga utilizando en sus Fábulas en el siglo XVII, ya en su época, era considerada como una forma arcaica. Axelle Vatrican 272 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 donde aparece soler en su uso moderno, no significa que lo propio del título de catedrático sea ser honorífico, sino que, en la mayoría de los casos, el título de catedrático es honorífico. (26) Suele el enemigo malo corromper los coraçones de los omnes et meter entrellos venino mortal (leg.13.3) (27) el título de catedrático solía ser puramente honorífico (hist.es.19.1) Mediante el siguiente ejemplo, formularemos nuestra hipótesis de interpretación comparando el uso antiguo con el uso moderno: (28) Una madre suele perdonar. Tanto en el uso antiguo como en el moderno, la lectura es genérica porque una madre no designa a ningún individuo concreto, sino a una clase de individuos. En la lectura antigua, (28) significa que lo propio de una madre es perdonar. El infinitivo designa una propiedad definitoria, caracterizadora del sujeto. Como hemos dicho, se asemeja a la lectura actitudinal, puesto que la acción, aunque sea dinámica (perdonar), se convierte en estado. En la lectura moderna, se entiende como ‘lo esperable en una madre es que perdone’, es decir, en términos más formales, si x es una madre, casi siempre perdona, pero, como hemos dicho, no se descartan posibles excepciones, esto es, madres que no perdonen. Las dos interpretaciones son genéricas, pero en la primera, la relación de predicación entre madre y perdonar siempre es válida (‘una madre perdona’) mientras que en el segundo caso, la relación de predicación no siempre es válida (‘una madre casi siempre perdona’). Puede recurrirse a la noción de norma general y de norma individual para expresar el contraste entre ambos usos 25 . La norma general permite comparar al individuo respecto a los otros individuos y la norma individual permite comparar un determinado estado del individuo con su estado habitual. En castellano antiguo, una madre suele perdonar expresa que respecto a los otros individuos, una madre se caracteriza por perdonar. Es la norma general. En castellano moderno, una madre suele perdonar expresa que lo normal, respecto a cómo debe ser una madre, es que perdone, aunque no lo haga siempre. Se define como la norma individual. También difieren en que, en el primer caso, se hace una lectura genérica total o prototípica de soler mientras que en el segundo caso se hace une lectura genérica parcial 26 . En el primer caso, el sujeto madre designa al prototipo de la madre, es decir, al ejemplar más representativo de la clase. El prototipo se define, según Krifka (1995: 46), de la siguiente forma: «the most representatives of a concept are called prototypes». Aparece en frases caracterizadoras que expresan «principled generalizations over the entities of a class, and do not capture mere accidental facts about them». La 25 Esta es la diferencia que se destaca entre ser y estar, según Falk (1979). 26 Puede hablarse de «toto-genéricos» y «parti-genéricos», según Leonetti (1999). 273 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? lectura es prototípica porque, aunque haya excepciones, solo se atribuye la propiedad (perdonar) al prototipo de la clase (una madre), no a cada uno de los ejemplares que forman la clase. Para aclararlo, se entiende que si decimos los españoles son alegres, no significa que cada uno de los ejemplares de la clase de los españoles sea alegre, sino que el prototipo del español es ser alegre. Se correspondería con el sentido de soler en castellano antiguo. En cambio, en la lectura genérica parcial, propia del castellano moderno, se hace una predicación para cada ejemplar de la clase: si x es una madre, perdona o, dicho de otro modo, una madre perdona casi siempre, pero, a veces, una madre no perdona. No se predica perdonar de todos los ejemplares de la clase madre; quedan unos pocos fuera de la predicación. Surgen intervalos en que no hay predicación entre una madre y perdonar. 4.4. Intervalos en que no hay predicación En su uso moderno, soler permite visualizar, es decir, vincular intervalos en que la acción no se realiza. Si decimos Juan suele cantar, lo que se repite es el evento de Juan involucrado en el proceso de cantar. Se predica de Juan que casi siempre canta, ya que, como hemos dicho, para que pueda repetirse el evento, debe realizarse y dejar de realizarse: se visualizan intervalos en que Juan no canta 27 . Soler implica repetición y bloquea la predicación universal. En la lectura genérica, ocurre lo mismo. Si decimos un poeta suele ser un hombre normal, predicamos de un poeta que, en la mayoría de los casos, es un hombre normal, pero se visualizan o presuponen intervalos en que no se predica dicha propiedad de un poeta. Soler, por tanto, implica excepciones y bloquea la predicación universal. En esta segunda parte, hemos presentado nuestra propuesta, diciendo que, en su origen, soler tiene valor caracterizador o actitudinal, ya que expresa un hábito asignándole a un objeto una propiedad permanente, vista como tipificadora. El infinitivo designa una propiedad y no un evento que se repite. Poco a poco, el infinitivo va temporalizándose, al designar un evento cada vez más dinámico. La lectura frecuentativa surge poco a poco, introduciendo intervalos en que no hay predicación entre el sujeto y el infinitivo. Comprobaremos ahora con el análisis histórico de soler + infinitivo cómo, a lo largo de los siglos, se ha producido el cambio semántico 28 . 27 No podemos aquí dilucidar el problema de la visualización o no de los intervalos entre cada evento. Nosotros mantenemos que la noción de frecuencia de un evento obliga a visualizar o presuponer intervalos en que no se realiza la acción. 28 Siguiendo a Coseriu (1977), hablaremos aquí de cambio semántico y no léxico puesto que surge un cambio semántico cuando persiste el lexema y varía diacrónicamente el semema, y un cambio léxico cuando se mantiene el mismo semema, pero cambia el lexema que lo manifiesta. Axelle Vatrican 274 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 5. Análisis del siglo XI al siglo XV 5.1. Caracterización general Presentaremos brevemente la evolución de la perífrasis comentando los dos cuadros que ofrecemos a continuación. En el cuadro 1 se deja constancia de la frecuencia de aparición de soler según el género textual: historiográfico (hist), legal (leg), notarial (not), narrativo (nar), teatral (tea), ensayo (ens), técnico (téc), poético (poé), prensa (pre), diálogos (diá), discursos políticos (disc), epistolar (epi), sapiencial (sap). His Leg Not Nar Tea Ens Téc Poé Pre Ora Diá Disc Epi Sap XI 2 XII 6 6 XIII 43 104 10 2 35 XIV 77 19 7 10 0 18 XV 46 95 3 13 23 53 54 XVI 294 20 4 18 5 8 58 22 89 186 XVII 292 0 0 195 21 48 13 24 XVIII 2 1 1 50 5 41 5 2 7 8 XIX 144 0 1 237 4 5 44 0 11 XX-XXI 45 4 0 36 2 4 3 47 0 1 Cuadro 1: Frecuencia de aparición de soler según el género textual Observamos que soler se usa principalmente en los textos historiográficos: el número de ocurrencias aumenta, pasando de 46 en el siglo XV (his: 46) a 294 en el siglo XVI (his: 294), y a 292 en el siglo XVII (his: 292). Se traslada, después, al género narrativo, aumentando de forma notable en el siglo XIX (nar: 237). El cuadro 2 nos permite ver en qué época y bajo qué forma el número de ocurrencias es el más alto. Suele Solía Solido Soler Usar (de) Acostumbrar XI 2 0 0 0 0 0 XII 6 6 0 0 0 0 XIII 140 11 0 0 7 14 XIV 71 60 0 0 8 0 XV 185 102 0 0 3 148 XVI 476 224 0 0 0 222 XVII 440 154 0 1 0 93 275 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? XVIII 113 7 1 0 0 19 XIX 171 266 8 0 0 43 XX-XXI 169 41 2 0 1 135 Cuadro 2: Número de ocurrencias por siglo Observamos que las formas de presente (suele) y de pretérito imperfecto (solía) son las más numerosas y que sus ocurrencias se incrementan de forma notable a partir del siglo XVI. Se recogen, en el siglo XVI, 476 ocurrencias de suele y 224 de solía. Después, aunque sufra un ligero descenso, se observa una frecuencia alta de uso en el siglo XIX, con 171 ocurrencias de suele y 266 de solía, y en los siglos XX-XXI, 169 ocurrencias de suele y 41 de solía. Presentaremos, ahora, un análisis más detallado de los usos de soler en cada época. 5.2. Frecuencia de soler según el género textual del siglo XI al siglo XV En esta parte, expondremos en qué tipo de textos aparece soler con mayor frecuencia. Del siglo XI al siglo XV, soler + infinitivo aparece mayoritariamente en los textos legales (224 ocurrencias) y en los textos historiográficos (166). Se documenta asimismo bastante en la literatura sapiencial (107), pero escasea en los textos notariales (28), en los textos técnicos (siglos XIII, XIV, XV: 65), en el teatro (siglo XV: 23) y en la narrativa (siglo XV: 13). Puede decirse que, hasta el siglo XIII, la perífrasis soler + infinitivo se usa principalmente en los textos legales (110). A partir del siglo XIV, se extiende su uso a los textos historiográficos (siglo XIV: 77, siglo XV: 46). Esto no debe sorprendernos, puesto que sabemos que, hasta el siglo XV, la prosa de tipo doctrinal y didáctico así como la de tipo histórico es abundante; es a partir del siglo XV cuando se observa una «multiplicación y diversificación de los textos», como dice Santiago Lacuesta (2013: 535). La idea que se destaca de este amplio corpus, que abarca los siglos XI a XV, es que predomina la lectura genérica, de tipo caracterizador. Ante todo, soler + infinitivo sirve para describir cómo son o cómo eran las cosas desde el punto de vista de la ley. En (29), se describe cómo son las mujeres y en (30), cómo deben cazarse las aves: (29) Porque las mugieres suelen lexar los maridos a menudo con amor delos Reyes (legal.13.3) (30) Las aues se suelen prender con arteria & con maystreia (leg.13.7-2) También, desde un punto de vista historiográfico, mediante el uso de soler, se describen situaciones que se daban antes y ya no se dan: Axelle Vatrican 276 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 (31) E éstos fizieron primeramente moneda con que compravan las cosas, ca ante d’esto non las solién comprar, mas camiavan una por otra (hist.es.13.2) (32) e aun muestra que assí solié seer en el comienço de la cristiandad, cuando los cristianos eran aún pocos. (hist.es.13.2) 5.3. Lectura de soler del siglo XI al siglo XV En este apartado, intentaremos interpretar la perífrasis. En la Edad Media, soler expresa un estado de cosas, la existencia, las verdades eternas, tal y como muestran (33) y (34): (33) Saberes que los omnes buenos suelen auer (sap.es.13.3) (34) Munchas vezes los fijos suelen ser semejantes a sus padres (hist.es.15.3) La lectura que predomina es la lectura genérica. Describe una situación de naturaleza genérica, esto es, un estado de cosas que no se ancla en el espacio ni en el tiempo, sino que puede darse en cualquier momento del tiempo. Es una lectura prototípica, caracterizadora, de tipo actitudinal. Los hombres se caracterizan por poseer estos saberes en (33) y los hijos se caracterizan por parecerse a sus padres en (34) 29 . Al ser genérica, los sujetos son inespecíficos y los verbos, estativos o de sentido pasivo. Dicho de otro modo, el sujeto de soler designa la cosa a la que se atribuye la propiedad, no el agente volitivo de la acción. Aparece a menudo en presente. Esto tiene como consecuencia, entre el siglo XII y el siglo XV, la presencia de numerosos sujetos en plural no animados (cosas, pleitos, enfermedades, batallas), seguidos de un verbo de sentido pasivo (ser pensadas, ser oydos, acaecer, seyer uencidas), como se observa en los ejemplos (35) a (38), (35) Segunt que las cosas suelen ser pensadas (leg.13.7-1) (36) suelen ser oydos los pleitos (leg.13.7-1) (37) Ni las otras enfermedades que les suelen acaecer quando los crian (téc.es.13.2-2) (38) Et aun porque las batallas suelen liugeramente seyer uencidas (hist.es.14.2) o la combinación de sujetos animados (omnes, fijos) con verbos estativos (auer, ser semejantes, ser enbidiosos): (39) Saberes que los omnes buenos suelen auer (sap.es.13.3) (40) Munchas vezes los fijos suelen ser semejantes a sus padres (hist.es.15.3) (41) & aun sin esto suelen ser enbidiosos dela buen andança delos otros (leg.es.13.5-1) 29 Nótese que aquí, se añade munchas vezes, lo cual probablemente signifique que suelen, por sí solo, no vincula la noción de repetición, sino que tan solo caracteriza a unos individuos, aquí, los padres. 277 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? Si el sujeto es singular, bien sea animado, bien sea no animado, describe una clase de objetos, un prototipo. En los ejemplos (42) a (48), la moçedad, el oro, la madre, el buey, tal persona, el çiego, el diablo designan prototipos, no objetos concretos: (42) a algunos deleytes que la moçedad suele demandar & la honestad deue negar (hist. es.15.1) (43) Este varon supo bien quanta fuerça suele fazer alas vezes el oro a la justicia (hist. es.15.1) (44) Como la madre suele traer al su fijo pequeñuelo (hist.es.13.2) (45) Como suele el buey pacer las yerbas y roerlas (hist.es.13.2) (46) Acaesçio asi porque el diablo suele ordyr todas las cosas malas (sap.es.14.1) (47) Esto es uerdat si es tal persona que suele tomar hussuras de su aver (leg.es.12.1) (48) Assi como suele fer el çiego en las teniebras (leg.es.13.2) Como se ha dicho, la predicación se hace entre el prototipo designado por el nombre: la moçedad en (42) o el buey en (45), por una parte, y el verbo demandar o pacer, por otra. Como su valor es genérico, se observa el frecuente uso de soler en construcciones impersonales, es decir, con verbos unipersonales o frases hechas: (49) Suele auer lobos et ladrones muitas vezes (leg.es.13.7.2) (50) Suele acaesçer que cada uno de ellos (sap.es.13.3) (51) Mas commo suele ser que las bien andanças fazen a los omnes mudar las costumbres (hist.es.14.8) Cabe apuntar que el hecho de que soler aparezca con verbos unipersonales, desde el siglo XII, refuerza la hipótesis según la cual, desde siempre, ha sido perífrasis; efectivamente, para Garachana (2017: 218), «el cumplimiento de uno de los criterios básicos de la perifrasticidad», es la construcción con sujetos inanimados y construcciones impersonales, lo que precisamente comprobamos en nuestro corpus. Si el sujeto es individual y designa a un individuo u objeto concreto, en la mayoría de los ejemplos encontrados, el verbo es pasivo o estativo, lo que parece producir una lectura redundante o durativa (cf. Yllera 1980, Uría 1978, Coello Mesa 2001). La supuesta lectura redundante aparece mayoritariamente en imperfecto: era así antes, y ya no lo es en el momento en que cuento la historia. Observemos el ejemplo (52): (52) En esto llego al Rey un moro delos que estauan en la villa mucho viejo que auia mas de ciento años. E dixo senor que ouiste comigo que yo solia bevir en Sevilla seyendo en ella casado (hist.es.15.3) En este enunciado, el sujeto es animado y el supuesto efecto redundante se debe a la naturaleza aspectual estativa del verbo vivir; sin embargo, cabe advertir que, en el Axelle Vatrican 278 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 relato, es otro protagonista, un moro «de ciento años», quien presenta al hablante dando sus características: ‘dixo señor que yo solia bevir en Sevilla y ser casado’. Parece que soler vincula más bien un contenido léxico que permite caracterizar al protagonista y distinguirlo de entre los demás: en aquella época, «dijo que yo me caracterizaba por vivir en Sevilla». En este sentido, se aproxima al inglés moderno I used to live en Sevilla. Si el sujeto es no animado y el verbo es activo, la falta de carácter agentivo o voluntario del sujeto (el río, el agua) impide que se repita el evento. El infinitivo se lee como una propiedad permanente (‘i-level’) y no como un evento (‘s-level’). Respecto a los otros ríos, aquel río se caracterizaba por venir de allí en (53) y el agua por correr por allí, en (54): (53) E estos cinco son todos como cabdales. E vienen ý otros muchos ríos menores que se acogen a éstos, e caen todos en la mar por ó les acaece. E allí solié venir aquel río Ínaco de Grecia. (hist.es.13.2) (54) Aquel lugar si por este destaiamiento se sintiesse algund vezino por agraviado o por perdidoso puede apremiar a aquel en cuya heredad fizo el estanco que faga de dos cosa la una o que lo alinpie o abra aquel lugar por do solia correr el agua (leg.es.15.1- 2). Para apoyar nuestra tesis, haremos hincapié en el contexto. En (53), el hecho de mencionar otros muchos ríos menores, en la frase anterior, parece abogar a favor del argumento según el cual solié venir permite caracterizar a este determinado río Inaco de Grecia respecto a los otros ríos menores. Del mismo modo, en (54), texto de ley que versa sobre la herencia, solia correr permite caracterizar de forma permanente al sujeto agua, y no describir una acción vista en su transcurso. Si el sujeto es animado y el verbo estativo, ocurre algo similar: (55) E ella, que solié seer caçadora (hist.es.13.2) (56) seyendo el fijo enel lugar do solia morar su padre (leg.es.15.1-1) Encontramos pocas construcciones formadas con un sujeto individual agentivo y un verbo dinámico (cf. Juan suele acostarse tarde). El sujeto no parece poder tener control sobre la acción. Como se ha dicho en la primera parte, el infinitivo describe una propiedad y se lee como un estado permanente (de i-level). La lectura parece seguir siendo la lectura pasiva que se hacía en latín, de modo que si el sujeto es animado con un verbo activo, la lectura es caracterizadora. Hay que entender (57) como «se caracterizaba por dar tributo» y (58), como «se caracterizaba por llamarse rey de Mallorcas». (57) E Felipo solia dar tributo a Dario rey de persia una quantidad saboida cada año una gallina de oro con polos fechos (sap.es.13.2) 279 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? (58) Con don iayme que se solia llamar rey de Mallorcas (hist.es.14.6) (59) Con mayor esencion & libertad que primero solia gobernar (hist.es.15.1) (60) Un mercader que solia comprar esclavos passaba acerca de aquella heredad (sap. es.15.2) (61) Era omne que solia reyr con ellos (sap.es.13.2) Si el sujeto es plural, se predica la acción de cada una de las entidades: «todos pagaban» en (62) y todos guerreaban en (63): (62) Solian pagar sendos rovos de trigo a la dita pecha (not.es.14.11) (63) Los quales solian guerrear delante los muros de Cartagine (hist.es.14.5) Varios argumentos nos orientan hacia esta lectura caracterizadora. El primero es el escaso número de enunciados con sujetos individuales en comparación con los enunciados genéricos. El segundo es que yo suelo, en primera persona, no se usa casi nunca. En nuestro corpus, aparece una sola vez, en el siglo XIV («suelo dezir al Rey et preguntol si le plazia que fablas conellos», hist.es.14.6) y, hasta el siglo XIX, es de escaso uso. El tercero es que, en numerosos casos, el autor añade un adverbio o locución adverbial para expresar la frecuencia (muchas veces, a menudo, lo más del tiempo, nunca, siempre) como si soler, por sí solo, no bastara para expresarlo: (64) Munchas vezes los fijos suelen ser semejantes a sus padres (hist.es.15.3) (65) Porque las mugieres suelen lexar los maridos a menudo con amor de los reyes (leg. es.13.3) (66) E en aquella aldea Mo era el palacio o solié morar Ofessia la reina lo mas del tiempo (hist.es.13.2) (67) Lo que ellos nunca solian sofrir (Conde Lucanor, en Coello Mesa: 72) (68) La palabra que él siempre solia decir (Conde Lucanor, en Coello Mesa: 122) Se observará que, en (64), la locución adverbial muchas veces funciona como un adverbio de frase, equivalente a «con frecuencia, los hijos se caracterizan por ser semejantes a sus padres». La locución, muchas veces, colocada al principio de la frase, le da el sentido de frecuencia al enunciado. Si lo quitamos, obtenemos un sentido próximo a «los hijos se caracterizan por ser semejantes a sus padres». En (65), el adverbio, a menudo, solo modifica a con amor a los reyes. En (66), lo mas del tiempo seguramente le dé también a la frase el sentido de frecuencia del que carecería si lo quitáramos. Puede añadirse que, para el catalán, Montserrat (en prensa) apunta que, probablemente, el cambio de soler hacia un valor frecuentativo se deba al uso de numerosos adverbios que sí expresaban frecuencia pero que, por inferencia, acabaron cambiando el significado de soler, lo que no podemos descartar para el castellano. Axelle Vatrican 280 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 El cuarto argumento es que, en esa época, existen otros verbos para expresar el hábito a partir de la repetición: usar y acostumbrar 30 . A diferencia de soler, se aplican a individuos y se anclan en el tiempo. La conjugación de acostumbrar permite suplir los tiempos en que no se usa soler. Esto deja entender que acostumbrar no describe un estado permanente, sino el proceso de adquirir la costumbre, razón por la cual podemos encontrarlo en imperativo, (69) E acostumbrad vos de honrrar los buenos & los malos (sap.es.13.2) en pretérito compuesto, (70) Pierden aquel miedo que an acostumbrado de aver (téc.es.13.2-1) en pretérito simple, (71) pero los otros portadgos que antiguamente acostumbraron los reyes a tomar para sí en algunos lugares (leg.es.15.1-2) Parece que el sentido frecuentativo, en castellano medieval, lo tiene acostumbrar: (72) para los que no acostumbran beber vino (téc.es.15.3) Incluso encontramos ejemplos como (73), en que aparecen conjuntamente soler y acostumbrar, el primero, para expresar que posee la costumbre desde siempre, el segundo, para mostrar que el protagonista se ha visto poco a poco involucrado en el proceso de acostumbrarse: (73) En tal caso los omnes suelen dizir o han acostumbrado de dizir por tal que los omnes se quaten (leg.es.13.7.2) Podemos formular la hipótesis de que soler y acostumbrar, en esa época, forman un par en distribución complementaria: soler expresaría la caracterización y lo genérico, y acostumbrar, lo individual y frecuentativo 31 . 30 Yllera (1980: 202) menciona también el dudoso caso de vesar/ avesar, de uso muy escaso en la literatura y que, por tanto, no comentaremos. 31 Esta distinción está presente en otras perífrasis en castellano medieval. En efecto, puede establecerse un paralelismo con el par tener de/ haber de: tener de expresaba la obligación personal y haber de, la existencial, según Garachana (2017: 198). Dice «[a]sí, haber de + infinitivo cada vez ocupa más ámbitos semánticos vinculados a la obligación atenuada, a la obligación impersonal […]. En cambio, tener de + infinitivo está más ligada a la obligación orientada hacia los seres humanos». Se formula un deber aplicado a un ser individual, tal y como lo hace probablemente acostumbrar con el hábito. Haber de en cambio, expresa cómo deben ser las cosas y expresa la obligación impersonal. Como dice Hernández (2017: 168): «haber ø/ a/ de + infinitivo no expresan prototípicamente obligación, sino mayoritariamente necesidad de que un evento se produzca, al ser impersonales». Ofrece una lectura pasivo-genérica que se parece a la lectura caracterizadora de soler usado, en la 281 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? 5.4. Construcciones de soler del siglo XI al siglo XV En esta parte analizaremos cómo se construía la perífrasis. Lo que caracteriza la lengua del siglo XI al siglo XV es la relativa independencia sintáctica del verbo. 1. Soler se usa, en una gran mayoría de casos, después de como o dentro de una subordinada relativa. Sirve para dar las características de un objeto o individuo, describiéndolo mediante una relativa en (74) o estableciendo una comparación con como en (75): (74) Las barbas que solian en aquel tiempo traer luengas (hist.es.15.2) (75) Como la madre suele traer al su fijo pequeñuelo (hist.es.13.2) 2. Como en latín, soler puede usarse sin verbo en infinitivo: (76) a te petam consilium, ut soleo-= te pediré consejo, como de costumbre. La expresión como solié --calco del latín-- es sumamente frecuente hasta el siglo XIII. Resulta ser una expresión muy usada en la prosa medieval, en particular en la historiografía, como demuestran los siguientes ejemplos: (77) E tornaronse los omnes a labrar como solién (hist.es.13.2) En muchos casos, se sobreentiende un verbo infinitivo que puede o no haber sido anteriormente mencionado: (78) E dexo aquellos paños e vistio los que solié (hist.es.13.2) (79) E conocio mas que solié el poder de Dios (hist.es.13.2) (80) si los cabellos d’aquel logar se tornavan blancos e mas delgados que solién (hist. es.13.2) 3. Puede ir coordinado con el verbo acostumbrar. Tal y como hemos dicho, acostumbrar permite suplir los tiempos de los que carece soler, lo que comprobamos aquí con el pretérito compuesto ha acostumbrado: (81) En aquellos lugares & no en otra manera suele & ha acostumbrado fazer. (hist.es.14.5) 4. Puede emplearse coordinado con otro verbo modal, deber o poder, (82) Aquel sennor qui solia o deuia prender aquel treudo. (leg.es.13.2) mayoría de los casos, como hemos dicho, en enunciados pasivos que describen estados de cosas permanentes. Axelle Vatrican 282 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 (83) O alguna delas otras cosas que se suelen et pueden contar o pesar o medir (leg.es. 15.1-2) como ya se hacía en latín: (84) que debet et solet exhiberi (not.es.13.14) 5. Se usa con un pronombre intercalado entre el auxiliar y el verbo auxiliado. Este es un rasgo propio de la sintaxis medieval, ya que encontramos pronombres enclíticos con otros auxiliares como poder en la prosa de López Ayala «e podríaslo antes perder» (cf. Eberenz 2013: 622). Se nos ofrecen dos casos: la posición enclítica, (85) Aunque algunas vezes gelo vedasse por palabra que suelen gelo defender (leg.es.15.1-1) (86) Do esta la vianda suelen lo algunos esto lançar enla nao o baçin do el Rey lança los uesos (téc.es.14.1) y la posición proclítica: (87) de guisa quelos otros que la solian aver no pudiesen regar sus heredades della assi como solian (leg.es.15.1-2) 6. Puede posponerse soler al verbo infinitivo: (88) Aquella atraccion tan bien de frialdad y flaqueza ser suele de mucha calor las mas vezes (téc.es.15.3) 7. La concordancia de soler con el nombre hace pensar que conserva cierta autonomía: (89) Porque sobre esto solian aver muchas disensiones (hist.es.15.3) Para concluir, se ha observado que, en el período que abarca los siglos XI a XV, semánticamente, soler describe una propiedad, una situación que no cambia y que caracteriza un estado de cosas. Permite destacar a un individuo u objeto de entre los demás. La mayoría de los enunciados aparecen en pretérito imperfecto o en presente, y son genéricos. Aunque una ínfima parte son individuales y designan a un individuo específico, no expresan la frecuencia sino que caracterizan al individuo. El sujeto no ejerce control sobre la situación. Sintácticamente, soler goza de cierta autonomía: puede aparecer sin infinitivo, con un pronombre enclítico, coordinado con otro verbo modal o postpuesto al infinitivo. Veamos ahora cómo evoluciona entre los siglos XVI y XVII. 283 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? 6. Análisis del siglo XVI al siglo XVII 6.1. Género textual del siglo XVI al siglo XVII Comenzaremos fijándonos en qué género textual aparece más soler entre los siglos XVI y XVII. De entrada, cabe señalar que en este periodo se observa un notable aumento del uso de soler. Se multiplica por dos el número de ocurrencias, pasando de 287 a 700 entre el siglo XV y el siglo XVI, de 700 a 594 en el siglo XVII. Se desplaza su uso de los textos legales hacia los textos historiográficos. Abundan los ejemplos en los documentos historiográficos tanto en el siglo XVI (294) como en el siglo XVII (292). En el siglo XVI, a los textos historiográficos se añade la literatura sapiencial (186) y en el siglo XVII, la narrativa (195). Escasea el uso de soler en los diálogos (siglo XVI: 22), los discursos políticos (siglo XVII: 13), los documentos epistolares (siglo XVI: 89 / siglo XVII: 24) y el teatro (siglo XVI: 5 / siglo XVII: 21). Desaparece de los textos legales, pasando de 20 en el siglo XVI, a 0, en el siglo XVII, probablemente por su falta de cardinalidad, poco compaginable con el discurso jurídico. Es el momento en que empieza a temporalizarse la perífrasis, es decir, a usarse con un sentido frecuentativo. 6.2. Lecturas de soler del siglo XVI al siglo XVII Intentaremos analizar las lecturas que puede hacerse de soler en los siglos XVI y XVII. La lectura genérica aún prevalece en la historiografía. Soler aparece con verbos de sentido pasivo (perderse, padecer) construidos con sujetos plurales (grandes empresas, los reinos), los cuales se caracterizan por sufrir la acción descrita, (90) Como suelen perderse grandes empresas por ligeras ocasiones (hist.es.16.1-1) (91) El estado destos reinos sin duda ninguna amenazaba mayores males y peligros que los que suelen padecer los reinos en sus mudanzas (hist.es.16.1-7) o con un sujeto singular (la dilación), en sentencias morales: (92) La dilacion suele ser remedio de algunos males (hist.es.16.1-10) La lectura genérica es casi exclusiva en la literatura sapiencial debido al significado caracterizador y absoluto de las sentencias morales, (93) Todas las generaciones delas personas les suelen obedecer (sap.es.16.2) (94) Ca por él [el amor] los omnes suelen çegar (sap.es.16.2) (95) por que la beudez suele enpobreçer los omes (sap.es.16.2) así como en la literatura epistolar : Axelle Vatrican 284 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 (96) Donde suele ser çierto el peligro. (epis.es.16.4) (97) Alli donde suele morir infinita gente (epis.es.16.1) (98) En cuanto a sus precios suelen ser altos y varios (epis.es.17.2) Sin embargo, aunque el sujeto sea no animado y genérico, en un número no desdeñable de casos, la naturaleza del infinitivo ha cambiado respecto a los siglos anteriores. En ocasiones, designa un evento dinámico. Esto significa que soler está cada vez más anclado en el tiempo, ya que los eventos tienen desarrollo temporal: (99) La fuerza de la obediencia suele allanar cosas que parecen imposibles (en.es.16.1) (100) sabiendo que aquel mar suele embravecerse mucho por ese tiempo (hist.es.17.1-4) (101) Porque le dejaron gran parte de los tormentos y dolores, que le solía causar la gota (hist.es.17.1-6) (102) No tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y no vees, sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta (nar.es.17.10). En los ejemplos (99) a (102), los predicados usados, allanar, embravecer, causar, ahorcar, son dinámicos y muestran que soler se construye cada vez más con verbos que designan eventos temporales. Se encuentran numerosos verbos dinámicos, en particular en los textos técnicos. La lectura redundante va desapareciendo. Son usos que, ya en el siglo XVI, se consideran arcaizantes, como atestiguan los ejemplos (103) y (104): (103) Robaron una casulla y un cáliz con que solía celebrar la misa (hist.es.16.1-8) (104) En las villas çerca delas quales el Rio suele correr (sap.es.16.2) La construcción de soler con un sujeto animado cambia. En el siglo XVI, se va desarrollando el uso de la lectura frecuentativa individual mediante la cual se predica la repetición de un evento de un mismo individuo. El verbo infinitivo designa un evento dinámico. El sujeto es animado y designa a un individuo específico. Por una parte, se compagina el auxiliar con un complemento que indica la frecuencia, como en los ejemplos (105) a (107): (105) Del que el rey solia usar muy a menudo (hist.es.16.1-11) (106) Alcala a dónde más ordinariamente solía residir Alazdrach (hist.es.16.1-2) (107) que estos malditos libros de caballerías que él tiene y suele leer tan de ordinario le han vuelto el juicio (nar.es.17.3) Apuntaremos que, en la mayoría de los casos, la locución adverbial aquí utilizada, a diferencia del castellano antiguo, ya no funciona como adverbio de frase, sino como 285 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? adverbio de palabra. En (105), muy a menudo solo modifica al verbo auxiliado usar, en (106), más ordinariamente modifica a residir, y en (107), tan de ordinario, a leer. Por otra parte, el número de verbos en infinitivo que refieren a un evento dinámico se ha incrementado en una proporción no despreciable, como se observa a continuación, en los ejemplos (108) a (111), donde aparecen los verbos adquirir, oponer, afeitar, cantar: (108) porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta (nar.es.17.9) (109) Dos hombres solos pudieron çerrar la boca à ta[n]ta gente Noble, que con ta[n]to brio se solia oponer à resoluciones de menos importancia! (disc.es.17.1) (110) ¿Quién me suele a mí afeitar sino vos? (nar.es.16.1) (111) Y solía cantar en tinieblas dulcemente (hist.es.17.1-5) Para terminar, cabe advertir que, tal vez, dicho cambio en la construcción de soler, no parece ser un fenómeno aislado ya que este puede observarse en la evolución de otras construcciones. Como soler, muchas perífrasis, en su origen, son genéricas. Se aplican a situaciones bastante estables o desprovistas de la noción de voluntad y se construyen con un verbo pasivo. Ya en latín se destacan numerosas construcciones impersonales de tipo pasivo. El carácter impersonal de las construcciones llama la atención de numerosos autores, entre los cuales Muller (1945: 30), quien dice que «la caractéristique la plus frappante du latin, c’est son impersonnalité». Efectivamente, observamos que se produce en latín un cambio similar al de soler. Como recuerdan Ernout/ Thomas (1984: §231), numerosas construcciones, en su origen impersonales, pasaron a ser personales, bien sea en latín, mihi dolet > doleo (me duele), bien sea en las lenguas romances, me paenitet > me arrepiento; me pudet > tengo vergüenza. Se produjo también un cambio similar en las construcciones modales, las cuales pasaron de ser impersonales a ser personales. La primera es la del participio futuro en -turus. Se usa con el verbo sum, esse, y por tanto se asemeja a una construcción pasiva. Expresa la inminencia o la necesidad de la acción: bellum scripturus sum > me propongo escribir la guerra. La segunda es la del gerundivo en -ndus, de sentido claramente pasivo, para expresar la acción que debe realizarse en el sujeto que la sufre: Epistola mihi scribenda > tengo que escribir una carta (una carta debe ser escrita por mí). Observamos que tanto los sentimientos (me pudet) como las nociones modales de volición (scripturus sum) o de obligación (scribenda), en su origen impersonales o de sentido pasivo, se expresan hoy con un sujeto personal agentivo (tengo vergüenza, quiero escribir, debo escribir). Nos parece ser esta evolución muy similar a la de la perífrasis soler, la cual pasó de un sentido pasivo/ genérico (las aves se suelen prender con arteria) a un sentido activo/ individual (Juan suele acostarse tarde). Axelle Vatrican 286 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 6.3. Construcciones de soler del siglo XVI al siglo XVII La sintaxis de soler cambia a lo largo de los siglos XVI y XVII. Observaremos cómo se construía. 1. El uso de soler sin infinitivo está desapareciendo, aunque se encuentran todavía casos en la narrativa, como el Quijote, o bien en el teatro, (112) Que las Yndias no son las que solian (epis.am.16.1) (113) el desposado entró en la sala sin otro adorno que los mesmos vestidos ordinarios que solía. (nar.es.17.5) (114) Quedo consolado, que no me pudrira el vulgo como suele (teat.es.17.1) (115) Y temo que a hazer ha ido alguna de las que suele (nar.es.17.4) 2. La interpolación aún es posible. Aunque, en principio, está desapareciendo este fenómeno hacia 1450, como apuntan Nieuwenhuijsen (1995) y Castillo Lluch (1996), todavía pueden intercalarse elementos entre el verbo auxiliar y el verbo auxiliado, como les aquello, en (116), o a los caçadores de noche, en (117): (116) aquello que de dios toman retienen & por sus usos propios todo conservan lo qual uyendo dios suele les aquello quitar (sap.es.16.2) (117) & suele aun a los caçadores de noche alunbrar (sap.es.16.2) 3. La reduplicación del pronombre enclítico aparece con el pronombre aglutinado al auxiliar soler: (118) las tres mançanas de oro que son los tres bienes del mundo. Riquezas viçios & onores suelele ofreçergelas (sap.es.16.2) A partir del siglo XVII, se usa con frecuencia el pronombre enclítico aglutinado al infinitivo y no al auxiliar: (119) Suele la política dexarles empeñar en la obediencia (disc.es.17.1) 4. Todavía se usa acostumbrar. Tiene un sentido incoativo (‘empezar a’): (120) se debe de acostumbrar a dar un pedazo de pan y queso, que esto fue lo que me dio mi señora Dulcinea (nar.es.17.6) Permite suplir tiempos como el pretérito simple, ya que la forma solieron es imposible, (121) decía que siempre él y sus predecesores acostumbraron a amparar a cualesquiere que se acogiesen a sus tierras. (hist.es.16.1-2) 287 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? el pretérito pluscuamperfecto, (122) Querellábase también porque no se le daban los derechos de la mayordomía del reino de Aragón que pretendía ser suyos y había acostumbrado llevarlos como mayordomo. (hist.es.16.1-2) o el presente de subjuntivo, por ser suelan una forma que no se usa: (123) lo más sensible es la picardía que se atrevió a usar conmigo, me ha parecido enterar a Vuestras Mercedes de ella porque no acostumbren con el buen celo que les asiste, recomendar sujetos de quien no tengan mucha confianza y satisfacción por lo que pudiere suceder etc. (epis.es.17.2) También suple personas. Se usa yo acostumbro, puesto que yo suelo aún no se utiliza: (124) En la forma que lo acostumbro hacer (epis.es.17.2) A modo de conclusión, puede decirse que semánticamente soler va temporalizándose. Se incrementa el número de construcciones con sujetos animados y verbos dinámicos. La lectura redundante ha desaparecido. Además, está desapareciendo su sentido pasivo. Va perdiendo su autonomía sintáctica: ya no puede usarse sin infinitivo. En el siglo XVII, se aglutina el pronombre enclítico al infinitivo. 7. Análisis del siglo XVIII al siglo XXI Analizaremos ahora la tercera y última época que abarca los siglos XVIII a XXI. Soler pasa a construirse con un número cada vez mayor de verbos activos y/ o dinámicos. El sujeto se vuelve más animado y más individual (específico). Adquiere cierto grado de control sobre la acción. No ha desarrollado otros tiempos aparte del pretérito compuesto ha solido, que aparece por primera vez en el siglo XVIII. Esta creación nueva demuestra su temporalización: lo que solía hacerse puede dejar de soler hacerse. Ancla, con mayor fuerza, la perífrasis en la coordenada temporal. 7.1. Género textual del siglo XVIII al siglo XXI Se observa un ligero descenso en el siglo XVIII seguido de un periodo de auge en el siglo XIX a la vez que se desplaza la perífrasis hacia el ámbito de la narrativa. En el siglo XVIII, en nuestro corpus Gradia, la frecuencia de aparición de la perífrasis conoce un ligero descenso. Suele pasa de 440 ocurrencias en el siglo XVII, a 113 en el siglo XVIII; solía pasa de 154 en el siglo XVII, a 7 en el siglo XVIII. En el siglo XIX, es el momento en que la perífrasis conoce cierto auge. Donde más se usa es en la narrativa (237), la historia (144), que es el género que más ocurrencias de soler ofre- Axelle Vatrican 288 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ce a lo largo de los siglos, y la prensa (44). Escasea en el género textual legal (0), teatral (4), político (0), epistolar (1). En los siglos XX-XXI, se mantiene esta tendencia, pese a que se usa con una intensidad menor. Los tres géneros donde más aparece soler son la historia (45), la narrativa (36) y el oral (47). Donde casi no aparece es en los textos legales (4), notariales (0), técnicos (4). Cambia su lectura a partir del siglo XVIII. Soler, por su falta de precisión (no cardinalidad), ya no aparece en los textos legales ni técnicos; en cambio, al construirse con un sujeto animado dotado de cierto control sobre la acción y un verbo dinámico que pueda repetirse, soler se convierte en una construcción más apta para describir acontecimientos --de ficción (narrativa) o reales (historia)-- que ocurren, se desarrollan, con protagonistas dotados de cierto grado de voluntad. 7.2. Lecturas del siglo XVIII al siglo XXI Entre los siglos XVIII y XXI, la perífrasis se temporaliza y se individualiza. Implica un mayor número de sujetos agentivos, con cierto control sobre la situación. Los verbos en infinitivo se vuelven más dinámicos: describen acciones o situaciones ancladas en el tiempo, limitadas y que, por tanto, pueden repetirse. Encontramos un mayor número de enunciados en los que soler se predica de un solo individuo u objeto. Se afianza la lectura individual. Si bien la lectura caracterizadora actitudinal ha desaparecido por completo (solía ser caçadora), la lectura genérica sigue muy presente a lo largo de los tres siglos. Así (125) equivale a ‘donde generalmente el hombre pierde todo encanto, pero no siempre’ o (127), a ‘el artista moderno por lo general era un revolucionario’: (125) Aquellos lugares donde el hombre suele perder todo encanto (nar.es.19.3) (126) Cada noble solía llevar en derredor de su caballo dos o tres chulos de a pie para distraer al toro (pren.es.19.16) (127) Sobre todo cuando el artista moderno solía ser además un revolucionario político (hist. es.20.1) (128) Estos atolondrados de chicos suelen plagarse de criaturas en un instante que da compasión. (teat.es.19.1) (129) Estas reacciones son muy infrecuentes y (…) suelen desaparecer en poco tiempo. (téc. es.21.2) En los enunciados (125) a (129), se predica una propiedad de una clase. El sujeto designa una clase, pero ya no es un prototipo sino un ejemplar cualquiera. Implica excepciones. En la lectura genérica, el verbo en infinitivo, en la mayoría de los casos, es dinámico (llenar, disparar, reírse) como observamos en los enunciados (130) a (132): 289 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? (130) La política de los militares […] solía llenar el vacío que dejaba la ausencia de política o de servicios ordinarios (hist.es.20.1) (131) Armas prohibidas porque suelen dispararse contra el mismo que las carga. (pren. es.19.34) (132) Como suelen reírse los adultos de los niños pequeños (nar.es.21.1) La lectura individual conoce cierto auge. El sujeto puede ser animado. En (133) y (134), se predica de la misma entidad (este, el lobo) una acción que se repite (ir, quejarse): (133) Éste es el que suele ir a las casas públicas con ánimo de no pagar. (pren.es.19.33) (134) Solía quejarse el lobo (nar.es.21.1) Puede ser también no animado, en cuyo caso se predica igualmente la misma acción de una sola entidad, como en los ejemplos (135) a (137): (135) La mesa de mi gabinete suele estar sembrada de libros ascéticos, poéticos, fisicos, musicales. (hist.es.19.1) (136) exceda el leve aturdimiento que suele acompañar a ciertas infracciones. (leg.es.20.3) (137) Nuestra información local empieza en las siete y suele acabar pues en la veintiocho o treinta (or.es.20.15) El ejemplo (135) se entiende como ‘en numerosas ocasiones, casi siempre, la mesa del gabinete está sembrada de libros’. El hecho de usar suele significa que ‘la mesa no siempre está sembrada de libros’. Observamos que el verbo en infinitivo, al describir un evento dinámico con duración limitada (estar sembrada de libros, acompañar, acabar), produce una lectura iterativa. Sabemos que se repite el evento un número elevado de veces, aunque este queda indeterminado. Resulta interesante observar que, a partir del siglo XIX, un objeto no animado puede verse involucrado en la misma situación varias veces. El enunciado (135) muestra que la situación de estar sembrada de libros se adscribe varias veces a la misma mesa, lectura que no hubiera sido posible en castellano medieval. Esta interpretación aparece muy claramente en el ejemplo (137), donde el uso de suele acabar permite entender que el horario del final del programa está sometido a variaciones; se entiende como ‘el programa casi siempre acaba a las veintiocho, pero no siempre’, mientras que el uso solo del presente de indicativo, empieza a las siete, significa que ‘siempre empieza a las siete’ y que, por tanto, no está sometido a variaciones. Terminaremos esta parte diciendo que en los ejemplos (125) a (134), donde aparece un sujeto individualizado, este parece adquirir control sobre la acción. Tiene carácter volitivo, es decir que el sujeto realiza o puede decidir realizar la acción: cada noble solía llevar en (126), como suelen reírse los adultos en (132) o también suele ir a las casas públicas en (133). El sujeto de soler se caracteriza por ser agentivo y controlador. Axelle Vatrican 290 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 Apuntaremos que esta evolución no parece ser propia de soler, ya que, curiosamente, el paso del carácter no agentivo al carácter agentivo del sujeto aparece en otras construcciones. Los futuros del romance, al cambiar de forma y volver a crearse a partir de una perífrasis formada con el infinitivo y el presente de habere (cantar-he> cantaré) probablemente conllevaron un cambio de sentido. Algunos estudiosos como Benveniste (1966: 132) defendieron que la nueva forma analítica cantare habeo expresaba la predestinación, las cosas que necesariamente tienen que ocurrir (sentido pasivo) mientras que cantabo expresaba la volición, el deseo personal de realizar algo. Dice este autor «habere avec l’infinitif a pour fonction d’indiquer la prédestination de l’objet désigné à être fait tel». Carece de todo valor intencional. La construcción perifrástica cantare habeo, al imponerse como forma definitiva del futuro, pasará de un sentido pasivo impersonal -- ‘las cosas que deben ocurrir por necesidad’-- a un sentido personal --‘yo haré’--, de un modo muy parecido a soler 32 . Para el inglés antiguo, Traugott (1989: 39), explica que la forma que dio will, willan puede carecer de rasgo volitivo: «[occasionally] does not have a volitional meaning, but rather signals a general, or at least a typical ocurrence» como «there ought to be». Estos pocos ejemplos permiten ver que el cambio de una construcción pasiva a una activa tal vez la comparta soler con otras formas. 7.3. Construcciones del siglo XVIII al siglo XXI Veremos ahora en qué medida cambia la sintaxis de soler entre los siglos XVIII y XXI. 1. Ya no se puede coordinar soler con ningún otro verbo porque resulta imposible escindir la perífrasis (*suele y puede), pero sí puede constituir una cadena de auxiliares (suelen poder): (138) No se repiten las jugadas ni suelen poder corregirse. (en.es.20.1) 2. Sigue compitiendo soler con acostumbrar. Entre las 212 ocurrencias de acostumbrar, 138 las constituyen acostumbrado (a). Acostumbrar sigue teniendo el sentido de adquirir la costumbre, ‘ha ido tomando la costumbre’, rasgo del que carece soler. Acostumbrarse a se usa con frecuencia mientras que acostumbrar (a) es de escaso uso. Sin embargo, todavía encontramos esta forma con y sin preposición a en la narrativa del siglo XIX: (139) Jacinta que acostumbraba pararse a ver las novedades, no se detuvo en ninguna parte (nar.es.19.2) 32 Puede aducirse que el futuro en el pasado (llamado hoy condicional) empezó a formarse con el imperfecto de habere y un infinitivo pasivo. Fleischman (1982: 56-57) comenta las distintas teorías acerca de la formación del futuro. 291 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? (140) Feijoo (…) acostumbraba a presentarse en público en compañía de aquella Aspasia (nar. es.19.2) Escasean los ejemplos en los siglos XX y XXI. El ejemplo (141) es bastante inusual (cf. Camus 2004). (141) Incluso los movimientos estudiantiles nacionalistas acostumbraron a poner el emblema rojo de Marx (hist.es.20.1) (142) Acostumbro a dormir bocabajo (nar.es.20.1) Encontramos una sola ocurrencia de acostumbrar a + infinitivo en el siglo XXI: (143) La dirección política acostumbra a manejar perspectivas y plazos diferentes. (pren. es.21.8) 3. Usar ha desaparecido, aunque, en nuestro corpus, llama la atención una ocurrencia que resulta extraña y, probablemente, deba interpretarse como un americanismo o una traducción del inglés: (144) Para obtener resultados efectivos, debe usarse respetar los tiempos indicados en cada zona (téc.es. 21.2). 4. Como ya hemos dicho, desde los comienzos del español, soler es una perífrasis altamente defectiva que conserva esta característica a lo largo de los siglos. No ha desarrollado ningún tiempo, ni futuro, ni pretérito indefinido, ni tiempos del subjuntivo, salvo el pretérito compuesto, ha solido, que encontramos por primera vez en el siglo XVIII. La aparición de la forma de pretérito compuesto tal vez sea un factor que apunte hacia la temporalización de la perífrasis. En nuestro corpus, aparece por primera vez en Las noches lúgubres de Cadalso: (145) Un mastín que suele acompañarme, y no pareció hasta el día siguiente (…). Mil veces, tardando en venir los entierros, le he solido dejar echado sobre mi capa, guardando la pala, el azadón y demás trastos de mi oficio. (nar.es.18.2) Desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XX, se contabilizan 11 ocurrencias de ha solido. En el siglo XX, encontramos dos ejemplos: (146) Un poco estúpidamente ha solido entenderse con ironía esta expresión (en.es. 20.2) (147) han contribuido al desprestigio de las vigencias europeas el peculiar uso que de ellas ha solido hacer Inglaterra. (Ibid) Ha solido designa una acción puramente pasada que no se prolonga en el presente. Se interpretará aquí como un antepresente, esto es, como una acción que no queda vigente en el presente del hablante, como dice Carrasco (2008: 23). La creación de Axelle Vatrican 292 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 este tiempo muestra que soler se ancla cada vez más en la coordenada temporal: ha solido y deja de soler. En el siglo XIX, la construcción también puede relacionarse con la noción de atenuación, idea que defiende Camus (2011) para el uso de ha solido en el País Vasco. Soler se usa con un valor de atenuación cuando «el emisor se reserva la posibilidad de que puedan [las informaciones] no ser ciertas de un modo general». En los tres ejemplos que ofrecemos a continuación, de este modo se atenúa el reproche que se le hace al hombre (148), a los fabulistas (149) y a los ingleses (150): (148) El hombre, aun en las sociedades cristianas, ha solido andar muy fuera de camino (hist.es.19.1) (149) los fabulistas, como todos los moralistas laicos, han solido ser gente de muy dudosa moralidad (hist.es.19.1) (150) -¿Y vienen muchos viajeros? … -Extranjeros, sí, señor. Ingleses sobre todo, y se han solido llevar algunas cosas. Pintan ahí, y dibujan, y escriben, y qué sé yo… (pren.es.19.29) Soler significa ‘puede que lo que yo afirme no siempre sea verdad’. La posibilidad que soler ofrece de atenuar la fuerza de la aseveración muestra que ya no afecta al enunciado sino a la fuerza ilocutiva de la enunciación. Soler ya no opera sobre la ocurrencia de un evento (enunciado) sino sobre la verdad de la aseveración (enunciación). Si bien hemos visto que, en su sentido más común, soler significa que la situación se da, pero no siempre, con su valor de atenuación, soler quiere decir que lo que yo afirmo casi siempre es verdad, pero no siempre 33 . Para concluir, puede decirse que, entre los siglos XVIII y XXI, se temporaliza la perífrasis y se afianza la lectura individual con valor frecuentativo. Tanto la lectura individual como la lectura genérica implican excepciones. Prueba de esta temporalización es la creación de una nueva forma que, hasta el XVIII, no había surgido: ha solido. Soler, ya en el siglo XIX, puede atenuar la fuerza ilocutiva de la enunciación. 8. Conclusiones En este trabajo, hemos presentado la evolución del empleo de la perífrasis soler + infinitivo. Hemos formulado la hipótesis de que, hasta el siglo XV, soler cobra un 33 Es de cierta relevancia recalcar que el adverbio de frecuencia siempre parece conocer la misma evolución que soler. Efectivamente, Bosque (2015) explica que, con estados y actividades siempre llega a significar ‘a lo largo de todo el tiempo, en todo momento’ (Kant siempre vivió en Königsberg), de una forma parecida a soler, en castellano medieval. Con eventos, significa ‘cada vez, en cada ocasión’ y expresa la repetición (siempre llegas tarde) como soler hoy, usado para expresar la repetición o la frecuencia. En el español colombiano, desarrolló un significado ilocutivo (enunciación) que se asemeja a ‘con toda certeza, sin duda’ (¿Durmió el niño? -Siempre). Esta última evolución hacia lo ilocutivo también se encuentra en soler. 293 DOI 10.2357/ VOX-2021-009 Vox Romanica 80 (2021): 257-299 ¿Qué solía significar soler + infinitivo en español? valor caracterizador que hemos llamado actitudinal, porque el infinitivo debe leerse como una propiedad del sujeto y no como un evento iterable. El hábito se expresa a partir de la permanencia, no a partir de la repetición. A partir de los siglos XVI y XVII, los sujetos son cada vez más específicos y los verbos más dinámicos. Se va afianzando la lectura individual de frecuencia. Poco a poco, la perífrasis va temporalizándose hasta adquirir su sentido frecuentativo moderno. Se combina preferentemente con verbos dinámicos que, al tener desarrollo temporal y límite, pueden repetirse. Además, el sujeto adquiere control sobre la acción. A partir de los siglos XVI-XVII en adelante, predomina la lectura frecuentativa. Aparece una forma de creación nueva, ha solido, que muestra que la perífrasis, a partir de esta época, se ancla en el tiempo. También aparece un nuevo uso: el valor atenuador de soler permite que la frecuencia ya no opere sobre el enunciado sino sobre la enunciación. Esta evolución desde lo pasivo-genérico hasta lo activo-individual caracteriza también a otras formas en la historia del español: algunas perífrasis que podían expresar la obligación de forma pasiva o de forma activa, los futuros, que pasaron de tener un sentido de predestinación a un sentido intencional, el adverbio siempre, que puede significar a lo largo de todo el tiempo --permanencia-- o bien, cada vez --frecuencia--, y que, en alguna variante de América ha desarrollado un sentido ilocutivo. La pregunta que formulamos es la de saber si dicha evolución desde lo pasivo-genérico-no agentivo hasta lo activo-dinámico-agentivo sigue las pautas de otras perífrasis en la historia del español. Adelantamos la hipótesis de que la evolución desde lo pasivo hasta lo activo puede ser un fenómeno más amplio dentro de la formación de las perífrasis. Soler parece ilustrar este proceso de temporalización y de subjetivización en las lenguas romances. 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It provides an account of the historic changes in the Spanish periphrase, based on a broad corpus which encompasses 14 different textual genres, from the 12th until the 21th centuries. Our corpus makes it clear that from the 12th-16th centuries, the periphrase lacks frequentative meaning. We argue that from the beginning, soler provides a generic meaning due to the fact that the periphrase asserts a property which is understood as a defining feature of an individual. The interpretation of soler does not tolerate exceptions, i. e. events that do not occur, as it does in its actual frequentative meaning. Throughout the centuries, soler + infinitive has developed a frequentative meaning since it combines with more agentive individuals and more dynamic predicates. This change, maybe, is one of the many examples of the development of the temporal meaning in other constructions in Romance languages. Keywords : Periphrase, Aspectual, Iterativity, Modal, Generic, Actitudinal, Habituality, Frequence