eJournals Vox Romanica 82/1

Vox Romanica
vox
0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
10.24053/VOX-2023-008
Es handelt sich um einen Open-Access-Artikel, der unter den Bedingungen der Lizenz CC by 4.0 veröffentlicht wurde.http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/121
2023
821 Kristol De Stefani

Femenino y masculino: la larga andadura de la categoría del género en español desde la Edad Media hasta el siglo XXI

121
2023
Ana  Sarradilla Castañohttps://orcid.org/0000-0002-8862-2458
L’objectif de cet article est de rendre compte des vacillations de genre que certains substantifs ont subi au cours de l’histoire. Nous présentons également quelques explications qui justifient ces vacillations et analysons les raisons pour lesquelles, dans certains cas, l’un ou l’autre genre a été choisi. Ensuite, l’attention est portée sur les changements importants que subit actuellement le genre en raison du développement d’une forme variable pour certains noms communs, notamment les noms de professions (jueza, médica, concejala …). De plus, diverses solutions pour l’expression du genre inclusif sont analysées, en tenant compte de l’avis de la RAE et de celui d’autres groupes de locuteurs. L’objectif est de présenter une vue d’ensemble de l’évolution du genre en espagnol, dans laquelle interviennent divers facteurs, comme la lutte entre la tendance culte étymologique et la tendance patrimoniale à faire correspondre la terminaison au genre, l’influence des langues voisines et les changements sociaux.
vox8210243
DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Vox Romanica 82 (2023): 243-282 Femenino y masculino: la larga andadura de la categoría del género en español desde la Edad Media hasta el siglo XXI * Ana Serradilla Castaño (Universidad Autónoma de Madrid) https: / / orcid.org/ 0000-0002-8862-2458 Résumé: L’objectif de cet article est de rendre compte des vacillations de genre que certains substantifs ont subi au cours de l’histoire. Nous présentons également quelques explications qui justifient ces vacillations et analysons les raisons pour lesquelles, dans certains cas, l’un ou l’autre genre a été choisi. Ensuite, l’attention est portée sur les changements importants que subit actuellement le genre en raison du développement d’une forme variable pour certains noms communs, notamment les noms de professions ( jueza , médica , concejala …). De plus, diverses solutions pour l’expression du genre inclusif sont analysées, en tenant compte de l’avis de la RAE et de celui d’autres groupes de locuteurs. L’objectif est de présenter une vue d’ensemble de l’évolution du genre en espagnol, dans laquelle interviennent divers facteurs, comme la lutte entre la tendance culte étymologique et la tendance patrimoniale à faire correspondre la terminaison au genre, l’influence des langues voisines et les changements sociaux. Palabras clave: Género, sustantivo, vacilación, cambio social, tendencia patrimonial, lenguaje inclusivo, RAE 1. Introducción Moreno Cabrera (2012: 2), al hablar de la evolución de las lenguas, señalaba muy acertadamente: Sabemos, cuando estudiamos la dinámica de las lenguas, que no solo son relevantes los aspectos estrictamente gramaticales, sino que hay que tener también en cuenta aspectos individua- * Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto PGC2018-095077-B-C42, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, dirigido por Inés Fernández-Ordóñez y Ana Serradilla Castaño. En la base de esta investigación subyacen un trabajo publicado en 2014, «Vacilaciones en el género de los sustantivos: una visión diacrónica», en el que me adentré por primera vez en el estudio de los cambios en el género a lo largo de la historia, y también las investigaciones realizadas para una conferencia a la que fui invitada por la Universidad de Groningen en enero de 2021: «El género inclusivo en el español europeo: un debate siempre abierto». 244 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 les (psicológicos y cognitivos) y sociales que interactúan con los estrictamente gramaticales en los procesos de variación y cambio lingüísticos. Partiendo de esta premisa de que el cambio lingüístico frecuentemente va unido a cambios ideológicos o sociales, el primer objetivo de este artículo es dar cuenta de las vacilaciones que en la adscripción a uno u otro género han sufrido algunos sustantivos en español a lo largo de la historia. Para ello, se presentarán algunas explicaciones que justifiquen tales vacilaciones y se analizarán las causas por las que en algunos casos se ha optado por la fijación de uno u otro género (apartados 2, 3 y 4). En segundo lugar, en el apartado 5, se pretende mostrar algunos cambios en el género que están teniendo lugar en español actual motivados por cambios sociales y por los intentos de visibilización de la mujer en el discurso; se trata de cambios que trascienden lo lingüístico y que han de situarse en un contexto ideológico, social y cultural. Así, se prestará atención a la postura de la RAE en lo que se refiere al femenino de los nombres que designan profesiones y al lenguaje inclusivo (RAE 2020, Guerrero Salazar 2022), y se analizarán otras propuestas que, en los últimos años, están haciéndose eco en un segmento importante de la población hispanohablante y que han despertado el interés de muchos investigadores (Martínez 2021, Serradilla Castaño 2021 o Cabello Pino 2022, entre muchos otros). 2. Breve apunte sobre la situación latina Para conocer el porqué de muchas de las vacilaciones en el género hay que acudir a dos trabajos clásicos: el de Echaide (1969) y el de Rosenblat (1962) - de los que este trabajo es deudor y que son todavía hoy los estudios más completos que se han realizado sobre la diacronía del género en español -, a los que han venido a sumarse trabajos como Rodríguez Díez (2002-2004 y 2005) o Serradilla Castaño (2014) entre otros. Estos autores se remontan a la Antigüedad para poder explicar las posteriores evoluciones de la categoría del género en las lenguas romances. Echaide (1969), en concreto, nos retrotrae a la situación latina basada en una visión animista de la naturaleza, heredada del antiguo indoeuropeo, que traía consigo que la asignación de uno de los tres géneros a un sustantivo (masculino, femenino o neutro) se aplicara con un principio sexual y animista; así, se establecía la siguiente oposición: Masculino/ femenino = ‘entidades que tienen alma’ Neutro = ‘entidades que no tienen alma’ A esta distribución obedecía, por ejemplo, que las partes del cuerpo en antiguas lenguas indoeuropeas presentaran contraste de género animista: las partes activas, las que se mueven ( mano ), eran femeninas, y las vísceras ( hígado , corazón ), que supuestamente eran inactivas (no se mueven), eran neutras. 245 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 Los árboles, según esta visión de la naturaleza, eran femeninos debido a que eran fértiles, mientras que los frutos de los árboles eran neutros: piruS i ‘peral’ femenino, piruM i ‘pera’ neutro. No obstante, esta visión animista del género está ya en crisis en el mismo latín: téngase en cuenta que de los cuatro elementos - seres inanimados, en principio -, dos de ellos, FocuS (‘hogar’, ‘altar’, ‘fogón’) y VentuS eran masculinos, mientras que aqua o terra eran femeninos. Esto tiene que ver con el hecho de que la marca de género empezaba a desdibujarse respecto a su origen y, así, por ejemplo, también peS pediS ‘pie’ (parte activa del cuerpo por excelencia) era masculino, mientras que una víscera como puLMo oniS también era masculino y no neutro 1 . Otro aspecto importante del género latino es que la forma de la palabra no informaba necesariamente de su género; este era inherente al sustantivo y no existían marcas morfemáticas específicas. Es cierto que la mayoría de los sustantivos en uS eran masculinos y los nombres terminados en a eran femeninos, pero había casos como pōpulus , ‘álamo’ o pinuS ‘pino’ (femeninos) y otros como poeta , nauta ‘marinero’ (masculinos). La evolución del latín irá encaminada a buscar la correspondencia entre terminación y género - véase como ya en el Appendix Probi se decía nuruS , non nura ; SocruS , non Socra -, y hacia la desaparición de la visión animista, que tendrá como consecuencia la desaparición del neutro en los sustantivos de la mayoría de las lenguas romances, realidad que era de prever pues el género neutro era ya minoritario en latín y estaba en declive (Rodríguez Díez 2002-2004). De hecho, había ya muchos pasos del neutro hacia el masculino: teMpLuM > teMpLuS , MonuMentuM > MonuMentuS , uinuM > uinuS … Aunque haré alguna referencia posterior a la evolución del neutro al hablar de los femeninos provenientes de los neutros plurales, este es un tema excesivamente complejo del que no me voy a ocupar en este estudio, pues rebasa los objetivos previstos 2 . 3. Correspondencia entre terminación y género Herencia en parte de la situación latina (una gran parte de las palabras terminadas en a eran femeninas y, asimismo, muchas acabadas en us eran masculinas), el español creó una oposición morfosintáctica masculino/ femenino por medio del esquema o / a . A continuación, se examinará más detalladamente esta oposición. 1 Responde también a la mentalidad y a la organización social de la época que una palabra como MancipiuM ‘esclavo’ tuviera en latín género neutro (Wang 2022). 2 Sobre la evolución del género en latín y la desaparición del neutro, véanse González-Luis (1999 y 2002) o Rodríguez Díez (2005). Ziwen Wang (2022) presentó también en el XII Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española una comunicación titulada «La pérdida del género neutro en español: revisión y reformulación» en la que se aportaban datos muy interesantes que permitían explicar la adscripción de los neutros latinos al masculino o al femenino en español. 246 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 3.1. Sustantivos terminados en -o El español ha tendido a identificar la terminación o como marca de masculino, lo que provocó algunos cambios de género, de modo que pasaron a ser masculinos femeninos latinos como uLMuS > olmo , FraxinuS > fresno … en un proceso de acomodación del género a la forma. Entre las palabras patrimoniales terminadas en o solo conserva el femenino la mano , pero en la derivación diminutiva y aumentativa ha triunfado la tendencia a resolver la anomalía: la manita , la manaza , la manilla , la manecilla … Es interesante, sin embargo, que en gran parte del mundo hispánico se conoce la manito , incluso en el habla culta: 1. a la espera de que el Gobierno Nacional les dé la manito que necesitan (1997, El País , 29/ 07/ 1997, Colombia, CREA). 2. ¡Ay, ella con su osito! A ver, mamá, dame la manito , subí acá. Mirá qué día precioso, ¿no? (2002, Campanella, Juan José/ Castets, Fernando: El hijo de la novia , Argentina, CREA). 3. Llegó hasta su escritorio - él no se había puesto de pie para recibirlo - y le extendió la manito fláccida y húmeda que Enrique recordaba con asco. Eran las diez de la mañana: había llegado a la cita puntualísimo. (2016, Vargas Llosa, Mario: Las cinco esquinas , Perú, CORPES). A continuación, se reproduce la distribución por países donde se recoge esta forma en el CORPES. Aunque la mayor frecuencia de uso se da en Argentina, obsérvese que se extiende, incluso, por el área caribeña: País Freq Fnorm. Argentina 25 0,81 Perú 7 0,57 Chile 3 0,14 Uruguay 3 0,35 Cuba 2 0,17 Venezuela 2 0,13 Bolivia 1 0,14 Colombia 1 0,03 Ecuador 1 0,12 Honduras 1 0,20 247 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 El CORPES, sin embargo, recoge mayor frecuencia de uso de la forma reguladora la manita en alguno de estos países: País Freq Fnorm. Colombia 5 0,19 Cuba 5 0,43 Venezuela 4 0,26 Aparte de esta voz patrimonial, por vía culta conservamos como femeninos los catalanismos seo y nao . Nao (< nau < naViS ), que hoy es voz limitada al lenguaje literario, se ha usado en castellano desde el siglo XIII hasta el periodo clásico como femenina: 4. por estos que son sobre dichos, o sy cargare enla nao as auer de quanto dixere enlas cartas quel diere (1268, Anónimo: Ordenamiento de posturas en el Ayuntamiento de Jerez , España, CORDE). 5. XIII.- Item, si saben que de toda la armada que llevó Sebastián Caboto desta cibdad de Sevilla han vuelto dos naos, la una nombrada «Santa María del Espinar», é la otra nao «Trenidad», é la carabela nombrada «San Grabiel», que vino antes mucho tiempo de las naos , é que en las dichas naos vino el dicho capitán Sebastián Caboto é mucha parte de la gente que fué en la dicha armada que ganaba sueldo en ella (1530, Anónimo: Interrogatorio que presentó Antonio Ponce, alguacil…, España, CORDE). Seo < (< seu < Sede ‘catedral’), por su parte, aparece documentada en castellano ya en el siglo XV, siempre como femenino y con un uso muy restringido: 6. E los que yvan fuyendo, metiéronse en la Seo , e allí se defendieron, que es una fuerte casa (1431-1449, Díaz de Games, Gutierre: El Victorial , España, CORDE). 7. boluia el regimiento y gouernacion de aquel (segun las constituciones de Tarragona) al prior dela seo . y desta causa regia el preboste/ o prior (1499, García de Santa María, Gonzalo: Traducción de la Corónica de Aragón de fray Gauberto Fabricio de Vagad , España, CORDE). Hoy su uso es mínimo y solo la documentamos en algunos textos referidos a determinados templos católicos como la seo de Zaragoza, la seo de Jaca, la seo toledana, la seo palentina…, y como topónimo: la Seo de Urgel (la Seo d’Urgell) . Hay por otro lado, palabras que acaban en o y se han utilizado tradicionalmente como femeninas; se trata de casos en los que la transmisión culta ha interferido en la tendencia morfosintáctica general, ya que son palabras griegas que se incorporan al castellano por vía culta (sobre todo a partir del XVI, aunque las hay anteriores): la sínodo (< SynoduS , griego), La sínodo santa ( Laberinto de Fortuna de Mena); la pe- 248 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 ríodo ; la testudo , la método (frecuente en los tratadistas clásicos)… Véase la vacilación en el siguiente texto de Pedro de Torres: 8. no es para quien solamente escriue vna metodo curatiua deste mal, ofreciendo lo que escogio (1600, Torres, Pedro de: Libro que trata de la enfermedad de las bubas , España, CORDE). 9. antes ella se aliuia, vsandolos con buen metodo , y no haziendolos, corre peligro de ahogarse (1600, Torres, Pedro de: Libro que trata de la enfermedad de las bubas , España, CORDE). Estos nombres han sido arrastrados por la tendencia morfosintáctica a hacer corresponder terminación con género y, por tanto, se han hecho masculinos. Existe una excepción, la libido , latinismo muy reciente introducido por la literatura psicoanalista, que se conserva aún como femenina. Esta palabra se documenta en CREA en 360 ocasiones y solo presenta un uso como masculino por parte de un autor que en el resto de los casos (21) lo utiliza como femenino, por lo que se podría hablar, simplemente, de un error por analogía con el término masculino que lo acompaña en la oración: 10. con una teoría sobre la evolución del libido o instinto sexual que configura un sistema (1986, Aguirre Beltrán, Gonzalo: Antropología médica. Sus desarrollos teóricos en México ) 3 . En el corde aparece este término básicamente en textos latinos y su documentación en textos en castellano se reduce a los ejemplos que se reproducen a continuación. Obsérvese que, salvo en el ejemplo 13, que pertenece a un texto en verso en el que esta voz se pone en boca de Cupido, en los demás casos se presenta una definición de libido , que no era, evidentemente, voz de uso común: 11. & que sea libido todo lo que mas agradare avn no segund el apetito de dissoluta voluntad: como pone Salustio enel catilinario.Magisque in decoris armis & militaribus equis: quam in scortis atque conuiuijs libidinem habebant. assi que es libidinosus quien faze lo que le mas agrada. & libido es cobdicia que satisfaze. aquel quier appetito dela voluntad (1490, Palencia, Alfonso de: Universal vocabulario en latín y en romance ). 12. libet impersonale. Antojo desta manera. libido . inis . Antojadizo assi. libidinosus .a .um. (1495, Nebrija, Antonio de: Vocabulario español-latino ). 13. dios y señor conoscido de toda la gran libido con las provincias de Amor, llamada congregación (1517, Torres Naharro, Bartolomé de: Concilio de los galanes y cortesanas de Roma, invocado por Cupido ). 3 En CORPES solo se recoge como sustantivo femenino. 249 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 14. Porque respecto de toda la persona en los niños es concupiscibilidad, y en los ya crescidos concupiscencia, y, cuando ya inclina a la mala obra, se llama libido , que es delectación de la carne (1589, Pineda, Juan de: Diálogos familiares de la agricultura cristiana ). Realmente, como hemos podido observar, existe una tendencia a interpretar la terminación o como masculina, aunque también ha existido una transmisión culta que la ha distorsionado, pero ha acabado por ser absorbida por ella. Más modernamente y con carácter distinto tenemos femeninos terminados en o : la moto , la foto , la dinamo , la radio …, pero no podemos perder de vista que son acortamientos 4 . También debe mencionarse como excepción a la correspondencia entre terminación y género el caso de las siglas: la FAO ( Food and Agriculture Organization ), la UNESCO ( United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization ), pero hemos de tener en cuenta que el género de estas voces no se rige por la terminación, sino por el concepto o entidad a la que se refieren: la federación , la organización …; así, en sentido contrario, tenemos el sida , porque se refiere a un síndrome 5 . A lo largo de la historia ha habido también vacilaciones en los nombres de ciudades ( DPD ). En latín estos nombres, aun los terminados en o , us , eran en general femeninos ( Carthago Nova ), porque presuponían urBS o ciVitaS , como señala Rosenblat (1962: 38). En su paso al castellano algunas acomodaron su forma al género: t arraco > Tarragona , Barcino > Barcinona > Barcelona , eMporion > latín eMporiae > Ampurias . En la actualidad, en general, el género asignado responde a la terminación del nombre (a : femenino; o : masculino): Lisboa es mágica , Logroño es grandioso , pero con frecuencia prevalece la idea de ciudad o villa y así lo recoge la RAE (2009): Toledo la noble (Berceo, Milagros , 47 ), Tiro la muy preciada ( Alexandre , 1070). Pese a ello, la RAE apunta que también se documentan muchos casos particulares en relación con esta pauta. Se prefiere hoy el uso de Madrid como masculino, como en Reinaba, en todo Madrid, la atmósfera de los grandes cataclismos (Carpentier, Siglo ) o el eslogan del Ayuntamiento: Madrid limpio es capital ; pero se registran también algunos usos del femenino, como en No sé qué decirle. A mí, Madrid, me parece preciosa ( El País , 06/ 04/ 1999). 4 Obsérvese, sin embargo, cómo en el habla más popular sí se hacen regularizaciones teniendo en cuenta la terminación y de ahí surgen formas como el arradio , el amoto o el afoto, en las que entra en juego el reanálisis o la falsa segmentación ( un-afoto por una-foto ). 5 Obedeciendo a este mismo criterio nos encontramos con la UGT, la OTAN… Por otro lado, en general, en español, cuando tomamos siglas de otra lengua, mantenemos el género de la lengua de origen o su equivalente en nuestra lengua, pero, dado que no siempre conocemos el desarrollo de la sigla, surgen las dudas, como ocurre en el caso de KGB, que, aunque se refiere a «un comité» ( Comité para la Seguridad del Estado ), ha presentado frecuentes vacilaciones de género al adaptarse al español: «se salvó de tener un abultado expediente en el KGB y de que, tras su controvertida muerte» (1994, La Vanguardia , «En el vientre del monstruo»); «tendrán acceso y conocerán los secretos de la KGB que, en manos de la nueva Rusia, ha entreabierto» (1994, La Vanguardia , «Sólo hay un terrorismo»). Como luego veremos, en todo caso, la asignación del género a los nombres que no terminan ni en o ni en a resulta más compleja. 250 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 En los topónimos mencionados alternan a menudo los dos géneros con algunos determinativos y cuantificadores ( este , esta ; todo a 6 ), y también con ciertos adjetivos: todo-a Málaga acudió al evento , Buenos Aires está desierto-a . En este sentido, se puede concluir que - si bien prima, como se acaba de señalar, la idea de que los que acaban en a son femeninos y los que acaban en o son masculinos -, el asunto de la asignación del género en el caso de los nombres de ciudades no es un tema cerrado y los hablantes siguen dudando a la hora de adscribir uno u otro género a estos, sobre todo en el caso de los nombres con otras terminaciones distintas a o y a . A estas vacilaciones contribuyen también, según Espinós Gozálvez (2003: 98), factores socioculturales que pueden influir en la asignación del género; la autora considera que estos sustantivos están evolucionando al masculino y apunta que esto se debería en parte a «las nuevas concepciones de la ciudad en nuestra cultura» lo que la lleva a preguntarse si «¿Se han masculinizado, se están masculinizando, nuestras ciudades? ». En todo caso, se hace necesario un estudio riguroso de los corpus para poder responder a esta cuestión. 3.2. Sustantivos terminados en -a Por otro lado, ya se ha señalado que los sustantivos en a tienden a identificarse con el femenino. Estos nombres proceden en buena parte de la primera declinación o de la quinta, que incluían normalmente sustantivos femeninos. Hay también muchos que proceden de neutros plurales, que fueron asimilados por el femenino y se interpretan como singulares colectivos: LignuM - Ligna > leña (frente a leño ), FructuM - Fructa > fruta (frente a fruto ), con lo que se crea una oposición específico / genérico , tal y como señalan Moreno Fernández/ Ueda (1986: 94). En otros casos esta oposición se traduce en una diferencia de tamaño (género dimensional): cesto / cesta tamaño pequeño/ tamaño grande; o en la diferenciación entre el árbol y la fruta: manzano / manzana . De los sustantivos patrimoniales de la lengua solo día ha conservado el género masculino a pesar de su terminación, al igual que ha sucedido en otras lenguas romances. La anomalía se ha conservado en el diminutivo: los cuatro diítas (frente a la manita ). Después se han incorporado a la lengua masculinos de origen culto, con terminación en a , entre los que podemos distinguir los que se tratan a continuación. 3.2.1. Helenismos en -ma Estas voces eran neutras en griego y se incorporaron, en general, al neutro latino: schema , stigma . Se trata de palabras que en algunos casos llegaron al castellano desde épocas muy tempranas, por lo común, a través del latín, aunque las hay tam- 6 Espinós Gozálvez (2003) alude también a la vacilación con propio-a , mismo-a o un . 251 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 bién de penetración reciente o de formación erudita (Rosenblat 1962: 43). Algunas se incorporaron rápidamente al habla popular; otras, en cambio, permanecen hasta hoy en día en un ámbito restringido. Como el neutro no existe en castellano, estas palabras se integran por vía culta al masculino, aunque hay vacilaciones y algunas como asma o calma < cauMa ‘bochorno’ se feminizaron: Una poca de asma (1557, Viaje de Turquía ); esta calma (1326, Don Juan Manuel: Libro del caballero y del escudero ); calma mansa ( Cancionero de Baena ) o mala cisma en el Libro de Alexandre 7 . Se trata, en general, de nombres masculinos que, por la tendencia natural de la lengua, tienden a hacerse femeninos. Ha favorecido esta tendencia la existencia de una serie muy amplia de sustantivos en ma de diversa procedencia, que son originariamente femeninos: cuaresma < quadrageSiMa , fama < latín FaMa , goma < latín guMMa … y buena cantidad de arabismos como zalema , retama o tarima . Durante toda la historia de la lengua ha habido vacilaciones. Así, véase cómo un mismo autor puede utilizar en una misma obra las dos posibilidades: 15. y yo, que franca expongo a tus umbrales/ la aroma en sacrificio y el aliento,/ cuyo vapor penetra (1599-1622, Conde de Villamediana: Poesías , CORDE). 16. … a quien protege Alcides, y, felices,/ cándido aroma exhalan sus raíces (1599 - 1622, Conde de Villamediana: Poesías , CORDE). 17. que se levantaba a declarar este enigma Griselda, pastora celebrada en aquellos valles (1612, Vega Carpio, Lope de: Pastores de Belén, prosas y versos divinos , CORDE). 18. traéis presentes, y guiados de ella halláis la enigma en brazos de María. Fin del cuarto libro (1612, Vega Carpio, Lope de: Pastores de Belén, prosas y versos divinos , CORDE) 8 . A partir del siglo XVIII (época de constitución de la Real Academia Española) una tendencia erudita muy fuerte frena la tendencia a la feminización de los neutros y las antiguas vacilaciones se resuelven a favor del masculino: el diploma , el dogma , el plasma , el dilema , el sintagma , el enigma , el aroma … aunque perviva el femenino en los niveles más populares. Observamos, pues, que en lo que se refiere a este grupo de sustantivos, en general ha triunfado la tendencia culta sobre la patrimonial a hacer corresponder terminación con género 9 . 7 De esta palabra encontramos aún bien entrado el siglo XVII un caso de femenino: «San Bernardo Abad fue a Milán a sosegar la cisma de Anacleto y toda la ciudad salió a recibille» (1679, Abarca de Bolea, Ana Francisca: Vigilia y octavario de San Juan Baptista , CORDE). 8 En la obra de Calderón se lee suavísimas aromas y en la de Góngora, Enigmas oscuras . 9 En el siglo XVIII encontramos en CORDE un único caso de femenino de enigma : «Quién les ha dado esta seguridad, para mí es una enigma » (1768: Azara, José Nicolás de: Cartas de Azara al ministro Roda en 1768 ); y tres de la aroma . No podemos dejar de tener en cuenta, en todo caso, las limitaciones que supone este corpus a la hora de hallar ejemplos. 252 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 3.2.2. Helenismos en -ta Respecto a los helenismos en ta , estos eran masculinos en griego y en latín: planeta , cometa , profeta …, pero también en este caso ha habido vacilación debido a su terminación; así, encontramos ejemplos como los siguientes 10 : 19. tanto quel non coñocieron si non los sos reis e las profetas en tres poderes que son (1275, Alfonso X: General Estoria. Primera parte , CORDE). 20. Quando fuere tienpo sabrás qué cosa es Dios fablar con las profetas suyos , e cómo fablava con ellos mediante la lunbre yntelectual, la qual es llamada visyón; (ca. 1430 - 1440, Torre, Alfonso de la: Visión deleytable , CORDE). 21. E la Luna está en el primero çielo, que está cabo el elemento del fuego, e Mercurio en el segundo çielo, Venus en el terçero çielo, Sol en el quarto, Mares en el quinto, Júpiter en el sesto, Saturno en el seteno çielo. Así que la planeta que más llegada es a nos es la Luna por estar en el primero çielo, e por ende dixe fondón del polo segundo (ca. 1439, Mena, Juan de: Comentario a la «Coronación del Marqués de Santillana» , CORDE). 22. Otros algunos dixeron que cometa no era fuego presto, sino que era obra de natura perdurable y que era estrella, la qual opinión es cierto falsa y ay en contrario d'ella muchas cosas. La primera, la forma que toda estrella es redonda y la cometa es larga; y por esto tal no puede ninguno ver por medio de una estrella otra, mas por la cometa se vee a vezes una estrella. Y también si fuera estrella la tal sería planeta o estrella fixa; si fuese planeta siempre estaría en su círculo contino y la cometa a menudo paresce en Septentrión (1547, Fuentes, Alonso de: Suma de Filosofía natural , CORDE). El uso erudito ha impuesto el masculino y la vacilación de género se ha resuelto, en ocasiones, con diferencia semántica: la cometa / el cometa . En general, pues, observamos que, en lo que respecta a los sustantivos españoles, a lo largo de la historia ha habido lucha entre el respeto etimológico y la presión analógica. 3.2.3. Otros masculinos terminados en -a También en español parece existir una discordancia entre terminación y género en el caso de algunos nombres de animales como gorila , impala o puma , pero en estos casos estamos ante nombres epicenos, que no marcan el género. Como señala la RAE ( DPD ): Sustantivos epicenos. Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de 10 También en el Fuero Juzgo aparecen Las profetas son dichas y Las evangelistas . 253 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente […]. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente. Por otro lado, los nombres de ríos, mares o lagos presentan, básicamente, género masculino incluso cuando terminan en a , pues su género gramatical viene marcado por el de los hiperónimos río , mar , lago …, que son masculinos: el Volga , el Pisuerga , el Turia , el Cinca , el Titicaca , el Victoria … 11 . 3.3. Sustantivos de otras terminaciones En los apartados anteriores nos hemos referido a la identificación de género y terminación excepto en los casos en que el nivel culto de la lengua o la existencia de series léxicas (nombres de ciudades, ríos, lagos…) introducen alteraciones a esta tendencia. Hay, sin embargo, un sector importante del vocabulario que ha debido mantenerse al margen de esta tendencia: los sustantivos que no terminan en o ni en a , sino en consonante: corazón , razón ; amor , pared … o en e : parte , padre , suerte , puente … En estos casos no siempre es fácil predecir el resultado final. Como principio general, aunque se trate de un principio débil, se puede afirmar que hay cierta tendencia a mantener el género etimológico. Cuando estos sustantivos se refieren a personas o seres animados, prima el criterio de sexo y se conserva el género que tenían en latín: patreM > padre ; MuLier > mujer . También normalmente los nombres referidos a objetos inanimados mantienen el género etimológico: VentreM > vientre (masc.); MenSiS iS > mes (masc.); MorS - MortiS > muerte (fem.); SorS - SortiS > suerte (fem.), pero hay frecuentes excepciones, algunas de las cuales se comentan a continuación: En el caso de VaLLiS (femenino), los topónimos más antiguos mantienen el femenino ( Valbuena , Valparda ), frente a formas como Valfermoso , Vallelado . Obsérvese cómo en Libro de Alexandre se lee una val escura frente a fermoso val . También en esta obra del último cuarto del siglo XVI se sigue observando la vacilación, incluso referida al mismo topónimo 12 : 11 Espinós Gozálvez (2003: 93-94) cita, no obstante, algunos casos de ríos con género femenino como la Esgueva , la Huerva , la Noguera-Pallaresa , la Cenia o la Huecha y apunta: «Lo resaltable de todo esto es que, además de acabar en a átona, estos ríos femeninos se corresponden siempre con pequeños cursos fluviales (cañadas, esguevas, quebradas…). Sin que esto suponga un punto central para el estudio, creo que es significativo el hecho de que si el femenino es asignado a una corriente fluvial sea para nombrar aquellas de menor tamaño, de menor fuerza y de menor importancia. Hay que recordar aquí, además, algo que señaló Lapesa en una intervención en un curioso debate que se sostuvo en 1961 en las páginas de ABC : la imagen con la que tradicionalmente se ha representado a los ríos se corresponde con la de deidades masculinas». 12 Después, en CORDE, no encontramos más casos de la val a excepción de tres ejemplos de un texto de 1901 referidos a «la val de Ayora». 254 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 23. y tenía asegurado el socorro de Francia, desde el puerto de Andorra y de la val de Arán hasta los confines de los reinos de Aragón y Navarra (1579, Zurita, Jerónimo: Anales de la corona de Aragón. Segunda parte , CORDE). 24. para entrar por el val de Benasque y por el val de Arán. Esto era por el mes de agosto deste año (1579, Zurita, Jerónimo: Anales de la corona de Aragón. Segunda parte , CORDE). M argo iniS : margen era femenino, pero ha especializado su uso como masculino ( el margen ‘espacio lateral de un escrito’) y como femenino ( la margen ‘orilla del río’); sin embargo, durante un largo periodo convivieron ambos significados con el género femenino y, aunque ya de forma esporádica, se documenta a finales del XIX algún femenino con el sentido de ‘espacio lateral de un escrito’: 25. «Hallaron al muerto, dice una relación contemporánea, un libro en el pecho, en inglés, con muchas acotaciones en la margen de la Sagrada Escriptura, el cual quemó el corregidor» (1890, Medina, José Toribio: Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile , CORDE). o rdo ordiniS , sustantivo masculino en latín, también ha derivado en dos significados, a cada uno de los cuales le corresponde un género: el orden ‘serie o sucesión’/ la orden ‘mandato’. Canal (< canaL iS , fem.), por su parte, pese al género femenino que poseía el término en latín, se usa ya como masculino de forma habitual en el siglo XV 13 y hoy es mayoritariamente masculino en el lenguaje culto, aunque hay todavía, a lo largo de los siglos XX y XXI, algunas vacilaciones y es posible documentar aún casos de femenino: en CORDE aparecen 55 ejemplos de la canal , en CREA, 63, y en COR- PES unos 130 casos. El dle , de hecho, al definir este término, lo considera como masculino y femenino en las dieciséis primeras acepciones, buen reflejo de las vacilaciones existentes a nivel diatópico y diastrático. Especialmente interesante es la evolución de los abstractos en or (or , oriS ): calor , color , sabor , dolor , honor , sudor … Estos nombres eran masculinos en latín clásico, pero en latín vulgar se orientaron, sobre todo en la Galia, hacia el femenino masivamente. En virtud de este cambio, el francés los conserva como femeninos y en castellano antiguo aparecían frecuentemente con este género: Cid : vuestra amor ; Berceo: la olor ; Razón de amor : la honor ; Setenario : aquella sudor … Las vacilaciones son continuas y buena muestra de ello es que en una misma obra podían aparecer como masculinos y como femeninos: 26. ivan cargados assí todos aquellos, que salién las sudores por somo los cabellos. Más avié de çient mil (1240 - 1250, Anónimo: Libro de Alexandre , CORDE) 13 En el CORDE se documenta un solo caso previo a esta época en masculino: se trata de un ejemplo extraído del Fuero de Madrid (a 1141-1235): «El carascal de Balecas quomodo lo defeso el conzeio, et los molinos & el canal et toda la renda de Ribas que habet ibi el conzeio, sedeat semper per foro de la obra del adarue de Madrid». 255 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 27. quantos pelos avién vertién tantos sudores . Della e della parte batién las argarradas, (1240 - 1250, Anónimo: Libro de Alexandre , CORDE). 28. a mordedura del perro ravioso o serpiente toda la blancor del quezo se pierde & viene quasi cardeno (1494, Burgos, Fray Vicente de: Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum , CORDE). 29. e son plazientes & deleitosos al gusto como es el blancor comienço de todos colores (1494, Burgos, Fray Vicente de: Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum , CORDE). Esta situación se mantuvo hasta la época clásica, época en la que ya se generaliza el masculino, aunque la vacilación ha llegado incluso hasta nuestros días para algunos términos ( calor , color «tiene la color mudada 14 »). El caso de calor es particular: en Andalucía, sobre todo, se emplea la calor de forma habitual en registros informales aunque normalmente se usa cuando la temperatura es sofocante; se establece, así, una diferencia de grado entre el femenino y el masculino. No me detendré más en estos nombres, puesto que en Serradilla Castaño (2012) se estudia ya en profundidad su vacilación genérica en español medieval y clásico y se analizan las diversas causas que favorecen esta vacilación: la herencia latinovulgar, la presencia de una variante en ura : verdor / verdura , amargor / amargura , blancor / blancura …, la fecha de entrada temprana o tardía de las voces, la oposición a los nombres concretos terminados en or , la preferencia de los abstractos por el femenino o una que cobra una especial importancia: la influencia de lenguas del oriente peninsular que las conservan como femeninas. Como conclusión de este apartado, podemos afirmar, pues, que se mantiene el género etimológico, salvo cuando una tendencia con más fuerza provoca el cambio. 4. Vacilaciones en el género por la influencia del comienzo de palabra Un factor que, a menudo, ha provocado confusión en torno a la asignación del género es la influencia del comienzo de palabra. En español una á tónica inicial en el sustantivo - y en castellano antiguo también átona -, al exigir generalmente el artículo el (etimológicamente femenino, pero homónimo del masculino) puede ocasionar confusiones de género. Así, frente a la evolución habitual: iLLa → aféresis ( i ) LLa + palabra que empezaba por consonante > la 14 Expresión habitual en español medieval y clásico que hoy queda restringida al lenguaje literario arcaizante. 256 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 en los casos en los que el nombre empieza por a -, no se da el proceso de aféresis sino de apócope: iLL ( a ) → cuando la palabra empezaba por vocal a - (apócope) > el 15 Aunque agua , hambre , hacha o área son femeninas, el uso del artículo el ha influido en que se masculinicen otros determinantes o modificadores: el mismo aula (debería ser la misma aula , puesto que entre el determinante y el sustantivo hay un adjetivo); todo el agua ( toda el agua ); mucho hambre ( mucha hambre ); el afilado hacha ( la afilada hacha ). Se trata de una confusión que se ve, incluso, en textos de carácter culto 16 : 30. reservamos para nuestro uso más de la mitad de todo el agua dulce disponible (2001, Delibes de Castro, Miguel: Vida. La naturaleza en peligro , CREA). 31. Hay que señalar que las variables que intervienen en un proceso metamórfico pueden cambiar con el tiempo en el mismo ambiente geológico y en el mismo área (1989, Castro Dorado, Antonio: Petrografía básica. Texturas, clasificación y nomenclatura de rocas , CREA). Este proceso no ha culminado, en general, en español, en el sentido de que no ha provocado un cambio de género, sino solo vacilaciones. Obsérvese que, cuando estos nombres están en plural, no hay confusión: las aguas / las mismas aguas . No obstante, hay algunos casos en los que la masculinización del femenino está canonizada: arte < arteM (fem.): el arte románico (y no el arte románica ). Es una palabra con una evolución interesante porque aún se conserva como femenino en algunas expresiones: arte poética , arte médica , arte amatoria (se mantiene el femenino latino en el singular cuando se refiere al ‘conjunto de normas y principios para hacer bien algo’). En este caso tampoco el cambio de género ha afectado masivamente al plural y, aunque decimos los artes gótico y románico , conservamos las artes escénicas , las artes visuales o las bellas artes . En una búsqueda en los corpus académicos, se documentan 39 ejemplos en CORDE de los artes frente a 3476 de las artes ; en CREA, 7 frente a 1988, y en CORPES, 18 frente a 7432, lo que demuestra el predominio del femenino plural. Un caso diferente es el de azúcar , arabismo masculino que se vio contagiado por todas estas vacilaciones: azúcar blanquilla (también azúcar blanco según algunos hablantes), pero azúcar moreno ( azúcar morena para otros y azúcar negra en algunos países). En el plural, sin embargo, el masculino es el género predominante; de hecho, en CREA solo aparece un ejemplo de las azúcares (frente a 178 en masculino): 15 El resultado de la evolución es el mismo que el de la forma masculina iLLe > iLL ( e ) > el . 16 En español no se duda en el género en determinados contextos; así, nadie dice hambre canino (0 resultados de esta forma en CORDE, CREA y CORPES frente a los 44 de hambre canina en CORDE y los 7 del CREA y del CORPES), pero sí se oye tengo mucho hambre (3 casos en CORDE, 8 en CREA y 7 en CORPES). 257 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 32. de los tres elementos, los más ligados al mecanismo del hambre son los carbohidratos, especialmente los más refinados como las azúcares (azúcar de caña y betarraga, frutas, azúcar de la leche, etc.) (1991, Artigas, Jorge N.: Manual de sobrevivencia , Chile). y son solo dos los ejemplos que aparecen en CORDE 17 (frente a cien de los azúcares ); en CORPES, se localizan 6 casos de femenino, frente a 413 de masculino. Lo que se observa en esta palabra, pues, es el proceso contrario de los anteriores términos mencionados: de masculino se ha pasado a femenino, pero tampoco en este caso la influencia del inicio de palabra ha sido suficiente para generalizar el cambio en el plural. 5. Reflexiones sobre el género en español actual 5.1. Variabilidad de los sustantivos para la expresión del género La conservación del género masculino y femenino en el sustantivo de las lenguas romances no deja de ser un fenómeno relativamente extraño, así, en lingüística general se habla de una «fuerza de resistencia», que ha impedido la desaparición del género en las lenguas romances. Moreno y Ueda (1986: 89) hacen referencia a esta gran fuerza de resistencia del género en estas lenguas favorecida sobre todo por el artículo y el adjetivo. Además, puede afirmarse que el género ha ganado cierto terreno en la estructura morfológica del nombre, puesto que se ha reducido notablemente el número de heterónimos con respecto al latín; en este sentido, el procedimiento morfológico ha ganado terreno sobre el puramente léxico: hoMo / MuLier , pater / Mater se han mantenido en español como hombre / mujer , padre / madre , pero el español ha formado nieto a partir de nieta < nepta , cuyo masculino era el heterónimo nepoS . Lo mismo ocurre con suegro , que surge a partir de suegra < SocruS ; mientras que en latín existía Socer , que ha desaparecido. En cualquier caso, la funcionalidad del género sigue siendo mínima. El número de sustantivos en los que puede introducirse variación genérica constituye menos del 15% del total de nuestro léxico 18 . La mayoría de nuestros sustantivos son invariables en cuanto al género: mesa , pupitre , silla , casa , estantería , techo , papel , libro , suelo … y para los hablantes es evidente que la oposición casa / caso , pesa / peso , tallo / talla o libro / libra no es de carácter genérico, ya que estaríamos ante pares no relacionados (Moreno/ Ueda 1986: 93). Por otro lado, tenemos también nombres epicenos, que son aquellos (muchas veces referidos a animales) que no marcan el sexo ni con terminaciones, ni con concordancia, ni con lexemas, pues, sencillamente, no interesa o no 17 Ambos ejemplos aparecen en un texto mexicano del siglo XVIII. 18 Moreno y Ueda (1986), tras un estudio realizado en la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio, concluyen que en un análisis de los sustantivos más frecuentes en español poco más de un 5% presenta la posibilidad de aparecer con morfemas derivacionales femeninos. 258 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 se quiere destacar: persona , atún , gamba , rata … Tampoco podemos olvidar los denominados nombres ambiguos , que, como se indica en el DPD , «[s]on los que, designando normalmente seres inanimados, admiten su uso en uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el / la armazón , el / la dracma , el / la mar , el / la vodka […]. De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados». Teniendo, pues, en cuenta, esta situación, entre los pocos sustantivos que tienen variación genérica, contamos con los heterónimos ya mencionados, que continúan la antigua tradición latina de distinguir léxicamente los géneros: toro / vaca , caballo / yegua , yerno / nuera …, los variables, que presentan el mismo lexema pero diferente morfema: abuelo / abuela , niño / niña , perro / perra , zorro / zorra y, por último, los nombres comunes, que, con idéntica forma para el masculino y el femenino, marcan la diferencia de género con el determinante: el / la testigo , el / la camarada , el / la futbolista … Partiendo de esta clasificación, me detendré en algunas puntualizaciones sobre ciertos cambios y vacilaciones en el género que se observan en el español actual. 5.2. Los femeninos de profesiones. La posición de la RAE Al principio de este trabajo he mencionado cómo los cambios sociales, a menudo, influyen en la lengua. En la actualidad, la incorporación de la mujer a determinadas profesiones ha traído consigo el paso de un importante número de nombres comunes a variables. En Serradilla Castaño (2014) ya reflexionaba sobre este punto y me preguntaba sobre cómo llamar hoy, por ejemplo, a las mujeres que ejercen la medicina o la judicatura; jueza y médica son voces que conviven con juez y médico para designar a estas profesionales 19 , pero esta alternancia ha dado lugar a fuertes controversias en la sociedad y ha despertado el interés de los investigadores desde hace bastantes años: véase, por ejemplo, el trabajo de Moreno/ Ueda (1986), que ya dedicaba un apartado a este tema y mostraba un estudio empírico sobre el uso de los femeninos de las profesiones. Estamos ante un asunto complejo y la Academia y la ASALE han estado muy atentas a esta nueva realidad en los últimos años. Así, en el Diccionario panhispánico de dudas de 2005, en La nueva gramática de la lengua española de 2009 (capítulo 2) o en su informe de 2020 (este exclusivo de la RAE) han hecho importantes matizaciones. Me detendré a continuación en algunas de sus recomendaciones en torno al femenino de las profesiones, cargos, títulos o actividades humanas. En el DPD se afirma que aquellos nombres cuya forma masculina acaba en o forman normalmente el femenino con a : bombero / bombera , médico / médica , y sanciona: «No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer: la médico »; años después está generalizado el uso de estos femeninos en muchas profesiones, aunque 19 Como ejemplo del cambio, puedo decir que yo soy doctor, pero mis colegas más jóvenes ya son doctoras. 259 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 hay otras como médica , precisamente, que no acaba de ser de uso común entre los hablantes. RAE (2020) insiste en este punto: #RAEconsultas: Si el sustantivo que denota esas profesiones tiene moción de género (cambio de terminación según el género gramatical en correspondencia con el sexo del referente), deben usarse las formas femeninas cuando quien desempeña la profesión es una mujer (RAE 2020: 77). #RAEconsultas: El femenino «médica» se registra en el DLE en 1860 con la única acepción de ‘mujer del médico’, pero ya en la edición de 1899 se incorpora la de ‘mujer legalmente autorizada para ejercer la medicina’, que ya no ha vuelto a desaparecer del diccionario académico (RAE 2020: 78). En todo caso, la Academia y la ASALE incluyen excepciones como piloto o modelo , que funcionan como comunes: el / la piloto y los que proceden de acortamientos: el / la otorrino − aunque ya en el CORPES hay un ejemplo de pilota y otro de otorrina , además de un caso más de cada uno de estos términos usado metalingüísticamente −. Los acabados en a , por su parte, funcionan en su inmensa mayoría como comunes: el / la atleta , el / la pediatra , aunque, por razones etimológicas, hay femeninos cultos como profetisa o papisa . En el caso de poeta , existen ambas posibilidades: la poeta / poetisa . Poetisa es el femenino tradicional y el más usado según el DPD , pero hay una reivindicación de las mujeres por el término poeta y es interesante constatar cómo las mujeres han preferido el nombre común en cuanto al género (en CORPES hay casi mil ejemplos de poeta como femenino y solo quinientos de poetisa ) 20 . Son asimismo comunes en cuanto al género los sustantivos formados con el sufijo ista : el / la ascensorista . Es excepcional el caso de modista , que, a partir del masculino inicial el modista (utilizado incluso hoy en día, aunque de forma minoritaria), ha generado el masculino regresivo modisto 21 . No obstante, hay una importante diferencia entre el femenino y el masculino, ya que el modisto es un diseñador de alto nivel mientras que, a menudo, el nombre modista en el caso de las mujeres se restringe para referirse a aquellas que cosen y no a las que crean moda. 20 RAE (2020: 111) recoge: #RAEconsultas: Es correcto. «Poetisa» está siendo desplazada por el uso de «poeta» como común en cuanto al género. Como femenino de «poeta» son válidas hoy las formas «(la) poeta» y «poetisa»: http: / / lema.rae.es/ dpd/ ? key=poeta [26.09.2023]http: / / lema.rae. es/ dpd/ ? key=poeta. La Fundéu abunda en este punto: ‹Por su parte, la Gramática de la lengua española explica que el uso de poeta como sustantivo común en cuanto al género ( el poeta / la poeta ) se ha extendido al mismo tiempo que la forma tradicional poetisa era rechazada por muchas escritoras. Para justificar ese rechazo se ha aducido, como explica la misma obra, que « poetisa lleva a veces asociada la connotación de ‘poeta menor’ y también que el uso de poeta como común en cuanto al género se documenta ya en la lengua clásica›». Asimismo, en Internet pueden seguirse las discusiones en torno a qué forma usar y son muchas las entradas de mujeres escritoras que defienden ser reconocidas como poetas . 21 En CREA se documentan 20 casos de el modista frente a 69 de el modisto . En CORPES hay 39 casos de modista referido a hombres y 367 casos de modisto . 260 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 También señala el DPD cómo los que acaban en e tienden a funcionar como comunes: el / la conserje , el/ la estudiante , aunque se admiten excepciones como alcalde / alcaldesa , héroe / heroína , jefe / jefa , sastre / sastra , cacique / cacica 22 , dependienta o presidenta (#RAEconsultas: Además, el femenino «presidenta» es ya el único usado en algunos países hispanohablantes, por ejemplo España. RAE 2020: 107). Y en algunos casos se llama la atención sobre matices significativos diversos: la gobernante (‘mujer que dirige un país’) o la gobernanta (en una casa, un hotel o una institución, ‘mujer que tiene a su cargo el personal de servicio’), por lo que en estos casos se podría hablar de duales aparentes. La RAE y la ASALE añaden también, entre otras puntualizaciones, que, cuando el nombre de una profesión o cargo está formado por un sustantivo y un adjetivo, ambos elementos deben ir en masculino o femenino dependiendo del sexo del referente; por tanto, debe decirse la primera ministra , una intérprete jurada , una detective privada , etc., y no la primera ministro , una intérprete jurado , una detective privado : « Me llamo Patricia Delamo y soy detective privada » (CREA, Beccaria, Lola, La luna en Jorge , España, 2001). Sin embargo, en una búsqueda en Google se documentan 16.900 ejemplos de «una detective privado» (frente a 14.700 de «una detective privada»), 676 de «una intérprete jurado» (frente a 375 de «una intérprete jurada» y 15.100 de «la primera ministro» (frente a los más de un millón y medio de resultados de «la primera ministra», aunque en este caso hay que contabilizar también los casos en los que «primera» funciona como ordinal) 23 . Estos datos son muestra de que los hispanohablantes siguen vacilando a la hora de asignar una marca de género a los nombres de profesiones. Cierro este apartado con unas palabras de la RAE (2020: 40) que dan cuenta de la evolución de los nombres de profesión, a medida que las mujeres van accediendo a cargos o empleos que antes nos estaban vedados: Observemos un ejemplo paradigmático: la evolución de diputado . En las Cortes de Cádiz esta voz era un unisexo de profesión. Designaba exclusivamente a varones, pues la ley vedaba el acceso de la mujer a tal cargo ( el diputado ). Cuando la II República reconoce a la mujer el derecho a ser elegida como parlamentaria, se produce un cambio: diputado se convierte en un sustantivo con oposición de género semántico (‘varón’/ ‘mujer’), oposición que, en un principio, solo se manifestaba a través de la concordancia ( el diputado / la diputado ). Esta oposición ya era neutralizable ( derechos del diputado , la elección de diputados ). El último paso posible es la diferenciación de desinencias ( el diputado / la diputada ). 22 Cacica se documenta en CORDE en 100 ocasiones y aparece siempre en textos americanos o en textos que, aunque escritos en España, se refieren a realidades de América. Es la misma situación que encontramos en las 48 apariciones de este término en CREA y en las 114 del CORPES. En el español peninsular no es voz de uso común. 23 Búsqueda realizada en abril de 2022. 261 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 Queda aún camino por recorrer, pero es evidente que, en lo que respecta a este punto, las instituciones son conscientes de los cambios sociales y de su necesaria repercusión en el idioma. 5.3. La RAE y el lenguaje inclusivo 5.3.1. Informe de la RAE Las discusiones sobre el género inclusivo están hoy a la orden del día y se trata de un tema que ha despertado el interés de investigadores de diversos ámbitos, entre ellos, obviamente, los lingüistas. En los últimos años la bibliografía sobre el tema es cada vez mayor, pero, en primer lugar, y antes de adentrarme en estas investigaciones, haré referencia al informe emitido por la Real Academia Española en enero de 2020. Este informe es el resultado de la solicitud que el Gobierno de España hizo a la RAE de que analizara si la Constitución Española estaba bien redactada y cumplía con los requisitos demandados por la sociedad en cuanto a la visibilización de la mujer en sus páginas. A raíz de esta petición, la Academia presentó en enero de 2020 el denominado «Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas». En él se incluyen tres apartados: el informe propiamente dicho, un capítulo muy ilustrativo con el título «Sobre sexismo lingüístico, femeninos de profesión y masculino genérico. Posición de la RAE» y, por último, otro apartado formado por dos anexos: el primero incluye las diversas respuestas a las preguntas que los ciudadanos han formulado a la Academia sobre cuestiones de género y el segundo refleja las enmiendas relacionadas con el lenguaje inclusivo que esta ha ido realizando en el dle . Se trata de un trabajo de 189 páginas que recoge la posición de la RAE respecto a un tema que preocupa a la sociedad y que genera multitud de debates; por lo que, desde un primer momento, la prensa se ha hecho eco de él (véanse los trabajos incluidos en el monográfico El debate sobre el lenguaje inclusivo en la prensa española , coordinado por Guerrero Salazar en 2022, en especial la contribución de la editora en el mismo volumen, en la que, bajo el título «Repercusión mediática del informe de la RAE sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución española», se traza un panorama de las diversas opiniones vertidas en los distintos medios de comunicación 24 ). Tras un análisis en profundidad, la Academia en el pleno celebrado el día 16 de enero de 2020 aprueba por unanimidad este informe y concluye que la Constitución no presenta ningún problema desde el punto de vista gramatical. Respecto al lenguaje inclusivo, la Academia lo interpreta de la siguiente forma: 24 Este volumen también destaca por la aportación de la bibliografía más significativa en torno al lenguaje inclusivo en la actualidad. 262 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 […] la expresión lenguaje inclusivo se aplica […] a los términos en masculino que incluyen claramente en su referencia a hombres y mujeres cuando el contexto deja suficientemente claro que ello es así, de acuerdo con la conciencia lingüística de los hispanohablantes y con la estructura gramatical y léxica de las lenguas románicas. Es lo que sucede, por ejemplo, en expresiones como el nivel de vida de los españoles o Todos los españoles son iguales ante la ley . El constituyente de 1978 optó de modo general por la segunda interpretación indicada de lenguaje inclusivo , considerando que la utilización del masculino para referirse a hombres y mujeres, cuando el contexto deja claro ese alcance, se corresponde con el uso más extendido en todo el mundo hispanohablante (RAE 2020: 6). Y esa es la postura que va a defender a lo largo de todo su informe. Se trata de un fenómeno puramente gramatical que, como se señala, no se debe al acuerdo expreso de una institución. En este sentido, aprueba el uso que del masculino genérico se observa en la Constitución Española. A lo largo de todo el texto podemos ver cómo se usan con interpretación inclusiva los pronombres y los indefinidos en masculino plural: « Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona», « Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias», o se usan con valor inclusivo grupos nominales en plural: consumidores , españoles , ciudadanos , trabajadores , alcaldes , electores … La Constitución, también con valor inclusivo, emplea en singular sustantivos de persona en expresiones nominales indefinidas: cualquier ciudadano , ningún español , un senador … o expresiones construidas con grupos nominales de persona en masculino que aparecen sin artículo: abogado , presidente , parlamentarios … Algo más conflictivo, y así lo reconoce la Academia, es el caso de las expresiones referentes a cargos individuales que pueden ser desempeñados por mujeres u hombres y que en la Constitución aparecen siempre con masculino genérico: el Presidente del Congreso , del Senado , Defensor del Pueblo , Fiscal General del Estado … En estos casos, y según consta en el informe (p. 16), se podría optar por tres soluciones: desdoblar ocasionalmente o hacerlo únicamente en su primera mención ( el presidente o la presidenta del Gobierno ); desdoblar todas estas menciones a cargos, o alternarlas con fórmulas que eviten tanto el desdoblamiento como el masculino ( quien ocupe la presidencia , la persona que ocupe el cargo de presidente ) u optar por referirse al cargo político del que se hable en lugar de a la persona que lo ocupe ( la Corona , la presidencia ); por último, se podrían mantener los masculinos como se hace ahora en nuestro texto constitucional y en las Constituciones de otros países de habla española u otras lenguas románicas. Cualquiera de estas tres opciones plantea problemas de aplicación: si se opta por la primera, el desdoblamiento, considera la RAE, se podría entender que las referencias que se dejen en masculino singular no abarcan a los dos sexos; si se opta por la segunda, serán necesarias reiteraciones y paráfrasis para aclarar algunas construcciones. La tercera opción no presenta, según la RAE, inconvenientes de tipo jurídico ni lingüístico, «pero no tiene en cuenta las consideraciones políticas que aconsejarían dar mayor visibilidad al femenino en la Carta Magna». La Academia presenta 263 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 las tres opciones, pero reconoce que no es ella quien tiene que elegir, ya que optar por una de estas soluciones no depende de criterios lingüísticos. Sí toma la RAE una decisión respecto a la necesidad de incluir, dada la realidad española, las voces reina y princesa . El informe termina con un estudio comparativo con las Constituciones de Chile, Colombia, México y Venezuela, entre las del mundo hispanohablante, y con las de Francia, Italia y Portugal, países con lenguas románicas. La conclusión a la que se llega es que, salvo en el caso de la de Venezuela, en la que priman los desdoblamientos, en las demás se usa el masculino inclusivo, tanto en plural como en singular. Esto avala a la Academia para no proponer modificaciones en el texto de nuestra Constitución en lo que se refiere al tratamiento del género. Pese a ello, y aunque la RAE considera que está trabajando en la feminización del lenguaje, como veremos al tratar el siguiente documento que incluye el informe, no a todos los hablantes les ha gustado esta solución. De hecho, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Presidencia y de Relaciones con las Cortes en esos momentos, Carmen Calvo, afirmó en una entrevista de RTVE que al lenguaje inclusivo no hay quien lo pare y añadió: «En la calle nos llaman vicepresidentas, ministras, diputadas, alcaldesas y concejalas… Las mujeres, si nos llaman ‹vicepresidente› no volvemos la cara, nos tienen que llamar vicepresidenta para sentirnos concernidas». En este sentido, parece que, aunque ni el informe de la RAE ni la Constitución puedan considerarse sexistas, tampoco pueden catalogarse de visibilizadores de la mujer. La Academia, no obstante, en el documento «Sobre sexismo lingüístico, femeninos de profesión y masculino genérico. Posición de la RAE» insiste en que: La Real Academia Española, como institución arraigada en la cultura humanística, se declara totalmente contraria a cualquier tipo de sexismo, ya sea de mujeres o de miembros del colectivo LGTBI. Nuestra Institución se halla en un proceso de renovación, lenta pero irreversible, en el que la mujer asumirá cuantitativa y cualitativamente un papel más relevante (RAE 2020: 32). Esto parece incuestionable aunque no siempre quede reflejado en sus escritos. La RAE parte de la base de que siempre habrá mensajes y textos sexistas, pero no son propiedades de la lengua, sino usos de esta. Según la Academia: No son inherentes al sistema (no son sexismo de lengua), sino valores que adquieren en el uso a causa de la intencionalidad de los emisores o de sus prejuicios ideológicos (sexismo de discurso). No son responsabilidad del medio, sino de los hablantes. No se corrigen mejorando la gramática, sino erradicando prejuicios culturales por medio de la educación (RAE 2020: 32-33). Esto es evidente, pero también lo es, según muchos y muchas hablantes, que la visibilización de la mujer en la lengua es hoy en día una necesidad. La Academia, en cuanto al género inclusivo, analiza la situación de la mujer a lo largo de la historia y, aun considerando la difícil situación que nos ha tocado vivir, 264 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 no entiende las críticas que, desde determinados sectores de la población, se hacen al masculino genérico: Se comprende que en sus actuaciones [las mujeres] arremetan contra barreras, desigualdades, tópicos culturales, supuestos ideológicos, medios e incluso contra símbolos que contribuyan a perpetuar el poder de la bota machista. No extraña que hayan fijado su punto de mira en el lenguaje y que se censuren los discursos misóginos. Sorprende, no obstante, que las críticas hayan pasado del discurso al sistema y que se acuse de machismo a dos estructuras gramaticales relacionadas con el morfema de género: la lenta formación de femeninos de profesión y el masculino genérico (RAE 2020: 47). Para los miembros de la Academia la tesis de que el masculino genérico oculta a la mujer no se sostiene pues no se basa en argumentos lingüísticos de rigor científico. No hay que tomarlo como una imposición androcéntrica, puesto que el masculino genérico es previo al masculino específico y su génesis no se halla relacionada con el androcentrismo lingüístico (RAE 2020: 53). Se hacen eco de los movimientos en contra de este género inclusivo y parece que los comprenden, aunque en algunos casos se observa una actitud un tanto condescendiente: En el ámbito de las connotaciones subjetivas, son muchas las mujeres que, alertadas por esas repeticiones propagandísticas, se sienten más representadas en el discurso si aparecen expresiones con referencia femenina. Es un agradable sentimiento subjetivo de identificación personal semejante a cuando se refieren a uno utilizando nuestro nombre propio. Es una concreción de una de las leyes básicas de la pragmática: el principio de cortesía (RAE 2020: 55-56). Nadie duda de que la Academia utiliza argumentos de peso tanto lingüísticos como de uso a la hora de defender el masculino genérico, pero quizás en algunos casos como este peque de cierta actitud de superioridad que no ha gustado a muchas personas. Para los miembros de la RAE el masculino genérico obedece a una necesidad conceptual y no podría desaparecer porque eso implicaría borrar una casilla de enorme utilidad en el sistema de la lengua, pues «el género es un arquetipo conceptual, lógico, necesario en todas las estructuras mentales». Asimismo, su uso obedece al principio de economía lingüística (RAE 2020: 60) 25 . Termina este subapartado con un fuerte alegato a favor del masculino genérico basándose en la historia y la tradición lingüística: El genérico no es la causa, no es la raíz de la discriminación, ni siquiera su reflejo […]. Negar que el masculino genérico incluye en su significado y en su referencia a ambos sexos es chocar 25 Una postura crítica a este principio de economía lingüística aparece muy bien desarrollada y argumentada en el trabajo de Rodríguez Ponce (2022: 55-63). Esta autora hace referencia al hecho de que usamos el lenguaje no solo para transmitir información de forma eficaz y económica, sino también para influir en los demás y mejorar nuestras relaciones sociales. Además, señala cómo el principio de economía, normalmente, ha llevado implícita una visión conservadora del lenguaje. Remitimos a su obra para obtener más información sobre esta cuestión. 265 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 contra una evidencia secular, constatada por una abrumadora presencia en los corpus textuales. Vetar su uso es criminalizar una estructura gramatical inocua que ha representado todo un hallazgo de las lenguas romances y que ha venido funcionando como expresión aséptica durante siglos en su aplicación a personas y a animales. Aconsejar los desdoblamientos de forma oportuna y atinada, así como el uso de genéricos, epicenos y colectivos, constituye una justa referencia a la presencia de la mujer. Pero eliminar por decreto el masculino genérico e imponer su sustitución obligatoria por dobletes es una empresa de «despotismo cultural» (en su sentido dieciochesco) y seguramente abocada a la frustración (RAE 2020: 57-58). Esta contundente afirmación no impide que la RAE realice propuestas para evitar en algunos casos el masculino genérico: así, tienen cabida los desdoblamientos ocasionales o la sustitución por colectivos ( el profesorado , el alumnado , la infancia , la clientela , la dirección , el rectorado , la ciudadanía …) o por epicenos ( persona , personaje , bebé ). No obstante, la sustitución por colectivos no es siempre posible: ‒Vinieron cinco alumnos ‒Lo saben algunos profesores ‒El doble de jóvenes ‒Varios tutores ‒Ciertos voluntarios ‒*Vinieron cinco alumnados ‒*Lo sabe algún profesorado ‒*El doble de juventud ‒*Varias tutorías ‒*Cierto voluntariado (RAE 2020: 60) De hecho, esta es una propuesta en la que a menudo fallan algunas de las guías del lenguaje no sexista, como ya criticó en su momento Bosque (2012). Tampoco a los miembros de la RAE les convence la sustitución por quienes , en lugar de el que / los que / las que porque, según indican, empobrece el sistema lingüístico; asimismo, consideran que la sustitución del masculino por formas impersonales a menudo puede crear ambigüedades. Realmente, dado que el masculino genérico no oculta a la mujer, según la RAE, no sería necesario usar otros recursos a no ser por cortesía o por ambigüedad. Frente a esta postura, entre los diversos trabajos y notas de prensa citados por Guerrero Salazar (2022: 3), destaca un breve artículo muy crítico publicado por López, Rodríguez Barcia y Cabeza Pereiro (2020), quienes cuestionan no solo el contenido, sino el tono presente a lo largo de todo el informe de la RAE: Una vez publicado el informe de la RAE en enero de 2020 (Academia Española 2020), López, Rodríguez y Cabeza (2020) responden al texto con un análisis crítico donde se denuncia, en primer lugar, el tono, unas veces «obsoleto» y otras «condescendiente», así como «cierta retórica literaria que revela por momentos malestar e, incluso, sarcasmo», así como un descrédito que procede «no solo desde los argumentos lingüísticos sino desde la óptica más personal». Según este análisis, se deja entrever «no solo la molestia que le supone a la institución abordar la elaboración del informe, sino el disgusto que le producen los argumentos esgrimidos desde el feminismo que solicita la implementación del lenguaje inclusivo». En segundo lugar, el informe culpa al indoeuropeo, y no al patriarcado, del funcionamiento de los géneros gramaticales en español, obviando «su perpetuación como estrategia para mantener el sesgo 266 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 y preeminencia de lo masculino en el discurso». En tercer lugar, reitera la necesidad de respetar «el sistema de la lengua» como si este fuera inamovible. En cuarto lugar, el «clasismo lingüístico». En quinto lugar, «la RAE contrapone la ciencia y la lógica a las emociones (que la propia institución hace visibles en sentido opuesto), que identifica con reclamaciones sociales de opciones minoritarias, mostrando en definitiva una falta importante de rigor científico en cuanto que desconoce el volumen real de personas que reclaman el giro inclusivo del lenguaje». En sexto lugar, «se usa el verbo ‹enfatizar› en lugar de ‹visibilizar›, pues el primero remite a poner énfasis, es decir, a reiterar e insistir; y el segundo remite a hacer visible lo que está oculto, lo cual no indica reiteración sino necesidad». Se trata, como puede observarse, de una posición absolutamente enfrentada con la defendida por la Academia a lo largo de todo el documento y que se sitúa en consonancia con muchas de las voces aparecidas en la prensa durante estos últimos años (Guerrero Salazar 2022). Siguiendo con el documento, en el Anexo I del informe, y con el fin de aclarar la postura de la Academia y ayudar a las personas interesadas, se incluyen las respuestas dadas por la RAE a las preguntas que hacen los ciudadanos en torno al género. Su punto de partida es el siguiente: Como se verá, las respuestas se atienen a criterios exclusivamente lingüísticos, fundados en el funcionamiento efectivo de la morfología de género en español y en el uso real de los hablantes. Se defiende y promueve el uso de las formas específicas de femenino, cuando existen, e incluso se aceptan como posibles otras aún no instaladas o generalizadas en el uso, siempre que respondan a la lógica interna del sistema o del uso (RAE 2020: 63-64). Refiriéndose al uso del masculino genérico afirma la RAE: #RAEconsultas: Ese uso genérico del masculino gramatical no invisibiliza a la mujer. Es un mecanismo del sistema lingüístico establecido por evolución a lo largo de la historia de la lengua, y no es fruto de una decisión consciente de ningún colectivo de hablantes (RAE 2020: 64). #RAEconsultas: En español, como en muchas otras lenguas, el masculino gramatical es el término no marcado de la oposición de género, lo que faculta a esta forma, y solo a esta, para referirse a grupos mixtos independientemente de la proporción de uno u otro sexo (RAE 2020: 65). #RAEconsultas: La condición del masculino gramatical como término no marcado de la oposición de género no es fruto de ninguna decisión consciente, sino de la conformación y evolución del sistema lingüístico a lo largo del tiempo. No puede variarse a voluntad (RAE 2020: 66). Se hacen, pues, como puede observarse, referencias a la gramática del español y a su historia, pero esto no parece convencer a muchas personas, tal y como veremos al hablar de otras voces que se levantan contra esta postura. En todo caso, no podemos olvidar que en ningún momento se duda del significado del término «feminismo». #RAEconsultas: La palabra «feminista» nunca se ha usado con significado opuesto a «machista». «Feminista» es ‘partidario del feminismo’ y «feminismo» ‘principio de igualdad de dere- 267 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 chos de la mujer y el hombre’ y ‘movimiento que lucha por la realización efectiva de esa igualdad’ (RAE 2020: 124). Por otro lado, la RAE considera que en este masculino se ven comprendidas las personas con diferentes identidades sexuales y se muestra atenta a la realidad de las personas transgénero: #RAEconsultas: Puesto que el masculino gramatical es el término no marcado, facultado para usos genéricos e inclusivos, puede servir para incluir en la referencia a quienes no se sientan identificados con ninguna de las categorías sexuales o genéricas binarias (RAE 2020: 65). #RAEconsultas: Se tiene siempre en cuenta la identidad de género de la persona, de modo que, en el caso al que usted se refiere, se trata de una mujer transgénero y, por tanto, para referirse a ella deben usarse las palabras y formas asociadas al género femenino (RAE 2020: 123). En otra línea, se posiciona contra el uso del femenino genérico, al que luego haré referencia: #RAEconsultas: En español, como en otras lenguas próximas, el femenino de los sustantivos que designan persona es el término marcado de la oposición de género, lo que implica que su referencia incluye solo a las mujeres (RAE 2020: 66). Tampoco la RAE se muestra muy receptiva ante los desdoblamientos, como ya se ha comentado, salvo que estos sean necesarios: #RAEconsultas: El desdoblamiento indiscriminado, muy en boga en el lenguaje político y administrativo, no es en la mayoría de los casos incorrecto, pero sí innecesario; anula, además, el valor semántico de los desdoblamientos cuando sí es relevante citar ambos géneros (RAE 2020: 71). Sí los acepta, obviamente, en casos en los que se quiere marcar la cortesía: #RAEconsultas: Este tipo de desdoblamiento es norma habitual de cortesía para dirigirse a un auditorio: «Señoras y señores diputados» (RAE 2020: 73). En cuanto a las nuevas propuestas de lenguaje inclusivo, se muestra la RAE bastante dura en algunas de sus afirmaciones: #RAEconsultas: El llamado «lenguaje inclusivo» supone alterar artificialmente el funcionamiento de la morfología de género en español bajo la premisa subjetiva de que el uso del masculino genérico invisibiliza a la mujer (RAE 2020: 73). El problema quizás radique en que nuestra forma de ver el mundo es necesariamente subjetiva. En cuanto a las nuevas estrategias para evitar el uso genérico del masculino, de las que me ocuparé más adelante, es contundente: #RAEconsultas: El uso de la @ o de las letras «e» y «x» como supuestas marcas de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gra- 268 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 matical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género (RAE 2020: 74). En el caso de los sustantivos comunes en cuanto al género y con femenino o masculino específicos la RAE señala: #RAEconsultas: Algunos sustantivos en «-nte», generalmente comunes en cuanto al género, han generado un femenino específico en «-a», normal en el español culto de todas o algunas áreas hispanohablantes, como «infanta», «parturienta», «presidenta», «clienta» o «dependienta» (RAE 2020: 104). Llama, no obstante, la atención que se incluya «parturienta», pues no parece muy viable su uso como masculino. Atiende también la RAE a los nombres epicenos de persona que pueden funcionar como comunes o con flexión de género: #RAEconsultas: La palabra «bebé» puede funcionar como epiceno masculino («El bebé se llamaba María») o como común en cuanto al género («La bebé se durmió enseguida»). También existe el par flexivo «bebe/ beba». Cf. DPD : http: / / ow.ly/ EDKb30nD2VZ (RAE 2020: 114). #RAEconsultas: «Ídolo» funciona hoy en el español general culto como epiceno masculino: «Ella es un ídolo de masas». El femenino «ídola», que existió en el español medieval y clásico, y que se documenta en algunas zonas de América, no ha pasado a los registros formales (RAE 2020: 115). #RAEconsultas: El sustantivo «miembro» puede funcionar hoy como epiceno masculino («María es un miembro destacado del partido») o como común en cuanto al género («María es una miembro destacada de partido»). En la lengua culta no está generalizado el femenino *«miembra» (RAE 2020: 116). La RAE sigue una línea coherente en todas sus respuestas, como era de esperar, y se basa siempre en explicaciones de carácter gramatical y en el criterio de uso. Dejo para el final un comentario sobre la voz «señoro»: #RAEconsultas: Es una voz reciente, surgida en el ámbito del feminismo, con la que se alude al varón que muestra indiferencia o desdén por las reivindicaciones feministas. No figura en los diccionarios consultados (RAE 2020: 127). En una búsqueda realizada en Google en abril de 2022 se documentan hasta 117.000 entradas para señoro. A esta palabra ya hizo alusión Lola Pons en el suplemento Verne de El País el 10 de octubre de 2018: «La vida empuja a la lengua: de señora a señoro »: La anonimia de Internet hace complejo discernir quién empezó este uso, que hoy se localiza en redes sociales y en canales de mucha agilidad comunicativa. “Señoro” tiene un sentido despectivo, señala a los varones que tratan de forma condescendiente a las mujeres o dudan de la legitimidad del movimiento feminista. 269 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 Gramaticalmente, a los señoros les han puesto una marca explícita de género masculino, la o . Como señor es una palabra que ya es masculina, se trata de una especie de doble masculino que subraya peyorativamente el machismo de algunas actitudes. No es una voz de uso común fuera de determinados ambientes, pero no podemos olvidar que, como señala Pons al final de su artículo: «El límite para la lengua no está en el diccionario sino en nosotros». Por otro lado, en el Anexo 2 del informe de la RAE se incluye una muestra representativa de las enmiendas relacionadas con el lenguaje inclusivo en el DLE . En total se han enmendado 366 artículos y los principales cambios realizados consisten en: 1) La sustitución de hombre , usado en el sentido genérico de ‘ser animado racional, varón o mujer’, por otras fórmulas abarcadoras como persona , ser humano , etc. antropofagia. … f. Acción de comer el hombre carne humana. antropofagia. … f. [Enmienda de acepción] . Hecho o práctica de comer el ser humano carne de su propia especie. (RAE 2020: 131) 2) Sustitución de mujer por persona u otras fórmulas abarcadoras. alegre. … adj. … ‖ 10. coloq. Libre o licencioso en cuanto a las costumbres sexuales. Mujer de vida alegre . ‖ … alegre. … ‖ 10. [Enmienda de acepción] . coloq. Libre o licencioso en cuanto a las costumbres sexuales. Cuento alegre, persona de vida alegre. (RAE 2020: 130) 3) Adición de marcas que limitan el uso de la palabra: sexo. … ‖ ~ débil. m. Conjunto de las mujeres. sexo. … ‖ ~ fuerte. m. Conjunto de los hombres. sexo. … ‖ ~ débil. m. Conjunto de las mujeres. U. con intención despect. o discriminatoria. ‖ …sexo. … ‖ ~ fuerte. m. Conjunto de los varones. U. en sent. irón. (RAE 2020: 152) macho 1 . … m. … ‖ 6. coloq. Hombre con características consideradas propias de su sexo, especialmente la fuerza y la valentía. U. t. c. adj. Se cree muy macho . ‖ … macho 1 . … ‖ 6. [Enmienda de acepción] . Hombre en que supuestamente se hacen patentes las características consideradas propias de su sexo, especialmente la fuerza y la valentía. U. t. c. adj. Se cree muy macho. U. t. en sent. despect. (RAE 2020: 145) 4) Redacción en pasado de realidades históricas o adición de la marca desus . para indicar que se trata de una voz en desuso: 270 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 camarero, ra. … ○ f. 8. Mujer de más respeto entre las que sirven en las casas principales. ■ … camarero, ra. … ○ f. 8. [Enmienda de acepción] . Mujer de más respeto entre las que servían en las casas principales. (RAE 2020: 133) 5) Supresión de acepciones o formas complejas cuya inclusión en el Diccionario , según la RAE, no se justifica y que denotan un punto de vista trasnochado: aparador, ra. … ■ estar de aparador una mujer. loc. verb. coloq. desus. Estar muy compuesta y en disposición de recibir visitas. aparador, ra. … [SUPRESIÓN de forma compleja] . ‖ estar de aparador una mujer. loc. verb. coloq. desus. Estar muy compuesta y en disposición de recibir visitas. (RAE 2020: 131) 6) Visibilización de la mujer en profesiones y actividades, y en designaciones de variado tipo: azafata. … f. 1. Mujer encargada de atender a los pasajeros a bordo de un avión, de un tren, de un autocar, etc. ‖ 2. Empleada de compañías de aviación, viajes, etc., que atiende al público en diversos servicios. ‖ 3. Muchacha que, contratada al efecto, proporciona informaciones y ayuda a quienes participan en asambleas, congresos, etc. azafato, ta. (De azafate ). m. y f. 1. Persona encargada de atender a los pasajeros a bordo de un avión, de un tren, de un autocar, etc. ‖ 2. Empleado de compañías de aviación, viajes, etc., que atiende al público en diversos servicios. ‖ 3. Persona que, contratada al efecto, proporciona informaciones y ayuda a quienes participan en asambleas, congresos, etc. (RAE 2020: 132) Por otro lado, son frecuentes los casos en los que se evita la referencia a las mujeres por resultar ofensivo o, simplemente, innecesario: arrebol1. … m. 1. Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del Sol. ‖ 2. Este mismo color en otros objetos y especialmente en el rostro de la mujer . arrebol1. (De arrebolar ). m. 1. poét. Color rojo, especialmente el de las nubes iluminadas por los rayos del sol o el del rostro. (RAE 2020: 132) pavo, va. … ‖ pelar la ~. loc. verb. coloq. Conversar los enamorados; el hombre desde la calle, y la mujer, asomada a una reja o balcón. ‖ … pavo, va. … ‖ pelar la ~. loc. verb. [Enmienda de acepción de forma compleja] . coloq. Conversar los enamorados. (RAE 2020: 149) callo. … m. 4. coloq. Mujer muy fea. callo. … . m. ‖ 5. coloq. Esp . Persona muy fea. (RAE 2020: 133). 271 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 hijo, ja. … ‖ ~ natural. m. y f. 1. hijo habido de mujer soltera y padre libre, que podían casarse al tiempo de tenerlo. ‖ … hijo, ja. … ‖ ~ natural. … ‖ 2. [Enmienda de acepción de forma compleja] . [Pasa a 1.ª] . m. y f. hijo nacido fuera del matrimonio. (RAE 2020: 142) mujeriego, ga. … ■ a la ~, o a mujeriegas. locs. advs. Dicho de cabalgar: Sentado en la silla, sillón o albarda, como lo hacen ordinariamente las mujeres, y no a horcajadas como los hombres. mujeriego, ga. … ‖ a la ~, o a mujeriegas. locs. advs. [Enmienda de acepción de forma compleja] . Dicho de cabalgar: Sentándose en la silla, sillón o albarda, con las piernas en un mismo lado de la montura, y no a horcajadas. (RAE 2020: 147) Obviamente, en este sentido, sí parecen claros los intentos de la RAE por evitar el lenguaje no sexista y avanzar en la visibilización de las mujeres. Aparte de los casos mencionados, hay más entradas en las que se han hecho cambios y observamos que regenta , por ejemplo, ya solo es ‘mujer del regente’ en su 10 a acepción, que es considerada desusada, frente a la anterior edición en la que este significado figuraba como 3 a acepción. No obstante, a la Academia le queda aún un largo camino por recorrer: en el DLE el término yegua , por ejemplo, sigue siendo definido como ‘hembra del caballo’ y dentro de la entrada hombre la primera acepción sigue siendo ‘[s] er animado racional, varón o mujer’. 5.4. Otras perspectivas sobre el lenguaje inclusivo A principios de 2012, el académico Ignacio Bosque publicó un manifiesto en torno al «machismo lingüístico» y a lo que algunos llaman «escritura respetuosa» y otros, simplemente, «género pesado». Este manifiesto, «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer», levantó ampollas y durante el mes de marzo de ese año los periódicos se llenaron de artículos en torno a este tema. Lingüistas como Moreno Cabrera, Fábregas o el también académico Álvarez de Miranda publicaron trabajos que o bien atizaban la polémica creada, o bien intentaban desdramatizarla. Pedro Álvarez de Miranda (2012 y 2018: 13-14) señalaba, y permítaseme una cita un poco larga pero muy aclaradora de su postura: Del mismo modo, si una persona tiene tres hijos y dos hijas, dirá, interrogado acerca de su prole, que tiene cinco hijos . No dirá que tiene cinco hijos o hijas , ni cinco hijos e hijas , ni cinco hijos / hijas (léase «cinco hijos barra hijas»). Podrá escribir que tiene cinco hij@s , pero esto no lo podrá decir , leer , así que de nada le vale. Yo, a diferencia de mi colega Ignacio Bosque, no he tenido paciencia para echarme al coleto todas esas guías que sobre el lenguaje no sexista han proliferado. Supongo que alguna de ellas recomendará a nuestro perplejo pater familia que diga algo así como esto: Mi descendencia la forman cinco unidades . Pobrecillo. 272 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 Desdramaticemos las cosas. No es el masculino el único elemento no marcado 26 del sistema gramatical. Igual que en español hay dos géneros (en otras lenguas hay más, o hay solo uno), hay también dos números, singular y plural (en otras hay más, o solo uno), y el singular es el número no marcado frente al plural. Así, del mismo modo que el masculino puede asumir la representación del femenino, el singular puede asumir la del plural. El enemigo significa, en realidad, ‘los enemigos’. Sumando ambas posibilidades de representación puedo decir que el perro es el mejor amigo del hombre para significar, en realidad, esto: ‘los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y las mujeres’. ¿Se entiende ahora un poquito mejor en qué consiste el mentado principio de economía? Hay tres tiempos verbales, y uno de ellos, el presente, es el tiempo no marcado frente al pasado y el futuro. Prueba de ello es la capacidad que tiene para suplantarlos: Colón descubre América en 1492 significa en realidad ‘Colón descubrió América en 1492’, y mañana no hay clase significa ‘mañana no habrá clase’. A pesar de lo cual, que yo sepa, no ha surgido por ahora ninguna Plataforma Ciudadana en Defensa de la Intolerable Discriminación del Plural, ni tengo noticia hasta el momento de la existencia de una Asociación Pro Visibilidad del Futuro, frente al Abusivo Presentismo Lingüístico. Entiéndase como broma lo que dice Álvarez de Miranda, aunque también habría que reflexionar sobre el hecho de que inconscientemente el autor identifica «persona» con «varón» o «pater familias». El sexismo lingüístico existe porque existe el machismo en la sociedad, así que es la sociedad la que tendrá que cambiar para propulsar los cambios del idioma. Está claro que hay sexismo en frases como la citada por Bosque (2012: 4) Los directivos acudirán a la cena con sus mujeres (UGT-7), precisamente porque, como dice el autor, «el masculino engloba en su designación a varones y mujeres», pero es más complicado considerar machista otra como los estudiantes tienen derecho a recibir clases en el horario establecido . No obstante, y pese a que existe, obviamente, la economía del lenguaje (Rodríguez Ponce 2022), esto no quita para que no seamos cuidadosos o cuidadosas e intentemos no herir susceptibilidades, aunque eso sí, sin caer en un discurso excesivamente farragoso. Precisamente en busca del lenguaje igualitario, la Universidad de Valencia, de la mano de Mercedes Quilis, publicó en 2012 una guía de uso del lenguaje igualitario. Se trata de una de las guías que escaparían a la crítica de Bosque porque está hecha con mucho tino y mucho sentido común; intenta visibilizar a la mujer, pero, a la vez, se nota que está hecha por expertas lingüistas que saben cómo evitar textos excesivamente complejos. En el apartado siguiente desarrollaré el contenido de esta y de otras guías. 26 Recuérdese que la expresión no marcado alude al miembro de una oposición binaria que puede abarcarla en su conjunto, lo que hace innecesario mencionar el término marcado. 273 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 5.4.1. Los observatorios de igualdad y las guías del lenguaje no sexista Las universidades españolas, preocupadas por la igualdad de la mujer en la sociedad y también por su visibilización en la lengua, han ido creando en los últimos años los denominados observatorios de igualdad: UAM, Zaragoza, UCM, URJC, Carlos III, Universidad de Oviedo, Valencia, Jaén, LPGC, Murcia, UAB…, todas ellas cuentan con este instrumento para vigilar que no haya desigualdades entre el personal de sus centros. Por poner un ejemplo, podemos tomar como muestra la página de la Universidad de Zaragoza (https: / / observatorioigualdad.unizar.es/ [26.09.2023]). En ella, aparte de algunas secciones como el Diagnóstico de Igualdad, Plan Concilia o Plan de Igualdad, se incluye una específica sobre el Lenguaje inclusivo : en esta sección lanzan la campaña «Nombrar en femenino es posible: ¡inténtalo! » con la que pretenden promover el uso del lenguaje inclusivo y no discriminatorio en toda la Universidad de Zaragoza. Para ello, buscan algunas estrategias que permiten pasar del lenguaje excluyente al incluyente como el uso de sustantivos genéricos, colectivos o abstractos ( personal investigador en lugar de investigadores ); el uso de sustantivos, adjetivos y otros adyacentes sin referencia sexuada (sustitución de Ser ciudadano español por Tener la nacionalidad española ); a través del pronombre quien(es) ( Quien sepa la respuesta en lugar de El que sepa la respuesta ); el uso de adyacentes preposicionales ( Profesorado con habilitación / con acreditación por Profesores habilitados / acreditados ); la modificación del verbo y sus complementos ( Les agradecemos en lugar de estamos agradecidos ); el desdoblamiento formal (sustitución de Reunión de vicerrectores en Huesca por Reunión de vicerrectoras y vicerrectores en Huesca ). Como podemos observar, todas estas estrategias lingüísticas no atentan contra nuestra norma y ayudan a visibilizar la presencia de las mujeres en las instituciones. No son aplicables en todos los contextos, pero sí podemos recurrir a ellas en un gran número de casos. Esto no es más que una muestra del interés que tienen las distintas universidades españolas en que la mujer sea tenida en cuenta en los discursos emitidos por el personal de estas instituciones. Y con esto entramos en otro punto que me parece fundamental: las guías de lenguaje no sexista elaboradas por las universidades españolas 27 . Ya en 2012 Ignacio Bosque, como he avanzado, escribió un documento 27 Fuera del ámbito universitario institucional, hemos de mencionar la actualización en 2021 de la Guía de comunicación no sexista del Instituto Cervantes, coordinada por A. Briz, en la que han colaborado las profesoras M. Quilis, M. Albelda, M. P. Montañez y A. Carcelén. En esta obra, que supone una importante reelaboración de la publicada en 2011, se insiste en la necesidad de comunicarnos con corrección y adecuación idiomáticas, por lo que se admite el masculino genérico (correcto desde el punto de vista gramatical), pero se insiste en que usarlo de forma exclusiva es sexista e inadecuado desde el punto de vista discursivo, y se muestran las opciones sintácticas, léxicas y pragmáticas que permiten evitar el masculino excluyente. Asimismo, la obra da cuenta de asimetrías de significado (como señorito / a ), hace referencia a los nuevos recursos neutros («amigues»), menciona términos hasta ahora poco frecuentes en femenino («la árbitra») y da pautas para construir textos no sexistas de diferentes géneros discursivos. El último de los cuatro bloques de este volumen se centra en el tratamiento de la imagen de la mujer como algo comple- 274 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 denominado «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer», en el que criticaba las propuestas de algunas guías de lenguaje no sexista, la mayoría de ellas no escritas por lingüistas, pese a que en varios de los casos procedían de universidades que contaban con especialistas en la materia. También una de mis alumnas, Amanda López Temprano, se ocupó en su TFM defendido en 2017 de estas guías de lenguaje no sexista, en su caso solo de las universitarias; guías en las que se centra, asimismo, el trabajo de Guerrero Salazar (2021). Bosque adoptaba una propuesta muy crítica - y en parte con razón -, mientras que López Temprano asumió una perspectiva más descriptiva. De entre las guías analizadas por ella, la de Valencia es probablemente la mejor, pues en este caso la Universidad se la encargó, como he avanzado, a profesoras universitarias de lengua española. Mercedes Quilis, Marta Albelda y María Josep Cuenca (2012: 17) dicen lo siguiente respecto al género inclusivo: Desde un punto de vista exclusivamente gramatical, el uso del masculino genérico en singular ( el alumno ) y en plural ( los alumnos ) para designar a todos los individuos de una especie no suele presentar objeciones. No obstante, el uso sistemático del masculino genérico en el texto o en el discurso puede resultar inapropiado, ya que oculta la presencia de mujeres, sostiene y mantiene la ambigüedad referencial y, ocasionalmente, indica un uso sexista del lenguaje en muchos contextos. Obsérvese que no se niega el uso del masculino inclusivo en sí, sino que se critica su uso sistemático. En esta y en las demás guías universitarias se proponen como alternativas el desdoblamiento total o parcial ( alumnos y alumnas o alumnos / as ), se promueve el uso de formas específicas del femenino en el caso de las profesiones, al igual que hace la RAE; se aconseja el uso de nombres genéricos o abstractos y de epicenos; la sustitución de el que , los que por quien , quienes ; o acudir cuando sea posible a las construcciones impersonales con se . La UPM y la Universidad de Murcia van más allá y aluden a la posibilidad de usar la @ , pese a la imposibilidad de este signo de ser pronunciado. Podemos ver, pues, que estas guías promueven alternativas que también tiene en cuenta la RAE. La diferencia fundamental radica en que, mientras que para la Academia estas alternativas - salvo el femenino de profesiones - son innecesarias en la mayoría de los casos, puesto que el masculino genérico no invisibiliza a la mujer, los autores y autoras de estas guías consideran que este uso sí atenta contra la igualdad de hombres y mujeres, y consideran que habría que evitarlo en la medida de lo posible. Me quedo con unas palabras de Quilis et al.: Será necesario, por una parte, encontrar un equilibrio entre el respeto a la normativa y la precisión y claridad necesarias en los ámbitos formales, y, por otra parte, una formulación de mentario al lenguaje verbal y que también es necesario tener en cuenta para lograr una comunicación que nos incluya a hombres y mujeres en igualdad de condiciones. 275 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 la realidad en la que las mujeres se presenten en igualdad de condiciones con los hombres, como personas activas y visibles (Quilis/ Albelda/ Cuenca 2012: 14). En la misma línea, Guerrero Salazar (2021: 24) concluye que «[…] las guías realizadas por lingüistas 28 tratan de aunar las demandas sociales con la norma académica, pues parten de la base de que el español cuenta con los recursos lingüísticos necesarios para redactar de un modo inclusivo evitando un estilo artificioso». Y esto es a lo que deberíamos encaminarnos como sociedad. No en estas guías, pero sí entre otros grupos de hablantes las soluciones van más allá. 5.5. Nuevas propuestas para la expresión del género inclusivo Frente a la postura de la Academia que considera que el masculino genérico tiene carácter inclusivo, y, sumándose a las propuestas de carácter gramatical que pretenden visibilizar a las mujeres avanzadas en las guías sobre el lenguaje no sexista, se han alzado voces que propugnan el uso de otras estrategias como los llamados «morfemas de género emergentes»: la terminación en e o x (Cabello Pino 2022), el uso del femenino como género inclusivo o la @ . A esta última ya se referían la Academia o Álvarez de Miranda (2012, 2018) para censurar su uso, pues no se puede leer ni pronunciar, como ya señalé. No insistiré en el uso de la arroba, por su carácter no ortográfico, pero sí prestaré atención a las otras posibilidades. Sobre el uso de los finales en x , contamos con un estudio muy reciente de Cabello Pino (2022: 59-60), quien señala: Fueron así sobre todo colectivos LGBTQIA+ (especialmente, personas de género no binario), y grupos anarquistas y antisistema que pretendían mostrar así su oposición al orden lingüístico establecido (Elvira Ruiz 2017), quienes comenzaron a apostar por el uso de x y e como medio de superar la tradicional dicotomía masculino/ femenino. Sin embargo, en la última década el uso de estos «nuevos morfemas de género» ha encontrado también un gran apoyo entre los hablantes más jóvenes, sobre todo en países del cono sur, tales como Argentina y Chile, en los que ambos recursos gozan de gran popularidad, especialmente en el ámbito universitario, en comparación con su aún limitado uso en España. En España, efectivamente, no parece tener aún tanto arraigo, aunque, como bien señala Cabello Pino (2022), son muchas las referencias a este uso aparecidas en la prensa en los últimos años. Respecto al uso de formas como les chiques o todes para englobar a hombres, mujeres o personas de género no binario, que parece tener un uso cada vez más extendido (en Google aparecen en torno a 46.300 resultados de les chiques y casi 2.820.000 resultados de todes , aunque hay bastantes casos de uso metalingüístico [abril de 28 En su trabajo se critican también, al igual que hacía Bosque, las guías que no han sido encomendadas a especialistas. 276 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 2022]), hay menciones ya en un trabajo de hace casi cuarenta años como es el de Moreno/ Ueda (1986: 102), quienes critican lo que para ellos es una «propuesta científico-ficticia» de García Meseguer (1984). Cabello Pino (2022: 67-68) se ocupa también del estudio de este nuevo morfema de género y apunta: […] es, sin duda, e , mucho más que x (o @), el morfema de género emergente que más parece haberse consolidado en el imaginario colectivo de los hablantes de español, ya sea para aceptarlo o para rechazarlo. El hecho de ser el único de ellos que no está limitado a su uso escrito, sino que se puede pronunciar en el discurso oral, le ha otorgado una visibilidad muy superior a los demás, pues ha empezado a ser utilizado en intervenciones públicas de representantes políticos y estudiantiles, obteniendo una cobertura mediática muy superior a x o @, que suelen ser mencionadas solo al rebufo de aquellas. Independientemente o no de su éxito entre la mayoría de la población, en los últimos tiempos los lingüistas se han ocupado del estudio del uso de e como morfema de género. Especialmente interesante es el trabajo de Angelita Martínez (2021), que observa esta estrategia como indicador de las posibles direcciones del cambio lingüístico. Esta autora recoge usos de la forma en e en Argentina como les trabajadores , todes , chique , hijes , niñes , les bebés , todes les agentes , todes les participantes , o el fotografe y un sujete , y afirma: En la conformación del lenguaje inclusivo, a la luz de la necesidad comunicativa de los usuarios de manifestar inclusión de género e interpretar el binarismo, es probable que no siempre se acuda a la señal inclusiva en los determinantes dado que dicha señal ya se inscribe en el lexema que es comunicativamente más relevante: el sustantivo […]. Por el contrario, la señal incluyente se añade categóricamente al determinante para evitar la inferencia de masculino genérico cuando el sustantivo termina en -e(s) . Esto explicaría las diferencias de concordancia mostradas en los ejemplos que propone. Otra propuesta que goza de cierta extensión es la de usar términos de género femenino como forma inclusiva; sobre este tema ya traté en un trabajo de 2014 y decía entonces: Se me podría discutir, como, de hecho, ya ha ocurrido, que por qué no consideramos el femenino como género no marcado y decimos las estudiantes tienen derecho a recibir clases en el horario establecido para referirnos a hombres y mujeres; la respuesta, ya dada por Álvarez de Miranda o Bosque, entre otros, e incluso por las autoras de la guía del lenguaje no sexista de la Universidad de Valencia (Quilis et al. 2012), es que tenemos una tradición lingüística basada en la sociedad, y, sí, nuestra historia lingüística ha ido unida a nuestra historia social y política; el hombre ha tenido un papel preponderante frente a la mujer a lo largo de la Historia y, pese a nuestros avances, no podemos negar lo que ha ocurrido. De estas palabras hace ya casi diez años y parece que lo que antes solo se escuchaba en algunos movimientos asamblearios podría tener hoy una mayor extensión, aun- 277 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 que aún quede en el margen de lo anecdótico. La RAE, en el informe mencionado (2020: 72), ante una consulta de un ciudadano, sigue manteniendo, como ya avancé, que, en español, como en otras lenguas próximas, el femenino de los sustantivos que designan persona incluye solo a las mujeres. No olvidemos, sin embargo, que una coalición política que en la actualidad está en el gobierno cambió su nombre y de Unidos Podemos pasó a llamarse Unidas Podemos . También abundan en la red blogs, como uno denominado «blog sinplástico», en el que sus autores y autoras reivindican este uso genérico del femenino: «Desde que comenzamos con esta cooperativa, cuando el número de hombres superaba al de mujeres, siempre hemos utilizado el femenino . Realmente no ha sido algo impuesto sino una forma de hablar que surgía de manera natural en nuestras reuniones». Obsérvese que se habla de algo que comienza a surgir «de forma natural». Por su parte, Jaime Rubio Hancock en un artículo publicado en la sección Verne del periódico El País el 6 de junio de 2018 se hacía eco de este nuevo fenómeno y, recogiendo las palabras de una catedrática de la Universidad de Córdoba, apuntaba: […] como nos explicaba Calero, son los hablantes quienes están buscando soluciones para poder hacer referencia a este cambio social, y serán ellos (¿ellas? ) quienes decidirán qué fórmulas tienen éxito. También conviene recordar que la RAE da recomendaciones y no impone leyes: su función consiste en gran medida en recoger y registrar el uso que hacen los hablantes. Si los hábitos lingüísticos de los hablantes van cambiando, la RAE tendrá que ser fiel testigo de dichos cambios. Siguiendo esta misma línea, cuento con el testimonio inestimable de la directora de un Departamento de la UAM, quien usa habitualmente el femenino como genérico, muestra de que este recurso lingüístico está cobrando cada vez más auge. Para la realización de esta investigación, le pedí que me respondiera a las siguientes preguntas: ¿Por qué el femenino como género inclusivo? ¿Desde cuándo lo usas? ¿Cómo observas que responden tus interlocutores a este uso? ¿Les causa extrañeza, provoca algún problema de comunicación, lo aceptan con naturalidad…? ¿Confías en que este uso se extienda en la lengua española? Desde mi punto de vista, esta profesora se sale del patrón de hablantes que podría considerarse marginal, y por eso sus respuestas me parecen significativas. Ella parte de la base de que más que de «lenguaje inclusivo» habría que hablar de «lenguaje no sexista», al igual que vemos en muchas de las guías a las que me he referido. Para esta profesora, el femenino se usa, básicamente, en el mundo activista, al menos en Madrid, y por mundo activista entiende activismo de izquierdas, ecologista, feminista y trans . Como me señala, es algo que comienza en el 15M, cuando la presencia del feminismo pilló desprevenida a una parte de la militancia de izquierdas. Ella comenzó a usarlo hace ya algunos años, en torno a 2012 - muy poco 278 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Ana Serradilla Castaño Vox Romanica 82 (2023): 243-282 después en el ámbito académico -, y me recuerda una anécdota ocurrida allá por 2013 con un compañero joven que no tomó muy a bien que ella propusiera el uso de tutora junto al de tutor en una serie de documentos. En esos momentos, según me comenta esta profesora, la penalización era muy grande en ámbitos institucionales si se incluía el femenino. Incluso las mujeres que eran autoridades académicas firmaban con el cargo en masculino; «Quedaba mejor». Sin embargo, esto va a cambiar a partir de 2017, que es el año de la primera gran huelga feminista, cuando, de nuevo siguiendo las palabras de esta profesora, esta se mediatiza y el feminismo se despenaliza parcialmente. Mi colega observa que muchos estudiantes también usan el femenino como genérico y, en la actualidad, en los consejos de departamento también suelen hablar en femenino, incluso los hombres. Lo usan para visibilizar a las mujeres y, en la clase, para llamar la atención sobre la desigualdad de género y sobre la masculinización cotidiana del lenguaje. Como ella misma indica y cito sus palabras textuales: En las y los estudiantes, la reacción puede ser de sorpresa al principio y lo suelo explicar, añadiendo que en el departamento solemos hacerlo así (insisto, también mis compañeros varones habitualmente). No causa más problemas de comunicación que dar un uso genérico al masculino. Supongo que hay veces que molesta. Para esta profesora el usar el femenino en las clases tiene una función pedagógica: que se fijen los estudiantes en cómo las mujeres han sido y son invisibilizadas en diferentes espacios, incluido el discurso público. También quiere llamar la atención sobre que el masculino ni es genérico ni es neutro, y su uso tampoco lo es. Pese a ello, no es optimista respecto a la generalización de su uso y ve más probable que se extienda la terminación en e como plural genérico. Como podemos observar, sigue siendo, y creo que lo será por mucho tiempo, un uso marginal, pero su extensión, aunque mínima, es muestra de que algo está cambiando en una sociedad que quiere ver plasmado ese cambio en su discurso diario. 6. Conclusiones En este estudio se ha prestado atención a la evolución del género en español desde la época medieval hasta la actualidad. Una categoría como la del género es una buena muestra de que las lenguas están vivas y cambian, al menos en cierta medida, en virtud de los cambios sufridos por sus hablantes y su forma de concebir el mundo. La visión de la naturaleza en la Antigüedad se reflejaba en el género; como también lo hacía la lucha entre las tendencias culta y popular al introducirse nuevas voces; y como lo hace hoy en día la incorporación de la mujer a determinadas actividades 279 DOI 10.24053/ VOX-2023-008 Femenino y masculino desde la Edad Media hasta el siglo XXI Vox Romanica 82 (2023): 243-282 antes reservadas solo a los hombres o la reivindicación de su visibilización dentro de los distintos colectivos. Como señalaba al principio, pues, lengua y sociedad a menudo van de la mano y, afortunadamente, el cambio sigue siendo posible. El idioma va cambiando con las y los hablantes, pero no se trata de algo abrupto sino de una evolución lenta y progresiva, pero imparable, tal y como se ha ido mostrando en este estudio. La RAE y la ASALE, pendientes de la nueva realidad, han realizado una serie de propuestas, que aún para muchos colectivos resultan insuficientes, pero hacen evidente que existe un proceso en marcha que traerá consigo algunas modificaciones a la hora de reflejar el género en nuestro discurso. He presentado, en fin, un panorama de la evolución del género en español en la que intervienen factores tan diversos como la lucha entre la tendencia culta y la tendencia patrimonial a hacer corresponder terminación con género, la influencia de lenguas vecinas o los cambios sociales. He intentado ofrecer también una visión global del debate que existe en la sociedad española, con posturas a veces encontradas, respecto al género inclusivo y, pese a las voces autorizadas de lingüistas y académicos, es seguro que este debate seguirá estando abierto durante los próximos años. 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It also provides some explanations to these vacillations and analyses the reasons that led to fix one gender or the other. Last, some attention is paid to some common names that are now starting to become variable, especially those referring to names of professions ( jueza , médica , concejala …), and various solutions are analysed for the expression of the inclusive genre, considering the opinion of the RAE and that of other groups of speakers. It presents an overview of the evolution of gender in Spanish, which has been influenced by factors as diverse as the struggle between the learnèd and the patrimonial preference to match gender and ending, the influence of neighboring languages and social changes. Keywords: Gender, Substantive, Vacillation, Social Change, Patrimonial Preference, Inclusive Language, RAE