eJournals Vox Romanica 76/1

Vox Romanica
vox
0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
10.2357/VOX-2017-012
Es handelt sich um einen Open-Access-Artikel, der unter den Bedingungen der Lizenz CC by 4.0 veröffentlicht wurde.http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/121
2017
761 Kristol De Stefani

Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación?

121
2017
Stefan  Ruhstaller
vox7610291
Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 291 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? Stefan Ruhstaller (Sevilla) Zusammenfassung: Covarrubias’ Tesoro de la lengua castellana o española gilt, seit seiner Anerkennung durch die Real Academia Española im frühen 18. Jahrhundert, als eines der wichtigsten Werke in der Geschichte der spanischen Lexikographie. Der für seinen Autor zentrale Aspekt, die etymologische Interpretation, wird allerdings paradoxerweise von der aktuellen Forschung im Allgemeinen negativ bewertet. In dieser Arbeit wird jedoch aufgezeigt, dass sich unter Covarrubias’ Vorschlägen auch zahlreiche bis heute gültige befinden. Darüber hinaus werden auch Ansätze zu einer der modernen etymologischen Forschung nahestehenden Methodologie sichtbar, inbesondere in Bezug auf die Beschreibung semantischer Entwicklungen und die Verwendung historischer Belege. Keywords: Sebastián de Covarrubias, Lexicography, Etymology 1. La reflexión etimológica contenida en el Tesoro Desde que los fundadores de la Real Academia Española, en su prólogo al Diccionario de autoridades, reivindicaran la importancia de Sebastián de Covarrubias como lexicógrafo, el reconocimiento del Tesoro de la lengua castellana o española no ha dejado de aumentar. En numerosos trabajos de historiografía lingüística y sobre la historia del español se ha llamado la atención sobre el interés de la obra para conocer las características de la lengua de principios del siglo XVII, así como sobre las ideas lingüísticas y la cosmovisión propias de quien fue uno de los más atentos observadores de la época 1 . Paradójicamente, lo que el propio Covarrubias consideraba la parte central de su obra, la explicación etimológica del léxico 2 , constituye para la investigación moderna 1 Por señalar tan solo algunos trabajos destacados, la información que ofrece el Tesoro acerca de las variedades diatópicas ha sido estudiada por E bErEnz 1992, la referente a las diastráticas y diafásicas por G ordón 2003, la relativa al léxico de especialidad por G uErrEro r amos 1999, la referente a aspectos pragmáticos por r idruEjo 2000; el interés de la información fonética contenida en el diccionario ha sido puesto de relieve por a riza 2011 y C Erdà m assó 2011, y en cuanto a la léxica no es necesario recordar que el Tesoro ha sido fuente inagotable de testimonios para los historiadores del léxico. Para una visión de conjunto de la obra pueden verse a zorín 2000a: 97- 130, a lvar E zquErra 2011, así como el análisis hasta ahora más exhaustivo de F EiG 2013. 2 De hecho, como es sabido, al parecer Covarrubias inicialmente pensaba titular su obra Etimologías de la lengua española (a zorín 2000a: 113, C ampos s outo 2006: 111; nótese que en la presentación al comienzo el licenciado Baltasar Sebastián Navarro de Arroyta se refiere a Stefan Ruhstaller 292 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 su aspecto menos interesante, y también su punto más débil: como afirma a zorín 2000b: 17, «aunque hoy se nos revele como la parte menos consistente de esta gran obra, no debemos olvidar que fue compuesta con el propósito de averiguar el origen de los vocablos castellanos y, de este modo, fue recibida e interpretada en su época». La opinión negativa (que en algunos casos llega al desprecio), o al menos el desinterés, de los lingüistas modernos ante la actividad de Covarrubias como etimologista es fácil de comprender, pues es innegable que las propuestas fallidas proliferan por toda la obra (cf. r uhstallEr 2015: 334-36). He aquí algunas muestras representativas: C hopo , especie de alamo que se cria cerca de la ribera; por ventura se dixo assi porque las rayces chupan la humedad del agua. Empeine del pie, es lo que responde encima de la planta, quasi in pie, sobre el pie. b vñuElo … Dixose buñuelo quasi puñuelo, porque tomando vn poco de aquella masa batida, y en su punto en el puño, le van apretando poco a poco sobre el azeite, y aquello que se exprime y cae en la sarten, o padilla de azeite, es el buñuelo, exprimido del puño. C alçada … Algunos piensan auerse dicho calçada quasi calle alçada. Su argumentación roza el absurdo cuando propone derivar la voz tahúr de hurtar, justificando «si se repite tahur, tahur, dize hurtar, porque muchos de tahures dan en ladrones quando no tienen que jugar», o cuando da por válidas dos etimologías alternativas (aunque de idéntica motivación referencial) para el topónimo Cirat, de las que una se basa en la lectura al revés de la forma (r uhstallEr 2015: 335). Las advertencias de los etimólogos modernos a los lectores demasiado poco críticos del Tesoro contra el proceder tantas veces arbitrario de Covarrubias son constantes. Corominas repetidamente denuncia su tendencia a definir las voces inspirándose «abusivamente en … sus arbitrarias etimologías» (s. buharda) 3 y a querer arreglar los complejos problemas fonéticos, lexicológicos e históricos con «su desembarazo característico» (s. mochila), y se refiere a las propuestas etimológicas de Covarrubias de modo genérico llamándolas «sus habituales fantasías» (buido). Lo curioso es, sin embargo, que, a pesar de la escasa reputación que tienen las etimologías covarrubianas, muchos etimólogos modernos han tomado la obra como punto de partida en sus investigaciones sobre problemas concretos, y no solo para extraer de ella información sobre la lengua viva de principios del siglo XVII, sino también para inspirarse en la búsqueda de un étimo. m EnéndEz p idal 1904: 85, por ejemplo, admitió parcialmente la hipótesis de Covarrubias de interpretar la voz escamocho como procedente de lat. EsCa ‘comida’ + mŏrsus ‘mordido’, o, no sin ella únicamente como «esta obra/ este trabajo de las Etymologías»). En el interior de sus artículos Covarrubias insiste una y otra vez (s. baptizar, bruxa, candela) en que su instituto no es otro que «investigar las etymologias de los vocablos», si bien ocasionalmente declara que también le interesa describir su uso («por no ser mi instituto tratar mas de lo que toca a las etymologias de los vocablos, y al vso dellos», s. viejo). 3 Similares son las advertencias que lanza s. bornear II, y s. broma II («Es sabido con cuánta desconfianza deben tomarse las definiciones de éste [i.e., de Covarrubias] cuando las postula en busca de una etimología.»). Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 293 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 mostrar sus reservas, la de derivar la voz gozque de un lat. [ canis ] gōthĭcus ; ambas propuestas sin embargo han sido rechazadas por Corominas, quien califica la segunda de «malhadada etimología de Covarrubias» que «carece de todo fundamento histórico y es imposible desde el punto de vista fonético …», y advierte: «Ya es hora de enterrar esta idea». Sin embargo, el propio DCECH admite como correctas (o, en algunos casos, al menos como posibles o probables) un buen número de etimologías propuestas inicialmente por Covarrubias, naturalmente no sin desarrollar las ideas esbozadas por el canónigo con argumentos lingüísticos y demostrarlas sobre la base de un aparato documental. Así, adopta - reconociendo expresamente el mérito de Covarrubias - la interpretación de la expresión en cuclillas como derivación de clueca, la del verbo esparrancarse como derivado de parra, la de estropajo como derivado de estopa (idea aceptada anteriormente por Menéndez Pidal, Américo Castro y Jules Cornu, aunque acogida con desconfianza por Baist y Meyer-Lübke), la de çarçagán ‘viento recio y frío’ como derivado de cierzo, o la de contera ‘extremidad de la vaina de la espada’ como derivado de cuento ‘bastón’ < lat. cŏntus ‘pértiga’, ‘fuste’ (anteriormente también García de Diego y Meyer-Lübke la dieron por válida). También acepta Corominas la propuesta de relacionar el adj. cast. hueco con el «verbo Latino, occo, occas, que vale quebrantar los terrones de la tierra, que estâ apretada con que se engueca, y recibe en si el agua que le cae encima» (reconocieron este acierto ya el P. Sarmiento y Diez), la de vincular lunada ‘media anca, y comúnmente le aplicamos al pernil del tocino’ con el lat. clūnis ‘nalga’, la de explicar mesta como evolución de mixta («por la concurrencia de diuersos hatos y manadas: y porque restituye las que se han mezclado con otras, las quales son conocidas por los hierros, o señales»), o la de relacionar la voz servilla ‘calçado de vnas çapatillas, de vna suela muy a proposito para las moças de seruicio’ con sierva («tomaron el nombre de sieruas, o de las que siruen, porque las demas que no han de andar con tanta desemboltura traen chapines, çuecos, chinelas, y mulillas; Las moças, çapatos, o servillas»). Corominas reconoce el mérito de Covarrubias al explicar lunar como derivado de luna (la justificación semántica relacionada con antiguas prácticas de astrología sugerida por el canónigo - nada evidente, como indica el etimólogo catalán - ha sido desarrollada por Bluteau). El DCECH parte, a la hora de explicar la hipótesis más convincente, de la propuesta de Covarrubias así mismo en los casos de dije, juanetes (aquí cita la explicación del Tesoro íntegramente), hormigón, cerrión y chichón, y le atribuye «ingeniosidad» por su explicación de çabullir (aceptada ya por Diez). Especialmente ilustrativa de la recepción de que han sido objeto las etimologías covarrubianas por parte de los filólogos modernos es la controversia en torno al origen de gallofa ‘mendrugo o pan que se da como limosna’. Covarrubias había interpretado la voz como «gallofa, quasi Galli ofa, mendrugo de pobre Frances», justificando: «porque por la mayor parte [los gallofos] son Franceses, que pasan a Santiago de Galizia, y por otro nombre se llaman gallos, los dixeron gallofos, y gallofa el pedaço de pan que les dan». El DCECH acepta esta idea plenamente, a pesar de la decidida oposición de Schuchardt, Meyer-Lübke y Stefan Ruhstaller 294 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 otros, que le obliga a defenderse con las palabras: «No sé por qué ha de ser un pecado seguir alguna vez a Covarrubias, cuando atinara.» 2. Las limitaciones científicas de Covarrubias Evidentemente, no sería apropiado ni justo valorar una obra lexicográfica de principios del s. XVII con los criterios científicos establecidos por la lingüística moderna. Debemos considerarla en su contexto histórico y cultural, un contexto en el que las posibilidades de éxito de la reflexión etimológica eran limitadas debido a una serie de causas. En primer lugar, el conocimiento de la historia de las lenguas era muy rudimentario, y muchas de las ideas que imperaban eran erróneas. En el artículo dedicado a romance Covarrubias nos expone sucintamente su visión de la historia del léxico español: Este nombre es generico a la lengua Toscana, a la Francesa, y a la Española, por quanto estas tres se deriuaron de la pureza de la lengua Latina, la qual los Romanos, como vencedores, introduxeron en estas Provincias, y al principio la gente noble hablò la lengua Latina, y la escriuio: y todos los autos judiciales se hazian en Latín, lo qual se conserua hasta oy dia en algunos tribunales de la Corona de Aragon. Despues el vulgo lo corrompio todo, y quedamos con el lenguage que oy se vsa, y assi los mas de los vocablos nuestros son Latinos, aunque corrompidos. Con estos se mezclaron los antiguos que auia en España antes que los Romanos la señoreassen, y despues se le ajuntaron los nombres Setentrionales de los Godos: y despues de la destruycion de España, lo turbaron todo los Arabes; y de aquí se puede colegir quan gran trabajo ha sido, y atrevimiento grande querer yo darles a todos sus origenes. Por imprecisa que nos pueda parecer esta brevísima descripción, Covarrubias demuestra a través de ella tener conciencia del hecho de que el español es continuación del latín implantado en España por los romanos, y así de su carácter de lengua románica (compartido con el francés y el italiano) 4 . Sabe, por tanto, que la mayor parte del léxico del español tiene su origen en la lengua latina, fondo patrimonial al que se suman algunas voces que ya el latín recibió de las lenguas peninsulares con las que entró en contacto y al que se incorporarían en épocas históricas posteriores elementos de los pueblos que llegaron a dominar el área, los godos y los árabes. Covarrubias sabía que también otras lenguas dieron préstamos al español, pues en su obra identifica, en la mayoría de los casos de forma acertada (como veremos), numerosos italianismos y galicismos, así como algunas voces procedentes de lenguas germánicas y amerindias (l opE b lanCh 1977a y 1997b), y aun de otras 5 . 4 Frente a otras teorías de la época, que consideraban el castellano la lengua primitiva, hablada ya antes de la romanización, de la Península, o que creían que descendía del vasco (a zorín 2000b: 5-6, G irón a lConChEl 2011). 5 S. lengua, donde expone ideas similares, concreta a este último respecto: «hanse ayuntado algunos otros vocablos Italianos, Franceses, Alemanes, y de otras naciones, aunque estos son pocos, Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 295 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Erróneas eran, en cambio, sus creencias acerca del papel del hebreo en la constitución del léxico 6 . Dado que, como señaló C osEriu 2000: 51, en la época «el hebraísmo primitivo y la confusión babélica de las lenguas … constituyen el marco generalmente aceptado (hoy se diría ‹el paradigma›) de la lingüística histórica», Covarrubias defendía decididamente (no solo por su condición de clérigo) esta doctrina 7 , y la practicaba haciendo uso de sus buenos conocimientos hebraísticos 8 . Aun así, las etimologías hebreas no son dominantes en el Tesoro: según los cálculos de F órnEas 1988-89: 227, solo un 2,8% del total de las etimologías formuladas corresponden a este idioma (310 en 11000 entradas) 9 , dato significativo si tenemos en cuenta que Bartolomé Valverde consideraba hebreas el 58,8% de las voces estudiadas en su Tratado de etymologías (1600), y Francisco del Rosal el 35,5% hebraísmos directos y 27% probables o posibles de las incluidas en su Alfabeto primero (1601), según p ErEa s illEr 2002: 272 y 2010: 147. En muchos casos, la etimología hebrea es tan solo una (no necesariamente la preferida) de varias alternativas barajadas por Covarrubias. Tengamos en cuenta, además, que para el canónigo el hebreo es simplemente el origen último de las palabras de todas las lenguas, por lo que cualquier étimo inmediato que postula puede tener otro que remonta hasta la raíz hebrea: así, no duda en formular una etimología hebrea para la voz coscoja y, a la vez, admitir que se trata de una voz hispánica prerromana incorporada al latín («vocablo Español antiguo, y de nuestra lengua le passaron a la Latina, llamandole cusculium»), pues, como afirma, «esto no contradize a que no sea tomado dela lengua Hebrea, siendo la madre de todas» 10 . No solo el hecho de compartir con sus contemporáneos las ideas erróneas en torno a la historia de las lenguas limitaba las posibilidades de éxito de Covarrubias en el terreno de las etimologías, sino también su fidelidad a una tradición de siglos en el estudio de estas (cf. m ühlsChlEGEl 2000: 151-54; C ampos s outo 2006: 112-14). y los mas han venido con las mercaderias y cosas que se han traido a España, conseruandoles sus propios nombres.» 6 La falta de objetividad de Covarrubias y sus contemporáneos ante la valoración de la importancia de las lenguas se manifiesta no solo en el papel privilegiado atribuido al hebreo, sino también en la minusvaloración de otras fuentes del léxico español: recordemos que, por ejemplo, Covarrubias consideraba la influencia árabe como «turbación». 7 Véase para el tema a zorín 2000b: 14 y G irón a lConChEl 2011: 394. 8 Para este tema véase r EyrE 1997. 9 m ühlsChlEGEl 2000: 154, en cambio, basándose en una cala de 1000 lemas, cifra la proporción de las etimologías hebreas en un 7% del total, frente al 44% de las latinas, y el 22% de las griegas. 10 De la misma manera postula para la voz cacique no solo un étimo basado en la «lengua mejicana», sino también uno hebreo, justificando: «Y presupuesto que los que poblaron el mundo despues del diluuio, dividiendose en la confusion de las lenguas, al fabricar la torre de Babel, o Babilonia, cada nacion de las que se apartaron lleuaron consigo algun rastro de la lengua primera, en la qual auian todos hablado y quedo con Heber, y su familia, de donde procedieron los Hebreos» (si bien matiza, tras exponer su hipótesis hebrea: «con todo esso, yo me remito a los que tienen noticia de la lengua.»). Stefan Ruhstaller 296 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Entre sus precursores figuraba San Isidoro, y también varios autores muy cercanos en el espacio y en el tiempo, como Bartolomé Valverde, Francisco del Rosal y El Brocense. De estos extrajo no pocas de sus hipótesis 11 , unas acertadas, otras erróneas y aun descabelladas, declarando su fuente en unos casos, silenciándola en otros. Con dichos autores compartía también su concepto del estudio etimológico y su método (o, mejor, su falta de método, al menos científico). El principal defecto de que adolecía su planteamiento era la convicción de que la evolución fonética y semántica de las palabras era fruto de la «corrupción». Dado que los etimólogos de la época partían de la premisa de que en la etimología de cada palabra «estâ encerrado el ser de la cosa, sus calidades, su vso, su materia, su forma, y de alguna dellas toma el nombre» (s. etymología), por lo que había una relación de identidad entre el referente y el significado originario, su objetivo era reconstruir este último para conocer la esencia de lo designado (C osEriu 2000: 49, a zorín 2000a: 116, r EyrE 2006: li , G utiérrEz C uadrado 2011: 436) 12 . A pesar de que Covarrubias conocía la célebre obra Del origen y principio de la lengua castellana, de 1606, en la que Bernardo de Aldrete había establecido numerosas correspondencias fonéticas entre el latín y el romance (cf. b ahnEr 1986: 108) 13 , su ignorancia de las leyes fonéticas era prácticamente total; cuando hace alusión a los cambios fonéticos generalmente da unas pseudoexplicaciones arbitrarias (cf. G utiérrEz C uadrado 2011: 441) 14 , y solo esporádicamente alude a regularidades reales que ha observado en la evolución de los sonidos 15 . 11 De la obra Etimologías españolas atribuida al Brocense extrajo, por ejemplo, las de çampoña, cevada, cifra, gritador, mozo, mofa, mohatra, pescuezo, secas, truhan y cerbatana, de Venegas las de omenage, endechas, cosa, esquilmo, estantigua, fidalgo, etc. (véase para este tema C arrasCo 2006: 1316-17, p ErEa s illEr 2010: 134 y a zorín 2000a: 102), y de la Ortografía y pronunciación de la lengua castellana de Juan López de Velasco (1582) las de bermellón («Juan Lopez de Velasco a vermiculo, por tener la color del gusanillo de la grana»), caça o empujar. A menudo hace alusión también a fuentes (en parte posiblemente orales) que no identifica (p. ej., «algunos dizen ser vocablo Frances, hareng» (s. arenque); «algunos dizen que de burdo se formò bustardo, y de alli bastardo» (s. bastardo), etc. 12 De ahí, entre otras cosas, las largas disquisiciones de carácter puramente enciclopédico que dominan gran parte del Tesoro. 13 a zorín 2000b: 20 justifica este hecho de la siguiente manera: «Es cierto que Covarrubias conocía la obra de Aldrete, pero también es verdad que, aun en el supuesto de haberla asimilado, debía de tener ya muy avanzada la composición de su diccionario como para replantearlo desde nuevos presupuestos de índole metodológica.» 14 Por ejemplo postula la existencia de reglas fonéticas puramente imaginarias, creadas ad hoc para justificar una etimología inviable y hacerla más aceptable para el lector. Así ocurre cuando (en el Suplemento) intenta derivar cuesco ‘el osecito duro que està dentro de la fruta, como de la cereza, guinda, durazno, aceituna y datil» de güeso (hueso es sinónimo de cuesco): para convencer al lector de la aceptabilidad de su hipótesis se inventa que «Yo tengo para mi que la letra c abunda o està en lugar de g. Güesco de güeso, interpuesta la k al fin.» 15 Señala (aunque confundiendo los sonidos con su representación gráfica) la evolución pl - > [ʎ] - «llaga …, del nombre Latino plaga, conuirtio la p. en l., como es ordinario en otras muchas Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 297 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 En suma: Covarrubias, además de partir de numerosas ideas erróneas sobre la historia de las lenguas, carecía de los instrumentos básicos para el estudio histórico del léxico que ofrece un método científico coherente; sus aciertos - que, como vamos a ver, son bastantes - se deben principalmente (aunque no exclusivamente, como también veremos) a su intuición, a su imaginación, a su ingenio. Es evidente que la actitud de Covarrubias y, en general, los autores que se dedicaban en la época a la reflexión etimológica, era muy diferente de la que hoy consideramos científica. De hecho, es indudable que Covarrubias no solo era consciente de la dificultad de su empresa (recordemos sus palabras s. romance), sino también del carácter especulativo del discurso etimologista de su época; como ya advirtió Manuel s ECo 1987: 100, «para él, aunque no lo declare, como para sus predecesores y para muchos de sus herederos, la etimología es cuestión de ingenio». Ante este hecho, no resulta extraño que en muchos de sus artículos enumere varias etimologías alternativas, la mayoría de las veces sin valorarlas 16 ; así, antes de presentar diez étimos diferentes (tres latinos, cuatro hebreos, uno basada en los recursos del propio castellano; también considera posible un préstamo del francés o del italiano) para caça, afirma: «Puede tener diuersos origines, pondrelos todos, y cada vno tomara lo que mejor le pareciere.» 17 . Solo ocasionalmente expresa un juicio, a menudo negativo (sin que, evidentemente, este rechazo sea óbice para la inclusión en el diccionario), acerca de los étimos: Otros dizen, que cosa es cota, por la cantidad, que es el primer accidente de la cosa; no me agrada. (s. cosa) Otros dizen que de caries, y comido; no me quadra. (s. carcoma) El Calepino buelue idiota. Hispan. necio, rustico, indocto, loco. No me parece que dio enel blanco, y no me espanto, que como estrangero que no alcança la propiedad de nuestra lengua, errase. (s. idioma) En vista de estas prácticas, no exclusivas de Covarrubias, no extraña que ya en la época hubiera voces muy críticas ante las disquisiciones de los etimólogos. Quevedo, por ejemplo, consideraba la actividad de estos «cosa más entretenida que demostrada» (s ECo 1987: 100; cf. también C rEspo h idalGo 1992: 103), y en uno de los textos preliminares a la propia edición del Tesoro, la carta al autor redactada por el licenciado Baltasar Sebastián Navarro de Arroyta, se hace alusión a lo controvertido de la discusión sobre las etimologías, e incluso a la «irrisión» a que daban ocasión algunas dicciones que veremos» -, y la sonorización de la [p] y de la [t] intervocálicas a propósito de bodega: «Dixose assi, quasi potheca, mudando la p. en su media b. y la th. en d.». 16 Cf. C rEspo 1992: 102-06. En el prólogo «Al letor», Covarrubias justifica esta práctica con las siguientes palabras: «Por satisfazer a todos, siendo deudores a los sabios, y a los que no lo son, en el discurso de algunas etymologias no solo se traen las legitimas y verdaderas, pero a vezes las vulgares introduzidas por los idiotas.» 17 Cf. G utiérrEz C uadrado 2011: 441. En algunos casos, no obstante, se muestra más cauto. Por ejemplo, en lista, llecos, maguer o revanar, en lugar de lanzar una hipótesis inverosímil, reconoce: «No se su etymologia», o: «confiesso que hasta aora no me ocurre su etymologia», etc. (cf. a lvar E zquErra 2011: 52). Stefan Ruhstaller 298 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 etimologías de nadie menos que San Isidoro, y se califican de «ridículas» al menos las «Etymologías de los Gramaticos ignorantes de la lengua Griega» 18 . 3. Determinación correcta del origen histórico de las voces Como vemos, las etimologías de Covarrubias han sido, desde la época del propio autor hasta hoy, objeto de numerosas valoraciones, la mayoría de ellas negativas. No obstante, como afirma a lvar E zquErra 2011: 52, «los detractores de Covarrubias se han fijado, precisamente, en las etimologías para atacarlo, ignorando, a veces, que junto a afirmaciones disparatadas hay también aciertos de mérito» (cf. l opE b lanCh 1986: 50). Vamos a demostrar el acierto de estas palabras en las páginas que siguen. 3.1. Étimos acertados Son muy numerosos los casos en que Covarrubias determina el étimo (la mayoría de las veces latino) con total éxito 19 . Y no se trata solo de etimologías evidentes, como calostro < lat. Colostrum , cítara < lat. Cithara < gr. κιθάρα , escala < lat. sCala (étimo que, a su vez, relaciona correctamente con el verbo sCandErE ), haba < lat. Faba , remo < lat. rEmus , ren ‘riñón’ < lat. rEn , is , rogar < lat. roGarE , ruga ‘arruga’ < lat. ruGa , ruda < lat. ruta , puerro < porrum , etc. A menudo identifica étimos que, debido principalmente a la disimilitud fonética, y, en algunos casos, también a la distancia semántica, no resultan tan obvios: agora < haC hora , agüero < auGurium , alvedrío < lat. arbitrium , alumbre < lat. alumEn , ancho < lat. amplus , artexo < lat. artiCulus (a su vez dim. de artus ), arveja < lat. Ervilia (a su vez deriv. de Ervum ), aún < ad huC , ayer < hEri , azebo < aquiFolium , bigornia < * biCornia ‘de dos cuernos’, bostezar < osCitarE , bulto < vultus ‘rostro’, cabildo < Capitulum (dim. de Caput ), calandria < gr. κ άλανδρα , caldo < Calidus , cántaro < lat. Cantharus < gr. κάνθαρος , caudal < Capitalis , cerrar < sErarE , cebo < Cibus ‘alimento’, centella < sCintilla ‘chispa’, chinche < CimEx , cierço < CirCius , comer < ComEdErE , como < quo modo ‘en qué manera’, correa < CorriGia , coscojo < CusCulium , cuñado < CoGnatus , denostar < dEhonEstarE (a su vez derivado de honEstus ), ducho < duCtus (derivado de duCErE ), eje < axis , encomio < gr. ἐγκώμιον , encía < GinGiva , enxambre < ExamEn , enxerir < insErErE , embidar < invitarE , erizo < EriCius , escálamo (var. escalmo) < gr. σκαλμóς , escama < squama , faisa < FasCia , fregar < FriCarE , freír < FriGErE , gorgojo < CurCulio , onis , gozo < Gaudium , grajo < GraCulus , grei < GrEx , GrEGis ‘rebaño’, grulla < Grus , Gruis , güesa < Fossa , güesped < hospEs , itis , hablar < Fabulari (derivado a su vez de Fari ), hado 18 l opE b lanCh 1979 y 1990 estudió las duras críticas que, injustamente, dedicó a las etimologías covarrubianas Gilles Ménage pocas décadas después. 19 El hallazgo del étimo no siempre tiene que ser mérito del propio canónigo, pues, como ya señalamos anteriormente, adoptó numerosas hipótesis de las obras de autores anteriores. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 299 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 < Fatum , hastío < Fastidium , haya < FaGus , heder < FoEtErE , hez < FaEx , - Cis , iedra < hEdEra , higo < FiCus , hijo < Filius , hinchar < inFlarE , hollejo < FolliCulus , hollín < FulliGo , inis , hoz < Falx , - Cis , hundir < FundErE ‘fundir’, xibia < sEpia , legón < liGo , onis , liebre < lEpus , oris , linde < limEs , itis , llantén < plantaGo , inis , llave < Clavis (a su vez derivado de ClaudErE ), lodo < lutum , madexa < mataxa , majuelo < mallEolus , malvavisco < malva + hibisco, medrar < mEliorarE , mijo < milium , muslo < musCulus , ninguno < nEC unus ‘ni uno’, ogaño < hoC anno , oreja < auriCula , oruga < EruCa , páxaro < passEr , pámpano < pampinus , pasmo < spasmus < gr. σπασμóς ‘contractio nervorum’, ‘convulsio’, pebre < pipEr , - Eris ‘pimienta’, peine < pECtEn , inis , peinar < pECtinarE , posar < pausarE , poyo < podium < gr. πóδιον , pretal < pECtoralE , pimpollo < pino + pollo (en el sentido de ‘nuevo, joven’), puches < pultEs , pulga < pulEx , iCis , pulpo < polypus < πολύπους ‘de muchos pies’, queso < CasEus , raer < radErE , rendir < rEddErE , riba < ripa , rixa < rixa ‘contienda y quistión’, ristra < rEstis ‘soga’, robre < robur , oris , roer < rodErE , rollo < rotulus , rudo < rudis ‘cosa no labrada o por desbastar’, rueda < rota , sávanas < sabana (del gr. σάβανον ‘toalla de baño’), sacudir < suCCutErE , semejar < similarE (derivado de similis ‘semejante’), siesta < [ hora ] sExta , so < sub , soldar < solidarE , soto < saltus , tamaño < tam maGnus , techo < tECtum (derivado de tEGErE ), tras < trans ‘más allá’, travieso < transvErsus , trébol < triFo lium , trecho < traCtus , trigo < tritiCum , tullir < tollErE ‘quitar’, uñir < iunGErE , vayna/ bayna < vaGina , vengar < vindiCarE , vergüença < vErECundia , berruga < vErruCa , vez < viCis , viejo < vEtulus , iegua < Equa ‘yegua’, ieso < Gypsum < gr. γύψος , entre otros casos. En no pocos casos, Covarrubias, aunque no es capaz de explicar una formación de manera exhaustiva (por ejemplo, desde el punto de vista morfológico, ámbito del saber lingüístico poco desarrollado en la época), al menos identifica correctamente una parte (generalmente la raíz léxica) del término: así, propone con acierto que acá está relacionado con el lat. haC , que acechar lo está con sECtari ‘seguir’ (afirma: «del verbo Lat. sector. aris. multum & continue sequor, seguir a alguno, y andar detras del»), azerico y hacera con FaCiEs ‘cara’, brebaje y abrevar con bibErE , ahínco con el verbo FiGErE , ahogar con FauCEs , alambre con aEs , aEris , alimaña con animal, aliñar y linaje con línea, alçar con alto, amanecer con el adv. lat. manE , amenguar con minuarE , arredrar con rEtro , assomar con [en] somo < summus , badajo y batalla con el verbo battuErE ‘batir’, baxel ‘buque’ con vaso, boheña con bofes ‘pulmones’, cabal con cabo, canalla con can, canela con Canna , cachorro posiblemente con Cattulus , calcañal con CalCanEum (a su vez derivado de CalCarE ‘pisar’), canasta con Canistrum , cangilón (al menos posiblemente) con ConGius ‘medida de líquidos’, caça con CapErE , ceja con Cilium , ceribones con el verbo CE dErE y el adj. bona , collado con Collis ‘colina’, cosecha < cogecha con ColliGErE , coso con CurrErE , costra con Crusta , costreñir con ConstrinGErE , coz con Calx , CalCis ‘talón’, dechado con diCtatum (derivado de diCtarE ), dehesa con defender, derramar con ramo, derrocar con roca, desdén con digno, elecho con Filix , empinar con pino, engendrar con GEnErarE , engrudo con GlutEn , entorcha y antorcha con Stefan Ruhstaller 300 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 torquErE ‘(re)torcer’, embiar con via , escabroso con sCabEr ‘áspero, desigual’, escapar con capa, escardar con cardo, esparrancarse con parra, estorvar con tur barE , fenecer con FinirE , grasa con Crassus , hacha con Fax , - Cis ‘antorcha’, hada con Fari ‘decir’, hebilla con Fibula , herreñal con FarraGinE , hincar con FiGErE , hogar con FoCus , holgar con Follis ‘fuelle’, hostigar con Fustis ‘palo, vara’, saña con insania , lagarto con laCErtus , ladrillo con latEr , - Eris , leal con lEx , - Gis , lexía con lix , iCis ‘ceniza’, levantal con cast. delante, ligero con lEvis ‘ligero’, lumbral con limEn ‘umbral’, lunada con Clunis ‘nalga’, madriguera con madre, majar con mallEus ‘mazo’, manada, mancera y menear con mano, muchacho con mocho, mostacho con gr. μύσταξ ‘labio superior’, nalga con natEs , nicho con nidus ‘nido’, novia y novillo con novus ‘nuevo’, nuégado con nuez, ordeñar con orden, palanca con gr. φάλαγξ , párpado con palpEbra , pegar con pez f., peón y peçón con pie, pescueço con post ‘destrás de’, pestillo con pEssulum , postilla con pustula , quedar con el adj. quiEtus , redrojos con rEtro , rémora con rEmorari , derrengar con rEnEs ‘riñones’, renglón con regla, rescatar con catar, rizo con erizo, rodrigón (probablemente) con ridiCa , romadizo con rheuma < gr. ῥεῦμα ‘flujo’, rufián posiblemente con ruFus ‘pelirrojo’, ruiseñor con lusCinia ‘ruiseñor’, ruqueta con EruCa , saýn con saGina , sieso con sEdErE , suegra con soCrus , us , tachón con cast. chato, ternero con cast. tierno, topo con talpa , trévedes con tripEs ‘de tres pies’, tribulación probablemente tanto con tribulum ‘trillo’ como con tribulus ‘abrojo’, trena con el numeral trEs , tuerto con torquErE , usier con ital. uscio ‘puerta’, baxilla con vas , is , baya ‘burla, mofa’ con ital. baiare ‘ladrar’, vela con viGilarE ‘estar sin dormir’, venado con vEnari ‘cazar’, ventana con viento, verdolaga con portulaCa , verdugo (posiblemente) con el adj. verde, viaje con via , viendro con vEntilarE (der. de vEn tus ), viernes con vEnus , y bolcar con volvErE . Por otra parte, acierta al atribuir un origen deonomástico a bramante («cierto genero de cordel delgado, que llamamos cordel bramante, corrompido de brabante, porque al principio se truxo de Brauantia, dicha comunmente Brabante, provincia de Alemania, o Germania la baja»), bengala, cambrai, cilicio y tarántula, y un origen onomatopéyico a voces como bofetón, chiste, chorro, chupar, clueca, grajo o graznido. 3.2. Identificación de préstamos de otras lenguas No pocos son los aciertos que logra Covarrubias en el estudio de los préstamos recibidos por el castellano desde otros idiomas 20 . De especial interés son sus datos y reflexiones acerca de los italianismos. Dada la influencia que - a consecuencia de la hegemonía cultural de Italia en la época y de la presencia numerosa de españoles en ese país - sobre el español estaba ejerciendo el italiano precisamente en la época de Covarrubias, este fue testigo directo de la introducción de bastantes préstamos 21 . Era 20 G uErrEro r amos 2011 ofrece un estudio monográfico del tema. 21 De ahí que los etimólogos modernos consideren interesantes las apreciaciones de Covarrubias respecto de los italianismos. Un ejemplo es bardaxa, voz acerca de la cual comenta el DCECH: Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 301 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 consciente de este proceso debido a la limitación de este léxico al lenguaje de ciertos grupos de hablantes. Así, además de explicar el origen de la voz bisoño ‘el soldado nuevo en la milicia’ - «Dioseles con esta ocasion, que pasando a Italia compañias de Españoles, y no sabiendo la lengua, la iuan deprendiendo conforme a las ocasiones, y como pedian lo necessario para su sustento, aprehendieron el vocablo visogno, que vale tanto como he de menester, y dezian visoño pan, visoño carne, &c. Y por esto se quedaron con el nombre de visoños» -, califica la voz de «nombre casual y moderno», y la documenta en una comedia del s. XVI ambientada entre los militares españoles desplegados en los territorios italianos: Torres Naharro en vna comedia suya que llamò la soldadesca, hablando de los visoños, dize assi: No es de oyr, Porque si quieren pedir De comer a vna persona No saben sino dezir, Daca el visoño madona. En el caso de espilocho ‘pobreton desarrapado que no tiene casa, ni hogar’ identifica la vía de acceso del italianismo al léxico español señalando que «le han introduzido en España los Cortesanos que bueluen de Roma». Similares comentarios dedica a façoleto ‘lienço de narizes’ - «es nombre Toscano, pero han nosle traydo a España, o los Cortesanos de Roma o los soldados» -, a gamba - «es vocablo Italiano, y poco vsado entre los que no han salido de España» - y a poltrón - «es más Italiano que Español» -. En otras ocasiones al menos establece correctamente el origen italiano de la voz, aun cuando no siempre determina la forma italiana concreta de la que procede. Esto sí sucede en casos como escarpín, corso, estafermo, estafar, mientras que en los de escopeta (que relaciona con el verbo scoppiare ‘dar estallido’), escorzar - que vincula al ital. scorcio (que él escribe scorzo) - y esdrúxulo - «dixose assi del verbo Italiano sdrucciolare, que sinifica desliçar» - reconoce conexiones con el léxico italiano y justifica detalles semánticos. Tan solo acierta con la identificación de la lengua de origen en casos como charlatán, chusma, garbullo, gruta, pedante. Cuando se trata de voces cuya castellanización no ha observado como testigo directo no suele dar ninguna justificación de por qué las considera préstamos. Cabe suponer que, al no conocer un étimo latino que le permitiera derivar la voz castellana de forma directa, y sabiendo que - gracias a sus conocimientos del idioma extranjero y a ciertos diccionarios que tenía a mano (a lvar 2011) - en italiano existían formas similares, simplemente se dejó guiar por su intuición; además, no cabe duda de que con frecuencia se limita a reproducir la opinión de autores anteriores sin declarar explícitamente su fuente (pensemos en colecciones de palabras como las de Bernardo de Aldrete o Andrés de Poza; a lvar E zquErra 2011: 41). «los ejs. españoles señalan hacia Turquía o Italia como lugar de procedencia, y el contemporáneo Covarr. asegura que vino de Italia». Stefan Ruhstaller 302 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Más numerosos aún son los aciertos cuando se trata de los galicismos, según los cálculos realizados por m ühlsChlEGEl 2000: 155, autora que atribuye este éxito no al propio canónigo (que no sabía francés), sino a las fuentes de que disponía. Covarrubias no explica por qué considera galicismos las palabras en cuestión, sino que se limita a citar la forma francesa que el español tomó prestada. Así ocurre con botar («es vocablo Frances, bouter»), brida, chantre, coselete, ensamblar, floresta, furriel, granja, jarretera, jaula, matalotage, mesón, pantuflo, parque, tacha, tarjeta, tranchete, trinchante, trompeta. En una serie de casos (bagaje, baúl, blandón, bufete, cofre, farsa, garçón, gigote, vilordo) revela la fuente que consultó para consignar la forma francesa originaria; se trata, como ha señalado a lvar E zquErra 2011: 41, casi exclusivamente del Dictionariolum Latino Graeco Gallicum … avec les mots français selon l’ordre des lettres de Orazio Toscanella (París 1573). También en el caso de los germanismos que identifica con éxito cabe suponer que se servía de identificaciones realizadas por autores anteriores (a lvar E zquErra 2011: 41, l opE b lanCh 1977b) 22 . Es digno de mención el argumento que da para justificar el origen germánico del verbo brindar ‘solicitar y combidar al compañero con la taça en la mano, beuiendo el, y luego el otro: y este modo de beuer se llama brindez’, pues señala la antigüedad de esta costumbre entre los germanos a través de un texto latino: «Cornelio Tacito haze mencion desta manera de brindarse. Cerca de los Alemanes en sus combites, bodas, y juntas: lo qual vemos durar hasta agora.» Finalmente, es comprensible que no atinara con la identificación del origen en el caso de voces como guante, jornada, lisongero, ruiseñor, usier o vianda, pues al existir bajo formas similares en varias lenguas (que Covarrubias además no siempre sabía diferenciar) su desconocimiento total en el terreno de la fonética le impedía reconstruir la vía de llegada a partir de la observación puramente lingüística. En todo caso, es digno de mención el hecho de que determinara correctamente su carácter de voces no patrimoniales en español. 4. Recursos metodológicos en germen Como podemos apreciar a partir de lo comentado hasta aquí, Covarrubias no seguía ningún método coherente en su estudio de las etimologías. Tan solo se dejaba guiar por su intuición y su imaginación - talentos de los que estaba bien dotado -, y se ayudaba con sus buenos conocimientos idiomáticos, al menos del latín, el griego y el hebreo, así como con algunos diccionarios que tenía a mano. En ciertas ocasiones, no obstante, el lexicógrafo hacía uso de recursos que constituyen un método en estado embrionario, que no sería desarrollado de forma sistemática y coherente hasta 22 Carentes de originalidad son también sus juicios sobre los arabismos, materia en la que Covarrubias reconocía explícitamente su incompetencia en el prólogo. Para las fuentes de que se sirvió para el estudio etimológico de esta parcela del léxico véase r uhstallEr 2017. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 303 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 el nacimiento de la lingüística histórica propiamente científica siglos más tarde (cf. r uhstallEr 2015: 337). 4.1. Estudio de la evolución semántica En primer lugar, es digno de reconocimiento el afán de Covarrubias por justificar la evolución semántica experimentada por la voz española a partir del significado del étimo. Es cierto que en muchos casos se deja llevar por la imaginación y acaba fantaseando, pero no lo es menos que en otros muchos es capaz de reconstruir el proceso de modo convincente. Nos muestra esto plásticamente la contraposición de las explicaciones semánticas ofrecidas para decenas de voces por Covarrubias con las que proporciona el DCECH: Tesoro DCECH abrojo abre el ojo: porque el que fuere por el campo, no labrado, y espinoso, ha de lleuar los ojos despauilados, mirando al suelo: especialmente, sino lleua buenos çapatos, y suelas dobladas aperī ŏcŭlos ‘abre los ojos’, originariamente advertencia al que segaba en un terreno cubierto de abrojos para que se guardara de los mismos, y luego nombre de la planta acabar de la palabra cabo, que vale fin, como le responde el verbo Latino, finire propiamente ‘hacer algo hasta el cabo’ acerico ‘almohada pequeña sobre la qual echamos la cabeza para leuantarla un poco mas sobre la almohada’ a facie, porque ponemos sobre el azerico el rostro diminutivo de hacero, cast. ant. facero, y éste derivado de Faz ‘cara’ agazaparse ‘estar cosidos con el suelo’ por que los gazapos suelen tenderse para tomar el sol, cogidas las piernas y tendidos los pies delanteros es propiamente ‘ocultarse en los intersticios del terreno, como hace el gazapo’ agotar consumir el agua en los lugares, o vasos, donde està hasta que no quede, ni una gota del lat. vg. * EGuttarE ‘secar hasta la última gota’, derivado de Gutta ‘gota’ aliñar a linea, porque todo lo que estâ a regla, y no sale de su proporcion, parece bien guardando su linde Stefan Ruhstaller 304 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 alunado el loco que con las lunas se enciende en su locura, aunque despues buelue sobre si passada aquella ocasion, que ordinariamente suele ser en el lleno de la luna 23 Lunático, así llamado porque su dolencia se atribuye a un mal influjo de la luna; lo cual también se dijo alunado borrego llamose Borrego el cordero de sobre año por tener lana borra, que aun es corta ‘cordero de uno a dos años’, seguramente derivado de borra por la lana tierna de que está cubierto cantimplora dixose cantimplora porque al dar el agua, o el vino que tiene dentro, por razon del aire que se encuentra en el dicho cuello, suena en muchas diferencias, vnas bajas y otras altas, vnas tristes y otras alegres, que parece cantar y llorar juntamente 24 tomado del cat. ant. cantiplora (hoy cantimplora), y éste compuesto de canta i plora ‘canta y llora’, por el ruido que hace la cantimplora al gotear cebada del nombre cibus, por ser el mantenimiento de las alimañas cebo Se dixo del nombre Latino cibus, porque es la comida que se echa a las aues, animales, y peces, para cogerlos en la trampa, en la red, en el ançuelo celada ‘armadura de la cabeça’ a celando, porque encubre la cabeça y el rostro lo característico de esta pieza de armadura … es que servía para tapar el rostro …; debemos considerar celada como abreviación de capellina celada o ‘cubierta’ celada ‘la emboscada que se hace para asaltar al enemigo repentinamente’ tambien a celando, porque estan en encubierta, y en emboscada 23 Para confirmar el acierto de esta explicación semántica, Covarrubias cita la expresión Estar la luna sobre el horno, que refleja la misma creencia popular: «se dixo … quando alguno se enoja mas de lo acostumbrado. Dando a entender le haze daño el plenilunio: y tomase alli el horno por la cabeza, que tiene la hechura de hornaza, y està la luna sobre ella en predominacion e influencia.» 24 Para corroborar la plausibilidad de su explicación semántica, señala la existencia de una formación análoga en griego: «En Griego se dize κλαυσιγέλως , id est ridens & flens, à verbo κλέω , fleo, & γελάω , rideo.» Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 305 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 cendra vale tanto como ceniza, pero estâ contrahido a que sinifique cierta ceniza de que los plateros hazen vna lexia fuerte para limpiar la plata, de do tomò el nombre de plata cendrada centeno Dixose centeno … porque de vn grano que se siembra suelen coger ciento en su espiga. del lat. hispánico centēnum íd., y éste del lat. centēni ‘de ciento en ciento’, porque se cree da cien granos por cada uno que se siembra. a cercén Estâ tomada la metafora, de los carpinteros, o ensambladores: que auiendo de cortar vna cosa en redondo, la señalan primero con el compas; el qual, en lengua Latina, se llama, circinus, y al cortar, se van rigiendo por su señal, y esso es circinar o cercenar. locución formada con el sustantivo CirCinus ‘compás’, del cual deriva el verbo CirCinarE corvillo ‘miércoles de Ceniza’ porque reconociendo el Christiano que es tierra, poluo, y ceniza; anda humilde y encorbado, inclinada la cabeça y el cuerpo en señal de penitencia y reconocimiento Covarr. explica semánticamente así: «porque reconociendo el christiano que es tierra, polvo y ceniza, anda humilde y encorbado, inclinada la cabeça y el cuerpo, en señal de penitencia y reconocimiento»; todo el pasaje de Juan Ruiz confirma esta interpretación mística del primer día de Cuaresma tras los excesos del Carnaval. dicha vale ventura y buen suceso, la qual ya estaua dicha, conuiene a saber preuenida in mente diuina diCha , ‘suerte feliz’, del lat. diCta ‘cosas dichas’, al cual se trasfundió en el lenguaje vulgar el sentido del clásico Fatum ‘suerte, destino’, participio de Fari ‘decir, hablar’, acepción basada en la creencia pagana de que la suerte individual se debía a unas palabras que pronunciaban los dioses o las Parcas al nacer el niño. Stefan Ruhstaller 306 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 dehesa por estar guardada y defendida, hasta cierto tiempo que admiten el ganado se llamò defesa, y corrompido el vocablo dehesa dEhEsa , ‘tierra destinada a pastos’, del lat. tardío dEFEnsa ‘defensa’, en la Edad Media ‘prohibición’, porque la dehesa está comúnmente acotada. derramar Este verbo està compuesto de De, y de Ramo, sacado de la semejança del arbol quando le desmochan, que le cortan las ramas, y esas quedan esparcidas por la tierra, vna aca y otra aculla dErramar , de un lat. vg. * dīrāmare ‘separarse las ramas de un árbol’, de donde ‘dispersar, desparramar’ y después ‘verter, derramar’; derivado de rāmus ‘rama’. exido ‘el campo que està a la salida del lugar, el qual no se planta ni se labra, porque es de comun para adorno del lugar y desenfado de los vecinos del y para descargar sus mieses y hacer sus paruas’ exido se dixo quasi exido. Lat. exitus, de exeo. is. por salir: y sera la exida o la salida del lugar Ejido , ‘campo a la salida de un pueblo, común a todos sus vecinos, donde suelen reunirse los ganados o establecerse las eras’, derivado del antiguo verbo exir ‘salir’, procedente del lat. ĕxīre íd., que a su vez era derivado de ire ‘ir’. empinar Dixose del pino, por ser arbol derecho, y que crece mucho en alto. quizá derivado de pino, nombre de árbol, por la verticalidad y esbeltez de esta conífera escapar Està tomada la metafora del que huye, dexando la capa en las manos a quien pretende detenerle EsCapar , del lat. vg. * ExCap parE ‘salirse de un embarazo o estorbo’, derivado de Cappa ‘capa’ (por lo que incomoda el movimiento). espalda ‘la parte que responde en contra del pecho, que baxa desde el ombro’ porque alli ay cierto huesso tendido que sale del ombro a manera de espatula, se dixo espalda, y los Anotomistas la llaman espatula Espalda , del lat. tardío spatŭla ‘omóplato’, antes ‘espátula’, ‘pala de ciertos instrumentos’, diminutivo de spatha que tenía esta última ac. y procedía del gr. σπάθη íd. espalderes ‘los remeros de popa en la galera’ porque hazen espaldas a todos los demas, y los gouiernan yendo al compas que ellos traen el remo. Espalder, del cat. ant. espatler íd. esparrancarse Dixose de parra, que assi como los sarmientos de la vid domestica, los tendemos y abrimos sobre la armadura de cañas, o varas: assi abren aquellos las piernas. En vista de las formas anteriores derivará de parra el castellano esparrancarse ‘abrirse de piernas’, como ya indicaron Covarr. y Aut. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 307 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 galga ‘especie de sarna muy mala que nace en el pescueço a los picaros y gente maltratada y descuidada’ Dixose assi porque suelen tenerla los galgos, a causa de ludirles alli el collar, quando estan atados. … como explica este autor [Covarrubias] porque a menudo la tienen los galgos a causa de ludirles allí el collar cuando están atados grillo y grillos ‘las prisiones que echan a los pies de los encarcelados’ Llamaronse grillos por el sonido que hazen quando se anda con ellos. Parece claro que proceden de una comparación del ruido que produce el preso, al avanzar penosamente cargado de grillos, con el sonido agudo, penetrante y como metálico del insecto, según indica ya Aut. hoz ‘angostura de valle profundo entre dos sierras, por donde tiene salida estrecha’ es como en el hombre la garganta en respeto del cuerpo: y assi se dixo del nombre Lat. faux vel potius in plurali numero fauces, superior pars gulae, mento propinqua sed interior, vbi os angustatur del lat. vg. fōx , fōcis , en latín clásico Faux , FauCis , ‘garganta humana’, ‘desfiladero’ geta ‘los labios hinchados de los negros’ …por la semejança que tienen con las setas, o hongos que nacen en el campo De seta o xeta ‘hongo’ … viene indudablemente jeta ‘boca saliente de labios abultados’, ‘cara bestial’ … Es evidente la comparación con el aspecto abultado de la superficie superior del hongo, provista de un hoyito en medio… juanetes ‘los hueseçuelos salidos de los dedos pulgares, assi de las manos como de los pies’ [Los ivanetes] arguyen rusticidad, y tienenlos ordinariamente la gente grossera: y por arguir mal ingenio se llamaron juanetes de Iuan, quando tomamos este nombre por el simple, y rustico. diminutivo o despectivo de Juan, como nombre típico de gente rústica, la cual suele estar muy afectada de juanetes en los pies lamparón ‘enfermedad conocida que nace en la garganta’ …en Castellano se pudo dezir lamparon ἀπο τῆς λαμπάδος , splendor, porque la cutis del lamparon tiene vn cierto resplandor albicante, por estar tan estirado, y por su corrosion lamparón, ‘escrófula’, origen incierto, quizá derivado de lámpara por lo lucio y blanquecino del cutis inflamado. lexía agua cozida con ceniza para colar la bogada de los paños, latine lexiuium à nomine obsoleto lix licis, quod cinerem significat lejía, abreviación romance del lat. aqua lixīva ‘agua de lejía’, del adjetivo lixīvus ‘empleado en la colada de ceniza’ Stefan Ruhstaller 308 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 levadura el Español le dio su propio nombre de leuadura à leuando, porque mezclada con la demas harina, y hecha masa la aliuia y esponja lombriguera ‘yerua’ Dixose assi por matar las lombrices, con la gran fuerça de su amargor. madriguera ‘coueçuela donde crian los conejos’ … porque la madre los tiene escondidos en ella derivado de madre mecer ‘menear vna cosa, reboluiendola [como mecer las cubas]’ …del verbo latino misceo. es, por mezclar; porque entonces se mezcla, e incorpora vno con otro del lat. mĭscere , que significa esto último [‘mezclar’], se pasó a ‘agitar (para mezclar líquidos)’, y hoy se ha especializado en el movimiento acompasado para adormecer un niño muladar ‘lugar fuera de los muros de la villa, o ciudad, adonde se echa el estiercol y la vasura’ … porque es fuera de los muros, se dixo muradal, y de alli muladar, trocando las letras Muradal, antiguo, ‘lugar próximo al muro exterior de una casa o población, donde se arrojan inmundicias’, ‘muladar’ …, de donde con metátesis muladar mulato ‘el que es hijo de negra, y de hombre blanco, o al reues’ …por ser mezcla extraordinaria la compararon a la naturaleza del mulo por comparación de la generación híbrida del mulato con la del mulo; sufijo attus , aplicado a las crías de animales muslo … porque tiene muchos musculos le llamamos corruptamente muslo El lat. mūscŭlus íd. dio por vía popular muslo […], con especialización en los músculos del muslo, miembro carnoso por excelencia. querer ‘apetecer una cosa, o tenerla voluntad’ Dixose à quaerendo, porque lo que queremos lo vamos a buscar. rémora dicho assi, a remorando, porque si se opone al curso de la galera, o de otro vagel le detiene, sin que sean bastantes remos ni vientos a mouerle … tomado del lat. rĕmŏra ‘retraso’, ‘pez rémora’, sacado de remorari ‘retrasar’ según el modelo de mora junto a morari Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 309 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 riesgo peligro de precipitarse, como el que va por lugares asperos y entre riscos es probable que tengan el mismo origen que el cast. risco ‘peñasco escarpado’, antiguamente riesco, por el peligro que corre el que transita por estos lugares o el navegante que se acerca a un escollo robra ‘escritura que se haze de alguna compra, o venta’ a roborando, porque se confirma con la escritura de robŏrare ‘fortificar, consolidar’ rodilla …porque es vna chueca en forma de media bola, que coge el juego del muslo y de la pierna Rodilla *‘rótula’ > ‘rodilla’ saludar hablar a otro cortesmente, desseandole salud sarpullido ‘vnas pintas coloradas que salen por el cuerpo quando se ha passado mucho Sol, o calor’ Dixose a serpendo, porque cunde por todo el cuerpo. derivado de serpĕre ‘cundir’ sierra ‘tierra montañosa y desigual’ …con sus peñascos resquebrajados, semeja a los dientes de la sierra instrumento Se trata de una metáfora, por comparación con el aspecto dentado de las cordilleras. siesta dixose de la hora sexta, que es el medio dia de hora sĕxta ‘la hora sexta del día, que correspondía a las 12’ sucio Çuzio, oponese a limpio: mas propiamente se dize suzio; por valer tanto como sucoso, á suco, que del sudor o cosa sugosa dexa el hombre de estar limpio y lustroso sucio, del lat. sūcĭdus ‘húmedo, jugoso’, derivado de sūcus ‘jugo’, ‘savia’ tremedal ‘agua cenagosa o cieno ralo’ …el qual con poco mouimiento que se haga en el tiembla todo; y assi se dixo a tremendo trena ‘trenza’ …por estar texida de tres ramales …junto con el cat. y oc. trena íd. y el it. trina ‘trencilla’, procede del lat. trīna ‘triple’, por los tres ramales que se entretejen en las trenzas tronera dicha assi del tronido que haze el arcabuz, o la pieça pequeña de artilleria de trueno en el sentido de ‘detonación de una arma de fuego’ Stefan Ruhstaller 310 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 trobar ‘hazer coplas, y poetizar’ …porque los poetas son inuentores de nueuas cosas, los llamamos trobadores, conuiene a saber, inuentores y halladores de nueuos conceptos y consonantes del oc. ant. trobar ‘hallar’, ‘componer versos’, voz hermana del fr. trouver, it. trovare, cat. trobar íd., que proceden probablemente de un lat. vg. * trŏpare , variante del lat. tardío contrŏpare ‘hablar figuradamente’, ‘hacer comparaciones’ (derivado del grecolatino trōpus ‘figura retórica’), de donde ‘inventar’ y luego ‘hallar’ tuerto ‘agrauio y sin razon que se le haze a alguno’ en opuesto llamamos derecho, Lat. rectum, a lo justo, y conforme a las leyes diuinas y humanas Tuerto adj. ‘torcido’ [Berceo], ‘injusto’ [Apol.]; ‘bizco’ ant. …, propiamente ‘de vista torcida’; de donde luego ‘que sólo tiene un ojo’ [J. Ruiz], comp. casos paralelos de evolución semántica, RDR III, 469; m. ‘agravio, injusticia’ tullir y tullirse comunmente se toma por el encogimiento de los miembros, pies y manos, de tollir, que vale quitar, à tollendo, porque la enfermedad quita las fuerças al tullido tullido , del antiguo tollido íd., propiamente participio del verbo toller ‘quitar’, que se empleó absolutamente con el sentido de ‘quitar la fuerza, inutilizar’ zaragocí de vna especie de ciruelas, que son destas amarillas, que en algunas partes llaman çaragoçies, por auerse traydo de çaragoça, se hacen las ciruelas passas La preocupación de Covarrubias por la reconstrucción de la evolución semántica de las palabras se muestra constantemente. Señala, por ejemplo, que el étimo latino de caballo aún no designaba al animal de forma genérica: «solo ay diferencia que en la lengua Latina cauallus sinifica lo que en la nuestra rocín o cauallo viejo, y cansado, quales suelen ser los de los molineros, y los demás de seruicio, que no son para caualleria de gente noble, ni para la guerra»; que el lat. bos «sinifica el vn sexo y el otro», mientras que el cast. buey «es solo el macho, digo el toro castrado, y vaca la hembra» (si bien puntualiza que «en la carniceria se llama indistintamente la carne que se pesa vaca»); 2324 que el lat. CErEbrum «vale el meollo de la cabeça», mientras que la voz celebro designaba, en el castellano cotidiano de la época, el cogote 25 (el significado etimológico era propio del 23 24 25 «y assi dezimos, Cayô de celebro, quando la cayda es de espaldas», ejemplifica. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 311 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 lenguaje culto y técnico: «pero en rigor, deduziendole de su origen, cerebrum, vale el meollo de la cabeça», es decir, lo que en la lengua de la época se denominaba comúnmente sesos); que el lat. lumEn «sinifica claridad: pero en Romance [lumbre sinfica] el mismo fuego, no solo en quanto da luz, pero en quanto calienta, abrasa, y consume: y assi se toma lumbre por el hogar que esta encendido con ella»; que, a diferencia del lat. passEr , designación específica del gorrión, el cast. páxaro «es nombre generico que comprehende toda especie de paxaricos y paxaros, y a los alcones llaman paxaros»; que, frente al valor genérico del cast. paloma, el latín distinguía entre palumba - «son las palomas, que crian en las peñas y en los arboles» - y Columba - «las domesticas que crian en los palomares» -; que el lat. rostrum (> rostro) valía ‘pico del aue’, y aún no ‘cara’; que el lat. salirE significa ‘saltar’ y todavía no, como él define el cast. salir, ‘mouerse de vn lugar a otro alguna cosa, y manifestarse’, si bien puntualiza que el verbo latino «algunas vezes vale salir, como salire e terra pro prodire emitti»; que, frente a su étimo lat. trans , que «vale vltra», la prep. tras, «en romance vale post»; que mientras el lat. pomum matianum (o, mejor: mala mattiana ) era designación de una variedad concreta de manzana, en el romance «se estendio a ser nombre generico para todas»; y, tras constatar que el lat. villa significaba ‘caseria o quinta, que està en el campo, a do consiste la labrança de la tierra del Señor y la cosecha a do se recogen los que la labran con sus ganados, y tienen su viuienda apartada de las demas caserias’, destaca que «el dia de oy llamamos villas los lugares de gente mas morigerada y sonles inferiores los aldeanos que habitan en otros lugares pequeños dichos aldeas; como quiera que sea los vnos y los otros son opuestos al estado de los hidalgos». También describe ciertas evoluciones semánticas ocurridas a lo largo de la historia del propio romance castellano: así, señala que harnero, a pesar de que «bien se ve que tomò el nombre de la harina», «se ha estendido a sinificar las criuas con que limpian el trigo, la ceuada, y la paja» en general; o que la voz dueña, a partir del valor etimológico básico, adquirió en cast. diversas acepciones específicas: dvEña , en lengua Castellana antigua vale señora anciana biuda, agora sinifica comunmente las que siruen con tocas largas y mongiles, a diferencia de las doncellas; y en Palacio llaman dueñas de honor, personas principales, que han embiudado, y las Reinas y princesas las tienen cerca de sus personas, en sus palacios. Muy pertinentes son así mismo las observaciones semánticas que hace Covarrubias para explicar la voz traje 26 , que relaciona correctamente con la acepción específica del verbo traer ‘llevar un vestido o adorno’ aduciendo el ejemplo fulano se trae bien 27 . Finalmente, es interesante cómo, para hacer plausible una evolución semántica, recurre a la presentación de casos análogos. Así, para aclarar el origen de fecha ‘data de la escritura, por quanto especifica el dia que se haze’, que ejemplifica con «fecha en Madrid, a tantos de tal mes, y de tal año», señala el caso paralelo de lat. datum: «en las 26 Es perdonable que no sea consciente del carácter de préstamo portugués de la voz. 27 El DCECH atribuye el mérito de relacionar traje con trahErE a Diez (s. traer, N7). Stefan Ruhstaller 312 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 gracias, mandatos y editos se nombra data, y en Latin datum, vt datum Romae, &c». Y para explicar el ictiónimo lenguado como derivado de lengua llama la atención sobre la equivalencia latina solea, que igualmente hace alusión a la forma del pez: lEnGvado , pez conocido de la mar, y vna especie de los que llaman planos, en Latin se dize solea, que vale soleta por su forma, y el Español le llamò lenguado por tener forma de lengua, y la soleta tiene la misma forma por parecer lengueta. 4.2. Explicación de aspectos formales Como ya vimos, Covarrubias ignoraba casi por completo las reglas del cambio fonético. Aun así, hacía en no pocas ocasiones reflexiones que revelan que era consciente de la necesidad, en el estudio etimológico, de justificar no solo la evolución semántica experimentada por las palabras a lo largo del tiempo, sino también la de su significante; he aquí algunos ejemplos: - Explica la ainicial de la voz abubilla (el DCECH no se plantea este pormenor fonético) postulando que se trata de un compuesto de «aue, y del diminutiuo de Vpupa, conuiene a sauer Vpupilla, aue Vpupilla, y corrompido Abuuilla». - Identifica el fenómeno de la metátesis, por ejemplo a propósito de la etimología de bostezar («del verbo Latino oscitare: trocaron la c. y la t. y por boscetar dijeron bostezar»), o de la de albahaca («albahaca, de habaca, traspuestas las silabas»), forma cast. que compara con la más etimológica cat. alfábega (si bien es cierto que ya Juan López de Velasco había hecho lo mismo, como señala el propio Covarrubias). - Llama la atención sobre la existencia ya en latín de la variante Coda , más cercana al cast. cola, de Cauda : «cauda: veteres etiam codam dicebant»; cf. DCECH: «del lat. vg. cōda íd. (lat. Cauda )». De cierto interés son también las formas intermedias, generalmente hipotéticas (es decir: inventadas libremente por él), que cree deben haber existido entre el étimo y la forma española en uso, formas que identifica en el discurso etimológico mediante el marcador quasi (equivalente al * usado por los etimólogos modernos). Así, por ejemplo, crea la forma canastra para hacer plausible para el lector el paso del lat. Canistrum al cast. canasta: « Canasta , quasi canastra, del nombre Latino canistrum, a canna, por que se hazian de cañas delgadas, y gruesas». Muchas veces, dichas variantes hipotéticas precursoras carecen por completo del apoyo de las leyes fonéticas, otras, sin embargo, se acercan bastante a las realmente documentadas en los estudios científicos modernos o a las reconstruidas por los lingüistas actuales. Un caso sorprendente es el de la variante versura de vasura inventada por Covarrubias (« vasura , la vascosidad y poluo que se coge del suelo con la escoba, quasi versura del verbo verro. is. por varrer»), idéntica a la postulada por Corominas («basura, del lat. vg. * versūra ‘acción de barrer’, derivado de vErrErE ‘barrer’, part. vErsus »). Otros ejemplos bastante acertados son cernada < «quasi cinerada à cinere»; « llovEr , … quasi plouer, del Latino pluere, que es caer agua del cielo, o pluuia» (en lat. vulgar existió, efectivamente, la forma plŭěre , según el DCECH); postula como forma intermedia entre el lat. līmĭnaris y el cast. umbral la de luminare, y señala las coetáneas Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 313 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 lumbral y umbral como variantes «corruptas»; indica como variante más cercana de mimbre al étimo latino vimEn la de vimbre (si bien, en este caso, adopta una posición prescriptiva nada científica: «Auiamos de dezir vimbre, y corrompimos el vocablo diziendo mimbre»). Muy pertinente en un diccionario cuyo objetivo principal declarado es el estudio etimológico es la decisión de estudiar en sus artículos no solo la palabra base, sino de reunir también sus derivados, que quedan plásticamente explicados en este contexto morfológico de la familia léxica. Así, al estudiar el sustantivo codo o el verbo ceñir no se limita a explicar el origen de estas formas básicas, sino que enumera toda una serie de derivados (codal, codera, acodar; desceñir, ceñidor, cintero, cinto, etc.), que así quedan explicados etimológicamente: Codo , Lat. cubitus, & cubitum. Curbatura brachij, vbi lacerto iungitur. … Codales, son dos reglas pequeñas, que los carpinteros ponen sobre el madero que acepillan en los extremos, para poderle labrar en esquadría. CodEra , la sarna que nace en los codos, la qual da mucha pena, por ser parte sensible mas que otra. […] Acodar las vides plantarlas, haziendo vna torcedura a manera de codo. CEñir , del verbo Lat. cingo. gis. xi. ctum. coerceo, comprehendo … Desceñir, quitar el cinto. Ceñidor, el cinto de seda, o lana, a diferencia del cinto, que es de cuero, y encima seda, o oro. Cintero, el de las aldeanas tachonado. Cinto y Cinta, y Cintilla, Cintillo, Cintarazo, vide infra. De gran interés es, por otra parte, el recurso a variantes propias de dialectos o sociolectos de algunas palabras que presentan características formales más próximas al étimo. Así, para explicar la voz antruejo ‘carnestolenda’ destaca la existencia de una variante rústica antruido («en las aldeas le llaman Antruydo»); esta última forma le acerca al étimo lat. introītus , ratificado por Corominas con la explicación adicional de que la voz significa «propiamente ‘entrada (de Cuaresma)’» y que se trata de un «derivado de introīre ‘entrar’». Y en el caso del verbo assomar, que define como ‘parecer en lo alto’, el dato que le facilita la determinación de la etimología es la locución preposicional, propia en su época del lenguaje rústico, en somo ‘en lo alto de’: assomar , parecer en lo alto, de la palabra Latina summus, quasi ad summare. De aqui dizen los villanos en somo, en lo alto, como En somo el collado, y somas, o çomas, los altozanos que leuantan algunas lomas, o collados. Ocasionalmente, Covarrubias señala la existencia en el léxico español de dos soluciones formalmente diferenciadas de un mismo étimo latino; así ocurre cuando llama la atención sobre el doblete espalda - espátula: Espalda , la parte que responde en contra del pecho, que baxa desde el ombro: y porque alli ay cierto huesso tendido que sale del ombro a manera de espatula, se dixo espalda, y los Anotomistas la llaman espatula… Identifica, además, un caso de homonimia cuando diferencia entre cardenal en el sentido de ‘dignidad inmediata al sumo Pontifice’, que deriva correctamente «a cardine, porque assi como la puerta por grande que sea se mueue abriendose y cerrandose, so- Stefan Ruhstaller 314 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 bre los quicios, o cardines», y cardenal en el sentido de ‘mancha amoratada, negruzca o amarillenta de la piel a consecuencia de un golpe u otra causa’: De consideracion tan alta hemos de dar vna baja tan grande, que no pueda ser mas, en razon de ser este nombre cardenal equiuoco, y sinificar por diferente razón, y origen la señal que dexa el açote o el golpe en el cuerpo del hombre: de la color cardena que se causò de la carne magullada, y sangre alterada en el lugar del golpe. Indica, aunque sea de forma muy escueta, la relación existente entre el significado ‘irse al suelo, y a lo hondo del agua, o al hondon de qualquiera vasija que contenga en si agua, o otro licor’ del verbo hundirse y el adjetivo hondo (Corominas es algo más explícito: «modernamente en castellano se ha generalizado la ac. ‘sumir, echar a fondo’, por influjo de hondo»). Finalmente, es interesante señalar cómo Covarrubias recurre a veces a la toponimia para mostrar la existencia en castellano de ciertos elementos léxicos de origen latino, o bien para ampliar la documentación léxica disponible (véase para el tema r uhstallEr 2015: 343): riba , por Ripa, que vale ribera, ay algunos lugares compuestos con este nombre, como Ribagorça, Ribadeo, Ribadauia, Ribadeneyra, Ribadecoa, y en el Obispado de Cuenca Ribagorda, Ribataxada, Ribataxadilla. 4.3. Utilización de documentación antigua Un elemento de especial interés es la documentación en forma de textos antiguos que Covarrubias reproduce en buena parte de sus artículos. Dado que era consciente del origen latino de la base del léxico castellano, no es sino coherente que recurra a textos latinos para reconstruir los detalles de la trayectoria histórica, tanto fonética como semántica, de las palabras desde su origen. Veamos algunos casos representativos. Los versos Castaneasque nuces, mea quas Amarylis amabat, Addam cerea pruna, et honos erit huic quoque pomo. que extrae de la Égloga II de Virgilio contienen la clave para la explicación etimológica de la voz cast. ciruela, un derivado de CEra que originariamente designaba una variedad específica de pruna . El canónigo llama la atención sobre la evolución semántica del término - «y aunque es vna especie de ciruelas, alçose con el nombre por ser preciada y estimada» -, si bien es verdad que esta reflexión diacrónica ya la había hecho anteriormente Lluís Vives, como explícitamente reconoce Covarrubias. No menos decisivo es el texto de Plinio (libro 8, capítulo 47): Magna et pecori gratia vel in placamentis deorum vel in usu vellerum. ut boves victum hominum excolunt, ita corporum tutela pecori debetur. generatio bimis utrimque ad novenos annos, quibusdam et ad X; primiparis minores fetus. coitus omnibus ab arcturi occasu, id est a. d. III idus Maias, ad aquilae occasum, id est X kal. Augustas. gerunt partum diebus CL; postea concepti invalidi. cordos vocabant antiqui post id tempus natos. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 315 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 al que Covarrubias hace referencia sin reproducirlo explícitamente para aclarar el origen etimológico de la voz cordero, pues revela que se trata de un derivado de cordus ‘tardío’ aplicado de modo específico a los corderos. De forma muy escueta, Covarrubias llama la atención, además, sobre la extensión del significado de la voz para designar el cordero en general: «se toma indistintamente por el temprano, y por el tardio». Con no menos acierto determina Covarrubias el origen latino de dorada. El texto de Festo que cita (libro 2, capítulo 13) le demuestra no solo que la voz existió ya en latín (es decir, que no se trata de una formación romance), sino también que estamos ante un derivado de aurum . El pasaje en cuestión - «orata, genus piscis, appellatur a colore auri quod rustici orum dicebant, ut auriculas oriculas» - le proporciona, además, un dato fonético de gran interés que valora debidamente («Y los Antiguos no la llamaron aurata, sino conuirtiendo el diphtongo au, en, o. Orata.») manifestando su interés por la fonética diacrónica. De gran valor es la documentación latina que Covarrubias cita para la voz cama - «Camisas vocamus, quod in his dormiamus in camis» -, pues el autor al que cita, San Isidoro, es el único que la empleó, lo cual indica que se trata de una forma exclusivamente hispanolatina, de origen muy probablemente prerromano. Repite el mismo pasaje para mostrar la vitalidad ya en latín del cast. camisa, y es sin duda perdonable que acepte la interpretación etimológica isidoriana de esta última voz. La sensibilidad filológica de Covarrubias se expresa también en el artículo que dedica a la voz faisa, que define como ‘vn listón ancho, conque las mugeres se aprietan el vientre hasta los pechos’, añadiendo que «con estas mesmas faxas aprietan a los niños, sobre las mantillas, y los embueluen y atan con ellas» 28 . En un epigrama de Marcial, el lexicógrafo localiza un pasaje que revela una acepción muy similar existente ya en latín: Fascia crescentes dominae compesce papillas, Vt sit quod capiat nostra, tegatque manus. Covarrubias comenta al respecto: Segun Marcial, li. 14. las damas vsauan apretarse con las faysas, o faxas, porque no les creciessen los pechos, que trayendolos sueltos y floxos se hazen tetonas, Fascia pectoralis 134. Demuestra también la etimología latina de galgo < Canis GalliCus ‘perro de Galia’ con un epigrama de Marcial («Leporemque laesum Gallici canis dente»), documentación que completa con un pasaje de las Metamorfosis de Ovidio: Ipse amor admisso sequitur vestigia passu Vt canis in vacuo leporem cum Gallicus aruo Vidit, et hic praedam pedibus petit, ille salutem. 28 Delimita, además, el significado del mozarabismo dialectal toledano faisa frente al del término castellano general del mismo origen faxa. Comenta: «La faisa es solo para apretar el pecho», mientras que faxa es nombre que «se estiende a sinificar la guarnicion de tiras que se echan en las ropas, y ciertos leuantales de las labradoras con que algunas vezes se cubren y vsan dellos como mantellinas, y otras traen sobre las sayas». Stefan Ruhstaller 316 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Otra fuente latina, Plinio, le permite determinar el origen deonomástico de mançana: «Plin. lib. 15. dize auer tomado nombre del que hallo esta fruta y la cultiuo dicho Matio.» Cita, además, a San Isidoro (quien, a su vez, se basaba en Suetonio, autor también invocado por Covarrubias, aunque sin citar su texto), que ofrece una etimología diferente, aunque de base igualmente deonomástica: «Malum Matianum à loco vocatum, vnde prius aduectum est.» La palabra nicho, identificada acertadamente como italianismo por Covarrubias, es definida en el Tesoro como ‘cierta concauidad hecha en la pared con arte y proporcion’, con la puntualización de que «Estos nichos pueden seruir de muchas cosas, o de assientos, o de encaxes, donde se ponen imagenes, o estatuas, y en las librerias de los hombres curiosos son los apartados de los libros, que por el numero dellos se buscan con facilidad.» Desde el punto de vista semántico resulta muy oportuno el fragmento de un epigrama de Marcial que reproduce - «Hos nido licet inseras, vel imo/ Septem quos tibi misimus libellos.» -, pues en él aparece la palabra latina nidus (de la que deriva el ital. nicchio, origen de nicho) en una acepción metafórica que explica perfectamente la historia semántica de la voz. Para explicar etimológicamente la voz orzuelo ‘carnosidad pequeña, que se engendra en la carne de las pestañas’, Covarrubias adopta (sin reproducirla literalmente) la acertada explicación que ya dio San Isidoro (Liber IV, De Medicina; VIII. De morbis qvi in svperficie corporis videntuvr) para la forma latina: Ordeolus est parvissima ac purulenta collectio in pilis palpebrium constituta, in medio lata et ex utroque conducta, hordei granum similans: unde et nomen accepit. Recurre a Varrón para ilustrar que yugada ‘espacio de tierra que puede arar comodamente vna yunta de bueyes en un dia’ tiene un similar origen metonímico que la acepción que ya la base léxica iuGum poseía en latín: «Varrón libro I. capite 10. De re rustica, dize, Iugum vocant, quod iuncti boues, vno die exarare possunt.» A pesar de la distancia fonética, es consciente de que alambre ‘especie de metal de color rubro y encendido’ es derivado del lat. aEs , aEris ‘cobre’, ‘bronce’, sin duda gracias a un pasaje de los Fastos de Ovidio que cita: Aera dabant olim: melius nunc omen in auro est Victaque concessit prisca moneta nouae. Por otra parte, identifica el verbo aporcar, que define como ‘cubrir con tierra la hortaliza, como el cardo, la escarola’, como derivado del lat. porca ‘surco’. Para ello se basa en tres pasajes de autores latinos: uno de la obra De Verborum Significatu, de Marco Verrio Flaco: appellantur rari sulci, qui ducuntur aquae deriuandae gratia: ita dictae quod porceant, id est, prohibeant aquam frumento nocere, crebriores autem sulcilimi vocantur y otros dos de Columela (De re rustica): liras rustici vocant easdem porcas, cum sic aratum est, vt inter duos latius distantes sulcos medius cumulus siccam sedem frumentis praebeat Campani hodiè porcas vocant puluinos siue hortulos, in quibus veluti sulcatim, sua cuiusque generis olera seruntur. Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 317 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 En cuanto a la voz baxel ‘buque’, aun siendo cierta la etimología que Corominas establece (se trata de un préstamo del catalán vaixell, a su vez procedente del lat. vascĕllum ‘vasito’, diminutivo de vas ), no deja de ser interesante la documentación que Covarrubias extrae de las Etimologías de San Isidoro (lib. 19, cap. 1): Faselus est nauigium, quod nos corrupti baselum dicimus. Covarrubias es consciente del carácter de creación expresiva que tiene la voz bambarria ‘bouo, y tonto’ (afirma que es «nombre fingido»), y llama la atención sobre una formación latina análoga que aparece en la tercera Filípica de Cicerón: Bambalio quidam pater, homo nullo numero, nihil illo contemptius, qui propter haesitantiam linguae, stuporemque cordis cognomen ex contumelia traxit. Del gramático del siglo V Adamantius Martyrius extrae la cita «Batualia quae vulgo Battalia dicuntur, exercitationes gladiatorum, vel militum significant.» Este pasaje le permite reconstruir el significado originario de este derivado del lat. batuere ‘batir’: «Y este verbo batallar, sinificò primero el imponerse y exercitarse con los palos, bastones, o rudes, los gladiatores o soldados, antes que saliessen a matarse o a pelear con las espadas blancas.» Covarrubias no solo recurre a textos latinos para reconstruir la historia del léxico español, sino también a testimonios medievales. La fuente más asiduamente aprovechada la constituyen las Siete Partidas, texto mediante el cual pudo atestiguar voces caídas en desuso como alfoç[es], assonar ‘leuantar gente de guerra’, personero (cf. r uhstallEr 1996: 440-41), y variantes arcaicas (como albohera de albufera). También extrajo de él variantes fonéticas arcaicas que le acercaban al étimo, como ocurre por ejemplo en el caso de caudillo. En la obra alfonsí localizó la forma cabdillo, variante menos evolucionada de la voz que le permitió relacionar la raíz léxica (tras postular una forma intermedia hipotética *capdillo) con el lat. Caput 29 : De las calidades del que ha de ser cabdillo habla la ley 4. tít. 23. partida 2. y dize alli la glossa de Montaluo, verbo cabdillos, assumatur talis in ducem guerrae; qui scientiam & intellectum habeat, hoc officium exercendi. Similar es el caso de cosario, documentado en las Siete Partidas como cursario: Mas por razon de furto no deue matar, ni cortar miembro ninguno, fueras ende si fuese ladron conocido, que manifiestamente touiesse caminos, o que robasse otros en la mar, con nauios armados, a quien dizen Cursarios, &c. Esta forma medieval le permite relacionar el término con el verbo correr («Y assi se dixo cosario, quasi cursario»). Las Siete Partidas le proporcionaron también definiciones jurídicas precisas del significado de numerosas palabras en el siglo XIII, hecho que aprovechó para recons- 29 Para corroborar su interpretación señala finalmente el caso de capitán, voz de significado y origen léxico afines («…â capite, de donde tambien se dixo capitan, que sinifica lo mesmo»). Stefan Ruhstaller 318 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 truir la evolución semántica. Un caso interesante es el del sustantivo barrunte, que aparece en el texto medieval con el significado ‘espía’: Barruntes son llamados aquellos homes que andan con los enemigos, e saben su fecho dellos, porque aperciben a aquellos que los embian que se puedan guardar demanera que les puedan facer daño, e no lo reciban. Covarrubias completa esta información semántica con un dato de su propia sincronía - la acepción ‘imaginar alguna cosa tomando indicio de algun rastro o señal’ del verbo barruntar - correspondiente a un lenguaje específico, el tecnolecto de los cazadores: dizese metaforicamente, aludiendo a lo que el montero discurre vista la barrera donde se ha rebolcado el jauali por cuyas señales conoce el tamaño de la res y por sus pisadas, por que parte ha ido. Aun cuando esta documentación no le permite encontrar una etimología segura (no olvidemos que incluso para el DCECH la voz es «de origen incierto») 30 , el hecho de indagar en los lenguajes específicos y en los textos medievales revela una clara conciencia de la importancia de reunir un aparato de documentación lingüística como base para el estudio histórico del léxico y para la interpretación etimológica. 4.4. Casos ejemplares de etimologías Quiero llamar la atención, finalmente, sobre algunos casos que revelan de forma especialmente clara cómo Covarrubias acertó a veces de una manera sorprendente en sus indagaciones etimológicas. Como señalaron Meyer-Lübke y Menéndez Pidal, y ha confirmado Corominas, la voz cernícalo ‘ave rapaz’ está relacionada con cerner ‘cribar’, en alusión al característico movimiento en el aire de esta ave rapaz semejante al de un cedazo que se mueve (probablemente remonta al sustantivo lat. cernĭcŭlum ‘criba, cedazo’, aunque los detalles de la evolución fonética distan de ser claros). Fue, sin embargo, Covarrubias quien primero expuso esta idea cuando, inspirándose en un uso propio del lenguaje específico de los cazadores, explicó: «Dixose Cernicalo de cerner, porque suele estarse en el aire sin mouerse de vn lugar, meneando las alas y la cola: lo cual en las aues llaman los caçadores cerner.» Covarrubias (s. brizo y combleza) relaciona la voz combleza ‘manceba del hombre que es casado’ con brizo y brezo, formas, según él, propias del «antiguo Castellano», y que realmente existen en leonés (y también bajo formas afines en portugués, catalán y occitano), puntualizando que brizos se llaman «en algunas partes de montañas», «vnas cunas colgadas en el aire con sogas» que «hazen a los niños», así como con el francés berceau [de treille]. Corominas, aunque es escéptico ante la existencia 30 En algunas ocasiones, las Partidas le suministraron información etimológica. Ejemplos son los artículos abogado: «La ley primera, tit. 6. part. 3. le llama Bocero, y alli la glossa: & dicitur aduocatus, quia vocibus proponit»; desafiar: «Desafiamiento, es apartarse ome dela Fe que los fijos de algo pusieron antiguamente entre si, que fuesse guardada entre ellos …» Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 319 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 real de la variante blezo y de las acepciones ‘cama armada sobre zarzos’, ‘cama del hombre casado’ que Covarrubias atribuye a la voz, admite el núcleo de la propuesta del canónigo, y desarrolla su interpretación etimológica partiendo de la idea inicial de este añadiendo documentación más completa y justificando los pormenores fonéticos y semánticos. Aunque la interpretación del DCECH inspirada en Covarrubias presenta diversos aspectos de marcado carácter hipotético, constituye la más convincente de las que hasta ahora se han hecho (Corominas rechaza otras ideas de Simonet, Sarmiento, Meyer-Lübke, Spitzer, Giese y García de Diego). La atención de Covarrubias no solo a la lengua cortesana, sino también, como acabamos de ver, a los tecnolectos, así como a sociolectos y registros de menor prestigio, le lleva en ocasiones sobre la pista de etimologías correctas nada evidentes. Al caso de assomar que ya comentamos podemos agregar el de cañaheja, voz de la que señala una variante cañaherla (sin describir explícitamente su ámbito de uso 31 ). Esta forma le acerca al étimo latino [ Canna ] fĕrŭla ‘planta de tallo largo’, ‘varita’ 32 . En el caso de duende, Corominas rechaza las etimologías propuestas por autores modernos de prestigio como Diez, Spitzer, A. Castro y Brüch, para retomar la idea de Covarrubias (afirma: «Propuso ya esta etimología, aunque algo confusamente, Covarr., pero no se le hizo caso»): según este, los duendes «suelen dentro de las casas, y en las montañas, y en las cueuas espantar con algunas aparencias, tomando cuerpos fantasticos»; «nosotros por esta razon les llamamos duendes de casa, dueños de casa y corrompido el nombre y truncado dezimos duendes». Corominas confirma esta propuesta puntualizando que duende «significó antiguamente ‘dueño de una casa’, y es contracción de duen de casa, donde la primera palabra es forma apocopada de dueño.» Con mucho tino Covarrubias relaciona el cast. exido (que define como ‘el campo que està a la salida del lugar: el qual no se planta, ni se labra, porque es de comun para adorno del lugar y desenfado de los vezinos del: y para descargar sus mieses y hazer sus paruas’) con el verbo lat. ExEo , is ‘salir’ y su derivado Exitus («Y assi digo, que exido se dixo quasi exido. Lat. exitus, de exeo. is. por ‘salir’: y sera la exida o la salida del lugar»). No menos interesante es su recurso a un documento medieval (reproducido en la Historia de la ciudad de Toledo de Pedro de Alcocer) para atestiguar la existencia de una variante femenina exida y para ratificar el hecho de que la voz inicialmente significó ‘salida (de una población)’: 31 Es indudable que circulaba en la lengua de su época, pues Corominas la encuentra en un texto de 1606 de Ruizes de Fontecha, y el diccionario académico aún la incluye sin marca de uso (la Academia la recogió por primera vez en 1803, como forma usada «en algunas partes»). 32 Va incluso más allá de la determinación del étimo latino relacionando este con el verbo FErirE ‘golpear, dar (con algo)’, explicación que justifica haciendo hincapié en la utilidad de la cañaheja como instrumento para disciplinar a los escolares a la que hacen referencia pasajes de Juvenal («Et nos ergo manum ferulae subduximus») y Marcial («Ferulaeque tristes sceptra paedagogorum cessent»). Stefan Ruhstaller 320 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 Y de que exida valga salida, consta del lenguaje antiguo Castellano, Pedro de Alcocel, que escriuio la historia de la ciudad de Toledo, refiere vna carta de venta, que dize, vende cierta tierra con su palomar e con entradas, e con exidas: demanera que exidas, vale salidas. Corominas atribuye el hallazgo de la etimología correcta de la voz longaniza al romanista Jules Cornu (1849-1919), quien, en contra de la interpretación dominante (que relacionaba la voz con el lat. longano , ōnis , ‘intestino grueso’, ‘especie de embutido’) y tradicional desde Diez, la derivó del lat. lūcanĭca , voz (como comenta Corominas) ya clásica, lo mismo que lucanicum, lucana y lucania, como nombre de una butifarra o longaniza. Fue, no obstante, Covarrubias quien, tres siglos antes, explicó acertadamente el origen del vocablo - «donde primero se inuentò fue en Lucania, de donde se dixo Lucanica en Latin.» -, afirmación que ratifica citando un epigrama de Marcial: Filia Picenae venio Lucanica porcae, Pultibus hinc niueis grata corona datur. Muy interesante es la explicación de la irregularidad fonética consistente en la consonante nasal no etimológica que presenta la voz castellana. Covarrubias la explica con total acierto anticipando el concepto de la etimología popular: «Nosotros corrompemos el nombre, y la llamamos longaniza. Esto sin embargo de que el vulgo pensara auerse dicho assi por ser larga.» 33 . Covarrubias era consciente de que para lograr una hipótesis etimológica convincente era preciso conocer con detalle no solo la palabra y su historia, sino también el referente designado. Esta concepción de su labor de etimologista, que es el germen de lo que, mucho más tarde, se consolidaría en el marco del método Wörter und Sachen, se manifiesta en su comentario acerca de las voces voz correa y loriga. Define esta última como ‘armadura del cuerpo, hecha de laminas de azero, que por otro nombre llaman corazas’, añadiendo, con el fin de justificar el origen de la voz como derivado del lat. lōrum ‘correa’, que estas, las corazas, «eran antiguamente de vnas correas texidas vnas con otras tan apretadas que ninguna arma podia pasarlas: y assì loriga se dixo del nombre latino lorica â loro, que es correa de cuero, y coraças â corio.» 33 La idea de la etimología popular aparece también en otros lugares del Tesoro. Al explicar la voz cruxía ‘el passeo, y carrera de la galera, que se forma enmedio della, entre vna y otra vanda de los remeros’, señala que «los idiotas» - idiota era, como define el propio Covarrubias (s. idioma), el que «teniendo obligacion de saber, o Latin, o facultad, es falto e ignorante en ella» - se explican la voz «porque cruge, quando passan por ella». Esta asociación fonética justifica la metátesis que sufrió la forma al pasar al cast. desde el ital. corsìa, origen perfectamente identificado por Covarrubias: «…de la palabra Toscana, Cursia, trastrocando dos letras, a currendo, porque corren por ella para lo que es necessario, de popa a proa», y documentado a través del diccionario de Filippo Venuti («Venuti de Cortona en su diccionario, dize assi. Corsia el luogo dimezo perdoue se camina»). Otras etimologías populares identificadas por Covarrubias pueden verse s.vv. alcavala y frasco (cf. F EiG 2013: 781). Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 321 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 La gran importancia que Covarrubias concedía en el estudio etimológico a la explicación convincente del aspecto semántico se evidencia de forma representativa cuando explica el origen de luego. Para justificar el étimo lat. ilĭco , compuesto en su origen de in + lŏco , señala que esta formación significaba literalmente «ab stando, y el que estâ perseuera en vn lugar, demanera que luego valdra tanto como sin mudar lugar». Para ilustrar su explicación semántica de modo aún más plástico hace referencia a costumbres (reflejados también en la fraseología de la época) que corroboran la relación cognitiva entre la inmediatez espacial y la temporal en que se basa la etimología: Quando los antiguos pretendian que alguno hiziesse cierta cosa sin diferirla le hazian vn circulo al rededor de donde el estaua, necessitandole a que en aquel mismo lugar sin mouerse diesse satisfacion a lo que se le demandaua. A esto responde el dicho común, Aueis de pagar vn pie a la Francesa: porque le hazian alçar el vn pie, y antes que le pudiesse boluer a fixar en la tierra, auia de pagar. Con no menor precisión semántica aclara el origen de la voz güebra ‘pedaço de tierra, que vn labrador puede arar en vn dia’. Tras mencionar la variante diatópica obrada (y los sinónimos cast. yugada y yunta), identifica corretamente opEra como étimo latino. Para justificar el aspecto semántico expone que la obra en cuestión equivale al «trabajo del jornalero del campo de vn dia, y tambien el mismo que trabaja, sea arando, sea cauando». Interesante es también la llamada de atención sobre un uso análogo de la palabra ya en latín: Covarrubias invoca el testimonio de un pasaje de Horacio que reza: «ocyus hinc te/ Ni rapis: accedes opera agro nona Sabino.» Bibliografía a ldrEtE , B. de 1606: Del origen y principio de la lengua castellana o romance que oi se usa en España, Roma (edición moderna de Lidio Nieto, Madrid 1972-75) a lvar E zquErra , M. 2011: «El Tesoro de Sebastián de Covarrubias, primer diccionario monolingüe del español», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 31-81 a riza , M. 2011: «Grafías y fonética en Covarrubias», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 97-110 a zorín , D. 2000a: Los diccionarios del español en su perspectiva histórica, Alicante a zorín , D. 2000b: «Sebastián de Covarrubias y el nacimiento de la lexicografía española monolingüe», in: I. a humada (ed.), Cinco siglos de lexicografía del español, Jaén: 3-34 b ahnEr , W. 1986: «Sprachwandel und Etymologie in der spanischen Sprachwissenschaft des Siglo de Oro», in: a. q uilis m oralEs / h.-j. n iEdErEhE (ed.), The history of linguistics in Spain, Amsterdam, etc.: 95-116 C ampos s outo , M. 2006: «Sebastián de Covarrubias o la invención de la etimología», in A. E. G oy d iz / C. p atiño E irín (ed.), El tapiz humanista. Actas del I curso de primavera, IV centenario del Quijote, Santiago de Compostela: 109-26 C arrasCo , P. 2006: «Análisis de Etimologías españolas (1580) atribuida a Francisco Sánchez de las Brozas», in Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, vol. 2, Madrid: 1309-18 C Erdà m assó , R. 2011: «Anotaciones y apostillas sobre las descripciones fonéticas del Tesoro», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 219-34 Stefan Ruhstaller 322 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 C osEriu , E. 2000: «Andrés de Poza, lingüista del Renacimiento», in Actas de las II Jornadas de Onomástica, Bilbao: 32-77 C ovarrubias h orozCo , S. de 1611: Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid C rEspo h idalGo , J. 1992: «El arte diccionarista de Sebastián de Covarrubias», Estudios de Lingüística. Universidad de Alicante 8: 99-132 DCECH = C orominas , j./ p asCual , J.A. 1980-91: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid E bErEnz , R. 1992: «Sebastián de Covarrubias y las variedades regionales del español. Sobre las precisiones geolingüísticas del Tesoro de la lengua castellana o española», Actas del II Congreso Internacional de Historia de la Lengua española, Madrid: 987-96 F EiG , É. 2013: Der Tesoro (1611) als Schlüssel zu Norm und Usus des ausgehenden 16. Jahrhunderts. Untersuchungen zum sprachhistorischen, lexikographischen und grammatikographischen Informationspotential des ersten einsprachigen spanischen Wörterbuchs (2 vol.), Frankfurt am Main/ Berlin/ Bern/ Bruxelles/ New York/ Oxford/ Wien F órnEas b EstEiro , J. M. 1988-89: «Los ‹hebraísmos› del Tesoro de Covarrubias», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos 37-38: 223-47 G irón a lConChEl , J. L. 2011: «Covarrubias y la cuestión de la lengua primitiva en España», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 381-405 G ordón p Eral , M. D. 2003: «Sebastián de Covarrubias ante la diversidad sociolingüística y estilística del español», ZRPh. 119: 96-106 G uErrEro r amos , G. 1999: «El léxico de especialidad en el Tesoro de Covarrubias», in: m. a l var E zquErra / G. C orpas p astor (ed.), Léxico y voces del español, Málaga: 17-28 G uErrEro r amos , G. 2011: «Préstamos léxicos en el Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 407-18 G utiérrEz C uadrado , J. 2011: «Covarrubias en la encrucijada: la espesa selva del Tesoro», Académica. Boletín de la Real Academia Conquense de Artes y Letras 6: 419-58 l opE b lanCh , J. M. 1977a: «Los indoamericanismos en el Tesoro de Covarrubias», NRFH 26: 296-315 l opE b lanCh , J. M. 1977b: «Sebastián de Covarrubias y el elemento germánico del español», Anuario de Letras 15: 249-57 l opE b lanCh , J. M. 1979: «El juicio de Ménage sobre las etimologías de Covarrubias», in: Festschrift Kurt Baldinger, vol. 1, Tübingen: 78-83 l opE b lanCh , J. M. 1986: «La lingüística española del Siglo de Oro», in Actas del VIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, vol. 1, Madrid: 37-58 l opE b lanCh , J. M. 1990: «Otro aspecto de la relación entre Ménage y Covarrubias», in: Estudios de historia de la lingüística hispánica, Madrid: 193-200 m EnéndEz p idal , R. 1904: Manual de gramática histórica del español, Madrid m ühlsChlEGEl , U. 2000: Enciclopedia, vocabulario, dictionario. Spanische und portugiesische Lexikographie im 17. und 18. Jahrhundert, Frankfurt am Main p ErEa s illEr , F. J. 2002: «El léxico hebreo en algunos diccionarios etimológicos de los siglos XVI y XVII», Res Diachronicae 1: 270-80 p ErEa s illEr , F. J. 2010: «El Brocense, lexicógrafo: el cuaderno Etimologías españolas», Boletín de la Sociedad Española de Historiografía Lingüística 7: 129-53 r EyrE , D. 1997: «Cuando Covarrubias arrima ba el hebreo a su castellano», Criticón 69: 5-20 r EyrE , D. 2006: «Prólogo segundo. Las llaves del Tesoro de Covarrubias», in s. dE C ovarrubias , Tesoro de la lengua castellana o española. Ed. integral e ilustrada de i. a rEllano / r. z aFra , Madrid: xlv lxvi r idruEjo , E. 2000: «La formulación de componentes ‹pragmáticos› en el Tesoro de Covarrubias (1611)», in B. b aGola (ed.): La lingüística española en la época de los descubrimientos, Hamburg: 135-48 Las etimologías de Covarrubias: ¿mera especulación? 323 Vox Romanica 76 (2017): 291-323 DOI 10.2357/ VOX-2017-012 r osal , F. dEl 1601: Diccionario etimológico. Alfabeto primero de origen y etimología de todos los vocablos originales de la lengua castellana (ms., ed. facsimilar y estudio de E. G ómEz a Guado , Madrid, 1992) r uhstallEr , S. 1996: «Las palabras antiguas castellanas en el Tesoro de la lengua de Covarrubias», TraLiLi. 33-34: 439-53 r uhstallEr , S. 2015: «Un aspecto poco investigado del Tesoro de la lengua castellana o española. La contribución de Covarrubias al estudio de los nombres de lugar», ZRPh. 131: 326-54 r uhstallEr , S. 2017: «Sebastián de Covarrubias como recopilador y transmisor del saber generado durante el Humanismo acerca del arabismo léxico en español», BHisp. 119/ 1: 317-39 s ECo , M. 1987: «El Tesoro de Covarrubias», in: Estudios de lexicografía española, Madrid: 97-110 v alvErdE , B. 1600: Tractado de Etymologías de vozes Castellanas en otras Lenguas, Castellana, Hebrea, Griega, Árabe. Manuscrito 9934. Biblioteca Nacional de Madrid v EnEGas , A. 2001: Agonía del tránsito de la muerte, suivi de Breve declaración de las sentencias y vocablos oscuros que en el libro de la muerte se hallan, Éd. critique avec introduction et notes par M. z uili , Paris