Diálogo y traducción
Los Coloquios erasmianos en la Castilla del s. XVI
0325
2015
978-3-8233-7925-6
978-3-8233-6925-7
Gunter Narr Verlag
Santiago del Rey Quesada
En este trabajo se lleva a cabo un análisis sintáctico y discursivo de las primeras traducciones castellanas de los Colloquia erasmianos con el fin de establecer las características más significativas del discurso dialógico del siglo XVI, un tipo de discurso que encuentra en los Coloquios de Erasmo y en sus traducciones un hito esencial para su desarrollo. El estudio se complementa con algunas cuestiones teóricas imprescindibles en un trabajo de esta índole, como las que se refieren al análisis histórico del discurso, la teoría del diálogo y la teoría de la traducción. Por lo que a esta última respecta, se presta especial atención a la relación que se establece entre el latín y el castellano y a la actitud que los diferentes intérpretes muestran a la hora de traducir los diálogos, habida cuenta de que todavía en esta época pesa el tópico de la inferioridad de la lengua romance frente a las lenguas clásicas.
<?page no="0"?> Diálogo y traducción Los Coloquios erasmianos en la Castilla del s. XVI von Santiago del Rey Quesada <?page no="1"?> Diálogo y traducción <?page no="2"?> 140 Herausgegeben von Barbara Frank-Job und Thomas Haye <?page no="3"?> Santiago del Rey Quesada Diálogo y traducción Los Coloquios erasmianos en la Castilla del s. XVI <?page no="4"?> Bibliografische Information der Deutschen Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über http: / / dnb.dnb.de abrufbar. © 2015 · Narr Francke Attempto Verlag GmbH + Co. KG Dischingerweg 5 · D-72070 Tübingen Das Werk einschließlich aller seiner Teile ist urheberrechtlich geschützt. Jede Verwertung außerhalb der engen Grenzen des Urheberrechtsgesetzes ist ohne Zustimmung des Verlages unzulässig und strafbar. Das gilt insbesondere für Vervielfältigungen, Übersetzungen, Mikroverfilmungen und die Einspeicherung und Verarbeitung in elektronischen Systemen. Gedruckt auf säurefreiem und alterungsbeständigem Werkdruckpapier. Internet: http: / / www.narr.de E-Mail: info@narr.de Printed in Germany ISSN 0940-0303 ISBN 978-3-8233-6925-7 <?page no="5"?> A Tania <?page no="7"?> 7 AGRADECIMIENTOS La aparición de este libro debe mucho a la colaboración de numerosas personas a las que me gustaría agradecer su constante apoyo. En primer lugar es obligado subrayar los nombres de mis maestros Rafael Cano Aguilar y Wulf Oesterreicher, no solo por haberme guiado desde hace años en los inicios de la vida académica sino también por haber participado activamente en la gestación de este trabajo. Una mención igualmente especial la merece la cátedra del profesor Andreas Dufter de la Universidad Ludwig- Maximilian de Múnich, a quien agradezco su apoyo e interés continuos. Por sus sabios comentarios y consejos relativos al contenido y a la estructura de este trabajo deseo expresar mi más sincero agradecimiento a Antonio Narbona, Juan Gil, Ana Vian, Silvia Iglesias y Daniel Jacob. Gran parte de las ideas que afloran en este libro proviene de la fructífera conversación e intercambio de conocimientos con numerosos colegas y amigos de diferentes universidades europeas, algunos de los cuales nombro a modo de reconocimiento a continuación. En Sevilla, Elena Méndez, Lola Pons, Araceli López, Emilia Ruiz, Rafael Martínez, Elena Leal, Marta Fernández, Rodrigo Verano, Celia Flores y Encarni Moreno. En Múnich, Martha Guzmán, Álvaro Ezcurra, Teresa Gruber y Julio Arenas. En Tubinga, Johannes Kabatek, Heidi Aschenberg, Mónica Castillo, Álvaro Octavio de Toledo, Daniela Schon, Carla Miotto, Valentina Vincis y Philipp Obrist. Dos compañeras y amigas, en Sevilla y Lausana respectivamente, y en todos los lugares en que hemos coincidido los tres, me han iluminado a la hora de resolver algunos problemas y ayudado en todo momento durante la redacción del libro: Elena Carmona y Elena Diez del Corral. A ellas debo imprescindiblemente un cariñoso reconocimiento. No quiero acabar estas líneas sin acordarme de mi familia y de mis amigos, sin cuya asistencia y compañía difícilmente habría podido llevar a término este proyecto. <?page no="9"?> 9 ÍNDICE VORWORT (Prof. Dr. Wulf Oesterreicher) ............................ 13 PRÓLOGO (Prof. Dr. Rafael Cano Aguilar) ........................... 15 INTRODUCCIÓN GENERAL................................................ 17 BLOQUE I INTRODUCCIÓN. DISCURSO, DIÁLOGO, TRADUCCIÓN Y ERASMO .................................................. 29 CAPÍTULO 1. EL CONCEPTO DE DISCURSO.................................. 31 1.1. La lingüística en torno al discurso ................................................... 31 1.1.1. Los nuevos rumbos de la lingüística ......................................... 31 1.1.1.1. Motores del cambio en las disciplinas lingüísticas del siglo XX ...................................................................... 33 1.1.1.1.1. La lengua como proceso comunicativo ...................... 33 1.1.1.1.2. La consideración del contexto de comunicación ........ 36 1.1.1.1.3. El estudio de la lengua oral ......................................... 37 1.1.1.1.4. De la oración al texto .................................................. 38 1.1.1.2. Las nuevas corrientes de estudio: pragmática, análisis del discurso y lingüística del texto ................................... 39 1.1.1.2.1. Pragmática................................................................... 40 1.1.1.2.2. Lingüística del texto.................................................... 41 1.1.1.2.3. Análisis del discurso ................................................... 42 1.1.1.3. Oración, enunciado, texto, discurso ................................... 44 1.1.2. Géneros, tipos y clases textuales, tradiciones discursivas ........ 47 1.1.2.1. El debate terminológico ..................................................... 48 1.1.2.2. Las tradiciones discursivas................................................. 53 CAPÍTULO 2. EL CONCEPTO DE ‘DIÁLOGO’................................. 61 2.1. Polisemia del término, pluralidad de términos................................. 61 2.2. El diálogo literario en relación con el problema de lo oral en lo escrito ......................................................................................65 2.3. El diálogo como género literario en el Renacimiento...................... 70 . . <?page no="10"?> 10 CAPÍTULO 3. HISTORIA DE LA LENGUA Y TRADUCCIÓN ........ 75 3.1. Traducción y cambio lingüístico ...................................................... 75 3.1.1. ¿Cómo cambian las lenguas? .................................................... 75 3.1.1.1. El papel de la traducción latino-romance en la formación del castellano .................................................. 76 3.1.1.2. Algunos hitos históricos de la traducción como impulsora de cambios lingüísticos .................................... 81 3.1.1.3. El latinismo sintáctico ........................................................ 85 3.1.2. La consideración de las tradiciones discursivas........................ 87 CAPÍTULO 4. LAS TRADUCCIONES CASTELLANAS DE LOS COLOQUIOS DE ERASMO DE ROTTERDAM ................................. 91 4.1. Los Coloquios de Erasmo y su proyección en España .................... 91 4.1.1. Los Coloquios: el libro de una vida .......................................... 91 4.1.2. Los Coloquios en España .......................................................... 94 4.1.3. La traducción de los Coloquios................................................. 96 4.1.3.1. Ideas sobre la traducción vigentes en el siglo XVI............ 96 4.1.3.2. El problema de las traducciones erasmianas...................... 99 4.1.3.2.1. Los traductores de los Coloquios de Erasmo.............. 100 4.1.3.2.2. Las versiones de los Coloquios: características generales ................................................................... 102 4.2. El latín de Erasmo ............................................................................ 106 4.2.1. Erasmo filósofo vs. Erasmo literato .......................................... 106 4.2.2. El latín de los humanistas.......................................................... 106 4.2.3. Fuentes literarias de Erasmo ..................................................... 109 4.2.4. Características lingüísticas del latín de Erasmo........................ 111 4.2.5. El estilo de Erasmo.................................................................... 113 BLOQUE II INTRODUCCIÓN. HACIA LA DESCRIPCIÓN DE LA TEXTUALIDAD: COHESIÓN Y COHERENCIA................. 119 CAPÍTULO 1. LA SITUACIÓN ENUNCIATIVA ............................... 123 1.1. Deixis personal ................................................................................. 125 1.2. Deixis espacial.................................................................................. 140 1.3. Deixis temporal ................................................................................ 145 1.4. Deixis modal .................................................................................... 153 CAPÍTULO 2. MODALIZACIÓN ......................................................... 155 2.1. Verbos de lengua y percepción ........................................................ 157 2.1.1. Verbos de lengua ....................................................................... 158 .. <?page no="11"?> 11 2.1.2. Verbos de percepción ................................................................ 171 2.1.3. Verbos de lengua y/ o percepción sustitutos de interrogativas directas ............................................................ 185 2.2. Estrategias de atenuación ................................................................. 188 2.3. Estrategias de intensificación ........................................................... 196 2.4. Modalidad enunciativa: exclamación y mandato............................. 212 2.4.1. Enunciados exclamativos .......................................................... 212 2.4.2. Enunciados imperativos y desiderativos ................................... 214 2.5. Operadores discursivos .................................................................... 222 2.5.1. Operadores modales .................................................................. 224 2.5.2. Operadores argumentativos....................................................... 228 2.5.3. Operadores enunciativos ........................................................... 235 2.6. Polifonía y discurso citado ............................................................... 236 2.7. Otras estrategias de modalización .................................................... 246 CAPÍTULO 3. MECANISMOS FÓRICOS DE REFERENCIA ........... 253 3.1. Mecanismos gramaticales ................................................................ 253 3.1.1. Deixis específica y deixis textual.............................................. 254 3.1.2. Elipsis ........................................................................................ 273 3.2. Mecanismos léxicos: repetición y asociación .................................. 281 CAPÍTULO 4. CONEXIÓN INTERORACIONAL............................... 287 4.1. Yuxtaposición y coordinación.......................................................... 288 4.1.1. Yuxtaposición ........................................................................... 288 4.1.2. Coordinación copulativa ........................................................... 293 4.1.3. Coordinación adversativa.......................................................... 296 4.1.4. Coordinación disyuntiva ........................................................... 299 4.2. Subordinación sustantiva ................................................................. 301 4.3. Subordinación adjetiva ..................................................................... 317 4.4. Subordinación adverbial................................................................... 336 4.4.1. Subordinadas temporales .......................................................... 336 4.4.2. Subordinadas modales............................................................... 350 4.4.3. Subordinadas consecutivas........................................................ 360 4.4.4. Subordinadas condicionales ...................................................... 369 4.4.5. Subordinadas comparativas....................................................... 382 4.4.6. Subordinadas causales............................................................... 389 4.4.7. Subordinadas finales ................................................................. 404 4.4.8. Subordinadas concesivas........................................................... 411 CAPÍTULO 5. CONEXIÓN EXTRAORACIONAL ............................. 417 5.1. Progresión temática .......................................................................... 417 5.2. Conectores discursivos ..................................................................... 421 5.2.1. Conectores aditivos ................................................................... 425 ... <?page no="12"?> 12 5.2.2. Conectores adversativos............................................................ 432 5.2.3. Conectores causales .................................................................. 445 5.2.4. Conectores consecutivos ........................................................... 450 5.2.5. Estructuradores de la información ............................................ 456 CONCLUSIONES Y NUEVOS HORIZONTES .................... 461 APÉNDICES............................................................................ 469 Apéndice 1. Operadores discursivos ....................................................... 471 Apéndice 2. Mecanismos de referencia anafórica y catafórica............... 477 Apéndice 3. Oraciones causales .............................................................. 480 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ..................................... 481 <?page no="13"?> 13 VORWORT Es ist mir eine große Freude, der Publikation des Buches Diálogo y traducción. Los Coloquios erasmianos en la Castilla del s. XVI von Santiago del Rey Quesada diese kurzen Zeilen voranstellen zu dürfen. Dies nicht allein wegen der Bedeutung des Themas, das einen bislang weniger bekannten Aspekt der Wirkungsgeschichte des Erasmus von Rotterdam in Spanien fokussiert, sondern auch wegen der Tatsache, dass ich Santiago del Rey schon von meinen Gastdozenturen und Vorträgen an der Universidad de Sevilla aus früheren Jahren gut kennne. Er kam dann (2010-2011) zu einem Forschungsaufenthalt zu uns ins Institut für Romanische Philologie der Ludwig-Maximilians Universität in München und nahm an Seminaren Santiago del Rey studierte nicht nur Filología Hispánica; er ist auch Licenciado en Filología Clásica. Diese breite Ausbildung war nicht nur für die Bearbeitung der Einschätzung der Colloquia im Werk des Erasmus und ihre Wirkung in Spanien ein Glücksfall, sondern sie ist es auch für die jetzt publizierte ergebnisreiche Untersuchung der drei sehr unterschiedlichen Übersetzungen der Colloquia des Erasmus und deren Wirkungen. Diese Ausbildung bietet ebenfalls eine solide Grundlage für die bemerkenswerten frühneuzeitlichen Forschungsinteressen von Santiago del Rey, die jetzt den verschiedenen Ausprägungen des Dialogs in der Renaissance gelten und die naturgemäß den Hintergrund der griechisch-römischen Antike und viel Spezialwissen zum europäischen Humanismus voraussetzen. Santiago del Rey ist aber auch ein breit interessierter und international gut vernetzter Linguist, was im ersten Teil der Arbeit in den Kapiteln zum und Vorlesungen teil; in unserem wöchentlich stattfindenden Linguistischen Kolloquium berichtete er zweimal über den Stand seines Dissertationsvorhabens zu den spanischen Übersetzungen der Colloquia des Erasmus. Seit dieser Zeit ist er mit Andreas Dufter, Ulrich Detges, Sebastian Greußlich, Teresa Gruber, Klaus Grübl und mit mir freundschaftlich verbunden. Zwischen 2012 und 2014 hatte er auch Forschungsaufenthalte an der Eberhard-Karls Universität Tübingen, wo er mit Peter Koch, Johannes Kabatek und Heidi Aschenberg kooperierte. Er konnte dabei auch seine Beherrschung der deutschen Sprache weiter vorantreiben. Während dieser Jahre hatte ich die Möglichkeit, die Fortschritte seiner Arbeit genau zu verfolgen; die Promotion in Sevilla absolvierte er dann - quod erat expectandum - im Februar 2013 mit Auszeichnung, was auch für seine wissenschaftlichen Lehrer und die philosophische Fakultät der Universität eine große Genugtuung war. <?page no="14"?> 14 Diskurs- und Textbegriff, zu der sprachgeschichtlichen Bedeutung von Übersetzungen aus dem Lateinischen und zur Entwicklung der verschiedenen Diskurstraditionen im Kastilischen zum Ausdruck kommt; seine theoretischen Interessen zeigen sich aber auch im zweiten Teil seiner Arbeit, in dem er ausführlich der textkonstituierenden Rolle der Kohäsion und der Kohärenz nachgeht. Es versteht sich von selbst, dass - in bester romanistischer Tradition - in der Arbeit die spanische, italienische, französische, deutsche und englische Forschungsliteratur zum Thema breit rezipiert und produktiv verarbeitet wurde. Den Autor, der zur Zeit an der LMU München ein Forschungsprojekt als Alexander von Humboldt-Stipendiat durchführt, und die Herausgeber der ScriptOralia möchte ich zur Publikation dieses wichtigen Beitrags zu Erasmus von Rotterdam beglückwünschen. Dem Buch wünsche ich eine weite Verbreitung und eine gute Rezeption. München, im Oktober 2014 Wulf Oesterreicher, LMU München <?page no="15"?> 15 PRÓLOGO La Lingüística histórica ha tomado en las últimas décadas nuevos y reforzados impulsos procedentes, por una parte, del giro pragmático y discursivista de la Lingüística general y de las descripciones de lenguas concretas, del vuelco hacia las realizaciones orales (siempre vistas como primarias, pero rara vez tratadas como tales por los lingüistas), y de la concepción, nacida en buena parte en la Romanística alemana, de que el cambio en las lenguas no se da en el ente abstracto, por ello irreal, “lengua”, sino en los moldes tradicionales en que la actividad lingüística cristaliza, se produce y se transmite. Naturalmente, el historiador de la lengua se encuentra en una situación en principio desventajosa: sus testimonios arrancan, todos, de los testimonios escritos que han perdurado (una mínima parte de todas las realizaciones lingüísticas producidas en el pasado). La mayor parte de esos testimonios, los llamados “textos literarios”, a su vez, se enmarcan en una compleja red de modelos y contramodelos que guían su producción y el modo en que esta se da. La escritura, pero no solo ella, ha tenido durante siglos unos moldes que han condicionado, muy rígidamente en bastantes ocasiones, los productos surgidos de la actividad enunciativa. La Retórica, en principio destinada a regular la actuación lingüística (oral) en el foro, pronto se convirtió en la guía de la escritura. Pero, de forma periódica, recurrente, los autores de textos y las preceptivas retóricas recomendaban volver a lo “natural”, a lo “sencillo”, a lo que intuitivamente nos parece más próximo a las realizaciones ordinarias del habla cotidiana (sin llegar a serlo, ni siquiera a imitarlo, solo parcialmente). En esta encrucijada se mueven los escritos del humanista Erasmo de Rotterdam. Su profundo conocimiento del latín y su sensibilidad lingüística lo convirtieron en uno de los más relevantes restauradores de la latinidad, pero de una latinidad no solo alejada de la medieval sino también de las circunvoluciones y meandros que la Retórica al uso de su tiempo parecía prescribir para la escritura en latín. La obra de Erasmo no solo transmitió a Europa una nueva ideología, religiosa, ética, moral, sino también un nuevo modo de concebir el acto de escritura. En principio, en latín, y a partir de sus abundantes traducciones en las respectivas lenguas vulgares. En España, es bien conocido, la influencia de Erasmo fue notabilísima. Ni siquiera el movimiento de retracción ideológica de la segunda mitad del XVI pudo acallar su voz por completo (que así llegaría, entre otros, a Cer- <?page no="16"?> 16 vantes). En el caso concreto de sus Colloquia las traducciones fueron varias y, aproximadamente, de la misma época. Ya el hecho de adoptar la estructura del coloquio permite mantener la esperanza de que así afloren usos y formas lingüísticos difíciles de encontrar en otros entornos enunciativos. Los traductores, por su lado, recurrirían, es también de suponer, a formas organizativas y de construcción del coloquio en lengua vulgar. Todo ello parece abrir una puerta a formas de construcción hasta entonces poco o nada presentes en la escritura. De forma paradójica, las guías retóricas erasmianas promueven el regreso a lo natural. Y, gracias a la extraordinaria difusión de Erasmo en España, esa huella podrá advertirse en muchos de los diálogos de todo tipo que en el Renacimiento del XVI afloraron en España. Una labor como esta exige combinar el conocimiento profundo del latín, y del latín humanista en particular, pero también de la historia del español y su situación a lo largo del XVI, dentro de un proceso que arranca de los usos medievales, los transforma o sustituye en ese momento y se proyecta hacia el futuro, así como de las nuevas teorías y metodologías del estudio lingüístico, tanto general como histórico como, finalmente, dirigido hacia el mundo hispánico. Nadie mejor para ello que el autor de esta obra, Santiago del Rey Quesada, brillantísimo latinista e hispanista, pero también profundo conocedor de las nuevas orientaciones de la Lingüística (gracias, entre otros motivos, a su formación junto a ilustres romanistas alemanes) y experto en teoría y aplicación de la traducción. Su estudio será, pues, fundamental para descubrir la génesis de un modo de construcción textual que tanta relevancia tendrá en la futura escritura del español, y por extensión en el español posterior. En este sentido, su estudio, coherente, preciso, exhaustivo, se mueve en diversos frentes y será de extraordinaria utilidad para investigadores de diversos campos de trabajo. Una labor interdisciplinar plenamente a la altura de los tiempos. Esperemos que esta obra sea, ya lo está siendo, el comienzo de una larga y fructífera carrera intelectual. Sevilla, octubre de 2014 Rafael Cano Aguilar, Universidad de Sevilla <?page no="17"?> 17 INTRODUCCIÓN GENERAL Hace algunos años, entre el maremágnum de estudios filológicos en el que me vi inmerso al inicio de mi carrera investigadora, llegué al convencimiento de que urgía abordar el estudio lingüístico de los diálogos literarios del Renacimiento, con el fin de calibrar su peso efectivo en la conformación del discurso dialógico en el castellano del siglo XVI. Así fue como empecé a interesarme por los Colloquia erasmianos. Descubrí que las traducciones de estos en la Castilla de entre 1525 y 1535 fueron numerosas, del mismo modo que importante fue su difusión social. Las similitudes formales entre estas traducciones y otros diálogos del Renacimiento me llevaron a pensar qué características de la tradición discursiva se debían propiamente al modelo. Sin embargo, la bibliografía a este respecto era escasa. Efectivamente, la influencia de Erasmo de Rotterdam en la esfera del pensamiento moderno ha hecho que el número de los estudios dedicados a su concepción sobre la lengua y al peso que esta tuvo en el desarrollo de las literaturas europeas sea considerablemente menor. Ante este vacío se rebeló uno de los autores que más tiempo ha prestado a la cuestión lingüística de Erasmo, Jacques Chomarat (1981: 24), quien señaló que estudiar al Erasmo gramático y retórico no es una tarea en absoluto secundaria o subordinada a la investigación en torno al pensamiento filosófico del sabio holandés. La estela del erasmismo en España en lo que a la teoría de la lengua se refiere es fundamental para comprender gran parte de la historia de nuestro idioma y de nuestra literatura. A pesar de esto, como digo, son pocos los estudios dedicados a cómo el latín de Erasmo influyó en determinados tipos textuales en el castellano del Siglo de Oro, o, más generalmente, a cómo el latín denominado renacentista pudo producir soluciones lingüísticas particulares en tipos de discursos propios de la distancia comunicativa. En el caso de los Coloquios de Erasmo, además, habría que considerar qué tipo de influencia ejerce el discurso dialógico latino sobre el castellano, y si dicha influencia puede tener repercusiones importantes en lo que Koch y Oesterreicher (1990 [2007]) denominan el ámbito de la inmediatez comunicativa en determinados grupos sociales, considerando, igualmente, hasta qué punto las técnicas dialógicas en lo escrito se basan en elementos característicos de esa inmediatez. Me refiero aquí a una cuestión que ha preocupado a numerosos lingüistas desde hace décadas y de la que aún queda mucho que esclarecer. Se trata del problema de lo oral en lo escrito, al que se alude en numerosas ocasiones en el presente trabajo. En lo que respecta concretamente al castellano clásico, el peso de la tradición literaria eras- <?page no="18"?> 18 miana debió contribuir al planteamiento de ese problema en los escritores insertos en dicha tradición. Sobre las traducciones castellanas de los Coloquios de Erasmo es poco lo que se ha escrito, y menos aún lo que ha sido editado. La tesis doctoral de Paul J. Donnelly (1979) es el antecedente más cercano al trabajo que aquí emprendo, pero su interés reside esencialmente en destacar la importancia literaria de las traducciones, sin ahondar en cuestiones propiamente lingüísticas. En el estudio discursivo que presento sobre estas traducciones, es fundamental la comparación entre las diferentes versiones que proceden de un mismo texto fuente. La manera en que interacciona cada traductor con el original latino ofrece interesantes apreciaciones acerca de la posible interferencia del latín en la sintaxis de los intérpretes y de cómo escritores contemporáneos conciben la forma en que un tipo de discurso concreto debe trasvasarse al castellano. El objetivo primordial de este trabajo es, pues, de naturaleza lingüística, a pesar de que sea necesario detenerse también en factores históricos como el arraigo del erasmismo en la España del XVI, corriente que no dejó de influir en la idea de la lengua y en el propio estilo de los escritores. En este sentido, las siguientes páginas pretenden ser una contribución que venga a engrosar los estudios dedicados a la lengua castellana del siglo XVI, concretamente a la consideración de los elementos constitutivos de un tipo específico de discurso, el dialógico, que posee unas características textuales bien delimitables, también en su relación con el problema de lo oral-escrito en la literatura, de las que se sirven los traductores de los Coloquios para adaptar el latín de Erasmo a la naturaleza discursiva propia del diálogo, género que empieza a despuntar con gran fuerza en el siglo XVI. Pretendo, en fin, ofrecer un panorama más amplio sobre las diferencias que se observan en la técnica de planificación discursiva presentes en las distintas traducciones siempre en referencia al original latino. El análisis que se ha seguido para la relaización de este trabajo es básicamente de índole sincrónica. Es bien sabido que la lingüística histórica adopta diferentes enfoques (cf. Del Rey en prensa b). La perspectiva diacrónica ha convivido siempre al lado de la sincrónica. En este trabajo, como digo, asumo esta última para analizar las características discursivas de las traducciones de los Coloquios erasmianos en relación con el texto original en latín. Por supuesto este análisis puede conducir a resultados con implicación diacrónica, como trataré de domostrar en futuros estudios, en los que se desarrollará la hipótesis de que los Colloquia de Erasmo, gracias en parte a la enorme difusión de sus traducciones, tuvieron gran influencia <?page no="19"?> 19 en la conformación del modelo dialógico en la prosa castellana 1 , algo que solo se puede comprobar siguiendo un recorrido cronológico a través de las distintas obras escritas en forma de diálogo en Castilla desde 1530 hasta aproximadamente finales del siglo XVII, época que considero de mayor asimilación y emulación de la literatura erasmiana. La parte nuclear de este estudio, más concretamente, reside en la descripción de los mecanismos discursivos con los que se consigue la textualidad de la obra original y las versiones castellanas, entendido este análisis como un procedimiento imprescindible para definir los rasgos esenciales del discurso dialógico en castellano. Por supuesto, para afirmar esto hay que tomar como punto de partida la hipótesis anteriormente mencionada: la de la influencia del modelo erasmiano de los Coloquios en la creación y desarrollo del discurso específicamente dialógico en castellano. Efectivamente, se puede decir que existen algunas razones imprescindibles que dan sentido al pormenorizado estudio que de las traducciones de los Colloquia y de estos mismos presento. Y es que, aparte de las versiones bíblicas, no son muchos los casos de traducción de una obra profana en lengua vernácula. Los Coloquios de Erasmo son un caso excepcional en este sentido, pues, en el siglo XVI, llegamos a contabilizar la traducción de doce coloquios, de entre los cuales algunos, como el Uxor mempsigamos, reciben hasta cuatro traducciones diferentes, lo que estaría hablando de la difusión de esta obra erasmiana, sin duda la más conocida de entre las escritas por el autor holandés, y de su influencia no solo ideológica sino también literaria en sus herederos intelectuales. Ello redunda en la asimilación de unos modelos discursivos que tendrán amplia repercusión en las teorías de la lengua en el Renacimiento (cf. López Grigera 1986). Las numerosas coincidencias formales entre los diálogos del Renacimiento y otros fragmentos dialogados insertos en tradiciones discursivas diferentes del Siglo de Oro español invitan a pensar que muchos de los autores de esta época estaban familiarizados, ya con los propios Colloquia en latín, ya con las traducciones de estas, cuyas reediciones en volúmenes impresos posteriores a 1530 hacen de esta obra un documento de fácil acceso para todos ellos (cf. Bataillon 1966 [2007]: LII-LIII). De esta manera, considero que el análisis de las características del discurso dialógico presentes en las traducciones de los Coloquios puede ser útil para muchas otras de las obras del Siglo de Oro en las que la estela del erasmismo está ampliamente demostrada. Otro aspecto relevante al que debo aludir como marco introductorio de esta investigación es el que se refiere a la consideración de los Coloquios 1 Los ejemplos que de los diálogos de Alfonso de Valdés aduzco de manera esporádica a lo largo del análisis pueden ser considerados una minúscula muestra de esta influencia que considero determinante, especialmente en el discurso dialógico de los siglos XVI y el XVII. <?page no="20"?> 20 como hecho de traducción. En este sentido, el estudio de la traducción se contempla actualmente, y esta es la perspectiva que he adoptado en este libro, como un fenómeno más pragmático que lingüístico, es decir: traducir no significa trasvasar las “palabras” de una lengua a otra (L1 > L2), sino, además de esto, tener en cuenta todos los factores contextuales que entran en juego en esa acción. Dado que todo texto presenta determinadas características propias de la variación lingüística inherente a cada sistema, dichas características también deben ser reflejadas, en la medida de lo posible, en el texto de destino y, cuando ello no ocurre, el investigador tiene que explicar por qué no sucede, según los parámetros discursivos y/ o culturales que hayan intervenido. Los capítulos más extensos de esta monografía se orientan a ofrecer una solución explicativa para las divergencias entre el texto A y el texto B en nuestro corpus, entendiendo con Toury (1995 [2004]) que la traducción es un hecho cultural. El que presento es un trabajo apoyado en un corpus de diálogos explotado íntegramente. Sin embargo, esporádicamente en algunos capítulos del bloque II, también me he beneficiado de corpus electrónicos mediante los cuales los investigadores tienen acceso a una ingente cantidad de datos sistematizados gracias a determinadas plataformas informáticas. Para los historiadores de la lengua, el corpus electrónico más utilizado en los distintos trabajos, principalmente de vocación diacrónica, es el Corpus Diacrónico del Español [CORDE]. Por supuesto, un corpus de este tipo cuenta con numerosas incoherencias y limitaciones, pero sin duda las ventajas de estos son cuantitativamente superiores a las desventajas. No son pocas las tesis doctorales y monografías realizadas tomando como corpus una base de datos electrónica. En esta investigación, sin embargo, me he decantado por el empleo de un corpus impreso por diferentes motivos. En primer lugar, porque un corpus constituido por obras autónomas y completas se presta más unitariamente a un estudio de tipo textual, para el que es necesaria la consideración tanto del contexto como del cotexto. Ello permite, por lo demás, que en el estudio de los diferentes mecanismos discursivos sea posible aplicar una perspectiva más onomasiológica que semasiológica (cf. Del Rey 2010), perspectiva esta última más apropiada para la lingüística de corpus, pues se basa en la búsqueda de lemas o estructuras sintácticas y gramaticales no excesivamente complejas. En segundo lugar, el estudio del discurso dialógico, tal como lo concibo, está estrechamente relacionado al desarrollo y difusión de la literatura erasmiana en el siglo XVI, por lo que resulta imprescindible analizar las obras dialogadas de Erasmo en su totalidad, para comprender qué tipo de organización discursiva y de estructuración del pensamiento impera en sus escritos. De este modo, el corpus electrónico [CORDE] ha sido para mí solo una herramienta auxiliar, sin duda de gran utilidad, pero no fundamental para la elaboración de este trabajo. <?page no="21"?> 21 Mi análisis no es diacrónico, pero sí comparativo. Estudia fenómenos de variación en diferentes autores en una misma época. El problema de la variación lingüística es fundamental en la lingüística histórica (o debe serlo) (cf. Del Rey en prensa b). Otros corpus de traducciones también han hecho hincapié en la utilidad de los mismos para estudiar la variación (cf. Enrique-Arias 2008: 119-120). Frente a la meta general indicada más arriba, los propósitos que motivan el estudio del corpus y orientan la estructura y los temas tratados en este trabajo de investigación son, fundamentalmente, descubrir si las pautas de construcción del discurso castellano siguen líneas trazadas por Erasmo en el original latino o más bien se adopta un modelo estructural propio, así como desentrañar el modo en que los diferentes esquemas lingüísticos -y, en menor medida, también los aspectos ideológicos- aparecen reflejados en las traducciones o, en su caso, modificados; si ocurriera esto último, procuraría determinar también en virtud de qué parámetros se producen esos cambios. El diálogo es un género textual propicio para la heterogeneidad secuencial (cf. Adam 1992 4 ) y, por lo tanto, para encontrar diferentes fenómenos lingüísticos relacionados con muy diversos tipos de deixis, formas de modalización, etc., todos ellos, quizá, manifestados de diversa manera en un texto en latín y en otro(s) castellano(s). En este sentido, es mi intención observar las diferencias que en el modo de organización discursiva se advierten entre las diversas versiones: de qué manera se producen los cambios en la junción oracional (Kabatek 2005a), en los mecanismos de modalización del discurso, en el conjunto de referencias deícticas, etc. En fin, ya que no se da retextualización entre el modelo y las versiones, uno de los fenómenos que motivan más frecuentemente la refacción textual (Pons Rodríguez 2008c) según las interferencias que se dan de una tradición discursiva a otra, sí será importante determinar en qué medida y motivados por qué factores deciden los intérpretes modificar la textualidad de sus creaciones. Paralelamente, el estudio de la oralidad concepcional es un objetivo, si no prioritario, al menos sí colateral del análisis que efectuaré en los capítulos correspondientes. Aunque, como veremos (§ I, 2.2), el discurso dialógico puede incorporar y, de hecho, incorpora características propias de la distancia comunicativa -a las que también conviene prestar atención para poder definir integralmente en qué consiste lo dialógico-, en mayor o menor medida los diálogos literarios también deben contener rasgos típicos de la inmediatez que reflejen una situación concreta de interacción entre los personajes, en aras de la verosimilitud conversacional. *** <?page no="22"?> 22 El corpus 2 empleado consta de ocho traducciones diferentes de tres coloquios erasmianos: el Uxor mempsigamos (cuatro versiones, el Senile (dos traducciones) y el Pietas puerilis (dos traducciones). Son solo una muestra, aunque significativa, de los doce 3 coloquios traducidos e impresos en Castilla entre 1527 y 1529. Del Pietas puerilis y del Senile tenemos dos versiones escritas por traductores diferentes: la primera de ellas apareció en el volumen de los Tres Colloquios [Bat. 477], de 1528, que se conserva hoy en la Biblioteca de la Universidad de Gante. Ambas versiones se reimprimieron en 1529 en la compilación de 11 coloquios que hizo Juan Cromberger en Sevilla [Bat. 479]. Este ejemplar se guarda en la Biblioteca Nacional de Francia. La otra traducción del Pietas puerilis es la de Virués, insertada en un volumen de 11 coloquios (1529) al que se puede acceder desde la Biblioteca de la Universidad de Valencia [Bat. 478]. En este volumen se recoge asimismo la otra versión del Senile, traducción anónima distinta de la de los Tres Colloquios. La historia textual de las traducciones del Uxor mempsigamos es más compleja, en parte porque de ellas conservamos cuatro versiones debidas a traductores diferentes. La primera de la que tenemos constancia es de la de Medina del Campo de 1527, hoy perdida, traducción de Diego Morejón [Bat. 473]. De este testimonio se conserva una copia hecha en Valencia en la imprenta de Juan Joffre en 1528 carente de los folios 8 y 9, que se encuentra en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich [Bat. 474]. La versión de Morejón fue enmendada por un corrector anónimo, versión de 1528 que se guarda en la Biblioteca de la Universidad de Gante [Bat. 475] y de la que existe una copia que sigue a la traducción del Enquiridion de Zaragoza de 1528 [Bat. 476] y otra incluida en la compilación de Cromberger de 1529 [Bat. 479]. La tercera traducción que poseemos del Uxor mempsigamos es la de Virués, que se localiza entre los 11 coloquios del volumen de Valencia [Bat.478]. La cuarta es la versión más tardía, de 1550, integrada en el coloquio segundo de los Coloquios matrimoniales del licenciado Pedro de Luján. Por cuestiones de comodidad, cuando hace ya más de cuatro años inicié el estudio de las traducciones de los Coloquios de Erasmo, utilicé las compilaciones correspondientes a [Bat. 478] y [Bat. 479]. A partir de estos tes- 2 Para que se tenga en cuenta como referencia cuantitativa a la hora de valorar los diferentes datos porcentuales que se recogen en el bloque II referidos a diferentes fenómenos discursivos, advertimos de que el cómputo total de palabras en el corpus manejado es de 57.530. 3 Erasmo publicó entre 1518 y 1531 63 coloquios, de entre los cuales «no se encontrarán diálogos consagrados íntegramente a cuestiones candentes, como el culto de los santos y de las reliquias, los ayunos y las constituciones humanas» (Bataillon 1966 [2007]: 308), a diferencia de lo que ocurre en otros autores erasmistas, en especial en Alfonso de Valdés. <?page no="23"?> 23 timonios comencé con las transcripciones y, con el paso del tiempo, el trabajo había cobrado dimensiones considerables, de manera que no me ha sido rentable cambiar el texto transcrito por otro proveniente de ediciones más cercanas a la princeps. Así ocurre con la impresión del Senile y del Pietas puerilis que he consultado según la versión de 1529 [Bat. 479] a pesar de que ya fueron publicadas en Valladolid en 1528 [Bat. 477]. No tienen antecedentes textuales las otras dos traducciones del Pietas puerilis y del Senile, ambas del volumen de [Bat. 478]: la una de Virués, la otra anónima. En el caso de las versiones del Uxor mempsigamos, he empleado el documento [Bat. 474] impreso en Valencia que contiene la edición de Morejón copia de 1528 hecha de la perdida edición de 1527 elaborada en Medina del Campo. Para la versión del corrector anónimo he utilizado la copia inserta en la compilación de [Bat. 479], pese a existir dos versiones previas de 1528: una en la que no se menciona el lugar de edición [Bat. 475] y otra impresa en Zaragoza [Bat. 476]. Por supuesto, hay algunas diferencias, sobre todo tipográficas, entre las versiones del Uxor mempsigamos [475] y [479] 4 , pero se limitan a cambios de y por e, la sustitución del grupo consonántico sc por c, la reposición de la h en algunas formas del verbo haber, etc. La traducción del Uxor mempsigamos de Luján, al no ser mencionada en la bibliografía de Bataillon (1966 [2007]), llegó a mi conocimiento más tardíamente. La edición que Asunción Rallo Gruss (1990) realiza en los Anejos del Boletín de la Academia es una versión tipográficamente modernizada, con tildes ortográficas, puntos y comas. Tuve acceso a una copia de 1589 hecha en Zaragoza y conservada en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, texto sobre el que he estado trabajando. En este caso, la distancia cronológica entre esta copia de 1589 y la princeps de 1550, conservada en la Biblioteca Nacional de España y en la que se apoya Rallo Gruss para su edición modernizada de los Coloquios matrimoniales, es mucho mayor que en el caso de las otras copias relacionadas por Bataillon, por lo que me he detenido más concienzudamente en comparar la versión del Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla y la edición presentada por Rallo Gruss en 1990, pues no he tenido acceso a la edición princeps propiamente. Para el texto en latín me he guiado por la edición crítica elaborada por Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) (1972). Falta, sí, un estudio de las versiones latinas empleadas por los traductores en el siglo XVI al que no me he podido dedicar por falta de tiempo y, sobre todo, por los errores de comunicación que he sufrido con los funcionarios empleados en la Universidad 4 Divergencias del mismo tipo se deducen de la comparación del Pietas puerilis y el Senile de [Bat. 477] y [Bat. 479]. <?page no="24"?> 24 de Évora y en la Biblioteca Nacional de Catalunya, donde se conservan dos de los ejemplares que debieron circular por esta época en Castilla. Se trata de otro capítulo pendiente que intentaré cerrar en futuros proyectos. Para la transcripción del texto en los ejemplos he sido lo más respetuoso posible con la tipografía de los impresos que he utilizado. Mantengo unidas palabras entre las que no existe espacio. Respeto los signos de separación, ya sean estos : o / o incluso ǁ. Desarrollo letras en las conjunciones q o en la preposición d o tras vocal marcada con un superíndice horizontal ---, indicando con fuente cursiva esos desarrollos (que, de, auian) u otros más esporádicos (por ejemplo, Ϸo como christo). El signo tironiano también queda representado con cursiva en la forma y. Conservo la u consonántica y la v vocálica. *** Centrándonos ahora en la estructura del libro, conviene advertir que este se divide en dos bloques: en el primero aparecen cuatro capítulos introductorios dedicados a clarificar los conceptos de ‘discurso’ y ‘diálogo’ y a presentar cuestiones específicas que atañen a la naturaleza del corpus que se toma como base: la relación entre historia de la lengua y traducción y la significación de los Colloquia de Erasmo y sus traducciones en el momento histórico en que vieron la luz. Cada bloque se vertebra, a suvez, en diversos apartados y subapartados a los que aludo en diferentes partes del libro mediante el signo “§”. Los números romanos previos a los arábigos que siguen a este signo indican el bloque al que pertenece el capítulo en cuestión. Para evitar ulteriores divisiones dentro de los subapartados, destaco a veces en negrita la consideración de algún nuevo aspecto en el análisis. Con el bloque II comienza la relación de ejemplos extraídos del corpus. Cada uno de ellos se identifica con la fuente de donde han sido tomados. Para su referencia he acudido a la numeración que de los testimonios impresos entre 1528 y 1529 establece Bataillon (1966 [2007]: LII-LIII) (cf. introducción a tomo II). Así, cada ejemplo se cierra con una señal demarcativa del siguiente modo: -En. nunca los vi mejores [Bat. 479, lín. 17, f. XXIXr]. “Bat. 479” quiere decir que el ejemplo proviene del documento que Bataillon identificó con esa numeración; “lín.” indica la línea o las líneas del ejemplo en cuestión, y “f.” el folio (“r” = recto, “v” = vuelto). Son tres los Colloquia erasmianos que se estudian en el libro: el Uxor mempsigamos ‘la mujer que se queja del matrimonio’, el Senile ‘coloquio de viejos’ y el Pietas puerilis ‘piedad infantil’. De estos tres coloquios, se comparan ocho traducciones diferentes: cuatro del Uxor mempsigamos, dos del Senile y <?page no="25"?> 25 dos del Pietas puerilis. Mientras que “[Bat. 474]” siempre se refiere a la versión de Morejón del Uxor mempsigamos y “[Luj]” a la de Luján, “[Bat. 479]” puede referirse a) a la traducción del Uxor mempsigamos debida al corrector anónimo de Morejón, b) a una de las traducciones anónimas del Senile y c) a la traducción anónima del Pietas puerilis, pues todas ellas se hallan en el mismo documento impreso. Por su parte, el testimonio de [Bat. 478] integra a) la traducción de Virués del Uxor mempsigamos, b) la traducción del mismo autor del Pietas puerilis y c) la otra traducción anónima del Senile. Pese a esta coincidencia en la identificación de las traducciones, no cabe la posibilidad de que el lector ignore a qué coloquio se refiere un determinado ejemplo, pues todos ellos comienzan con el segmento original del que derivan las versiones y en el que se indica cuál es el coloquio del que se toma el ejemplo, de acuerdo con las abreviaturas Um = Uxor mempsigamos, Sen = Senile o Pp = Pietas puerilis, junto con la línea y la página del que se extrae el fragmento según la edición crítica de Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) (1972), como en el siguiente ejemplo: He. Nunquam vidi meliores [Sen, lín. 451, p. 388]. Los nombres de los diferentes interlocutores en los coloquios se compendian al principio de cada uno en la edición sinóptica (tomo II). En los ejemplos los identifico con la inicial del nombre en negrita (E = Eulalia, en el Uxor mempsigamos) o la inicial y la segunda letra cuando dos personajes comparten la primera (Pa = Pámpiro, en el Senile). La puntuación tras la inicial o las dos letras que se refieren al personaje-locutor no es casual: cuando aparece un punto en negrita “.” significa que lo que sigue no es inicio de turno conversacional, sino que introduzco el ejemplo una vez comenzada la intervención del personaje; cuando se encuentran dos puntos “: ”, lo que sigue sí es, por el contrario, el inicio de turno del personaje. El principio de cada traducción castellana va indicado por un guion largo. Todas estas convenciones en la presentación de los ejemplos se aprecian en el siguiente: G. Non potest autem suauiter, nisi qui bene. Pa: At ego senescerem taedio, si tot annos degerem in eadem vrbe, etiamsi Romae contingat viuere [Sen, lín. 161-163, p. 380]. -G. y no puede biuir suauementesino el que biue bien. Pa: Ami el astio me enuejeceria si biuiesse tantos años en vna cibdadavn quefuesseroma [Bat. 479, lín. 8-11, f. XXIIr]. -G. y enla verdad ninguno puede biuir a su plazer sino el que biue bien. Pa: Quanto que yo por mi fe que me emuejeciesse de hastio/ si tantos años como tu biuiesse en vna mesma cibdad puesto caso que biuiesse en Roma [Bat. 478, lín. 4-8, f. x6v]. <?page no="26"?> 26 También en los ejemplos tomados del Diálogo de Mercurio y Carón [DMyC] y del Diálogo de las cosas acaecidas en Roma [DCAR], que aduzco en más de una ocasión, por tratarse de dos diálogos a los que he prestado especial atención y que aportan valiosos datos en términos comparativos, sigo la convención de los dos puntos y el punto con negrita tras el nombre del personaje, para indicar inicio de turno conversacional o no, respectivamente. En estos diálogos, las iniciales de los nombres se corresponden con los personajes: L = Latancio, A= Arcidiano, M = Mercurio, C= Carón, Á = Ánima. En la mayoría de los ejemplos hay alguna palabra o segmento destacado en negrita para corroborar las diferentes partes del análisis en cada caso. A veces aparece también algún elemento subrayado, cuando me interesa resaltar la copresencia de unidades distintas. La numeración de los ejemplos es consecutiva y se inicia en 1 en cada capítulo. A ellos me refiero con el número encerrado en un paréntesis -por ejemplo, (46)-. Los ejemplos a pie de página se relacionan de acuerdo con el orden de las letras del abecedario -por ejemplo, (f)-, al igual que los del [DMyC] y el [DCAR] no extraídos del [CORDE], aunque con comilla superpuesta -(d’)-. A veces repito a pie de página un ejemplo aducido previamente en el estudio para evitar al lector la incomodidad de volver sobre páginas ya leídas. Pido disculpas de antemano por las erratas y los posibles errores de redacción, numeración y contenido de los que, por supuesto, solo yo soy responsable. <?page no="27"?> BLOQUE I <?page no="29"?> 29 INTRODUCCIÓN DISCURSO, DIÁLOGO, TRADUCCIÓN Y ERASMO En este bloque dedicamos cuatro capítulos a la aclaración de algunos términos que se antojan imprescindibles para la comprensión de la obra. Efectivamente, no es razonable avanzar hacia la descripción del discurso dialógico sin antes traer a colación ciertos problemas y ambigüedades que atañen a los propios conceptos de discurso y diálogo, sobre los que mucho se ha debatido tanto en las disciplinas lingüísticas como en las literarias. El punto de convergencia entre este tipo de estudios evidencia la interdisciplinariedad exigida en un trabajo como este, donde también es fundamental la consideración del hecho de traducción. Así, pretendemos en las siguientes páginas conectar cuestiones atingentes a la historia de la traducción con otras prototípicas del análisis pragmático y discursivo, territorio hoy en día casi virgen en los estudios sobre la actividad traductora desarrollada en otras épocas, tradicionalmente centrados en la dimensión literaria y cultural del fenómeno. Efectivamente, en los últimos años, la cada vez más acusada parcelación del saber motivada por la especialización y fragmentación interna de las disciplinas humanísticas ha provocado un distanciamiento indeseable entre la filología y la traductología, ámbitos de conocimiento que en este trabajo tienden hacia la reconciliación. De este modo, se parte de la premisa de que la historia de la traducción y la historia de la lengua son dos disciplinas de estudio solidarias e incluso interdependientes. El análisis comparativo que se lleva a cabo especialmente en el bloque II de este libro evidencia cómo los traductores de los Coloquios de Erasmo, obra, como se ha apuntado, de enorme difusión durante el Renacimiento europeo, contribuyen a la conformación y desarrollo del diálogo entendido no solo como género literario específico, sino también como modelo discursivo que, en numerosas características textuales, analizadas más adelante, será asumido -por supuesto, también perfeccionado- por numerosos autores de los siglos XVI y XVII en España. Sin duda los Coloquios de Erasmo en su versión castellana son una prueba de cómo el texto traducido no es un mero producto de segunda categoría, prejuicio que en no pocas ocasiones ha redundado en la exclusión sistemática de la literatura de traducción de los cánones y antologías literarias al uso. En fin, de los siguientes aparatados y subapartados se colige la apremiante necesidad de explorar en su dimesión <?page no="30"?> 30 textual y discursiva la historia de la traducción, lo que solo puede conseguirse tendiendo puentes entre la teoría y el análisis de la traducción, de la lingüística y de la literatura. <?page no="31"?> 31 CAPÍTULO 1 EL CONCEPTO DE DISCURSO 1.1. La lingüística en torno al discurso 1.1.1. Los nuevos rumbos de la lingüística Se ha convertido en un lugar común de la reflexión lingüística actual hablar de las novedades teóricas y metodológicas en las que se desenvuelve la investigación en torno a los sistemas verbales de comunicación. La irrupción de disciplinas como el análisis del discurso, la pragmática lingüística, la gramática del texto o la lingüística del texto ha sido a veces entendida como una auténtica revolución de los estudios sobre la lengua 5 . La multiplicidad de enfoques y modelos de interpretación del lenguaje podría hacer pensar en una «dispersión teórica» (Calsamiglia y Tusón 1999: 25) o incluso en un «caos» (Schlieben-Lange 1975 [1987]: 84) dentro de la lingüística, pero, de manera general, se puede decir que la heterogeneidad cualitativa y la homogeneidad cuantitativa 6 que se percibe en las diferentes disciplinas y perspectivas de estudio tienen en común un asunto central: el texto 7 . Efectivamente, caduca ya la concepción inmanentista de la lengua que abanderan tanto estructuralismo como generativismo, superada la visión única de la lengua como sistema abstracto 8 , se opera el giro de la lengua al habla (cf. Loureda y Acín 2010: 8) y comienzan a elevarse las voces que reivindican el estudio de las manifestaciones reales de los hablantes, de los textos y de la oralidad 9 . Es así como, en palabras de Graciela Reyes (1990: 5 Cf. Bernárdez (1981; 1982: 230). 6 Ello se traduce en la multiplicidad de trabajos y disparidad de enfoques. 7 Así lo entiende también Loureda (2011). 8 Cf. van Dijk (1978 [1983]). Esa visión fue la privilegiada en gran parte del siglo XX como herencia del XIX, cuando, «a consecuencia del desarrollo de las ciencias naturales y de la aplicación de sus métodos a la investigación lingüística, se llegó a considerar las lenguas como organismos naturales independientes de los individuos hablantes» (Coseriu 1986: 28). 9 Cf. Fuentes (2000: 11). Según Schlieben-Lange (1975 [1987]: 83), dos son las causas que explican ese cambio de perspectiva que se abre a las consideraciones pragmáticas: por un lado, «el creciente interés por el sujeto que actúa y también por el sujeto que actúa lingüísticamente frente a la investigación de un sistema pensado como autónomo, <?page no="32"?> 32 14), «[l]a lingüística empieza a salir de los laboratorios» y surge una serie de teorías que tienden a explicar no solo lo que decimos y cómo lo decimos, sino también por qué decimos lo que decimos, con qué intención y, lo que también supone un cambio importante en el punto de vista, cómo interpretamos lo que escuchamos, qué causas internas al propio lenguaje, pero asimismo externas, nos inducen a percibir ciertas actitudes en el interlocutor irreconocibles si nos atuviéramos al significado literal de sus producciones lingüísticas. La semántica contextual o pragmática, ya sea esta entendida como disciplina o como perspectiva de análisis 10 , es considerada a partir de ahora como fundamental para explicar «la realidad total del hecho de habla» (Fuentes 1996: 13), de manera que, cada vez más, se ponen en evidencia las deficiencias de la lingüística basada exclusivamente en el código. Fue a partir del boom generativista y en el seno de la lingüística americana cuando la pragmática empezó a cobrar importancia como modelo de explicación lingüística 11 . Por supuesto, antes de la consagración de disciplinas como la pragmática, el análisis del discurso y la lingüística del texto, otras corrientes de estudio, como la estilística, ya demostraron la necesidad de atender a los aspectos no sistemáticos del lenguaje. La teoría semiótica de Morris (1938 [1985]) da pie a la consideración de los signos en contexto (cf. § I, 1.1.1.1.2), es decir, inicia la senda del pragmatismo en los estudios sobre el lenguaje. Su base filosófica es compartida por otras teorías que cobrarán especial relevancia en las décadas posteriores, como la de los actos de habla de Austin (1962 [1982]) y Searle (1969 [1980]) y la de la lógica de la conversación de Grice (1975). En particular, los estudios de Austin y Searle influyen directamente en los presupuestos de la escuela ginebrina (cf. Roulet 1980) y tienen relación con un importante número de tendencias investigadoras que afloran en los ámbitos de la sociología, la antropología, la psicología e incluso de la psiquiatría 12 . En comunión con supuestos sociológicos nacen la sociolingüística (disciplina en la que el contexto social es fundamental para la comprensión del funcionamiento lingüístico) y la etnometodología (de donde proceden las bases teórico-metodológicas de lo que posteriormente será el análisis de la conversación). Por su parte, la psicología aplicada al estudio de la lengua originará la rama de la psicolingüística, así como la ciencia cognitiva inspirará el cognitivismo lingüístico. practicada por el estructuralismo precedente», y, por otro, «la evolución de la gramática transformativa, siguiendo el modelo del empirismo lógico, que, a través de la semántica extensional, debía llegar a la cuestión del usuario del signo». Cf. también Cano Aguilar (1994: § 2). 10 Cf. § I, 1.1.1.2.1. 11 A ello aluden Alcántara (1998: 8) y Leech (1983 [1998]: 42). 12 La interdisciplinariedad (cf. § I, 1.1.1.1.1) es una de las características fundamentales de las recientes disciplinas lingüísticas. <?page no="33"?> 33 No siempre las nuevas corrientes de investigación parten de disciplinas diferentes de la ciencia lingüística como tal. Así, la escuela francesa de pragmática, que se remonta al magisterio de Benveniste (1966 [1974]), la escuela de Praga o los actuales estudios del discurso, apoyados en consideraciones de tipo funcional, son algunos ejemplos de tendencias de estudio lingüístico que, aunque aceptan e incorporan los resultados de disciplinas afines, hunden sus raíces en consideraciones puramente lingüísticas 13 . 1.1.1.1. Motores del cambio en las disciplinas lingüísticas del siglo XX 1.1.1.1.1. La lengua como proceso comunicativo Tomar en consideración las manifestaciones no sistemáticas de la lengua significaba prestar atención al carácter social de la interacción lingüística. Significaba asimismo reflexionar sobre la función comunicativa de las lenguas y su relación con los agentes externos que condicionan el hecho locu- 13 En esta breve exposición de la evolución de las corrientes de estudio que llevan a las modernas disciplinas lingüísticas he seguido a Verschueren (1999 [2002]: 394-401). Sobre la cuestión más concreta del nacimiento y desarrollo de la lingüística del texto pueden consultarse, entre otros, de Beaugrande y Dressler (1972 [1997]: 49-68) y Bernárdez (1982: 19-51, 230-246). La mayoría de los manuales al respecto destaca la importancia de los antecedentes teóricos, como la retórica, la poética y la estilística (cf. también van Dijk 1978 [1983]: 19; Leech 1983 [1998]: 61; Coseriu 1980 [2007]: 90-95, y Saiz 1996-97: 304). Narbona (1989a: 149-150) resume con claridad cómo se produce el cambio desde las corrientes inmanentistas hasta las modernas disciplinas centradas en el discurso y anuncia otras de las cuestiones que se tratarán en este capítulo: «[l]a necesidad de buscar nuevos enfoques en la indagación lingüística condujo a los generativistas -al menos, inicialmente- a replegarse hacia una descripción reduccionista de lo que consideraron más claramente formalizable: la sintaxis, los esquemas oracionales, etc.; todo ello, al margen de la variabilidad de los discursos y contextos, del acto lingüístico concreto en que se insertan y casi con independencia de lo que las secuencias idiomáticas «signifiquen». [omito nota] Pero también ha llevado a una apertura a todo aquello que ayude a entender y explicar los mecanismos de la comunicación concreta y los mensajes reales transmitidos y descifrados. El campo de observación de la lingüística se ha ido ampliando y extendiendo: la lingüística del texto intenta vencer las limitaciones derivadas de la consideración de la oración como unidad máxima; la superación de la idea saussureana de langue ha obligado a no ceñirse a una lingüística de los enunciados y a incluir también la enunciación, pues es la actividad creativa de los interlocutores lo que en definitiva proporciona el sentido real de los textos; [omito nota] la consideración de la situación en que los discursos verdaderamente se producen y de los efectos que provocan constituye el eje de la pragmática; etc. La atención ha pasado de lo representado por los signos a lo que éstos hacen en la actividad discursiva. Nada de lo que interviene o influye en la comunicación debe quedar fuera de la observación, lo que resulta particularmente cierto en el caso de la lengua coloquial, que no existe si se aísla de la situación comunicativa y de los factores psico-sociales que influyen en el acto de habla». <?page no="34"?> 34 tivo 14 . El acto lingüístico, a la vez que un acto individual, es un acto social 15 que está anclado en un contexto comunicativo determinado. La lengua tiene entidad y evoluciona en el marco de las comunidades culturales (Coseriu 1986: 62) 16 , de ahí que la relación de lengua y sociedad sea tan estrecha y que sea necesario estudiar los fenómenos lingüísticos desde una perspectiva social (cf. Halliday 1973: 48-71), pues solo considerados en su entorno comunicativo dichos fenómenos se hacen significativos para los usuarios de la lengua 17 . Ciertamente, el significado de nuestros enunciados no resulta de una simple suma y consiguiente procesamiento cognitivo de los valores semánticos de las palabras que empleamos en determinada producción lingüística; además de esto, todo lo que, interna o externamente, condiciona el acto enunciativo (gestos, campo de referencia deíctica, tono de voz, silencios, estrategias discursivas, etc.) contribuye a crear el significado de lo que decimos (y, también, por supuesto, de lo que no decimos) 18 . Puede afirmarse, pues, que el significado 19 de cualquier acto enunciativo surge en el proceso comunicativo. A diferencia del significado que Lyons (1977 [1980]: 49-50) denomina descriptivo, es decir, el que se relaciona con la información factual que 14 Según Sperber y Wilson (1986: 172), lenguaje y comunicación son dos caras de la misma moneda, en el sentido de que «the essential feature of language is that it is used in communication, and the essential feature of communication is that it involves the use of a language or code». El aspecto comunicativo de la lengua ha sido considerado efectivamente esencial en las definiciones de las diferentes disciplinas y perspectivas superadoras de la concepción inmanentista de la tradición lingüística previa (cf. Escandell 2006: 11, 15-16). 15 Así en Coseriu (1986: 60) y van Dijk (1978 [1983]: 21). 16 «Las lenguas existen y se desarrollan, no sólo en virtud de las razones internas de su equilibrio como sistemas (relaciones estructurales), sino también, y principalmente, en relación con otros fenómenos del espíritu y sociales: la lengua está íntimamente relacionada con la vida social, con la civilización, el arte, el desarrollo del pensamiento, la política, etc.; en una palabra, con toda la vida del hombre» (Coseriu 1986: 63). 17 Suele hablarse, a este respecto, de situación comunicativa. Ya Schlieben-Lange (1975 [1987]: 139) decía que «[p]ara la descripción de acciones lingüísticas [...] es necesario recurrir a elementos situativos: preguntar quién puede actuar lingüísticamente de este modo y con quién, qué grado de publicidad tolera o ha de tener esta acción, etc.». Igualmente, Menéndez (2006: 8) habla de textos que «los usuarios de la lengua, los hablantes, producen en situaciones comunicativas determinadas dentro de su comunidad». 18 En el análisis que efectuamos en el bloque II, la consideración del contexto comunicativo en que se produce la recepción de los Coloquios de Erasmo y sus traducciones es fundamental para explicar ciertas adiciones y omisiones que modifican el plan textual y el contenido ideológico del discurso (cf. Del Rey en prensa c). 19 Algunos autores (cf. Calsamiglia y Tusón 1999: 185) prefieren diferenciar entre significado (valor semántico de la expresión considerada aisladamente del contexto) y sentido (significado de carácter comunicativo). Lyons (1977 [1980]: 50) habla de «significado social y expresivo». <?page no="35"?> 35 simplemente describe un estado de cosas, el significado que surge de su correcta contextualización en una situación comunicativa dada puede ser guiado por el enunciador e interpretado de diversas maneras por los receptores. De ahí que cada vez con más frecuencia los estudios lingüísticos concedan una importancia crucial a la ‘intención comunicativa’ 20 de los hablantes, un concepto que solo puede entenderse si se inserta en el marco social de la interacción verbal. Al hablar, los usuarios de la lengua persiguen unas metas comunicativas determinadas, y el significado de lo que dicen se ve constantemente influido por el objetivo último de la comunicación. La evidencia de esta realidad del comportamiento lingüístico-social ha sido tenida en cuenta por numerosas disciplinas y teorías lingüísticas concretas, como la teoría de la argumentación 21 . La puesta en relieve del aspecto comunicativo del lenguaje supuso a su vez una llamada de atención sobre la necesidad de incluir la perspectiva social en las investigaciones, de manera que los estudios lingüísticos adquirieron un claro sesgo interdisciplinar 22 . Efectivamente, como indica Leech (1983 [1998]: 43), la perspectiva aperturista de la lingüística hizo que esta entrara en colaboración con disciplinas como la antropología, la etnografía, la sociología, la filosofía, la inteligencia artificial, etc., y promocionó el desarrollo de otras corrientes de estudio lingüístico tales como el análisis de la conversación, la psicolingüística, la neurolingüística, la lingüística computacional y, por supuesto, la sociolingüística. Numerosos avances se han derivado de la cooperación y, en numerosas ocasiones, intersección de estas disciplinas, avances que demuestran la necesidad de colaboración entre ellas para dar cuenta de todos los factores que intervienen en el acto lingüístico 23 . 20 Sobre el concepto de ‘intención comunicativa’, cf. Grice (1957 [1989]), Petöfi y García Berrio (1978: 56), Sperber y Wilson (1986: 60-64) y Portolés (2004: 47-48). También con base en la lingüística de la comunicación se ha desarrollado el concepto de ‘competencia comunicativa’ (cf. Bernárdez 1982: 39), entendida como «el conocimiento de una lengua natural (de su léxico, de su gramática) así como el conocimiento de las reglas para lograr actos de comunicación eficaces» (Schmidt 1973 [1977]: 109). 21 Cf. Ducrot (1984) y Anscombre y Ducrot (1983 [1994]). 22 Cf. Schmidt (1973 [1977]: 19) y Narbona (1989b: 81). 23 Numerosos manuales de pragmática, lingüística del texto y análisis del discurso destacan la interdisciplinariedad como característica fundamental de las nuevas corrientes de estudio lingüístico, entre ellos Schlieben-Lange (1975 [1987]: 8), Stubbs (1983 [1987]: 25-26), Brown y Yule (1983 [1993]: 11), Calsamiglia y Tusón (1999: 19- 26), Verschueren (1999 [2002]: 8, 41-43) y van Dijk (1978 [1983]: 19). Para de Beaugrande y Dressler (1972 [1997]), algunas de las características definitorias del texto, como la intencionalidad, la situacionalidad y la informatividad, se relacionan con disciplinas afines a la lingüística, como la psicolingüística, la sociolingüística o la lingüística computacional (cf. Bonilla 1997: 12). <?page no="36"?> 36 1.1.1.1.2. La consideración del contexto de comunicación El acercamiento al aspecto social del lenguaje fue a la vez causa y consecuencia de la consideración de la lengua en el contexto. Desde que Malinowski (1923 [1984]) propusiera esta idea sobre fundamentos antropológicos, numerosos estudiosos del siglo XX y XXI han destacado la importancia de tener en cuenta el contexto de enunciación para entender íntegramente todos los factores que entran en juego en el proceso comunicativo. «Los textos [...] están condicionados por la situación [...]. Se encuentran, en cada caso, en un contexto extraverbal específico y hallan en él su sentido», dice Coseriu (1980 [2007]: 137). La lingüística no debe limitarse, pues, únicamente a los condicionamientos internos a la lengua, sino que debe ser descrita atendiendo a su íntima correlación con los contextos en que se inscribe su uso (cf. van Dijk 1977 [1980]: 19). Efectivamente, en los diferentes manuales más comunes sobre las nuevas disciplinas y los recientes enfoques de la lingüística suele incorporarse algún capítulo o sección más o menos extensa dedicada a poner de relieve la importancia del contexto para el acto comunicativo, e incluso desde los mismos presupuestos de partida de diferentes libros que podemos considerar “clásicos” de la lingüística pragmática moderna se destaca lo imprescindible de este contexto para avanzar en la investigación sobre la lengua (cf., entre otros, van Dijk 1977 [1980]: 32; Fuentes 1996: 13, 2000: 48; Portolés 2004: 99-126; Calsamiglia y Tusón 1999: 101-132, y Reyes 2002: 7, 19). Más concretamente, temas de estudio que en la actualidad vienen siendo foco de atención, como la referencia y la deixis, la presuposición, las implicaturas y la inferencia, solo pueden ser abordados desde una lingüística intrínsecamente contextual (cf. Brown y Yule 1983 [1993]: 49-94). Las definiciones de contexto varían levemente según los autores y escuelas 24 , pero todas tienen en común la mención al aspecto externo de lo enunciado, imprescindible para la correcta interpretación del acto de habla. En relación con el término contexto, los avances en la investigación pragmática han desarrollado otros conceptos de gran fortuna en la literatura especializada, como el de ‘contextualización’ (cf. Gumperz 1992), entendida 24 Son muchas las definiciones dadas al concepto de ‘contexto’. Entre ellas rescato aquí la de Lyons (1977 [1980]: 513), «el contexto es un constructo teórico en cuya postulación el lingüista abstrae de la situación real, y así establece como contextuales, todos los factores que, en virtud de su influencia sobre los participantes en el evento lingüístico, determinan sistemáticamente la forma, la adecuación o el significado de los enunciados»; la de Leech (1983 [1998]: 58-59), «el contexto es cualquier saber de fondo que se entiende compartida por s [hablante] y por h [oyente] y que contribuye a la interpretación por h de lo que quiere decir s con un enunciado determinado», y la de Verschueren (1999 [2002]: 190): «el contexto es el producto de un proceso de generación que incluye tanto lo que «está fuera» como su movilización (y a veces la manipulación) llevada a cabo por usuarios del lenguaje». <?page no="37"?> 37 como el proceso que explica la generación del significado en la interacción social (Reyes 2002: 15), o el de ‘cotexto’, con el que muchos lingüistas se refieren a las relaciones que establecen los elementos del discurso entre sí en el interior del texto 25 . 1.1.1.1.3. El estudio de la lengua oral Ya se ha dicho que el giro fundamental que se produce en las últimas décadas en la lingüística es el que lleva de la langue a la parole. Esto contribuyó a que las manifestaciones concretas del habla también fueran consideradas dignas de la atención de los estudiosos. Se produce un crecimiento de la bibliografía que contempla diferentes fenómenos relacionados con la oralidad y se intentan delimitar coherentemente conceptos que previamente eran usados como sinónimos o se mezclaban indiscriminadamente, tales como los de ‘conversación’, ‘coloquio’ y ‘diálogo’ 26 . Numerosas disciplinas, entre ellas el análisis de la conversación y el análisis del discurso, cimientan su edificio teórico con ideas nacidas de la reflexión sobre el hablar. Como también se anunció más arriba, cobra asimismo relevancia la figura del oyente (cf. Coseriu 1986: 30-31) como factor decisivo no solo en la interpretación sino también en la producción del enunciado. Los estudios sobre la lengua oral han servido para desterrar viejos tópicos, como el de que la sintaxis coloquial adolece de unas deficiencias de construcción evidentes, cuando en realidad habría que referirse a diferentes técnicas de construcción discursiva y estrategias comunicativas (Narbona 1989a, 1991). Igualmente, el foco de atención en lo oral ha permitido que se tomen en consideración aspectos interesantes como las interrupciones y reinicios, las pausas de planificación, las reformulaciones, etc. (cf. Portolés 2004: 38-44; López Serena y Méndez 2009). Se ha destacado la importan- 25 Sobre el concepto de ‘co-texto’, cf. Brown y Yule (1983 [1993]: 70-74) y Coseriu (1980 [2007]: 221-222), quien habla de diferentes tipos de contextos. Petöfi y García Berrio (1978: 88) explican bien, tal y como ellos la entienden, la diferencia entre contexto y co-texto: «Por co-textuales se alude a las relaciones internas, intensionales, construidas por los componentes textuales en el seno de la extensión de discurso verbal, a la que llamamos texto. [...] [P]or otra parte, la ampliación del concepto de ‘texto’ aportada por la dimensión semántico-extensional y por la gramática textual [...], lleva a la necesidad de constatar como relaciones del contexto lingüístico a las establecidas en el orden social, histórico, religioso, comunicativo, etc., del texto». Adam (1992 4 : 13, n. 4) también diferencia explícitamente los dos términos: «Si par contexte on entend la prise en compte de conditions de production, d’une situation socio-discursive, cotexte, en revanche, ne désigne que l’environnement linguistique immédiat: les énoncés qui précèdent et/ ou suivent l’énoncé considéré». 26 Cf. § I, 2.1, donde se mencionan estos términos. <?page no="38"?> 38 cia del discurso oral como previo al discurso escrito 27 , y una de sus manifestaciones, la conversación, ha sido entendida para muchos autores como elemento nuclear de la teoría de géneros discursivos 28 . Importante tradición tienen ya también los trabajos dedicados a investigar la oralidad en la escritura, tanto en los estudios de corte sincrónico como en los de tipo diacrónico 29 . Es una de las consecuencias más llamativas de la necesidad de atender a la multiplicidad de fenómenos discursivos que conforman los textos. 1.1.1.1.4. De la oración al texto A su vez, la necesidad de prestar atención a hechos asistemáticos del habla condujo a una reconsideración de los niveles de estructuración lingüística 30 . La gramática tradicional había colocado a la oración como la unidad superior del análisis lingüístico, dejando de lado las manifestaciones de la sintaxis coloquial. No obstante, incluso desde acercamientos pregenerativos (cf. Rieser 1978: 32-50), se empezó a poner en duda la supremacía jerárquica de esta unidad. Posteriormente, numerosos autores destacaron la acuciante necesidad de superar el nivel oracional para avanzar en los estudios lingüísticos. Se dieron cuenta, además, de que el análisis gramatical de los textos no podía limitarse a la sintaxis 31 y de que era necesario recurrir a disciplinas más abarcadoras cuya justificación 32 como tales se encontraba 27 «[A]unque culturalmente para personas como nosotros, lectores de libros, el discurso escrito sea de una enorme importancia, la realidad es que se ha de considerar secundario en relación con el discurso oral» (Portolés 2004: 108). 28 «[P]artimos de la consideración de que la conversación es el género primero o (proto)género, del que derivan todos los demás y del que toman la característica dialógica propia de todo discurso (ya sea monogestionado o plurigestionado, ya sea oral o escrito)» (Calsamiglia y Tusón 1999: 252). Cf. § I, 2.1. 29 En este campo ha tenido especial influencia la lingüística de la variación alemana (cf. § I, 1.1.2.2). 30 Schmidt (1973 [1977]: 20) resume la historia de la investigación lingüística del siglo XX como el paso de la gramática de la frase a la gramática del texto. Igualmente, Bernárdez (1982: 27) sitúa este cambio de perspectiva como motor de las nuevas disciplinas centradas en el texto. 31 Cf. van Dijk (1977 [1980]: 32) y Bernárdez (1982: 38). Igualmente, Narbona (1991: 192) y Cuenca (2010: 9) abogan por superar el dominio oracional en los estudios lingüísticos. 32 «[H]ay reglas que se aplican por encima del nivel de la oración y [...] estas normas son de observancia obligatoria cuando a partir de una serie de oraciones quiere formarse un texto. Y dado que este nivel de estructuración de una lengua existe de hecho, está plenamente justificada una disciplina que lo estudie» (Coseriu 1980 [2007]: 116). <?page no="39"?> 39 en la propia necesidad de describir una textualidad de los textos que iba más allá del ámbito sintáctico 33 . Algunos lingüistas diferencian sistemáticamente entre oración y enunciado (cf., por ejemplo, Fuentes 1996: 43-51 y Portolés 2004: 53), entendiendo por el primer concepto el constructo teórico no observable que ha sido objeto de estudio preferente de la gramática tradicional y por el segundo la unidad sí observable y que se estudia preferentemente desde una perspectiva pragmática. Desde este punto de vista, el enunciado sería la unidad del nivel discursivo y la oración la unidad del nivel sintáctico 34 . Sea como fuere, la valoración científica de la realidad de los actos lingüísticos fue imponiendo la rentabilidad del concepto de ‘texto’, tanto oral como escrito, como unidad integradora de niveles gramaticales y fundamental del proceso comunicativo 35 . 1.1.1.2. Las nuevas corrientes de estudio: pragmática, análisis del discurso y lingüística del texto Consecuencia también de la consideración de los aspectos sociales y comunicativos del lenguaje es la proliferación de nuevas disciplinas y perspectivas de análisis que abogan por estudiar la complejidad del acto lingüístico en su globalidad. Las semejanzas y (sobre todo) diferencias entre ellas, los cometidos específicos y las características definitorias de cada una no están claros. De modo general, puede decirse, sin embargo, que todas ellas comparten el interés por la valoración del contexto y la idea de superar el ámbito de la oración en el análisis lingüístico. A continuación me refiero a tres corrientes de gran tradición en la lingüística actual: la pragmática, la lingüística del texto y el análisis del discurso. 33 Por supuesto, las teorías tradicionales no carecían de validez (cf. Lope Blanch 1983 [1987]: 13-14), sino que estas nuevas disciplinas las integraban, completaban y les daban un nuevo sentido. 34 Considerado así el problema, tal diferencia entre oración y enunciado entraría en contradicción con la perspectiva que se va a defender aquí: que también el nivel sintáctico puede ser analizado desde una perspectiva discursiva o pragmática. Es una consecuencia teórica de entender lo pragmático como una perspectiva y no como un nivel de análisis: «[l]as estructuras lingüísticas [...] son todas susceptibles de análisis pragmático» (Reyes 2002: 15; cf., además, § I, 1.1.1.2.1). A este respecto son interesantes las palabras de Bernárdez (1982: 38): «[e]s, pues, evidente la dificultad de considerar el texto como un nivel más por encima del oracional, sin añadir al mismo tiempo que se trata de un nivel radicalmente distinto a los demás». También para este autor, «la pragmática no es una dimensión de la frase o del texto, sino del lenguaje, y aparece en las diversas unidades del mismo» (ibid., p. 98). 35 Sobre las diferencias conceptuales entre discurso, texto y enunciado, cf. § I, 1.1.1.3. <?page no="40"?> 40 1.1.1.2.1. Pragmática La indeterminación epistemológica de la pragmática es aún hoy una cuestión que sigue motivando la aparición de artículos y monografías. Portolés (2004: 22) apunta los problemas que surgen en torno a la delimitación del objeto, y Schlieben-Lange (1975 [1987]: 26) sentencia que «[s]in duda es más sencillo decir lo que la pragmática lingüística no es o no debería ser que definirla positivamente» 36 . En general, los estudios especializados en pragmática ponen de relieve la necesidad de considerar la lengua en el entorno comunicativo (Leech 1983 [1998]: 41), donde es imprescindible simultáneamente dar cuenta de los fenómenos contextuales asociados al acto lingüístico 37 . Es, pues, fundamental el estudio del hablar 38 , lo que guarda relación, como casi todo en la lingüística contemporánea, con el giro producido en las últimas décadas de la langue a la parole. También han sido frecuentes las definiciones de pragmática que ponen en relación esta disciplina con la semántica, ya que aquella suele percibirse como una semántica contextual 39 . Sea por variación estilística en la literatura especializada o por amplitud designativa, lo cierto es que muchas veces se halla cierta contradicción en diferentes autores en lo que respecta a la consideración de la pragmática como una perspectiva o como disciplina 40 . Para algunos (cf. Schlieben- Lange 1975 [1987]) se trata de una ciencia, y a veces se ha hablado incluso de lo pragmático como un nivel, diferente o superior, de estructuración lingüística, como la fonología o la sintaxis 41 . Actualmente tiende a ganar 36 También Fuentes (2000: 11) alude a esta falta de consenso en la caracterización de la pragmática: «Así, se ha ido desdibujando esta perspectiva, que no sabe muy bien si es una metodología o si es otra ciencia «anexa» a la Lingüística». 37 Cf. Verschueren (1999 [2002]: passim). La perspectiva comunicativa de la pragmática se encuentra también muy presente en van Dijk (1978 [1983]: 79): «La pragmática como ciencia se dedica al análisis de los actos de habla y, más en general, al de las funciones de los enunciados lingüísticos y de sus características en los procesos de comunicación». 38 Cf. Schlieben-Lange (1975 [1987]: 26-27) y Portolés (2004: 15). 39 Así, por ejemplo, Levinson (1983: 32) y Reyes (1990: 28). 40 Fuentes (2000: 44-45) pone en evidencia dichas contradicciones. 41 A este respecto pueden consultarse Lyons (1977 [1980]: 108-113) y Halliday (1994: xiv). A propósito del problema de la consideración de la pragmática como un nivel de estructuración lingüística surge el debate de si la pragmática forma parte de la gramática, en lo que existen posturas encontradas. Leech (1983 [1998]), por ejemplo, separa en dicotomía estricta gramática y pragmática cuando describe sus principios. Por el contrario, Fuentes (1996, 2000) y Octavio de Toledo (2001-2002) -que considera esta cuestión desde una perspectiva histórica-, son partidarios de considerar la pragmática como competencia de la gramática. <?page no="41"?> 41 adeptos la idea de que la pragmática es una perspectiva desde la que se puede estudiar la mayoría de los actos de producción lingüística 42 . En este trabajo se parte de la convicción de que no existe contradicción entre la consideración de la pragmática como perspectiva y como disciplina. Efectivamente, considero que la pragmática es un enfoque de análisis válido para estudiar cualquier fenómeno lingüístico, y en este sentido sí me parece un error colocar la pragmática en relación estructural con la sintaxis o la semántica. Pero la pragmática también puede ser entendida como disciplina, en cuyo caso propongo hablar de lingüística pragmática (cf. Fuentes 2000) para evitar confusiones con el uso de pragmática como adjetivo que corresponde a la perspectiva de estudio, y no a la disciplina (lingüística pragmática) cuyos postulados básicos (atención al contexto de comunicación, gramática supraoracional, etc.) comparten el análisis del discurso y la lingüística del texto. 1.1.1.2.2. Lingüística del texto Los importantes precedentes de la Retórica, la Poética y la Estilística entroncan con la Lingüística del Texto entendida como una «hermenéutica del sentido» (cf. Coseriu 1980 [2007]). El elemento nuclear de esta disciplina es el texto 43 , del que preocupa tanto su estructuración interna como la relación que guarda con elementos externos al mismo. Desde sus inicios evidencia un afán abarcador 44 e integrador de los avances de disciplinas afines; «surge, de hecho, como lingüística decididamente semántica y pragmática», apunta Bernárdez (1982: 20). Algunos autores, como Casado (1997, 2000) diferencian entre Lingüística textual y Gramática textual. La primera consiste en el estudio de los textos en general, mientras que la segunda se centraría en el análisis particular de los textos en cada idioma histórico 45 . 42 Partidarios de esta postura son Fuentes (1996: 14, 2000: 13), Portolés (2004: 26) y Bernárdez (1982: 98). Cano Aguilar (1995-96: 714) considera que para la lingüística histórica es más rentable también la consideración de lo pragmático como una perspectiva de estudio. 43 Para la definición de este concepto, cf. § I, 1.1.1.3. 44 Así lo contempla van Dijk (1978 [1983]: 14): «por un lado se refiere a todo tipo de textos y a los diversos contextos que les corresponden, y por otro se preocupa de los procederes más bien teóricos, descriptivos y aplicados». 45 Un completo estado de la cuestión centrado en el desarrollo de la disciplina en España se encuentra en Casado Velarde y Loureda (2009). Años antes, Borreguero Zuloaga (2002), se había referido también a este tema incorporando una exhaustiva recopilación bibliográfica. <?page no="42"?> 42 1.1.1.2.3. Análisis del discurso Esta disciplina nació igualmente como consecuencia del estudio de la lengua hablada 46 . Efectivamente, lo oral es fundamental en el concepto de ‘discurso’. Parte de la base de que los actos lingüísticos solo pueden ser entendidos en un contexto de enunciación determinado (cf. Brown y Yule 1983 [1993]: 47). Su ámbito de actuación es también amplio y difícil de delimitar, por eso su definición también tiene vocación abarcadora: [El término análisis del discurso, e]n líneas generales, se refiere al intento de estudiar la organización del lenguaje por encima de la oración o la frase y, en consecuencia, de estudiar unidades lingüísticas mayores, como la conversación o el texto escrito. De ello se deduce que el análisis del discurso también se relaciona con el uso del lenguaje en contextos sociales y, concretamente, con la interacción o el diálogo entre los hablantes (Stubbs 1983 [1987]: 17). En el marco de esta vasta perspectiva trazada por Stubbs se advierte que lo que se pretende hacer en este libro es precisamente análisis (histórico) del discurso 47 . Pienso que el problema terminológico a la hora de etiquetar la labor del lingüista poco importa siempre que esté claro que se intenta tomar en consideración el contexto enunciativo, que se pretende desentrañar la intención comunicativa del autor de un texto, que el análisis de las estructuras lingüísticas imbricadas en el discurso no se limita a la sintaxis oracional, etc. 48 La definición de Stubbs expuesta más arriba se ajusta, cier- 46 La escuela ginebrina, a la que se ha aludido más arriba, se ha esmerado en describir y cultivar esta disciplina (cf. Roulet 1991). 47 Por supuesto, la lingüística histórica no se ha mantenido ajena a las nuevas corrientes de investigación que han privilegiado el estudio de la lengua hablada contemporánea. Hacia finales de los 80 y principios de los 90, empieza a dejarse sentir la necesidad de superar en el análisis histórico de las lenguas cuestiones exclusivamente fonológicas, morfológicas y sintácticas para incluir también aspectos relacionados con la enunciación, la organización del discurso, el cambio lingüístico fundamentado necesariamente en aspectos pragmáticos, etc. Es así como la lingüística histórica incorpora las teorías y métodos de las modernas disciplinas para explicar fenómenos antes olvidados o solo tangencialmente abordados por los filólogos. Sobre las nuevas disciplinas históricas centradas en el análisis de textos del pasado, cf. Del Rey (en prensa b). 48 De manera general, a todo esto pueden aplicarse los adjetivos pragmático, discursivo y textual, a los que los une su atribución a fenómenos de la parole: «[l]os nuevos caminos de la Lingüística han llevado a abrirse a la unidad mayor del encuentro comunicativo, el texto (o discurso), abordando su análisis en partes. Sabemos, además, que ese análisis debe hacerse teniendo en cuenta que el producto lingüístico está condicionado por todos los restantes elementos del esquema comunicativo: el hablante, el receptor, el canal, el código empleado y las circunstancias situacionales (históricas, sociales, económicas, profesionales...) que lo rodean. Es esta la visión de una Lingüística pragmática y textual, casi lo que se pretendía con la Lingüística del habla de Saussure, unida a la de la lengua, que no anula, sino que complementa» (Fuentes 2000: 12-13). <?page no="43"?> 43 tamente, a lo que me interesa presentar en este trabajo, pero nada impediría que esas tareas asignadas al análisis del discurso fueran asumidas subsidiariamente por la pragmática o la lingüística textual. En este sentido, dice Bonilla (1997: 16) que la disciplina del análisis del discurso «está llamada a integrar, entre otras, las aportaciones de la lingüística del texto y de la pragmática» 49 . Basta con echar un vistazo a los índices de los manuales sobre pragmática, análisis del discurso y lingüística del texto 50 para darse cuenta de que casi todos ellos tratan temas comunes, como la modalidad (con especial atención a la interrogativa), la negación, los principios conversacionales, implicaturas y presuposiciones. En cuanto que teorías lingüísticas, se trata en todos los casos de una(s) lingüística(s) enunciativa(s) (Otaola 2006: 85) 51 . Aunque no existe un reparto sistemático, los volúmenes dedicados a la pragmática dedican un mayor número de páginas al estudio de los actos de habla, la teoría de la relevancia o la cortesía verbal, mientras que los de lingüística textual conceden especial relevancia a aspectos relacionados con la coherencia y la cohesión del discurso y con la informatividad de la estructura textual, siendo en este punto recurrente la definición de tópico, comentario y foco. Pese a las evidentes concomitancias entre ellas, podrían señalarse algunas diferencias determinantes en sus presupuestos de partida. Según Loureda y Acín (2010: 8), la diferencia principal entre lingüística del texto, por un lado, y pragmática y análisis del discurso, por otro, es que la primera opera «de arriba abajo», de la lengua al discurso, mientras que las otras dos siguen el camino inverso: del discurso a la lengua. La diferencia estribaría, pues, en si se considera previa la teoría a la praxis o viceversa. Se entiende, 49 Bustos (2000) también da cuenta de la profunda interrelación entre Lingüística del Texto, Pragmática y análisis del discurso: «[f]rente a una realidad única, casi siempre plana, contemplada por la lingüística del texto inicialmente, hoy se impone un enfoque pluriangular que asedie al texto de tal modo que provoque la aparición de algunas luces ocultas, precisamente porque se ha olvidado que un texto (literario o no literario, tanto da) es ante todo un acto de comunicación que resulta de una intención comunicativa primaria, organizada por medio de un proceso discursivo. Por eso, parece que los métodos de análisis del discurso, desarrollados en el último decenio, pero de más larga tradición, pueden contribuir a renovar la lingüística del texto, hasta el punto de que en muchos estudios (por ejemplo en el modelo de de Beaugrande y Dressler), ambos se identifican». 50 Se han estado mencionando algunos de los más usuales: Escandell (2006), van Dijk (1977 [1980]), Portolés (2004), Calsamiglia y Tusón (1999), Schlieben-Lange (1975 [1987]) o Verschueren (1999 [2002]). 51 Sobre «l’énonciation dans l’analyse du discours» habló a principios de los 70 magistralmente Todorov (1970). <?page no="44"?> 44 pues, de acuerdo con esta distinción, que pragmática y análisis del discurso son dos disciplinas coincidentes en sus bases teórico-metodológicas 52 . No obstante, como se ha anunciado en reiteradas ocasiones, ya se vio cómo estas disciplinas se interrelacionan hasta el punto de que, en numerosas ocasiones, se difuminan los límites 53 . La vocación interdisciplinaria que las une es uno de los factores que determinan esa colaboración e indeterminación nominal en la práctica 54 . Al fin y al cabo, lo que prima es la consideración del entorno comunicativo, del contexto y de la textualidad en su sentido más abarcador. 1.1.1.3. Oración, enunciado, texto, discurso La actualización de una lingüística del habla, el estudio del contexto lingüístico y extralingüístico y la descripción de la sintaxis supraoracional han llevado a la especialización o, al menos, al uso recurrente de términos que todavía hoy, al igual que las disciplinas en cuyo ámbito se desarrollan dichos conceptos, no están absolutamente delimitados. A continuación se intentará trazar un panorama general planteando los problemas, contradicciones y acuerdos en torno al significado de oración, enunciado, texto y discurso, al tiempo que expondré mi punto de vista, con el que pretendo ser coherente en la exposición del presente trabajo. Tradicionalmente, la oración ha sido considerada como una estructura sintáctica de dos miembros necesarios: sujeto y predicado. No obstante, el 52 Efectivamente, para Brown y Yule (1983 [1993]: 47), ««[h]acer análisis del discurso» implica ciertamente «hacer sintaxis y semántica», pero consiste básicamente en «hacer pragmática»», y, según Calsamiglia y Tusón (1999: 23), «si bien no todo análisis pragmático es análisis del discurso, sí que todo análisis del discurso es pragmático». 53 Ya se comentó la estrecha conexión que existe entre la semántica y la pragmática. Aunque pragmática y análisis del discurso quizá hayan ido más parejas en las descripciones científicas, y pese a los diferentes “caminos” que en principio emprendieron la lingüística del texto y la pragmática, Schlieben-Lange (1975 [1987]: 154), recalca cómo la función pragmática de los textos se ha hecho progresivamente fundamental en los estudios de lingüística textual. Saiz (1996-1997: 309) describe bien la “pragmatización” de la lingüística del texto: «[m]ientras la Pragmática da cuenta de la dimensión social y comunicativa del lenguaje, la Lingüística del texto, por su parte, puesto que se ocupa del lenguaje, el «lenguaje en textos», ha de atender también al lenguaje en tanto que comunicación; esto es, al texto como unidad comunicativa. Con la incorporación de la Pragmática a la Lingüística, ésta amplía sus horizontes: lo «lingüístico» y lo «extralingüístico» (o pragmático) se unen en el nivel textual, adquiriendo dimensión semiótica». 54 Verschueren (1999 [2002]: 405), a propósito de la pragmática, dice que «hay cruces con las disciplinas de la lingüística textual, la narrativa, el análisis del discurso, los estudios literarios y la estilística que muestran invariablemente una clara inclinación interdisciplinaria, mientras que las formas aplicadas de la pragmática son por necesidad interdisciplinarias». <?page no="45"?> 45 abrumador número de definiciones 55 que de ella se han aportado impide el consenso entre los especialistas. Conceptos análogos, como los de ‘cláusula’ 56 o ‘enunciado’, contribuyen a la dispersión terminológica. Me interesa especialmente en este apartado la relación que los lingüistas han establecido entre oración y enunciado. Fuentes (1996) propone una diferencia en torno al nivel de operación lingüística (lengua/ habla, respectivamente). De manera similar opina Cuenca (2010), aunque oponiendo las voces oración/ texto: la primera es la unidad sintáctica máxima y el segundo la unidad enunciativa máxima. De manera más rotunda, Brown y Yule (1983 [1993]: 39) establecen una oposición medial: «los enunciados se dicen y las oraciones se escriben». Efectivamente, la característica más destacada del enunciado en los diferentes autores es su naturaleza oral, y en este sentido su estudio ha corrido paralelo al desarrollo de la lingüística del habla. Corresponde a la voz inglesa utterance, y su interpretación depende del contexto comunicativo, por lo que se trata de una «unidad pertinente desde el punto de vista de la pragmática» (Portolés 2004: 53) 57 . Igualmente problemáticos son los conceptos de ‘discurso’ y ‘texto’. Ya Narbona (1991: 187) recalca el empleo polisémico del término discurso, lo que pone de manifiesto la falta de acuerdo e incluso las contradicciones entre distintos autores en su definición 58 . Para algunos estudiosos, como Dressler 59 (1978) y Bonilla 60 (1997), discurso y texto son términos equivalentes, empleados en distintos trabajos según la preferencia de los autores. Otros, sin embargo, consideran oportuna su separación, como Adam (1992 4 : 23), quien considera que en el discurso intervienen las «conditions de production» y en el texto no. De la recensión bibliográfica realizada para este trabajo se deduce que el concepto de ‘discurso’ ha sido habitualmente descrito en términos más genéricos y, en ocasiones, impresionistas que el de texto y, por lo tanto, puede argüirse que responde a una realidad lingüístico-comunicativa muy amplia y abarcadora. Así, por ejemplo, Brown y Yule (1983 [1993]: 332) dicen que el discurso es un «complejo fenómeno cognitivo y social», mientras que Verschueren (1999 [2002]: 102) especifica que usa el término discurso «para designar cualquier variedad oral o 55 Cf. Narbona 1989b: 12. 56 No se tratará aquí de la diferencia entre oración y cláusula. Cf. al respecto el estudio clásico de Rojo (1978). 57 Son fundamentales las precisiones que hace Benveniste (1966 [1974]) sobre los conceptos de ‘enunciado’ y ‘oración’ dentro de su teoría de la enunciación. 58 También Otaola (2006: 3-4) se refiere a la polisemia del término discurso. 59 «Most of the authors of this volume adhere to the concept of textlinguistics proper, insofar as they view written and spoken texts as the minimal free unit of language. Others prefer using the looser and less obliging term discourse» (Dressler 1978: 2). 60 «[L]o que unos lingüistas llaman “texto” es, precisamente, lo que otros denominan “discurso” y viceversa» (Bonilla 1997: 9). <?page no="46"?> 46 escrita del uso del lenguaje». Igualmente, Calsamiglia y Tusón (1999: 15) dan cuenta de la complejidad nocional de discurso cuando comentan que «[h]ablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito 61 ». Aunque no faltan las definiciones generales y comprehensivas 62 , frecuentemente consecuencia de la identificación de texto y discurso 63 , las definiciones ligadas al concepto de ‘texto’ suelen ser más específicas. La mayoría pone de relieve su naturaleza específica de producto comunicativo (cf. Schmidt 1973 [1977]: 153, Schlieben-Lange 1975 [1987]: 102 y la definición citada más abajo de de Beaugrande y Dressler 1972 [1997]) y su relación con el contexto enunciativo (Fuentes 2000: 56). Sin embargo, para muchos, lo específico del texto reside en dos características fundamentales: la cohesión (Halliday y Hasan 1976, Brown y Yule (1983 [1993]: 236-246) y la coherencia (Lyons 1977 [1980]: 30, 561), pues son las que conforman la textualidad 64 de los textos. De Beaugrande y Dressler (1972 [1997]: 35) son muy precisos en su definición. Para ellos, «un TEXTO es un ACON - TECIMIENTO COMUNICATIVO que cumple siete normas de TEXTUALIDAD », que son cohesión, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad, informatividad, situacionalidad e intertextualidad. Para Coseriu (1980 [2007]: 140- 141), en fin, el texto está en la base de una técnica específica del hablar que representa un saber expresivo, es decir, el textual es un nivel que se sitúa en 61 Esta última precisión es importante, pues generalmente tiende a asimilarse el medio oral al concepto de ‘discurso’ y el escrito al de ‘texto’. Ya se ha visto cómo el término enunciado, cuyo campo designativo pertenece al ámbito discursivo, se asocia a verbalizaciones efectivas. Por el contrario, autores como Verschueren (1999 [2002]) u Oesterreicher (2001: 200-201) restringen el concepto de ‘texto’ a «tipos de discurso escritos» (Verschueren 1999 [2002]: 102). 62 Para Brown y Yule (1983 [1993]: 24) un texto es el «registro verbal de un acto comunicativo». Cuenca (2010: 10) también presenta un punto de vista enormemente abierto para texto: «al hablar de texto generalmente nos referimos tanto al conjunto de enunciados como a los aspectos extralingüísticos necesarios para producir e interpretar dichos enunciados como conjunto significativo en función de una intención comunicativa y una interacción social». 63 Parece ser que, en la lingüística española actual, el término discurso está ganando terreno a texto. López Serena (2006: 50, n. 1) sospecha que «el triunfo de ‘discurso’ sobre ‘texto’ en la lingüística española se debe, en parte, a la fuerza del significado de los usos no específicos de ambos términos, además de a la adhesión mayoritaria de nuestros analistas del discurso a las corrientes anglosajonas o francesas que privilegian el empleo de ‘discurso’ en detrimento de ‘texto’». 64 «[L]a textualidad es como una moneda: la cohesión representa la cara formal, mientras que la cara interpretativa corresponde, según el caso, a la adecuación o a la coherencia» (Cuenca 2010: 94). <?page no="47"?> 47 una escala de abstracción inferior al histórico (saber idiomático) y general (saber elocucional) 65 . En esta disertación seré partidario de un concepto amplio de ‘discurso’, entendiendo por tal toda producción lingüística, oral o escrita, que suponga un acontecimiento comunicativo, tal como lo describen Calsamiglia y Tusón (1999: 15, cf. supra). También considero que puede emplearse el término discurso, como es ya tradición en numerosos estudios de la lingüística contemporánea, como equivalente a tipo de discurso, tipo o género textual 66 . En esta acepción, discurso se refiere al conjunto de características lingüísticas compartidas por una serie de textos (sincrónica o diacrónicamente considerados) que tienen en común determinados rasgos de estructuración formal (externa e interna) y de contenido. Coincido también con Calsamiglia y Tusón (1999) en la definición de enunciado («producto concreto y tangible de un proceso de enunciación realizado por un Enunciador y destinado a un Enunciatario» ibid., p. 17). Enunciación es el proceso comunicativo que pone en relación alocutiva a enunciador (o locutor) y enunciatario (o alocutario) en el marco de un contexto lingüístico y extralingüístico concreto. El enunciado puede tener o no la forma de una oración. Oración es una unidad sintáctica fundamental cuyo núcleo lo constituye un verbo en forma personal. Asimismo, me parece oportuna la noción de texto que exponen Calsamiglia y Tusón (ibid.): «[l]os enunciados se combinan entre sí para formar textos, orales o escritos. El texto, así, está constituido por elementos verbales combinados, que forman una unidad comunicativa, intencional y completa». Se utilizarán aquí, pues, los términos de enunciado, discurso y texto como susceptibles de ser empleados en referencia al medio escrito, el natural del corpus que se maneja en el bloque II. Igualmente, por motivos de variación estilística, se usarán con frecuencia los adjetivos discursivo/ a y textual como sinónimos en el análisis de los Coloquios, aun cuando se han dado diferentes definiciones a discurso y texto, de las cuales se puede deducir que, si bien todo lo textual es discursivo, no todo lo discursivo es textual. 1.1.2. Géneros, tipos y clases textuales, tradiciones discursivas Las modernas disciplinas de análisis lingüístico trabajan constantemente con conceptos como ‘clases de textos’, ‘tipos de textos’, ‘géneros’ y ‘tradiciones discursivas’, sin que, en ocasiones, se proponga una delimitación 65 La tradición teórica coseriana parece recogerla Bernárdez (1982: 34) en este punto cuando dice que le interesa «la consideración del «texto» como producto del «hablar», es decir, como producto de la actividad lingüística (concreta) de los hablantes». 66 Para estos conceptos, cf. § I, 1.1.2.1. <?page no="48"?> 48 específica para cada uno de ellos. No se pretende aquí, no obstante, llegar a una conclusión definitiva de este problema que ha generado una cantidad de estudios casi desorbitada y ha sido tratado en la mayoría de los manuales sobre lingüística textual. Puesto que este trabajo versa sobre un conjunto muy específico de textos pertenecientes a una misma tradición discursiva (en adelante, TD), se hace necesario en este punto abordar la cuestión de las tipologías textuales. Como se comprobará, por motivos de afinidad teórico-metodológica, se dedicará especial atención a la consideración del paradigma de las TD. 1.1.2.1. El debate terminológico Son muchos los autores 67 que se han referido a la indeterminación conceptual que envuelve a términos frecuentemente usados de forma indiscriminada, como género discursivo, género textual, tradición discursiva, clase textual, tipo textual, tipo discursivo 68 , etc. Sobre la segunda parte de los sintagmas mencionados, el empleo indiferenciado de textual y discursivo/ a debe ponerse en relación con el problema ya comentado de la falta, a su vez, de una distinción clara entre texto y discurso (cf. § I, 1.1.1.3). En cuanto al sustantivo, puede observarse una predilección de los lingüistas formalistas hacia tipo, clase y, en menor medida, género 69 , frente a tradi- 67 Cf., por ejemplo, Bernárdez (1982: 211), Calsamiglia y Tusón (1999: 252), Aschenberg (2003) y Kabatek (2008: 9). Una coherente exposición de la historia de los distintos conceptos se halla en Borreguero (2007: 56-60). 68 También se ha aludido (cf. Kabatek 2005b: 165, Company 2008: 37, n. 11) a la relación que con el concepto de ‘TD’ tiene el de ‘registro’ de Biber (1995). 69 Por supuesto, es género el término que posee mayor tradición desde la antigua retórica, avalado por una secular clasificación de obras elaborada en el campo de los estudios literarios (cf. Bernárdez 1982: 212 y Bajtin 1985 2 : 249). Aunque con frecuencia las designaciones de género y tipo de texto se refieren a un mismo objeto taxonómico (Weinrich 1975 2 : 161), sin embargo, no siempre ocurre así. Mignolo (1987: 20), basándose en la teoría bajtiniana sobre los géneros discursivos, diferencia epistemológicamente los dos nombres e indica que «‘[g]énero discursivo’ es un vocablo de la comprensión hermenéutica y ‘tipo discursivo’ un concepto teórico’». Desde otro punto de vista, en relación con el concepto de ‘TD’, algunos autores, como Kabatek (2005b: 156), han aprovechado también el término género para referirse a formas complejas de expresión que pueden englobar formas más simples. En este sentido, género es hiperónimo de TD, pues «los géneros son tradiciones de hablar, tradiciones discursivas, pero no todas las tradiciones de hablar son géneros» (ibid.). Por su parte, Araceli López Serena considera teóricamente útil una distinción entre géneros y TD, distinción no muchas veces hecha en la lingüística textual y variacional (cf. López Serena 2011b). En su nueva propuesta sobre el nivel histórico del lenguaje, López Serena (ibid.: 86) entiende como géneros «modelos históricos para la construcción de discursos, definidos por el conjunto mínimo de rasgos constantes que sea imprescindible para el reconocimiento del género como tal, subsidiariamente determinado, también de manera histórica, por <?page no="49"?> 49 ción, que, cada vez más, gana adeptos entre los lingüistas que trabajan en el ámbito de la historia de la lengua (cf. López Serena 2007b: 50-51; 2007c: 135, n. 1). A pesar del aparente caos terminológico, numerosos estudiosos, ya desde la antigüedad clásica, han sentido la necesidad de establecer una taxonomía, con diversidad de criterios, en lo referente a los tipos textuales, pues, incluso intuitivamente 70 , los hablantes son capaces de distinguir una carta, por ejemplo, de un discurso político, un chiste o una novela. Efectivamente, la observancia de la relación que se da entre los textos (intertextualidad 71 ) que poseen características (formales, de contenido, de producción) similares permite la mejor descodificación, por parte del oyente/ lector, y, ulteriormente, codificación, por parte del hablante/ escritor, y, en este sentido, una sistematización de esos rasgos comunes puede ser rentable para la descripción y el análisis de las lenguas. Lo útil, en cambio, puede no ser sencillo, y en este caso resulta manifiesto que la heterogeneidad lingüística de los textos dificulta enormemente su clasificación en bloques homogéneos. Pese a ello, como puede deducirse de las ideas precedentes, a la tipología textual se llega a través de la abstracción de elementos compartidos por una serie de textos 72 , de manera que diferentes normas de realización posibles, que llamaremos tradiciones discursivas (de modo análogo a como, en relación con las formas idiomáticas, los sistemas lingüísticos, concebidos como sistemas de posibilidades y distinciones funcionales, se realizan en el habla por medio de normas históricas determinadas)» mientras que las TD son definidas como «variedades históricas de los modelos textuales más generales que constituyen los géneros, y que sirven de cauce expresivo a la realización de estos determinados géneros en el seno de comunidades sociohistóricas particulares». 70 Así lo cree, por ejemplo, Loureda (2003: 39), quien opone esta postura a la de los que opinan que el reconocimiento de los tipos de textos por parte de los hablantes se consigue por deducción a partir de muchos ejemplares de un género determinado. Ya Bajtin (1985 2 : 267) escribía: «[n]os expresamos únicamente mediante determinados géneros discursivos [...]. En la práctica los utilizamos con seguridad y destreza, pero teóricamente podemos no saber nada de su existencia». 71 Cf. Loureda (2003: 33). Aunque sin referirse específicamente a este concepto, Bajtin (1985 2 : 279) explica cómo el proceso intertextual de asimilación del discurso ajeno interviene en la actividad codificadora de los hablantes: «la experiencia discursiva individual de cada persona se forma y se desarrolla en una constante interacción con los enunciados individuales ajenos. Esta experiencia puede ser caracterizada, en cierta medida, como proceso de asimilación (más o menos creativa) de palabras ajenas (y no de palabras de la lengua). Nuestro discurso, o sea, todos nuestros enunciados (incluyendo obras literarias), están llenos de palabras ajenas de diferente grado de “alteridad” o de asimilación, de diferente grado de concientización y de manifestación». 72 Así lo postula Schaeffer (1989: 8) desde el inicio de su obra: «[t]oute classification générique est fondée sur des critères de similitude». La repetición de elementos en los textos y en los procesos de producción de textos genera, claro, similitud entre ellos, y es precisamente el de repetición un rasgo definidor de las TD (cf. Kabatek 2003b: 5). No obstante, hay que tener en cuenta que «no toda repetición de un elemento lingüístico <?page no="50"?> 50 estos puedan ser adscritos, como si de moldes de contextualización se tratara 73 , a la clase cuento, debate, arenga, etc. Entre las preguntas que se hacen los que quieren llegar a una taxonomía concreta de textos está la de qué debe aclarar una tipología, cuestión relacionada con aspectos teóricos importantes al respecto, como el de qué características debe tener una clasificación de tipos de textos. Isenberg (1978) planteó cuatro condiciones fundamentales que debería cubrir cualquier tipología, a saber, homogeneidad, monotipia, falta de ambigüedad y exhaustividad. Se trata de un planteamiento estricto que choca con la realidad heterogénea, integradora y compleja de los textos que conduce, en no pocas ocasiones, a una relativa imprecisión en la afiliación genérica de numerosas producciones lingüísticas. Efectivamente, la postura de Isenberg es extremadamente formalista, lo que impide su aplicación en estudios que consideren la perspectiva enunciativa de los textos en tanto que realidades comunicativas heterogéneas en su composición y finalidad (cf. López Serena 2007c: 136-137). En este sentido, las necesidades de una tipología textual así considerada se enfrentan, asimismo, con los fines que para esta describe Schmidt (1978: 56), para el que es fundamental la situación de producción del texto, las relaciones que se establecen entre hablante y oyente y la intención comunicativa que lleva a un enunciador a elaborar un tipo de texto y no otro. Una de las condiciones postuladas por Isenberg que más rechazo ha provocado es la de monotipia, contra la que reacciona la teoría de las secuencias de Adam (1992 4 ) 74 . El problema de la exhaustividad taxonómica que, como se ha indicado, contiende con el de la naturaleza comunicativa de los textos ha llevado a clasificaciones que tienen en cuenta características verbales (cf., por ejemplo, Weinrich 1975 2 ) y pragmáticas (Sandig 1975 2 , Grosse 1976, Werlich 1975, Adam 1992 4 ). Quizá la que está ganando más adeptos en los últimos tiempos es la propuesta de Adam, quien, partiendo, como se ha dicho, del principio de heterogeneidad textual, define el texto como una estructura compuesta de secuencias 75 . Estas secuencias pueden ser de distinto tipo en un mismo texto y se describen en virtud de prototipos (narrativo, descriptivo, argumentativo, etc.) a partir de los cuales se puede deducir que una forma una TD», aunque sí «la formación de una TD exige la repetición de algo» (Kabatek 2005b: 157-158). 73 Loureda (2003: 32). 74 Cf. Borreguero (2007: 62). 75 Según Isenberg (1978), una tipología textual es monotípica cuando no es posible que haya, en distintos tipos de texto, una clasificación múltiple. Frente a esta concepción, (Adam 1992 4 : 34) sostiene que «[u]n texte est une structure hiérarchique complexe comprenant n séquences -elliptiques ou complètes- de même type ou de types différents». <?page no="51"?> 51 secuencia es más o menos narrativa, descriptiva, argumentativa, etc. (Adam 1992 4 : 30). Por más que sea posible distinguir una serie de secuencias prototípicas, la teoría de Adam no termina con el problema de cuántos tipos de texto 76 pueden componer una tipología coherente -por lo demás, tampoco lo pretende-. Hay que tener en cuenta que, además, descriptivamente, es rentable hablar de clases y subclases de textos, algo que ya demostró la teoría literaria al distinguir, por ejemplo, dentro de la novela, las novelas de caballería, sentimentales, policíacas, etc. Estas subclasificaciones se basan en aspectos de contenido, pero también otros criterios formales y de índole pragmática pueden ser tomados en consideración para una tipología textual 77 . Si, efectivamente, como cree Loureda (2003: 69), lo importante de una clasificación es responder a las preguntas ¿qué es un tipo de texto? y ¿cómo es un tipo de texto? , también es cierto que toda taxonomía tiene el peligro de llevar a la simplificación y reducción de la multiplicidad de fenómenos comunicativos que convergen en los textos 78 . Tampoco en relación a los textos del pasado, sobre todo de la época medieval, se ha logrado un consenso definitivo, aunque se han elaborado algunas propuestas encomiables 79 . Con todo, el esfuerzo por delimitar los textos en diferentes tipos es una actividad que, como se apuntó al principio de este apartado, se remonta a la Grecia clásica. Aristóteles distinguió tres géneros retóricos, el deliberativo, el judicial y el demostrativo 80 . A partir de aquí, las clasificaciones genéricas que intentan establecer rasgos comunes entre las producciones de carácter estético se suceden, desde la tripartición también clásica de lírica, épica y dramática hasta las más modernas tipologías que ya en el siglo XIX -con el auge de los estudios folkloristas- incluyen géneros donde el aspecto oral de la transmisión es constitutivo (por ejemplo, el cuento) y las 76 Según Loureda (2003: 41), puede ser que, según los presupuestos de que se parta, no haya límite al respecto. 77 A la composicionalidad paradigmática de las TD, que se refiere a la posibilidad de que determinadas tradiciones de textos contengan otras, se refiere Kabatek (2005b: 161), algo que según Cano Aguilar (2008: 106) hay que tener muy en cuenta en el análisis histórico del discurso. Tal característica de los géneros literarios tiene también relación con el architexto de Genette (cf. Genette 1986: 142-143). 78 Cf. Selig (2001: 235). 79 Cf. Koch (1993). También Selig (2001) ha abordado este problema. Lola Pons Rodríguez (2008c: 198) dice, no obstante, que la aplicación de las modernas tipologías a textos del pasado no habría valido de mucho, pues, de nuevo, sobre todo en lo que respecta a la Edad Media, los textos son, casi por constitución, tipológicamente heterogéneos. 80 «ὥστ᾽ἐξ ἀνάγκης ἂν εἴη τρία γένη τῶν λόγων τῶν ῥητορικῶν, συµβουλευτικόν, δικανικόν, ἐπιδεικτικόν» ‘de manera que por necesidad habría tres especies de discurso retórico, el deliberativo, el judicial y el demostrativo’ (Aristóteles, I, 3.3, apud [PDL]). <?page no="52"?> 52 más recientes clasificaciones de la lingüística textual alemana o el análisis del discurso 81 . Las tipologías textuales, a pesar de las dificultades teórico-metodológicas que conlleva su determinación, tienen, al menos, una utilidad que pocos pueden poner en duda: su rentabilidad pedagógica 82 . La heterogeneidad de los textos no impide el conocimiento intuitivo que tenemos de ellos como integrantes de clases generales que sirven de marco para la construcción y la comprensión de los discursos. Claro que, para que una propuesta tipológica con finalidad didáctica no falsee la naturaleza comunicativa de los textos ni la simplifique excesivamente, dicha propuesta «debe ser analizada desde la óptica de los tres componentes semióticos fundamentales: sintáctico, semántico y pragmático» (Vera y Blanco 2003: 814; cf. también Todorov 1978: 50). En este sentido, pretender, ya sea en el ámbito científico como en el pedagógico, una clasificación homogénea, monotípica, no ambigua y exhaustiva al modo de Isenberg «y que, como tal, abarque todos los tipos de géneros posibles es, llana y simplemente, un imposible epistemológico» (López Serena 2011b: 89). Por lo que a este trabajo se refiere, en lo relativo al problema terminológico en que se ven envueltos los nombres género, tipo, clase y tradición, se considera que pueden tomarse como sinónimos en el discurso científico en virtud de la variación estilística que este exige (a pesar que el uso indiscriminado de términos no sea, precisamente, una técnica que podamos calificar de científica), siempre que se hayan mencionado, como se ha hecho aquí, las diversas posturas que existen en torno a su delimitación y su empleo diferenciado o privilegiado, en uno u otro sentido, en determinados autores. En cuanto a la clasificación tipológica, no se pretende asumir ninguna de las propuestas sugeridas más arriba, sino que se considera más rentable y coherente para los propósitos de este libro inscribirlo en el marco teórico y metodológico de las TD, paradigma que incide en el aspecto histórico y variacional de los textos y que, desde esta perspectiva, es decir, la de la historicidad y la variación, aborda el problema de las tipologías textuales. En las siguientes páginas se explicarán las principales ideas vertebradoras de este modelo fundamental para el análisis histórico del discurso. 81 Aunque en parte ya he aludido a algunas de ellas, para una exposición detallada de la historia de las clasificaciones genéricas a lo largo del tiempo y particularmente de su eclosión en el pasado siglo, remito a Bernárdez (1982: 211-230), Calsamiglia y Tusón (1999: 251-267), Bassols y Torrent (2003: 16-26) y Loureda (2003: 55-68). Es importante destacar el peso que la retórica y los estudios literarios han tenido siempre en los problemas de filiación textual (cf. Pons Rodríguez 2007a) y que solo desde el siglo XX se ha insistido en la necesidad de una propuesta tipológica específica para la lingüística (cf. Weinrich 1975 2 : 161). 82 Cf. Bassols y Torrent (2003: 15) y Borreguero (2007: 64). <?page no="53"?> 53 1.1.2.2. Las tradiciones discursivas Actualmente, en el panorama de los trabajos sobre lingüística textual, de raigambre alemana, es inexcusable referirse al modelo científico, también de origen alemán, de las tradiciones discursivas. La idoneidad de este paradigma, sensible a todos los aspectos comunicativos que condicionan y propician la interacción lingüística, se hace patente en su preocupación por factores variacionales e históricos. Debido precisamente a este segundo foco de atención, el modelo de las TD ha creado un caldo de cultivo prometedor en el campo de la lingüística histórica, donde mejor se ha hecho notar su rentabilidad y ha funcionado su valor explicativo 83 . Como los conceptos de ‘género’, ‘tipo’ o ‘clase’ 84 , el de ‘tradición discursiva’ posee un ámbito de referencia amplio, pero el núcleo del sintagma pone de relieve el carácter fundamentalmente histórico de las realidades a las que se refiere 85 . Por supuesto, se trata de un concepto, que aunque de creciente interés y difusión sobre todo entre la romanística europea, no está claramente delimitado 86 . Pese a ello, como indica Narbona (2009: 87), «en lingüística histórica, no disponer en todos los casos de una clara y 83 En referencia a la novedad del concepto, Kabatek (2005b: 174) menciona que «[l]o importante [de él] parece residir sobre todo en el retorno a otros campos de la lingüística, y, en particular, a la lingüística histórica». Más efusivamente, el autor destaca que «el estudio de las TD no sólo es relevante para el estudio histórico de las lenguas sino que incluso puede ser considerado fundamental» (ibid.: 152). 84 Es cierto que, como opina Cano Aguilar (comunicación personal), tipo o clase son términos ateóricos, que pueden servir para muy diversos tipos de clasificaciones en diversas disciplinas. Género, como se ha apuntado más arriba, tiene detrás de sí toda una tradición retórica-literaria. Por otro lado, TD se refiere no tanto a textos como productos elaborados y totales cuanto a actuaciones discursivas, enunciativas. En un género textual (por ejemplo, la novela) caben diversas tradiciones discursivas, que a su vez atraviesan diferentes tipos de textos. Aparte de esto, habría que considerar las diferentes actuaciones enunciativas: narrar, comentar, etc. En el fondo de este debate terminológico gravita igualmente el que se refiere a texto y discurso. 85 Cf. Oesterreicher (2007: 112). Sobre las diferentes dimensiones a que se aplica el concepto y su paralelo o divergente empleo en la bibliografía puede consultarse Sáez (2007b: 89-92). La bibliografía en alemán es, obviamente, abundante. Cabe destacar entre ella los artículos de Wilhelm (2001) y Aschenberg (2003), el volumen colectivo editado por estos dos autores (Aschenberg y Wilhelm 2003) y las más extensas monografías de Eva Stoll (1997) y Johannnes Kabatek (2005a). 86 También aquí se puede hablar de una heterogeneidad en lo referente a los tipos de textos que ejemplifican el concepto de ‘TD’, como los que propone Peter Koch (2008: 54): «editorial, novela, small talk, chiste; estilo llano, manierismo; diferentes tipos de actos lingüísticos como BAUTIZAR , PROMETER , etc.». A propósito de ello, López Serena (2011b: 72) argumenta: «los ejemplos de tradiciones discursivas a los que a veces se alude no parecen constituir en todos los casos moldes discursivos de un grado de abstracción equivalente, ni parecen, tampoco, ser fruto de procesos de conformación y subdeterminación histórica semejantes». <?page no="54"?> 54 convincente definición de un concepto no impide que resulte explicativamente fecundo». Fue Schlieben-Lange (1983) quien destacó la importancia de la tradicionalidad de los textos, su dimensión histórica y su relación con la variación oral/ escrito (cf. Kabatek 2005b: 154). Años después, Peter Koch (1997) y Wulf Oesterreicher (1997) modificaron el esquema básico de Coseriu (1981: 272) y definieron las TD como uno de los dos dominios integrantes del nivel histórico del lenguaje, con reglas discursivas diferenciadas, en ese mismo nivel, de las idiomáticas, de acuerdo con el siguiente esquema: NIVEL DOMINIO TIPO DE REGLAS universal actividad del hablar reglas elocucionales histórico lengua histórica particular reglas idiomáticas tradición discursiva reglas discursivas actual/ individual discurso Esquema 1. Niveles del lenguaje, dominios de alcance lingüístico y tipos de reglas (Koch 2008: 54, basado en Koch 1997: 45). En el nivel histórico 87 del lenguaje existen, pues, dos dominios: el de la lengua histórica particular (francés, inglés, español) y el de las TD (cf. los ejemplos de Koch 2008: 54, n. 120). Con la primera se relacionan las reglas idiomáticas que permiten la construcción de los textos de acuerdo con las estructuras lingüísticas de una lengua concreta, mientras que las TD suponen moldes de producción y recepción de los textos que proporcionan a los hablantes/ oyentes un conjunto de reglas discursivas. Aunque componentes de un mismo nivel del lenguaje, la de lengua histórica particular y la de TD no son “historicidades” equiparables, pues la primera la constituyen comunidades lingüísticas y, la segunda, «grupos profesionales o religiosos, corrientes literarias, movimientos políticos, etc.» (Koch 2008: 55) 88 . 87 A propósito de la división entre los niveles histórico y universal del lenguaje, cf. las oportunas observaciones de Araceli López Serena (2012). 88 De esta forma describe Kabatek (2001: 99) la diferente historicidad de la lengua histórica particular y la TD: «la historicidad de la lengua [es] la del propio individuo como sujeto, como miembro de una comunidad histórica de la que forma parte a través de su lengua materna y con la que está inseparablemente unido (es aquí donde el sujeto se funde con el objeto “lengua”). Lo “histórico” de la lengua es, de algún modo, su carácter “ahistórico”: la lengua no tiene fecha, se crea y recrea en una sucesión interminable de actos que no tienen un principio delimitable. Las tradiciones discursivas, en cambio, sí tienen carácter “histórico” [omito nota], es decir que son delimitables en el eje temporal. Son tradiciones culturales comparables con otras (como las tradiciones de la moda, de la música, de la arquitectura, etc.). La historicidad de las tradiciones discursivas es, pues, una historicidad referida a ejemplares individuales (textos), mientras que la <?page no="55"?> 55 El de historicidad es, efectivamente, uno de los rasgos definidores, como se indicó más arriba, de las TD. Una serie de elementos comunes en los textos a lo largo del tiempo puede dar origen a una TD. Para ello es necesario que se consiga un proceso de habitualización en una determinada comunidad o subcomunidad lingüística 89 . Las TD, por lo demás, no son entidades inmutables, sino que evolucionan, se transforman e incluso pueden desaparecer 90 . Efectivamente, puesto que lo regular de las lenguas es el cambio, y el cambio es consustancial a la historicidad, es fácilmente comprensible que lo que pertenece al nivel histórico del lenguaje sea susceptible de mudanza. El otro aspecto interesante y fundamental dentro del paradigma histórico-explicativo que proporcionan las TD es el de la variación lingüística. Algunos autores, y muy particularmente Wulf Oesterreicher, se han quejado de la escasa atención que en los estudios históricos se ha prestado a la descripción diacrónica del espacio variacional de las lenguas, las lenguas funcionales y el continuum entre inmediatez y distancia comunicativas 91 . de la lengua se da en otro nivel, abstracto con respecto a los textos, pero concreto y esencial con respecto al ser del hombre». 89 «Der Erwerb diskurstraditionellen Wissens zeigt, daß es sich bei Diskurstraditionen um Abstraktionen handelt, die aus ganz bestimmten kommunikativ fundierten Identifizierungs-, Konstantisierungs-, Habitualisierungs- und Legitimisierungsprozessen resultieren» (Oesterreicher 1997: 24). 90 Así lo escribe Oesterreicher (2007: 114): «las tradiciones discursivas pueden variar no sólo su forma, el contenido y su relevancia social, sino que también pueden expandirse, fusionarse o dividirse. Para acentuar esta historicidad designamos los modelos discursivos o textuales como tradiciones». Y más adelante: «las tradiciones discursivas en tanto que formas históricas, están sometidas al cambio y pueden, en el transcurso de la historia, surgir y desaparecer» (ibid.: 115). Cf. también Kabatek (2005b: 161) y Guzmán Riverón (2007: 81). Por lo demás, ya Bajtin (1985 2 : 253) aludía al cambio como característica constitutiva de los géneros discursivos motivados por los «cambios históricos de los estilos de lengua». 91 También Biber y Finegan (1992: 688) advierten que «[f]ew studies have taken a diachronic approach to the analysis of register variation (i. e. a comparative analysis of the linguistic development of functionally different register)s». En muchos casos, la desatención de aspectos variacionales se debe a la metodología empleada en los trabajos y, concretamente, al uso de corpus (Oesterreicher 2007: 116), la selección de únicamente textos literarios para el estudio lingüístico (ibid.: 115) o, en general, el bloqueo epistémico resultado del miedo al estudio de la variación (Oesterreicher 1998: passim). La estandarización de una lengua no implica la homogeneidad de sus empleos en todas las situaciones comunicativas, de manera que «una historia que sólo ‘narre el paso de la multiplicidad a la unidad (o [sic] homegeneidad)’ pierde su verdadero fundamento histórico, si, en las diferentes etapas evolutivas, no toma en consideración la dinámica de su respectivo espacio variacional» (Oesterreicher 2007: 120). En su afán de análisis de la variación lingüística en épocas pasadas, la lingüística histórica debe abrirse cuantitativa y cualitativamente hacia otro tipo de textos (por ejemplo, cartas privadas, documentos administrativos locales, tratados técnico-prácticos, etc.), que por su escasa aten- <?page no="56"?> 56 Sin embargo, las tradiciones discursivas funcionan siempre dentro de sociedades en un marco de condicionamientos extralingüísticos constituido, por un lado, por condiciones comunicativas de carácter universal y, por otro lado, por fines de la comunicación históricamente variables. Estas tradiciones discursivas abarcan el continuo concepcional que va desde la inmediatez hasta la distancia comunicativas [omito nota] y que tiene, en último término, un fundamento antropológico. [...] [L]as tradiciones discursivas pueden ser definidas como cristalización histórica de finalidades semántico-pragmáticas, de las condiciones comunicativas y estrategias de verbalización. Las tradiciones discursivas rigen, por lo tanto, acciones y tipos de comunicación verbal, y, además, permiten a los hablantes estructurar y organizar sus propios saberes y los conocimientos. Ello aclara por qué, a pesar de las variaciones internas o individuales, poseen un perfil inconfundible dentro del continuo concepcional entre inmediatez y distancia comunicativas [omito nota]. Este perfil está determinado por los grados de elaboración lingüística que exigen las diferentes tradiciones discursivas (Oesterreicher 2007: 114). En el estudio de las TD es primordial, pues, tener en cuenta que estas se sitúan siempre en algún lugar del continuum concepcional entre la oralidad y la escrituralidad comunicativas (Oesterreicher 2010: 310). Variedad lingüística y TD, sin embargo, no se equiparan, aunque su relación es obvia, pues todo acto comunicativo se rige por unas pautas que seleccionan los elementos gramaticales, variacionales y las TD que son adecuados en una determinada situación. Según Kabatek (2005b: 160), el saber que determina esas pautas de selección constituye la competencia comunicativa de los hablantes. La consideración de la variación lingüística, tanto en estudios sincrónicos -que tomen por objeto de estudio ya textos recientes ya de épocas pasadas- como diacrónicos, es imprescindible para reconocer determinados hechos de lengua marcados diasistemáticamente y situar estos a lo largo del continuum concepcional 92 . También la variación es un elemento nuclear del cambio lingüístico, pues las innovaciones en el discurso en un momento dado de la historia se habitualizan en las comunidades lingüísticas formando, precisamente, TD y, de forma paralela, se adoptan en determinadas variedades lingüísticas, creando, si se dan las condiciones de aceptación y extensión oportunas, nuevas reglas discursivas e idiomáticas, respectivamente (cf. Koch 2008: 57). ción, en virtud del carácter semiculto de los redactores o su bajo interés de contenido, pueden considerarse marginales (cf. Oesterreicher 2010: 308-311). 92 De nuevo es Oesterreicher (2007: 121) quien literalmente exige «que el campo de la gramática histórica esté abierto hacia el espacio variacional y hacia las tradiciones discursivas, lo que podría afirmar y fortalecer el contacto con la historia de la lengua. Así se superaría, además, la nociva oposición entre lingüística diacrónica interna y externa». <?page no="57"?> 57 A propósito del cambio lingüístico, la consideración de aspectos variacionales basados en el continuum concepcional en colaboración con el modelo de las TD ha servido para explicar de una manera más realista el funcionamiento diacrónico de las lenguas, que no solo evolucionan por creación expresiva de los hablantes independientemente de las variedades escritas de un idioma. A este respecto es fundamental el concepto de ‘elaboración’ (Sprachausbau), que explica cómo una lengua no sometida aún al proceso de escrituralización se apropia de todo el ámbito de la distancia comunicativa 93 . Existen, pues, innovaciones que desde las TD propias de la distancia comunicativa propician cambios lingüísticos que del lenguaje escrito pueden llegar a alcanzar dominios de la inmediatez comunicativa y, al contrario, en las tradiciones propias de la inmediatez se producen también innovaciones 94 que se documentan, tal vez, en el lenguaje escrito. Desde este punto de vista, se considera imprescindible abandonar la visión tradicional según la cual, en el proceso de cambio lingüístico, solo intervienen factores de expresividad de los hablantes, pues tal planteamiento ignora los efectos de cambio que en las diferentes lenguas de cultura son producto de la elaboración 95 (cf. Jacob y Kabatek 2001: IX). Como puede comprobarse y se apuntó antes, el paradigma de las TD supone un marco abarcador en el que tienen cabida explicaciones de índole diacrónica relativas al cambio y a la variación lingüísticos, la tipología textual y otras cuestiones fundamentales de la lingüística actual. Además, desde una perspectiva sincrónica, también es rentable el estudio de diferentes textos pertenecientes a una misma tradición discursiva entendida como un “horizonte de expectativas” en la que se enmarcan los diferentes fenómenos que conforman la textualidad de los discursos, como se intenta demostrar en el presente trabajo y ya otros muchos autores han tenido ocasión de poner en práctica en trabajos precedentes 96 . 93 El concepto de ‘elaboración’ parte de Kloss (1978 2 ). Se distinguen dos tipos de elaboración, una de naturaleza externa, llamada extensiva, en virtud de la cual una lengua cobra la posibilidad de emplearse en todas las TD de la distancia vigentes en una determinada cultura, y otra, la elaboración intensiva, complementaria de la anterior, por la cual una lengua consigue desarrollar «estructuras lingüísticas que satisfagan completamente los requisitos universales de la distancia comunicativa» (Koch y Oesterreicher 1990 [2007]: 187). 94 «[N]o es que [las innovaciones del lenguaje escrito y “de distancia”] o [las innovaciones del lenguaje hablado y de “proximidad”] sean más o menos auténticas, sino que simplemente son diferentes, pues se deben éstas a situaciones comunicativas distintas» (Jacob y Kabatek 2001: X). 95 Se entenderá, en fin, que las traducciones en las diferentes épocas de la historia sean un elemento nuclear de la teoría de la elaboración lingüística y favorezcan la aparición y/ o revitalización de determinadas TD (cf. § I, 3.1.2). 96 Pueden leerse, por ejemplo, los trabajos de Company, Koch, Cano Aguilar, Barra, Eberenz, Girón, Pons Rodríguez, Oesterreicher y Pons Bordería, todos ellos en el volu- <?page no="58"?> 58 A pesar de que, como ha quedado dicho, el concepto de ‘TD’ no está exento de interferencias con otros corrientemente empleados en el ámbito de la tipología textual, en este libro tiene una importancia medular, pues bajo su prisma se estudiarán hechos variacionales que solo encuentran explicación dadas las características de la tradición textual en que los discursos que son aquí analizados se inscriben. Se entiende, pues, en este trabajo por TD, en sentido amplio, «moldes histórico-normativos, socialmente establecidos que se respetan en la producción del discurso» (Jacob y Kabatek 2001: VIII). Como en cualquiera de las definiciones de género, clase o tipo textual/ discursivo, también la idea de repetición es definitoria del concepto de ‘TD’, y en este sentido se remite a la explicación de Kabatek como punto de partida para construir una imagen más o menos nítida de lo que es una TD: Entendemos por Tradición discursiva (TD) la repetición de un texto o de una forma textual o de una manera particular de escribir o de hablar que adquiere valor de signo propio (por lo tanto es significable). Se puede formar en relación con cualquier finalidad de expresión o con cualquier elemento de contenido cuya repetición establece un lazo entre actualización y tradición, es decir, cualquier relación que se puede establecer semióticamente entre dos elementos de tradición (actos de enunciación o elementos referenciales) que evocan una determinada forma textual o determinados elementos lingüísticos empleados (Kabatek 2005b: 159). De acuñación relativamente reciente, el éxito del concepto de ‘TD’ no significa que no nos encontremos aún en una fase esporádica de su aplicación (Kabatek 2008: 10). Con todo, quiero insistir, antes de concluir este capítulo, en la rentabilidad que el paradigma puede tener para la investigación lingüística, ya sea esta abordada desde una perspectiva diacrónica o sincrónica. Como reiteradamente ha insistido Wulf Oesterreicher (cf. en especial Oesterreicher 2010: 318-319), cualquier estudio debe contemplar cuestiones relativas a la historicidad y a la variación lingüísticas, pues supone, particularmente para la lingüística diacrónica actual, una «conquista metodológica». De «lingüística histórica adecuada» tildan Jacob y Kabatek (2001: XI) la que asume el problema del cambio lingüístico considerando no solo las innovaciones que se producen “de abajo arriba” (por ejemplo, por expresividad), sino también “de arriba abajo” (por elaboración), marco men colectivo editado por Kabatek (ed.) (2008). Uno de los grandes “enemigos” de la investigación variacional y de la historicidad lingüística es el uso de corpus (cf. Del Rey en prensa b) que, mal utilizados, pueden redundar en la falta de atención a «los “filtros” no solo de las variedades lingüísticas, sino también de las tradiciones discursivas que intervienen en cada discurso individual» (Koch 2008: 80). Por supuesto, el estudio de la variación y la historicidad de las lenguas no debe limitarse a la investigación histórica, sino que ambos parámetros deben ser tenidos en cuenta al analizar cualquier etapa lingüística en sincronía, si no se quiere ser víctima de lo que Oesterreicher (2007, 2010) denomina una teleología invertida. <?page no="59"?> 59 teórico-metodológico en el que las TD tienen un papel preponderante 97 . En parte, el modelo de las TD ofrece una solución aceptable al problema de los corpus (cf. Del Rey en prensa b), ya que es posible establecer un conjunto de rasgos obtenidos de los corpus y organizar estos en TD diferenciadas, de manera que pueda extraerse información concluyente y determinar cuáles de esos rasgos 98 son sintomáticos de TD concretas (cf. Kabatek 2005b: 173). Al fin y al cabo, como cree Kabatek (ibid.: 163), la historia de una lengua puede contemplarse como la historia de las tradiciones discursivas en que se constituyen los textos de distintas épocas, textos representativos de los respectivos estadios de una lengua, de acuerdo con el esquema siguiente: Esquema 2. Relación de textos e historia de la lengua (apud Kabatek 2003b: 15). La utilidad y funcionalidad de la noción de TD, como objeto imprescindible del estudio histórico, es incuestionable 99 . Por ello, en este trabajo se adoptará también, por las posibilidades que el estudio de la variación ofrece el corpus aquí presentado 100 (cf. bloque II) y en la convicción de que «la historia de una lengua no presenta solo variación a nivel de dialectos, sociolectos o estilos sino que la lengua varía también de acuerdo con las tradiciones de los textos 101 » (Kabatek 2008: 8). Se hace necesario comprender 97 Para ejemplos concretos de estos cambios “de arriba abajo”, cf. Barra (2008, 2010). 98 Por ejemplo, configuración discursiva del texto en relación al tipo de receptor, marcas deícticas específicas, esquemas de junción (cf. Raible 1992, y su aplicación en Kabatek 2005a), etc. 99 «La noción de tradición discursiva [...] ha mostrado ser muy fructífera para describir dicho carácter de los géneros textuales a medio camino entre la funcionalidad pragmática directa (es decir, dependiente de parámetros universales de orden pragmático-semiótico) y un cierto grado de normatividad o ritualización histórica de esa funcionalidad» (Jacob 2001: 158). 100 En este sentido, pretendo, a ser posible, dar la razón a Oesterreicher (1998: 69) cuando dice que «la hispanística está predestinada a dar un aporte esencial al desarrollo de una verdadera lingüística diacrónica variacional». 101 «[E]s decir, que estos no sólo añaden sus elementos formales, sus características de género o las marcas de un tipo determinado de estructuración a los productos de sistemas ya dados sino que condicionan o pueden condicionar, a su vez, la selección de <?page no="60"?> 60 qué factores determinan la elección de ciertas formas lingüísticas, teniendo en cuenta siempre que las variantes de estilo están en todo momento condicionadas por la tradición discursiva en que se inserta la producción textual en cuestión, además de por los preceptos retóricos vigentes 102 en una determinada época. Se intentará en el análisis del corpus satisfacer tales necesidades científicas. elementos procedentes de diferentes sistemas (o de un sistema de sistemas)» (Kabatek 2008: 8-9). 102 Cf. Cano (2007b, 2008) y Pons Rodríguez (2007a, 2008c) <?page no="61"?> 61 CAPÍTULO 2 EL CONCEPTO DE ‘DIÁLOGO’ 2.1. Polisemia del término, pluralidad de términos El de ‘diálogo’ es un concepto 103 que remite a diferentes significados en virtud de las diferentes disciplinas que han asumido su estudio (filosofía, sociología, teoría literaria, lingüística, etc.). En la diversidad de perspectivas reside la complejidad que encierra dicho concepto. Según Bobes (1992: 7-8), el diálogo puede analizarse, fundamentalmente, desde tres enfoques distintos, aunque compatibles: el pragmático, el lingüístico y el teórico o semiológico-literario. Aunque, por supuesto, en este libro interesarán estas tres perspectivas, se concederá mayor atención a las dos primeras, que un análisis lingüístico-discursivo completo debe forzosamente integrar. La actual lingüística de la enunciación, con su enfoque pragmático-discursivo, ha visto desarrollarse un creciente interés por el estudio del diálogo. La lengua en interacción se convierte en un tema de estudio privilegiado 104 . Quizá el tema estrella en este ámbito, al menos en los últimos años, ha sido el del estudio de los llamados marcadores y operadores discursivos (cf. Briz 2007: 33). También el diálogo está empezando a ser foco de interés en el análisis histórico del discurso (cf. Fritz 1995; Jucker, Fritz y Lebsanft 1999). Definir el término diálogo no representa, sin duda, una idea sencilla. Aparte de sus características propiamente lingüísticas, hay que tener en cuenta un importante número de aspectos extralingüísticos que influyen y colaboran con la naturaleza verbal del discurso dialógico. La situación interactiva más prototípica, la conversación, exige la presencia simultánea de, al menos, dos interlocutores cara a cara 105 . En esta situación, los gestos, la expresión de la cara, los silencios, la posición respecto del otro interlocutor y, en general, todo lo que se engloba dentro de la denominación de lenguaje 103 Desarrollo más por extenso este problema conceptual y la relación de diálogo con otros términos en mi artículo Del Rey (2013g). 104 A este respecto es fundamental la obra de Kerbrat-Orecchioni (1990). 105 No sería así, por ejemplo, en ciertos tipos de conversación menos prototípicas, como la conversación telefónica. Sobre esta situación física concreta, de la que se derivan consecuencias comunicativas específicas, cf. van Dijk (1978 [1983]: 239) y Bobes (1992: 35-36). <?page no="62"?> 62 kinésico tienen una especial relevancia en lo que se refiere a los procesos dialógicos 106 . Las definiciones del concepto de ‘diálogo’ ponen énfasis en que se trata de un proceso interactivo 107 . Según Bobes, como la comunicación, la interacción presupone dos sujetos, pero entre estos debe haber simetría de roles y es fundamental la situación cara a cara (Bobes 1992: 66, cf. también Bobes 1996: 5). A pesar de que la interacción es requisito indispensable para que exista el diálogo, no es, sin embargo, suficiente con esto. Bobes (1992: 41) indica otros dos rasgos esenciales: la alternancia de turnos y la progresión semántica. Efectivamente, la alternancia de turnos implica que no podamos considerar diálogo la actividad comunicativa que se desarrolla en copresencia de dos sujetos de los cuales uno no interviene en el discurso del otro. La progresión semántica, por su parte, conduce a la unidad de sentido que deben tener las intervenciones, característica que diferencia al diálogo de la conversación. A partir de estas características fundamentales, Bobes Naves elabora una definición de diálogo en los siguientes términos: El diálogo es un uso específico del lenguaje que se caracteriza [...] por unos rasgos fundamentales: la concurrencia de varios sujetos, la alternancia en igualdad para los turnos de intervención y la progresión en unidad para la creación de sentido. De estos caracteres derivan otros que tienen relación con el valor social del diálogo y a la vez con su naturaleza de discurso lingüístico (normas pragmáticas y semánticas) que alterna, por ser lenguaje en situación, con signos de otros sistemas sémicos, mímicos, kinésicos, proxémicos, objetuales, etc.» (Bobes 1992: 62). Esta definición de diálogo, que alude al discurso interactivo y prototípicamente cara a cara, no se aplica al de la dialogicidad intrínseca a cualquier tipo de discurso, fenómeno que se conoce como dialogismo. El dialogismo (concepto de raíz bajtiniana) está relacionado con la intertextualidad, concebida como un diálogo entre los textos y dentro de los textos, que no afecta solo al monólogo en distintos tipos de discurso, sino que también puede encontrarse dentro del diálogo mismo en virtud de su carácter secuencial. La polifonía textual, también relacionada con el dialogismo, afecta, por lo demás, a cualquier tipo de texto, monológico o dialógico 108 . 106 Cf. Bobes (1992: 36). También Calsamiglia y Tusón (1999: 48-56) y Portolés (2004: 70-73) se refieren a los elementos no verbales y paraverbales que condicionan el diálogo. 107 Cf., entre otros, van Dijk (1978 [1983]: 255), Adam (1992 4 : 147), Kerbrat-Orecchioni (1980, 1990), Bobes (1992: 38) y Portolés (2004: 67). 108 Sobre dialogismo, intertextualidad y polifonía, pueden consultarse Adam (1992 4 : 145, 147), Calsamiglia y Tusón (1999: 318) y Otaola (2006: 207-227). Albaladejo (1982: 122) opone diálogo y dialogismo en virtud de lo que él llama «textos explícitamente dialógicos» y «textos implícitamente dialógicos». Concretamente sobre la teoría lingüística de la polifonía, cf. Fuentes y Alcaide (2002: 114-135) y, por supuesto, Ducrot (1984: § VIII). <?page no="63"?> 63 Delimitar el concepto de ‘diálogo’ exige, por lo demás, ponerlo en relación con otros términos que designan similares actividades interactivas. Muchas veces, esas voces se emplean como sinónimas, aunque la vocación científica de la lingüística ha propiciado la diferenciación, fundamentalmente, de dos términos: diálogo y conversación. Las actuales tendencias de investigación lingüística, que conceden un papel protagonista al estudio de la conversación, han ido proponiendo definiciones basadas en cuestiones puramente lingüísticas y/ o comunicativas, una postura que intenta desvincular la ascendencia literaria del concepto de ‘diálogo’ (cf. Hirzel 1895 y González Iglesias 1995). En este sentido, Mignolo (1987: 10) observa que la reflexión sobre el diálogo es una actividad intelectual milenaria, mientras que el estudio de la conversación, cuya disciplina tiene nombre propio desde hace pocas décadas, se encuentra en un estado inicial. Aunque, efectivamente, resulte difícil obviar toda una tradición teórica secular en torno al concepto de ‘diálogo’, Bobes (1992: 106) reivindica que diálogo y conversación no se opongan en virtud de la dicotomía ‘literario’/ ‘no literario’. Debe haber otros parámetros que ayuden a establecer los criterios de distinción entre ambas realidades interactivas. Wyss (2006: 13) considera que el diálogo se orienta a conseguir un objetivo determinado, mientras que la conversación opera por asociación de ideas. Bustos (2007: 204) también opone diálogo a conversación en términos de mayor y menor grado de coherencia y de cohesión, respectivamente. El diálogo, pues, se ha entendido desde antiguo como la imitación (cf. el concepto de ‘mimesis’ del que hablan todas las retóricas) de una conversación. Tal concepción explica el espacio que se ha reservado al concepto de ‘diálogo’ como producto escrito y al de conversación como potencialidad oral 109 (cf. Mignolo 1987: 15). Por mi parte considero que la oposición medial, exclusivamente considerada, sin tener en cuenta el modelo del continuo concepcional (cf. Koch y Oesterreicher 1990 [2007]), desvirtúa notablemente las posibilidades de explicación científica que ofrecen ambos términos. Efectivamente, un diálogo (escrito) puede estar compuesto por tipos de discurso situados en cualquier punto del continuo concepcional, al igual que cualquier conversación (medio oral) puede desarrollarse tanto en el polo de la inmediatez como en el de la distancia. De tal forma, cuando se habla en esta libro de verosimilitud conversacional (no podría hablarse de verosimilitud dialógica, pues tal verosimilitud se refiere a la ficción que resulta de querer trasladar un tipo de discurso que naturalmente se desarrolla en el medio fónico al medio escrito) no me refiero exclusivamente a los parámetros propios de la inmediatez que se documentan en la escritura, 109 La oralidad, medialmente considerada, junto a otras cuatro características (dialogicidad, inmediatez, dinamicidad y cooperatividad), es constitutiva de la definición de conversación para el grupo Val.Es.Co (cf. Briz 2000: 51). La dialogicidad de un discurso se entiende como sucesión de intervenciones, algo que opone lo dialógico a lo monológico. <?page no="64"?> 64 sino también a los parámetros que, propios de la distancia, pueden darse asimismo en la conversación. El límite entre ambos conceptos, en cualquier caso, es sutil y, por mucho que se tienda a la especialización terminológica, las ambigüedades sinonímicas persistirán. No creo, sin embargo, que esto sea un problema mientras que se especifique bien el ámbito de estudio. Por imperativo científico, me refiero aquí a discurso dialógico por ser el nuestro un corpus escrito, pero, por lo que a su naturaleza lingüística respecta, no se diferencia, a priori, del discurso conversacional, salvo porque, a posteriori, las exigencias estilísticas y tradicionales-discursivas de cualquier época condicionan los procesos de escritura. Sí habría una diferencia sustancial en la naturaleza extralingüística de la conversación frente a la del diálogo, pues en aquella los elementos kinésicos y paralingüísticos de la interacción son determinantes, mientras que en este dichos elementos solo aparecen, si lo hacen, como referencias lingüísticas indirectas que aluden a la situación enunciativa (cf. § II, 1). Es complicado definir diálogo frente a conversación. Opto aquí por una visión abarcadora. Coincido con la mayoría de la bibliografía en que es un concepto tradicionalmente asociado al medio escrito, y de ahí que hable de discurso dialógico para estudiar las características textuales de las traducciones de los Coloquios de Erasmo, pero no creo que en todos los casos el diálogo represente una mayor organización, estructura, unidad de sentido y una menor espontaneidad que la conversación (aunque, sin duda, es lo más frecuente). Contextualizo, pues, la interpretación de estos dos conceptos tomando como base el modelo del continuo concepcional que elaboraron Koch y Oesterreicher (1990 [2007]). Como López Serena (2007a: 129- 130), sí reservo el adjetivo coloquial para referirme a las manifestaciones lingüísticas, orales y escritas, que se inscriben en el polo de la inmediatez comunicativa. Coherentemente con mi propuesta, se comprenderá que no todo lo conversacional es coloquial (aunque, una vez más, esto es poco habitual) y que lo dialógico también puede ser coloquial (aunque, sin duda, se trata de algo sumamente esporádico, al menos en lo que a textos del pasado se refiere) 110 . 110 Como se puntualizó sobre los conceptos de ‘discurso’ y ‘texto’ y pese a que se haya propuesto aquí una distinción de los términos conversación y diálogo en virtud de su naturaleza medialmente (no concepcionalmente) hablada y escrita, respectivamente, no veo contradicción en que, por motivos de variación estilística, a veces se empleen como sinónimos los adjetivos conversacional y dialógico/ a, si bien sí diferenciaré siempre estos dos, incluso usados como sinónimos, del adjetivo coloquial (cf. Del Rey 2013g). <?page no="65"?> 65 2.2. El diálogo literario en relación con el problema de lo oral en lo escrito Ya se ha aludido al peso que la tradición literaria ha ejercido en el concepto de ‘diálogo’ 111 . Actualmente, este diálogo no designa solo al género que se cultivó entre griegos y romanos y también posteriormente con el Renacimiento (cf. § I, 2.3), sino que también se refiere a los «fragmentos» que, en forma de interacción ficcional entre personajes, se insertan en otras clases de composiciones literarias. No me detendré aquí en especificar qué rasgos me parecen oportunos para “diagnosticar” la literariedad de una obra; por el momento, consideraré diálogo literario a todo texto con vocación de crear verosimilitud conversacional 112 . De acuerdo con esta definición, no será diálogo literario la mera transcripción de una conversación, pues en este caso dicha vocación no existe. Vocación, claro, implica determinada actitud por parte del que escribe, una actitud consciente de creación o de recreación. También una obra teatral cumple estos requisitos, pero es cierto que el discurso dialógico del teatro tiene características lo suficientemente distintivas como para considerarlo un tipo “especial” de diálogo literario. Bobes (1992: 249), en efecto, dice que la obra de teatro es un texto «autosuficiente» 113 , a diferencia del diálogo inserto, por ejemplo, en una novela. Un diálogo renacentista, de acuerdo con esta precisión, también sería un texto autosuficiente (si autosuficiente significa la no presencia de un narrador -teniendo en cuenta, por lo demás, que en el diálogo renacentista también puede documentarse la presencia de narradores externos-), pero ya Tasso (apud Lord y Trafton 1982: 20) diferenciaba el género del diálogo de la tragedia y la comedia en virtud de la materia y del objeto de la mimesis, al decir que «i dialoghi sono stati detti tragici e comici per similitudine, perchè le tragedie e le comedie propriamente sono l’imitazioni dell’azione; ma’l dialogo è imitazione di ragionamento, e tanto partecipa del tragico e del comico quanto in lui si scribe dell’azioni». No obstante, tanto al diálogo en cuanto género como al texto dramático afectan los mismos problemas relativos a la creación de un marco conversacional verosímil. Tal cuestión tiene que ver con la no desdeñable problemática de la oralidad en la escritura (cf. Del Rey 2011b: 695-702), en parte relacionada, asimismo, con la primacía de lo oral sobre lo escrito (o viceversa). También se 111 El concepto de diálogo y la evolución histórica del género los trato por extenso en mi artículo (Del Rey 2013g). 112 Así también lo entiendo en Del Rey (2011e). 113 «Podemos decir que la mayor parte de los rasgos que definen al diálogo dramático como Texto Literario tienen su origen en el hecho de que es (debe ser) un texto autosuficiente, al contrario de lo que ocurre con los diálogos incluidos en el discurso narrativo, que pueden ser completados con otro discurso que los explica, los presenta, los amplía, etc., de alguien ajeno al diálogo, el narrador» (Bobes 1992: 249). <?page no="66"?> 66 ha aludido, en un marco más general, a la recuperación del estudio de lo oral en la investigación lingüística actual, que supera la insuficiente reflexión sobre la lengua en el sentido saussuriano, lo que ha venido de la mano de disciplinas como la pragmática y el análisis del discurso. Intentar hallar determinadas características propias de los textos orales en la escritura es una tarea que ha atraído a numerosos lingüistas desde hace años. En lo que respecta específicamente al texto literario -repito, sin querer decidirme por delimitar el concepto de ‘literariedad’-, resulta difícil encontrar esos disiecta membra de la oralidad de los que habla Oesterreicher (1996: 323; 2004: 731), y más aún en textos antiguos. Puede decirse que la «transcripción» (siempre manipulada) de lo oral debe ser entendida como una cuestión de grado, que depende de la época, la tradición discursiva y, sobre todo en la literatura contemporánea, del estilo del autor y de la finalidad estética que busca en su obra. Por supuesto la voluntad (autónoma) de estilo es mucho más patente en los autores que escriben en la posguerra española que en los que viven durante los Siglos de Oro españoles. Es decir, la máxima del “escribo como hablo” que preconiza Juan de Valdés no supone una revolución moderna y absolutamente individual en la forma de escribir, sino que más bien se trata de un «imperativo estilístico» (cf. Oesterreicher 1996: 328 y Bustos 2011). En el siglo XVI, el que interesa más directamente en este libro, este estilo no era más que una convención literaria dada por un género discursivo determinado 114 . Como se recalcará más adelante, en esa nueva corriente de estilo, de plena vigencia en la literatura áurea española, tuvo mucho que influir la lengua del autor de los Colloquia, Erasmo de Rotterdam y, posiblemente, también sus traducciones. La presencia de elementos típicos de la oralidad (en menor medida de la coloquialidad) parece ser evidente en géneros como el del diálogo literario y el teatro. El estudio de las diferentes manifestaciones del diálogo renacentista requiere aún muchas puntadas para conseguir resultados que lo ca- 114 Hans-Martin Gauger (1996: 357) afirma a este respecto que «el precepto ‘escribe como hablas’ es una mera metáfora: lo hablado como modelo -inalcanzable- de lo escrito» y que «lo que se puede hacer, en efecto, es imitar lo hablado -con los instrumentos específicos de la escritura». En 2004, sin embargo, Gauger (2004: 693) se retracta en parte de esta interpretación aduciendo que lo que «parece decir» Valdés es que tanto el escribir como el hablar deben escapar de “la afectación”. Por lo demás, el autor ya advertía (Gauger 1996: 345) que cuando Juan de Valdés defiende que se escriba como se habla «presupone que se debe cultivar anteriormente el hablar mismo». También Bustos (2011: 474), en su interpretación de la cita valdesiana y en la convicción de que oralidad y escrituralidad concepcionales son dos líneas que se influyen mutuamente, dice que «no se pueden contraponer, en dos líneas separadas, oralidad y escritura, sino que es preciso distinguir también la oralidad puesta por escrito y la escritura transmitida oralmente. La máxima de escribo como hablo necesita del correlato hablo como escribo». Cf. al respecto los oportunos comentarios de Rivarola (1998). <?page no="67"?> 67 ractericen lingüísticamente. Se trata de una manifestación literaria que comprende en su misma definición genérica la paradoja de lo hablado escrito: por un lado responde a un evidente deseo de estilo esmerado ligado a «una concepción aristocrática del arte» (Iglesias 1998: 386) y característico de un género discursivo concreto perteneciente a «una tradición literaria culta que no ha sido interrumpida desde la Antigüedad», ya que el autor continúa «amparado en la teoría renacentista de la imitación literaria» (Gómez 1988: 86); por otro, en tanto que diálogo, debe incorporar, aunque sea mínimamente, elementos que permitan al lector situarse en el contexto conversacional que fingidamente propone el texto. Efectivamente, el ámbito de estudio de lo oral en lo escrito en siglos pasados se ha aplicado con frecuencia a los textos dialógicos de la Edad Media (cf. Leal Abad 2008) y del Renacimiento castellanos. Para Bustos (2007: 220-221) se produce un salto cualitativo entre estas dos épocas en cuanto a los resultados de textualización de la oralidad que consiguen los autores. Factores lingüísticos -por ejemplo, el aumento de conectores y operadores discursivos debido a procesos de gramaticalización que venían desarrollándose en época medieval-, discursivos -nuevas formas de organización textual aprendidas de la lectura de los clásicos y diferentes traducciones- e ideológicos -muy particularmente, la influencia de Erasmo y el consiguiente desarrollo de una conciencia individualista reflejada también en la configuración discursiva de los textos mediante la focalización del yo enunciador- son primordiales para entender ese cambio, según el autor (ibid.: 221). Efectivamente, la mimesis conversacional alcanza un considerable nivel de especialización durante el siglo XVI. Tanto es así que, para algunos autores, como Ana Vian (1994 [2006]: 180, n. 26), la ficción conversacional es el principio constitutivo del género dialógico, lo que, según la autora, tienen en común las numerosas obras tradicionalmente denominadas en esta época diálogos o coloquios, frente a la multiplicidad de formas y contenidos que presentan. La mimesis conversacional, que utilizaré como sinónimo de verosimilitud conversacional y ficción conversacional, se refiere al intento o vocación, como quedó dicho más arriba, de recrear literariamente por escrito una conversación. Según Bustos (2007: 213) este fenómeno se corresponde con la «aparición de formas y expresiones lingüísticas que pertenecen a la inmediatez comunicativa». No estoy de acuerdo con que todo intento de mimesis conversacional lleve por objetivo representar el ámbito de la inmediatez comunicativa. De acuerdo con la delimitación terminológica que propuse, tan verosimilitud conversacional me parece la encaminada a recrear una conversación coloquial como una conversación formal. Por supuesto los casos más llamativos son los que se corresponden con el primer <?page no="68"?> 68 intento, pero no siempre es necesario que ocurra así 115 . Una novela que introduzca el diálogo entre un aspirante a un puesto de trabajo y el jefe de la empresa no tiene por qué aspirar a recrear la coloquialidad conversacional. Por tanto, la presencia de rasgos coloquiales en un diálogo no depende solo de la pericia del autor para plasmarlos elaboradamente, sino que también depende de la situación comunicativa que se recree. En el caso de textos antiguos, hay que tener en cuenta también estos factores de “representación variacional”, además, claro, de las constricciones genéricas y retóricas, ya que el que no encontremos rasgos coloquiales en un texto donde aparece un diálogo entre dos amigos, no quiere decir que el autor, por impericia artística, no sea capaz de representarlos, sino que el imperativo estilístico que rige la composición literaria del diálogo (cuando no de la conversación efectiva 116 ) exige ser exiguo en la utilización de algunos de esos rasgos. Sea como fuere, en concreto para el diálogo renacentista, muchos investigadores han destacado la naturalidad lingüística que se refleja en algunas obras 117 . Murillo (1959: 58) se refiere a la familiaridad lingüística que Erasmo transmite a sus seguidores a través de los Colloquia familiaria, naturalidad que corrió pareja a un movimiento generalizado de reivindicación de la lengua vernácula frente al latín. Muchas veces, como indica Ferreras (1985: 995), da la impresión de que algunos diálogos tuvieron en origen una conversación real, y, a no ser que se trate de un ejercicio meramente retórico propio de los prólogos, así parece que sucedía en ocasiones, pues algunos escritores de diálogos, como Francisco López de Villalobos o Pedro de Navarra, presentan su ejercicio literario como trasunto o reminiscencia de los debates y coloquios que se mantenían en las Academias (cf. Ferreras 1990: 452; Vian 2009: 410). La consecución de una ficción dialógica verosímil era precepto ya en la época. Sigonio (apud Vian 2009: 421, n. 81), al caracterizar la lengua de 115 Fenómenos frecuentemente estudiados como prototípicos de la verosimilitud conversacional, por lo demás, como la abundancia de vocativos, elementos deícticos de todo tipo, pausas, etc., si bien es cierto que se prodigan en las situaciones coloquiales, también son constitutivas de las conversaciones formales. 116 Efectivamente, no sabemos cómo difieren los parámetros de la inmediatez y la distancia comunicativa en la conversación a priori coloquial entre dos amigos que, por poner un caso, convivieron en el siglo XVI. Si dichos parámetros han variado tanto en unos pocos siglos, por ejemplo, en la relación que se establece entre padres e hijos, tal vez las conversaciones entre amigos (y dependiendo, claro, de qué tipo de amigos y en qué ámbitos de la vida de cada individuo) también se rigieran por normas pragmáticas distintas a las actuales. En este sentido nada impide pensar que un lector no habituado a la naturalidad estilística literaria de los erasmistas pudiera considerar “demasiado coloquiales”, incluso comparados con las conversaciones que él mantenía de hecho en su día a día, los diálogos que encontraba en ciertas obras literarias. 117 Cf., entre otros, Mignolo (1987: 176), Vian (2009: 419) y Gómez (1988: 22-23). <?page no="69"?> 69 los personajes en los diálogos, aconseja que «orationem eiusdem ita simulemus, ut qui audiunt, non nos loqui putent, sed illum ipsum quem nobis deligimus imitandum» ‘imitemos su discurso de tal manera que los que escuchan no crean que somos nosotros los que hablamos, sino aquel mismo al que decidimos imitar’. Igualmente, Pallavicino en su Tratatto dello stile e del dialogo también da como precepto la naturalidad del lenguaje empleado, aunque sin excesos de realismo (cf. Mulas 1982 [2006]: 97). Ana Vian (1982, 1987, 1988, 1992, 2006, 2009) ha sido una de los investigadores que más interés ha concedido al problema de la mimesis conversacional en el diálogo literario, particularmente en el renacentista. Para la autora, efectivamente, es un gran logro del diálogo renacentista la textualización del discurso conversacional manifestada a través de diferentes fenómenos lingüísticos -deixis, vocativos, estrategias de cortesía verbal, etc. (cf. Vian 1987)- y elementos paratextuales (acotaciones de diverso tipo). Para Ana Vian, el de la mimesis es uno de los cuatro condicionamientos a los que se ve sometida la lengua de los personajes en el diálogo 118 . El concepto de ‘verosimilitud conversacional’, según la autora, está íntimamente relacionado con el de las teorías del estilo vigentes en una determinada época, por eso sus implicaciones lingüísticas, precisamente las que más interesan en el presente trabajo, no deben independizarse de la interpretación de la obra en tanto en cuanto es un producto literario. También Ferreras ha dedicado algún estudio a la reflexión acerca de la ficción conversacional. Según la autora (Ferreras 2001 [2006]), la especialización que en la textualización de lo conversacional consigue el diálogo renacentista tiene que ver con la plasmación en lo escrito de la individualidad humanística, es decir, sería la expresión subjetiva propia del Renacimiento la que crea toda una serie de mecanismos que refuerzan la presencia del yo en el discurso. Las impresiones, en fin, de los autores que han dedicado algunas páginas a describir el problema de la oralidad en lo escrito manifestada en el diálogo renacentista subrayan, en general, la relevancia del género para lo que supone la creación de herramientas discursivas tendentes a la textualización de estrategias conversacionales y la elaboración de unos universos ficcionales de naturalidad lingüística que va a ser una constante de estilo en numerosas obras de los Siglos de Oro. 118 Los otros tres serían a) el tipo de personaje -de hecho, como dice la autora (1982: 278-279), la naturalidad lingüística del diálogo viene muchas veces dada por la relación de familiaridad entre los personajes que se presentan- y el tema elegidos, b) la teoría del estilo vigente en la época y c) los moldes argumentativos y partes del diálogo (Vian 1992: 10; 1994 [2006]: 183-184). <?page no="70"?> 70 2.3. El diálogo como género literario en el Renacimiento El diálogo, como género literario específico, ha recibido atención teórica desde la Antigüedad. Por lo que respecta al diálogo renacentista español, sin embargo, no ha sido hasta hace poco, sobre todo a raíz de la recuperación de ciertas obras y autores que habían caído en el olvido ya por desconocimiento ya como consecuencia de la sombra que proyectaban los grandes cultivadores del género (muy especialmente, los hermanos Valdés), cuando se ha conseguido una panorámica amplia y se ha valorado la trascendencia del diálogo en el ambiente literario del Renacimiento 119 . No obstante, sus características y límites no están, tampoco en esta parcela específica de la cultura humana, plenamente establecidos 120 . Pese a que pocos negarían que el diálogo es un género que ofrece muchos subtipos 121 , la mayoría de los autores se ha referido a su inclasificabilidad 122 debida a su 119 Cf. Ferreras (1992: 14). Para un estado de la cuestión que compendia gran parte de los trabajos sobre el diálogo renacentista español, cf. Schwartz (1992). No pretendo en este libro hacer un estado de la cuestión de la historia literaria del diálogo. Algunos apuntes al respecto se encuentran en mi artículo (Del Rey 2013g) y, por supuesto, en Ana Vian (1982). 120 Ya Aristóteles (Poética, 1447a-b, apud [PDL]) incidió sobre la dificultad de establecer el diálogo como género: «ἡ δὲ [ἐποποιία] µόνον τοῖς λόγοις ψιλοῖς <καὶ> ἡ τοῖς µέτροις καὶ τούτοις εἴτε µιγνῦσα µετ᾽ἀλλήλων εἴθ᾽ἑνί τινι γένει χρωµένητῶν µέτρων ἀνώνυµοι τυγχάνουσι µέχρι τοῦ νῦν: οὐδὲν γὰρ ἂν ἔχοιµεν ὀνοµάσαι κοινὸν τοὺς Σώφρονος καὶ Ξενάρχου µίµους καὶ τοὺς Σωκρατικοὺς λόγους οὐδὲ εἴ τις διὰ τριµέτρων ἢ ἐλεγείων ἢ τῶν ἄλλων τινῶν τῶν τοιούτων ποιοῖτο τὴν µίµησιν» ‘[p]ero el arte que imita sólo con el lenguaje, en prosa o en verso, y, en este caso, con versos diferentes combinados entre sí o con un solo género de ellos, carece de nombre hasta ahora. No podríamos, en efecto, aplicar un término común a los mimos de Sofrón y de Jenarco y a los diálogos socráticos, ni a la imitación que pudiera hacerse en trímetros o en versos elegíacos u otros semejantes’ [Aristóteles: 247]. En relación a la teorización sobre el género específicamente en los siglos XVI y XVII conviene consultar Mulas (1982 [2006]), Vian (1982: 276-277; 1992: 7), Ferreras (1985: 977-994, 1992: 13) y Schwartz (1992). 121 Gómez (1988: 114) distingue dos subtipos fundamentales de diálogo renacentista: «el diálogo de naturaleza doctrinal, en el que los interlocutores están subordinados a su papel de maestro o de discípulo para establecer una Verdad absoluta, y el diálogo de naturaleza circunstancial, en el que la experiencia personal de los interlocutores y sus diferentes perspectivas relativizan el valor absoluto de la Verdad, que ya no es sino una opinión puesta en boca de uno de los interlocutores». Los segundos son mucho menos abundantes que los primeros, según el autor (Gómez 1992: 11). 122 Por ejemplo, Murillo (1959: 56) escribe: «[l]os diálogos españoles [...] yacen enterrados bajo la muchedumbre de producciones inclasificables del siglo de oro, en la triste región de libros de forma inconclusa, de contenido demasiado inconexo y misceláneo para poder estudiarse como conjunto». <?page no="71"?> 71 permeabilidad 123 constitutiva, a su libertad formal 124 , a su cantidad y variedad de formas y temas 125 , su hibridismo 126 , fluctuabilidad 127 e incluso su carácter proteico 128 naturales. Algún autor, como Ana Vian (1982: 279), ha llegado a decir que se trata de un género «“impuro”», pues «su ámbito excede los límites de la literatura». Desde diferente perspectiva, González Iglesias (1995: 26) lo considera un género más sistematizable que otros en la medida en que no sigue cultivándose. La reflexión en torno al concepto de ‘diálogo’, en cuanto a género, aparece reflejada de manera esporádica en algunos de los prólogos de autores castellanos del XVI. Es muy común el error en lo que atañe a la etimología, pues muchos de ellos, siguiendo la tradición escolástica medieval que malinterpretaba a San Isidoro (Etymologiae, VI, 8, 2, apud [TLL]) cuando decía que «dialogus est conlatio duorum vel plurimorum» ‘diálogo es conversación entre dos o más’, definieron el diálogo como fabla o habla de dos (así Pero Díaz de Toledo y Juan de Lucena). Efectivamente, la confusión del prefijo griego δια- ‘a través de’ y el numeral latino duo ‘dos’ era comprensible dado el significado del término y propiciaba la etimología popular 129 . La voz diálogo convivió durante el Renacimiento con la de coloquio. Según González Iglesias (1995: 38) se usaban muchas veces como sinónimos, sobre todo a partir de la publicación de los Colloquia familiaria de 123 Cf. Prieto (1984). Este autor (Prieto 1992: 265) interpreta el carácter misceláneo del diálogo renacentista como una respuesta a la auctoritas medieval, que prescribía modelos compositivos más rígidos. 124 Según Gómez (1988: 203), efectivamente, la libertad formal y temática del diálogo se relaciona con las misceláneas, también frecuentes en la época. 125 Cf. Ferreras (1996: 656). 126 «Desde sus orígenes este género se presenta como híbrido, con una vertiente literaria y una vertiente conceptual» (Ferreras 1990: 451). Lo literario, según la autora, tiene que ver con la dimensión lúdica del género; lo conceptual, con la didáctica. 127 Es Rallo Gruss (1992: 15) la que habla de maleabilidad genérica y fluctuabilidad intergenérica, fenómenos que asocia, en general, a la permeabilidad de la prosa del XVI. 128 Schwartz (1992: 1) alude a la «naturaleza proteica» del género que permitía la escritura en forma de diálogo tratados de muy diversas disciplinas, como la filosofía, la retórica, la medicina, etc. Mulas (1982 [2006]: 86) también se refiere a la dificultad de definir el diálogo como género debida a este carácter proteico, así como Ferreras (1996: 656-657). 129 Cf. Gómez (1988: 17-18) y Vian (2009: 404-405). Sobre la historia del término diálogo en castellano es fundamental el estudio de Zappala (1989). Llama la atención que Bobes (1992: 7) caiga inocentemente también en este error: «[e]l discurso verbal, por lo que se refiere a la emisión, adopta dos formas fundamentales: la de monólogo y la de diálogo. La primera, según puede deducirse del término que la designa, es el discurso de un solo emisor; la segunda es una cadena de intervenciones lingüísticas organizada en progresivo presente, con los interlocutores cara a cara, en situación compartida, y son dos o más (a pesar de que el término alude a dos), en funciones alternativas de emisor y receptor» [cursivas mías]. <?page no="72"?> 72 Erasmo. Vian (2009: 409) nota, sin embargo, cómo para algunos autores del Renacimiento se aprovecha la distinción de estos términos para designar, mediante el primero, las composiciones en que aparecen solo dos personajes (en virtud de la mala interpretación de la etimología de diálogo) y, mediante el segundo, aquellas en que conversan tres. También se observa una tendencia entre los escritores a reservar la voz coloquio para textos más breves, comúnmente agrupados en colecciones más extensas, y el nombre diálogo para composiciones más extensas. En lo que respecta a la continuación y triunfo del género dialógico en el siglo XVI, es incuestionable que Erasmo tuvo un papel fundamental. El sabio holandés se dejó seducir desde su juventud por los diálogos de Luciano, lo que queda patente en muchas de sus obras. Erasmo no solo fue difusor de sus ideas y de su estilo en sus propios libros, sino que también tradujo varios de sus diálogos, en colaboración con Tomás Moro 130 . El modelo lucianesco, pues, de tan gran vigencia en la prosa renacentista española 131 , se incorpora a esta a través del modelo erasmiano 132 , hasta el punto de que a veces es difícil «precisar dónde acaba la influencia directa de Luciano mismo y dónde empieza la indirecta de éste último a través de Erasmo» (Vian 1982: 291). La renovación temática y estilística, pues, pasa de Luciano a Erasmo y de este a las lenguas vernáculas, que, sobre todo a partir de los Colloquia familiaria del sabio roterdamés 133 , crean vehículos 130 Sobre el Erasmo traductor son interesantes los libros de Thompson (1940) y Rummel (1985) y el capítulo de Botley (2004). 131 Aunque, como apunta Vian (2009: 432), siempre se tendió a interpretarlo en clave moral. 132 Ana Vian (1982: 289-296) destaca de qué modo Luciano es asimilado por Erasmo, no solo en lo referente al estilo sino también en cuanto al contenido e intención moral. 133 El papel de los Coloquios de Erasmo como iniciador de las nuevas tendencias lingüísticas e instigador de una nueva moral reflejada en la literatura ha sido destacado por varios autores. Así, Murillo (1959: 59) dice que «[c]on los Coloquios Erasmo puso el diálogo al servicio de la actitud crítica de la religión y de teorías y prácticas políticas. En España las dos obras inquietantes de Alfonso de Valdés iniciaron una literatura eramista [sic] de diálogos que continuó hasta mediados del siglo. [...] En general los intentos de adaptar la naturaleza familiar y satírica de los Coloquios al clima espiritual de España resultaron esporádicos e insuficientes. Valdés sí consiguió vestir sus polaridades dialécticas con el contraste de personajes con aguda vivacidad. Pero sus continuadores menguaron la polaridad satírica con el juego fantástico o el artificio novelesco. No se trasladaba con facilidad a España la base crítica y racional de los coloquios. Era otro elemento suyo el que más agradaba en España: el elemento “espiritual” prescripto por Erasmo a sus obras. Aunque en latín, la vena pura de diálogo familiar, libre de sedimentos retóricos u oratorios, articulaba una amenidad dialéctica que daba calor y animaba al ánimo del lector. No insistió en este elemento Erasmo más allá de la necesidad didáctica; pero había ahí la relación entre el hablar familiar y la moral y conductas personales; y su estructura no era ni narrativa, dramática o teatral, sino dialéctica por esencia. Esta dialéctica familiar la entendían bien los españoles; pero sin el principio racional, decisivo en Erasmo, no podían imitarla a perfección; y por lo tanto extendieron sus <?page no="73"?> 73 literarios de expresión, como el diálogo, que dan forma a un tipo de lengua escrita nuevo y que explica ese «salto cualitativo» del que hablaba Bustos (2007: 220-221) 134 . Pronto la novedad literaria que supone el modelo erasmista en gran parte de Europa es censurada en virtud del bagaje ideológico del creador (Bataillon 1967 [2007]: 169-170) y, de manera paralela, Luciano se vuelve símbolo del peligro y la inmoralidad (cf. Vian 1982: 291). La naturalidad lingüística exacerbada se convierte entonces en sinónimo de irreligiosidad. Con todo, la influencia lucianesca tamizada por la pluma de Erasmo será fecunda en la literatura española y particularmente feliz en las obras de Cervantes y Quevedo. El diálogo renacentista como género se cobra vigor en la literatura occidental, pues, gracias a la herencia clásica, pero también por mediación de las traducciones italianas y de Erasmo, que retoman dicha herencia. Cabe preguntarse, sin embargo, por qué se produce esa recuperación. Muchos estudiosos conciben el diálogo renacentista como una de las consecuencias más llamativas de la expresión de la individualidad humanista 135 , que se puede relacionar también con el cultivo privilegiado en esta época del discurso literario epistolar 136 . Se produce, en efecto, lo que Bustos (2007: 206) llama una «progresiva individualización del discurso», que, concretamente en el diálogo renacentista, se caracteriza por «la presencia, cada vez más intensa, del yo actancial como eje de organización del discurso dialógico». Este es uno de los aspectos que más debe interesar a los analistas históricos obras en varias direcciones, de modo que se entremezclaron con la novela dialogada o con las obras de contenido informativo y misceláneo». Gómez (1992: 11) relaciona el cultivo del diálogo circunstancial precisamente con los Coloquios familiares de Erasmo, «como la forma de expresión de una determinada concepción crítica y reformista del humanismo». Parto en este trabajo del convencimiento de que, aunque el cultivo del diálogo va separándose cada vez más del ideal de estilo erasmiano a medida que avanza la centuria, su semilla germina en otros tipos de TD con igual o más fuerza que en el diálogo (cf. presentación). Con Erasmo está también relacionada esa «conciencia crítica» frente a las verdades establecidas que Bustos (2007: 213) atribuye a muchos escritores adeptos a la filosofía del holandés y que tiene repercusión en la teoría lingüística del XVI. 134 Como bien explica, de nuevo, Ana Vian (1982: 290), Erasmo «extrajo significativas lecciones literarias de su modelo que renovaron el cultivo del diálogo en toda Europa, sobre todo en lenguas vernáculas; el diálogo lucianesco en Europa se convertirá en la mayoría de los casos en una tradición más específicamente erasmiana [omito nota]: en ella cobraban nueva vida el sentido crítico y la ironía del escritor antiguo unido a un empeño casi general de expresar las ideas en una conversación familiar y natural que sirviera de marco». 135 Ferreras (1985: 1008) escribe: «[c]ette prise de conscience de soi, de sa subjectivité, caractéristique de l’individualisme, implique l’objectivation du monde et de soi-même. Le Dialogue permet de matérialiser cette opposition de soi à soi-même, et de soi au monde, opposition vécue comme devant être dépassée dans un effort de connaissance, qui permet au sujet de s’approprier l’objet, et de rétablir le lien entre le sujet et l’objet». 136 Cf. Gómez (1988: 206). <?page no="74"?> 74 del discurso, cuya perspectiva, como se ha reiterado en numerosas ocasiones en este estudio, no puede ser sino interdisciplinar. Otra de las razones que se han apuntado como explicativas del nuevo despunte del género es la de sus posibilidades didácticas. Efectivamente, esta característica, también heredada de los clásicos y llevada hasta la desvirtuación del propio género en la Edad Media, cuadraba bien en el contexto del Humanismo considerado como «movimiento pedagógico estrechamente vinculado a la «vida civil»» (Gómez 1988: 201; cf. también Tierno 1969 [2006]: 52). Schwartz (1992: 27) observa cómo para algunos tratadistas de la época, como Giambattista Manso, lo que diferencia al diálogo de un poema o un texto narrativo, aparte de su estructura formal, es que este último debe proporcionar una enseñanza moral al lector, es decir, los diálogos deben ser cristalización del precepto docere delectando. La naturaleza didáctica del diálogo y su potencialidad pedagógica están estrechamente vinculadas al discurso argumentativo que domina este tipo de textos 137 : enseñar es una forma de persuadir a los demás sobre la veracidad del conocimiento que alguien tiene del mundo, fundamentalmente mediante el uso de la palabra. 137 Cf. Vian (1992: 7). Sobre la pedagogía del diálogo hablan también Ferreras (1985: 989; 1992: 14) y Vian (2009: 427-428). <?page no="75"?> 75 CAPÍTULO 3 HISTORIA DE LA LENGUA Y TRADUCCIÓN 3.1. Traducción y cambio lingüístico 138 3.1.1. ¿Cómo cambian las lenguas? Dejando aparte la inextricable cuestión de los orígenes del lenguaje humano articulado, cabe decir que ninguna lengua nace ex nihilo, se propaga entre una generación de hablantes y se convierte en su medio de interacción de una vez y para siempre. Muy al contrario, todas las lenguas están sujetas a la variación y evolucionan a la vez que las sociedades en las que viven, se transforman, cambian, vuelven hacia atrás en la historia, reviven, subsisten y tal vez mueren, aunque nunca del todo 139 . Pues si las lenguas son la expresión de una cultura, y en una cultura convergen varios sistemas de producción lingüística, ya sean coetáneos en el tiempo o cronológicamente sucesivos, toda lengua entra en contacto con otros sistemas de los que siempre toma algo para adaptarse y seguir sirviendo de mecanismo comunicativo a los hablantes que conviven en una época concreta y en un lugar preciso. Es muy diverso el modo en que las lenguas interactúan en una cultura determinada. Uno de los factores más influyentes y reconocibles en la historia de la humanidad es el del prestigio político, económico y, habitualmente también, científico de un país, cuyo poderío cultural impulsa la propagación de algunos mecanismos de su lengua (sobre todo léxicos) a otros idiomas. Es lo que le ocurre al inglés en nuestros días: se trata de un tipo de relación lingüística simultáneo, ya que, a la vez que el español, el francés y 138 En general, la traducción como disciplina de estudio científico se ha sentido frecuentemente como independiente de la filología o, en el mejor de los casos, como una herramienta auxiliar de esta. Sobre los aspectos propiamente lingüísticos que deben ponerse en relación con la actividad traductora, cf. Coseriu (1978 [1988]) y Albrecht (2003a; 2003b; y, sobreto todo, 2005). 139 A este respecto es fundamental la consideración histórica de la variación lingüística, como quedó indicado en § I, 1.1.3.2, ya que «[l]a lengua no se concibe como sucesión lineal de una lengua en el tiempo, sino como historia de todo un edificio de variedades lingüísticas, a veces copresentes en un mismo hablante, escritor o escribano y que se influyen mutuamente» (Kabatek 2003a: 37). <?page no="76"?> 76 el alemán, el inglés, lengua viva, sigue evolucionando e interaccionando con la sociedad desde cualquier ámbito en que se produzca una situación de comunicación. Diferente es el caso de lenguas que ya no se hablan (denominadas tradicionalmente “muertas”) pero que siguen proporcionando material (de nuevo, sobre todo léxico) con el que las lenguas “vivas” continúan siendo capaces de designar nuevas realidades en una paradoja lingüística sin embargo enormemente productiva. Es este un tipo de relación lingüística extemporáneo, pues mientras las lenguas de que se toma el préstamo han quedado fijadas a lo largo de una tradición literaria consolidada, sin que exista en ellas la posibilidad de variación -por lo general-, las lenguas de destino siguen su camino en el continuo diálogo con la sociedad. Tal es la interacción que se produce entre el latín y el griego con las lenguas de cultura actuales, fuentes de abundantes neologismos que, no obstante, rara vez sobrepasan el ámbito científico-tecnológico para incorporarse de manera usual en la lengua estándar 140 . 3.1.1.1. El papel de la traducción latino-romance en la formación del castellano Sin embargo, no siempre se dio esta relación que hemos llamado extemporánea en la historia del español. En los orígenes y durante la Edad Media, el latín, que en su ejercicio cotidiano ya había operado el cambio que llevó a la formación de las lenguas romances, fue lengua de cultura con la que convivían y se relacionaban, si no un número cuantitativamente importante de miembros de la sociedad, sí al menos una parte cualitativamente influyente de esta. Todavía para el siglo XIV habla Schmid (1998: 430) de una situación de diglosia entre el latín y el castellano. La convivencia del latín y del romance a lo largo de toda la Edad Media ha sido puesta de manifiesto por diferentes autores 141 . Mónica Castillo Lluch y Marta López Izquierdo 142 (2010) publicaron un volumen en el que las relaciones entre los dos idiomas quedan patentes. En él, Roger Wright (2010: 25-41) destaca, como durante el siglo pasado también se esmeraron en poner de relieve Menéndez Pidal y Lapesa, la importancia de la interac- 140 Sobre el papel que desempeña la traducción como actividad motivadora de cambios lingüísticos en las lenguas romanances, cf. Bossong (1979, 1982), Job (2008), Albrecht (1995, 2003a, 2003b, 2004) y Kabatek (2005a). 141 Cf. Diez (1846), Tagliavini (1972 6 ), Schmitt (1988), Aschenberg (1994), Baum (1995), Albrecht (1995; 2001) y Wright (2007), entre las otras referencias citadas en este capítulo. 142 Más recientemente, Castillo Lluch y Pons Rodríguez (2011) han editado otro volumen cuyos autores vuelven a tratar esta cuestión. <?page no="77"?> 77 ción latino-romance en la Península en el período de orígenes 143 . Lola Pons Rodríguez (2010a: 85), a partir del estudio diacrónico de tres adverbios, dice de ellos que «surgen del contacto cotidiano, en esferas de la administración, de las cancillerías y las lecturas documentales, con textos que se escriben en latín; romance y latín adstrático como parte de un mismo espacio comunicativo y compartiendo también algunos de sus universos discursivos». También se han ocupado de la relación entre latín y romance Pons Bordería (2008) y Barra (2007 y 2008). Precisamente es Mario Barra (2010: 63-79) quien destaca el tipo de relación simultánea entre el latín y el castellano de los siglos XII y XIII, sin limitar la esfera de actuación de la primera sobre la segunda al plano léxico, sino que, en palabras del autor, «el latín sigue de alguna manera “viviendo” y evolucionando en el plano morfosintáctico en los siglos XII y XIII, lo cual explica en cierto modo que pueda influir en la evolución de los dialectos romances» (ibid.: 77), afirmación que previamente intenta demostrar con el estudio histórico de la expresión fórica el dicho + nombre en castellano 144 . Es evidente el peso que tiene la traducción como procedimiento de relación entre lenguas para la construcción y desarrollo de la lengua castellana, sobre todo si tenemos en cuenta el espacio variacional en el que evolucionan los sistemas lingüísticos 145 . Para los historiadores de la lengua, puesto que trabajan sobre textos escritos, especialmente cuando estudian épocas como la medieval, es fundamental «la comparación de los textos romances con los coetáneos «latinos», para determinar hasta qué punto en la configuración sintáctica del romance que se empieza a escribir tienen peso los moldes ya hechos en la tradicional forma «latina»» (Cano Aguilar 1998: 24). Solo así podremos entender que los textos que parecen responder a nuevas formas de construcción idiomáticas no nacen repentinamente para crear una lengua diferente, sino que, sobre todo en la escritura, existe una tradición previa determinante que va a guiar los cauces de evolución discursiva del incipiente idioma 146 . 143 Para este autor, la vinculación entre latín y romance es tan fuerte que los manuales de escribir en latín influyen sobre el primitivo romance y que, aunque a partir del siglo XI se sigue escribiendo en latín, lo que se escribe es ya otra lengua, aunque “disfrazada” de latinidad (cf. Wright 1982 y 1988). 144 Cf. también Barra (2008), donde el autor destaca la importancia del latín como adstrato lingüístico del romance constituyéndose en fuente de innovaciones. 145 Sobre el concepto de ‘espacio variacional’, cf. Koch y Oesterreicher (1990 [2007]). Es evidente que la influencia de la traducción, como actividad de difusión cultural, solo se entenderá si tenemos en cuenta su importancia dentro de un registro diafásico concreto de lengua. Cf. Albrecht (1995: 3-4). 146 «Estos textos no surgen de la nada, no son los «balbuceos» de un pueblo que empieza a hablar una nueva lengua, sino que se insertan en una tradición previa sólidamente asentada, la de los documentos que llamamos «latinos», y a partir de ellos es como hay que entenderlos, como la adaptación a una forma escritural nueva, que inau- <?page no="78"?> 78 Efectivamente, las traducciones son un elemento fundamental en el proceso de aculturación de una lengua (cf. Bossong 1979: 87 y ss.). Concretamente, en la Edad Media, el latín como adstrato lingüístico tuteló en gran medida los procesos de elaboración lingüística que condujeron a la creación o al desarrollo de determinadas tradiciones discursivas (cf. § I, 1.1.3.2 y § I, 3.1.2) 147 . Así, se puede decir que la traducción está directamente implicada en el cambio lingüístico que se produce desde arriba (cf. § I, 1.1.2.2) y que, por lo tanto, la traducción es motor o catalizador del cambio lingüístico 148 . La traducción también está implicada en un aspecto esencial del cambio lingüístico: la representatividad de los fenómenos que pueden llegar a considerarse erróneamente idiomáticos. Así, por ejemplo, Jacob (2001: 155) habla de locuciones y fraseologismos que, «a caballo entre la libertad sintagmática y la codificación idiomática o gramatical», pueden gura una nueva tradición sobre la ya dada» (Cano Aguilar 1998: 36). Cf., asimismo, Leal Abad (2008: 53). 147 Así lo expresan Jacob y Kabatek (2001: IX): «las lenguas románicas de la Edad Media recobran su particular interés por tratarse ésta de la época en la que acceden a la escripturalidad, inaugurándose nuevas tradiciones discursivas para las cuales serán necesarios nuevos elementos lingüísticos. Cada tipo textual nuevo constituye, en cierta medida, un paso más en la “elaboración”; ésta tiene lugar, en el caso de las lenguas romances, por un lado, partiendo de modelos preexistentes en otras lenguas, sobre todo el latín escrito, pero también el árabe y otras; y por el otro lado, mediante el contacto mutuo de las lenguas vernáculas. La “aculturación” [omito nota] se extiende, en primer lugar, a los contenidos y formas textuales, pero conlleva también consecuencias lingüísticas que tanto pueden consistir en la adopción de elementos de las lenguas de contacto, como en una ampliación de recursos a base de las propias posibilidades de una lengua, caso predominante, como se ha demostrado, p. ej. en la elaboración alfonsí del “lenguaje de Castiella”. De forma directa, la aculturación puede ser observable en las traducciones, que necesitan reproducir el contenido del texto original y para ello deben crear los medios lingüísticos adecuados». 148 Efectivamente, una tradición discursiva supone necesariamente un legado previo, en otra lengua, que se incorpora muy frecuentemente a la nueva por medio de la traducción: «[p]rimero llega la tradición de los textos y después se elaboran los medios lingüísticos apropiados para poder recrearla en la lengua nueva. En el estudio de la historia de una lengua, la penetración de una nueva tradición discursiva siempre abre una brecha y crea una especie de “desorden” hasta que los hablantes la coloquen “en su sitio” y encuentren y fijen los medios lingüísticos que luego asociarán a ella. Son estas circunstancias las que en el eterno juego entre tradición y creatividad innovadora, permiten que ésta predomine sobre aquélla, y son, por lo tanto, momentos que merecen la atención primordial de los historiadores de la lengua» (Kabatek 2001: 123). Y en nota: «[e]sto vale especialmente para momentos en la historia de una lengua en los que no sólo una, sino varias tradiciones discursivas son creadas o re-creadas en ella, especialmente para el paso de las lenguas anteriormente sólo habladas a lenguas escritas en la Edad Media» (ibid.: n. 44). De cualquier forma, el influjo de la traducción en la lengua de destino es determinable solo en un alto grado de plausibilidad (Albrecht 2003a: 47), ya que las pruebas son muy difíciles de encontrar (cf. Bérier 1988: 236). Más difícil aún es determinar su canalización e integración en la lengua oral (cf. Albrecht 1995: 18). <?page no="79"?> 79 deberse a interferencias que se documentan en un texto debido al apego a la fuente de que parte el autor. Asimismo, la traducción ejerce una influencia decisiva sobre la literatura, la más notable manifestación de la expresión artística de una lengua. Es aquí donde se debe rastrear en qué medida las fuentes y modelos latinos han influido no solo en cuanto a la selección de los temas y preferencias de estilo 149 , sino también en lo que se refiere a las técnicas de construcción del discurso, en la sintaxis y en el léxico 150 : En la caracterización lingüística de los romanceamientos castellanos, deberemos sondear la sintaxis y el léxico. Estos aspectos influyen en la determinación del grado de literalidad de una traducción, pero además pueden generar una distinción de etapas donde tal vez la concepción y la técnica del romancear en sí no lo hacen. El hallazgo o la ausencia de calcos sintácticos, como también el uso o el rechazo de préstamos, calcos, neologismos y tecnicismos, pueden caracterizar una concepción de la lengua, un proceso de evolución lingüística, y asimismo definir la controvertida cuestión del influjo de las traducciones en ese proceso de cambio, en la introducción de vocablos y en la sugerencia de tendencias estilísticas. Es claro que este aspecto exige una consideración sincrónica, pero sobre todo diacrónica de la traducción como fenómeno correlativo a la literatura de creación (Cavallero 1990: 73) 151 . 149 A este respecto, como indica Carlos Alvar (1990: 40) a propósito de las traducciones al castellano del italiano en el siglo XV, es de notar que a menudo las nuevas corrientes literarias llegan a una lengua a raíz de la traducción de los textos renovadores en otra lengua (efectivamente, el caso del italiano como influencia literaria del castellano en los siglos XV y XVI es paradigmático en este sentido). Cf. § I, 3.1.2. 150 Ya Cano Aguilar (1990: 15-17) destacó la importancia de trabajos como los de Badía (1958-1959) y Lázaro Carreter (1961), quienes indagan sobre las técnicas de construcción del discurso en la obra alfonsí comparándolas con las empleadas en las fuentes latinas; de Lope Blanch (1983), que se centró en la comparación entre el Calila e Dimna y la Cárcel de Amor, de Diego de San Pedro; y de Georg Bossong (1979), quien estudió la posible influencia sintáctica, los calcos semánticos y los préstamos léxicos del árabe al castellano como lengua meta en las versiones de los traductores alfonsíes. Afortunadamente, los trabajos que comparan las fuentes latinas con las versiones castellanas con la intención de buscar posibles influencias sintácticas y discursivas de las primeras sobre las segundas, así como para explicar los cambios de naturaleza discursiva que han operado en el paso de una lengua a otra, se han hecho más frecuentes en los últimos años, como puede comprobarse en la bibliografía de este trabajo. Desde una perspectiva más literaria y centrada en la historia de la cultura, Cavallero (1990: 70-71) resalta algunos hitos en el estudio crítico de la traducción en convivencia con la literatura castellana: el monográfico fundamental de Margherita Morreale (1959), los trabajos de Laspéras (1980) y Briesemeister (1980) y la completa contribución de Peter Russell (1985). 151 En opinión de este mismo autor, la revisión crítica de las traducciones medievales, así como de obras literarias tradicionalmente no consideradas tales, aunque fuertemente influidas por modelos previos exponentes de un sistema lingüístico distinto, debe ser exhaustiva: «será necesario considerar la situación de aquellas obras que muchas veces se mencionan como traducciones, pero cuyo texto se halla más o menos alejado del original y podría representar, ya no una traslación ampliada con glosas, sino una reelaboración o una adaptación de la fuente. Esto implica revisar gran parte de la literatura didác- <?page no="80"?> 80 La traducción, pues, desempeña un papel importante a la hora de proporcionar modelos a los que imitar. La imitatio es previa a la aemulatio (Moreno Hernández 2010: 143), y toda imitación supone poner en relación dos textos diferentes. La imitación de las fuentes no se consideraba algo deshonroso. Muy al contrario, «no author before the age of romanticism ever thought that he or she had to invent everything for the first time. Rather, the choice of a worthy predecessor was the first decision to take; then one could and would try to do even better» (Ijsewijn y Sacré 1998: 412). En los intentos de imitación y emulación de los modelos, también se creaba un espacio de intercambio lingüístico que coadyuvaba a que la lengua romance se viera afectada por características, sobre todo estilísticas 152 , de la lengua de partida. Traducir, en fin, supone acercar a un público inmerso en un sistema lingüístico (L2) conocimientos e historias expresados en otro distinto (L1) 153 . Muchas veces las interferencias son inevitables, sobre todo cuando el traductor tiene L1 como lengua materna pero no domina con perfecta competencia la lengua de destino (L2). En el caso del latín, se añade el problema del prestigio literario, que lograba imponer moldes no solo de género, sino también los que dependían de la tradición gramatical ya consolidada. En palabras de Moreno Hernández (2010: 141), «romancear equivale a adaptar o trasladar a un contexto de oralidad mediante la recién estrenada escritura romance, escritura que, por una parte va fijándose poco a poco subordinada a la norma o gramática latina y, por otra, depende de esa oralidad para su transmisión y desarrollo». Aunque sin duda el papel de la traducción latino-romance tiene una importancia decisiva en la conformación de determinadas tradiciones discursivas durante la Edad Media, también el Renacimiento, con la vuelta a los clásicos y la revitalización de la actividad traductora, recuperadora de autores y textos que habían permanecido olvidados durante la Edad Media, fue una época interesante en el resurgimiento y difusión de determinadas tradiciones discursivas con consecuencias lingüísticas importantes (cf., para el francés, Aschenberg 1994: 139), como se pretende demostrar en este trabajo. tica y definir hasta qué punto la labor realizada en obras de Berceo o en el Alexandre o en el Libro de los gatos, puede encuadrarse en el marco de la ‘traducción medieval’. ¿Hay que hablar acaso, dentro de la concepción medieval, de una traducción en sentido estricto y de otra en sentido amplio? » (Cavallero 1990: 72). Claro que el problema que plantea aquí el autor es más bien de tipo terminológico, en el que no podemos detenernos. 152 «Del estudio y la imitación nace, pues, el estilo» (Ruiz Casanova 2000: 146). 153 Claro que esta dificultad no es solo lingüística, sino además cultural, pues traducir también supone trasvasar un producto cultural con sentido propio en el ámbito de la cultura en que el producto literario se engendra (C1) a otro contexto histórico-cultural de destino (C2) (cf. Toury 1995 [2004]: 69 y ss.). <?page no="81"?> 81 3.1.1.2. Algunos hitos históricos de la traducción como impulsora de cambios lingüísticos Una de las ideas más repetidas en torno a la historia de nuestro idioma es que con Alfonso X el castellano empieza a tener relevancia como lengua de cultura. Cuando hablamos de la relación entre historia de la lengua y traducción es inevitable referirnos al período alfonsí como una época en que la traducción se convierte en un proceso catalizador del enriquecimiento lingüístico del castellano y de su consolidación como idioma oficial. Sin embargo, la actividad desarrollada en la corte de Alfonso X contó con unos precedentes que son importantes para comprender el valor que tuvo la actividad interpretativa en la Castilla medieval: Las traducciones fueron elemento básico en el proceso de abrir el castellano a nuevos contenidos y dotarle de la suficiente capacidad lingüística para expresarlos. La actividad traductora en España se remonta al s. X, pero su centro fundamental lo constituyó Toledo desde los tiempos del arzobispo Don Raimundo (1126-1152), impulsor de la llamada «Escuela de Traductores», que más bien era un grupo no organizado de sabios atraídos por el esplendor de la cultura arábiga (construida en gran parte sobre la helénica) y deseosos de trasladar todo ese acervo al mundo cristiano mediante su traducción al latín. Toledo fue así, para la cultura europea medieval, la vía de penetración de la Antigüedad griega y del saber musulmán. En esas traducciones del árabe al latín el castellano ocupaba el lugar intermedio, lo que debió contribuir al enriquecimiento que se manifiesta en los textos del s. XIII (Cano Aguilar 1988 [2005]: 196). En el siglo XIII, la labor desempeñada por Alfonso X en su interés por conformar el “castellano derecho” fue decisiva, como se ha dicho, para impulsar el cultivo del idioma como vehículo de la cancillería y también de la literatura 154 . Los traductores de la Escuela de Toledo trabajaban con textos árabes, traduciéndolos al latín, sobre todo en la primera época 155 . Con la llegada de Alfonso X se produce un cambio sustancial en el proceso traductor de la Escuela: la lengua de destino es preferentemente el romance, y no ya el latín. La relevancia de este cambio y sus consecuencias en la evolución del idioma saltan a la vista: por primera vez, el castellano se prefería como medio de transmisión del conocimiento. Se va operando un cambio en la concepción de la lengua vulgar y empieza a primar una perspectiva diferente en la que la propia voluntad del monarca tuvo un peso determinante 156 . 154 Un panorama general de la influencia de Alfonso X en el idioma puede leerse en Fernández Ordóñez (2004). 155 Sobre el proceso de romanceamiento de textos árabes en la Escuela de Traductores de Toledo, cf. Bossong (1979). 156 La importante modificación en la práctica traductora de la corte alfonsí como decisión regia ha sido puesta de manifiesto por diferentes autores (cf. Brasa Díez 1984: 30 y <?page no="82"?> 82 La complejidad del proceso traductor en la Escuela suponía un grado de especialización considerable 157 , sobre todo cuando la traducción se efectuaba del árabe al latín, siendo el romance la lengua intermediaria entre los colaboradores. A pesar de dicha complejidad técnica, no conservamos testimonios teóricos que expliquen los avatares del procedimiento o que den cuenta de las dificultades prácticas con las que se encontraron los intérpretes, ni siquiera en los prólogos de los textos alfonsíes 158 . El resultado es que tenemos documentos que nos hablan de una intensa actividad interpretativa en la corte del monarca, pero desconocemos los mecanismos del engranaje. Las fuentes latinas son el principal sustento de las obras atribuidas al propio rey. Así, según Pilar Saquero (2010: 197), el 95% de dichas fuentes son latinas, mientras que el otro 5% está constituido por modelos árabes y documentos romances. La tendencia a la “latinización” de las fuentes, según la autora, «indica una apuesta decidida y definitiva de Alfonso X por introducir a Castilla en la senda del legado clásico, del europeísmo, senda que España ya no abandonará» (ibid.). Ello también nos habla de la importancia que el monarca le concedió a la práctica de la traducción en libros como la Crónica general, la General estoria o el Libro de ajedrez, dados y tablas (Ruiz Casanova 2000: 66). Además, la senda abierta por Alfonso X permitirá el afianzamiento de las lenguas vernáculas en colaboración con el estudio de los clásicos (ibid., p. 135), de forma que el latín seguirá durante siglos tutelando la evolución del castellano como lengua literaria. Consecuencia importante de la influencia de las traducciones en el devenir de la lengua castellana es el aumento del acervo léxico. El alfonsí es, sin duda, uno de los períodos del idioma en que más cultismos se introducen, y la mayoría de ellos acabaría siendo asimilada por el idioma 159 . En lo que se Santoyo 2009: 179). Moreno Hernández 2010: 105). Este último autor llega a situar la actividad traductora como concomitante al surgimiento del castellano como lengua: «[a]sí pues, el castellano surgirá, sensu stricto, como lengua de traducción, tras los ensayos de romanceamiento en sentido mayoritariamente retórico o secundario que habían tenido lugar durante la primera mitad del siglo XIII. Es, quizás, el Lapidario, una traducción del árabe hecha por un judío y redactada hacia 1250, el primer texto en el que se menciona la lengua de llegada con el nombre de castellano. En el principio, pues, de la lengua, estuvo la traducción...» (ibid.: 108-109). 157 Cf. Brasa Díez (1984: 24-27) y Ruiz Casanova (2000: 63). 158 Cf. Santoyo (1999: 73). Acerca de los prólogos alfonsíes, cf. Cano Aguilar (1989- 1990). 159 Sin embargo, tal como advierte Cano Aguilar (1990: 24), Alfonso X no adopta una sintaxis latinizante, lo que sin duda contribuirá al desarrollo de un tipo de prosa más autónoma. Más allá de la consideración del ACI, el ablativus absolutus o el orden de palabras en la lengua meta, queda por investigar hasta qué punto el latinismo sintáctico es constitutivo de los primeros romanceamientos y, más aún, si el latinismo sintáctico está verdadera y estrechamente ligado a la actividad traductora. C. Segre (1952: 65-66) afirma que «se noi essaminiamo i più antichi volgarizzamenti, vediamo subito che <?page no="83"?> 83 refiere al lenguaje científico, Bossong (1982: 2) llama la atención sobre la difusión terminológica que supuso la traducción de textos árabes al romance, de manera especial de textos pertenecientes al campo de la astronomía. Pero también, como el mismo autor indica, la sintaxis se vio afectada en las versiones, «sobre todo en cuanto a la formación de sentencias complejas, adaptadas a un pensamiento abstracto» (ibid.) 160 . Las traducciones, pues, afectaron al desarrollo de la lengua en diferentes planos, y de forma muy notable en la elaboración y especialización del lenguaje científico. La relación que desde los orígenes del idioma mantenían el romance y el latín ha permitido señalar que «la prosa romance coexistía con la latina, y hasta cierto punto, sobre todo en una primera época, dependía de ella» (Deyermond 1979 [2001]: 169) y que «los textos primitivos en prosa son algo más que “textos sobre textos”, pues son traducciones, o, en general, paráfrasis de textos anteriores» (Cano Aguilar 1990: 16). Posteriormente, en el siglo XIII, el salto cuantitativo y cualitativo que supuso la labor traductora en la corte de Alfonso X hizo posible el surgimiento de la prosa castellana 161 . Por eso, el capítulo que abre el Rey Sabio en la historia de nuestra lengua le debe mucho a la traducción. Efectivamente, a partir de este momento el castellano cuenta con un respaldo oficial y un cultivo literario que incluye ya, entre otras, las obras originales del monarca, modelo de estilo y, lo que es más importante, de lengua para generaciones de escritores sucesivas. manca una potente azione del senso costruttivo della sintassi latina su quella volgare, e i latinismi, alquanto rari, riguardano soltanto singole costruzioni». 160 Más adelante dice el autor que «la traducción de textos árabes muy elaborados del [sic] punto de vista sintáctico contribuyó de manera decisiva a proporcionar a la prosa castellana la agilidad y la disponibilidad de todas las riquezas de la lengua que eran necesarias para la expresión de pensamientos matemático-científicos» (Bossong 1982: 10). Mucho antes, Galmés (1956 [1996]) había estudiado determinados fenómenos sintácticos y estilísticos en su opinión atribuibles a la influencia del árabe. También sobre las interferencias sintácticas que producían las traducciones castellanas del árabe habla Döhla (2008: 97). 161 Así lo expresa Lapesa (1981 [2005]: 235). Santoyo (2009: 199) resume bien esta idea, resaltando la importancia de la traducción como desencadenante de una vasta producción que afecta a diferentes tradiciones discursivas en prosa: «Una obra ingente, pues, la de Alfonso X el Sabio y sus colaboradores, un corpus textual de prosa castellana mucho mayor que todo lo que hasta entonces se había escrito en este idioma, en su inmensa mayoría directa o indirectamente traducido, que sin embargo (o quizá por ello mismo) sentó definitivamente las bases del idioma castellano en una variedad importante de áreas -(pre)científica, técnica, histórica, jurídica y escriturística-, y añadió a la lengua cientos de nuevas palabras, muchas de las cuales siguen vigentes hoy en día, más de setecientos años después de que aquellos traductores las utilizaran en el Libro de la ochaua espera, en el Libro de las cruzes o en la Grande e General estoria, por sólo citar tres títulos». <?page no="84"?> 84 Con la llegada del Humanismo, la influencia del latín sobre el castellano se acentúa, sobre todo debido a razones de índole estilística. Morrás (2002: 34) habla de una intensa actividad traductora en el otoño de la Edad Media que suponía un caldo de cultivo apropiado para la reflexión en torno a la aptitud literaria de las lenguas romances y su estatus respecto de las lenguas clásicas 162 . La novedad quizá más interesante es que a partir de esta época proliferan las traducciones entre idiomas coetáneos (Russell 1985: 8), y ya no solo del latín o el árabe, es decir, comienzan a cobrar relevancia para la interacción lingüística las traducciones horizontales (Folena 1991: 13; Ruiz Casanova 2000: 146). La diferencia sustancial con respecto al procedimiento traductor de la época alfonsí la resume Lola Pons de la siguiente forma: Si, como es sabido, a Alfonso X le corresponde la constitución de una lengua elaborada por romanceamiento, muy libre de latinismos, el siglo XV conforma una lengua de la distancia comunicativa plena de cambios “desde arriba” 163 allegados de manera directa desde el latín (Pons Rodríguez 2010a: 84-85). En lo que se refiere al peso de la tradición latina sobre las letras castellanas, hay que tener en cuenta la influencia que en los literatos de finales del siglo XV y del XVI tiene la retórica clásica (Cano Aguilar 1991: 48-49; 1992a: 197), que impone moldes estilísticos a los que se adaptarán, muy a menudo artificialmente, los escritores de esta época 164 . En comparación con el latín, el castellano es pobre, carente de modelos que dignifiquen el idioma, por lo que muchos autores sienten que sus obras son más respetables cuanto más similares son a la estructura lingüística del latín. Consecuencia del estudio y deseo de emulación de dicha estructura, las traducciones venían imponiendo ya en este período una nueva concepción de discurso que poco a poco se va especializando y va desarrollando nuevos procedimientos de estructuración textual. En palabras de Bustos: 162 Ese caldo de cultivo continúa en el siglo XVI: «La reflexión española sobre la traducción desde la primera mitad del siglo XVI está intrínsecamente vinculada con la reflexión sobre la misma lengua, en todas sus facetas renacentistas y sobre todo en la valoración de su plena dignidad frente a las lenguas humanas e incluso a las lenguas clásicas, tanto con los matices de la alabanza y la defensa, que se mueven a menudo en un plano nacionalista, como con la conciencia de una peculiaridad» (Terracini 1996: 943). 163 Cf. § I, 1.1.2.2. 164 También para el siglo XIII advierte Mencé-Caster (2010: 224): «El escritor que maneja el idioma castellano en los albores del siglo XIII, se vale de las riquezas estilísticas de la lengua latina que convierte en recursos técnicos propios, lo cual supone cierta deconstrucción de las mismas (o cierto distanciamiento respecto a ellas). Le interesa menos la dimensión del ornatus que la de la utilitas en relación con la puritas (corrección gramatical) y la perspicuitas (como intelligibilidad [sic] del discurso), aunque no es siempre fácil distinguir entre ellas». <?page no="85"?> 85 la primera mitad del siglo XV constituye, a mi juicio, un período crítico, porque corresponde a un momento de inflexión entre una organización textual de raíz plenamente medieval y otro en el que se advierte la necesidad de flexibilizar y enriquecer los mecanismos de cohesión textual en función de los nuevos temas, géneros y modelos que aparecían con las ideas prerrenacentistas. El discurso comienza a hacerse cada vez más complejo y las traducciones del latín obligan a los redactores a hacer un esfuerzo de adaptación muy notable (Bustos Tovar 2002: 57). En este repaso de la relación existente entre historia de la lengua y traducción, otro hito lo constituye la versión que hizo Boscán de El Cortesano de Castiglione 165 . Supone una nueva manera de entender la lengua sin afectación; el traductor no se apega servilmente al original, sino que deja fluir un castellano natural, sin expresiones forzadas. Boscán se aleja del latinismo sintáctico y propugna un estilo llano. Nace un nuevo modelo de lengua que comparten Garcilaso, Valdés y muchos otros escritores posteriores que seguirán haciendo evolucionar literariamente el castellano. No obstante, esa naturalidad era fruto de un buen conocimiento y de la «nueva moderación estilística», en palabras de Cano Aguilar (2001a: 188), imperante desde finales del siglo anterior 166 . Por otra parte, la influencia latinizante no acabaría en esta etapa de la lengua, sino que de muy diversas formas sigue latente en diferentes géneros textuales a lo largo de toda la historia del idioma. 3.1.1.3. El latinismo sintáctico Uno de los aspectos más estudiados en los últimos cuarenta años en relación con la influencia del latín en el castellano es la presencia y/ o ausencia de latinismos 167 sintácticos en diferentes épocas del español, si bien los estudiosos se han esmerado fundamentalmente en describir la situación del siglo XV, por abrirse en este período una nueva etapa de influjo latinizante 165 Así lo indican Lapesa (1981 [2005]: 290), Moreno Hernández (2010: 162), Ruiz Casanova (2000: 155) y Alvar y Mariner (1967: 42); estos últimos hablan de la separación del latín y las lenguas vernáculas en el siglo XVI, lo que se convierte en una declaración de intenciones en la máxima de Valdés “escribo como hablo”. 166 Nebrija fue en parte gran impulsor de este nuevo estilo (Cano Aguilar 2001a: 193), pero, sobre todo, como se ha comentado ya (cf. § I, 2.2), Erasmo. 167 Sobre todo en lo que respecta al período medieval, los estudios sobre el cultismo han prestado más atención al léxico que a la sintaxis (Bustos 1974, 1982; Clavería 1991), sin que ni siquiera exista acuerdo sobre la decisión terminológica entre cultismo/ latinismo (Azofra 2006). Por ejemplo, Bustos (1974: 27) habla de «latinismo sintáctico» y Clavería (1991: 24) de «cultismo sintáctico». En general para las lenguas romances, Raible (1996) habla de relatinización (Relatinisierung). <?page no="86"?> 86 en cuanto al estilo al que se someten algunos escritores de ese siglo 168 . Las traducciones parecerían a priori un molde idóneo en el que admitir este tipo de calcos, y así es en gran medida, pero la influencia de la lengua latina también se deja sentir, y a veces aún con más fuerza, en la literatura de creación. Sin embargo, [n]o sabemos hasta qué punto todos estos rasgos señalados [los que caracterizan el latinismo], unos de alcance más concreto y otros que afectan a la construcción del período en general, aparecen en la lengua del XV por imitación directa de los autores latinos o por sujeción a la Retórica escolar de la época: es más que probable que sea esta última la responsable, dado el deficiente conocimiento del latín por muchos de nuestros escritores, pero también gracias a la primacía que la elocutio retórica había vuelto a ocupar. De una u otra forma, parece claro que las etiquetas de latinismo y retoricismo, tan habituales en los estudiosos de la lengua literaria de la época, tienen suficientes motivos que justifican su aplicación (Cano Aguilar 1992a: 188). Estudiar, pues, la forma en que determinadas estructuras lingüísticas propias del latín dejan su impronta en la configuración sintáctica y discur- 168 Aunque centrado en la consideración del cultismo léxico, el estudio de Alvar y Mariner (1967: 30-45) también ofrece algunas notas sobre el latinismo sintáctico en Berceo, Juan de Mena, Santillana, Góngora y Calderón. Acerca de la influencia de la sintaxis latina en la primera traducción castellana de la Eneida ofrece algunos datos Ramón Santiago (1979: 507-637), en su estudio lingüístico. Margherita Morreale (2001 [1979]: 436-437) da cuenta de la sintaxis latinizante de Juan de Lucena. Desde que Cano Aguilar (1990: 23) advirtiera sobre la falta de estudios sobre el latinismo sintáctico en la Edad Media, se han sucedido algunos trabajos de gran interés que, sin embargo, no cubren todo el espacio cronológico que convendría considerar y que se podrían complementar con el estudio de textos pertenecientes a tradiciones discursivas diversas incluso en las mismas épocas sobre las que ha orbitado la atención de los autores. El mismo Cano Aguilar (2001a: 187-188) enumera grosso modo los rasgos más notables del latinismo sintáctico y señala la incorporación de estos al estilo de los escritores del XV, época en que abundan las traducciones de escritores y retóricos latinos. Más recientemente, Lola Pons ha rastreado la ascendencia latina de las construcciones de accusativus cum infinitivo (Pons Rodríguez 2007b, 2008a) y de las relativas con antecedente adjunto (Pons Rodríguez 2007). Por su parte, Mario Barra (2010: 64) introduce el concepto de ‘latinismo no marcado’ y lo define como «un préstamo que se integra en las pautas regulares de la lengua (aunque solo sea en la prosa) y no en una periferia marcada y casi siempre pasajera, por ser efecto de moda», e intenta aplicarlo a la evolución de la construcción el dicho + nombre. Sobre los latinismos sintácticos en la traducción de la Eneida de Enrique de Villena ha escrito un interesante artículo Juan Gil (2012) con exhaustivo acopio de ejemplos. No menos interesantes son los casos de antilatinismo (cf. Lorian 1968: 1278), es decir, ocasiones en las que un traductor se decanta por una estructura propia de la lengua meta para reproducir una determinada construcción latina. En contrapartida a este antilatinismo está aún por estudiar el peso efectivo que en las traducciones posee el fenómeno que podríamos denominar hiperlatinismo. Con este término me refiero a las estructuras latinizantes utlizadas para traducir construcciones sintácticas del modelo que en principio no deberían suponer una motivación directa del latinismo en el texto meta. <?page no="87"?> 87 siva de los textos castellanos resulta completamente necesario para comprobar cómo el peso de la lengua de los clásicos ha hecho mella en la evolución literaria de nuestro idioma. Se trata de un capítulo aún no cerrado de la historia de la lengua que merece ser complementado con datos y nutrido con estudios. Solo así podremos comprender las características lingüísticas que son representativas de tradiciones discursivas concretas y cómo estas influyen sobre textos pertenecientes a tradiciones diversas e incluso son capaces de verterse a otras lenguas. La traducción, en este sentido, se nos presenta, a priori, como un proceso en el que la lengua se muestra en gran manera permeable a un tipo de influencias capaz de perpetuar construcciones sintácticas, preferencias de organización discursiva y rasgos de estilo que, aunque quizá originados a causa de la implantación de una moda literaria o simplemente por la ausencia de modelos textuales propios, acabarán siendo incorporados a los usos cotidianos de la lengua o, lo que es más frecuente, a los usos habituales en ciertas variedades de lengua, en determinadas situaciones comunicativas (reales o recreadas literariamente). 3.1.2. La consideración de las tradiciones discursivas Tras estas breves notas de corte diacrónico en torno a la vinculación entre la traducción y la conformación de la lengua, paso a considerar un aspecto complementario a dicha vinculación y que se antoja hoy día fundamental si no queremos caer en generalidades categóricas que falsearían el proceso de evolución del idioma puesto en relación con los problemas lingüísticos que plantea el romanceamiento de textos. Se trata de la consideración de las tradiciones discursivas (cf. § I, 1.1.2.2). Efectivamente, existen determinadas tradiciones de textos que son más dadas que otras a perpetuar ciertas estructuras sintácticas, terminología y formulismos, siguiendo moldes preexistentes en otras lenguas que marcan la pauta de organización discursiva. El caso de los textos jurídico-administrativos sigue siendo paradigmático, pues aún hoy continúan empleando un registro formal de lengua que debe mucho a las fuentes latinas que han servido de inspiración e imitación a lo largo de la historia de nuestro idioma. Aunque sin hacer referencia explícita al concepto de ‘tradición discursiva’, se ha visto cómo Bossong (1979, 1982) ya incide sobre la importancia que tuvo la traducción del árabe en el castellano de determinado tipo de textos, en concreto de los técnicos. Más específicamente, también respecto del árabe, Hans-Jörg Döhla (2008: 95) destaca la conveniencia de distinguir tradiciones discursivas para estudiar la influencia de las traducciones en la lengua, pues, según el autor, «mientras que los textos científicos se caracterizan por la adaptación de muchos préstamos directos del árabe, los textos literarios no suelen tomar palabras directamente de aquel». Asimismo, en su estudio sobre la traducción del Forum Iudicum, José Perona cree im- <?page no="88"?> 88 prescindible la consideración de la tradición discursiva en la que se insertan los textos jurídicos para comprender las características lingüísticas de la versión romance, características que se propagarán entre otros documentos del mismo tipo: Pero las estrategias textuales, las estructuras oracionales, son las mismas [que las del latín], porque, aparte del hecho concreto de la traducción, los estudios jurídicos se realizan en latín y así, junto a las tradiciones escriturísticas de cómo se escriben las leyes, pasan al romance tecnicismos jurídicos, lexías complejas de índole jurídica, estructuras oracionales condicionales y justificaciones argumentativas que permiten extraer (...) una gramática foral que no sólo atañerá a este texto, sino que se transmitirá a la floración de Fueros latinos y romances de la Península Ibérica (Perona 2002: 79-80). Todo texto diacrónicamente considerado se enmarca en una determinada tradición discursiva. Muchos de los elementos que se introducen en el idioma por elaboración (§ I, 1.1.2.2) proceden de su relativa abundancia en textos que reproducen un tipo de lengua más cercana a la distancia comunicativa propia de tradiciones discursivas concretas. Estas proporcionan modelos textuales que se perpetúan en el tiempo dando lugar a estructuras y estilos lingüísticos bien definidos que se trasvasan de una lengua a otra gracias a la traducción 169 . Así, por ejemplo, en lo que se refiere a los recursos cohesivos presentes en textos castellanos medievales pudo tener una influencia decisiva la traducción de estos desde obras que, aunque en diferente lengua, pueden considerarse como continuadoras de una misma tradición discursiva 170 . A partir de su difusión desde textos exponentes de un tipo concepcional escrito en latín a textos del mismo tipo en castellano, las innovaciones perpetradas a partir de la traducción podían difundirse en una esfera lingüística más amplia: la lengua cancilleresca, frente a la literaria, tenía la potencialidad de salir más allá de su primer ámbito de recepción (el círculo letrado, erudito) y, por la necesidad de propagar las constantes novedades en la regulación de la convivencia común, propagar los nuevos giros y voces en un ámbito de recepción menos selectivo y más numeroso (es un proceso de difusión medial similar al de la lengua de la prédica, otro modelo de referencia culta para el público) (Pons Rodríguez 2010a: 86). La traducción, como el mismo Kabatek (2003b: 6) contempla, es un tipo de TD en el que, por lo general, se conserva la forma textual y el contenido pero cambia la lengua de escritura. Sin embargo, como el propio autor in- 169 «El modelo lingüístico del latín técnico-jurídico fue, sin duda, un estímulo para que se produjesen trasvases entre similares tradiciones discursivas (TD) de lenguas distintas» (Pons Rodríguez 2010a: 82). 170 Así en Pons Rodríguez (2007a: 296 y 2010b: 569). <?page no="89"?> 89 dica 171 , en determinadas épocas de un idioma, en el caso del castellano, sobre todo en la Edad Media, traducir no significa solo trasladar a otra lengua un texto, sino que se trata de un proceso que tal vez dé lugar a la creación y difusión de determinadas TD, con el consiguiente desarrollo de técnicas discursivas que tal vez lleve aparejado un germen de cambio lingüístico 172 . En este sentido, el estudio de las tradiciones discursivas, en cualquier época de un idioma, merece ser abordado desde una perspectiva comparativa que considere el papel que la traducción ejerce en la creación, propagación e incluso pérdida de una determinada tradición, pues se trata de productos culturales permeables a su cultivo en diferentes lenguas 173 . Solo teniendo en cuenta este enfoque se comprenderá que el de TD es un concepto clave del que debe servirse el investigador para tender puentes entre la historia de la traducción y la lingüística histórica. 171 «Parece que las tradiciones discursivas no son más que textos, enunciados concretos con formas transferibles de lengua en lengua. Se podría decir que la adopción de nuevas tradiciones discursivas es simplemente una especie de traducción, procedimiento por excelencia de adopción de textos de otras culturas sin mayores consecuencias para la lengua. Sin embargo, como ya señalábamos más arriba, la introducción de nuevos contenidos y de nuevas formas textuales produce necesidades expresivas que llevan a la formación de nuevos elementos lingüísticos» (Kabatek 2003b: 16). 172 Albrecht (2003b: 46) toma como ejemplo algunas traducciones alemanas de L’Assommoir de Zola para reflejar cómo se acoge en la lengua de destino la nueva técnica del estilo indirecto libre, concluyendo que «sich Diskurstraditionen von einer Sprache auf eine andere übertragen lassen», aunque queda la incógnita de «ob man dieses Phänomen als „Sprachwandel“ bezeichnen kann». 173 Así lo destaca, una vez más, Kabatek (2003b: 3): «a la hora de hablar o de escribir un texto, los que hablan o escriben no sólo tienen que hacer pasar su finalidad comunicativa a través del filtro de la gramática y el léxico de una lengua determinada en la que quieren concretar este fin: como es sabido, lo realizan también según unas tradiciones que van más allá del sistema, según una norma que se refiere a lo ya dicho en la sociedad; y lo moldean, además, de acuerdo con tradiciones textuales contenidas en el acervo de la memoria cultural de su comunidad, maneras tradicionales de decir o de escribir. Llamaremos, de acuerdo con otros autores, a estos moldes tradiciones discursivas; tradiciones culturales del hablar, transferibles, como veremos, de una lengua a otra». <?page no="91"?> 91 CAPÍTULO 4 LAS TRADUCCIONES CASTELLANAS DE LOS COLOQUIOS DE ERASMO DE ROTTERDAM 4.1. Los Coloquios de Erasmo y su proyección en España 4.1.1. Los Coloquios: el libro de una vida Aunque quizá hoy eclipsados por la fama de otras obras del humanista holandés, los Coloquios gozaron durante varios siglos de una popularidad que pocos libros en la historia de la literatura y del pensamiento europeos alcanzaron 174 . Sin embargo, las pretensiones iniciales de Erasmo no pudieron ser más modestas 175 . Humanista preocupado por la enseñanza del latín a los jóvenes, entendía que la lengua de los clásicos no era ya y para siempre una lengua fijada, anquilosada, sino un idioma en potencia, susceptible aún de cambio y desarrollo, vivo en fin, que debía ser presentado como tal a la juventud letrada de Europa. Como pedagogo, pues, se aventura a escribir unas formulae orientadas a ofrecer a los estudiantes numerosas estrategias de intercambio lingüístico (saludos, ofrecimientos, expresión de buenos deseos, etc.), basadas principalmente en ejercicios de sinonimia y abundancia verbal (Bierlaire 1977: 21) que ayudaran a hacer fluida la conversación en latín de los interlocutores 176 . El objetivo principal, en este sentido, era enseñar latín a los jóvenes, siguiendo «un método vivo a base de diálogos entre profesor y alumnos» (Augustijn 1986: 179). Hay que tener en cuenta que la práctica de escribir 174 Así lo indican Bierlaire (1977: 9) y Thompson (1965: xxviii). De los Coloquios dice Augustijn (1986: 178) que fue «la obra más conocida de Erasmo durante los siglos XVI y XVII y, sin duda, una de las publicaciones que gozaron de peor fama en vida de este». El éxito editorial de obras como esta hizo de Erasmo el escritor más leído del siglo XVI europeo (Rodríguez Santidrián 2001: 20). 175 «Few books of comparable popularity can have had more modest origins» ‘pocos libros de semejante popularidad pudieron haber tenido más modestos orígenes’ (Thompson 1965: xxii). 176 Cabe destacar aquí la importancia que revestía en este subgénero del diálogo la práctica de la varietas rerum et verborum, cuya naturaleza retórica ya había explicado Erasmo en su De copia (Chomarat 1981: 715, 850). Como se verá (cf. § I, 4.2.5), puede decirse que la abundancia es una de las características más llamativas del estilo de Erasmo. <?page no="92"?> 92 coloquios escolares para enseñar latín 177 e incluso otras lenguas modernas 178 era frecuente en esta época (Gómez 2006: 237), llegando a constituir un importante subgénero del diálogo en el siglo XVI: El Renacimiento había creado el coloquio escolar, cultivado sobre todo en Alemania, para convertir el latín en una lengua familiar, hablada por los estudiantes. El acentuado carácter instrumental de estos manuales de conversación condiciona profundamente su forma literaria. La Linguae latinae exercitatio consiste en una serie de conversaciones, con carácter independiente, sobre las actividades cotidianas de los estudiantes de Brujas: ir a la escuela, comer, pasear o jugar (...). El diálogo está construido por breves réplicas en las que los interlocutores, sin el carácter funcional de maestro y de discípulo, hacen observaciones circunstanciales sobre el marco dialogal. Proliferan, por tanto, las referencias deícticas al mundo externo y las alusiones espacio-temporales. En algún caso, esta actividad referencial es todo el contenido semántico del diálogo (Gómez 1988: 132). El repentino y creciente éxito del volumen publicado por primera vez en 1518 hizo que se multiplicaran las ediciones por Europa, algunas de ellas con añadidos no reconocidos por el autor. Erasmo modificó por primera vez el volumen de los Familiarium colloquiorum formulae en 1519, pero esta no fue la única: entre 1522 y 1533 aparecieron doce ediciones 179 , revisadas y aumentadas, y no es hasta 1526 cuando el volumen aparece expresamente con el título de Familiarium colloquiorum opus. A medida que se iban añadiendo nuevos coloquios, iba creciendo a su vez el interés moralizante de la obra; tanto es así que, en la edición de marzo de 1522, el volumen ya indica la finalidad que guía al autor: non 177 Uno de los más famosos fue la Linguae latinae exercitatio de Vives, obra centrada en el magisterio lingüístico del latín y exenta de las resonancias ideológicas de los Colloquia erasmianos y que, tras la prohibición de estos en España, consiguió gran éxito editorial (cf. Gómez 1988: 132). 178 Así lo demuestran las obras que cita Jesús Gómez (1988: 134-135): los Colloquia et Dictionariolum octo linguarum: Latinae, Gallicae, Belgicae, Teutonicae, Hispanicae, Italicae, Anglicae, et Portugalicae (1558); el Diccionario, Coloquios o diálogos en cuatro Lenguas, flamenco, francés, español y italiano (1558); o los Colloquia familiaria cum dictionario quatuor linguarum, teutonicae, gallicae, latinae, et hispanicae (1560). Un primer acercamiento al estudio de los coloquios escolares del XVI lo ofreció hace ya más de un siglo Massebieau (1878). También Vian Herrero (2009: 446) se refiere al diálogo como «una representación más o menos estilizada de las actividades de la tradición educativa de colegios, escuelas, universidades y academias literarias, que enriquecieron y adaptaron a los viejos clásicos durante la Edad Media y los Siglos de oro». Una perspectiva más lingüística en el estudio de este tipo de diálogos la encontramos en Sáez Rivera (2005, 2007a: 1185-1201). Sobre todo a partir del siglo XVII, comenzaron, por lo demás, a proliferar los tratados sobre conversación sobre los que puede consultarse el clásico estudio de Burke (1993). 179 Cf. Smith (1927); Thompson (1978: xx); y Chomarat (1981: 873). Un pormenorizado estudio de las diferentes ediciones de los Coloquios desde 1519, incluidos sus antecedentes, se encuentra en Gutmann (1968: 3-128). <?page no="93"?> 93 solum ad linguam puerilem expoliendam, verum etiam ad vitam instituendam 180 ‘no solo para perfeccionar la lengua de los muchachos, sino también para prepararlos para la vida’. Así pues, desde los primeros años, los Coloquios se conciben como «un manuel latin, pour apprendre, à la fois, les bonnes manières et le beau langage» (Halkin, Bierlaire y Hoven 1972: 5). El contenido moral de la obra irá creciendo hasta la edición definitiva de 1533, ya que de la conversación de los personajes el lector podía extraer reglas de conducta y lecciones de piedad (Bierlaire 1977: 51) que se esparcían «libre pero informalmente» al lado de las observaciones del autor acerca de «temas corrientes» (Thompson 1978: xxi). Este contenido moral, exponente en numerosas ocasiones de la corriente denominada «humanismo cristiano» 181 con la que se asocia por antonomasia al humanista holandés, era precisamente el peligro que verían los detractores de Erasmo en los siguientes años y el que provocaría la censura de los Coloquios en la mayor parte de Europa 182 . No obstante, su indudable rentabilidad pedagógica hizo que pocos años después de su aparición ya surgieran antologías «e incluso una edición tan bien expurgada que sin ningún escrúpulo podían utilizarla escolares católicos» (Augustijn 1986: 181-182). El largo proceso de elaboración que supuso la culminación de los Coloquios da cuenta de un interés continuo del escritor por perfeccionar su obra. Es así como podemos decir, con Bierlaire (1977), que los Coloquios son el libro de toda una vida, o, como escriben Halkin, Bierlaire y Hoven (1972: 8), que «l’histoire des Colloquia devient l’histoire d’Érasme». Se trata de una historia repleta de correcciones, censuras e intentos de defensa contra los detractores del pensamiento erasmiano. Por todo ello, es indudable el valor que el estudio de los Coloquios tiene para la historia de la cultura europea del Renacimiento, así como para comprender la influencia de su enseñanza dentro de las instituciones pedagógicas a lo largo de varios siglos: 180 Se trata ya de «parlare di cose importanti con tono quotidiano e scherzoso, di «castigare ridendo» i costumi del tempo» ‘hablar de cosas importantes con tono cotidiano y burlón, de «inculcar riendo» las costumbres del tiempo’ (Prosperi 2002: XXVIII- XXIX). 181 Bajo esta denominación entiende Thompson (1965: xvi, n.4) «the interactions, as assumed or emphasized by Erasmus, of Christian wisdom and classical culture: classical education and ethics illuminated, modified, or corrected by Christian truth». 182 Prosperi (2002: XLIII) resume bien la aportación de los Coloquios como exponente literario del «humanismo cristiano»: «I Colloquia, in realtà, avevano fatto molto di piú, disegnando positivamente un tipo di moralità fondata sui Vangeli e sulla sapienza antica, che si oponeva in tutto alla religione dei frati. Le dispute teologiche, l’ossessiva insistenza su voti, pelegrinaggi, culto dei santi, digiuni, la concezione della castità femminile, la pratica della confessione e degli altri sacramenti erano realtà viste da Erasmo come superstizioni, soppravivenze pagane o ebraiche, lontane dalla pietas cristiana a cui si dovevano educare i giovani lettori dei Colloquia». <?page no="94"?> 94 soprattutto bisognava conoscere il preciso significato delle parole e il modo di combinarle in un discorso. Di questo si tratta nei Colloquia. E di tutti gli scritti erasmiani sul e per il latino, questo fu il suo tentativo piú precoce, piú insistito e anche piú fortunato. Al successo nell’ immediato, legato anche alle vivacissime polemiche sul contenuto, seguí la lunga traccia di una presenza costante nella pratica di scuola: anno dopo anno, per secoli, generazioni su generazioni di studenti nelle piú varie parti d’Europa fecero i conti col latino attraverso quel libro (Prosperi 2002: XVIII). 4.1.2. Los Coloquios en España En España, los Coloquios causaron un gran impacto que se manifestó en una temprana corriente de traducciones sin precedentes en otros países europeos. Ya Bataillon (1966 [2007]) destacó la importancia que tuvieron entre el público que sabía leer los escritos del sabio holandés. El de Rotterdam no se oponía a las traducciones en lengua romance, siempre que condujeran a la piedad y a poner fin a la ignorancia del pueblo (Bierlaire 1978: 111). A pesar de que Erasmo propone un programa de traducciones para el público español, en el que la mayor importancia la representaban sus obras devotas para apaciguar los ánimos exaltados de sus detractores hispanos, el público no se contentó con esto, sino que pronto las versiones en romance castellano de los Coloquios salieron a la luz (Bataillon 1966 [2007]: 279- 315). Antes de 1527, algunos coloquios manuscritos (tal vez debidos a la mano de Alonso de Virués) pasaban de mano en mano entre el público letrado, y entre 1527 y 1532 serían publicados al menos seis coloquios sueltos y seis recopilaciones de coloquios (Bataillon 1966 [2007]: LII-LIII). Sin duda la ayuda de los poderosos de la corte de Carlos V adeptos a las ideas de Erasmo permitió que «at a period when, in other countries, the Colloquia in Latin were heavily under attack, or even under censure, in Spain versions in both Latin and Spanish were in free circulation» (Donnelly 1979: 137). También el Enchiridion había sido traducido en 1526, obra que supuso, en palabras de Bierlaire (1978: 268) una auténtica «revolución erasmiana», pues se convirtió en libro de cabecera de los «iluminados» españoles. No obstante, toda traducción supone un riesgo, tanto para el autor como para el que versiona, sobre todo cuando aspectos de índole cultural entran en juego. Con las versiones castellanas, las tesis de Erasmo sufrieron un cambio, si no sustancial, al menos sí circunstancial. Según Bataillon (2007 [1966]: 311), «los dos aspectos complementarios de la metamorfosis que sufre el pensamiento de Erasmo en tierra española» son la «atenuación de las críticas contra la Iglesia jerárquica y los frailes» y la «exaltación del sentimiento de la gracia que renueva los corazones». Así, Virués, aunque convencido de la buena voluntad de Erasmo y de sus escritos, no duda en atenuar cuanto puede aquellos pasajes en los que las ideas del humanista <?page no="95"?> 95 podían provocar rechazo o incomprensión por parte de los lectores (Donnelly 1979: 42). A pesar de este interés de algunos traductores, generalmente no declarado de forma explícita, por ocultar o manipular la fuerza de las tesis defendidas por Erasmo, sobre todo en algunos Coloquios como el Pietas puerilis, en el que se debate sobre si Cristo fundó o no el sacramento de la confesión, siempre quedaban fragmentos o episodios peligrosos a juicio de los censores. Erasmo ya se había dado cuenta de que sus trabajos empezaban a calar entre la sociedad letrada de la península, motivo por el cual se determinó a escribir su Apologia ad monachos quosdam Hispanos, intentando defender su obra de los feroces ataques de la Iglesia 183 . No obstante, a partir de 1532 la Inquisición se mostró menos indulgente que en años anteriores, y los Coloquios no pasaron desapercibidos a los ojos de la institución 184 . Tanto en España como en Europa, se protestaba que cuestiones de gran peso filosófico fueran propuestas a estudiantes de gramática (grammaticulis), cuestiones que de hecho eran normalmente discutidas en el seno de las universidades (Prosperi 2002: XLIV). Sumábanse a esta otras protestas referentes a los temas que se presentaban a lo largo de diferentes Coloquios 185 : la crítica de los monjes («monachatus non est pietas» 186 , decía Erasmo en su Enchiridion de 1505), la crítica de los votos, la crítica de la nobleza, la apología del placer sexual 187 , la apología del trabajo (tanto los monjes como los nobles desdeñaban el trabajo manual), etc. Una de las peores propagandas contra Erasmo de Rotterdam la supuso su supuesta afinidad ideológica con las tesis de Lutero. Como señala Bataillon (1977 [2000]: 159-160), el sabio holandés era considerado un luterano con- 183 Una de las protestas que aducía Erasmo ante sus detractores era la irrelevancia que tenía para estos el carácter literario de su obra: «Se me suele achacar la responsabilidad de todo cuanto aparece en los Coloquios, sin considerar si se dice en tono jocoso o en serio, ni el interlocutor que lo dice» (apud Augustijn 1986: 181). 184 Entre los condicionantes a los que se veía sujeta la traducción al castellano en el Humanismo renacentista, Ruiz Casanova (2000: 148) destaca «la estrecha vigilancia moral a la que fue sometido el humanismo español desde el poder eclesiástico, fuente de censuras, persecuciones y prohibiciones». 185 Cf. Chomarat (1981: 887-899). 186 Sobre esta máxima dice Chomarat (1981: 891-892) que «marque une rupture avec la conception médiévale; celle-ci attribuait aux moines une piété supérieure, voire monopole de la piété, puisqu’elle voyait en eux les «religieux» par excellence et leur confiait la mission de prier pour tous les autres chrétiens. Cette critique peut s’entendre en deux sens un peu différents: d’abord elle dévalue les ordres religieux en tant que corps à l’intérieur de la société, elle les déconsidère en bloc; ensuite elle fait de la piété chose individuelle». El tema de la piedad será el hilo conductor del coloquio Pietas puerilis, que analizo en este libro. 187 «Cette apologie du plaisir sexuel ne doit pas être interprétée à contresens; il n’est pas, comme dans l’épicurisme, une fin en soi, mais seulement un moyen de l’amour» (Chomarat 1981: 895). <?page no="96"?> 96 vencido, de forma que «el nombre de Erasmo quedaba asociado al peligro de herejía, lo que contribuyó a acrecentar la desconfianza y hostilidad hacia el mismo en las décadas posteriores» (Pinto Crespo 1986: 290). Se trataba de un tópico fuera de razón: Erasmo jamás se apartó de la Iglesia católica, pese a las críticas recibidas desde los sectores más antierasmianos de la ortodoxia romana. Además, la relación entre Lutero y Erasmo se vio profundamente enturbiada a raíz de la publicación de los Coloquios, obra que el alemán calificó de impía y que, como última voluntad, prohibió dejar leer a sus hijos. Sin embargo, el éxito del manual de latín también arraigó en la Europa luterana 188 . Sea como fuere, el cúmulo de recelos y temores por la supuesta heterodoxia erasmiana hizo que en España los Coloquios fueran el primer texto prohibido del autor, en enero de 1536 (Donnelly 1979: 138; 1995: 39), e incluso se condenara su lectura en latín en 1537. Es así como, en toda Europa, los Coloquios se convirtieron en un «libro maldito», que permanecería en el índice de libros prohibidos hasta el siglo XIX (Bierlaire 1978: 302). 4.1.3. La traducción de los Coloquios 4.1.3.1. Ideas sobre la traducción vigentes en el siglo XVI Al intentar acercar al público español los escritos de Erasmo, los traductores castellanos se enfrentaron a una serie de problemas en dos sentidos complementarios. En primer lugar, tenían que solventar los escollos que encontraban al desentrañar la ideología erasmiana entretejida en su creación literaria; en segundo lugar, se imponía la dificultad lingüística que supone el traspaso de los conceptos y relaciones textuales de la lengua del texto fuente (el latín) a la lengua de destino (el castellano). El interés fundamental de los traductores era el de hacer asequible la lectura de los textos a las personas con un grado escaso de conocimiento del latín (Russell 1985: 33). Centrándonos en el segundo de los problemas citados, el estrictamente lingüístico, lo que sabemos acerca de cómo concebían el proceso de tra- 188 «[N]elle scuole protestanti, la fedeltà alla lettura dei Colloquia fu assoluta. Le attestazioni dell’uso scolastico del libro tracciano una mappa d’Europa che copre tutta la Germania luterana. Piú di Lutero, pesò in questo Melantone, il vero pedagogo della Germania. D’altra parte, chi voleva imparare un buon latino non poteva seguire l’esempio del dottor Lutero, che si esprimeva familiarmente mescolando poche espressioni latine a un tedesco violento e colorito (salvo ricorrere al latino se c’erano ospiti stranieri). E il problema di imparare latino era allora il problema per eccellenza delle scuole europee» (Prosperi 2002: LII). Sobre la cuestión luterana en la vida de Erasmo puede consultarse Augustijn (1986: 133-149). <?page no="97"?> 97 ducción no solo los traductores de los Coloquios, sino en general cualquier escritor de los que se propusieron verter un texto del latín al romance durante la Edad Media y el Renacimiento, es francamente poco (Russell 1984: 35). Santoyo (1999: 73) apunta que la intensa actividad traductora realizada en la época de Alfonso X pudo haber dejado algún apunte teórico acerca del ejercicio interpretativo, como vimos en el capítulo anterior. Sin embargo, aquella dilatada actividad colectiva, todo aquel esfuerzo internacional, no llegó a transmitirnos un solo ápice de consideraciones crítico-teóricas, ni siquiera elementales, sobre el propio fenómeno de la traducción. Ni la más mínima reflexión sobre el trabajo que realizaban. Aquellos eruditos políglotas no vieron en la traducción sino la praxis estricta de la transferencia lingüística (Santoyo 1999: 73). Solo a mediados del siglo XIV aparecerán algunos textos que traten específicamente sobre el hecho de traducir (Ruiz Casanova 2000: 68), aunque por lo general deudores de la tradición literaria precedente. Tampoco en los Siglos de Oro encontramos un corpus de teorías traductoras lo suficientemente consistente como para constituir una teoría bien definida; no obstante, hay ya una importante diferencia con lo ocurrido en Toledo tres siglos antes: al socaire de la práctica nace ahora poco a poco una incipiente reflexión teórica, siempre dispersa, eso sí, y de condición claramente embrionaria. No se escribió en la época no ya un solo volumen sobre la traducción e interpretación, pero ni siquiera un solo opúsculo, como el de Étienne Dolet en Francia. En España hay que espigar aquí y allá en todo tipo de escritos para llegar a recopilar una pequeña gavilla de fragmentos 189 . Por la propia naturaleza de los textos, es este un tipo de literatura muy menor, aneja, dependiente y hasta físicamente marginal, ya que casi siempre se trata de prefacios y prólogos a traducciones. Con todo, los textos por lo menos existen y hay que saludarlos con alborozo: primero, porque resultan novedosos en nuestras letras y casi en nuestra historia; en segundo lugar, porque, aunque dispersos y de limitado alcance, estos escritos permiten vislumbrar ya por primera vez, si no una teoría explícita y orgánica, sí al menos la mentalidad prevalente en los traductores y críticos del Siglo de Oro, el conjunto de ideas entonces compartidas sobre el fenómeno de la traducción y sobre cada uno de los problemas prácticos y teóricos más arduos de la disciplina (Santoyo 1999: 74-75). Esta escasez de material teórico sobre el que sustentar la práctica traductora hace que «en lo que se refiere a teoría de la traducción -dice Russell (1985: 43)-, los traductores peninsulares sig[a]n por completo bajo la 189 Gracias a estos pequeños fragmentos de preceptos teóricos acerca de la traducción, sabemos, por ejemplo, que una de las preocupaciones fundamentales de los intérpretes de la época era la de trasvasar la dulçura y la brevitas del latín a la lengua romance (Russell 1985: 13). <?page no="98"?> 98 estrecha dependencia de San Jerónimo» 190 . Ello quiere decir que, de modo general, los traductores peninsulares de entre 1400 y 1550 solo daban a entender la posibilidad de dos tipos de traducción, precisamente los que especificaba San Jerónimo en su Epistula ad Pammachium 191 : Ego enim non solum fateor, sed libera uoce profiteor me in interpretatione graecorum absque scripturis sanctis 192 , ubi et uerborum ordo et mysterium est, non uerbum e uerbo, sed sensum exprimere de sensu ‘Pues yo no solo confieso, sino que declaro con libertad de expresión que yo, en la traducción de los griegos, exceptuando las Santas Escrituras, donde incluso el orden de las palabras también es un misterio, no saco palabra por palabra, sino el sentido del sentido’ (Ep. ad Pamm., 5, apud [Brepolis]). Tampoco tenemos ningún indicio de que las ideas acerca de la teoría de la traducción que empezaban a circular por Italia de la mano de Leonardo Bruni o Giannozzo Manetti hubieran influido en la manera de trabajar de los traductores peninsulares 193 (Russell 1985: 59). Esto no significa que no tengamos comentarios importantes sobre la labor traductora de los escritores españoles de los siglos XV y XVI (preciosos son los datos que nos proporciona, por ejemplo, Enrique de Villena al traducir la Eneida en 1427- 1428), pero, como opina Pérez González (1996: 108-109), «desde Cicerón hasta bien avanzado el s. XVIII la teoría de la traducción o, mejor dicho, la reflexión traductora apenas sufrió cambios sustanciales». El siglo XVI supone un punto de inflexión en lo que se refiere a la consideración de la lengua romance frente al latín. Por un lado, la concepción inmanentista de los romanceadores de textos a lo largo de toda la Edad Media afianzó el topos del menosprecio de la lengua vernácula frente al latín (Russell 1985: 50; Cátedra 1991: 73; Morrás 1994a: 47; Parellada 2000: 68; García de Lucas 2010: 366). Este lugar común de los traductores europeos se basaba «en el viejo tópico de las lenguas mejores o peores según su antigüedad, riqueza o prestigio literario: se encuentra ya en Quintiliano (Inst. Orat., 8, 3, 33) referido a la pobreza del latín respecto al 190 «Solamente en la Italia de los humanistas aparecen intentos si no de poner en tela de juicio las teorías de San Jerónimo en su totalidad, sí al menos de interpretarlas y revisarlas a la luz de la experiencia intelectual del humanismo italiano» (Russell 1985: 29). 191 San Jerónimo contaba con otros precedentes ilustres, como Cicerón, quien en su De optimo genere oratorum diferenciaba entre la traducción ut interpres (más literal) y ut orator (más libre), autoridad a la que podían recurrir los traductores para justificar una versión más creativa (cf. Morrás 2002: 48). 192 Entiéndase, pues, que para la traducción de los textos sagrados no vale otro tipo de traducción sino la que se hace palabra por palabra. 193 Aunque, según se observa, no las ideas teóricas, al menos sí parece que influyeron en la práctica interpretativa de los traductores peninsulares las propias traducciones italianas, a las que acudían para comprobar sus versiones y solventar problemas interpretativos (Russell 1985: 44). <?page no="99"?> 99 griego 194 , o en Juan de Salisbury (siglo XII) referido al hebreo como lengua más antigua» (Moreno Hernández 2010: 144). Por otro lado, la creciente influencia del castellano en el panorama cultural europeo se materializaba en la proliferación de textos literarios y la creación de nuevos géneros que culminaría en lo que se ha dado en llamar la Edad de Oro de las letras castellanas 195 . Ya a partir de 1540, escritores como Villalón, Mejía y Venegas defienden el prestigio del castellano, equiparando su autoridad a la del latín, el griego o el hebreo (Menéndez Pidal 2005: 843-845). A pesar de ello, todavía durante el siglo XV y el primer tercio del siglo XVI los intérpretes solían recurrir en sus prólogos al mencionado topos 196 , con lo que quedaba patente su especial predilección por la lengua clásica y su concepción de esta como un idioma más rico y elocuente, cuando no se trataba de una mera captatio benevolentiae. 4.1.3.2. El problema de las traducciones erasmianas En el caso del latín de Erasmo, los traductores se encontraban en una tesitura especial 197 : el humanista holandés era un contemporáneo suyo, no un clásico. Ciertamente, la lengua de que se servía el de Rotterdam no era muy diferente de la de Cicerón y otros modelos de la Antigüedad, pero sin duda la proximidad cronológica suponía que el tipo de lengua fuera percibido como más «natural», mientras que, a su vez, el contenido ideológico de su obra se hacía mucho más cercano y reconocible. Por todo ello, se puede decir con Russell (1985: 53) que «las traducciones de Erasmo al castellano no son típicas de su época debido a que, en este caso, los traductores tenían 194 De aquí que los traductores peninsulares de los siglos XV y XVI se sirvieran de este razonamiento para minusvalorar las lenguas romances en comparación con el latín (Russell 1985: 18; Castillo Lluch y López Izquierdo 2010: 9-10). 195 En palabras de J. M.ª Micó (2004: 176), «el proceso de dignificación de las lenguas vulgares». No obstante, como Juan de Valdés dice en su Diálogo de la lengua, el castellano no tenía un Boccaccio y un Petrarca que pudieran justificar mediante la alusión a las autoridades la dignidad del idioma. 196 Margherita Morreale (1959: 8-9) cita tres pasajes de Pedro de Chinchilla, el traductor anónimo de la Ilíada, y de Pero López de Ayala, en los que se comprueba la recurrencia al tópico. 197 «Poco después hubo de plantearse un nuevo problema a los traductores hispánicos: ¿cómo traducir del latín las obras doctrinales de Erasmo? En el presente caso, un requisito imprescindible lo constituía el hecho de que los escritos del humanista holandés, dirigidos en latín a un público culto, fuesen traducidos de forma que quedaran al alcance de lectores españoles profanos que sólo se interesaban por Erasmo como maestro religioso. Con este propósito, como apuntó hace años Dámaso Alonso, los traductores hispánicos de Erasmo «despaganizan» el texto, despojándolo de toda cita o alusión netamente humanista» (Russell 1985: 51-52). <?page no="100"?> 100 por razones de fuerza mayor y de prudencia que modificar tanto el estilo como el pensamiento de los originales». Un problema fundamental que afecta de lleno al quehacer traductor en cualquier época y lugar es el del destinatario de la obra. Hay que tener en cuenta que los libros que escribió Erasmo en latín se dirigían a la elite intelectual europea, precisamente esa que sabía desenvolverse sin grandes dificultades en la lengua de Virgilio. Aunque el índice de analfabetismo en la época que nos ocupa era muy elevado, sin duda serían más los nobles y poderosos capaces de entender el romance que el latín, y por supuesto también el resto de población más o menos aristocrática (Donnelly 1979: 132; Alonso 1971: 488). Es de señalar que gran parte de ese público receptor estaba conformado por mujeres (Donnelly 1979: 129-130; Géal 1998: 38), interesadas, entre otras cosas, en los numerosos coloquios erasmianos cuyas protagonistas representan al sexo femenino y cuyo tema principal no es otro que el de la condición de la mujer en la época y su papel respecto del varón. 4.1.3.2.1. Los traductores de los Coloquios de Erasmo De las ocho traducciones que conforman el corpus del presente estudio, una pertenece a Diego Morejón (Uxor mempsigamos [Bat.474]), dos a Alonso de Virués (Pietas Puerilis y Uxor mempsigamos [Bat.479]), una a Pedro de Luján (Uxor mempsigamos [Luján]), otra a un corrector anónimo de la traducción de Morejón (Uxor mempsigamos [Bat.475] -y, en copia [Bat. 479]-) y otras tres anónimas (una del Pietas puerilis [Bat.479] y dos del Senile [Bat.478 y Bat.479]). De los autores de nombre conocido, sabemos realmente muy poco de Diego Morejón, algo más de Pedro de Luján y mayor número de datos se poseen sobre Virués. De Morejón nos dice Bataillon (2007 [1966]: 287) que es un «latinista mediano y escritor poco ducho 198 ». Conocemos una obra devota de un tal Morejón, La visitación de nuestra señora a santa Isabel, en verso, de factura claramente medieval. Este hecho lleva a la pregunta de si este Morejón es el mismo que el que traduce el coloquio erasmiano, cuya forma y tratamiento del contenido son plenamente renacentistas. Donnelly (1979: 38-39) cree que sí, fundamentalmente por dos razones: la primera, de índole temática, tiene que ver con el título que aparece en el impreso del coloquio que conservamos, Institución del matrimonio christiano, que parece aludir a la idea que de la obra tenía el traductor, entendida, si Donnelly interpreta bien, como un tratado del matrimonio, precisamente uno de los temas de la 198 En realidad, el adjetivo ducho se debe al traductor de la obra de Bataillon, Antonio Alatorre. <?page no="101"?> 101 Visitación; la segunda, de tipo material, se refiere a la relación de las dos obras con un mismo impresor, el valenciano Juan Joffre. En fin, en palabras de este autor, «[t]he similarities, and more importantly, the lack of dissimilarities, between La visitación de nuestra señora and the Institución del matrimonio christiano seem to suggest that the author in both cases is the same» (Donnelly 1979: 39). Como decía, datos más fiables se conservan sobre Alonso Ruiz de Virués, sobre todo gracias al estudio de Severino Giner (1964). Virués nació en Olmedo en 1493. A los quince años ingresó en el monasterio de San Juan de Burgos, perteneciente a la orden de San Benito de Valladolid. Estudió en la universidad de Salamanca probablemente entre los años 1511 y 1518 y casi con total seguridad aquí entró en contacto con las obras de Erasmo. Pronto se convirtió en un importante defensor del holandés en España, según hemos podido saber por las cartas que durante el primer tercio del siglo XVI se intercambian Valdés, Vives, Erasmo y él mismo. Pronto fue conocido en la universidad de Alcalá como un erasmista convencido, aunque no aceptó absolutamente todas las doctrinas del maestro. En alguna carta lo invita a moderar su discurso que a veces se desviaba hacia la heterodoxia, para que el cuerpo sacerdotal del país no lo mirara con malos ojos. «Virués showed himself to be a solid but no a blind supporter of Erasmus», dice Donnelly (1979: 46). Más allá del aspecto ideológico que condicionaba el proceso de traducción, sus versiones de los Coloquios, que probablemente circularon manuscritas antes de ser publicadas en 1529, debieron influir considerablemente en la mayoría de los traductores e incluso de otros autores posteriores de filiación erasmista. Menos sabemos de Pedro de Luján, autor de los Coloquios matrimoniales y de una de las secuelas del Amadís. Se puede decir que era licenciado y abogado en la Real Audiencia de Sevilla (cf. Rallo Gruss 1990: 2), pero poco más. Sí hay que tener en cuenta que se trata de un autor más tardío que los anteriores (sus Coloquios matrimoniales datan de 1550, mientras que los demás textos que se consideran en este trabajo son de entre 1527 y 1529) y que se presenta a sí mismo como compilador más que como escritor. Efectivamente, esta obra es la refundición de fragmentos provenientes de los Coloquios erasmianos, el Relox de príncipes y las Epístolas Familiares de Antonio de Guevara y la Silva de varia lección de Pedro Mejía, que Luján engarza y a los que da una estructura en virtud de su propósito fundamentalmente moralizante. Por lo que a este trabajo respecta, hay que poner de relieve que la traducción del Uxor mempsigamos que aparece en los Coloquios matrimoniales tampoco es, en general, atribuible a este autor, pues toma como base otras traducciones ya existentes de una forma mucho <?page no="102"?> 102 más evidente a como lo hacen otros intérpretes (cf. § I, 4.1.3.2.2 y, sobre todo, Del Rey en prensa d) 199 . 4.1.3.2.2. Las versiones de los Coloquios: características generales Es francamente poco también lo que conocemos acerca de la labor traductora que emprenden los traductores de los coloquios que conforman el corpus de este estudio 200 . No obstante, son interesantes a este respecto las palabras del más notable, Alonso Ruiz de Virués, quien pretende hazer que la obra si ser pudiere quede tan graciosa clara y elegante enla lengua en que se saca como era enla lengua en que primero estaua 201 : y esto no se puede hazer sino quitando y poniendo palabras porque muchos vocablos refranes y alusiones tienen gracia en vna lengua que si al pie dela letra se sacasen en otra serian muy grandes desgracias [Bat. 478, lín. 23-2, f. b1v-b2r]. Así pues, la posibilidad de añadir u omitir palabras o frases del original quedaba legitimada, a juicio de Virués, por razones puramente estilísticas 202 , aunque en la práctica, como se ha dicho y se tendrá la ocasión de 199 Luján también proporciona, en el quinto coloquio de su obra, fragmentos de traducción del Pietas Puerilis erasmiano, coloquio que también forma parte del corpus que aquí se presenta. No obstante, no se ha tenido en cuenta la versión de este autor por ser menos determinante en el conjunto del mencionado quinto coloquio y también por exigencias de espacio y tiempo. 200 Cf. Del Rey (2013c) para más información a este respecto. 201 A este respecto escribe Morrás (1994b: 42): «el traductor debía verter el contenido reorganizando las palabras, recreando el asunto dentro de un nuevo molde expresivo para recuperar el esplendor estilístico del texto en su lengua original». 202 Virués no es el único que se expresa en estos términos; es más, tal justificación puede estar asentada en un tópico frecuente en la época, pues, como se comprobará, las palabras del Arcediano del Alcor en su prólogo a la traducción del Enchiridion son muy similares: «quando se traslada algún libro de una lengua en otra, no se requiere, ni sería tollerable, que sea por las mismas palabras, ni aun por las mesmas formas y modos de decir, pues estos es notorio que en una lengua tienen mucha gracia y en otra no vienen bien, antes son cosa dessabrida» (Alonso 1971: 104). Las razones estilísticas son sustituidas por otras de índole más moral en el prólogo del corrector anónimo del Uxor mempsigamos, cuando, tras criticar la versión de Morejón, escribe: «[p]orque assi como ay en romance muchas cosas tenidas por honestas que dichas en latin parescerian desonestas. Assi ay muchas en latin honestas : que puestas en romance parescen torpes y desonestas» [Bat. 475, lín. 20-24, f. a1v]. Como se aprecia, este traductor, a diferencia de otros del XV, justifica ya la práctica de la adición y la omisión por razones de decoro, no de calidad lingüística. Siguiendo en esta misma línea, Bernardo Pérez de Chinchón, en su traducción de La lengua de Erasmo, ya no establece comparación explícita entre el latín y el romance, sino que simplemente legitima la modificación textual de su traducción por razones puramente ideológicas: «Virtuoso lector, no te ofenda que yo he dexado, mudado, y explicado algunos passos en esta obra, no siguiendo el rigor ni de la <?page no="103"?> 103 ver, muchas veces son motivos de índole cultural o ideológica los que dan pie a la manipulación, explícita o implícita, de las palabras e ideas contenidas en el original. Por poner dos ejemplos más o menos opuestos de entre las versiones que aquí se analizan, Virués preconiza un tipo de traducción en el que se privilegia el sentido, mientras que Diego Morejón prefiere mantenerse fiel a la letra traduciendo palabra por palabra. Sea como sea, es interesante tener en cuenta que, a pesar de que los traductores medievales y renacentistas, entre ellos los autores de las versiones erasmianas que se pronunciaron al respecto, citan casi como tópico a San Jerónimo para contextualizar su labor traductora, no explican qué significan para ellos, o qué características presentan, los dos tipos de traducción que diferenció el santo, ad sententiam o ad sensum (Russell 1985: 53). De modo general, se puede afirmar que una de las características más notables de la mayoría de las traducciones castellanas de los Coloquios es su orientación moral 203 (Blanco 1993: 35). Esta característica explica gran parte de las adiciones y, sobre todo, omisiones (cf. Del Rey en prensa c). Recordemos que el acceso a las traducciones en romance era mucho más asequible que desde el latín, lo que suponía un incremento en el número de receptores entre los que podrían arraigar algunas de las ideas más heterodoxas del humanista holandés. Según María Morrás: La censura moral ejercida por los traductores de los siglos XV y XVI irá dirigida a ese doble plano: el moral, desde el momento en que las traducciones salieron del ámbito monástico, y el lingüístico, a partir del instante en que los traductores tomaron conciencia del papel que desempeñaban en el enriquecimiento y la formación de las lenguas vernáculas 204 (Morrás 1994a: 418). Aunque encontramos omisiones y adiciones de diferentes porciones de texto en todos los traductores de los Coloquios, Virués fue el único que explícitamente expresa su intención de no referir todo lo contenido en la obra de Erasmo y, además, en cuanto a las adiciones, señala que utilizará un signo tipográfico para advertir de las intrusiones del traductor (Donnelly letra, ni de la sentencia. He hecho esto donde Erasmo, por defenderse, me parece que ofendía, no con malicia, pero con zelo, a algunos religiosos de nuestros tiempos, los quales quiero más que amen a Erasmo por su doctrina, que no le aborrezcan por su reprehensión» (apud Severin 1975: 1). 203 En lo que se refiere a los prólogos, escribe Donnelly (1979: 64-65): «When one considers the prefaces to the extant Spanish translations of the Colloquia, it is clear that the translators were motivated, primarily, by a desire to impart some form of moral teaching, rather than by a desire to perform a linguistic exercice». Se observa, pues, cómo el objetivo primigenio de Erasmo, el de la enseñanza de intercambio lingüístico entre los jóvenes, desaparece en las traducciones castellanas. 204 Vemos aquí de nuevo señalada la importancia de la traducción en el desarrollo de la lengua (cf. § I, 2.1.1.1.2). <?page no="104"?> 104 1979: 97). No obstante, tal matización puede llevar a error pues, si bien es cierto que la interpolación de fragmentos extensos está marcada tipográficamente, no siempre es así, ya que la técnica de la amplificación, absolutamente productiva en este autor, produce fragmentos en ocasiones muy largos, cuya autoría el lector, sin ser avisado, quizá atribuiría al propio Erasmo. Otra de las características aplicables a casi todo el conjunto de las traducciones es la de voluntad de estilo coloquial. Son muchos los autores que se refieren a este rasgo ya en el mismo texto latino 205 (no se olvide que, desde su génesis, los Coloquios se orientaban a ofrecer a los jóvenes técnicas para desenvolverse en la actividad interaccional), pero en algunas traducciones, sobre todo en aquellos coloquios en que hay un mayor número de interlocutores (Senile) o en que abundan los turnos breves (parte del Uxor mempsigamos), este carácter se hace por momentos más notorio 206 . En fin, otro hecho que debe ser tenido en cuenta al contemplar las versiones de los Coloquios de Erasmo desde una perspectiva amplia es la mutua influencia que existe entre ellas. En general, puede decirse que Virués y Morejón se revelan los autores más originales y autónomos, mientras que en todos los demás pueden apreciarse atisbos de interferencias formales y estilísticas en sus versiones. La asimilación de traducciones previas es especialmente notable en los Coloquios matrimoniales de Luján, que puede ser considerado, grosso modo, un mero compilador de la tradición textual recibida 207 . Aparte de estas características generales, más acusadas en unos que en otros, cada traductor imprime su propia forma de versionar y su propio estilo a sus respectivos textos. Por ejemplo, el traductor anónimo del Senile [Bat.478] es el que se muestra más desenfadado en el uso del castellano, ofreciendo un texto lleno de expresiones coloquiales y prodigándose en el empleo de expresiones fáticas y apelativas. Por su parte, Morejón nos ofrece una traducción poco dúctil, muy apegada al latín de Erasmo 208 , aunque su corrector anónimo, más allá de salvar alguna incorrección sintáctica 205 Thomson (1970: 123-124), Halkin, Bierlaire y Hoven (1971: 7), Bierlaire (1977: 41), Thompson (1978: xxviii), Chomarat (1981: 820-821). 206 Cf. Parellada (2000: 81-84) y Donnelly (1979: 78-80); en Donnelly (1979: 126) habla el autor del estilo coloquial que se intenta preservar en algunas versiones, al referirse a «the colloquial style of the dialogue». 207 La cuestión de la interferencia entre las diferentes versiones de los Coloquios la trato con detenimiento y ejemplos en Del Rey (en prensa d). 208 Puede decirse en su descargo que el propio Morejón era consciente de sus limitaciones como conocedor del latín, tal como se infiere de sus palabras del prólogo a la traducción del Uxor mempsigamos: «si alguno de los Latinos paresciere que en algo va defetuosa [esta traducción] a ninguno cerramos la puerta: para que no pueda sacar a plaça otro mejor estilo» [Bat. 474, lín. 10-12, f. a2v]. Por supuesto, cabe interpretar esta excusa como una mera captatio benevolentiae, como apunto en Del Rey (en prensa d). <?page no="105"?> 105 o de estilo (y no todas), tampoco nos brinda un texto enormemente mejorado, quizá porque su interés no es tanto el de reparar estilísticamente el texto de Morejón, como el de enmendar algunos fragmentos en que «su hablar era algo desonesto» [Bat. 475, lín. 12-13, f. a1v] (cf. Del Rey en prensa d). La versión de Luján brilla por momentos, aunque son pocas las ocasiones en que puede apreciarse una aportación propia, novedosa, en el conjunto de la tradición testimonial que este escritor ya habría recibido sin duda en la segunda mitad del siglo XVI. Quizá el traductor con más dotes literarias, y en el que se ha centrado la mayoría de los estudiosos de las traducciones de los Coloquios en castellano, es Alonso Ruiz de Virués. Mediante sus continuas adiciones y omisiones, Virués reformula, tácita o expresamente, el pensamiento de Erasmo (Donnelly 1979: 98). Es consciente del peligro que conlleva ser absolutamente fiel al texto erasmiano, por eso su proceder traductor es perifrástico, más alusivo e interpretativo que literal. En este sentido, pueden entenderse las palabras de Bataillon (2007 [1966]: 296) cuando dice que su «traducción constituye, desde ciertos puntos de vista, una obra original». A veces adapta el registro lingüístico de Erasmo, en ocasiones plagado de tecnicismos 209 , simplificando léxico y sintaxis; otras veces se vuelve más retórico y concentra la expresión, aunque su escritura tiende de forma natural a la verbosidad y a la digresión 210 . En fin, en cuanto al supuesto enmascaramiento que de la doctrina erasmiana aparece en los Coloquios traducidos por Virués, merece la pena terminar diciendo que este fue más fiel al pensamiento de Erasmo que a los propios Coloquios y que, como explica Bataillon (2007 [1966]: 306), «no hay nada, en las adiciones de Virués, que no pudiera suscribir Erasmo, ni siquiera nada que no haya expresado él en otro lugar» 211 . 209 Como muestra de la simplificación del lenguaje que en ocasiones sufre el texto erasmiano, Donnelly (1979: 125) constata «the systematic expansion of the elliptical Latin text, and the almost complete absence in the Spanish of any philosophical terms», lo que muestra «that Virués was conscious that he was writing for a public who did not have the intelectual background necessary for a comprehension of the Latin terminology». 210 Donnelly (1979: 126) apunta que tal vez su condición de predicador pueda explicar el estilo digresivo del traductor, así como algunos aspectos de su sintaxis: «Some of the loose structure of his syntax can be explained away by the greater freedom of structure in passages designed for oral delivery» (ibid.: 127). 211 En los mismos términos que Bataillon se expresa Donnelly (1979: 128): «In fact, in many instances the reader was given ideas which Erasmus had expounded in places other than the Colloquia, and to that extent, was given a greater experience of Erasmian thought than was present in the individual colloquies». <?page no="106"?> 106 4.2. El latín de Erasmo 4.2.1. Erasmo filósofo vs. Erasmo literato La influencia de Erasmo de Rotterdam en la esfera del pensamiento moderno ha hecho que el número de los estudios dedicados a su concepción sobre la lengua y al peso que esta tuvo en el desarrollo de las literaturas europeas sea considerablemente menor. Ante este vacío se rebeló uno de los autores que más tiempo ha prestado a la cuestión lingüística de Erasmo, Jacques Chomarat (1981: 24), quien señaló que estudiar al Erasmo gramático y retórico no es una tarea en absoluto secundaria o subordinada a la investigación en torno al pensamiento filosófico del sabio holandés. La estela del erasmismo en España en lo que a la teoría de la lengua se refiere es fundamental para comprender gran parte de la historia de nuestro idioma y de nuestra literatura, tal como, para distintas épocas, lo atestiguan Luisa López Grigera (1986) y Aurora Egido (1996). Conviene, así pues, referirse brevemente al estilo de lengua latina que propugnaba el autor y a cómo dicho estilo queda reflejado en sus obras, particularmente en los Coloquios. En sucesivos apartados se revisará si, con su particular técnica interpretativa, en la que las frecuentes adiciones y omisiones tienen un papel determinante, los traductores españoles consiguen trasladar al castellano la fluidez verbal que despliega Erasmo en sus personajes. 4.2.2. El latín de los humanistas El latín de Erasmo se inserta en lo que los estudiosos han dado en llamar latín humanístico 212 . Se trata de una etapa de la historia de esta lengua en que el estudio y comentario de los clásicos adquiere un auge determinante en su propio desarrollo, de acuerdo con el espíritu propugnado por el Humanismo. Así lo considera Antonio Fontán: 212 «El latín humanístico es una lengua fijada en sus estructuras, en su estilo y en su léxico, ajena a los altibajos de uso y sus desgastes; es una lengua apta para el rigor científico y por ello es usada por la ciencia y por la naciente filosofía racionalista, amén de la historiografía y la poesía renacentistas. Descartes, Newton, Locke, Milton, Leibniz, Ambrosio de Morales, Mariana, El Brocense, Nebrija, Vives, Erasmo, Tomás Moro, entre otros, usaron y disfrutaron con deleite de la lengua latina, entre un número ingente de célebres nombres. Era tal lengua una especie de “koiné”, que servía para los múltiples usos, de los que aún no disfrutaban cómodamente las nacientes lenguas “nacionales”; a la vez era la lengua del Derecho, de las Cancillerías, de la Iglesia, de la Diplomacia, de la Ciencia y la Filosofía, amén del floreciente renacer literario y filológico. El ansia de imitación de los antiguos fue el elemento desencadenante que condujo a un auge tan intenso del latín en el ambiente cultural de la época» (Bodelón 1993: 169-170). <?page no="107"?> 107 cuando digamos Humanismo o humanistas estamos mencionando la extensa y variada gama de los escritores que descubren, estudian, veneran, asimilan e imitan a los autores griegos y latinos (paganos o cristianos) y los adoptan como inspiración para su propio lenguaje y para su pensamiento. Y todo ello desde los días de Petrarca hasta que a fines del siglo XVI la cultura clásica ha quedado ya insertada, de modo natural y casi orgánico, en el alma de las diversas culturas modernas, en sus literaturas y en las lenguas en que se expresan (Fontán 1974: 257-258). En el siglo XVI, el latín seguía siendo la lengua de la cultura, de manera que los escritores europeos suelen redactar la mayoría de sus obras en esta lengua para asegurar su difusión entre la intelectualidad del continente europeo 213 . Entre ellas, los libros dedicados al estilo y la retórica, en los que los modelos clásicos cobran un papel preponderante, empiezan a gozar de difusión editorial. Los autores renacentistas reflexionan sobre el mejor estilo de lengua y proponen modelos entre los cuales Cicerón adquiere una importancia característica del modo en que los escritores del XVI concebían el latín. El deseo de resucitar el latín de Cicerón lleva a la creación de la corriente denominada ciceronianismo 214 , cuyos adeptos defienden a veces tesis desorbitadas, como la de no usar voces declinadas en los casos que de dicha voz no se habían documentado en los escritos del Arpinate, y por supuesto tampoco ninguna palabra no empleada por él 215 . En general, pues, el latín de los humanistas no se aparta sustancialmente de la lengua de los clásicos paganos. Sin embargo, algunos autores, entre ellos Erasmo, vieron la necesidad de adaptarla a los nuevos tiempos mediante diferentes procedimientos lingüísticos, sobre todo léxicos. Jozef Ijsewijn y Dirk Sacré (1998: 377-433) resumen y explican las características de este “neo-latín” con el que trabajan los escritores del Renacimiento. A continuación se mencionan algunas de ellas: a) En el terreno del vocabulario, destacan los autores (Jozef Ijsewijn y Dirk Sacré 1998: ibid.) el desdén hacia los barbarismos que no eran absolutamente necesarios. Los escritores intentaban rescatar el léxico propio de la época clásica y, en menor medida, de época preclásica; no obstante, la 213 Como lo entiende Rivero (1993: 14), el latín, dada su adscripción a un grupo cada vez más reducido de personas cultas, era un importante instrumento de poder: «Así pues, en medio del nacimiento de las lenguas nacionales, el latín se remonta sobre su propia supremacía medieval para convertirse, ahora más que nunca, en la lengua de un círculo de privilegiados». También Thompson (1965: xv) menciona la parcelación del saber, consecuencia del escasamente difundido conocimiento del latín: «Sixteenth-century society, or rather the small minority who were its educated members, regarded Latin (with good reason, on their assumptions) as a permanent instrument of communication and literary expression in civilized life». 214 Acerca de la relación del ciceronianismo en concreto con el latín renacentista en general, puede leerse Núñez González (1991). Sobre la difusión del ciceronianismo en España, es interesante el trabajo del mismo autor, Núñez González (1993). 215 Es el tipo dogmático criticado por Erasmo en su Ciceronianus (1528). <?page no="108"?> 108 comparación puede estar falseada desde nuestra perspectiva, pues es más que probable que en el Renacimiento los humanistas manejaran testimonios que hoy han desaparecido y que contenían palabras que tal vez hoy no sabemos que se usaron durante los primeros siglos de nuestra era. Por lo demás, como los mismos Ijsewijn y Sacré apuntan, parece ser que durante mucho tiempo hubo palabras que sobrevivieron solo oralmente. Con todo, el acopio de nuevas palabras con las que hacer referencia a las realidades extralingüísticas de la época se hizo inevitable 216 . A menudo se recurría al griego para aumentar el caudal léxico, pero también se empleaban los propios mecanismos lexicogenéticos de que disponía el latín. Los neologismos intentaban llenar el vacío terminológico que existía en diferentes parcelas del mundo moderno: conceptos referentes a la política, la sociedad, instituciones y funciones (Elector, Infans, parlamentum); el campo semántico de la guerra (bombarda, halabarda, artilleria, fulminaculum); el mundo académico (legistae, canonistae, humanistae, baccalaure(and)us, licentia(tus)); la esfera eclesiástica (Cardinalis, (archi)capellanus, guardianus); economía, comercio, industria y arte (florenus, typographia, (ex)cambium, porcellana); plantas y animales (tabacum, tulipa); y nuevas voces que designaban comidas y bebidas (chocolata, cuscusia, thea). Aparte de las necesidades de índole designativa, en ocasiones la causa de la introducción de un barbarismo era la mera intención satírica del autor en un pasaje determinado. Otras veces no resulta fácil saber el motivo de la utilización de un barbarismo; tal vez se trate de tradiciones locales o de la influencia de la lengua vernácula. No obstante, hay escritores, entre ellos Erasmo, que marcan siempre la ausencia de latinidad de una palabra, utilizando la fórmula quod aiunt ‘que dicen’. b) En lo que respecta a la morfología, se producen pocos cambios. Es notable el empleo de formas activas de verbos deponentes, pero que, a decir verdad, muy a menudo ya se encontraban en Plauto y Terencio y en la Vulgata 217 . La influencia del latín medieval sí es más llamativa en el sistema de los pronombres, como lo demuestra la relativamente frecuente confusión de suus y eius y de se y eum. También es llamativa la consolidación del uso medieval del comparativo y superlativo con sustantivos y ya no solo con adjetivos 218 . c) En cuanto a la sintaxis, Ijsewijn y Sacré (1998: 410-411) enumeran las siguientes tendencias: revitalización de las construcciones de accusativus 216 «[C]hanges in society caused the introduction of new words» (Ijsewijn y Sacré 1998: 389). 217 La coincidencia de usos entre el latín arcaico y el medieval es advertida por autores como Tunberg (2004: 158-160). 218 En este punto recuerdan Ijsewijn y Sacré (1998: 408) la expansión medieval del Homo homini lupus: femina feminae lupior, monachus monacho lupissimus. <?page no="109"?> 109 cum infinitivo en vez de quod + indicativo en la lengua literaria; ligera preferencia por las formas perifrásticas del tipo amatus fui; la vuelta al singular en el tratamiento de las autoridades en vez del pluralis maiestatis medieval; desaparición de la conjunción quatenus, usada en la Edad Media en lugar de ut o quod, y confusión de cum y dum, también de ascendencia medieval; cierta relajación en el uso del indicativo y el subjuntivo en las oraciones subordinadas (incluso las interrogativas indirectas se construyen con indicativo) y en la relación que impone la consecutio temporum, y tendencia hacia un tipo de estructura discursiva más analítico y paratáctico. 4.2.3. Fuentes literarias de Erasmo A pesar de estas características generales, existían diversas corrientes en el Renacimiento que abogaban por diferentes tipos de latín, lo que da muestra de la vitalidad de la lengua en la época: Although most humanists freely used post-antique, or even quite new Latin words to express new ideas or implements, they tried much more consistently than most medieval authors to revert to the structure, syntax, norms, and styles of ancient pagan Latin prose. Some, inclined more to extremism, thought Cicero alone should be imitated by modern Latin authors. Others -and this group seems to have been rather larger in most regions of Europe and in most periods of humanist Latin- were more eclectic. They opined that modern authors could combine elements of style and language from a wide range of ancient models. Erasmus is clearly in this second group (Tunberg 2004: 148). Este eclecticismo lingüístico de Erasmo ha sido puesto de manifiesto por numerosos estudiosos 219 . Dentro de sus obras se mezclan citas de los comediógrafos antiguos, los poetas de época republicana, los historiadores clásicos, los prosistas posclásicos y las autoridades medievales. Erasmo era el estandarte de un modelo integrador de lengua al que valía cualquier fuente con tal de potenciar la capacidad expresiva del latín. Esta concepción de la lengua ha hecho que entre los trabajos especializados se haya acuñado el adjetivo erasmiano para designar el latín que consiste en la no vinculación a ninguna corriente estilística concreta (Rivero 1993: 36). La diversidad lingüística que armoniza Erasmo en sus escritos es deudora del amplio y abarcador estudio de las fuentes que desde la niñez em- 219 «[H]e commanded at will the expressive resources not of Cicero or Livy but of the entire language» (Thomson 1970: 115); «[he had] a personal kind of Latinity -eclectic, inclined to the usages of later periods, yet unmistakably his own» (ibid.: 116); «loin de se limiter au seul Cicéron, il puise chez tous les auteurs latins, sans refuser la langue des comiques, le vocabulaire poétique ou les termes tardifs» (Wolff 1991: 166); «In fact Erasmus did not reject the totality of Medieval Latin» (Tunberg 2004: 154). <?page no="110"?> 110 prendió el erudito holandés. Cicerón, César, Salustio, Horacio, Virgilio y Ovidio son modelos recurrentes a los que imita y continuamente cita en sus trabajos 220 . Pero, como indica Chomarat (1981: 287), «Érasme adolescent savait Térence par coeur», lo que nos habla de la influencia que tienen en su literatura los comediógrafos latinos, Plauto y Terencio, y muy especialmente en nuestros Coloquios, muchos de los cuales conservan el tono de las comedias antiguas y están salpicados de citas de estos autores (cf. Del Rey 2013b), sin mencionar los numerosos nombres de personajes rescatados o adaptados de las obras teatrales que aquellos escribieron (Prosperi 2002: XXIV). Entre los escritores griegos, Erasmo admiró a Homero, Aristófanes, Platón, Luciano y Plutarco. Sin embargo, aunque continuamente estuvo ocupado en el aprendizaje de esta lengua, su dominio no era en absoluto comparable al del latín 221 . Sea como fuere, también en sus obras (como se verá a propósito del análisis del corpus), se insertan abundantes citas y proverbios tomados de autores helenos. Más particularmente, para entender la escritura de los Coloquios hay que tener en cuenta, sobre cualquier otra, la influencia de Luciano (cf. § I, 2.3). Este autor, como se dijo, recuperado durante el Humanismo, fue determinante en la revitalización del género dialógico en Europa, como determinante fue la difusión de su estilo a través de las obras del propio Erasmo. Aunque no experto en letras helenas, Erasmo colaboró en las traducciones de algunos diálogos del samosatense y apreció en él tanto la forma como el contenido de sus obras, lo que sin duda puede apreciarse en sus Colloquia familiaria. Así pues, como se entenderá, es esta gran variedad de autores, épocas y géneros que acoge Erasmo en sus escritos la que confiere a su latín un espíritu tan ecléctico 222 . Tal espíritu contrasta con el de los más extremistas ciceronianos, a los que caricaturizó el de Rotterdam en su coloquio El ciceroniano. A pesar de que, como se ha apuntado, Cicerón era uno de los escritores predilectos de Erasmo, la tesis que defiende el holandés en esta 220 Sobre los modelos literarios de Erasmo, pueden consultarse Thomson (1970: 121- 122), Wolff (1993: 185) y, principalmente, Chomarat (1981: 399-449). Este último resume las preferencias del escritor diciendo que existe «une écrasante prédominance des auteurs païens et parmi eux [...] une prédilection pour les poètes» (ibid.: 404). 221 En una carta a su amigo Jacques Batt escribe Erasmo: «Graece te scire, mi Batte, percupio (...), quod sine his literas Latinas mancas esse video» ‘Tengo muchas ganas de que aprendas griego, querido Batt, porque considero que sin este el latín está manco’ (apud Chomarat 1981: 307). 222 Resumo esta idea con las palabras de Tunberg (2004: 160-161): «Erasmus’s language is truly eclectic [...]. He makes free use of expressions from comedians, perhaps from Terence more than Plautus, from poets, especially Horace, and historians, such as Sallust and Suetonius. Erasmus drew the elements of his prose language more or less indiscriminately from ancient prose authors and poets [...]. Erasmian prose is peppered with pithy sayings, expressions, and proverbs adapted from the entire range of ancient Latin authors, and often from Greek sources too». <?page no="111"?> 111 obra es la de desterrar la servil imitación de Cicerón, tal como hacían muchos humanistas, sobre todo italianos (Mañas Núñez 2009: 27), y la de adaptar la lengua a los tiempos que corrían (Tunberg 2004: 164). El ciceroniano transforma el latín en una lengua muerta (Chomarat 1981: 820) 223 . Los humanistas que veían en el Arpinate al modelo supremo que había que imitar y que se esforzaban por emular no se daban cuenta de algo de lo que Erasmo sí era consciente: Cicero nasci fortassis potest aliquis, fieri nemo 224 ‘quizá alguien puede nacer siendo un Cicerón, pero nadie puede convertirse en él’. 4.2.4. Características lingüísticas del latín de Erasmo La necesidad que veía Erasmo de que el latín se adaptara al tiempo en que vivía, de manera que pudiera ser empleado para hacer referencia a objetos y realidades sociales nuevos, explica que nos encontremos en sus obras numerosos neologismos, cuya creación no se contradecía con la autoridad de los autores antiguos (Wolff 1993: 169) 225 . Étienne Wolff estudia precisamente estos neologismos que se encuentran en los escritos de Erasmo de Rotterdam (ibid.: 170-178 226 ). Entre ellos, el estudioso encuentra diminutivos (crassulus, plantula, stultulus, diutiuscule), palabras hechas a partir de la adjunción de un prefijo (illibenter, inidoneus, sublasciuus, semifatuus), voces transcritas del griego (bulimia, coprus, ichthyophagus, nomothetes), neologismos creados por derivación a partir de palabras bien conocidas (architectrix, depictor, germanice, gesticulosus), sinónimos que varían un poco respecto del término que ya existía (amarulentia, bubalinus, panthericus), voces creadas con efecto retórico, para producir un juego de palabras (archimorita, cacatilis, maluatus). También ofrece Wolff (1993: 179- 183) un repertorio de palabras “raras” halladas en las obras de Erasmo, que para el estudioso son aquellas de las que no se documentan más de cinco ocurrencias en los diccionarios de latín antiguo con los que trabaja (por ejemplo, aequanimis, infrugifer o reiuuenesco). Thomson (1970: 125) in- 223 «Si l’on persiste à soutenir la thèse que les humanistes sont responsables d’avoir momifié ce qu’ils adoraient, il faut limiter cette responsabilité aux cicéroniens et en tout cas en exonérer totalement Érasme» (Chomarat 1981: 821). 224 Apud Chomarat (1981: 832). 225 Al contrario, como indica Fontán (1974: 268-269), tal imperativo de adaptación y asimilación ya había sido obedecido por los romanos, al adoptar la cultura griega en la época clásica. 226 Aquí remito para la explicación de algunos de los neologismos que se presentan aquí como ejemplos. También Thomson (1970: 129) habla de neologismos en la obra de Erasmo, destacando la importancia de los tecnicismos: «Many technical terms, principally medical or ecclesiastical in their reference, are borrowed by Erasmus from Greek and introduced into Latin for probably the first time in a number of cases». <?page no="112"?> 112 dica que las fuentes de estas “palabras raras” son paganas, patrísticas y bíblicas. Wolff advierte préstamos incluso de autores tan cercanos en el tiempo al de Rotterdam como Lorenzo Valla y Hermolao Barbaro. En el terreno del léxico, tal acopio de nuevo material respondía en parte al gusto retórico de Erasmo por hacer gala de la copia verborum, uno de los requisitos de la varietas (Chomarat 1981: 718-719). Para conseguirla se intentaba no acudir a la latinización de voces provenientes de las lenguas vernáculas 227 . La copia verborum debía unirse en el discurso a la copia rerum; dominar ambas estrategias estilísticas se conseguía a partir de la lectura de los “autores” (Chomarat 1981: 752). La recurrencia de Erasmo a la polisemia es un exponente significativo de su modo de comprender el estilo que impregna en sus textos 228 . El frecuente uso de los diminutivos y de los juegos de palabras es otro de los recursos con que el de Rotterdam intenta dar variedad estilística a su discurso (Thomson 1970: 126-127). Ciertamente, la abundancia verbal es también un logro que se puede hallar sin dificultad en los Coloquios, particularmente frecundos en toda clase de juegos verbales 229 . En lo que afecta al ámbito de la morfología y la sintaxis, Thomson (1970: 132-135) estudia algunas peculiaridades del latín de Erasmo que afectan a los casos de los nombres (entre ellas, reemplazo frecuente del dativo por ad + acusativo, uso del dativo agente en vez de a(b) + ablativo), los adjetivos (usos adverbiales, como recens o demens; ocasional preferencia por los comparativos formados con magis, en vez de las formas flexionadas), pronombres (quid indefinido reemplazado por quod, tantus con el significado de ‘tan/ tanto’ y no con el sentido clásico de ‘tan grande’), adverbios (tantum-quantum sustitutos de tot-quot, preferencia de longe a multum), preposiciones (absque por sine, post usado con el sentido de ‘a causa de’), conjunciones (quo en vez de ut final, quod aiunt por ut aiunt, posteaquam por postquam), modo de los verbos (tametsi con subjuntivo, como en Terencio; subordinadas explicativas, que normalmente se construían en subjuntivo, construidas con indicativo), tiempos (relajación del principio de la consecutio temporum, lo que «is more noticeable in those works the style of which is conversational, and where a deliberate search for ‘flexibility’ would not be out of place, namely the Letters and the Col- 227 En relación al latín de Erasmo en convivencia con otras lenguas europeas, cf. Thomson (1970: 130-131). 228 Chomarat (1981: 732). Aunque la copia, en todos los sentidos, presuponía el conocimiento gramatical, el objetivo de Erasmo era el que ya había sentenciado Quintiliano: latine, non grammatice loqui (apud Chomarat: ibid.). Los recursos retóricos que dan variedad a la lengua de Erasmo son minuciosamente estudiados por Chomarat en el capítulo V de su trabajo (ibid.: 711-843). 229 Lo que se convierte en una característica de estilo: «In the Colloquies he [Erasmus] is for the most part unbuttoned, apt to play with words and to invent them» (Thomson 1970: 124). <?page no="113"?> 113 loquies»), voz (gusto por la pasiva) y ciertas construcciones con verbos (expresiones como sum facilis dare; esse con el dativo del gerundio, como en la construcción esse oneri ferendo). A pesar de estas características sintácticas que Erasmo hace suyas, el latín que emplea no es muy diferente del que se escribía en el latín arcaico o clásico: Erasmus, it must be stressed (in spite of the extreme boldness of his use of unclassical language and especially of diminutives, where he much exceeds even the liberality in their use shown in his favourite patristic age as well as the practice of his own contemporaries), wrote a variety of Latin that was generally correct by classical standards. It seldom deviates from the rules of mood and tense [...]; and many if not most of the characteristics and peculiarities of his syntax have perfectly good classical antecedents [...]. To find actual solecisms in the syntax and grammar of Erasmian Latin is singularly difficult (Thomson 1970: 131) 230 . 4.2.5. El estilo de Erasmo Erasmo fue siempre un escritor preocupado por el estilo, como da a entender el hecho de que revisara constantemente sus trabajos, reelaborándolos para conseguir un grado de elocuencia cada vez mayor. Propio de su estilo personal es la mezcla de asuntos serios y materias de entretenimiento que se aprecia en muchos de los géneros cultivados por el de Rotterdam o, como Miller (1985: 277) señala, la fusión de «nugae et seria», lo que se puede apreciar a la perfección a lo largo de la lectura de los Coloquios. Sin duda en ello tuvo que influir decisivamente la predilección de Erasmo por Plauto y Terencio, y, claro es, por Luciano. Su estilo tiende a la organización paratáctica de los enunciados, lo que será interesante tener en cuenta cuando se comparen las versiones castellanas que producen los traductores de los Coloquios (cf. especialmente § II, 4.1). Véase cómo explica Terence Tunberg esta característica tan común en la literatura erasmiana: the reader of Erasmus is often captivated by a lively and familiar tone that is the result of his inexhaustible variety of expression spiced up by adagia, his copious use of diminutives, and a kind of rhetorical parataxis in which subordinate constructions are not explicitly signified by various subordinating conjunctions, but by the mere contrast, antithesis, or rhetorical juxtaposition of thoughts. This parataxis, however, should not be confused with the diction of the Vulgate, or the very simple style of 230 En este mismo sentido se expresa Tunberg (2004: 163): «the syntax and structure of Erasmian Latin, generally speaking, resembles that of authors who flourished between the times of Cicero and Suetonius, especially if we include the major poets of the Augustan age and the early empire. In general, we find hardly anything in the syntax and structure of Erasmian Latin that could not also be found in some Latin author of the period from Terence to St. Jerome». <?page no="114"?> 114 certain types of early Christian and medieval texts: it is redolent of the very studied practice of many pagan authors. These elements of style, separately and in various combinations, can be found in the works of many different Latin authors both ancient and humanistic, but Erasmus applies them copiously with natural ease, and combines all of them in a rich texture of expression in which the total effect is quite distinctive and individual (Tunberg 2004: 161-162). En opinión de Thomson (1970: 117), esta preferencia por el estilo paratáctico, muy frecuentemente visible en el uso del paralelismo en lugar de la subordinación, hace la expresión de Erasmo más libre y natural. El carácter pragmático de su escritura 231 se combina con la floración de una gran variedad de figuras que le proporciona la retórica 232 . Las claves de su estilo son la rapidez en la composición (ibid.: 119), el clasicismo permeable de sus trabajos y, sobre todo, la ausencia de afectación, característica que desarrolla ampliamente en los Coloquios y que convierte a Erasmo en un autor predilecto como maestro de estilo, especialmente entre los escolares (Thompson 1965: xiii) 233 . El cuidado que Erasmo ponía en la elaboración del latín tenía que ver con su deseo de revitalizar la lengua, de hacerla renacer como vehículo de cultura europea incluso en el uso oral 234 . Con él, tal como había ocurrido en la Edad Media, el latín vuelve a ser operativo (Rivero 1993: 36), se moldea a las necesidades del mundo moderno y aspira a vivir en la conversación, meta de la que los Coloquios son partícipes. Por ello, numerosos autores han estudiado las raíces erasmianas del “escribo como hablo” de Juan de Valdés 235 . Claro que el “cómo se habla” también requiere una formación 231 «Erasmus is not prone to use abstract argumentation, even on theological subjects; he loves the concret fact, the visual image, and he loves to tell a tale» (Thomson 1970: 116). 232 «[H]e [Erasmus] exploits whenever necessary the whole traditional apparatus of devices furnished by rhetoric: repetition of words, antithesis of ideas, increasing length of clauses. But he will often break the monotony of the more laborious periods by ellipses, asyndeton, anacoluthon, trusting much to the intelligence of his reader. His aim is to show, to tell, not to hammer a point home by logical argument; to exemplify, rather than to prove» (Thomson 1970: 116). 233 No obstante, «although Erasmus’s latin is “easy”, it is not always simple. It contains technical terms, medieval idioms and constructions, proverbs, allusions, puns, and rhetorical devices of every kind» (Thompson 1965: xxxiii). 234 Algunos autores destacan la utopía lingüística de Erasmo: «su deseo hubiera sido, tal como pretendería Erasmo [...], revitalizarlas [las lenguas clásicas], como lenguas vivas que habían sido en una élite intelectual; sin embargo, esto no era ya posible, pues ese alejamiento entre lengua culta y lengua cotidiana era ya insalvable, algo ya constatado a comienzos del siglo XIV por la justificación del uso del vulgar que hace Dante en De vulgari eloquentia» (Moreno Hernández 2010: 142). 235 Así, López Grigera (1986: 493-494) postula: «me atrevería a atribuir a influencia suya [de Erasmo] dos ideas que los españoles manejaron ampliamente para la lengua castellana. Me refiero al «escribo como hablo» valdesiano, y al «huir la afectación» [...]. <?page no="115"?> 115 previa. Hablar sin afectación no es lo mismo que hablar sin elocuencia. Para Erasmo, el hablar bien se consigue a partir de las mismas fuentes de las que depende el escribir bien (Tunberg 2004: 149). La suya es, en fin, una lengua en uso, constantemente modificable y en evolución permanente, como cualquier idioma europeo de su tiempo: The attitude of Erasmus was really determined by his anxius desire to preserve latin as a living, useful and flexible tongue and his belief that the material provided by the past as a whole should be made available, by adaptation if necessary, for the needs of the present (Thomson 1970: 123). Estilo sencillo, pues, espejo de su voluntad de revitalización del latín, pero enormemente elaborado que ya habían notado sus contemporáneos y amigos, como se puede colegir de las palabras de su amigo Beatus Rhenanus: «Ipse stilum apertum, extemporalem, purum, facilem et argutum semper amavit» ‘él amó siempre el estilo abierto, improvisado, puro, sencillo y expresivo’ (apud Thomson 1970: 120). Son todas características que convierten al Erasmo literato en uno de los mejores escritores de su tiempo y muy probablemente en «le dernier gran écrivain latin» ‘el último gran escritor latino’ (Halkin, Bierlaire y Hoven 1972: 15). Erasmo insiste, en su polémica contra los ciceronianos romanos, que [sic] el latín que él escribe es el mismo que habla, no como los ciceronianos -Bembo por ejemplo- que escriben un latín químicamente puro dentro del ciceronianismo, pero que no lo hablan, pues hablan en vulgar. Entre el puro coloquio espontáneo y el cuidadísimo estilo ciceroniano está el estilo también cuidado pero aparentemente natural y sin afectación». Y Cano Aguilar (1991: 50) escribe: «no hemos de olvidar que también «huir de la afectación» y «escribir como se habla» no son sino las recomendaciones más evidentes del magisterio retórico de Erasmo, aceptadas y defendidas con entusiasmo por los prosistas españoles seguidores suyos». <?page no="117"?> BLOQUE II <?page no="119"?> 119 INTRODUCCIÓN HACIA LA DESCRIPCIÓN DE LA TEXTUALIDAD: COHESIÓN Y COHERENCIA El análisis del corpus se basará en el estudio de las formas de cohesión textual, teniendo siempre en cuenta una perspectiva comparativa (latín/ castellano). Soy consciente de que no todas las manifestaciones de la cohesión de un texto son características de su naturaleza dialógica (lo que aquí interesa principalmente) frente a otros posibles tipos de discurso, pero, en general, todas ellas forman parte de su textualidad, y dicha textualidad, en global, sí puede ser definitoria de un conjunto de textos determinado o una específica tradición discursiva. Aunque fundamentado en un corpus muy específico, este análisis pretende ser extrapolable al que pudiera ser realizado sobre otros textos dialógicos, especialmente del siglo XVI, por lo que de genuinos, fundacionales y creadores de tendencia discursiva entiendo que tienen los Coloquios de Erasmo de Rotterdam. Analizar los modos en que las relaciones entre períodos se manifiestan en un concreto producto lingüístico es fundamental para conocer el tipo de planificación de los elementos conectores que se produce en una obra, lo que resulta imprescindible para conocer la estructura comunicativa y argumentativa común a un conjunto de textos que pertenecen a una misma tradición discursiva 236 . En el caso de nuestras traducciones, el estudio de los cambios en los mecanismos cohesivos sobre los que se sustenta el diálogo se revela como una tarea imprescindible si queremos comparar las diversas maneras de planificación textual que se dan en los diferentes traductores según su forma de entender el tipo de discurso (progresión temática, mecanismos 236 Cf. Fernández Alcaide (2009: 131-194). Por lo demás, aparte de los procedimientos típicos de concretas tradiciones discursivas, habría que tener también en cuenta si nos encontramos ante textos o secuencias descriptivos, narrativos, argumentativos, etc., ya que determinados tipos de discurso serán más proclives a utilizar en mayor medida ciertos recursos de cohesión. Por ejemplo, a partir de su estudio sobre la lengua de Cervantes, observa Cano Aguilar (2004: 140) que «la mera yuxtaposición de períodos, entre los que, sin embargo, es evidente la conexión semántica, la pertenencia a una misma serie enunciativa, es muy característica de las descripciones». Es más, la elección de ciertos mecanismos de cohesión frente a otros puede llegar a constituir un rasgo de estilo en un autor (cf. Cano Aguilar 2004: 138) o en una época (cf. Cano Aguilar 2007a: 7). <?page no="120"?> 120 argumentativos 237 , referencia basada en la elipsis, trabazón sintáctica, etc.) que pretenden construir en su versión particular. Antes del análisis, sin embargo, se hace necesario mencionar el problema teórico que existe en torno al concepto de ‘cohesión’, sobre todo en relación con otro que le es, por así decirlo, especular: el de ‘coherencia’. Numerosos autores (cf. Bernárdez 1982: 101) hablan de esta última como una propiedad fundamental del texto, y le conceden mayor complejidad que al otro concepto por referirse a una entidad lingüística y extralingüística más abstracta 238 . Para de Beaugrande y Dressler (1972 [1997]: 35), coherencia y cohesión son dos requisitos que debe cumplir cualquier texto 239 , precisamente los requisitos más relacionados con el carácter lingüístico que todo acto de enunciación posee (cf. Fernández Alcaide 2009: 105). Otros estudiosos han opuesto ambos conceptos en tanto en cuanto la cohesión se relaciona con el aspecto sintáctico de la lengua, mientras que la coherencia tiene más que ver con el semántico (cf. van Dijk 1977 [1980]: 147, Marcus 1980: 110). Por su parte, Halliday y Hasan (1976) solo se refieren al primero de dichos términos. No obstante, actualmente se entiende que su diferenciación es explicativamente rentable, pues el concepto de ‘cohesión’ guarda relación con toda una serie de mecanismos lingüísticos que tienen en común su capacidad formal conectiva, mientras que, como se señaló un poco más arriba, la coherencia suele entenderse como un fenómeno más abstracto que se refiere a la macroestructura textual y está ligado a un principio comunicativo intencional, es decir, se vincula mucho más con la dimensión pragmática de la lengua (cf. Fuentes 1996: 65) 240 . En particular, los estudios históricos centrados en el análisis del discurso han dedicado una especial relevancia a la consideración de los denominados conectores. Aunque es esta una parcela importante que afecta directamente a la configuración de la cohesión de un texto (a la que también me referiré en su momento, en § II, 5.2), no podemos olvidar que existen muchos otros mecanismos que debemos tener en cuenta para dar una visión 237 La relación entre argumentación y cohesión se hace patente cuando consideramos la conclusión frecuente en determinados tipos de textos o secuencias argumentativos, en la que se resume y enfatiza la idea que se postula como central en el propio discurso y que, por otro lado, sirve para cerrar la estructura textual que se ha ido trazando en la exposición (cf. Bustos 2000: 63). 238 Para Calsamiglia y Tusón (1999: 221-222), la coherencia es un fenómeno que integra a la cohesión. 239 Así también lo entiende Schmidt (1973 [1977]: 157), quien defiende que «al lado de la ‘función’, la ‘coherencia’ se da como segunda categoría para la definición de ‘textualidad’». 240 Para una descripción más detallada sobre la oposición entre los conceptos de ‘coherencia’ y ‘cohesión’ puede verse en concreto Fuentes (1996: 63-69). <?page no="121"?> 121 completa de todos o, al menos, la mayoría de los procedimientos que contribuyen a cohesionar las partes del discurso para conformar un texto 241 . Los mecanismos relacionantes son, pues, esenciales a todo texto. Halliday y Hasan (1976: 2) destacan que la textura, característica distintiva de un texto, proporciona la relación de cohesión. Brown y Yule (1983 [1993]: 238), en este sentido, creen necesario distinguir entre relaciones de cohesión endofóricas y exofóricas, según dichas relaciones se den o no -respectivamente- dentro del mismo texto. La cohesión es una característica discursiva que consiste en la relación de los diferentes elementos en un texto y que, junto a la coherencia, sirve para marcar la progresión temática que se produce en este 242 . Son muy diversas las formas en que la cohesión lingüística se manifiesta en los textos. Quizá las más prototípicas son las que implican correferencia gramatical entre las distintas partes del texto. A este respecto, Bustos dice que las marcas de cohesión pueden pertenecer a dos grandes ámbitos categoriales: 1) al de los nexos y elementos referenciales comunes a la gramática de base oracional, que adquieren una doble función: a) la propia de su categoría oracional, y b) la de actuar como “operadores” del discurso; 2) la de los signos, de muy diversa naturaleza, que poseen la propiedad de ser co-referenciales respecto del sentido unitario del texto: entre ellos destacan, por su relevancia respecto de la función cohesionadora, las presuposiciones contextuales y pragmáticas, que remiten a la situación en la que el emisor organiza el mensaje; se manifiestan de modo especial en la deíxis y en la modalización del discurso (Bustos 1997: 7). No obstante, la correferencia gramatical no es el único medio por el que se hace explícita la cohesión. Otros procedimientos gramaticales, como la 241 Cano Aguilar (2003: 310-311) resume esta idea claramente cuando escribe: «El empleo de conectores es uno más de los mecanismos de la conexión, pero ni siquiera parece seguro que sea el central. Aquí, lo central es la función como tal; los instrumentos empleados son importantes, sí, pero secundarios, y no se ha de partir de ellos para hablar de la cohesión discursiva, sino al revés. Esto es mucho más visible en el análisis histórico: si nos atuviéramos a los conectores solamente, sería muy difícil hablar de la conexión, de la cohesión y de la coherencia en los primitivos documentos notariales o en los textos alfonsíes. Y, sin embargo, se trata de textos con una obsesión permanente por la ilación discursiva: pero en ellos la ilación, la trabazón, se lograba por medios muy diversos, entre los que los conectores ocupaban un lugar muy poco destacado, frente a, por ejemplo, la anáfora pronominal o el uso de conjunciones». La perspectiva semasiológica más común tomada en el estudio de los conectores (cf. Borreguero y López Serena 2011; López Serena 2011a) puede explicar en parte el hecho de que el análisis de los procedimientos cohesivos se haya centrado preferentemente en la consideración de los conectores. 242 Muchos autores destacan la progresión como elemento fundamental que define el estatus lingüístico de la cohesión. Cf. Bustos (2000: 56), Perona (2002: 84-85) y Cano Aguilar (2004: 135). <?page no="122"?> 122 elipsis; léxicos, como la repetición 243 , la sinonimia 244 o la hiperonimia; la progresión temática, y los marcadores del discurso son igualmente formas de manifestación de la cohesión (cf. Fernández Alcaide 2009: 105-130) 245 . Es posible, por lo demás, la combinación en un elemento de cohesión de procedimientos referenciales y léxicos, como explica Lola Pons a propósito de la construcción relativa la qual çibdat (Pons 2007a: 277) 246 . En este bloque se tratará, en primer lugar, de los elementos deícticos que configuran la situación enunciativa del texto (§ II, 1). A continuación se examinarán diversos aspectos relacionados con la modalización del discurso (§ II, 2) y se tendrán en cuenta los distintos mecanismos de referencia, gramatical y léxica, (§ II, 3) y de conexión interoracional (§ II, 4) y extraoracional (§ II, 5). 243 Cf. Bustos (2000: 65) y Cano Aguilar (2005a: 136). La hiperonimia, la sinonimia y la paráfrasis son recursos cohesivos que evitan la muchas veces molesta repetición léxica. En gran parte de los casos, como se indica en la [NGLE: 1206], es la propia información temática la que suple a la reiteración léxica. 244 Cf. de Beaugrande y Dressler (1997 [1972]: 104). 245 Brown y Yule (1993 [1983]: 239) mencionan otros tipos de relaciones cohesivas igualmente importantes: «La cohesión puede proceder de relaciones léxicas como la hiponimia (narciso es hipónimo de flor), la relación parte-todo (brazo es parte de hombre), la colocación (lunes se relaciona con martes), de otras relaciones estructurales, como la sustitución de cláusula (Ana es muy amiga de María. Yo también), la comparación (Mi dedo es más duro que ese martillo), de la repetición sintáctica (Nosotros entramos. Ellos entraron), de la consecutio temporum, de la elección estilística (El caballero se encontró con un conocido frente a El tío se topó con un colega), etc.». 246 Cano Aguilar (2004: 138) hace hincapié sobre la variedad de recursos que la cohesión pone en juego: «La cohesión se refiere al plano textual, discursivo, enunciativo, con independencia de los niveles de estructuración gramatical (independiente, pues, de que se establezca entre sintagmas, oraciones o cualquier otro tipo de secuencia). La cohesión, asimismo, echa mano de mecanismos variados, en los que la proporción de manejo autónomo por el enunciador es también muy variada: mientras que las relaciones fóricas mediante la pronominalización muestran una mayor dosis de automatismo, la trabazón explícita de las secuencias discursivas, mediante la conexión intray extraoracional, admite un grado mucho mayor de capacidad electiva y selectiva. En otras palabras, en el terreno de la marcación explícita de la conexión en el interior del discurso el hablante goza de un grado considerable de libertad en la organización de su enunciado». <?page no="123"?> 123 CAPÍTULO 1 LA SITUACIÓN ENUNCIATIVA Toda producción lingüística se desarrolla en un espacio y en un lugar determinados, y ha sido elaborada por un emisor concreto que se dirige a un receptor, por supuesto si el fin es comunicativo. En la conversación cotidiana, los objetos circundantes a los interlocutores constituyen el marco locativo (un bar, una casa, la calle, etc.), mientras que otras señales pueden aludir al eje cronológico en que se va a desarrollar el intercambio lingüístico (por ejemplo, un árbol de navidad). Así se juega, por ejemplo, con la escenografía en el teatro. Pero el propio discurso (oral o escrito) es capaz de crear marcos o frames (cf. van Dijk 1977 [1980]: 157) mediante un conjunto de proposiciones que nos hacen evocar una situación conocida convencionalmente, pues tiene que ver con nuestro conocimiento del mundo 247 . Efectivamente, cada discurso pone en relación al menos dos personas (locutor-alocutario) que pueden encontrarse en una situación de igualdad o de desigualdad en lo que atañe al uso de la palabra -véanse los casos tan diferentes de, por ejemplo, una conferencia magistral y una conversación informal en casa de unos amigos-, lo que tendrá consecuencias en las características del discurso de acuerdo con el modelo de la cadena variacional (§ I, 1.1.2.2). Igualmente, siempre existe un lugar y un tiempo en que la comunicación se hace efectiva. En el caso de las obras literarias se produce un desdoblamiento de la situación enunciativa (cf. Del Rey 2011b), pues, por un lado, tenemos la relación dialógica que se establece entre el escritor y el lector de la obra (siempre con matizaciones como las que podrían aludirse a propósito de la juglaría medieval), y, por otro, se encuentra también, en el plano de la ficción, la situación enunciativa que enmarca el diálogo (siempre que lo haya, claro) entre los personajes a los que les ha sido creado un universo literario autónomo. A la representación mental de este último solo llega el lector por diversos procedimientos que pueden ser paratextuales (nombres de títulos o capítulos, acotaciones) o puramente textuales, fundamentalmente, la descripción en las narraciones y la alusión al marco enunciativo en las intervenciones directas de los personajes. Son 247 Esta es la diferencia que estableció Bühler (1934) entre deixis ad oculos, en la que existe una percepción directa a través de los sentidos, y la deixis ad phantasma, donde el campo ya no es perceptivo sino memorial o proyectivo. <?page no="124"?> 124 estos últimos procedimientos los únicos que hallamos en los Coloquios y sus traducciones, pues desde el principio solo aparecen intervenciones sucesivas de los personajes. Para comprender el funcionamiento del discurso dialógico es imprescindible considerar la situación enunciativa en que este se desarrolla. La mayoría de los lingüistas 248 está de acuerdo en que son los deícticos los elementos que más determinantemente codifican dicha situación, en el sentido de que «conectan la lengua con la enunciación» (Calsamiglia y Tusón 1999: 116). Son diversas las categorías gramaticales que guardan estrecha relación con la deixis -demostrativos, verbos, adverbios, pronombres, determinantes posesivos, etc.-, pero todas ellas tienen la capacidad discursiva de señalar el referente a que se está aludiendo en la enunciación. John Lyons, que dedica gran parte de su obra a este fenómeno, define la deixis de la siguiente forma: Por deixis se entiende la localización e identificación de personas, objetos, eventos, procesos y actividades de las que se habla, o a las que se alude, en relación con el contexto espaciotemporal creado y sostenido por la enunciación y por la típica participación en ella de un solo hablante y al menos un destinatario (Lyons 1977 [1980]: 574). La deixis es uno de los procedimientos cohesivos gramaticales más importantes. Otra definición paralela es la de la Nueva Gramática de la Lengua Española, que entiende la deixis como «la propiedad que poseen muchas expresiones gramaticales para denotar significados que dependen de la localización tempoespacial de los interlocutores» [NGLE: 1269]. Su capacidad mostrativa la convierte en un mecanismo idóneo para relacionar partes del discurso, remitiendo a lo que ya se ha dicho o a lo que va a decirse seguidamente. En los siguientes apartados se tratará cómo los diferentes tipos de deixis 249 se reflejan en las traducciones y se estudiarán los cambios que al respecto se producen en relación con el original latino. La deixis social será incorporada en la deixis personal y, circunstancialmente, se hará alguna observación sobre la deixis modal, pocas veces abordada en los estudios discursivos -aunque contemplada en la [NGLE: 1276]-. 248 Cf. Otaola (2006: 127). 249 La deixis puede ser ostensiva o textual. Esta última «se manifiesta [...] en los usos en los que los demostrativos no identifican su referencia por asimilación a la de su antecedente, sino que se refieren a la palabra misma en un uso metalingüístico» [NGLE: 1269]. La deixis textual se diferencia de la ostensiva en que «el referente no está físicamente presente en el momento de la enunciación en tales casos, sino que se localiza en el discurso anterior o posterior» (ibid.: 1272). Se ha hablado de distintos tipos de deixis. La deixis textual se considerará más adelante junto con los mecanismos fóricos de referencia (§ II, 3). Aparte de esta, se suele distinguir entre deixis personal, espacial y temporal. <?page no="125"?> 125 1.1. Deixis personal Los pronombres son expresiones referenciales inherentemente deícticas (cf. [NGLE: 1161, 1270]) y los elementos gramaticales básicos en los que se sustenta la conexión entre las partes del discurso 250 . En el diálogo, las formas pronominales proporcionan marcas deícticas a través de las que se consigue la progresión temática y además se hace referencia al contexto interaccional en el que se desenvuelven los personajes 251 , quedando estos señalados en las intervenciones de los diferentes dialogantes mediante el uso de los pronombres de primera y segunda persona 252 , que «aluden a realidades presentes en el diálogo» (Alcina y Blecua 1988 [1975]: 599) 253 . Son los pronombres personales, los posesivos y los morfemas verbales de persona los elementos discursivos más importantes de la deixis personal. Lyons (1977 [1980]: 575) afirma que «[l]a situación canónica de enuncia- 250 «[E]l mecanismo cohesivo, por excelencia, es el uso de las FORMAS PRONOMINALES : se trata de elementos lingüísticos de muy corta longitud, económicos, vacíos de un significado propio concreto, que pueden aparecer en la superficie textual en lugar de otras expresiones más definidas y con contendio semántico activo [...]. Una de las misiones de las formas pronominales es la de permitir que los interlocutores mantengan el contenido discursivo actualizado en el texto en situación de almacenamiento activo sin tener que recurrir al -en buena medida- antieconómico mecanismo de la repetición» (de Beaugrande y Dressler 1972 [1997]: 106-107). 251 Gómez (2006: 223) destaca la importancia de los elementos deícticos como procedimiento propio de la ficción conversacional. 252 Se discute si los pronombres de tercera persona forman o no parte de la deixis personal. Calsamiglia y Tusón (1999: 117) dicen de la deixis personal que «señala a las personas del discurso, las presentes y las ausentes en relación a aquellas», y, en este sentido, incluyen la tercera persona. En cambio, Cuenca (2010: 17) considera que «los pronombres, los posesivos y los morfemas verbales referidos a una tercera persona no son deícticos, ya remiten [sic] a alguien o algo que no es persona del discurso, no es interlocutor». Esta postura remonta a la reflexión de Benveniste (1966[1974]: 164): «la “3ª persona” no es una “persona”; es incluso la forma verbal que tiene por función expresar la no-persona». En la [NGLE: 1274] se lee: «[i]gual que con los pronombres personales, las formas de primera y segunda persona de los posesivos son propiamente deícticas, mientras que las de tercera solo lo son indirectamente». 253 Cano Aguilar (2005a: 135) indica cómo también en el diálogo las formas pronominales son el instrumento básico de la trabazón discursiva. Además de los pronombres, hay otras señales lingüísticas mediante las cuales se hacen presentes en el coloquio la primera y la segunda persona. En palabras de Rojas Mayer (1997: 59): «Estas formas [las pronominales] aparecen alternativamente de acuerdo a los turnos, reafirmando su participación mediante las “marcas” que indican la primera y la segunda persona: la mención de los interlocutores mediante nombres propios, con alguna indicación referencial acerca de su proceder inmediato; los nombres propios usados como vocativos y las fórmulas de tratamiento: los pronombres interrogativos y las interjecciones y expresiones coloquiales. Indudablemente todos y cada uno de ellos ayudan a crear espontáneamente el cuadro dialógico que se requiere». <?page no="126"?> 126 ción es egocéntrica en el sentido de que el hablante, por el hecho de serlo, se asigna el papel del yo y lo remite a su punto de vista». Pero, aparte de este egocentrismo esencial, el eje vertebrador de la situación enunciativa en el discurso dialógico lo supone la relación entre el yo y el tú 254 . El diálogo se construye a partir de intervenciones en que el yo se va haciendo a sí mismo en comparación con el tú y, quizá, como se tendrá ocasión de ver un poco más abajo, también en oposición a la/ s tercera/ s persona/ s. En el corpus de traducciones que presentamos aquí, locutor y alocutario son realidades textuales que se manifiestan en el diálogo fundamentalmente por medio de las desinencias verbales, los pronombres personales y los determinantes posesivos. Los pronombres que identifican a la primera persona en función de sujeto son ego en latín y yo en castellano, mientras que los de segunda son tu y tú. Tanto en el original como en las versiones, cuando se explicitan los pronombres personales suele ir aparejada una idea de insistencia en la referencia deíctica, pues en ninguna de las dos lenguas -a diferencia de lo que ocurre actualmente con idiomas como el inglés, el alemán o el francés- es obligatorio su empleo, habida cuenta de que las desinencias verbales son capaces de distinguir por sí mismas las personas gramaticales. En (1), la irrupción de ego/ yo se explica como contraposición a las intervenciones del interlocutor precedente, que había estado exponiendo su propia experiencia, a la que se enfrenta tajantemente la opinión del otro personaje. En (2), la presencia del pronombre de segunda persona busca un efecto de oposición efectiva con respecto al pronombre anafórico de tercera persona que se observa al final del enunciado: (1) X: Ego tali marito blandiri non possum [Um, lín. 321, p. 310]. -X: Yo no puedo ser aplazible a tal marido [Bat. 474, lín. 4, f. a8v]. -X: yo no puedo agradar a tal marido [Bat. 479, lín. 3, f. CXVr]. -X: Yo no podria halagar a tal marido [Bat. 478, lín. 4-5, f. h3v]. (2) E: Sed tu non desiisti rixari cum illo? [Um, lín. 66, p. 303] -E: Y tu no dexaste de reñir con el? [Bat. 474, lín. 31-32, f. a3v; Bat. 479, lín. 17-18, f. CVIIr] 255 -O: Pero tu no dexaste poresso de reñir conel? [Bat. 478, lín. 1-2, f. g4r] -D: Y tu no dexaste de reñir con el? [Luj, lín. 8, f. 30r] Por supuesto, son las desinencias verbales el mecanismo de referencia personal más habitual en el diálogo. Cuando, en las traducciones, a diferen- 254 Cf. Otaola (2006: 129). 255 En algunos ejemplos aparecerá esta doble referencia a dos testimonios diferentes del Uxor mempsigamos, solo cuando las versiones de Morejón y su corrector anónimo son idénticas, sin tener en cuenta, en estos casos, aspectos formales como el desarrollo de una nasal tras una vocal o el de la conjunción que. <?page no="127"?> 127 cia de lo que ocurre en el original, los pronombres personales de sujeto se explicitan suele apreciarse, de nuevo aquí, una intención de énfasis determinada 256 , sobre todo cuando dos personas del discurso se oponen 257 en diferentes funciones (sujeto/ objeto indirecto, especialmente) como puede comprobarse en el siguiente ejemplo: (3) E: Sanctulus es, qui ista possis. G: Imo stultulus es, qui ista dicas [Pp, lín. 1634-1635, p. 175]. -E: Santillo me parece que eres, pues de tal manera tienes ordenada tu vida. G: Mas tu me pareces a mi loco en dezir esso [Bat. 478, lín. 22-24, f. e5v]. Aunque se ha discutido la naturaleza deíctica de la tercera persona, no cabe duda de que, cuando aparece opuesta a otra persona del discurso, el valor deíctico de esta adquiere una función enfática que redunda en una mayor fuerza ilocutiva del enunciado. Tienen sentido aquí las palabras de Otaola (2006: 143) cuando habla de la tercera persona «como marca lingüística frecuente para la construcción de la alteridad discursiva, concretamente del Otro 2 [...], es decir, para referirse al adversario, al grupo antagónico, disidente u opuesto». Este uso contrastivo es muy frecuente en el coloquio Uxor mempsigamos, donde continuamente se contraponen los derechos y los deberes de la mujer frente a los del hombre: (4) X: Meminerit ille officii sui, ego meminero mei [Um, lín. 59-60, p. 303]. -X: Acuerdesse pues el de su officio que yo me acordare del mio [Bat. 474, lín. 24- 25, f. a3v]. -X: Acuerde se pues elde hazer lo que deue: que yo me acordare de hazer lo que deuo [Bat. 479, lín. 7-9, f. CVIIr]. -X: Haga el lo que deue a marido y hare yo lo que deuo a muger [Bat. 478, lín. 21- 22, f. g3v]. -E: no se oluide el de hazer lo que deue , que tampoco me oluidare de hazer lo que deuo [Luj, lín. 22-24, f. 29v]. (5) E: Vsque ad extremum vitae diem ille tuus sit maritus oportet, et tu illius vxor [Um, lín. 81-82, p. 303]. -E: Es por fuerça: que hasta el postrimero dia dela vida: el sea tu marido: y tu su muger [Bat. 474, lín. 12-14, f. a4r]. -E: es por fuerça que todos los dias de tu vida el sea tu marido y tu su muger [Bat. 479, lín. 12-13, f. CVIIv]. 256 La función a la vez cohesiva y enfática de los pronombres, «que sirve para subrayar la presencia de los actantes en el discurso», ya la pone de manifiesto Bustos (1998: 437) en sus observaciones acerca de la lengua en la Razón feyta d’Amor con los Denuestos del Agua y el Vino. 257 «En lenguas como el español o el latín, en que las distintas personas están expresadas por las desinencias verbales, si aparece un pronombre personal en Nominativo es redundante, y parece añadir cierto relieve o énfasis [...], especialmente cuando se contraponen distintas personas» (Álvarez Huerta 2009: 286). <?page no="128"?> 128 -O: Cumple que hasta la muerte el sea tu marido y tu su muger [Bat. 478, lín. 19-21, f. g4r]. Otras marcas deícticas de persona tienen igualmente un valor enfático. Así ocurre con los denominados pronombres fóricos enfáticos del latín (ipse, ipsa, ipsum), traducidos generalmente por el adjetivo mismo/ amesmo/ a que acompaña al pronombre reflexivo: (7) E: St, te ipsam dehonestas, cum dehonestas maritum [Um, lín. 34, p. 302]. -E: Chit. a ti mesma desonras: desonrando atu marido [Bat. 474, lín. 1-2, f. a3v]. -E: Chit: ati mesma desonras, desonrando a tu marido! [Bat. 479, lín. 2-3, f. CVIv]. -O: Ce por dios mira lo que dizes que amenguas a ti mesma en amenguar a tu marido [Bat. 478, lín. 18-20, f. g3r]. -D: Calla,que a ti misma deshonras deshonrando a tu marido [Luj, lín. 27-2, f. 28v- 29r]. En alguna ocasión, a los traductores les basta explicitar el pronombre de primera persona sin añadir adjetivo alguno, seguramente porque el operador aditivo et/ también ya aporta el significado de énfasis que, sin embargo, en latín, no resulta redundante en combinación con el pronombre: (8) E: Si quando maritus videbatur admodum tristis, nec esset appellandi tempus, nequaquam ridebam ac nugabar, quemadmodum nonnullae mulieres solent, sed sumebam et ipsa vultum submaestum ac solicitum [Um, lín. 141-144, p. 305]. -E: si alguna vez me parescia: que mi marido en alguna manera estaua triste: y que no era tiempo de hablar conel: en ninguna manera: no reya: ni burlaua: como algunas mugeres lo suelen hazer: mas yo tambien ponia el gesto triste y cuydoso [Bat. 474, lín. 10-14, f. a5r]. -E: si alguna vez me parecia que mi marido en alguna manera estaua triste: y que no era tiempo de hablar conel: en ninguna manera me reya: ni burlaua: como algunas mugeres lo suelen hazer : mas yo tambien ponia el gesto triste y cuydadoso [Bat. 479, lín. 20-25, f. CIXr]. -O: Si alguna vez mi marido estaua triste y descontento/ demanera que via yo que no era entonces tienpo de hablar conel no me ponia yo entonces a burlarme conel ni a dezille donayres como suelen algunas que por ventura aciertan pero yo via que no conuenia para sus condiciones antes yo tambien estaua medio triste y con cuydado de su tristeza [Bat. 478, lín. 4-11, f. g6r]. -D: El marido es espejo de la muger,y la muger del marido: pues si el que se mira al espejo esta triste, triste esta el espejo; y si alegre,alegre: pues assi hazia yo,que si mi marido estaua triste,ponia me yo triste ; y si alegre,alegre [Luj, lín. 4-8, f. 46r]. También se documentan casos en que un traductor opta por la primera opción y otro por la segunda: (9) E: Quando non assequor diuinando, dic ipse [Pp, lín. 1509, p. 172]. -E: Pues que yo no acierto adeuinando: di tu mismo donde vienes? [Bat. 479, lín. 18- 19, f. VIIr] <?page no="129"?> 129 -E: Pues yo no puedo acertar adeuinando: dime lo tu yacabaremos mas presto [Bat. 478, lín. 23-24, f. e2r]. Tanto en el Uxor mempsigamos como en el Pietas puerilis la situación prototípica es que un “yo” se dirija a un “tú”, aunque también se pueden encontrar marcas deícticas de persona en plural. En (10 y 11), el nosotras que emplea el personaje contribuye a situarlo como miembro de un grupo 258 , concretamente el del sexo femenino, de modo que también está incluyendo con él a su interlocutora: (10) E. Nos satis cultae sumus, si placeamus vni marito [Um, lín. 25, p. 302]. -E. Mas nosotras assaz estamos atauiadas: si agradamos a vn solo marido [Bat. 478, lín. 27-28, f. a3r]. -E. mas nosotras harto estamos atauiadas: si agradamos a solos nuestros maridos [Bat. 479, lín. 16-18, f. CVIr]. -O. mas entre nosotras harto es cada vna hermosa si agrada a su marido [Bat. 478, lín. 7-8, f. g3r]. -D. mas las buenas no para mas de solo vno,que es su marido: de manera que harto estamos atauiadas si contentamos a nuestros maridos [Luj, lín. 21-24, f. 28r]. (11) E: Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus [Um, lín. 163-165, p. 306]. -E: Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica [Bat. 474, lín. 6-9, f. a5v]. -E: porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXr]. -O: por escusarme del vicio ordinario casi en todas las mugeres que despues que comiençan a hablar en vna cosa nunca acaban hasta que enojan y aborrecen a todo el mundo [Bat. 478, lín. 19-22, f. g6v]. De referencia más abarcadora es el plural de (12), con el que Gaspar se refiere a toda la comunidad cristiana: (12) G: An hoc durum, condonare leuem noxiam fratri tuo, cuius ignoscentia tibi mutua sit frequenter opus, quum Christus omnia commissa nostra nobis semel condonarit, et quotidie condonat [Pp, lín. 1654-1656, p. 176]. -G: Cosa dura te paresce perdonar a tu hermano vna liuiana culpa: auiendo de ser necessario para ti muchas vezes su perdon: y que christo nos perdono vna vez todos nuestros pecados: y que cada dia nos los perdona [Bat. 479, lín. 5-10, f. XIv]. -G: Como cosa dura te parece perdonar vna liuiana offensa/ como todas lo son si bien las mirassemosa tu hermano que por ventura te aura de perdonar ati otro dia 258 El estudio de Lapesa (2000a) sigue siendo fundamental para conocer los diferentes usos de la primera persona, incluido el plural sociativo. Cf. también Del Rey (2013a). Nótese que la traducción de Virués -[Bat. 478]- en (11) desdeña el uso de la primera persona a favor de la tercera generalizante. <?page no="130"?> 130 auiendo nos christo perdonado todas nuestras maldades juntas y perdonandonos las de cada dia? [Bat. 478, lín. 28-5, f. e6r-e6v] Valor plenamente traslaticio en el original latino tiene la marca de primera persona de plural de (13). Esta intervención se localiza al principio del coloquio, y mediante el empleo de nobis se hace referencia al propio emisor en número plural. No se corresponde con los usos mayestático ni sociativo de los que habla Lapesa (2000a), sino que es empleado con una intención humorística, o más bien irónica, por parte del hablante, que pretende así distanciarse del contenido de su propia enunciación. Precisamente en dicho distanciamiento reside la ironía 259 . Se trata de un dativo ético, y el empleo aquí es netamente coloquial, aunque no ha sido trasladado al texto castellano en ninguno de los dos casos, quizá por el refinamiento estilístico que su uso exigía: (13) E: Vnde nobis prodis? E popina quapiam? [Pp, lín. 1503, p. 171] -E: DE donde sales? Sales de alguna cozina? [Bat. 479, lín. 12-13, f. VIIr] -E: DE donde bueno Gaspar/ sales de alguna tauerna? [Bat. 478, lín. 18-19, f. e2r] Los ejemplos (14) y (15) sí contienen usos de la primera persona del plural referida al emisor y los receptores que conforman las voces del coloquio, pues en el Senile hay hasta cuatro interlocutores. A pesar de ello, no prolifera el uso de las marcas deícticas en plural (nosotros/ vosotros), pues en general el diálogo consiste en la narración sucesiva de las peripecias vitales de los personajes, sin que se produzca un fluido intercambio de ideas entre los participantes del diálogo: (14) Pa: Sedemus [Sen, lín. 14, p. 375]. -Pa: Estamos sentados [Bat. 479, lín. 9, f. XVIIIr]. -Pa: Estamonos sentados [Bat. 478, lín. 19, f. x2r]. (15) Po. Atque vtinam Pampirus narret nobis suae quoque vitae fabulam, qui satis belle portat aetatem [Sen, lín. 243-245, p. 382]. -Po. plega a dios que tambien pamphilo nos cuente lafabula desu vida el qual assazbellamentetrae consigo la edad [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXIIIIr]. -E. Pluguiesse a dios que Pampiro quisiesse dezir nos la orden que ha tenido en su vida que deue ser buena : pues tiene la dispusicion tan conforme ala edad [Bat. 478, lín. 17-20, f. x8v]. La segunda persona del plural también posee formas de referencia discordantes según los coloquios, pues si bien en el Uxor mempsigamos, cuando se emplea, designa conjuntamente al interlocutor y a un individuo 259 Narbona (2007: 106) dice que «la ironía [...] va ligada al distanciamiento comunicativo, por lo que mal podría conseguirse mediante una andadura sintáctica de la proximidad». <?page no="131"?> 131 que es externo al contexto de enunciación (generalmente el marido), como en (16), en el Senile sí se usa para apelar al resto de los interlocutores, que forman parte del marco en que se desarrolla la conversación (17): (16) E: Quid ita, quaeso te? tam cito male conuenit inter vos? [Um, lín. 17, p. 301] -E: Como assi, por tu vida? tan presto ha nascido tan mala auenencia entre vosotros? [Bat. 474, lín. 16-18, f. a3r] -E: Como assi por tu vida: tan presto estays desauenidos? [Bat. 479, lín. 2-4, f. CVIr] -O: Que es esso hermana/ tan presto ha nacido descontentamiento entrevosotros? [Bat. 478, lín. 22-24, f. g2v] (17) G. Exposui vobis magicas artes meas, quibus alo iuuentutem meam [Sen, lín. 187-188, p. 380]. -G. y os he declarado mis artes magicas: conlasquales conseruo mi mocedad [Bat. 479, lín. 23-25, f. XXIIv]. -G. ya os he declarado mis artes magicas / conque detengo que no se me vaya la mocedad [Bat. 478, lín. 24-26, f. x7r]. Los morfemas verbales son las marcas deícticas de persona más usuales, pues continuamente aparecen en el predicado verbal. Como ya se ha señalado, los pronombres de primera y segunda persona, tanto en latín como en español, son redundantes en ciertos contextos por lo que a su naturaleza morfológica se refiere, de ahí que muchas veces no acompañen a la forma verbal si no existe valor enfático añadido, intención opositiva entre formas gramaticales, etc. En nuestras traducciones, es relativamente frecuente que se añada el pronombre sujeto cuando en latín la única referencia deíctica de persona es el morfema verbal, con valores de expresividad añadidos, como puede comprobarse en los siguientes ejemplos extraídos de la traducción anónima del Senile de la que se dijo que contenía significativos detalles de reelaboración artística y voluntad de estilo coloquial. En (18), la posposición del pronombre al verbo hablaría de una entonación característica del enunciado y una distribución de los elementos en este -desde el adverbio ya 260 en primera posición hasta el pronombre en última- propia de la inme- 260 Como expone Girón (2011: 160) a propósito de ya en el Cid y el Libro de Buen Amor, este adverbio se emplea más frecuentemente con tiempos imperfectivos, de aspecto inceptivo. En este ejemplo encontramos una expresión aún hoy ligada al adverbio ya en posición inicial -y sujeto explícito pospuesto-, expresión que indica a) alivio ante un enunciado que contradice un hecho o una idea insinuados en el cotexto previo cuyo cumplimiento habría roto las expectativas del locutor -de acuerdo con el movimiento argumentativo: espero X y no Y > se insinúa Y en el discurso > efectivamente ocurre X: ya me estaba asustando yo- o b) constatación de un hecho, generalmente ingrato, cuyo cumplimiento fue pronosticado por el enunciador, en un uso también netamente coloquial. En este caso es potestativa la aparición de la conjunción si al inicio del enunciado, pero cobligada la posposición del sujeto explícito cuando el enunciado sigue un esquema prosódico descendente: (si) ya lo decía yo. Los empleos de ya en estos contextos comunicativos evidencian que el valor del adverbio se sitúa más allá de la esfera de lo <?page no="132"?> 132 diatez comunicativa. En (19), el valor epistémico del verbo saber sin duda induce al refuerzo de la subjetividad mediante la explicitación de yo: (18) Po: Mirabar [Sen, lín. 70, p. 377]. -Po: ya me espantaua yo [Bat. 478, lín. 13-14, f. x3v]. (19) G. Scio moriendum [Sen, lín. 158, p. 380]. -G. yo se bien que tengo de morir [Bat. 478, lín. 26-27, f. x6r]. No obstante, no puede hablarse de una tendencia fija en la dirección que se acaba de indicar, pues es igualmente frecuente la ausencia de pronombre sujeto en la traducción cuando sí lo hay en el texto latino. Llama la atención que esta supresión se produzca a menudo cuando el pronombre está ligado a un operador, aunque este no se traduzca tampoco. Se da, pues, frente a lo que ocurre en los ejemplos anteriores, una pérdida de énfasis discursivo que redunda en la desvirtuación de la fuerza argumentativa del texto, como se desprende de (20) y (21): (20) E: Religiosior tu quidem es, quam pro aetate [Pp, lín. 1515, p. 172]. -E: Masreligioso eres que lo pidetu hedad [Bat. 479, lín. 23-2, f. VIIr-VIIv]. -E: Mas deuoto y religioso me parece que eres delo que se suele hallar en otros de tu edad [Bat. 478, lín. 27-29, f. e2r]. (21) E: Pulchre tu quidem philosopharis, si modo certum sit quod ais [Pp, lín. 1659, p. 176]. -E: Hermosa ysabiamente lo dizes si cierto es lo que has dicho [Bat. 479, lín. 15-16, f. XIv]. -E: Bien lo dizes si de todo esso tuuiessemos certidumbre [Bat. 478, lín. 14-15, f. e6v]. Una característica general a todas las traducciones con respecto al latín es la naturalidad con que se producen cambios de persona verbal, generalmente de la tercera (impersonal o no) a la primera y a la segunda. Es un recurso que redunda en el refuerzo de la deixis personal, pues con él se evita la impersonalidad (22), se centra la atención en uno de los participantes de la enunciación en vez de en un elemento externo a la misma (23) o se elude la voz pasiva extraña en el discurso dialógico (24): (22) X: Nec vnquam conueniet cum tali [Um, lín. 18, p. 301]. -X: Ni jamas la terne buena con tal hombre [Bat. 474, lín. 18, f. a3r]. -X: Nunca yo estare bien con tal hombre [Bat. 479, lín. 4, f. CVIr]. -E: Como podre estar yo bien con vn hombre que no esta el bien comigo [Luj, lín. 27-3, f. 27v-28r]. temporal, de acuerdo con los tres rasgos paradigmáticos que para su significado apunta Girón (1991: 149): señalamiento de un cambio, esperado por el locutor y en un proceso orientado. <?page no="133"?> 133 (23) X: Iam natum est [Um, lín. 344, p. 311]. -X: Ya he parido [Bat. 474, lín. 30, f. a8v]. -X: Dos vezes he estado preñada, pero he mouido de poquito [Bat. 478, lín. 7-8, f. 51v]. (24) G: Salutatur, si commodum est [Pp, lín. 1618, p. 175]. -G: Si saludo si ay disposicion [Bat. 479, lín. 23-24, f. Xr]. -G: Si torno [a saludar] quando tengo oportunidad [Bat. 478, lín. 20, f. e5r]. Muy habitual en latín es el empleo del dativo más el verbo sum -incluso elidido, como en (25)- con el significado de posesión. Erasmo es muy propenso a esta construcción, por lo que cabe suponer que la consideraba una estructura apta para la conversación. Mientras que el centro deíctico de esta combinación en latín radica en el pronombre dativo, las traducciones buscan la solución más habitual desde las Glosas, es decir, la de la sintaxis del verbo haber o tener más objeto directo, donde la marca de persona reposa en el morfema verbal y, subsidiariamente, en el pronombre sujeto, por lo general expreso y motivador de énfasis enunciativo: (25) X: Vnde tibi tam egregium munus? [Um, lín. 13, p. 301] -X: dedonde ouiste tan linda ropa? [Bat. 474, lín. 12-13, f. a3r; Bat. 479, lín. 20-21, f. CVv] -X: de donde vuiste tan buena cosa? [Bat. 478, lín. 18, f. g2v] -E: mas por tu vida donde huuiste tan limpio paño y tan hermosa color como esta [Luj, lín. 14-16, f. 27v]. (26) Pa. Mihi parum erat cerebri, verebar ne totum periret [Sen, lín. 305-306, p. 384]. -Pa. y como yo tenia poco temia de perder lo todo [Bat. 479, lín. 16-17, f. XXVv]. -Pa. y yo tenia ya poco seso / no queria que se me perdiesse del todo [Bat. 478, lín. 4-5, f. y2v]. Es interesante el ejemplo (27), en el que encontramos esta construcción latina, y la habitual solución romance, al inicio de una secuencia narrativa, lo que puede considerarse un frecuente inicio de relato dentro del discurso dialógico, esto es, apelar a la relación personal del locutor con una tercera persona que supone el rema del siguiente enunciado: (27) E: Est mihi familiaritas cum homine quodam nobili, docto singularique morum dexteritate [Um, lín. 183-184, p. 306]. -E: Yo tengo mucha familiaridad con vn hombre noble: doto/ y de singulardestreza de costumbres [Bat. 474, lín. 31-33, f. a5v]. -E: yo tengo muchafamiliaridad convn cauallero doto y de muy buenas costumbres [Bat. 479, lín. 11-13, f. CXv]. -O: yo tengo amistad con vn hombre noble sabio y muy virtuoso [Bat. 478, lín. 27- 28, f. g7r]. <?page no="134"?> 134 Marca deíctica personal menos prototípica es la del dativo aspectual. La [NGLE: 2703] destaca que se trata de un clítico concertado en número y persona con el sujeto de la oración. Tiene un valor a la vez expresivo y enfático, lo que lo convierten en un fenómeno discursivo más propio de la lengua oral que de la escritura. En este sentido, es significativo que en el corpus que se maneja en este trabajo solo se documente en la traducción [Bat. 478] del Senile, aunque también, en este mismo coloquio, puede hallarse en el texto erasmiano: (28) Pa: Quid tibi vis cum tuis vitreis oculis, fascinator? [Sen, lín. 6, p. 375] -Pa: Que nos quieres con tus ojos vedriados ojador 261 [Bat. 479, lín. 22-23, f. XVIIv]. (29) Po: Quum agerem Lutetiae, quam non abhorruerim ab Epicuro nostis ipsi [Sen, lín. 192-193, p. 381]. -Po: Quanto alo primero/ no es menester deziros quan dado era yo alos vicios y deleytes/ quando estauamos en Paris/ pues os lo sabeysmuy bien [Bat. 478, lín. 3-5, f. x7v]. (30) Po: In isto genere vixisti perpetuo? [Sen, lín. 424, p. 387] -Po: E siempre te as estado en essa vida? [Bat. 478, lín. 12-13, f. y5v] Los determinantes posesivos son marcas deícticas personales que ponen en relación de posesión dos realidades discursivas. Por lo general tienen un carácter anafórico. En el corpus que aquí se maneja, en algunas ocasiones, los posesivos castellanos traducen pronombres átonos en dativo ligados a un superlativo que expresan el punto de vista del enunciador (dativus iudicantis), como en (31): (31) E: Salue multum, exoptatissima mihi Xanthippe [Um, lín. 3, p. 301]. -E: En hora buena estes mi muy desseada xanthippe [Bat. 474, lín. 3-4, f. a3r]. -E: En hora buena esteys mi muy desseada xanthipe [Bat. 479, lín. 7-8, f. CVv]. -O: EStes en buen hora mi señora Xantipe [Bat. 478, lín. 6-7, f. g2v]. Lo más frecuente es que los posesivos romances sean traducción directa de los posesivos latinos (32), sin que sea posible decidir si existe en los adjetivos latinos cierta noción de énfasis, como es habitual en latín clásico: (32) Hu. Dormiebant omnes ac multum ponderis addebant currui meo [Sen, lín. 448- 449, p. 388]. -H. dormian se todos y acrescentauan mucho peso ami carro [Bat. 479, lín. 14-15, f. XXIXr]. 261 El dativo aspectual se ha resuelto en la traducción de [Bat. 479] como dativo de interés -sin concierto, pues, de número y persona en este caso- con clara connotación afectiva (cf. [NGLE: 2702]). <?page no="135"?> 135 Con los nombres que indican parentesco, el posesivo es superfluo en latín (33), pues las relaciones semánticas por asociación salvaguardan la relación anafórica, pero sí debe aparecer en las traducciones: (33) G: Adeon’ erat pater implacabilis? [Sen, lín. 272, p. 383] -G: Tan rezio eratu padre? [Bat. 479, lín. 3-4, f. XXVr] -G: Tan rezio estaua tu padre/ que no auia medio de aplacarle? [Bat. 478, lín. 6-7, f. y1v] Cabe señalar, asimismo, ciertos valores del posesivo que van más allá de la idea de posesión, como el de (34) 262 , valor afectivo (pues los viejos no pertenecen al carretero, sino que este expresa el agrado por llevarlos en su vehículo), o los de (35) y (36), ausentes en el texto fuente, curiosos posesivos de carácter coloquial -y, de nuevo, como se observa, son ejemplos de la traducción anónima del Senile [Bat. 478]- aplicados a segmentos que remiten a un contexto temporal con referencia pasada y que el enunciador va engarzando en su relato en un tono distendido: (34) He: Ac mei senes egregie subleuarunt currum meum, per totum iter perpetuo garrientes [Sen, lín. 450-451, p. 388]. -En: Mis viejos notable mente aliuiaron mi carro parlando por todo el camino [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXIXr]. (35) Pa. Apud hos vixi menses decem [Sen, lín. 316-317, p. 384]. -Pa. Conestos biui mis diez meses [Bat. 478, lín. 20, f. y2v]. (36) Pa. Itaque consumptis hunc in modum annis octo [Sen, lín. 394-396, p. 386]. -Pa. demanera que andando enestos tratos gaste mis ocho años [Bat. 478, lín. 16-17, f. y4v]. Los deícticos personales incluyen asimismo el sistema de fórmulas de tratamiento 263 . Este puede ser estudiado desde la perspectiva de la deixis social, que según Casalmiglia y Tusón (1999: 118) «señala las identidades de las personas del discurso y la relación entre ellas o entre ellas y la (posible) audiencia». También Cuenca (2010: 19) habla de deícticos sociales que «se basan en el grado de conocimiento mutuo, la confianza, el respeto o el estatus social entre interlocutores». Como ya se habrá podido compro- 262 En latín no se trata de un adjetivo posesivo sino de un pronombre en genitivo. 263 Cf. las definiciones de Enguita (1986: 295): «[s]e entiende por fórmula de tratamiento el empleo de un pronombre -o sintagma nominal- por medio del cual un hablante se dirige a su interlocutor» y de Líbano (1991: 107): «[e]ntendemos por fórmula de tratamiento los distintos procedimientos que emplea la primera persona, llamada también persona locutiva, para dirigirse a la segunda, su interlocutor, o persona alocutiva». Como ya se apuntó anteriormente, sin embargo, el estudio de referencia sobre fórmulas de tratamiento sigue siendo el de Lapesa (2000a). <?page no="136"?> 136 bar, los coloquios que conforman el corpus de este trabajo ponen en escena personajes que guardan una estrecha amistad entre ellos, sobre todo en el caso de Eulalia y Jantipe, protagonistas del Uxor mempsigamos, como lo demuestran las palabras de la primera cuando le pide a la segunda que hable con completa confianza delante de ella: (37) E: Hoc certe postulat nostra necessitudo, ab ipsis pene incunabulis inter nos inita [Um, lín. 76-77, p. 303]. -E: porque assi sin dubda lo requiere la amistad: que siempre desde nuestra niñez auemos tenido [Bat. 474, lín. 5-7, f. a4r; Bat. 479, lín. 2-5, f. CVIIv]. -O: pues lo requiere assi la amistad que entre nosotras desde nuestra niñez siempre vuo [Bat. 478, lín. 12-14, f. g4r]. -D: que assi lo requiere el amistad que dende nuestra niñez nos tuuimos [Luj, lín. 24- 26, f. 30r]. Por este motivo, los pronombres y demás elementos deícticos personales revelan una relación de familiaridad entre los interlocutores, de manera que es general el uso de tú en el diálogo y de vosotros cuando el referente es plural. Solo en los exempla 264 que se integran en el Uxor mempsigamos, donde por momentos se recurre al estilo directo, es posible encontrar algunas fórmulas de tratamiento de respeto. En el siguiente ejemplo, la doncella de la historia, arrepentida de la actitud que hasta el momento había tenido con respecto a su marido, se dirige a él con ánimo reconciliador. En latín no existen pronombres de tratamiento que conformen un paradigma tan evidente como el del castellano (aunque todavía en esta época hubiera muchas vacilaciones), por eso encontramos tú en la interpelación de la mujer al marido. La forma de segunda persona de singular es respetada en la traducción de Morejón y de su corrector anónimo, pero Virués prefiere conferir más dignidad a la relación alocutiva utilizando un vos de respeto (Luján no incorpora este exemplum en su obra): (38) E: Puella digressa a colloquio parentis redit in cubiculum, offendit maritum solum, accidit illi ad genua, et ait: Marite, hactenus non noui neque te neque meipsam, posthac videbis me aliam factam [Um, lín. 217-219, p. 307]. -E: Como la moça se escapo dela platica del padre: boluiosse a su camara: adonde hallo al marido solo: y pusose antel de rodillas: y dize. Marido hasta agora ni yo he conoscido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 474, lín. 13-16, f. a6v]. -E: Como se escapo dela platica del padre: boluio se a su camara donde hallo al marido solo y pusose ante el de rodillas: y dixo. Marido fasta agora ni yo he conocido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 479, lín. 22-26, f. CXII 1 v]. -O: Partida la muger de con su padre fuese a su camara donde hallo a su marido solo echosele alos pies llorando y dixole. Mi señor hasta agora yo no he conocido a vos ni 264 Sobre ellos habla Chomarat (1981: 746). <?page no="137"?> 137 ami ni lo que aquien vos soys y aquien yo soy deuia / pero de aqui adelantevos hallareis que soy otra [Bat. 478, lín. 16-21, f. g8v]. Sin embargo, en el siguiente exemplum, en el que también se produce la alocución de una esposa a su marido, Virués, como Morejón y su corrector, se decanta por el tratamiento de igualdad. A esta decisión pudo contribuir el hecho de que el personaje del ejemplo anteriormente citado representa a una doncella aldeana de la que se enamora un noble caballero, de forma que, tal vez, Virués creyó conveniente mantener la distancia social en el tratamiento verbal. Diferente es el caso del personaje del segundo exemplum, pues, como el hombre, se trata de una mujer de noble alcurnia, lo que significaría para Virués igualdad de trato en la conversación. Opuesta es la postura de Luján, quien sí utiliza el pronombre vos de respeto, queriendo reflejar la deferencia que la mujer debía al esposo. Es de destacar el empleo del vocativo señor, tanto en el caso anterior (38) en la versión de Virués como en el siguiente (39) en la de Luján, que prefigura la forma de tratamiento respetuosa: (39) E. Mi vir, inquit, assuestus es vitae commodiori [Um, lín. 249, p. 308]. -E. Marido mio dixo ella. Tu estas acostumbrado a tener buena vida [Bat. 474, lín. 20-21, f. a7r]. -E. Marido mio dixo ella : tu estasacostumbrado a tener muy buena vida [Bat. 479, lín. 23-24, f. CXII 2 v]. -O. Marido dixo ella tu estas acostumbrado a vida mas regalada que la que alli passauas [Bat. 478, lín. 19-20, f. h1v]. -D. señor dixo ella , yo veya que vos estauades acostumbrado a viuir delicadamente [Luj, lín. 18-19, f. 48v]. La relación de proximidad o de distancia respecto del interlocutor también se manifiesta mediante otro procedimiento nuclear de la deixis personal: el vocativo. Mediante este elemento lingüístico seleccionamos a la persona a la que va dirigida nuestra intervención. Sobre el caso vocativo en latín dice Cabrillana Leal (2009: 121) que «[l]a definición y naturaleza de este caso han sido objeto de discusión desde los gramáticos antiguos. En general, se acepta que su contenido es el de apelación (propio para llamar o recabar la atención de una persona, para realizar una invocación, etc.), un valor que no define ni explica todos sus empleos». Efectivamente, las funciones del vocativo pueden responder a intenciones comunicativas muy diversas, que van desde la muestra de afectividad hasta el insulto, pasando por la censura, la persuasión, la sorpresa, etc. Cualquiera que sea su valor comunicativo, no cabe duda de que es un recurso fundamental en el discurso dialógico, pues contribuye a dar relieve a la interlocución misma. El empleo del vocativo por parte de los participantes en el diálogo es un procedimiento a la vez apelativo (llama la atención del interpelado) y deíctico (lo señala directamente como receptor del discurso que se va a profe- <?page no="138"?> 138 rir) 265 . Antonio Narbona (1992: 258) dice que el vocativo es el elemento más usual con el que se puede «avivar el canal y circuito de la comunicación». Por su parte, Silvia Iglesias (1998: 405, n. 46) sospecha que «el vocativo aparece ligado a la realización de actos de habla ‘amenazantes’ o conflictivos (donde funcionaría como una especie de ‘amortiguador’)», pero también habla de otro tipo de vocativos que son «típicos de la prosa oratoria». En el corpus que conforma este trabajo solo se han contabilizado 20 vocativos 266 . Hay que tener en cuenta que en dos de los coloquios, el Uxor Mempsigamos y el Pietas puerilis, solo participan dos personajes, aunque en el primero de ellos, como se ha apuntado, se integran exempla donde los personajes también hacen uso del vocativo. Más voces convergen en el Senile, hasta cuatro diferentes, pero, por lo general, no hay el intercambio fluido y mucho menos anárquico que favorecería la aparición de vocativos para delimitar el objetivo de las intervenciones. Es más, en varias ocasiones, como en el siguiente ejemplo, la petición de toma de palabra hacia un interlocutor es indirecta, mediante un enunciado optativo, lo que trunca la posibilidad de presencia del vocativo: (40) Po. Atque vtinam Pampirus narret nobis suae quoque vitae fabulam, qui satis belle portat aetatem [Sen, lín. 243-245, p. 382]. -Po. plega a dios que tambien pamphilo nos cuente lafabula desu vida el qual assazbellamentetrae consigo la edad [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXIIIIr]. -Po. Pluguiesse a dios que Pampiro quisiesse dezir nos la orden que ha tenido en su vida que deue ser buena : pues tiene la dispusicion tan conforme ala edad [Bat. 478, lín. 17-20, f. x8v]. En los tres coloquios que aquí se analizan, el vocativo tiende a aparecer en las primeras intervenciones para contextualizar la situación enunciativa y presentar a los personajes. En el caso del Uxor mempsigamos, desde el comienzo se alude a la relación de amistad que existe entre las protagonistas, lo que, como se comprueba en (41), da lugar a la traducción de un vocativo de carácter latinizante en Morejón y su corrector, mientras que Virués prioriza la relación de respeto y Luján la de familiaridad: (41) E: Salue multum, exoptatissima mihi Xanthippe. X: Salue tantundem, mihi carissima Eulalia [Um, lín. 3, p. 301]. -E: En hora buena estes mi muy desseada xanthippe. X: En hora buena vengas mi muy clarissima eulalia [Bat. 474, lín. 3-4, f. a3r]. -E: En hora buena esteys mi muy desseada xanthipe. X: En hora buena vengas mi muy amada Eulalia [Bat. 479, lín. 7-8, f. CVv]. -O: EStes en buen hora mi señora Xantipe. X: Uengas mucho denora buena tu señora mia Olalla [Bat. 478, lín. 6-7, f. g2v]. 265 Así también lo entiende Leal (2008: 76). 266 La extensión del corpus es de 57.530 palabras. <?page no="139"?> 139 -D: FElices y muy dichosos días te de Dios hermana Eulalia. E: Los mismos te de a ti, y con mucha salud hermana Dorothea [Luj, lín. 12-13, f. 27r]. En el resto del coloquio Uxor mempsigamos, una vez que ya se han presentado los personajes y el lector sabe a quién corresponde cada intervención, son pocas las veces en que se introduce en algún enunciado una apelación al interlocutor. No obstante, cuando ocurre, el efecto comunicativo es interesante. Es siempre Eulalia la que se dirige a Jantipe, la totalidad de las veces mediante la fórmula con posesivo afectivo mea Xanthippe, para atenuar una réplica (42) o para reforzar la imagen de afiliación 267 entre los interlocutores, ya sea como búsqueda de la confianza 268 ante la otra (43), ya como apelación a la solidaridad de sexo para mitigar una autocrítica (44): (42) E: Ah mea Xanthippe, non ita decet [Um, lín. 52, p. 302]. -E: Mira mi xanthippe: no conuiene que lo hagas assi [Bat. 474, lín. 17-18, f. a3v; Bat. 479, lín. 24-25, f. CVIv]. -O: A mi Xantipe y esso? no se ha de hazer assi ni es razon [Bat. 478, lín. 10-11, f. g3v]. -D: Mira mira Eulalia 269 , que no conuiene que lo hagas assi [Luj, lín. 2-4, f. 29v]. (43) E: Mea Xanthippe, permittis mihi vt liberius loquar apud te? [Um, lín. 74, p. 303] -E: Mi Xanthippe. Das me liçencia: que mas ala clara hable contigo [Bat. 474, lín. 3-4, f. a4r]. -E: Xantipe hermana mia auras por bien que te diga libremente mi parecer? [Bat. 478, lín. 9-11, f. g4r] -D: Hermana mia Eulalia,das me licencia para que hable contigo algunas cosas mas a la clara? [Luj, lín. 21-33, f. 30r] (44) E. Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus [Um, lín. 163-165, p. 306]. -E. Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica [Bat. 474, lín. 6-9, f. a5v]. -E. porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXr]. Característica notable de los vocativos presentes en el Senile es el relativamente elevado número de expresiones metafóricas que buscan la complicidad chistosa, como en la animalización de (45), donde Eusebio recrimina irónicamente a Polígamo su afición por las mujeres: 267 Cf. Bravo (2008). 268 Aunque desde una óptica meramente sincrónica, Dumitrescu (2011: 121) dice que «an important component of the image of affiliation in Hispanic culture is trust». 269 Luján cambia los nombres de las protagonistas en su Segundo Coloquio. <?page no="140"?> 140 (45) E: Equidem haud miror, gallinacee, si parum pinguisti, quodque tantum senii tibi collegeris [Sen, lín. 232-233, p. 382]. -E: En verdad gallinazo: que agora no me marauillo si engordastepoco: y cogistetanta vejez [Bat. 479, lín. 24-26, f. XXIIIv]. Al final de este coloquio aparecen dos nuevos personajes, los carreteros, que se intercambian dos vocativos que podrían considerarse insultos con intención cómica entre compañeros, es decir, también refuerzan la imagen de afiliación entre los interlocutores: (46) Hu: Vnde tam miseram sarcinam nactus es, lusce? He: Imo quo tu defers istud lupanar, ganeo? [Sen, lín. 439-440, p. 387] -H: a donde hallastetan miserable carga tuerto? En: mas adonde lleuas tu essa puteria frequentadorde tauernas? [Bat. 479, lín. 2-4, f. XXIXr] Muy escasos son los vocativos en el Pietas Puerilis. Solo aparece uno al principio, pero no en el texto latino, sino en la versión de Virués como añadido (cf. f. e2r, lín. 18-19). Por ser un texto de alto contenido devocional, lo más usual es encontrar apelaciones a Dios, ya sea como elemento integrante de una cita bíblica (47), no traducida en la versión de Virués, ya como excursus dialógico mediante el que el interlocutor intenta mostrar al otro cómo debe dirigirse a la entidad divina (48): (47) G: dicens illud ex Euangelio cum publicano: Domine, propicius esto mihi peccatori [Pp, lín. 1647-1648, p. 175]. -G: diziendocon el publicano aquello del euangelio señor haz misericordia comigo pecador [Bat. 479, lín. 18-20, f. XIr]. -G: diziendo aquellas palabras del publicano euangelico. Domine propicius esto mihi peccatori [Bat. 478, lín. 16-18, f. e6r]. (48) G. Sed tu, Domine Iesu, qui solus es ab omni malicia purus ac syncerus, largire, vt indies et ipse magis ac magis expurgem vetus fermentum [Pp, lín. 1681- 1683, p. 176]. -G. mas tu señor Jesu christo que solo eres pancenzeño puro y limpio de toda malicia ten por bien que de cada dia yo mas y mas melimpie y purgue dela vieja leuadura y de su malicia [Bat. 479, lín. 25-4, f. XIIr-XIIv]. -G. mas tu o señor mio jesu christo que solo eres el que posees perfeta integridad y limpieza ajeno de toda malicia otorga me que de cada diavaya cobrando nueua pureza y dispidiendo de mi esta vieja leuadura [Bat. 47, lín. 9-13, f. e7v]. 1.2. Deixis espacial Otro componente deíctico esencial a la situación enunciativa que presenta el diálogo es la ilusión de espacio. Según Calsamiglia y Tusón (1999: 119), <?page no="141"?> 141 «[c]on la deixis espacial se organiza el lugar en el que se desarrolla el evento comunicativo». En los coloquios que se analizan en este trabajo no hay un “escenario” definido relevante para comprender el desarrollo de la conversación. En todos los casos, el encuentro entre los personajes es fortuito, sin que se especifique el marco locativo en que el diálogo va a tener lugar. Los verbos de dirección, que funcionan como señales deícticas, sirven a veces para localizar aunque sea someramente la acción: (49) G: Ex aede Virgini matri sacra [Pp, lín. 1510, p. 172]. -G: Uengo dela yglesia de sancta Maria [Bat. 479, lín. 19-20, f. VIIr]. -G: Salgo dela yglesia de nuestra señora [Bat. 478, lín. 24-25, f. e2r]. (50) Po: Opperimur currum, qui nos deuehat Antuuerpiam 270 [Sen, lín. 16, p. 375]. -Po: Esperamos vn carro que nosleue a antuuerpia [Bat. 479, lín. 10-11, f. XVIIIr]. -Po: Esperamos vn carro que nos lieue a Enuers [Bat. 478, lín. 21, f. x2r]. La relación espacial de cercanía respecto al enunciador se expresa a través de los determinantes demostrativos que en latín suelen corresponder a las diferentes formas del adjetivo hic, haec, hoc, traducido generalmente por los demostrativos este, esta (51 y 52): (51) E: Iam si molestum non est, referam tibi quiddam, quod nuper accidit in hac ipsa ciuitate [Um, lín. 230-231, p. 307]. -E: Pues si no te es molesto dezirte he vna cosa: que estotro dia acaescio enesta mesma ciudad [Bat. 474, lín. 28-29, f. a6v; Bat. 479, lín. 15-17, f. CXIIr]. 270 Además aquí el nombre propio de lugar contextualiza localmente la situación enunciativa en que se desenvuelve el diálogo. Sobre todo en el coloquio Senile, los topónimos son una marca contextualizadora más de la narración en boca de los personajes de la acción en que se desarrolla el diálogo, como se puede comprobar a partir de los siguientes ejemplos, en los que el tiempo pasado da muestras de la vocación narrativa de los segmentos discursivos. Obsérvese asimismo que los verbos de movimiento denotan también en estos casos deixis de lugar: (a) Pa: Non, sed duos menses apud hos versatus nauigaui in Scotiam [Sen, lín. 291, p. 383]. -Pa: No : mas detuue me dosmeses en su compañia: ydespues passeme a Escocia [Bat. 479, lín. 27-3, f. XXVr-XXVv]. -Pa: Noala mi fe / antes me fuy a Scocia desde a dos meses [Bat. 478, lín. 14-15, f. y2r]. (b) Po: Quo deinde deuolasti? Pa: In Galliam [Sen, lín. 307-308, p. 384]. -Po: E de alli adondete fuyste? Pa: A francia [Bat. 479, lín. 18, f. XXVv]. -Po: Pues a do bolaste desde alli? Pa: A Francia [Bat. 478, lín. 5-6, f. y2v]. <?page no="142"?> 142 -O: Pues que eneste exemplo te ha contentado el marido/ contarte he otro sino te doy pesadumbre que acaecio eneste pueblo por el qual conoceras otra tal muger [Bat. 478, lín. 8-11, f. h1r]. (52) G. Sedebimus commodius, ac mutuis fabulis suauissime transigemus hoc iter [Sen, lín. 34-35, p. 376]. -G. sentar nos hemos mejor y mas a nuestro prouecho : y muy suauemente passaremos este camino diziendo fabulasa vezes [Bat. 479, lín. 7-10, f. XVIIIv]. Es bastante frecuente encontrar en latín el adverbio hic, que también representa cercanía de lugar o inscripción locativa del momento de la enunciación -en castellano, aquí 271 - (53 y 54), a veces como añadido que redunda en un mayor deseo de contextualización situacional (55): (53) E. Quid, inquit, hic lachrymas ac singultis puerorum more? [Um, lín. 278-279, p. 309] -E. y dixole: que estas aqui llorando como niña? [Bat. 474, lín. 18-19, f. a7v] -O. dixole: que hazes aqui llorando y solloçando como los niños? [Bat. 478, lín. 8-9, f. h2v] -D. le dixo : Que hazes ay 272 llorando como niña? [Luj, lín. 20-21, f. 49r] (54) E. Quid hic agitis? [Sen, lín. 13, p. 375] -E. que hazeys aqui? [Bat. 479, lín. 8-9, f. XVIIIr] -E. que hazeis aqui? [Bat. 478, lín. 18, f. x2r] (55) E: Me vide [Um, lín. 415, p. 313]. -E: Mirame aca [Bat. 474, lín. 3, f. a9v; Bat. 479, lín. 27, f. CXVIIr]. -E: Mira me aca [Luj, lín. 6, f. 53r]. En algún caso se puede documentar el empleo de los deícticos latinos iste, ista, istud, cuya traducción como marcas correspondientes a una esfera de cercanía pero más relacionada con la segunda que con la primera persona no siempre queda clara en la versión castellana, donde se emplea este y esse indistintamente 273 : (56) Hu: Debueras istos frigidos senes alicubi effundere in vrticetum, vt calescerent 271 La etimología, valores y evolución diacrónica de los adverbios de lugar son estudiados en la tesis de Sánchez Lancis (1990). 272 Luján emplea un deíctico espacial diferente, situándose más en la órbita de la segunda persona. 273 Según Álvarez Huerta (2009: 275), hic «[c]omo deíctico propio designa personas o cosas pertenecientes espacial, temporal o nocionalmente a la esfera del hablante», mientras que iste «remite a personas o cosas pertenecientes a la esfera de la segunda persona, el oyente en el acto de habla» (ibid.: 276). La vacilación en el uso de este/ ese en la deixis espacial es constatada ya a finales de la Edad Media por Eberenz (2000: 263). <?page no="143"?> 143 He: Imo tu istum gregem cura vt praecipites alicubi in profundam lamam, vt refrigerentur [Sen, lín. 441-444, p. 387]. -H: Deuierasechar estos frios viejos en algun ortiguero para que callentassen. En: Mas ten tu cuydadode despeñaresse ganado en vn hondo lodo: para que seresfrien [Bat. 479, lín. 4-7, f. XXIXr]. Los deícticos espaciales que expresan lejanía respecto del enunciador están conformados por adverbios que mayoritariamente guardan una relación anafórica con algún sintagma de significado local que ha aparecido previamente en el discurso. Esta es una característica notable en el relato de Pámpiro en el Senile, pues continuamente va haciendo referencia a lo que ha hecho en determinados lugares que son suma de su periplo vital. La traducción esperada de estos adverbios es allí y allá (57 y 58), aunque existe más variedad en latín (ibi, illic, illinc, eo, eodem, etc.): (57) E: Quid obstitit quominus illic maneres perpetuo? [Sen, lín. 313, p. 384] -E: Que impedimento tuuiste para no te quedar alli para siempre? [Bat. 479, lín. 24- 25, f. XXVv] -E: Que impedimento ouo para que alli no te quedasses? [Bat. 478, lín. 13-14, f. y2v] (58) Po: Num eo profectus es? [Sen, lín. 341, p. 385] -Po: E por ventura fueste alla? [Bat. 479, lín. 14, f. XXVIv] -Po: y fuyste alla si quiera? [Bat. 478, lín. 26-27, f. y3r] Solo en un caso he hallado un adverbio de lugar que se integra en la traducción de un participio de presente del latín, en el que la referencia no es anafórica, sino que la marca deíctica configura el espacio de acuerdo con la situación enunciativa recreada en el diálogo, expresando un objeto que se sitúa en un campo de visión por el momento distante para el enunciador: (59) E. Nisi me fallit animus aut parum prospiciunt oculi, video tres veteres congerrones meos considentes, Pampirum, Polygamum et Glycionem [Sen, lín. 3-4, p. 375]. -E. Por cierto si yo no me engaño o estoy ciego/ aquellos que alli estan sentados son mis tres amigos antiguos Pampiro/ Poligamo y Glicion/ con quien yo solia siempre passar tiempo enel estudio [Bat. 478, lín. 2-7, f. x2r]. Mediante el pronombre ille, traducido casi sistemáticamente por aquel, que indica la dimensión distante con respecto al yo, cuando no posee su más frecuente valor anafórico en el discurso, introduce un referente que denota lejanía quizá más temporal que espacial, o tal vez de ambos tipos, pues con él se hace referencia a una personalidad histórica que se trae a colación para urdir un símil (60) o apelar a una fuente de autoridad (61) 274 : 274 A este ille se refiere Lapesa (1987: 43) con el nombre de « ILLE de notoriedad». <?page no="144"?> 144 (60) G. Quidam omni ex re decerpunt, si quid est incommodi, qualis fuisse videtur Crates ille, cuius titulo fertur epigramma vitae mala colligens [Sen, lín. 131-132, p. 379]. -G. ay algunosque de todas las cosas sacan lo dañoso. Como parece auersido aquel Crates : por cuyo titulo esdicho el epigramma que coje los males dela vida [Bat. 479, lín. 12-15, f. XXIr]. -G. E no hagas como algunos que ay que de quantas cosas en esta vida se offrecen no consideran sino el mal que enellas ay. De esta condicion parece que deuia ser aquel filosofo Crates: segun parece por aquellos versos suyos que andan por ay en que collige y amontona todos los males que al hombre pueden venir [Bat. 478, lín. 28-6, f. x5r-x5v]. (61) G: Plures enim mali, vt Graecus ille sapiens dixit [Pp, lín. 1772-1773, p. 179]. -G: porque muchos sonlos maloscomo dixo aquel sabio griego [Bat. 479, lín. 4-6, f. XVv]. Interesantes son también los usos metafóricos y/ o metonímicos de los deícticos de lugar, con los que se alude a una situación de enunciación pasada que muchas veces es representada en las versiones no con un adverbio de lugar, como ocurre en latín, sino con una adverbio temporal (62 y 63), o simplemente, como hace Virués en (63), se sustituye por un pronombre anafórico que exhibe deixis textual: (62) E: Non ibi metuebas tu? [Um, lín. 47, p. 302] -E: Y estonces no auias miedo? [Bat. 474, lín. 12-13, f. a3v; Bat. 479, lín. 18, f. CVIv] (63) E. Ibi puella partim metu, partim veritate commota, accidit ad patris genua, rogans vt praeteritorum vellet obliuisci, se in posterum memorem fore officii sui [Um, lín. 212-214, p. 307]. -E. Estonçes la moça: comouida lo vno por miedo: lo otro porque conoscio ser assi verdad: pusose de rodillas antel padre: rogandole: no ouiesse memoria delas cosas passadas: y que ella dende adelante ternia cuydado delo que auia de hazer [Bat. 474, lín. 7-11, f. a6v]. -E. Entonces ellacomouida assi por miedo como porque conocio ser assi verdad: puso se derodillas ante el padre rogandole no ouiesse memoria delo passado : que ella dende adelante ternia cuydado delo que auia de hazer [Bat. 479, lín. 14-19, f. CXII 1 v]. -O. Con esto la pecadorcilla dela hija parte con miedo parte conla verdad y razon que conocia tener su padre hechose le alos pies suplicandole que no mirasse alo passado que auian sido hierros de mocedady de mala criança y certificandole que de alli a delante ella miraria por hazer lo que deuia [Bat. 478, lín. 6-12, f. g8v]. La adición de marcas deícticas sin correlato expreso en el texto fuente es un procedimiento común a los diferentes traductores de los Coloquios. Aunque los más frecuentes añadidos con función deíctica son los adverbios temporales y los pronombres que cohesionan la estructura del texto, no es extraño encontrar adverbios de lugar que potencian la deixis espacial con- <?page no="145"?> 145 tribuyendo, a su vez, a intensificar las relaciones anafóricas del texto (64) o a reforzar el anclaje situacional de la enunciación (65): (64) Po: Post rescitum est meae Gallae Gallum esse maritum, vnde pridem se subduxerat [Sen, lín. 220-221, p. 381]. -Po: Despues se descubrio que mi francesa estaua casada con vn frances/ alla en su tierra [Bat. 478, lín. 11-13, f. x8r]. (65) E: Dic nobis bona fide, qui nullum vitae genus non expertus es, quod omnium maxime probas? [Sen, lín. 401-402, p. 386] -E: Dinos aqui por tu fe laverdad sin passion ni temor/ pues has esperimentado todas las maneras de biuir qual te parece la mejor [Bat. 478, lín. 27-2, f. y4v-y5r]. En la traducción anónima [Bat. 478] del Senile, de la que en varias ocasiones ya mencioné su carácter coloquial en muchos sentidos, pueden encontrarse como añadidos también expresiones deícticas más o menos lexicalizadas propias del discurso conversacional: (66) Pa: Corraso viaticulo, furtim me subduxi procul a patria [Sen, lín. 286, p. 383]. -Pa: En fin yo saque vnas blancas para el camino de aqui y de alli / y tiro secretamente y voy me lexos de mi tierra [Bat. 478, lín. 7-9, f. y2r]. (67) Pa. Volitant per omnes terras ac maria, multa vident, multa audiunt, penetrant omnes domos, plebeiorum, nobilium atque etiam regum [Sen, lín. 384-385, p. 386]. -Pa. Estos buelan de aca para alla por todas las tierras / y mares / ven muchas y diuersas cosas / oyen muchas cosas/ calan y entran por quantas casas ay/ assi de gente comun / como de nobles/ como de reyes [Bat. 478, lín. 26-2, f. y4r-y4v]. 1.3. Deixis temporal La deixis temporal ha sido una de las más estudiadas por los lingüistas. Desde Benveniste (1974 [1977]) se distingue entre tiempo físico, tiempo crónico y tiempo lingüístico 275 . Con este último tiene que ver la conceptualización del tiempo que establece la lengua. Como indica, entre otros, Verschueren (1999 [2003]), la noción de tiempo es una noción relativa 276 , y en ella está implicada la subjetividad del hablante. Este, como en 275 Sobre la temporalidad lingüística son interesantes las observaciones de Méndez (1995: 15-20). 276 Determinante también en el estudio de la deixis temporal es la perspectiva comunicativa que propone Weinrich (1974), quien divide en dos grupos temporales los tiempos simples y compuestos del indicativo. El grupo I se corresponde con el mundo comentado, cuyo tiempo 0 (T0) es el presente, es decir, el hablante se posiciona en este tiempo con respecto al destinatario, teniendo los demás tiempos del mundo comentado un valor retrospectivo o prospectivo; lo mismo ocurre con los tiempos del mundo narrado, grupo II, cuyos T0 son el imperfecto (que suele encontrarse al principio de la narración) y el <?page no="146"?> 146 cualquier otro tipo de deixis, es el centro del que depende la partición lingüística del tiempo; por tanto, «el punto de localización de las indicaciones temporales es el presente de la enunciación del locutor, el presente lingüístico» (Otaola 2006: 147). De manera general, puede decirse que el tiempo que domina el diálogo es el presente. Esto se hace evidente desde el propio inicio de los coloquios, en nuestro caso concreto, cuando los personajes aluden a marcas de la situación enunciativa mediante este tiempo de comentario, como puede observarse en los siguientes ejemplos (68), (69) y (70), todos ellos extraídos del comienzo del Uxor mempsigamos, el Senile y el Pietas puerilis respectivamente: (68) E: Itane statim me scommate excipis? [Um, lín. 6, p. 301] -E: Assi me recibes luego con essa lisonja? [Bat. 474, lín. 6-7, f. a3r] -E: Assi me comienças luego a motejar? [Bat. 479, lín. 11-12, f. CVv] -O: Como assi me motejas luego de entrada? [Bat. 478, lín. 10-11, f. g2v] (69) E. Quid hic agitis? [Sen, lín. 13, p. 375] -E. que hazeys aqui? [Bat. 479, lín. 8-9, f. XVIIIr] -E. que hazeis aqui? [Bat. 478, lín. 18, f. x2r] (70) E: Vnde nobis prodis? E popina quapiam? [Pp, lín. 1503, p. 171] -E: DE donde sales? Sales de alguna cozina? [Bat. 479, lín. 12-13, f. VIIr] -E: DE donde bueno Gaspar/ sales de alguna tauerna? [Bat. 478, lín. 18-19, f. e2r] El tiempo pasado se emplea con relativa frecuencia en dos de los coloquios que aquí se analizan: el Uxor mempsigamos y el Senile. En el primero de ellos se integran hasta tres exempla que constituyen tres pasajes narrativos en boca de uno de los personajes: (71) E. Socer pollicitus est se curaturum [Um, lín. 202-203, p. 307]. -E. El suegro estonçes le prometio: que el la curaria [Bat. 474, lín. 27-28, f. a6r]. -E. El suegrole prometio que ello procuraria [Bat. 479, lín. 23-24, f. CXII 1 r]. -O. El suegro le prometio de hazer lo que pudiesse [Bat. 478, lín. 18-19, f. g8r]. El Senile se compone de intervenciones de personajes que relatan su vida, por lo que es constante la mirada hacia el pasado: pretérito perfecto simple (que suele hallarse en el núcleo de la narración). Aunque los tiempos del grupo I se emplean normalmente en el comentario y los del grupo II en la narración, pueden darse, sin embargo, usos metafóricos de los mismos que dan lugar a estrategias comunicativas en las que prima la cortesía, la ironía, la burla, etc. De esta manera, dice Weinrich (1974: 167) que «[l]as dos formas fundamentales de las metáforas temporales podemos colocarlas bajo el concepto de como si: se comenta como si se narrase (con lo que se limita su validez) o se narra como si se comentase (con lo que se insiste sobre la validez). El lenguaje no sólo gusta de perspectivas, sino también de ilusiones de perspectiva». <?page no="147"?> 147 (72) Po: Nonnihil furtim dabat mater, ac praeterea conflatum est aeris alieni plus satis [Sen, lín. 208-209, p. 381]. -Po: Algunacosame daua a hurto mi madre: y allende de esto mesocorriassaz dedineroprestado [Bat. 479, lín. 23-25, f. XXIIIr]. -Po: A hurtadas me daua mi madre algo / y yo que mohatre hartas deudas [Bat. 478, lín. 26-27, f. x7v]. Cabe destacar a este respecto cómo la consecutio temporum, tanto en latín como en castellano, se debe entender como otro de los elementos determinantes de la deixis temporal que confieren cohesión al texto. Ella es la que hace que, en (73), al aparecer el verbo principal en pasado, se emplee el imperfecto de subjuntivo en latín -redderet- en la subordinada completiva, que, a su vez, atrae modalmente a la forma verbal presente en la oración de relativo, donde el tiempo exigido es el pluscuamperfecto en tanto que la acción se refiere a un hecho anterior al del verbo de la oración regente. La atracción modal no tiene por qué darse en castellano; sin embargo, encontramos el pluscuamperfecto de subjuntivo en las versiones de Morejón y su corrector anónimo -ouiesse oydo-, quizá por influencia sintáctica latinizante, frente a la solución tal vez más natural de la traducción de Virués -auia dicho-: (73) E. Coepit eam instituere literis ac musica, paulatimque assuefacere, vt redderet ea, quae audisset in concione, caeterisque rebus formare, quae post essent vsui futurae [Um, lín. 187-189, p. 306]. -E. Començo a enseñarla leer y tañer. Y poco a poco la empuso que le refiriesse lo que ouiesse oydo enlos sermones. Y informola en todas las otras cosas: que dende adelante auia de hazer [Bat. 474, lín. 3-6, f. a6r]. -E. començo a bezar le leer y tañer y poco a poco la puso en que le contasse lo que ouiesse oydo enlossermones: y informola en todas las otras cosasque despues auiande aprouechar [Bat. 479, lín. 19-23, f. CXv]. -O. Començo de ponella en que leyese y se diesse acosas de musica porque estas dos cosas hazen los ingenios mas vrbanos y tratables. Començo assimesmo a tratar conella delos sermones que oya preguntando le lo que se auia dicho y hablando conella de otras cosas que juntamente pudiessen aprouechalley adelgazasen sus costumbres algo groseras [Bat. 478, lín. 7-14, f. g7v]. La óptica proyectiva que aporta al discurso el tiempo futuro suele hallarse en los coloquios al final del diálogo. Podría hablarse de una estrategia dialógica consistente en hacer prevaler el contenido de la conversación de manera que se consiga un propósito enunciado a manera de promesa (74), se dé continuación al diálogo que ya no presenciará el lector (75) o se pongan en práctica los consejos que han ido formando parte de las intervenciones de los interlocutores (76), con un claro afán moralizante del que ya se dijo que es consustancial al diálogo renacentista: (74) E. Hoc facto, meo more tractabo illum blandissime [Um, lín. 420-421, p. 313]. <?page no="148"?> 148 -E. Hecho esto: yo le tractare mansamente como suelo [Bat. 474, lín. 9-10, f. a9v; Bat. 479, lín. 10-11, f. CXVIIv]. -O. sabido esto yo le amansare con mis halagos [Bat. 478, lín. 22, f. h5v]. (75) E. Ibi per ocium de caeteris conferemus affatim [Sen, lín. 438, p. 387]. -E. y alli conferiremos en ociosidad delos otros abundosamente [Bat. 479, lín. 25- 27, f. XXVIIIv]. -E. y ally que aura harto espacio / comunicaremos lo que cada vno sabe dellos [Bat. 478, lín. 2-6, f. y6r]. (76) E: Fortassis assequar te [Pp, lín. 1831, p. 181]. -E: Por auentura tealcançare [Bat. 479, lín. 26-2, f. XVIIr-XVIIv]. -E: ya podra ser que te alcance [Bat. 478, lín. 21-22, f. f5r]. Otra característica relacionada con la deixis temporal que puede considerarse típicamente conversacional es la del uso del presente en la narración histórica, aunque este uso posee una intención discursiva completamente diferente al tradicionalmente llamado “presente histórico”, mediante el que metafóricamente se alude a hechos efectivamente ocurridos en el pasado 277 . En este caso, se trata de un empleo metafórico del tiempo lingüístico con el que se consigue ofrecer al interlocutor una relación de cercanía con la situación narrada y que tiene que ver con el carácter oral que el enunciador confiere a su discurso en un momento dado como tendencia a la inmediatez comunicativa 278 . Llama la atención que este empleo del presente tan frecuente en el relato erasmiano no sea trasplantado sistemáticamente a las versiones, sino que, al contrario, los traductores, excepto, por lo general, Morejón, el que más literalmente sigue el texto fuente, optan por reproducir 277 Me refiero al presente utilizado tan abundantemente en el discurso histórico, como el de La tripulación de Cristóbal Colón llega a la isla de Guanahani el 12 de octubre de 1492. El empleo del término presente histórico, sin embargo, también puede referirse a las formas verbales de presente con interpretación de pasado tan comunes en el discurso conversacional, como las que aquí estoy analizando. Sobre este presente histórico resume Schiffrin (1981: 46) las principales hipótesis de interpretación, que en general coinciden en que el «HP [Historical Present] makes the past more vivid because it moves past events out of their original time frame and into the moment of speaking. Past events ‘come alive’ with the HP because it is formally equivalent to a tense which indicates events whose reference time is not the moment of the experience, but the moment of speaking». Aunque la metáfora de tiempo puede considerarse muy semejante si no idéntica, por supuesto la motivación discursiva y las condiciones pragmáticas en que el presente, tiempo no marcado, se textualiza en el discurso histórico y en el conversacional son completamente distintas, por lo que tal vez sería rentable distinguir terminológicamente estos usos. 278 Koch y Oesterreicher (1990 [2007]: 111) destacan este fenómeno como un rasgo universal de la lengua hablada en las tres lenguas romances que estudian: «el rasgo más destacado de la narración oral es el empleo del PRESENTE como TIEMPO VERBAL DE LA NARRACIÓN ». <?page no="149"?> 149 un tiempo de pasado, distanciándose así de la estrategia comunicativa y la variatio estilística que emplea el autor holandés: (77) E. Post vnum atque alterum diem captat tempus et locum, vt solus esset cum filia [Um, lín. 203-204, p. 307]. -E. Passados despues vno y otro dia busca tiempo y lugar para hallarse solo con su hija [Bat. 474, lín. 28-29, f. a6r]. -E. Passados pues algunos dias buscaua lugar para hallarse solo con su hija [Bat. 479, lín. 24-26, f. CXII 1 r]. -O. Dende a dos o tres dias busco tiempo y lugar para poder hablar solo con su hija [Bat. 478, lín. 19-20, f. g8r]. (78) E. Reuersus domum rogat, num illic fuisset, illa non negat [Um, lín. 247-248, p. 308]. -E. Buelto asu casa pregunto ala muger si lo auia hecho: ella nolo nego [Bat. 474, lín. 18-19, f. a7r]. -E. y buelto a su casa preguntoala muger si auia ella estado alli: ella no lo nego [Bat. 479, lín. 20-21, f. CXII 2 v]. -O. y tornando se a su casa preguntole si auia ella lleuado aquel repuesto en casa de aquella labradora. Ella no lo nego [Bat. 478, lín. 15-18, f. h1v]. -D. y buelto a su casa, preguntole si hauia estado ella alli, y ella no lo negò [Luj, lín. 14-16, f. 48v]. Numerosos adverbios temporales conforman una completa red de referencias deícticas que se interpretan de acuerdo con los diversos tiempos de los verbos estableciendo con ellos relaciones de simultaneidad, anterioridad y posterioridad. Especialmente relevantes para la creación de una situación enunciativa en el marco dialogal son los adverbios temporales que se refieren al momento de la enunciación, y, por tanto, establecen una relación de simultaneidad con el presente del enunciador; se trata del adverbio nunc en latín y agora o ahora 279 en castellano: (79) X: Suspicor et nunc me grauidam esse [Um, lín. 360, p. 311]. -X: E avn agora sospecho que estoy preñada [Bat. 479, lín. 23-24, f. CXVv]. -X: Enesse caso mas tacha tiene de importuno que de negligente que tambien creo que estoy agora preñada [Bat. 478, lín. 17-19, f. h4r]. (80) G. Nunc 280 referat nobis pari fide Polygamus, vnde tantum collegerit senii [Sen, lín. 188-189, p. 380]. -G. agora debaxo dela misma fe nosdiga Poligamo como sehizotanviejo [Bat. 479, lín. 25-26, f. XXIIv]. -G. Ahora relatenos Poligamo con la mesma fidelidad como se a hecho tan viejo [Bat. 478, lín. 26-27, f. x7r]. 279 Cf. Sánchez Lancis (1990: 252 y ss.). 280 No habría problema, quizá, en considerar este adverbio iniciador de enunciado como un ordenador del discurso, al igual que el tum y su traducción en el siguiente ejemplo. <?page no="150"?> 150 La simultaneidad temporal también se documenta con tiempos del pasado, siendo entonces tum el adverbio más empleado para esta función en latín: (81) E. Tum gener: Noui, inquit, ius meum, sed malim eam tua vel arte vel autoritate sanari, quam ad hoc extremum remedium venire [Um, lín. 201-202, p. 307]. -E. Estonçes el yerno le respondio. Bien se la jurisdicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanarla con tu auctoridad y industria: que venir a este postrimer remedio [Bat. 474, lín. 25-27, f. a6r]. -E. Entonces el yerno le respondio: bien se la juridicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanar la con tu autoridad y industria que venir a esse vltimo remedio [Bat. 479, lín. 20-23, f. CXIIr]. Agora/ ahora y otros adverbios relacionados con la esfera del presente temporal, como (h)oy, no parecen referirse al momento de la enunciación, como en los ejemplos (79) y (80), sino que, en ocasiones (82) señalan un tiempo habitual, reiterativo, muy frecuente en el Uxor mempsigamos para aludir al estado de la mujer en el matrimonio: (82) E: Nunc tranquilla omnia [Um, lín. 91, p. 303]. -E: Agora todas las cosas estan en paz [Bat. 474, lín. 21-22, f. a4r]. -E: Agora todo esta en paz [Bat. 479, lín. 23, f. CVIIv]. -O: Agora si [estoy en paz con mi marido] [Bat. 478, lín. 6, f. g4v]. (83) E. Nunc hoc in totum ademptum est 281 [Um, lín. 80-81, p. 303]. -E. Mas agora de todo punto este remedio es quitado [Bat. 474, lín. 12, f. a4r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CVIIv]. -O. agora esto es totalmente reuocado [Bat. 478, lín. 19, f. g4r]. En algún caso (83 y 84), la referencia al presente puede ser universal o, al menos, cubrir un espacio temporal amplio en el sentido de ‘época actual’: (84) E. Sed vt nunc sunt hominum mores, solus viuat oportet, qui velit abesse a malorum consortio [Pp, lín. 1769-1771, p. 179]. -E. porque segun oy sonlas costumbres de los hombres: justamentese puede dezir queaquel solo biue que se apartadela conuersacion delos malos [Bat. 479, lín. 26-4, f. XVr-XVv]. -E. Pero segun lo que oy 282 sevsa menester ha de biuir solo el que quisiere biuir sin compañia de malos [Bat. 478, lín. 10-12, f. f3v]. Las relaciones de anterioridad y posterioridad con respecto al verbo del enunciado completan el cuadro de la deixis temporal en los coloquios. Adverbios como nuper o tum en latín se relacionan con el T0 del mundo na- 281 Se refiere a la posibilidad del divorcio. 282 El adverbio oy que traduce a nunc redunda en esa generalización deíctica temporal. <?page no="151"?> 151 rrado (cf. Weinrich 1974), como en (85), perfecto que expresa tiempo puntual, y en (86), con imperfecto que no acota el fin de la referencia temporal aludida: (85) E: Iam si molestum non est, referam tibi quiddam, quod nuper accidit in hac ipsa ciuitate [Um, lín. 230-231, p. 307]. -E: Pues si no te es molesto dezirte he vna cosa: que estotro dia 283 acaescio enesta mesma ciudad [Bat. 474, lín. 28-29, f. a6v; Bat. 479, lín. 15-17, f. CXIIr; Bat. 479, lín. 15-17, f. CXIIr]. (86) Pa: Tum videbamur omnes aequales [Sen, lín. 44, p. 376]. -Pa: Estonces pareciamos todos yguales [Bat. 479, lín. 21-22, f. XVIIIv]. -Pa: Entonces pareciamos todos de vna edad [Bat. 478, lín. 7-8, f. x3r]. Por su parte, determinados sintagmas preposicionales, sobre todo en los exempla insertos en el Uxor mempsigamos, establecen una relación de posterioridad respecto de ese T0 -ya sea con el condicional, “futuro del pasado”, en (87), ya con el infinitivo, en (88)-. Estos finales de relato, por lo general, constituyen auténticas moralejas, de acuerdo con la intención moralizante común al diálogo renacentista y a ciertas tradiciones discursivas narrativas: (87) E. Ibi puella partim metu, partim veritate commota, accidit ad patris genua, rogans vt praeteritorum vellet obliuisci, se in posterum memorem fore officii sui [Um, lín. 212-214, p. 307]. -E. Estonçes la moça: comouida lo vno por miedo: lo otro porque conoscio ser assi verdad: pusose de rodillas antel padre: rogandole: no ouiesse memoria delas cosas passadas: y que ella dende adelante ternia cuydado delo que auia de hazer [Bat. 474, lín. 7-11, f. a6v]. -E. Entonces ellacomouida assi por miedo como porque conocio ser assi verdad: puso se derodillas ante el padre rogandole no ouiesse memoria delo passado : que ella dende adelante ternia cuydado delo que auia de hazer [Bat. 479, lín. 14-19, f. CXII 1 v]. -O. Con esto la pecadorcilla dela hija parte con miedo parte conla verdad y razon que conocia tener su padre hechose le alos pies suplicandole que no mirasse alo passado que auian sido hierros de mocedady de mala criança y certificandole que de alli a delante ella miraria por hazer lo que deuia [Bat. 478, lín. 6-12, f. g8v]. (88) E. Hoc dicto tam vxorio fractus ac victus hominis animus, data dextra, pollicitus est vxori se posthac nunquam in illam coniecturum manus, nec fecit [Um, lín. 281- 283, p. 309]. -E. Con este tan buen dicho dela muger: quebrantose y venciose tanto el coraçon del marido: que le prometio y dio su fe y palabra que dende adelante nunca mas pornia las manos enella: y assi lo hizo [Bat. 474, lín. 21-24, f. a7v]. 283 La referencia deíctica temporal inespecífica del latín, el adverbio nuper ‘hace poco’, se convierte en un sintagma nominal con determinante demostrativo e indefinido con similar función marcativa. <?page no="152"?> 152 -E. Con esta tan buena respuesta quebrantose y venciose tanto el coraçon del marido: que le prometio de nunca mas poner las manos enella: y assi lo hizo [Bat. 479, lín. 19-22, f. CXIIIv]. -O. Conesta palabra tan de muger de bien el marido confuso y arrepentido determino de domar su almo ydando le la mano prometiole de nunca mas poner las manos enella y assi lo guardo [Bat. 478, lín. 13-16, f. h2v]. -D. Con esta buena respuesta se quebrantò tanto el coraçon del marido , que prometio de alli adelante de no hazerle mal ninguno,y assi lo hizo [Luj, lín. 24-27, f. 49r]. Los deícticos temporales suponen una fuente de adiciones estilísticas muy recurrente para los traductores castellanos de los Coloquios. Son frecuentes en el seno de los exempla con la intención de insistir en la noción proyectiva recién comentada unida al afán moralizante (89 y 90), que es más acusado en los traductores que en el propio Erasmo (cf. Del Rey en prensa c): (89) E. Ignouit pater, pollicitus se quoque fore patrem amantissimum, si quod polliceretur praestaret [Um, lín. 214-215, p. 307]. -O. El padre la perdono certificandole que le seria padre muy amoroso: si dealli adelante hizese [sic] lo que le auia prometido [Bat. 478, lín. 12-15, f. g8v]. (90) E: Vsque ad mortem, neque quicquam erat tam humile, quod illa non alacris ac volens obiret volente marito [Um, lín. 223-224, p. 307]. -E: Hasta la muerte: y no ouo dende adelante cosa: por baxa que fuesse: que ella muy alegre y de muy buena voluntad no se humillasse: a la hazer si via que el marido lo queria [Bat. 474, lín. 19-22, f. a6v]. -E: Fasta la muerte: y no ouo dende adelante cosapor baxa que fuesse: que ella muy alegre y de buena voluntad no se humillasse ala hazer: si veya que el marido lo queria [Bat. 479, lín. 4-8, f. CXII 2 r]. Abundan también como añadidos los adverbios de tiempo que establecen una relación de anterioridad respecto del verbo principal, como en el ejemplo (91), en el que entonces tiene una considerable fuerza argumentativa en el enunciado en el sentido de que manifiesta una crítica al interlocutor mediante la cual se apela a una situación pasada que ya no puede enmendarse: (91) E. Oportebat enim non oculis solum, verum etiam auribus maritum deligere [Um, lín. 335-336, p. 310]. -E. y entonces: conuenia no solamente escoger el marido con los ojos: mas tambien con las orejas [Bat. 474, lín. 21-23, f. a8v; Bat. 479, lín. 24-26, f. CXVr]. <?page no="153"?> 153 Igualmente habitual es la adición del adverbio ya (92 y 93) 284 con valor estructurador del discurso, pues casi siempre forma parte de un enunciado que funciona como colofón al relato de uno de los personajes del Senile: (92) G. Exposui vobis magicas artes meas, quibus alo iuuentutem meam [Sen, lín. 187-188, p. 380]. -G. ya os he declarado mis artes magicas / conque detengo que no se me vaya la mocedad [Bat. 478, lín. 24-26, f. x7r]. (93) Po. Habetis bona fide vitae meae summam [Sen, lín. 243, p. 382]. -Po. ya teneys en buena verdad lasuma demi vida [Bat. 479, lín. 14-15, f. XXIIIIr]. -Po. ya os he contado la suma de toda mi vida sin mentir punto [Bat. 478, lín. 16-17, f. x8v]. En fin, son también numerosos como añadidos los adverbios de simultaneidad con respecto al acto mismo de la enunciación (94 y 95), que también aparecían en latín. Esta variedad de adiciones, unida a la traducción de fenómenos puramente deícticos, contribuye a crear un espacio literario verosímil donde se desarrolla la ficción conversacional: (94) E: Sed dic mihi, mea Xanthippe [Um, lín. 64, p. 303]. -E: Pero dime agora mi Xanthippe [Bat. 474, lín. 29, f. a3v]. (95) G: Illi potant [Sen, lín. 29, p. 376]. -G: ellos estan agora beuiendo [Bat. 478, lín. 9-10, f. x2v]. 1.4. Deixis modal La deixis modal ha sido quizá la menos estudiada en lo que atañe a su capacidad de recreación de situación enunciativa. Por lo que respecta a los diálogos que aquí se estudian, efectivamente, la deixis de modo o manera, propia del adverbio así según la [NGLE: 1276], que constituya lo que podríamos denominar una acotación dialógica 285 referente al aspecto de los personajes o el modo en que se disponen los objetos que rodean a estos es francamente escasa. Los usos de sic en latín y de sus traducciones romances tienen por lo general valores discursivos anafóricos, en muchos casos 284 Aquí, frente a lo que se adujo en la n. 14 de § II, 1.1, se utiliza el adverbio ya con tiempos perfectivos. 285 «Las acotaciones son todos aquellos comentarios del narrador, en los diálogos que lo tienen, o de los interlocutores que sirven para recrear el aspecto visual de la conversación. Se refieren tanto al espacio y al tiempo en el que se desarrolla el diálogo como a las actitudes paralingüísticas y kinésicas de los interlocutores . La acotación hace posible que no solo oigamos lo que dicen los interlocutores, sino que también veamos lo que hacen» (Gómez 1988: 77). <?page no="154"?> 154 con interpretación consecutiva, como se verá más adelante (cf. § II, 3.1.1). No obstante, en dos ocasiones he podido constatar la existencia de acotaciones puestas en boca de un personaje que describe la disposición física del otro (96) o una momentánea reacción del interlocutor que surge en la enunciación del otro como comentario (97). En (96), el adverbio sic es traducido por el sintagma preposicional desta manera en Morejón y su corrector, por el adverbio assi en Virués y por una oración de relativo en Luján, quien potencia el aspecto visual de la acotación introduciendo un verbo de percepción. En (97), la acotación no tiene correlato en el texto latino, pues aparece en una de las adiciones marcadas de Virués. Sin duda la deixis modal así considerada es uno de los fenómenos textuales que con más intensidad contribuyen a crear la verosimilitud conversacional a la que aspira el discurso dialógico: (96) X. Vides quam sim pannosa, sic patitur vxorem suam incedere [Um, lín. 18-19, p. 301]. -X. No miras quan atauiada me vees? Desta manera consiente que ande su muger [Bat. 474, lín. 18-20, f. a3r]. -X. No miras qual me tiene hecha pedaços: desta manera consiente que ande su muger [Bat. 479, lín. 5-6, f. CVIr]. -X. No me vees qual ando rota: yno a enpacho siendo su muger de ver me andar assi [Bat. 478, lín. 24-26, f. g2v]. -E. pues me consiente andar qual me veys [Luj, lín. 3-4, f. 28r]. (97) -E. Despues dixonos dos o tres donayres con que nos hizo reyr en pago delo que auiamos llorado el viernes santo y acabo el sermon. De que te ries? G: Riome delo que no deuria que es de ver quan mas contento estas de esse sermon que del mio y deurias mirar la diferencia que ay entre ellos por lo que dellos nos quedo a entramos aunque puede ser que de esso tu tienes la culpa que los predicadores siempre dizen cosas buenas [Pp, Bat. 478, lín. 7-16, f. e8v]. <?page no="155"?> 155 CAPÍTULO 2 MODALIZACIÓN Se ha insistido en numerosas ocasiones en que la modalidad es algo esencial a la enunciación 286 . Desde la clásica distinción, procedente de la lógica, entre el dictum y el modus 287 , se parte de la idea de que, por un lado, en un enunciado hay una parte representacional que constituye el contenido de lo que decimos y, por otro, existe otra parte que significa la actitud que adoptamos al enunciar un determinado segmento de discurso. Dicha actitud que toma el hablante en su discurso está directamente relacionada con la subjetividad 288 intrínseca a la actividad comunicativa. Fuentes (1996: 36-37) admite que la modalidad es expresión del hablante, no una categoría de la enunciación (cf. Zavadil 1968: 63). Son muchos, según la autora, los recursos lingüísticos que contribuyen a la expresión de la modalidad: entonativos, semánticos (palabras marcadas valorativamente frente a otras más neutras), sintácticos (adverbios, adjetivos, verbos modales, cambios de orden, vocativos, interjecciones, etc.) y morfemáticos (modo del verbo, aumentativo/ diminutivo en el adjetivo). Algunos de ellos se verán en el presente capítulo. Existen determinadas tradiciones discursivas en las que los enunciados modalizados son más frecuentes que en otras. Por ejemplo, la noticia periodística, aunque nunca dejará de manifestar modalización en su escritura, tiende a crear enunciados en los que el dictum intenta prevalecer sobre el modus, precisamente porque lo que prima, al menos en principio, es evitar la manifestación de la subjetividad que sí se acepta en otro tipo de discurso periodístico, como el editorial o la columna de opinión. Al contrario, por ejemplo en la conversación las marcas de la subjetividad afloran a cada paso, y, así considerada, la modalización se convierte en un instrumento muy eficaz para construir la verosimilitud conversacional propia del diálogo literario, como se verá a lo largo de las siguientes páginas. 286 Sobre modalidad y modalización la bibliografía es muy abundante. El punto de partida sigue siendo Bally (1965). En inglés es imprescindible el libro de Palmer (1986). En español, pueden consultarse, entre otros, Fuentes (1996: 33-42), Calsamiglia y Tusón (1999: 174-182) y Otaola (2006: 153-202). En mi artículo Del Rey (2013f) pueden encontrarse más apuntes teóricos sobre esta cuestión. 287 Cf. Bally (1965: 35). 288 Sobre subjetividad lingüística es imprescindible la referencia a Benveniste (1966 [1974]) y Kerbrat-Orecchioni (1980). <?page no="156"?> 156 En la bibliografía especializada existe quizá una tendencia a reservar el término modalidad como referencia a la modalidad de la frase (declarativa, exclamativa, etc.), mientras que modalización se emplea para indicar los fenómenos que influyen en la enunciación de un segmento discursivo según los diversos grados de certeza, posiblidad, deseo, etc., que asume el hablante con respecto a lo que dice. De ahí que se pueda afirmar que un enunciado tiene “un grado de modalización” (epistémica, deóntica, etc.) alto, pero no “un grado de modalidad”. En este libro se tiende a considerar por modalidad y/ o modalización un concepto amplio y complejo que atañe a los diversos aspectos discursivos tal y como los clasifican Calsamiglia y Tusón 289 . En cuanto a los tipos de modalidad existentes, son muchas las propuestas que se han formulado tanto desde el ámbito de la lógica como desde el de la lingüística 290 . Destaco aquí fundamentalmente dos: la epistémica y la deóntica 291 . La primera «tiene que ver con la posibilidad o necesidad de la verdad de las proposiciones y, por tanto, está relacionada con conocimiento y creencia (registro del saber[)]» (Otaola 2006: 171). A ella atañen las categorías lógicas con representación lingüística de lo cierto, lo falso, lo probable y lo posible. La modalidad deóntica «tiene que ver con la necesidad o posibilidad de los actos realizados por sujetos responsables moralmente y, por tanto, está relacionada con obligación y permiso (registro del deber)» (ibid.). Existen verbos y perífrasis cuya significación alude a una modalidad epistémica (saber, conocer, ignorar, etc.) o deóntica (deber, tener que, etc.) específicas. Igualmente, determinados elementos gramaticales pueden tener una interpretación modal epistémica (por ejemplo, la desinencia de futuro -á en el enunciado No sé, estará enfermo) o deóntica (como el gerundio y gerundivo latinos: Delenda Carthago, o, una vez más, el futuro castellano en un enunciado del tipo No matarás). 289 «1. Las modalidades de la frase (asertiva, interrogativa, exclamativa, imperativa) y los modos verbales (indicativo, subjuntivo...) que están codificados gramaticalmente. Suponen una perspectiva implícita del sujeto. 2. Las modalidades que expresan el grado de certidumbre, probabilidad o posibilidad del «dictum». Se expresan a través de la subordinación de este a expresiones modales, de formas no personales del verbo (infinitivo, gerundio, participio) y de algunos adverbios. Suponen una perspectiva explícita del sujeto. 3. Las modalidades apreciativas, que se indican a través de medios léxicos como los adjetivos o los adverbios, y por medio de la entonación y las exclamaciones. 4. Las modalidades expresivas, que agrupan todos los fenómenos que afectan al orden canónico de las palabras -el énfasis, la tematización- y el conjunto de la llamada sintaxis de la expresividad. En la oralidad se acompaña e incluso se sustituye por la prosodia y por elementos paraverbales y no verbales como gestos y vocalizaciones» (Calsamiglia y Tusón 1999: 175). 290 Cf. Ridruejo (1999: 3211-3215). 291 Un sucinto pero completo estado de la cuestión acerca de estos dos términos se encuentra en las interesantes páginas introductorias de Ruiz Yamuza (2008). <?page no="157"?> 157 Uno de los aspectos fundamentales que cabe plantearse aquí es cómo las diversas estrategias de modalización del discurso que aparecen en el texto fuente son traducidas en las versiones castellanas, si se siguen los mismos procedimientos o de qué manera se cambia el tipo de inserción del modus en el discurso. Comenzaré por la consideración de los verbos de lengua y de percepción en los Coloquios y sus traducciones. La presencia de estos verbos es una muestra evidente de la subjetividad en la enunciación. El análisis de sus diversas funciones dialógicas ocupará la materia de los próximos subapartados. 2.1. Verbos de lengua y percepción La aparición de verbos de lengua y de percepción 292 es una constante a lo largo de las páginas que conforman los Coloquios y sus traducciones, ya que se trata de una característica fundamental del género dialógico. Efectivamente, los verbos de lengua -en las versiones, principalmente decir, pero también contar u otros más claros performativos 293 como prometer y preguntar- y de percepción -física o intelectual- se emplean en el diálogo para hacer referencia al discurrir conversacional o para aludir al contexto en el que se desarrolla el intercambio verbal. Muchos de estos verbos están presentes en expresiones meramente fáticas, es decir, «expresiones en las que el hablante intenta condicionar la recepción del mensaje por parte de su oyente» (Cano Aguilar 2001b: 116). El análisis cuantitativo de los verbos de lengua y de percepción en los diferentes coloquios latinos analizados aquí no refleja resultados excesivamente reveladores. Se confirma en cierta medida que es el coloquio Senile el que más verbos de lengua -39- y percepción física -27- e intelectual - 25- tiene, lo que puede llevar a suponer que se trata, como se intuye de una lectura atenta, del diálogo de estilo más conversacional, aunque también es cierto que es el texto más extenso (455 líneas), frente a las 424 líneas del Uxor mempsigamos, que cuenta con 30 verbos de lengua, 14 de percepción física y 17 de percepción intelectual. El Pietas puerilis, el más corto de los coloquios (330 líneas), ofrece, sin embargo, unos números muy similares a los del Uxor mempsigamos: 31 verbos de lengua, 15 verbos de percepción física y 13 de percepción intelectual. En la siguiente tabla aparecen refleja- 292 Elena Méndez (2001) engloba ambos tipos dentro del paradigma más abarcador de verbos de comunicación, a los que se refiere también con oportunas observaciones centradas en el discurso periodístico en Méndez (1999: 110-111). 293 Los verbos performativos son aquellos que implican un enunciado realizativo en el sentido de que su aparición supone el cumplimiento de una acción, no la representación de un aspecto de la realidad. Su explicación entronca con la teoría de los actos de habla de Austin (1962 [1982]). <?page no="158"?> 158 dos estos datos, que, tomados en conjunto, lo que confirman es el abundante empleo de este tipo de verbos en el diálogo: Uxor mempsigamos Senile Pietas puerilis Verbos de lengua 30 39 31 Verbos de percepción física 14 27 15 intelectual 17 25 13 Tabla 1. Distribución de los verbos de lengua y de percepción en los coloquios Uxor mempsigamos, Senile y Pietas puerilis. A estos resultados habría que añadir los verbos que no son traducción directa de verbos de lengua y percepción latinos sino que suponen adiciones de tipo estilístico en las traducciones. Como se verá a lo largo de las próximas páginas, este tipo de añadidos es muy frecuente, sin que exista una distribución específica por coloquios, sino que se trata de una manera de proceder común a todos los traductores, de manera que puede considerarse una estrategia de construcción de verosimilitud conversacional productiva en este tipo de discurso. 2.1.1. Verbos de lengua Aunque, tal como expone Bustos (1998: 433), sobre todo como introductores de estilo directo, los verbos «dicendi» son neutros enunciativamente, las funciones pragmáticas que pueden desempeñar en el discurso son muy variadas. En el diálogo literario, además, son necesarios para crear el clima de ficción conversacional que es una de las premisas del género, pues los verbos de lengua suponen «alusiones al carácter oral de la conversación que supuestamente transcribe el diálogo» (Gómez 2006: 228). La variedad de verbos de lengua en el texto latino es muy amplia. Sin duda, con 25 ocurrencias contabilizadas, es dico el más habitual. Su forma de aparición más habitual es el imperativo, modo mediante el que se exhorta al interlocutor a que tome la palabra para contestar a una pregunta que se enuncia con posterioridad a la orden (1 y 2) y que puede considerarse también una manera de dar relieve enunciativo a lo que se inquiere. Suele ir acompañado de un vocativo que puede representar la misma función pragmática de intensificación ilocutiva: (1) E: Sed dic mihi, mea Xantippe, post desiit minitari verbera? [Um, lín. 64, p. 303] -E: Pero dime agora mi Xanthippe: despues dexo de darte? [Bat. 474, lín. 29-30, f. a3v] <?page no="159"?> 159 -E: Pero dime agora mi Xanthippe: despues dexo de amenazarte? [Bat. 479, lín. 14- 15, f. CVIIr] -O: Dime miXantipe despues que te vio tan braua dexo de amenazarte [Bat. 47, lín. 26-27, f. g3v]. -D: Mas dime amiga Eulalia, despues dessa renzilla que dixiste, dexò de amenazarte? [Luj, lín. 3-5, f. 30r] (2) Po: Dic bona fide, Glycion, quot annos numeras? [Sen, lín. 51, p. 376] -Po: Di por tufe glicion: quantos años cuentas? [Bat. 479, lín. 5-6, f. XIXr] -Po: Di por tu fe Glicion sin añadir ni quitar/ quantos años has? [Bat. 478, lín. 17-18, f. x3r] Hasta en cinco ocasiones se encuentra el verbo dico en futuro con idéntica función en las traducciones: la de focalizar 294 el segmento enunciativo siguiente aportando relieve ilocutivo (3), a veces como respuesta a una orden con el mismo verbo decir (4). Subsidiariamente, también cumple una misión textual organizativa, pues anticipa lo que se va a decir, y esa anticipación establece una relación paradigmática con el momento de la enunciaciación y con el pasado de la enunciación: (3) G: Dicam, alii prius diligunt, quam deligant [Sen, lín. 84, p. 377]. -G: Dezir telo he: otros amanprimero que escogen [Bat. 479, lín. 14-15, f. XIXv]. -G: yo telo dire. Otros ay que escogen muger mas por afficion que por elecion [Bat. 478, lín. 2-3, f. x4r]. (4) E: Dic istud explanatius, nam non satis assequor quid velis. G: Dicam [Pp, lín. 1678-1679, p. 176]. -E: Di esso mas claramente porque no entiendo bien lo que quieresdezir. G: Dezir te lo he [Bat. 479, lín. 17-20, f. XIIr]. -E: Declarame esso que no lo entiendo bien. G: yo te lo dire [Bat. 478, lín. 28-2, f. e7r-e7v]. La misma función estructuradora posee el verbo decir en perfecto, pues con él se remite a partes de la conversación ya tratadas (5), procedimiento frecuente en las adiciones. Cabe destacar la variación verbal respecto del verbo decir en algunas traducciones (6), esto es, la elección de un verbo de lengua o performativo distinto del verbo decir. Por el contrario, cuando en latín hay otro verbo de comunicación diferente de dico, según se comentará a continuación, es precisamente el verbo decir el más empleado en las traducciones: 294 Sobre el concepto de ʻfocoʼ pueden verse numerosos trabajos en español, entre ellos los de Gutiérrez Ordóñez (1997) y Zubizarreta (1999). Aquí tomamos la definición de la [NGLE: 2972], según la cual los focos son «segmentos remáticos que ponen de relieve cierta información en el interior de un mensaje. El proceso de realzar o resaltar ese fragmento, o de considerarlo en relación con sus posibles alternativas, se lleva a cabo con diversos medios fónicos y sintácticos». <?page no="160"?> 160 (5) E: Iam dixi [Um, lín. 402, p. 312]. -E: ya te lo he dicho [Bat. 479, lín. 3, f. CXVIIr]. -E: ya te dixe [Bat. 478, lín. 16, f. h5r]. (6) E: Sed tu te illi praebeto, qualem dixi [Um, lín. 375, p. 312]. -E: Sey tu para el tal qual yo te tengo dicho [Bat. 479, lín. 12-14, f. CXVIr]. -O: Seyle tu la que yo te he aconsejado [Bat. 478, lín. 1-3, f. h4v]. -D: Sey tu para el tal qual yo te tengo dicho [Luj, lín. 21-24, f. 51v]. Son muchos más los verbos de lengua que aparecen en el texto latino. Después de dico, los más frecuentes son loquor, narro e inquam como introductor de estilo directo en el relato. Narro tiene un porcentaje de uso mucho mayor en el Senile, coloquio en el que los personajes relatan sus respectivas vidas pasadas. Lo que llama la atención es que la variedad de verbos de lengua que utiliza Erasmo en estos coloquios es eliminada por el polivalente verbo decir en las versiones, también incluso, aunque en menor proporción, en la de Virués. De esta manera, verbos como loquor ‘hablar’, narro ‘narrar’, praedico ‘decir antes’, profero ‘proferir’, voco ‘llamar’, recito ‘leer en voz alta’, refero ‘relatar’ u otros de naturaleza más claramente performativa como moneo ‘aconsejar’y fateor ‘confesar’, junto con las traducciones más cercanas a su sentido original, son reducidos a la mera referencia del verbo decir. Se produce así una variación estilística interesante entre los diferentes traductores, como se comprueba en los siguientes ejemplos: (7) E. De te per occasionem mentiar, quam amanter de illo sis loquuta [Um, lín. 421-422, p. 313]. -E. Tambien metere vna cuña: avn que mienta: diziendole: quantos bienes me has dicho del [Bat. 474, lín. 11-12, f. a9v; Bat. 479, lín. 12-14, f. CXVIIv]. -O. y si se atrauesare ocasion de hablar enti atreuermehe a dezille alguna mentira para que piense que con mucho amor hablas del en su ausencia mas tu haz que de aqui adelante sea verdad [Bat. 478, lín. 23-27, f. h5v]. -D. aunque mienta, le dire que le quieres muy mucho [Luj, lín. 14-15, f. 53r]. (8) Pa: Verum fortasse narras [Sen, lín. 274, p. 383]. -Pa: Uerdad eslo que dizes [Bat. 479, lín. 7, f. XXVr]. -Pa: Uerdad me parece ami lo que dizes [Bat. 478, lín. 12-13, f. y1v] 295 . (9) X: Fateor minus esse mali [Um, lín. 273, p. 309]. -X: Digo que era menos mal [Bat. 474, lín. 11-12, f. a7v; Bat. 479, lín. 5-6, f. CXIIIv]. -X: yo confiesso que es menos mal [Bat. 478, lín. 28, f. h2r]. -E: Menos mal era [Luj, lín. 11, f. 49r]. 295 En este caso se da coincidencia en los dos traductores en cuanto a la utilización del verbo menos marcado semánticamente. <?page no="161"?> 161 (10) G. Finge recitari Epistolam [Pp, lín. 1679-1680, p. 176]. -G. finge que se reza la epistola [Bat. 479, lín. 19-20, f. XIIr]. -G. Pon que se diga la epistola [Bat. 478, lín. 1-2, f. e7v]. (11) G. Nunc referat nobis pari fide Polygamus, vnde tantum collegerit senii [Sen, lín. 188-189, p. 380]. -G. agora debaxo dela misma fe nosdiga Poligamo como sehizotanviejo [Bat. 479, lín. 25-26, f. XXIIv]. -G. Ahora relatenos Poligamo con la mesma fidelidad como se a hecho tan viejo [Bat. 478, lín. 26-27, f. x7v]. Es interesante constatar que ciertos verbos performativos los encontramos solo en el coloquio Pietas puerilis, como precor (hasta en cinco ocasiones), recito y oro, que se explican según el asunto de carácter devoto central en el texto. Igualmente, en el Uxor mempsigamos se encuentran algunos verbos que no son propiamente de comunicación sino que más bien indican dirección, de ahí que, en el contexto, aludan al devenir natural de la conversación, como en (12) pergo ‘avanzar, proseguirʼ: (12) X: Perge quod coepisti [Um, lín. 128, p. 305]. -X: Prosigue lo que començaste [Bat. 474, lín. 33, f. a4v; Bat. 479, lín. 2-3, f. CIXr]. Los distintos traductores, aun cuando el texto fuente no incita de manera directa a la traducción del verbo de lengua, sienten cierta tendencia a la reelaboración estilística en la que a menudo se ve implicado un verbo de lengua o performativo, ya sea por voluntad de coloquialidad (13), por preferencia del sintagma verbal al nominal en un momento dado (14) o, relacionado con esto último, para evitar una frase nominal pura que contiene un sustantivo de lengua como es en latín verba (15): (13) E: Ohe. non cessant anni, quantumuis cessant homines [Sen, lín. 50, p. 376]. -E: Andaos a dezir gracias; los años a la fe no se detienen, aunque los hombres se descuyden [Bat. 478, lín. 15-17, f. x3r]. (14) G. Liberaui fidem meam [Sen, lín. 187, p. 380]. -G. yo soy libre dela fe que di [Bat. 479, lín. 23, f. XXIIv]. -G. ya he cumplido como veis lo que prometi [Bat. 478, lín. 23-24, f. x7r]. (15) G: Bona verba [Pp, lín. 1504, p. 171]. -G: Habla cortesmente [Bat. 479, lín. 13-14, f. VIIr]. -G: Habla cortes [Bat. 478, lín. 19, f. e2r]. Uno de los aspectos que más llama la atención en el análisis de estos coloquios es la enorme cantidad de verbos de lengua que no tienen correspondencia en el texto fuente, es decir, que han sido añadidos por los propios traductores con diversa intención comunicativa según los casos. La <?page no="162"?> 162 adición del verbo decir, el más frecuente, cuando este no aparece en el original latino obedece a diferentes propósitos estilísticos de los intérpretes que redundan en la modificación parcial de la estructura discursiva sobre la que se vertebra la conversación. A veces el verbo decir simplemente sustituye a otro verbo de carácter realizativo, como se ha visto hace poco: (16) E: Non opinor [Pp, lín. 1724, p. 177]. -E: Lo mismo digo yo [Bat. 479, lín. 19-20, f. XIIIv]. Otras veces, el verbo decir en primera persona se antepone a una oración causal que explica el motivo que se tiene para emitir ese enunciado. El efecto discursivo del añadido es claramente argumentativo pues, mientras en latín lo que tenemos es una intervención que se relaciona con las anteriores en virtud de la simple continuación del hilo argumental, en la traducción se explicita la relación temática mediante la alusión al propio acto de enunciación y el procedimiento sintáctico que supone la introducción de una subordinada con porque: (17) G: Equidem adnitor pro mea virili. E: Qui potes pro virili, quum sis puer? G: Meditor pro viribus [Pp, lín. 1537-1539, p. 172]. -G: Esfuerçome por lo hazer varonilmente. E: Como dizes varonnilmente [sic] siendo aun niño? G: Digolo porque me exercito en ello segun mis fuerças [Bat. 478, lín. 8-11, f. e3r]. Es interesante el uso del verbo decir en primera persona insertado en una oración modal-comparativa en un enunciado en el que se suprime el sujeto genérico (res en latín). Generalmente este empleo del verbo de lengua está acompañado de marcas deícticas, que se desdoblan en la traducción -cf. el pronombre lo en la versión de [Bat. 478] en (18) o el pronombre de segunda persona te en [Bat. 474], lo que además sirve para hacer presente al interlocutor en el diálogo-. El efecto comunicativo que se produce mediante este añadido es que lo que era en latín una alusión a la veracidad de lo enunciado se convierte en la traducción en una intervención que juzga la veracidad de la enunciación, de manera que se destaca la implicación del hablante-personaje en el discurso: (18) X: Atqui sic res habet [Um, lín. 31, p. 302]. -X: assi es como te digo [Bat. 474, lín. 32, f. a3r; Bat. 479, lín. 24, f. CVIr]. -X: Es la verdad como yo lo digo [Bat. 478, lín. 14-15, f. g3r]. Son frecuentes los ejemplos de adición del verbo decir en primera persona en los que se percibe un deseo por parte del traductor de focalizar la atención sobre la oración completiva que sigue: <?page no="163"?> 163 (19) E: Dicam igitur, sed taciturae [Um, lín. 114, p. 304]. -O: Pues digo que te dire lo que me has preguntado pero a de ser para que lo tengas en secreto [Bat. 478, lín. 15-17, f. g5r]. La implicación en el acto enunciativo se incrementa cuando, además del verbo de lengua, se añaden los pronombres que representan deícticamente a los interactuantes en el diálogo, como tenemos en (20). En estos casos, en los que se incluye la figura del interlocutor en el discurso, se observa el interés por llamar la atención sobre el enunciado siguiente, de manera que el añadido funciona así como un intento de captar la atención del receptor en el diálogo. Este tipo de adiciones es revelador de los intereses comunicativos que mueven al traductor a destacar ciertos elementos en el discurso por encima de otros: (20) X: Istuc mihi frequenter accidit. E: Atqui tametsi semper est cauendum vxori, ne qua re molesta sit viro, tamen id maxime studere debet, vt in eo congressu se viro praebeat modis omnibus commodam et iucundam [Um, lín. 302-305, p .309]. -X: Esso me ha acaescido a mi infinitas vezes. E: Pues yote digo 296 que avnque en toda parte la muger ha de estar sobre auiso: de no hazer cosa con que aya enojo su marido: que principalmente deue entonces procurar de mostrar sele alegre y regozijada [Bat. 479, lín. 26-5, f. CXIIIIr-CXIIIIv]. -E: Mas de diez pares de vezes me ha acontecido a mi esso. D: Pues yo te digo que aunque la muger se haya de mostrar en toda parte alegre mayormente ha de ser alli que deue procurar de mostrar todo amor a su marido [Luj, lín. 23-27, f. 50r]. El verbo conjugado en futuro (21) refuerza de manera considerable la carga comunicativa del enunciado que se profiere a continuación, además de funcionar como mecanismo organizador del discurso, como ya se indicó previamente; por el contrario, el condicional (22) atenúa la fuerza expresiva de la exclamación latina: (21) E: Simulemus nos velle simul abire pedites [Sen, lín. 24, p. 376]. -E: yo te dire como sea / finjamos que nos queremos yr a pie todos quatro de amor campaña [Bat. 478, lín. 3-4, f. x2v]. (22) X. Quam vero blandus purpurae color! [Um, lín. 12, p. 301] -X. diria que nunca vi grana de mas biua y hermosa color [Bat. 478, lín. 16-18, f. g2v]. 296 Sobre el empleo de verbos de lengua como digo y epistémicos como pienso o creo, que se verán en el siguiente subapartado, dice Lola Pons (2008b: 117) que estos se utilizan «como llamadas de atención hacia el proceso de enunciación que desarrolla, en una manifestación de la actitud del hablante ante su propia emisión, en un caso asumiendo su aserción y reforzándola, en los otros dos expresando una cierta distancia respecto al contenido enunciativo». <?page no="164"?> 164 La introducción del verbo decir en segunda persona del singular sirve para actualizar la presencia del interlocutor en el diálogo, lo que, como se dijo, coadyuva a la construcción de la ficción conversacional. Normalmente se usa unido a un verbo de percepción en imperativo (casi siempre mira) y a un mecanismo de referencia anafórica, lo que en conjunto se emplea para hacer reflexionar al interlocutor sobre su anterior intervención. Es normal como sustituto de la expresión recriminatoria latina bona verba (24) (cf. II. 6.3). Tanto en (23) como en (24 [Bat. 478]) los traductores se ven obligados a introducir un nexo explicativo que que justifica el acto de enunciación conformado por un verbo de percepción añadido (mira) al que sigue una expresión relativa donde se incluye el verbo de lengua. En (25) la presencia del verbo decir sirve para enjuiciar la veracidad de lo dicho anteriormente, y así queda claro con la adición del sustantivo verdad del que es complemento el verbo; tal enjuiciamiento también se justifica argumentativamente mediante la introducción del nexo explicativo, produciéndose una situación comunicativa similar a la que se explicó a propósito de (17), con la diferencia de que aquí lo que la oración introduce es una causal de la enunciación 297 , y en (17) era una causal del enunciado 298 : (23) E: St, teipsam dehonestas, cum dehonestas maritum [Um, lín. 34, p. 302]. -O: Ce por dios mira lo que dizes que amenguas a ti mesma en amenguar a tu marido [Bat. 478, lín. 18-20, f. g3r]. (24) E: Bona verba. Sic visum est Christo [Um, lín.84, p.303]. -E: Mira lo que dizes: cata que assi lo ordeno christo [Bat. 479, lín. 15-16, f. CVIIv]. -O: Mira lo que dizes que lo establecio assi jesu christo [Bat. 478, lín. 22, f. g4r]. (25) G: Insignem felicitatem comitari solet inuidia [Sen, lín. 102, p. 378]. 297 Uso el concepto asumiendo para él las características que Lapesa (2000b: 926-927) atribuyó a las causales que analizó dentro de lo que denominó el “grupo I”: «En el grupo I el miembro causal es independiente del otro miembro, pero no está ligado a él por coordinación. Ambos están subordinados a un verbo implícito de declaración, interrogación, mandato, voluntad o afecto, representativo del acto lingüístico de emitir el mensaje con la modalidad correspondiente a cada caso. Sospecho que este verbo se halla presente en la estructura profunda [...]. En la superficie lo reflejan la entonación, los modos y tiempos verbales o la presencia de ciertas partículas [...]». Este tipo se diferencia de las causales “reales” o subordinadas causales tradicionales, que estudió el autor en el denominado grupo 2. En estas últimas «hay una oración principal con verbo expreso y una suboración causal dependiente de él. No explica o justifica esta el acto enunciativo: expone la circunstancia, factor, móvil, etc., que origina o provoca la acción enunciada en la oración principal». 298 Claro que dependiendo del verbo decir, precisamente el que, expresado a la manera tradicional, se sobreentiende en los enunciados que contienen una causal de la enunciación. <?page no="165"?> 165 -G: Uerdad dezis que suelen acompañar a la prosperidad que de grande se señala [Bat. 478, lín. 1-2, f. x4v]. En otras ocasiones, la adición del verbo decir en segunda persona es una forma de dar unidad sintáctica al enunciado: por un lado, evitando las frases nominales puras (26, 27 y 29), o, a la vez, juzgando la intervención previa del otro personaje mediante el añadido accesorio de un adverbio de modo (30); por otro, supliendo la elipsis por un complemento de índole fórica, como la oración de relativo de (28). Es cierto que a partir de estos añadidos se desvirtúa la concisión del latín tan cara a Erasmo, pero, de nuevo, al hacerse presente el interlocutor en el discurso y al aparecer un comentario de la enunciación, manifestado en el verbo de lengua, se mantiene, aunque por otras vías diferentes a las que propone el escritor holandés, la ficción conversacional: (26) G: Quid? Canunt etiam mortui? [Sen, lín. 299, p. 384] -G: Que dizes / y los muertos cantan? [Bat. 478, lín. 24-25, f. y2r] (27) E: Nihil verius [Sen, lín. 97, p. 378]. -E: La mayorverdad del mundo dizes [Bat. 478, lín. 21-22, f. x4r]. (28) X: An credis successurum, si tentem? [Um, lín. 414, p. 313] -X: Crees que sera assi si prueuo a hazer lo que dizes? [Bat. 478, lín. 13-14, f. h5v] (29) Po: Qui sic? [Sen, lín. 83, p. 377] -Po: Por que lo dizes? [Bat. 478, lín. 1, f. x4r] (30) X: Viro. Mihi cum belua res est [Um, lín. 306, p. 310]. -X: Bien dizes marido : pero el mio no essino vna bestia fiera [Bat. 479, lín. 5-6, f. CXIIIIv]. Interesante resulta el caso de la adición del verbo decir como sustituto más coloquial de una afirmación (31), como enjuiciamiento de la intervención anterior mediante una perífrasis de valor recriminatorio que se traduce en lugar de una interjección (32) o como recreación de un marco enunciativo supuesto para la que se requiere el modo subjuntivo en sustitución del más directo imperativo que aparece en el texto original 299 (33). En este último ejemplo, la inclusión del interlocutor en la forma verbal se hace patente en el uso de la primera persona del plural, que debe entenderse como sociativo: (31) Pa: Sic est. Itaque pater [...] [Sen, lín. 256, p. 382]. 299 A la creación del marco enunciativo supuesto contribuye de manera decisiva la elección por parte del intérprete del nexo compuesto como si, al que aludo en § II, 4.4.2. <?page no="166"?> 166 -Pa: Ami me lo dezis / El caso en fin es que mi padre [...] [Bat. 478, lín. 11-12, f. y1r]. (32) E: Ohe. non cessant anni, quantumuis cessant homines [Sen, lín.50, p.376]. -E: Andaos a dezir gracias : los años alafe no se detienen : aun que los hombres se descuyden [Bat. 478, lín. 15-17, f. x3r]. (33) E. Puta, si maritus hoc aut illo cibo peculiariter delectetur [Um, lín.137, p.305]. -E. Como si dixessemos agora. A mi marido le sabe mejor este manjar o el otro [Bat. 474, lín. 5-6, f. a5r]. Frecuentes -merece la pena recordar que estos eran los usos de dico más habituales en el texto latino- son los ejemplos en que el verbo decir en imperativo más el dativo de primera persona se añaden para preparar al receptor ante una interrogativa directa 300 , con lo que se focaliza la relevancia discursiva del fragmento que sigue: (34) E: Habes in hoc 301 psalmos certos? [Pp, lín.1703, p.177] -E: Desse remedio estan ajenos los que rezan en lengua que no entienden: pero dime tienes para esso algunos psalmos determinados? [Bat. 478, lín. 3-6, f. f1v] (35) E: Non opinor. Sed quid te delectat confessio? [Pp, lín.1724, p.177] -E: Lo mismo digo yo : mas dime que tanto te deleyta y agradala confession? [Bat. 479, lín. 19-20, f. XIIIv] -E: Assi me pareceami : mas di me huelgas de confessarte amenudo? [Bat. 478, lín. 12-13, f. f2r] Siguiendo con el análisis de los ejemplos que incorporan alguna forma del verbo decir añadida, merece la pena hacer mención de las ocasiones, escasas, en que el verbo de lengua acompaña a un proverbio destacando la oralidad de la fuente 302 , ya sea mediante el uso de un se marca de pasiva 300 Considero directa una interrogativa cuando en los documentos que se manejan aparece un signo parecido a nuestro punto y coma pero invertido. No obstante, soy consciente del peligro que supone utilizar un criterio tipográfico para determinar cualquier fenómeno lingüístico. En nuestro caso se añade el problema de que también es frecuente la adición de dime ante interrogativas indirectas (cf. §II, 4.2), sin que se pueda determinar con exactitud si realmente no existiría entonación interrogativa o es que el copista se olvidó de colocar los signos correspondientes. Acerca de los problemas que plantea la caracterización de las interrogativas indirectas, véase Girón (1988). En general sobre puntuación antigua son imprescindibles los trabajos de Ramón Santiago. Para el siglo XVI, el que aquí compete, cf. Santiago (1998). También recomendable es la aportación de Bédmar (2006). 301 Se refiere a los salmos cuya función consiste en impedir que el alma se disperse en otras ocupaciones. 302 Una variante de este tipo de añadidos es el uso del verbo escribir con se impersonal que llama la atención sobre justamente lo contrario: que la fuente no es oral (ejemplo <?page no="167"?> 167 refleja (36) o de la tercera persona del plural impersonalizada que, junto con el adverbio, enfatizan el anonimato del origen de la información (37), en enunciados intrínsecamente polifónicos (cf. § II, 2.6); en ambos casos, el verbo constituye el núcleo de una oración de relativo necesaria para que el añadido no se resienta sintácticamente: (36) G. Nimirum his placet illud: Optimum non nasci [Sen, lín. 133, p. 379]. -G. y cierto a estos aplaze aquello que se dize: que es muy bueno no nascer [Bat.479, lín. 15-17, p.XXIr]. -G. Estos tales creo yo que estiman mucho aquel diho [sic] que se suele dezir bueno fuera no nacer [Bat. 478, lín. 6-8, f. x5v]. (37) Pa. Sed nosti prouerbium: Τὸ τέχνιον πᾶσα γῆ τρέφει [Sen, lín.345-346, p.385]. -Pa. pero ya sabes el refran que dizen vulgarmente : Quequien ha officio / ha beneficio [Bat. 478, lín. 2-4, f. y3v]. En numerosos casos, en fin, la adición del verbo decir funciona como mecanismo estructurador del discurso que ayuda al lector a relacionar enunciados ya emitidos con los que se acaban de presentar, de ahí que el tiempo verbal que hallamos en los siguientes ejemplos sea el pasado. Como se podrá comprobar, los elementos deícticos son necesarios para establecer esta relación: (38) G: Sane, non procul aberras a scopo [Pp, lín. 1578, p. 173]. -G: Uerdaderamente no has dado lexos del blanco enesso que agora dixiste [Bat. 478, lín. 11-13, f. e4r]. (39) G. Nam vbi assueueris pauculos menses, erunt haec etiam suauia, adeo vertentur in naturam [Pp, lín. 1637-1638, p. 175]. -G. y esto que yo te he dicho aun que al principio parezca traer alguna dificultad la costumbre de algunos dias que lo prueues tela hara perder y hallaras mucha suauidad en ello porque como sabes que es ya refran muy comun consuetudo est altera natura [Bat. 478, lín. 28-5, f. e5v-e6r]. (40) G: Et ego nimium. Proinde deligo mihi virum non indoctum, grauem, spectatae integritatis, linguae continentis [Pp, lín. 1757-1758, p. 179]. -G: y aun por esso yo como te dixe escojo para mi confessor varon que sea letrado graue y de buena fama [Bat. 478, lín. 13-15, f. f3r]. (41) E: Nihil melius, si quidem possis cauere [Pp, lín. 1762, p. 179]. (a), infra). Sin embargo, esta precisión no se encontrará en el original, de manera que solo debe entenderse como un alarde retórico del traductor: (a) E. Quemadmodum et tigres tympanorum sonitu sic aguntur in rabiem vt seipsas dilanient [Um, lín. 123-124, p. 304-305]. -O. Como tambien delas tigres/ se escriue que al son de las atambores se ponen tan fieras que vnas a otras se despedaçan [Bat. 478, lín. 3-5, f. g5v]. <?page no="168"?> 168 -E: Ninguna cosa auria mejor si se pudiesse hombre guardar de essas cosas que dixiste [Bat. 478, lín. 21-23, f. f3r]. (42) G. Rursus in ludo totis viribus hoc agitur, quod locus postulat [Pp, lín. 1619- 1620, p. 175]. -G. llegado ala escuela con todas mis fuerças hago lo que alli se deue hazer como dixe dela mañana [Bat. 478, lín. 24-26, f. e5r]. (43) G: Denique illa mihi prima curarum est, ne quid comittam, quod cum periculo credam sacerdoti [Pp, lín. 1760-1761, p. 179]. -G: Demas de todo lo que he dicho pongo cuydado en no hazer cosas que no se puedan fiar de qualquiera sacerdote [Bat. 478, lín. 17-19, f. f3r]. (44) G. Vito lusus qui prouocant ad nequiciam [Pp, lín. 1774, p. 179]. -G. yo demas de esto que te he dicho escuso los juegos y burlas que pueden ser ocasion de pecar [Bat. 478, lín. 19-20, f. f3v]. (45) E. Praestabilius igitur est ferre vel sui similem, vel paulo commodiorem factum nostra ciuilitate, quam nostra saeuitia peiorem in dies [Um, lín. 178-180, p. 306]. -O. Por lo qual mejor es sufrille: hecho a nuestras costumbres o alomenos mas manso y tratable/ lo qual se puede hazer dela manera que he dicho que no empeoralle cada dia con nuestra braueza [Bat. 478, lín. 17-21, f. g7r]. (46) E. Primum illud cogita: maritus ferendus est, qualis qualis est [Um, lín. 177- 178, p. 306]. -O. deues mirar que como ya te dixe el marido ha se de sufrir tal qual fuere pues que no se puede dexar [Bat. 478, lín. 15-17, f. g7r]. (47) E. Quid si proferam maritos, qui simili ciuilitate correxerunt sponsas suas? [Um, lín. 180, p. 306] -O. E si yo te diere maridos que an vsado con sus mugeres deste mesmo comedimiento y arte que te he dicho para corregir a sus mugeres [Bat. 478, lín. 21- 24, f. g7r]. (48) X: Equidem probo tuum consilium, sed taedet diutini laboris [Um, lín. 394, p. 312]. -E: Assi se suena: mas es gran trabajo hazer esso que me dizes [Luj, lín. 21-22, f. 52v]. (49) E: Sed dic mihi, mea Xantippe, post desiit minitari verbera? [Um, lín. 64, p. 303] -D: Mas dime amiga Eulalia, despues dessa renzilla que dixiste, dexò de amenazarte? [Luj, lín. 3-5, f. 30r] En la mayoría de los casos, los añadidos los constituyen oraciones de relativo cuyo antecedente es un pronombre demostrativo (38, 39, 44, 48); un pronombre indefinido (43); un sintagma nominal en el que se inserta ya un determinante demostrativo (41, 47, 49), ya un artículo definido (45), o <?page no="169"?> 169 bien una oración modal-comparativa 303 que confronta dos momentos distintos de la enunciación (40), en alguna ocasión rescatándose el tópico 304 (42). A veces, los adverbios de tiempo vienen a reforzar la deixis que se aprecia en estos enunciados y contribuyen a la trabazón lingüística 305 (38, 46). El carácter organizativo del discurso que este tipo de adiciones posee puede verse confirmado en los ejemplos (43) y (44), donde, además del verbo de lengua, se añade un conector aditivo, demás de. La función estructuradora de la información, que a veces posee la capacidad de resaltar el carácter conclusivo de lo dicho al final de un coloquio (50, 51), también se encuentra en añadidos del mismo tipo pero con distintos verbos, todos ellos de lengua, utilizados en pasado y con las mismas peculiaridades (la principal, su habitual enclave en oraciones de relativo, con la carga fórica que esta clase de subordinadas tiene como rasgo distintivo) que tienen las adiciones cuando aparece el verbo decir: (50) E: Non inuidebis, si me praebeam aemulum instituti tui ? [Pp, lín. 1823, p. 181] -E: Auras embidia de mi si procuro de te ymitar enestamanera de biuir que as contado? [Bat. 479, lín. 11-13, f. XVIIr] (51) G. Liberaui fidem meam [Sen, lín. 187, p. 380]. -G. ya he cumplido como veis lo que prometi [Bat. 478, lín. 23-24, f. x7r]. (52) E: Dicam igitur, sed taciturae [Um, lín. 114, p. 304]. -O: Pues digo que tedire lo que me has preguntado pero a de ser para que lo tengas secreto [Bat. 478, lín. 15-17, f. g5r]. Otras veces, la interpelación al receptor también puede considerarse un modo típico de la conversación para estructurar el discurso dialógico, función que se consigue mediante el uso de verbos de movimiento empleados metafóricamente (cf. supra), en la idea de que un discurso es un camino, lo que resulta en una invitación cortés al interlocutor para que este continúe hablando: (53) E. Quid tum postea? [Pp, lín. 1593, p. 174] 303 A propósito del Quijote, también Cano Aguilar (2005b: 48) advierte esta función estructuradora de las subordinadas modales en las que se inserta el verbo decir para corroborar lo enunciado con anterioridad. Con carácter general lo dice en su monografía de 1995 (Cano Aguilar 1995: 42), donde el autor habla de «oraciones “no modales”, de valor “corroborativo”». 304 Utilizo aquí el término en el sentido genérico de “aquello de lo que se habla”, y no en el más específico de “función marco” de la que habla Gutiérrez Ordóñez (1997: 40). 305 Cf. Cano Aguilar (1996-1997: 299), donde el autor habla de la importancia de los «elementos de significación temporal» como formas de cohesión discursiva en textos narrativos e históricos, importancia que podemos extrapolar al género dialógico, donde tales elementos conectan momentos diferentes de la enunciación. <?page no="170"?> 170 -E. mas prosigue adelante y dime que hazes despues de esso? [Bat. 478, lín. 6-7, f. e4v] También se halla la adición de otros verbos de lengua que reafirman la presencia de uno de los interlocutores o de ambos en el discurso. Muy productivo como mecanismo enfatizador y focalizador del segmento que lo completa es el verbo perlocutivo prometer, que encontramos repetido en numerosos ejemplos organizado en la estructura yo te prometo que: (54) X. si contigisset me digito, sensisset mihi non deesse manus [Um, lín. 48-49, p. 302]. -X. y si me tocara con el dedo: yo te prometo que el sintiera que no me faltauan manos [Bat. 474, lín. 13-15, f. a3v]. -X. y si me tocara conel dedo yo te prometo que el sintiera que no me faltauan manos [Bat. 479, lín. 19-21, f. CVIv]. (55) X: Desiit, et sapuit, alioqui vapulasset [Um, lín. 65, p. 303]. -X: Dexolo. y fue sabio. que de otra manera yo te prometo que le cargara de palos [Bat. 474, lín. 30-31, f. a3v]. -X: Dexolo y fue sabio: que de otra manera yo te prometo que el supiera a que saben mis manos [Bat. 479, lín. 15-17, f. CVIIr]. -E: Dexolo , y aun yo te prometo que hizo mas que supo , que de otra manera el supiera a que saben mis manos [Luj, lín. 5-7, f. 30r]. (56) X. Ego citius pro lecto substrauissem illi fasciculum vrticarum aut tribolorum [Um, lín. 251-252, p. 308]. -X. yo te prometo que la cama que yo le diera fuera vn haz de espinos o de hortigas [Bat. 478, lín. 25-27, f. h1v]. En algún caso se añade el realizativo aconsejar, con la misma estructura enunciativa: (57) E: Sic habet. Nunc nihil superest, nisi vt vterque ad alterius mores et ingenium accommodando sese, concordiae studeatis [Um, lín. 86-87, p. 303]. -O: Sin falta es assi. Por lo qual agora no conuiene sino que entre los casados aya tal prudencia y moderacion que cada vno dellos procure de hazerse alas costumbres del otro mostrando quanto pudiere no recebir enello pesadumbre lo qual yo te aconsejo que procures dehazer [Bat. 478, lín. 23-28, f. g4r]. La recurrencia a esta estrategia focalizadora, donde el verbo prometer ocupa el centro de la predicación en la que existe una oración de objeto directo subordinada a él, podría explicar el uso casi modalizador de yo te prometo en el siguiente ejemplo, donde tal expresión, aparte de ser formalmente núcleo predicativo que rige al sintagma nominal precedente, funciona en el discurso como marca epistémica que viene a exponer un comentario sobre un segmento de la enunciación precedente. Otra interpretación posible para este ejemplo es entender prometo no como verbo que <?page no="171"?> 171 tiene hartas cosas como objeto directo, sino refiriéndose a todo el conjunto, en el sentido moderno de prometer ‘asegurar’, aunque sería obligado investigar desde cuándo prometer puede asumir ese significado: (58) Pa. militiam mihi commendabat etiam multarum rerum experientia. E: Multarum, sed malarum [Sen, lín. 374-376, p. 386]. -Pa. me era yo afficionado a ella [a la guerra]/ porque alli de deprende [sic] y esperimenta el hombre mucha nouedad de cosas. E: Hartas cosas yo te prometo/ pero malas [Bat. 478, lín. 10-13, f. y4r]. 2.1.2. Verbos de percepción En el discurrir conversacional es normal la aparición de verbos que aluden a lo que los hablantes perciben a través de los sentidos, ya sean realidades físicas objetivables o ideas abstractas que afloran a medida que progresan los contenidos del discurso. La explicitación de estos verbos se explica a raíz del contexto que envuelve todo acto de comunicación y su presencia en el diálogo es un índice más que favorece la creación de un clima de verosimilitud conversacional imprescindible para que el intercambio de turnos entre los personajes sea creíble. Aunque, en variedad de lemas, son los verbos de percepción intelectual los más numerosos, en cantidad son los de percepción física los que con más frecuencia aparecen en los coloquios en latín, sobre todo video (con 18 ocurrencias) y audio (con 21). El primero de estos se emplea en presente en el diálogo para hacer referencia explícita a un aspecto físico de la situación enunciativa en que se integran los personajes (59, 60 y 61), muy a menudo al inicio (60) y al final (61) de los diálogos: (59) X. Vides quam sim pannosa, sic patitur vxorem suam incedere [Um, lín. 18-19, p. 301]. -X. No miras quan atauiada me vees? Desta manera consiente que ande su muger [Bat. 474, lín. 18-20, f. a3r]. -X. No miras qual me tiene hecha pedaços: desta manera consiente que ande su muger [Bat. 479, lín. 5-6, f. CVIr]. -X. No me vees qual ando rota: yno a enpacho siendo su muger de ver me andar assi [Bat. 478, lín. 24-26, f. g2v]. -E. pues me consiente andar qual me veys [Luj, lín. 3-4, f. 28r]. (60) E: Quas nouas aues hic ego video? [Sen, lín. 3, p. 375] -E: QUe nueuas aues son las que veo [Bat. 479, lín. 16, f. XVIIv]. <?page no="172"?> 172 -E: UAla me dios: que nueua manera de gente es aquella? 306 [Bat. 478, lín. 1-2, f. x2r] (61) E: De nonnullis possum commemorare quaedam, sed video nos non procul abesse a ciuitate [Sen, lín. 436-437, p. 387]. -E: De algunos te pudiera dezir algunas cosas: mas veo que estamoscerca dela ciudad [Bat. 479, lín. 22-24, f. XXVIIIv]. -E: Bien podria yo relatar lo que se de algunos de ellos/ pero no ay lugar pues llegamos ya ala cibdad 307 [Bat. 478, lín. 27-1, f. y5v-y6r]. Aparte de la traducción más habitual de ver, no es extraño encontrar la opción en diferentes traductores (sin reparto específico) de mirar y, en menor medida, hallar. También en presente adquiere valores traslaticios que llevan de la percepción física a la intelectual, como se comprueba en el ejemplo (63), donde ver tiene el sentido de ‘considerar’: (63) E: Quid hic ab illo flagitas? Nam video tuas salutationes esse petaces, cuiusmodi fere sunt mendicorum [Pp, lín. 1576-1577, p. 173]. -E: Dime que es esto que pides a dios con tanta importunidad? porque veo que estas tus salutaciones son pedigueñas dela manera que son las delos pobres? [Bat. 479, lín. 13-15, f. IXr] -Que le demandas que segun veo tales deuen ser tus palabras como las delos pobres que andan por las puertas que no hablan sino para demandar? [Bat. 478, lín. 9-11, f. e4r] El significado de video común al de los verbos de percepción intelectual se percibe asimismo cuando es usado en futuro, como en (64), ejemplo en el que la traducción de Virués marca el cambio de sentido mediante la elección del verbo hallar. El contexto aquí es claramente moralizante, algo usual en los exempla: (64) E. Marite, hactenus non noui neque te neque meipsam, posthac videbis me aliam factam [Um, lín. 218-219, p. 307]. -E. Marido hasta agora ni yo he conoscido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 474, lín. 15-16, f. a6v; Bat. 479, lín. 25-26, f. CXIIv]. -O. Mi señor hasta agora yo no he conocido a vos ni ami ni lo que aquien vos soys y aquien yo soy deuia / pero de aqui adelantevos hallareis que soy otra [Bat. 478, lín. 19-21, f. g8v]. 306 En la versión anónima [Bat. 478] no hay traducción del verbo de percepción, aunque la referencia al contexto de situación enunciativa se mantiene con la introducción del deíctico espacial aquella. 307 En este caso, la afirmación basada en una experiencia sensorial en el texto fuente y en la traducción de [Bat. 479] se convierte en un hecho constatado en [Bat. 478], sin referencia a la fuente de la experiencia que motiva la intervención. <?page no="173"?> 173 La riqueza significativa del verbo ver se completa con otros valores pragmáticos propios del discurso dialógico, como la advertencia cuando el modo es imperativo (65) o la ponderación cuando el uso es en pasado y la construcción sintáctica se completa con un adverbio negativo y un adjetivo en grado comparativo (66): (65) X. At vide, ne quid huius rei suboleat ipsi: misceret coelum terrae [Um, lín. 417- 418, p. 313]. -X. Mas mira que estes sobre auiso que no sienta cosa alguna delo que aqui auemos passado: porque reboluera el cielo con la tierra [Bat. 474, lín. 5-7, f. a9v; Bat. 479, lín. 4-7, f. CXVIIv]. -X. mas mira que nosienta que yo me he quexado a ti que me hundiria si tal supiesse [Bat. 478, lín. 18-19, f. h5v]. -E. mas mira bien que tengas auiso que no sienta él cosa alguna de las que aqui hauemos passado [Luj, lín. 10-12, f. 53r]. (66) He. Nunquam vidi meliores [Sen, lín. 451, p. 388]. -En. nunca los vi mejores [Bat. 479, lín. 17, f. XXIXr]. Audio es el verbo de percepción que, en latín, mayor variedad de empleo temporal y modal posee, pues se documentan casos en presente de indicativo y subjuntivo, perfecto, imperfecto de indicativo y subjuntivo, pluscuamperfecto, futuro perfecto e imperativo. Ello da muestras de su función no solo como creador de espacio situacional verosímil sino también como comentador y recreador de voces y sonidos de la narración que a veces aflora en el diálogo. También en este caso, como en el de video, se trata de un verbo que dependiendo del contexto adquiere valores pragmáticos diversos. Es igualmente un elemento conversacional al servicio de la situación enunciativa en el sentido de que recrea el espacio físico en el que se presuponen, al menos, dos interlocutores que intercambian palabras por el medio oral, de ahí que se recurra al verbo oír para llamar la atención sobre el canal de la comunicación (67): (67) E: Sic, vt audio, excussus est religionis amor [Sen, lín. 366, p. 385]. -E: Assicomo oyo fue alançado el amor dela religion [Bat. 479, lín. 12-13, f. XXVIIr]. -E: Luego dessa suerte perder seya todo el desseo de santidad que tenias 308 [Bat. 478, lín. 26-27, f. y3v]. Esta función incidente sobre dicho canal es paralela a las demás que a continuación se describen, entre ellas la de sorpresa ante la intervención previa del otro dialogante (68 y 69), generalmente en latín mediante la es- 308 En este caso no aparece el verbo oír en la traducción, pues se recurre a otros dos elementos deícticos anafóricos que ponen en relación la intervención anterior y la que los conectores consecutivos introducen. <?page no="174"?> 174 tructura interrogativa quid ego audio? , sustituida a menudo en las traducciones por otra que integra una estructura sintáctica ecuacional 309 con oración de relativo, ¿qué es lo que oigo? : (68) E: Quid ego audio? [Um, lín. 44, p. 302] -E: Que es lo que oyo? [Bat. 474, lín. 10-11, f. a3v] -O: O que donayre tan grande 310 [Bat. 478, lín. 28-1, f. g3r-g3v]. -D: Que es lo que oygo [Luj, lín. 18, f. 29r]. (69) E: Quid ego audio? Captabant praedam? [Pp, lín. 1781, p. 179] -E: Que eslo que oyo? querian asirte? [Bat. 479, lín. 21-22, f. XVv] -E: Que oyo? Caçar te querian [Bat. 478, lín. 7-8, f. f4r]. Sin formulación interrogativa pero en la misma línea de expresión del escepticismo que los enunciados anteriores, en otras ocasiones se utiliza el verbo audio para cuestionar o rebajar la importancia del contenido de lo dicho con anterioridad 311 : (70) X: Fabulam audio [Um, lín. 312, p. 310]. -X: Tu mesma dizes que es hablilla [Bat. 474, lín. 28-29, f. a8r]. -X: Essa es vna fabula [Bat. 479, lín. 16, f. CXIIIIv]. -E: Son fábulas [Luj, lín. 8, f. 50v]. Conjugado en perfecto, este verbo desempeña la función de constatar la fuente oral de la afirmación que se está haciendo: (71) E: Matronarum ornatus non est in vestibus, aut reliquo corporis cultu, quemadmodum docet diuus Petrus Apostolus (nam id audiui nuper in concione) [Um, lín. 22-24, p. 302]. -E: El atauio delas mugeres no consiste en los vestidos: ni en otro atauio del cuerpo: segun lo enseña Sant Pedro apostol/ que assi lo oy el otro dia enel sermon [Bat. 474, lín. 22-25, f. 302]. -O: El atauio delas matronas christianas no esta enlas ropas preciosas y hermosura del cuerpo segun oy dezir a un predicador que nos lo enseña sant Pedro [Bat. 478, lín. 1-4, f. g3r]. (72) E. Haec sic habere frequenter audiui ex multis, et ipse partim expertus sum [Pp, lín. 1756, p. 179]. 309 Según Gutiérrez Ordóñez (1997: 37), estas estructuras constan de tres términos: «a) Magnitud que se pretende resaltar. b) Resto de la secuencia introducido por un relativo categorial, funcional y semánticamente «concordante» con el término enfatizado. c) Verbo ser, en presente o en la forma verbal del verbo originario (ahora recogido por la oración de relativo)». 310 Virués opta por un enunciado exclamativo con similar función discursiva. 311 No obstante, los traductores se decantan por una traducción más directa que incorpora el verbo decir en la versión de Morejón y el verbo ser en la de su corrector anónimo y en la de Luján (Virués no traduce este fragmento del Uxor mempsigamos). <?page no="175"?> 175 -E. que estas cosas assi passen: continuamentelo oyo de muchas personas: y parte dellas he yo esperimentado [Bat. 479, lín. 2-4, f. XVr]. En imperativo supone una estrategia de focalización o puesta de relieve informativo del segmento de discurso que viene a continuación con el fin de crear una expectación estratégica en el oyente: (73) E: Sed audi finem [Um, lín. 253, p. 308]. -E: Oye pues el fin [Bat. 474, lín. 25-26, f. a7r]. -E: Oye pues la fin [Bat. 479, lín. 4, f. CXIIIr]. -O: Oye me hasta el cabo [Bat. 478, lín. 27, f. h1v]. (74) E: Verum, sed audi, quid sibi velit fabula [Um, lín. 313, p. 310]. -E: Uerdad es. Mas oye lo que quiere dezir esta hablilla [Bat. 474, lín. 29-30, f. a8r]. Por último, son interesantes los casos de uso del verbo audio como acto de habla indirecto que postula una petición de información al interlocutor, como en (75), donde, sin embargo, en las traducciones se prefiere emplear el verbo decir mediante el que se modifica la configuración discursiva y el sentido, aunque exista una relación lógica entre el original y las versiones (‘no oigo porque no lo has dicho’) 312 : (75) E: Sed nihil audio de sacris [Pp, lín. 1639, p. 175]. -E: Ninguna cosa me has dicho delas cosas sagradas [Bat. 479, lín. 8-9, f. XIr]. -E: Ninguna cosa me has dicho delo que hazes las fiestas [Bat. 478, lín. 5-6, f. e6r]. También se utiliza en alguna ocasión el verbo audio/ oír como petición cortés de la toma del turno de palabra a la que, a su vez, le sigue una respuesta cortés dirigida a reforzar la imagen positiva 313 del otro dialogante: (76) Pa: Dicam equidem, si vobis audire vacat tale somnium. E: Imo volupe fuerit audire [Sen, lín. 246-247, p. 382]. -Pa: Dire lo en verdad si teneys lugaryholgays de oyrtalsueño. E: Antes holgaremosde te oyr yser nos ha deleytoso [Bat. 479, lín. 19-21, f. XXIIIIr]. -Pa: yo os lo dire por cierto de buena gana / si estais tan demas que querays oyr vn sueño como este. 312 La petición indirecta de información se mantiene, según se ha indicado, en las traducciones, pero en estas el foco de la enunciación no lo supone la consecuencia (el oír) sino la causa (el decir), de ahí que se produzca un cambio de la primera a la segunda persona. 313 Brown y Levinson (1987 [1996]) entienden el concepto de cara (face) como la imagen personal que cada individuo quiere defender y preservar en su relación con los demás. Esta imagen pública consta de dos partes: la negativa, que se identifica con el deseo de ser libre para actuar en la comunicación y de no sufrir imposiciones por parte de los demás, y la positiva, que representa el deseo de ser tenido en cuenta, valorado, apreciado, aprobado, etc., por los demás. <?page no="176"?> 176 E: Antes nos holgaremos mucho de oyrlo [Bat. 478, lín. 22-24, f. x8v]. La variedad de verbos de percepción intelectual que se encuentran en los Colloquia hace gala del gusto por la copia verborum que es ideal de estilo en Erasmo (cf. § I, 4.2.4). Los más frecuentes, de acuerdo con el cómputo que se ha realizado para este estudio, son arbitror ‘considerar’, cogito ‘pensar’, puto ‘considerar’, credo ‘creer’, scio ‘saber’ y nosco ‘conocer’, aunque aparecen otros muchos en menor cantidad, como suspicor ‘sospechar’, censeo ‘considerar’, opinor ‘opinar’, existimo ‘considerar’, etc. En castellano, sin duda el verbo más usual como traducción de todos los que se acaban de relacionar es pensar, pero también aparecen con relativa frecuencia creer, pare(s)cer, tener por + adjetivo, etc. De cualquier forma, la reducción de lemas verbales para expresar percepción intelectual en las traducciones es un hecho indiscutible, como puede apreciarse a la luz de los siguientes ejemplos: (77) E: Equidem non arbitror, sed fac esse [Um, lín. 177, p. 306]. -E: Yo cierto no lo pienso mas digo que sea assi [Bat. 474, lín. 23-24, f. a5v]. -E: yo cierto no lo creo : masdigo que sea assi 314 [Bat. 479, lín. 27-2, f. CXr-CXv]. -O: yo no lo creo. Pero dado que los aya [Bat. 478, lín. 14-15, f. g7r]. -D: Yo ciertamente no lo creo , mas pongo por caso que sea ello assi [Luj, lín. 6-8, f. 47v]. (78) E: An istud sat esse putas? [Pp, lín. 1732, p. 178] -E: Por auentura piensas que basta esso? [Bat. 479, lín. 26-2, f. XIIIv-XIIIIr] -E: E parece te que basta esso? [Bat. 478, lín. 25, f. f2r] (79) G. Imo vix existimo senem esse vere pium, nisi qui a teneris annis assueuerit [Pp, lín. 1521-1522, p. 172]. -G. Antestengo por cierto que a penas ningun viejo puede ser verdadero sieruo dedios: sino se acostumbrare desde niño a estar ensu seruicio [Bat. 479, lín. 10-13, f. VIIv]. -G. y pienso que con difficultad puede ser algun hombre enla vejez buen christiano si desde su juuentud y aun desde su niñez no fuere enello enseñado y acostumbrado [Bat. 478, lín. 10-13, f. e2v]. (80) X: Recte coniectas. Nihil iam diu vidi elegantius, suspicor pannum esse Britannicum [Um, lín. 9-10, p. 301]. -X: Bien has congeturado. Mucho tiempo ha que no le vi mas lindo. Pienso que deue ser paño de Bretaña [Bat. 474, lín. 9-10, f. a3r]. 314 El hecho de que el corrector de Morejón enmiende el verbo de percepción intelectual sustituyendo pienso por creo puede ser revelador en el sentido de que este verbo se considera más cercano a su equivalente latino, pero, puesto que la diferencia semántica es tan leve, más bien podría ser muestra de que dicho corrector tenía delante la traducción de Virués (cf. § I, 4.1.3.2.2 y Del Rey en prensa d), quien, como se ve, se decanta también por el verbo creer. <?page no="177"?> 177 -X: Bien lo conjecturas: mucho tiempo ha que no lo vi mas lindo : pienso que deue ser paño de Londres [Bat. 479, lín. 15-17, f. CVv]. -X: Razon tienes: dias ha que no vi mejor paño/ creo que deue ser de Londres [Bat. 478, lín. 13-15, f. g2v]. Como se vio a propósito de los verbos de lengua, es asimismo abundante la adición de verbos de percepción física e intelectual. Entre los primeros predominan los que se refieren al campo semántico de la vista, aunque también se documenta la adición del verbo oír con la intención de marcar la procedencia anónima y oral de una fuente: (81) G: Atqui complures eo [in monasterium] se deiiciunt, vt suauius viuant [Sen, lín. 285, p. 383]. -G: Segun yo he oydo engañado estauas/ que antes se tornan frayles muchos por biuir mas suauemente [Bat. 478, lín. 5-7, f. y2r]. La adición del verbo ver en tiempo pasado responde a diferentes funciones comunicativas, aunque todas ellas, como en realidad el conjunto entero de los añadidos que se consideran en este apartado, comparten el propósito discursivo de hacer presentes a los interlocutores en sus intervenciones. En (82) se produce una desviación significativa de la estructura sintáctica del latín, pues lo que en esta lengua era el sujeto (complures) se convierte en objeto en castellano (a muchos); el resultado es que en la traducción el hablante se presenta como testigo de lo que dice y se achaca a sí mismo la responsabilidad de la enunciación, de manera que, a diferencia de lo que ocurre en el original, lo dicho no se presenta como una afirmación aséptica: (82) E. Complures abstinent a theologia, quod vereantur ne vacillent in fide catholica, quum videant nihil non vocari in quaestionem [Pp, lín. 1810-1812, p. 180]. -E. A muchos he visto rehusar el estudio dela theologia con temor que no les engendren dudas enla fe las muchas questiones que los theologos mueuen [Bat. 478, lín. 24-27, f. f4v]. El propósito comunicativo del verbo de percepción de (83) es el de enfatizar desde la perspectiva del hablante el comparativo siguiente, que, al no tener término, adquiere un evidente valor ponderativo, a lo que contribuye también la presencia -sin correspondencia en latín- del adverbio de tiempo nunca -también en el original-, como ocurría en el ejemplo (66) 315 : 315 Para evitar al lector la incomodidad de volver sobre los ejemplos ya analizados en páginas anteriores, repetiré en nota algunos de ellos a los que me refiero de nuevo con interés comparativo, como en esta ocasión: (66) He. Nunquam vidi meliores [Sen, lín. 451, p. 388]. -En. nunca los vi mejores [Bat. 479, lín. 17, f. XXIXr]. <?page no="178"?> 178 (83) X. Quam vero blandus purpurae color! [Um, lín. 12, p. 301] -X. y diria que nunca vi grana de mas biua y hermosa color [Bat. 478, lín. 16-18, f. g2v]. En (84) la funcionalidad de la adición debe explicarse a raíz del contexto narrativo en la que aparece; mediante ella, el narrador se hace más presente en el relato: (84) Po. Quum pater non faceret obiurgandi finem [Sen, lín. 204, p. 381]. -Po. Quando vi que mi padre no hazia sino riñir [Bat. 478, lín. 19-20, f. x7v]. Por último, en (85), el interés por enfatizar el enunciado también queda representado, como en (83), por la presencia del comparativo, además de por la conversión en pregunta retórica de la tajante afirmación que tenemos en latín; ambos procedimientos, en fin, hacen patente la relevancia que para el enunciador tiene en este caso resaltar la figura del alocutario: (85) Pa. Et tamen nihil similius negociationi [Sen, lín. 383-384, p. 386]. -Pa. Pues has visto tu alguna cosa mas semejante ala mercaderia? [Bat. 478, lín. 25- 26, f. y4r] También es habitual encontrar añadido el verbo ver en el sentido de ‘considerar’ (86 y 87), como se apreció al comentar los resultados de algunas de las traducciones de video: (86) E. Si quando maritus videbatur admodum tristis, nec esset appellandi tempus, nequaquam ridebam ac nugabar, quemadmodum nonnullae mulieres solent, sed sumebam et ipsa vultum submaestum ac solicitum [Um, lín. 141-144, p. 305]. -O. Si alguna vez mi marido estaua triste y descontento/ demanera que via yo que no era entonces tienpo de hablar conel no me ponia yo entonces a burlarme conel ni a dezille donayres como suelen algunas que por ventura aciertan pero yo via que no conuenia para sus condiciones antes yo tambien estaua medio triste y con cuydado de su tristeza [Bat. 478, lín. 4-11, f. g6r]. (87) E. Mi vir, inquit, assuestus es vitae commodiori [Um, lín. 249, p. 308]. -D. señor dixo ella , yo veya que vos estauades acostumbrado a viuir delicadamente [Luj, lín. 19-23, f. 48v]. El empleo del subjuntivo del verbo ver en el siguiente ejemplo se explica, asimismo, teniendo en cuenta el carácter narrativo del discurso en el que se inserta el enunciado. Pero, en este caso, el uso de la segunda persona del plural, referente a los otros tres interlocutores que participan en el coloquio Senile, recuerda a la técnica juglaresca de involucrar al receptor en el relato, fomentando así su implicación. Se explica, pues, como una estrategia retórica de la que se sirve el narrador: <?page no="179"?> 179 (88) Po. Mox saeua iurgia [Sen, lín. 202, p. 381]. -Po. E luego vierades las riñas por alto 316 [Bat. 478, lín. 15-16, f. x7v]. Otra manera de hacer partícipe al interlocutor o a los interlocutores en el discurso, como vimos a propósito del verbo decir, es utilizar el plural sociativo, que, en el caso del verbo ver conjugado en la primera persona del plural del presente de subjuntivo 317 , también constituye una estrategia focalizadora que llama la atención sobre el siguiente segmento discursivo. En (89), además, la función de foco se ve reforzada con el añadido de la estructura ecuacional 318 que lo acompaña: (89) E. Quid alii praedicant de tuo marito, sodales et quibuscum habet commercium foris? [Um, lín. 369-370, p. 311] -E. Ueamos que es lo que dizen de tu marido sus amigos: y otroscon quien tiene conuersacion? [Bat. 479, lín. 5-7, f. CXVIr] (90) E: Num quando te cruciat metus mortis? [Sen, lín. 157, p. 380] -E: Ueamos/ date pena alguna vez acordarte del dia en que has de morir? [Bat. 478, lín. 22-24, f. x6r] Encontramos el añadido del verbo mostrar exclusivamente en la versión de Luján. En (91) el verbo aparece en futuro y, como suele ser habitual en este tiempo, cumple la función de poner de relieve el segmento discursivo siguiente: (91) E: Qui adeunt elephantos, non gestant vestem candidam, nec puniceam qui tauros, quod his coloribus compertum sit ea animantia efferari [Um, lín. 122-123, p. 304]. -D: Yo te mostrare como lo amanses y traygas tan domestico a tus haldas,que hagas del lo que quisieres. E: Como? D: No te vistas de colores que no son decentes: porque los que doman elefantes no andan vestidos de blanco: ni tampoco de colorado los que andan con los toros: porque se hazen mas brauos [Luj, lín. 26-7, f. 32v-33r]. 316 La adición de la expresión por alto contribuye a hacer la metáfora más visual, lo que sin duda explicaría también en este caso la utilización del verbo ver. 317 Elena Leal (2008: 88), que estudia los verbos que aquí se están analizando dentro del apartado de «expresiones fáticas o apelativas», dice que mediante el empleo del presente de subjuntivo conjugado en primera persona del plural «emisor y receptor adoptan una actitud solidaria frente a una situación común». Podríamos añadir que tal ilusión de solidaridad es una estrategia argumentativa que depende exclusivamente del emisor y a partir de la cual este intenta granjearse la atención del oyente. 318 Cf. n. 24 de § II, 2.1.2. <?page no="180"?> 180 En pasado (92) desempeña, a su vez, el papel de estructurador tan común a este tiempo, pues alude a algún segmento textual previo, contribuyendo así a una sólida cohesión discursiva: (92) E: Nihil opus veneficiis aut incantamentis [Um, lín. 319, p. 310]. -D: Haziendo todo lo que te tengo dicho no has menester el cinto de Venus,que las yeruas y piedras que te mostre tienen mayor virtud que no el [Luj, lín. 19-22, f. 50v]. El otro verbo de percepción física enormemente productivo en las adiciones es mirar 319 . Ya hablé de él en el subapartado anterior (§ II, 2.1.1) cuando me referí a su combinación con decir, donde tenía un valor reprobatorio. Este valor también lo podemos percibir con el empleo único del verbo en imperativo, que introduce la respuesta a una interrogativa de orientación invertida 320 de la que se infiere una implicación comunicativa que no coincide con las convicciones presuposicionales del primer enunciador, es decir, el que hace la pregunta (93), o bien simplemente se introduce para marcar el desacuerdo con la intervención anterior del otro dialogante (94). Los verbos de este tipo en función apelativa, como señala Bustos (1996: 365), tienen «una significación fática» pero, a la vez, sirven «a la técnica del discurso para subrayar enfáticamente el tono sentencioso que adquiere la declaración que sigue»: (93) Po: An ars tam ridicula poterat alere te? Pa: Poterat, et quidem cum duobus famulis. Tantum est vbique fatuorum ac fatuarum [Sen, lín. 357-359, p. 385]. -Po: Como tepodias sustentar de arte tan digna deburla y escarnio? Pa: Podia en verdad: avn con dosseruidores / mira quantos locos y locas ay en cada lugar [Bat. 479, lín. 27-4, f. XXVIv-XXVIIr]. -Po: E vn officio tan vano como esse/ te podia sustentar? Pa: Mira/ y aun dos moços con migo / porque no penseys que no ay doquier hartos locos y locas [Bat. 478, lín. 14-17, f. y3v]. (94) Pa: Illic [in praebendae vitae genere] me luxus offendebat, et concubinarum infamia, tum quod plerique istius generis odere literas. E: Ego non specto quid agant alii, sed quid mihi sit agendum [Sen, lín. 420-422, p. 387]. 319 Sobre este verbo usado en contextos conversacionales pueden leerse interesantes apuntes en Beinhauer (1958 [1963]: 48-50), Pons Bordería (1998) y López Serena y Borreguero (2010: 448-449). 320 En latín, esta característica del enunciado interrogativo está implicada en el marcador an, y en castellano por el marcador y al comienzo del enunciado, así como por la entonación que podríamos reconstruir para la intervención. Según Escandell (1999: 3971), un enunciado interrogativo de orientación invertida «induce una interpretación de signo opuesto al de la propia interrogativa: si la interrogativa es afirmativa, la orientación es negativa, y viceversa» (cf. Del Rey 2013f). <?page no="181"?> 181 -Pa: Sabeis que me escandalizaua alli [en el tipo de vida de prebenda] a mi? La abundancia y superfluydad de viandas/ y el run run de su poca honestidad/ y tambien que son los mas de essos enemigos del estudio. E: Mira: yo no miro aloque hazen los otros/ sino alo que me conuiene ami hazer 321 [Bat. 478, lín. 5-10, f. y5v]. El empleo del verbo mirar en imperativo como núcleo predicativo al que sigue una subordinada sustantiva funciona como una forma de llamar la atención sobre el carácter moralizante que posee la secuencia discursiva que completa al verbo; de nuevo en este caso se trata de una de las estrategias más frecuentes que explican el valor discursivo de las adiciones, esto es, el foco: (95) E. Sunt etiam quaedam vitia, ad quae tibi conniuendum est [Um, lín. 293-294, p. 309]. -O. pero mira que ay faltas algunas que es menester que las dissimules [Bat. 478, lín. 3-4, f. h3r]. (96) E. Nondum nouit, quid sit esse patremfamilias. Iam non est tibi cogitandum de diuortio [Um, lín. 387-388, p. 312]. -O. no sabe aun que cosa es ser padre y tener cuydado de hijos y familia / mira tambien que como te he dicho no te cale pensar en diuorcio : pues que la ley de Jesu christo te quita toda esperança dee [Bat. 478, lín. 4-8, f. h4v]. (97) E: Post dies aliquot redit eo furtim maritus, videt auctam supellectilem et apparatum lautiorem [Um, lín. 243-244, p. 308]. -E: Antes les cruzara las caras yo a entrambas a dos,y a el le pelara las barbas. D: Mira quanto mejor sucedio,que buelto el señor a su casa , y de alli ydo a caçar, entrando enla casa de la mugercilla, vido todo aquel axuar tan rico [Luj, lín. 4-9, f. 48v]. Los verbos de percepción intelectual más frecuentes en adiciones son saber y creer. El primero 322 se suele añadir en la fórmula como sabes, mediante la cual el hablante hace partícipe al interlocutor de lo que está diciendo y contribuye a fomentar el clima de cortesía verbal al destacar el conocimiento compartido: 321 Desde una perspectiva sincrónica, Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4180) consideran la forma mira un elemento ya gramaticalizado que analizan dentro del grupo de los marcadores conversacionales ‘enfocadores de la alteridad’. En ejemplos como el presente, parece efectivamente que en el siglo XVI ya se había cumplido el proceso de gramaticalización. 322 Bustos (1998: 437), a propósito de este verbo en la Razón feyta d’Amor con los Denuestos del Agua y el Vino, dice que «la segunda persona («sabet») desvía hacia el receptor el acto elocutivo, haciéndolo confidente del significado subyacente al meramente descriptivo». <?page no="182"?> 182 (98) G. Nam vbi assueueris pauculos menses, erunt haec etiam suauia, adeo vertentur in naturam [Pp, lín. 1637-1638, p. 175]. -G. y esto que yo te he dicho aun que al principio parezca traer alguna dificultad la costumbre de algunos dias que lo prueues tela hara perder y hallaras mucha suauidad en ello porque como sabes que es ya refran muy comun consuetudo est altera natura [Bat. 478, lín. 28-5, f.e5v-e6r]. (99) E. Hic vicinus noster, vir probus et integer, sed paulo iracundior [Um, lín. 274- 275, p. 309]. -O. Este nuestro vezino que es como sabes buen hombre aun que algo ayrado [Bat. 478, lín. 3-4, f. h2v]. (100) E. Vxor huius, mulier insigni probitate, nescio quid suspicans, peruestigauit furta mariti sui, et eo profecto nescio quo, adiit casam illam rusticanam [Um, lín. 236-238, p. 308]. -D. y su muger la qual como sabes , no solo dotada de hermosura,mas tambien es muy sabia,honrada yvirtuosa,por sospecha y por rastro sacò lo que su marido en la caça hazia : y hauiendose como muger cuerda,no dio cuenta ninguna a nadie,ni menos amostro mala cara a su marido,mas antes yendo su marido a otro cabo algo lexos,ella se fue a casa de la moça [Luj, lín. 3-12, f. 48r]. En otras ocasiones, el uso de saber en segunda persona sirve para destacar el conocimiento que solo el interlocutor posee sobre algún tema: (101) E. Quod illi suauissimum est, id coquito. Quin etiam iis, quos ille amat, comem et affabilem te praebeto [Um, lín. 406-407, p. 312]. -E. guisale aquellas viandas que sabes que el come mejor / E no solamente conel mas con los que sabes que el tiene por amigos procura de ser afable [Bat. 478, lín. 25-28, f. h5r]. En enunciados interrogativos de marcado carácter retórico funciona como una llamada de atención que persigue captar el interés de los interlocutores, sobre todo cuando aparece en el mismo segmento discursivo algún elemento deíctico catafórico -en este caso, un pronombre- que fomenta el clima de expectatividad (102). Es una estrategia argumentativa que se puede poner en relación con la técnica juglaresca de la que hablaba en (88) 323 : (102) Pa: Illic me luxus offendebat [Sen, lín. 420, p. 387]. -Pa: Sabeis que me escandalizaua alli a mi? La abundancia y superfluydad de viandas [Bat. 478, lín. 5-7, f. y5v]. 323 (88) Po. Mox saeua iurgia [Sen, lín. 202, p. 381]. -Po. E luego vierades las riñas por alto [Bat. 478, lín. 15-16, f. x7v]. <?page no="183"?> 183 La combinación del verbo querer en primera persona y saber en segunda, aparte de explicitar la presencia de los dialogantes en el discurso, es empleada para destacar informativamente el enunciado siguiente. En este caso es de nuevo habitual la presencia de alguna unidad lingüística de naturaleza catafórica -en el ejemplo, el sintagma nominal la cosa-: (103) G. cum primis caui, ne quid flagitii committerem, quod vel mihi vel liberis meis probro esse posset [Sen, lín. 151-152, p. 379]. -G. Quiero que sepays que la cosa de que yo siempre mas me guarde fue/ de no cometer tal fealdad/ que ami ni a mis hijos la pueda nadie dar en denuesto [Bat. 478, lín. 12-15, f. x6r]. La adición del verbo creer suele producirse al comienzo de un enunciado 324 . Normalmente se conjuga en imperativo y funciona como unidad focalizadora de lo que viene a continuación, de manera que resulta una afirmación de carácter sentencioso: (104) E. Nam beneuolentia, quae sola formae gratia conciliatur, ferme temporaria est [Um, lín. 106, p. 304]. -O. y creeme que esta es la amistad y bien querencia que dura/ que la que solamente va fundada sobre la hermosura y buen parecer no puede durar mucho [Bat. 478, lín. 6-9, f. g5r]. (105) E: Mitte male loqui, fere nostra culpa viri mali sunt. Sed vt ad rem redeam [Um, lín. 307-308, p. 310]. -O: Cessa ya de hablar tan mal cree me que casi siempre nuestrosmaridos son malos por nuestra culpa o que se lo hazemos o que no lo remediamos pudiendo [Bat. 478, lín. 22-25, f. h3r]. (106) E. Etenim, si is locus, qui diluendis offensis sarciendaeque gratiae consecratus est, lite aut aegritudine quapiam profanetur, iam sublatum est omne remedium beneuolentiae reconciliandae [Um, lín. 296-298, p. 309]. -O. y si alli nacendiscordias no queda esperança de poder se en otra parte alguna remediar y cree me que mucha parte dela honestidad y castidad delos maridos va en ser bien tratados en este caso de sus mugeres [Bat. 478, lín. 10-14, f. h3r]. Otras veces, sirviéndose de este añadido, el emisor intenta convencer al receptor sobre la verdad de una posibilidad en la que el enunciador se implica considerablemente: 324 Acerca de las adiciones de que se sirve Virués para guiar la interpretación del lector -y, efectivamente, la adición de la expresión apelativa creeme es típica de este traductor, sobre todo en el Uxor mempsigamos-, Donnelly (1979: 122-123) escribe: «once these reflective additions became established, the way was open for specific instructions to be given to the reader, although often Virués prefaced these by the words créeme as though to mark them as his own. In general, these instructions pointed to the spiritual benefit to be taken from the item under discussion. However, at times, Virués used this type of interpolation to introduce a note of warning into the text». <?page no="184"?> 184 (107) E. Aut vinces tandem, aut […] [Um, lín. 288, p. 309]. -O. y creeme que le venceras o […] [Bat. 478, lín. 24, f. h2v]. Frente a su enorme presencia como traducción de verbos latinos de percepción intelectual, solo he documentado la adición del verbo pensar en dos ocasiones en el coloquio Senile, y una en la traducción de Luján del Uxor mempsigamos. Se trata siempre de la expresión no pienses/ penséis que. La función comunicativa de esta es la que se ha visto en la mayoría de los añadidos analizados en este apartado: marca de presencia del interlocutor y de foco concerniente al segmento discursivo al que precede, aunque en este caso además se produce la negación de un supuesto que quizá haya inferido el interlocutor, de manera que el añadido puede interpretarse como mecanismo contraargumentativo: (108) G. Et tamen, o bone, non hic meo Marte rem omnem gessi [Sen, lín. 68-69, p. 377]. -G. pero no penseis que para dar orden en mi vida me regia solo por mi aluedrio [Bat. 478, lín. 12-13, f. x3v]. (109) Pa: Poterat 325 , et quidem cum duobus famulis. Tantum est vbique fatuorum ac fatuarum [Sen, lín. 358-359, p. 385]. -Pa: Mira/ y aun dos moços con migo / porque no penseys que no ay doquier hartos locos y locas [Bat. 478, lín. 15-17, f. y3v]. (110) E. Id maxime fit obsequio, morumque commoditate [Um, lín. 105, p. 304]. -D. Y esto no pienses que se ha de hazer con beuedizos , sino con obediencia y conformidad de costumbres [Luj, lín. 23-25, f. 31r]. El último verbo de percepción intelectual añadido que he hallado en el corpus es entender. Aparece también negado y acompañado de un elemento pronominal de referencia anafórica. Sigue a un enunciado interrogativo con el que el hablante expresa su incomprensión o incredulidad ante las palabras previas del interlocutor. El resultado es redundante informativamente y menos espontáneo, pero, en cambio, potencia la cohesión explícita del texto: (111) E: Quid, vt simul esses et negociator et monachus? [Sen, lín. 382, p. 386] - Que? No entiendo esso. Que fuesses juntamente mercader y frayle? [Bat. 478, lín. 21-23, f. y4r] 325 Es respuesta confirmativa a un poterat presente en la intervención previa del interlocutor. <?page no="185"?> 185 2.1.3. Verbos de lengua y/ o percepción sustitutos de interrogativas directas Es interesante constatar, por último, la adición de verbos de lengua y de percepción en sustitución de enunciados interrogativos directos. En el diálogo, la presencia de la interrogación como mecanismo de interacción lingüística es básica y de por sí implica la existencia de emisor y receptor, al menos en su configuración más sencilla. Su omisión en la traducción, a priori, redundaría en falta de dinamismo y dialogicidad, lo que en definitiva resultaría una disminución grave del grado de verosimilitud conversacional. Pero lo que ocurre en nuestros coloquios no es la omisión completa, sino un cambio en los procedimientos lingüísticos que se emplean para funcionar en el diálogo. En muchos casos, lo que en el original era una interrogativa directa, en la versión se convierte en indirecta: se conservan los pronombres interrogativos, pero se prescinde de la supuesta entonación de pregunta que había que reconstruir en el latín, y en su lugar se añade un verbo de lengua o percepción que en general hace explícita la implicación enunciativa del hablante, aunque el resultado sea menos dinámico para la interacción dialógica. El verbo decir se usa normalmente en imperativo, acentuándose de este modo el carácter apelativo del enunciado (112, 113), pero también en subjuntivo dependiente de la fórmula cortés ruegote (que) (114): (112) E. Quid alii praedicant de tuo marito, sodales et quibuscum habet commercium foris? [Um, lín. 369-370, p. 311] -O. Dime en que possession hallas que tienen sus amigos y conocidos a tu marido [Bat. 478, lín. 23-24, f. h4r]. (113) Po: Sed quibus tandem artibus remoratus es senectutem? [Sen, lín. 56, p. 377] -Po: Dinos que mañas has tenido para dar marro a la vejez? [Bat. 478, lín. 22-23, f. x3r] (114) E: Sed age, dic mihi, quibus studiis totum transigis diem? [Pp, lín. 1544, p. 173] -E: Pues emos començado a hablar en esto ruegote me digas en que te ocupas entre dia [Bat. 478, lín. 21-23, f. e3r]. Otro verbo de lengua que se emplea como sustituto de la interrogación directa es preguntar; en (115), este verbo aparece negado precediendo a un segmento focalizado mediante la conjunción sino con valor exclusivo 326 , lo 326 Sobre el valor exclusivo de esta conjunción se dice en la [NGLE: 3000] que «este significado está cercano al de salvo, excepto, aparte de y, en la lengua clásica, al de fuera. En tal caso, sino introduce un elemento que se señala como único frente a las demás opciones, que se niegan implícita o explícitamente en el resto de la oración». <?page no="186"?> 186 que también es una muestra de la implicación discursiva que el traductor confiere al personaje: (115) E: Video, sed qua de causa? [Sen, lín. 15, p. 375] -E: ya yo lo veo esso: pero no pregunto sino que es lo que hazeis [Bat. 478, lín. 19- 20, f. x2r]. La petición de información solicitada mediante una interrogativa indirecta que sustituye a la directa latina se puede realizar asimismo utilizando un verbo de conocimiento como saber que complementa a un verbo de voluntad como desear. En el siguiente ejemplo, la subjetivización del enunciado queda de manifiesto del mismo modo a raíz de la conversión de la pasiva en activa con presencia de unidades pronominales de segunda persona: (116) G. Sed quid interim tentatum est? [Sen, lín. 277, p. 383] -G. Pero desseo saber que determinaste de ti [Bat .478, lín. 19-20, f. y1v]. La introducción de un verbo epistémico como creer hace que el propósito comunicativo del enunciado cambie sustancialmente (117), pues, en alguna ocasión, desaparece por completo la interrogativa total del latín en favor de la expresión de una opinión subjetiva que el hablante se atreve a manifestar, aunque siempre salvaguardando el clima de afectividad del que se tratará al estudiar los añadidos en los que se ve implicado este verbo (cf. § II, 2.2): (117) E: Ea res male urit te? [Um, lín. 72, p. 303] -O: En esso creo que te haze mas rauiar [Bat. 478, lín. 6-7, f. g4r]. El procedimiento interpretativo de (117) es similar al que encontramos en (118), donde la modalización que confiere la perífrasis al enunciado convierte la petición de información en una suposición susceptible de ser refutada. El cambio puede entenderse teniendo en cuenta el campo de actuación del marcador consecutivo latino igitur (cf. § II, 5.2.4), usado en este caso para marcar una implicación enunciativa que se deduce de lo dicho anteriormente, de manera que el enunciado interrogativo queda orientado positivamente; tal orientación se conserva en el castellano motivada por el significado de la perífrasis epistémica. En ambos casos, pues, la respuesta negativa confiere a la secuencia un clima de contraexpectatividad bien definido: (118) G: Apud Hibernos igitur hibernasti? Pa: Non [Sen, lín. 290-291, p. 383]. -G: y entro essos Hibernos deuiste hibernar. Pa: No a la mi fe [Bat. 478, lín. 13-14, f. y2r]. <?page no="187"?> 187 En otros casos, el verbo de percepción intelectual ya se encuentra en el original, pero se elimina el elemento adverbial catafórico que lleva a la pregunta retórica, y esta se sustituye por una mera oración completiva: (119) Po. sin minus, sic cogito, quid proderit me ringi, re nihilo melius habitura? [Sen, lín. 146, p. 379] -Po. y si no considero que por fatigarme : no sucedera mejor el negocio [Bat. 479, lín. 8-10, f. XXIv]. La eliminación de interrogativas retóricas también se lleva a cabo mediante la adición de verbos de percepción física como mirar: (120) E: At quanto haec prudentius? [Um, lín. 265, p. 308] -E: Pues mira quanto mas sabiamente lo hizo esta [Bat. 479, lín. 19-20, f. CXIIIr]. Los enunciados exclamativos son sustituidos, asimismo, por el imperativo de este verbo (121), lo que da muestras una vez más de la posible disminución de expresividad que se imprime a la intervención en latín. En ambos casos, la presencia del interrogativo quantus, -a, -um, ya sea adverbio (120) o adjetivo (121), parece comportarse como un catalizador de la conversión (interrogativa-exclamativa > oración completiva introducida por verbo imperativo), como si el traductor fuera reacio a dotar a esta unidad de pleno valor exclamativo independiente 327 : (121) Pa: At nunc quanta inaequalitas! Nam Glycion nihil habet senii, et huius auus videri queat Polygamus [Sen, lín. 46-47, p. 376]. -Pa: y mira quanta desproporcion ay agora que Glicion se esta mancebo : y poligamo aynas parecera abuelo suyo [Bat. 478, lín. 9-11, f. x3r]. Aunque sin estar implicados ya verbos de percepción o lengua, se encuentran otras pocas ocasiones en que los enunciados interrogativos del latín desaparecen en castellano. En (122) y (123), la expresión latina quid 327 En general, como se ha visto en alguna otra ocasión (cf. ejemplos 26, 27 y 30), los traductores sienten cierta antipatía hacia las construcciones nominales puras: (26) G: Quid? Canunt etiam mortui? [Sen, lín. 299, p. 384] -G: Que dizes / y los muertos cantan? [Bat. 478, lín. 24-25, f. y2r] (27) E: Nihil verius [Sen, lín. 97, p. 378]. -E: La mayorverdad del mundo dizes [Bat. 478, lín. 21-22, f. x4r]. (30) X: Viro. Mihi cum belua res est [Um, lín. 306, p. 310]. -X: Bien dizes marido : pero el mio no essino vna bestia fiera [Bat. 479, lín. 5-6, f. CXIIIIv]. <?page no="188"?> 188 multis? , que funciona casi sistemáticamente como conector conclusivo, es reemplazada por un enunciado, también de tipo conclusivo, pero menos sintético y más lejano de la imagen de concisa expresividad que reflejan los Coloquios, en el que es notable la presencia de estructuras finales o causales que, en el plano comunicativo, verbalizan algún punto de la planificación discursiva que lleva a cabo el hablante: (122) Po. Quid multis? [Sen, lín. 146-147, p. 379] -Po. E por no ser ahora mas prolixo [Bat. 478, lín. 4-5, f. x6r]. (123) Po. Quid multis? [Sen, lín. 203, p. 381] -Po. En fin/ porque quiero ser breue [Bat. 478, lín. 18-19, f. x7v]. Finalmente, en (124), tenemos de nuevo una interrogación retórica cuyo propósito es destacar el carácter digresivo de la intervención anterior, interrogación que es sustituida en castellano por un imperativo con la misma intención comunicativa: (124) Pa: Quid refert? [Sen, lín. 350, p. 385] -Pa: Dexa te desso [Bat. 478, lín. 6, f. y3v]. 2.2. Estrategias de atenuación El mantenimiento de un clima de conversación pacífico y cordial se manifiesta lingüísticamente a través de ciertas estrategias de atenuación mediante las cuales el interlocutor intenta no imponerse al otro 328 . Para Reinhard Meyer-Hermann, «[a]tenuación» […] es un procedimiento interactivo en el cual los interactantes manifiestan por medio de «operadores de atenuación» […] que quieren asumir y/ o establecer con respecto a una proposición p un grado de intensidad obligativa que: en comparación con un grado de intensidad obligativa, que se ha establecido en el contexto anterior por medio de un(os) operador(es) concreto(s), operando sobre este p, o/ y en relación al nivel del grado de intensidad obligativa establecido a través del y para el contexto interaccional, será interpretado como relativamente bajo (Meyer-Hermann 1988: 283). Por su parte, Antonio Briz (2009: 35) define la atenuación como «una categoría pragmalingüística cuya función consiste en minimizar la fuerza ilocutiva de los actos de habla y el papel de los participantes de la enuncia- 328 Recordemos que para Lakoff (1973: 298) la de “no se imponga” es una de las modalidades que presenta la segunda regla de adecuación pragmática que el autor establece: la de “sea cortés”. <?page no="189"?> 189 ción con el fin de lograr la meta prevista, el acuerdo (o en minorar en su caso el desacuerdo), que es el fin último o primero, según se mire, de toda conversación» 329 . Los mecanismos con los que intentamos mitigar nuestras declaraciones representan «una estrategia de distancia lingüística y de acercamiento social: me alejo tácitamente de lo que digo o hago, presento borrosos los conceptos o mi punto de vista o mi intención para llegar con éxito a la meta, que no es otra que la aceptación, el visto bueno, el acuerdo del otro o un menor desacuerdo» (Briz 2009: 56). En efecto, no hay sino que pensar en cuántas veces se consideran aceptables las tesis de otra persona pero inaceptables “las formas” (esas no son formas, se suele decir) en que las da a conocer. Por último, ha de resaltarse la dimensión social de estos mecanismos de mitigación, pues, como dice Meyer-Hermann (1988: 277), ««atenuación» e «intensificación» no son solamente cualidades semánticas inherentes a unas formas, sino son [sic] procesos que se realizan en y a través de la interacción de los hablantes» 330 . Son numerosas las formas en que los hablantes pueden atenuar la fuerza ilocutiva de sus enunciados. Entre los verbos «que pueden funcionar como operadores de atenuación», Meyer-Hermann (1988: 284) incluye «creo que», «pienso que» y «parece que» todos ellos hallados en el corpus que manejamos, en confluencia con otras expresiones. Mediante estos verbos, el emisor se guarda de afirmar tajantemente lo que dice, de manera que siempre da la posibilidad al interlocutor de pensar que él mismo está equivocado, y, por tanto, una posible réplica del otro dialogante no entraría en conflicto con el «contexto acomodaticio» (Haverkate 1998: 180-181) en que pretende desenvolverse el intercambio verbal. Resulta singular el hecho de que la mayoría de los fenómenos de atenuación que se han hallado en el corpus aparezca solo en las traducciones en forma de añadidos. Ello puede ser índice de que los traductores ponen mayor empeño en atemperar las afirmaciones tajantes entre los interlocutores, creando un clima de cortesía verbal que también, en ocasiones, sirve para contrarrestar la fuerza ilocutiva con que los participantes en el diálogo expresan las ideas o las declaraciones irónicas del autor holandés. El hecho de que encontremos numerosos añadidos de este tipo en las traducciones no quiere decir que las estrategias de mitigación no existan en el 329 Esta última afirmación de Briz, no obstante, podría ponerse en tela de juicio, pues considero que no toda conversación busca el acuerdo, ya que existe toda una serie de variables que pueden llevar la conversación precisamente a evidenciar un desacuerdo irremediable entre los interlocutores, dependiendo de los roles y actitudes que estos adopten frente al tema tratado y frente a la personalidad e idiosincrasia de unos y otros. 330 Haverkate (1994: 2009) también estudia la mitigación discursiva y define el atenuante como «una partícula, palabra o expresión que sirve para modificar el significado de un predicado de forma que se indique que ese significado sólo se aplica parcialmente al objeto descrito». Sobre atenuación son también interesantes los artículos de Caffi (1999), Dumitrescu (2011, capítulo 7) y Briz (2009). <?page no="190"?> 190 original latino. Así, encontramos verbos de petición utilizados como meras fórmulas de cortesía verbal, como en (125), donde el verbo es traducido en Morejón por un operador del discurso (§ II, 2.5) que apela al interés que tiene el enunciador por conocer cierta información y en Virués por un vocativo que pone de manifiesto la relación de solidaridad entre las interlocutoras, relación que justifica la petición abrupta anterior al acto mitigador: (125) E: Quid ita, quaeso te? [Um, lín. 17, p. 301] -E: Como assi, por tu vida? [Bat. 474, lín. 16, f. a3r; Bat. 479, lín. 2, f. CVIr] -O: Que es esso hermana [Bat. 478, lín. 22-23, f. g2v]. También se hallan verbos de opinión que modifican la fuerza ilocutiva del enunciador en las réplicas: (126) X: Sunt quos nulla ciuilitate corrigas. E: Equidem non arbitror, sed fac esse [Um, lín. 176-177, p. 306]. -X: Ay algunos que no basta templança para los corregir. E: Yo cierto no lo pienso mas digo que sea assi [Bat. 474, lín. 22-24, f. a5v]. -X: Ay algunos que no basta buena criançapara los corregir. E: yo cierto no lo creo : masdigo que sea assi [Bat. 479, lín. 26-2, f. CXr-CXv]. -X: Algunos ay que ninguna cortesia basta para emendallos. O: yo no lo creo. Pero dado que los aya [Bat. 478, lín. 13-15, f. g7r]. -E: Algunos hay que no basta criança para corregir los. Yo ciertamente no lo creo , mas pongo por caso que sea ello assi [Luj, lín. 5-8, f. 47v]. Uno de los fenómenos de atenuación más frecuentes en español y propios de los contextos conversacionales es el de la anteposición de una oración condicional a una petición o una propuesta dando la posibilidad al interlocutor, al menos virtualmente, de rechazarlas, lo que redunda en una estrategia de cortesía negativa 331 que favorece la autonomía del otro dialogante. Por ejemplo, en (127) la condicional contempla la posibilidad de que el interlocutor se haya cansado de los exempla con que el enunciador ha ido 331 La cortesía positiva se orienta a salvaguardar la imagen positiva del interlocutor, mientras que la negativa busca no atentar contra la imagen negativa. Cf. a este respecto la n. 28 de § II, 2.1.2. Brown y Levinson (1987 [1996]) elaboran esta teoría de la cortesía lingüística partiendo de principios que se consideran universales: 1) la racionalidad del ser humano; y 2) el ya citado concepto de ‘cara (face)’. Por lo demás, según los autores, la cortesía funciona de acuerdo con una serie de factores (cf. Brown y Levinson 1987 [1996]: 74-78): a) la ‘distancia social’ (D) que existe entre el hablante y el oyente, lo que constituye una relación simétrica; b) el ‘poder’ relativo (P) del hablante sobre el oyente o viceversa, que es representativo de una relación asimétrica; y c) el rango absoluto (R) de imposiciones en la cultura concreta, es decir, el grado de imposición que adquiere un acto en relación a la face. En opinión de Kienpointner (2008: 25), a estos factores habría que añadir un cuarto, el de «la relación emocional entre los interlocutores». Cf. Del Rey (2011a). <?page no="191"?> 191 sazonando el diálogo, y, por tanto, concede que su petición pueda ser excluida de la conversación, aunque, como suele ocurrir con estas fórmulas corteses, se trata de una pose dialógica y argumentativa más que de una verdadera puerta a la negación, pues el clima de cortesía imperante se quebraría irremediablemente con la oposición del otro. Tanto es así que Virués, en este mismo ejemplo, da por hecho que al interlocutor le son amenos los exempla, y en este sentido elimina la condicional y, con ella, la estrategia de cortesía: (127) E: Iam si molestum non est, referam tibi quiddam, quod nuper accidit in hac ipsa ciuitate [Um, lín. 230-231, p. 307]. -E: Pues si no te es molesto dezirte he vna cosa: que estotro dia acaescio enesta mesma ciudad [Bat. 474, lín. 28-29, f. a6v; Bat. 479, lín. 15-17, f. CXIIr]. -O: Pues que eneste exemplo te ha contentado el marido/ contarte he otro sino te doy pesadumbre que acaecio eneste pueblo por el qual conoceras otra tal muger [Bat. 478, lín. 8-11, f. h1r]. En (128), la condicional cumple la función discursiva de atenuar una afirmación hecha sobre una tercera persona, con lo que se contempla la posibilidad de que el enunciador esté equivocado en el cálculo y se nos presenta a un personaje que no quiere demostrar estar en posesión absoluta de la verdad. Al mismo efecto discursivo contribuye la adición del verbo creer en la versión de [Bat. 478], que puede considerarse “cortésmente redundante”: (128) Po. Nam, ni fallor, me duobus aut tribus annis est grandior? [Sen, lín. 245, p. 382] -Po. porque si nome engaño el es mayor queyo dos o tres años [Bat. 479, lín. 18-19, f. XXIIIIr]. -Po. que creo yo si nome engaño que es mayor que yo dos o tres años [Bat. 478, lín. 20-21, f. x8v]. Pero, según se ha anunciado, las estrategias de mitigación más frecuentes aparecen como adiciones en las versiones castellanas que aquí se analizan. El mecanismo atenuador añadido más frecuente es el empleo del verbo pare(s)cer en tercera persona más la conjunción que que traspone lo que era una oración principal en otra subordinada. El dativo puede estar constituido por el simple pronombre me o reforzado con el sintagma preposicional a mí, con lo que se destaca la presencia del interlocutor en su propio enunciado y se resalta el carácter subjetivo de su intervención. En tres ocasiones he encontrado el empleo de esta expresión, o en la variante de segunda persona del singular con dativo pero sin la conjunción que, intentando mitigar el juicio valorativo que se hace del interlocutor, del que se expresa alguna cualidad, no necesariamente negativa (129, 130), aunque a veces levemente ofensiva (131), mediante la inserción del verbo <?page no="192"?> 192 ser. El resultado es que lo que en latín era una afirmación, en castellano se convierte en una opinión. Es interesante constatar que en los tres casos siguientes se produce una focalización del adjetivo atributivo en el inicio de la oración, de manera que dicho adjetivo acaba pareciendo atributo de parecer y no del ser de la subordinada, algo que se resuelve en hecho en la versión de Virués de (131), al ser eliminado de la traducción el verbo ser: (129) E: Religiosior tu quidem es quam pro aetate [Pp, lín. 1515, p. 172]. -E: Mas devoto y religioso me parece que eres de lo que se suele hallar en otros de tu edad [Bat. 478, 27-1, f. e2r-e2v]. (130) E: Nae tu perparcus es temporis [Pp, lín. 1604, p. 174]. -E: Uerdaderamente escasso me parece que eres del tiempo 332 [Bat. 478, lín. 23-24, f. e4v]. (131) E: Sanctulus es, qui ista possis. G: Imo stultulus es, qui ista dicas [Pp, lín. 1634-1635, p. 175]. -E: Santillo me parece que eres: pues de tal manera tienes ordenada tu vida. G: Mas tu me pareces ami loco en dezir esso [Bat. 478, lín. 22-24, f. e5v]. Otras veces no se juzga una cualidad del interlocutor, sino la calidad o veracidad de lo que dice. La intención es hacer más subjetiva la apreciación valorativa; por eso llama la atención que hallemos este subtipo en el coloquio Senile, único de los que estudio en que aparecen más de dos interlocutores. Se destaca así la no preponderancia de una voz sobre las demás. De nuevo la focalización al inicio del enunciado hace parecer a bien en (132) atributo valorativo de parecer, aunque sintácticamente se interprete como complemento modal de la subordinada. En el caso de (133), la reelaboración sintáctica del intérprete, mediante el uso de la construcción de relativo, sí convierte a verdad en atributo de parecer: (132) Po: Recte suadet Glycion [Sen, lín. 36, p. 376]. -Po: Bien me parece que nos conseja Glicion [Bat. 478, lín. 22-23, f. x2v]. (133) Pa: Verum fortasse narras [Sen, lín. 274, p. 383]. -Pa: Uerdad me parece a mi lo que dizes 333 [Bat. 478, lín. 12-13, f. y1v]. 332 En este caso, es posible que la expresión me parece que esté traduciendo en cierto modo la partícula nae, interjección según el [OLD], pero que también posee en algunos autores los rasgos típicos de un marcador epístemico del tipo ‘verdaderamente’ o ‘seguro’. No podríamos suponer lo mismo para (129), ya que quidem es una marcador que generalmente prepara el enunciado para una adversación posterior, o, frecuentemente, se usa para conseguir el efecto contrario que estamos analizando aquí: el refuerzo enunciativo. 333 Nótese que aquí no se produce adición de una estrategia de mitigación, pues el enunciado ya se encuentra atenuado ilocutivamente gracias al valor modal que confiere el adverbio fortasse ‘quizás’. Sin embargo, sí se añade cierto grado de subjetivización <?page no="193"?> 193 En alguna ocasión, la intrusión de me parece que no pretende sino matizar la fuerza ilocutiva de una afirmación que se toma como verdad general en el discurso original, limitándose así su validez a la perspectiva del enunciador: (134) G: Imo nullam aetatem non decet religio [Pp, lín. 1516, p. 172]. -G: Antes me parece ami que ninguna edad ay enque no conuenga al hombre biuir religiosamente [Bat. 478, lín. 1-2, f. e2v]. También vemos empleada la fórmula parece que, esta vez sin dativo, para mitigar la fuerza expresiva de una metáfora. Existe una curiosa tendencia entre los traductores a eliminar en mayor o menor medida las figuras retóricas que emplea Erasmo o a sustituirlas por otras 334 : (135) Pa. an religionem fugientem persequerer [Sen, lín. 380, p. 386]. -Pa. o seguiria la religion que parece que me huya [Bat. 478, lín. 18-19, f. y4r]. En otros casos, la presencia del verbo parecer en la traducción no supone un añadido, sino una sustitución que intenta modificar la fuerza ilocutiva que poseen algunos verbos perlocutivos o realizativos en latín, como damno ‘condenar’ y opinor ‘discutir’: (136) G: Horum institutum equidem non damno [Pp, lín. 1663, p. 176]. -G: No me parece mal la costumbre y buen proposito de essos [Bat. 478, lín. 19-20, f. e6v]. (137) E: Non opinor [Pp, lín. 1724, p. 177]. desde el momento en que se hace presente en el añadido la figura del enunciador, además reforzada mediante la reduplicación del dativo. 334 La comparación de tres traducciones distintas en el Uxor mempsigamos permite que podamos establecer grados en la técnica de que se sirven los intérpretes para traducir un tropo, como ocurre en (b): mayor literalidad y mantenimiento de la figura en Morejón; menos metafórica es la versión del corrector anónimo, aunque aún queda la personificación; en Virués, en cambio, ha desaparecido la retoricidad del enunciado: (b) Ilico tetigit animum illius suspicio vxoris hoc esse factum [Um, lín. 246-247, p. 308]. -E. Luego a el le toco en el coraçon la sospecha: que su muger lo auia hecho [Bat. 474, lín. 17-18, f. a7r]. -E. le vino vna sospecha que su muger lo auia hecho [Bat. 479, lín. 18-20, f. CXII²v]. -O. Luego el marido sospecho que lo deuia de auer hecho su muger [Bat. 478, lín. 14-15, f. h1v]. <?page no="194"?> 194 -E: Lo mismo digo yo 335 [Bat. 479, lín. 19, f. XIIIv]. -E: Assi me pareceami [Bat. 478, lín. 12, f. f2r]. Otros verbos y expresiones de carácter epistémico son añadidos a determinados enunciados para mitigar la fuerza ilocutiva de las expresiones, siempre con un doble fin: acrecentar el clima de cortesía verbal y marcar deícticamente la presencia del enunciador en su propio discurso. En (138 y 139), el verbo sum que aparece en el original es sustituido por la expresión menos categórica tener por ‘considerar’; además, en (138), después se añade el verbo creer para matizar la predicación genérica: (138) E: Istuc vero difficillimum est, quum non abs re dictum sit, qui neminem habet inimicum, eum nec amicum habere quenquam [Sen, lín. 99-100, p. 378]. -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa ser bien quisto de todos: que no creo yo se dixo sin causa.Que aquel que no tiene enemigos/ no es possible tener amigos [Bat. 478, lín. 24-27, f. x4r]. (139) Pa: Nae tu philosophus es vel ipso Thalete sapientior, siquidem istud potes [Sen, lín. 138-139, p. 379]. -Pa: Assi me ayude dios que yo te tengo por filosofo yaun mas sabio que aquel famoso Tales/ pues que puedes acabar contigo estas cosas [Bat. 478, lín. 16-18, f. x5v]. En (140), la introducción del verbo creer puede entenderse también como una estrategia de cortesía que afecta a la persona mencionada en el discurso, presente en el contexto dialógico, pero a la que el enunciador no se dirige de forma directa. En cierto sentido, la modalización que aporta el empleo del futuro ya en latín podría considerarse una técnica discursiva que favorece el clima de cordialidad que impera en la obra; la adición, sin embargo, lo potencia: (140) Pa. nunc superest Eusebius, qui non grauabitur apud amicos vitae scenam aliquam explicare [Sen, lín. 407-408, p. 387]. -Pa. queda a hora Eusebio/ que no creo yo recebira pesadumbre/ pues todos somos sus amigos/ de contarnos alguna parte de su vida [Bat. 478, lín. 11-14, f. y5r]. En (141), en el original se expresa una cualidad de otras personas ajenas a la conversación, dándola por verdad sin lugar a dudas, mientras que en la traducción se mitiga la fuerza ilocutiva de la afirmación mediante el uso, de 335 Hay discusión sobre si el verbo decir es realizativo. Al respecto, véase Garrido Medina (1999, especialmente la página 3897). La sustitución en este caso no supone ningún tipo de mitigación, aunque sí de potenciación de la cortesía verbal, en el sentido de que se hace más explícito el acuerdo entre los interlocutores, ya que se ponen en paralelo la expresión fórica de identidad referente al enunciado anterior y el pronombre personal yo. <?page no="195"?> 195 nuevo, de la expresión creer que. Téngase en cuenta que en todos los casos que se comentan hasta aquí aparece explícitamente el pronombre yo, lo que contribuye a acrecentar la subjetividad del enunciado, en contraste con la determinación que muestran los personajes en el texto de Erasmo mediante el uso de otras personas gramaticales: (141) G. Nimirum his placet illud: Optimum non nasci [Sen, lín. 133, p. 379]. -G. Estos tales creo yo que estiman mucho aquel diho [sic] que se suele dezir bueno fuera no nacer [Bat. 478, lín. 6-8, f. x5v]. Por último, la elección de un verbo de percepción intelectual como creer en vez de saber también contribuye a la mitigación del enunciado, en el sentido de que, en latín y en las versiones de Morejón y su corrector anónimo, la afirmación que recae sobre el interlocutor no da lugar a la refutación por parte de este -a menos que decidiera dar pie a un clima dialógico conflictivo-, a diferencia de lo que ocurre en la versión de Virués, precisamente el que utiliza un verbo (creer) que refleja menor grado de certidumbre en la escala de epistemicidad con respecto al que es traducción de scio (saber): (142) E. Scio tibi notum esse Gilbertum Batauum [Um, lín. 255, p. 308]. -E. Biense que conociste a Gilberto Batauo [Bat. 474, lín. 28-29, f. a7r; Bat. 479, lín. 7-8, f. CXIIIr]. -O. Bien creo que conoces a Gilberto Holandes [Bat. 478, lín. 4-5, f. h2r]. Determinadas estrategias lingüísticas de mitigación están representadas por adverbios relacionados con la modalidad 336 que expresan conjetura (143), y eventualmente por la adición de ciertos matices modales expresados en la desinencia verbal, como sucede cuando se usa del condicional (144): (143) X: Desiit, et sapuit, alioqui vapulasset [Um, lín. 65, p. 303]. -X: Si dexo y bien supo lo que hizo: que si por otro camino tirara quiça lleuara en la cabeça [Bat .478, lín. 27-1, f. g3v-g4r]. (144) E: De nonnullis possum commemorare quaedam, sed video nos non procul abesse a ciuitate [Sen, lín. 436-437, p. 387]. -E: Bien podria yo relatar lo que se de algunos de ellos/ pero no ay lugar pues llegamos ya ala cibdad [Bat. 478, lín. 27-1, f.y5v-y6r]. Como se ve, estas estrategias de mitigación son usuales en la traducción de todos los intérpretes, aunque tal vez es Virués el que más preocupación estilística manifiesta en este sentido. Alonso (1971: 483) ya habla de esta 336 Kovacci (1999: 755) habla de adverbios «indicadores y reforzadores de la actitud», entre los que incluye quizá(s), dentro del apartado de «adverbios del modus». <?page no="196"?> 196 técnica de atenuación de la fuerza ilocutiva aludiendo a los «pasajes suavizados» que introduce el Arcediano en su traducción del Enchiridion 337 . Asimismo, respecto a las traducciones de Virués, incide Donnelly (1979: 123) en el interés por atenuar el grado de polemicidad de las tesis erasmianas: «Virués in each case diminished in some degree the full force of Erasmus’s argument». En algunas ocasiones, la mitigación de la aserción del personaje que habla por boca de Erasmo se hace mediante el añadido de una fuente anónima a la que se achaca la responsabilidad de la elocución, minimizándose así la implicación enunciativa del hablante: (145) G: Atqui complures eo [in monasterium] se deiiciunt, vt suauius viuant [Sen, lín. 285, p. 383]. -G: Segun yo he oydo engañado estauas/ que antes se tornan frayles muchos por biuir mas suauemente [Bat. 478, lín. 5-7, f. y2r]. 2.3. Estrategias de intensificación Este tipo de fenómenos es igualmente más llamativo en las adiciones que se introducen en las diferentes versiones que en el propio texto latino. Las estrategias de intensificación 338 que elaboran los traductores en sus obras son otra muestra de cómo estos se implican conscientemente en la planificación discursiva del texto. Focalizar 339 de maneras diversas un enunciado que se presentaba de forma enunciativamente aséptica en el original es una forma clara de intensificación, pues todo foco supone un realce informativo de cierto segmento discursivo que sobresale entre los demás por su naturaleza remática 340 . No obstante, la intensificación de ciertos segmentos 337 También Parellada (2000: 78-80) al hablar de «atenuaciones y matices» en la traducción de la Preparación y aparejo para bien morir. 338 Marta Albelda (2005: 15) ha dedicado numerosas páginas al concepto de ʻintensificaciónʼ, centrándose en los valores pragmáticos de esta. Considera que, en relación con ella, «se ha hablado de variados aspectos, entre otros, por ejemplo, de énfasis, expresividad, afectividad, realce, ponderación, superlación, cuestiones de grado, reforzamiento, encarecimiento, puesta en relieve, etc.», pero, en general, se trata de un fenómeno pragmático que afecta a diversas categorías lingüísticas y que es complementario de otro fenómeno que ya ha sido estudiado aquí: el de la atenuación. Sus referencias de partida para la definición y el desarrollo teórico de sus ideas son Meyer- Hermann (1983, 1988) y Briz (1997, 1998). 339 Cf. n. 9 de § II, 2.1.1. 340 «[E]l foco es un punto en el que confluyen los vectores intencionales del emisor. Su propósito comunicativo suele ser el de llamar la atención del receptor con el fin de vencer en este una predisposición contraria o simplemente de subrayar su importancia en el proceso informativo en que se hallan inmersos. El foco es, pues, una función informativa. Por un lado, no altera la visión representativa de la secuencia y, por el otro, cons- <?page no="197"?> 197 discursivos es un procedimiento característico de determinados tipos textuales, entre ellos del dialógico. Por ello, también en los Coloquios erasmianos es posible encontrar ciertas estrategias cuyo fin es el de dar relieve enunciativo a una intervención o a un segmento textual que se considera relevante por su peso específico en el curso de la conversación. Los adjetivos pueden suponer un modo de intensificación léxica 341 incluso en grado positivo según su significado más o menos ponderativo y dependiendo del contexto. El superlativo implica de por sí un realce cualitativo gracias al que se consigue destacar absoluta o relativamente un elemento del enunciado (sobre otro u otros, en el segundo caso). El superlativo latino en -issimus, -a, -um es traducido casi sistemáticamente por el adverbio muy + adjetivo en todas las traducciones. Huelga recordar que en esta época el superlativo sintético heredero del latín es todavía un cultismo que no aparece a menudo 342 . Sin embargo, como estrategia de intensificación, es posible encontrarlo en combinación con el procedimiento analítico, como sucede en la versión de Morejón en (146), solución expresiva que no acepta su corrector anónimo, tal vez por considerarla latinismo morfológico 343 o redundancia innecesaria: (146) X: Salue tantundem, mihi carissima Eulalia [Um, lín. 4, p. 301]. -X: En hora buena vengas mi muy clarissima eulalia [Bat. 474, lín. 4-5, f. a3r]. -X: En hora buena vengas mi muy amada Eulalia [Bat. 479, lín. 8-9, f. CVv]. Por otro lado, tanto Morejón y su corrector como Luján se mantienen en (147) apegados a la traducción esperada del superlativo frente a Virués, quien en este caso, al contrario que Morejón en (146), no hipercaracteriza la expresión superlativa, sino que, al contrario, desciende en la escala de gradación del adjetivo atenuando el enunciado mediante la utilización del grado positivo, lo que ocurre en otra ocasión en la versión [Bat. 478] del Senile (148): (147) E: Facillimum erit, si velis, nec adhuc serum est [Um, lín. 111, p. 304]. -E: Muy ligero sera si tu quisieres. Y aun no es tarde [Bat. 474, lín. 11-12, f. a4v; Bat. 479, lín. 26-27, f. CVIIIr]. tituye una llamada de atención al interlocutor con el fin de que advierta la carga semántica de una magnitud» (Gutiérrez Ordóñez 1997: 34). 341 Cf. Albelda (2005: 79). 342 Lapesa (1981 [2005]: 378) indica que solo a partir del siglo XVI se va generalizando el superlativo sintético entre los escritores castellanos. Estaríamos, pues, ante una época todavía de iniciación en este sentido. 343 Obsérvese, por lo demás, que el adjetivo que encontramos en el impreso de Morejón es clarissima ‘muy afamada’ como traducción de carissima ‘muy querida’, tal vez un error de copia o de entendimiento dada la supuesta competencia lingüística latina del autor, algo que el corrector anónimo también enmienda mediante el empleo del adjetivo amada, con un significado más cercano al del adjetivo original. <?page no="198"?> 198 -O: Ligero sera de hazer si quisieres que aun no es tarde [Bat. 478, lín. 12-13, f. g5r]. -D: Muy ligero seria si tu quisieres,y aun no es tarde [Luj, lín. 9-10, f. 32v]. (148) E: Istuc vero difficillimum est [Sen, lín. 99, p. 378]. -E: Muy dificultoso es esto que dizes [Bat. 479, lín. 9-10, f. XXr]. -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa ser bien quisto de todos [Bat. 478, lín. 24-26, f. x4r]. Diferente es el caso de (149), donde Virués, de nuevo, deja sin traducción el superlativo (a diferencia del anónimo [Bat. 479]); no obstante, la ponderación cualitativa es subsumida por el par sinonímico 344 (con operador argumentativo incluido) tan frecuente en las traducciones de los Coloquios: (149) G: Nobis quidem difficillimum est, sed auxiliante Christo facile est [Pp, lín. 1763, p. 179]. -G: Ami muy dificile es hazer lo: mas con el ayuda de Jesu christo ligeramente sehaze [Bat. 479, lín. 14-15, f. XVr]. -G: A nosotros cosa difficultosa y aun impossible si a nuestras fuerças miramos es: pero a christo todo le es possible por lo qual con su fauor nos podra ser a nosotros facil [Bat. 478, lín. 23-26, f. f3r]. Pero sin duda dos de las estrategias de intensificación más frecuentes en todo tipo de discurso, pero muy especialmente en el conversacional y, como su reflejo, en el dialógico, son las de topicalización y focalización. Una de las maneras más efectivas de conseguirlas es alterar el orden habitual de los segmentos oracionales 345 , de manera que, en una posición mar- 344 Hay abundante bibliografía sobre este tipo de procedimiento no solo en los traductores, sino también en escritores de obras originales: Bertolucci (1957); Badía (1958-59: 189); Politzer (1961); Lázaro Carreter (1961: 106); Donnelly (1979: 78, 85-86, 120); Chomarat (1981: 721); Wittlin (1991); Ariza (1997: 40); Lapesa (1981 [2005]: 294); Parellada (2000: 113); Diéguez (2002); Pinilla (2003); Enrique (2004: 105); Menéndez Pidal (2005: 820-823); Vian (2006: 251); Sánchez González de Herrero (2007: 25, 35- 38); y, sobre todo, Santiago (1979: 617-629), Gutiérrez Cuadrado (1993) y Serés (1997: 197-213). 345 Suele repetirse que el orden de palabras habitual en castellano es el de SVO, salvo en tipos de modalidad enunciativa particulares (por ejemplo, en la interrogativa) y dependiendo de las características pragmáticas del enunciado (cf. Zubizarreta 1999: 4217; Escandell 1999: § 61.3.2; Alonso-Cortés 1999: 4018, n. 49). Igualmente, es común la afirmación de que el orden preferido en latín era el de SOV, aunque por supuesto aquí no hay nada completamente claro, pues debemos tener en cuenta que las variedades habladas del latín muy probablemente no tendrían la libertad organizativa que en la posición de términos regidos y regentes muestra el latín literario (cf. Rodríguez-Pantoja 2004: 127 y Baños y Cabrillana 2009, especialmente las pp. 689-690). En este sentido, el latín de los Coloquios erasmianos no tiende al exceso de la poesía y de la prosa clásicas, sino que refleja un orden de palabras que podríamos calificar de “natural” de acuerdo con el ideal estilístico del autor. <?page no="199"?> 199 cada, adquieran relevancia informativa o preponderancia expresiva 346 . La dislocación a la izquierda del enunciado, al principio del mismo, es un procedimiento muy habitual en los Coloquios para conseguir ese objetivo pragmático. La localización del foco en la primera parte del enunciado es frecuente en las expresiones con modalidad optativa, como en los saludos. Así, en (150), aunque el latín emplea otra estructura verbal (con imperativo) para dar inicio al diálogo, tanto Morejón como su corrector y Luján escoran a la izquierda la expresión de buen deseo, a diferencia de Virués, que ofrece un orden enunciativo más habitual pero quizá pragmáticamente menos efectivo como configuración del saludo: (150) E: Salue multum, exoptatissima mihi Xanthippe. X: Salue tantundem, mihi carissima Eulalia [Um, lín. 3-4, p. 301]. -E: En hora buena estes mi muy desseada xanthippe. X: En hora buena vengas mi muy clarissima eulalia [Bat. 474, lín. 3-5, f. a3r]. -E: En hora buena esteys mi muy desseada xanthipe. X: En hora buena vengas mi muy amada Eulalia [Bat. 479, lín. 7-9, f. CVv]. -O: EStes en buen hora mi señora Xantipe. X: Uengas mucho denora buena tu señora mia Olalla [Bat. 478, lín. 6-8, f. g2v]. -D: FElices y muy dichosos días te de Dios hermana Eulalia. E: Los mismos 347 te de a ti, y con mucha salud hermana Dorothea [Luj, lín. 12-15, f. 27r]. Así también, en (151), Morejón y su corrector utilizan una fórmula coloquial con figura etimológica -que se encuentra al menos dos veces más en las traducciones de los Coloquios- al inicio de la oración con orden objeto directo-verbo, decantando expresivamente la interpretación del enunciado: (151) X. Dispeream, nisi saepe pudet me prodire in publicum, cum video quam cultae sint aliae, quae multo pauperioribus nupsere maritis [Um, lín. 19-21, p. 302]. -X. Mala muerte yo muera si muchas vezes no he empacho de salir do me vean: viendo quan atauiadas estan otras: que se casaron con muy mas pobres maridos [Bat. 474, lín. 20-22, f. a3r]. -X. Mala muerte yo muera si muchas vezes no he empacho de salir do gentesme vean: viendo quan atauiadas estan otras que se casaron con muy mas pobres maridos que yo [Bat. 479, lín. 6-10, f. CVIr]. Más expresivas aún son las soluciones de (152), donde el personaje da rienda suelta a la emotividad expresando un mal deseo para su marido, po- 346 Aunque topicalización y focalización comparten características pragmáticas y discursivas comunes, como la relevancia informativa y la posición marcada en el enunciado, se trata de fenómenos comunicativos de distinta naturaleza. La topicalización tiene que ver con la puesta de relieve de la información ya conocida, mientras que la focalización se relaciona con el contenido remático del discurso. Cf. [NGLE: 2972 y ss.]. 347 En este caso se trataría de topicalización, no de focalización. <?page no="200"?> 200 niéndose en el caso de que le hubiera sido infiel. Sintácticamente, en latín, este movimiento discursivo motivado por la subjetividad del enunciador se manifiesta con la aparición en primer plano del pronombre personal ego que ocupa una posición marcada y con la intercalación del verbo en mitad de la oración, lo que da mayor fuerza ilocutiva a sus complementos, al no ser este el orden oracional habitual. El pronombre yo se mantiene en la primera posición en las versiones de Morejón, su corrector y Virués, pero en Luján aparece después del verbo. Es precisamente en la versión de este último donde la espontaneidad fingida del enunciado se hace más patente (cf. Del Rey en prensa d), pues el objeto directo queda completamente focalizado a la izquierda de manera que adquiere énfasis enunciativo, mientras que el pronombre sujeto tras el verbo también funciona de manera expresiva al ocupar un lugar inusitado en la oración. El resultado es obviamente coloquial. En parte también el de Virués, que añade un verbo de lengua con el mismo propósito focalizador (cf. § II, 2.1.1) y traslada asimismo el objeto directo a la izquierda del verbo integrando una oración de relativo que diferencia su traducción de las demás: (152) X. Ego citius pro lecto substrauissem illi fasciculum vrticarum aut tribolorum [Um, lín. 251-252, p. 308]. -X. yo mas presto en lugar de cama le estendiera vn haçe de hortigas: o de abrojos [Bat. 474, lín. 24-25, f. a7r]. -X. yo mas presto en lugar de camale estendieravn haz de ortigas o de abrojos [Bat. 479, lín. 2-4, f. CXIIIr]. -X. yo te prometo que la cama que yo le diera fuera vn haz de espinos o de hortigas [Bat. 478, lín. 25-27, f. h1v]. -E: Vn haz de hortigas,y aliagas le pusiera yo por cama [Luj, lín. 23-24, f. 48v]. La topicalización de un segmento discursivo al inicio del enunciado es frecuente cuando en dicho segmento se integra un elemento de referencia anafórica. En este caso, la función es doble: cohesiva y de realce informativo o expresivo a la vez. En (153), el complemento del nombre (genitivo en latín) aparece escorado a la izquierda y separado de su regente por diferentes unidades, lo que sin duda ofrece un relieve comunicativo eficaz para la intervención dialógica: (153) X: Talium maritorum non minus rara est copia, quam alborum coruorum [Um, lín. 228-229, p. 307]. -X: de tales maridos no ay menos poca abundancia: que de cueruos blancos [Bat. 474, lín. 26-27, f. a6v]. -X: De tales maridos no ay menos abundancia que de cueruos blancos [Bat. 479, lín. 13-15, f. CXII 2 r]. -X: De tales maridos tan pocos ay como cueruos blancos [Bat. 478, lín. 6-8, f. h1r]. <?page no="201"?> 201 En otras ocasiones, como en (154), la topicalización provoca, en el texto latino, una auténtica prolepsis del segmento que se anticipa a la oración subordinada de la que es sujeto, aunque es estrategia discursiva que no se manifiesta en las versiones: (154) E: Verum, ea cogitatio si quando tibi inciderit in mentem, primum reputa tecum, quam nihili res sit foemina diuulsa a viro [Um, lín. 380-381, p. 312]. -E: Pues sialguna vez te viniereesse pensamiento: piensa primero contigo: quan de poco precio es la muger apartada desu marido [Bat. 479, lín. 20-23, f. CXVIr]. -O: Quando tal pensamiento te viniere considera juntamente quan de poco vale la muger apartada de su marido [Bat. 478, lín. 9-11, f. h4v]. -D: No te venga tal por Dios al pensamiento,antes si alguna vez te viniesse considera de quan poco valor y quan tenida en poco es vna muger apartada de su marido [Luj, lín. 8-12, f. 52r]. El elemento anafórico supone el tema al que continúa el rema en numerosos casos (155), nueva información marcada por la posición que ocupa en la oración, lo que, como ocurre en este ejemplo y en el siguiente, implica a veces la reduplicación del clítico, fenómeno gramatical íntimamente asociado a la topicalización: (155) E. Haec sic habere frequenter audiui ex multis, et ipse partim expertus sum [Pp, lín. 1756, p. 179]. -E. que estas cosas assi passen: continuamentelo oyo de muchas personas: y parte dellas he yo esperimentado [Bat. 479, lín. 2-4, f. XVr]. La información remática es muy dada a formar parte de estrategias de relieve enunciativo como las que aquí se están comentando, concretamente en posición de foco, una vez más, al inicio del enunciado: (156) G. Magna pars simultatum inter homines nascitur ex linguae intemperantia. Alienas simultates nec excito nec alo, sed vbicunque datur oportunitas, aut extinguo aut mitigo [Sen, lín. 116-117, p. 378]. -G. La mayorparte dela renzilla de los hombres nasce dela destemplança dela lengua. Agenas enemistades no las despierto ni las crio 348 : mastodaslas vezes que me vienen ala mano : las amato o amanso [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXv]. 348 Es difícil decantarse en este ejemplo por la interpretación de tópico o de foco. Por un lado, no es habitual la presencia del clítico en las estrategias de focalización en español (“enemistades no busco/ quiero”, diríamos hoy para focalizar el nombre), pues, como se ha dicho, es este un fenómeno discursivo relacionado con la topicalización; además, en latín, simultates tiene equivalencia semántica con el simultatum del segmento precedente, lo que supondría que se trata de información temática, aunque en la traducción castellana donde se presenta el problema esta distribución informativa no esté tan clara. Por otro lado, la ausencia de artículo en el sintagma agenas enemistades parece señal inequívoca de foco. Habría que investigar más detenidamente si en la historia del español la existencia de focos reduplicados es algo absolutamente esporádico o si, al contra- <?page no="202"?> 202 -G. Porque la causa dela mayor parte delos enojos que entre los hombres nacen es la destemplança dela lengua. Ni soy causa de despertar ni de conseruar los rencores y enojos entre otros/ antes los mitigo y apago todas las vezes que puedo [Bat. 478, lín. 3-6, x5r]. También en (157) en latín existe una puesta de relieve del primer elemento del enunciado, pero no en las versiones, donde además la sintaxis del enunciado busca la contraposición efectista de dos realidades relacionadas semánticamente -de las que dote es el rema y mujer el tema-: (157) X: Dotem fortasse duxit, non vxorem [Um, lín. 259, p. 308]. -X: Por ventura se caso conel docte: y no con la muger [Bat. 474, lín. 31, f. a7r]. -X: Porventura lo hizo mas por el dote que por la muger [Bat. 478, lín. 7-8, f. h2r]. En (158), se observa cómo el sujeto-rema del enunciado, dolium/ cuba, se convierte en objeto-tema dentro de la subordinada condicional. La explicitación de este elemento temático no es obligada en latín, pero sí en castellano, para lo que se emplea el pronombre átono de referencia anafórica. El respeto al orden sintáctico del latín es el que motiva la interpretación del enunciado como marcado informativamente en las traducciones, ya que, tal vez, un orden más natural en castellano habría sido “oración condicional + oración principal” y no “sujeto de la oración principal + oración condicional + predicado de la oración principal” 349 : (158) G. Dolium, si sinas, non exhauritur [Pp, lín. 1610, p. 174]. rio, es posible documentarlos en diferentes estadios lingüísticos. En la prosa alfonsí se encuentra algún ejemplo como el siguiente, que tal vez quepa interpretar como un fenómeno de este tipo: «Demás, castigo bueno que les diessen, non lo querían rreçebir, ante lo desdennauan…» (Setenario, 24.9-11). En cualquier caso, en las descripciones sincrónicas actuales la presencia del clítico se asocia sistemáticamente a la topicalización. Por ejemplo, Gutiérrez Ordóñez (1997: 48) diferencia los enunciados topicalizados Esas tonterías, Juan las dijo ante el Rector y Esas tonterías las dijo Juan ante el Rector frente al focalizado ¡Esas tonterías dijo Juan ante el Rector! Por su parte, la [NGLE: 2989] afirma que «la presencia o ausencia de la duplicación y la posición del sujeto son los rasgos fundamentales que diferencian las estructuras de topicalización y las de focalización». Desde una perspectiva diacrónica, en su obra sobre la redundancia pronominal, Riiho (1988) no distingue entre tópico y foco, y los ejemplos que propone son demasiado sucintos como para comprobar si la información que se ofrece es temática o remática. Sea como fuere, en el ejemplo que nos compete (156), el traductor anónimo del Senile de [Bat. 478] modifica el orden del enunciado eliminando cualquier rastro de preponderancia informativa. 349 O tal vez tenga que ver esta distribución de los elementos con un tipo de estructura discursiva más cercana al polo de la inmediatez comunicativa, de acuerdo con expresiones en las que se inserta en el interior de la principal una subordinada condicional, como en “eso, si lo miras bien, no tendría que ser así” o en enunciados proverbiales como “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. <?page no="203"?> 203 -G. La cubasi la dexas no se gasta ni vazia [Bat. 479, lín. 13-14, f. Xr]. -G. La cuba si la dexas nunca se gasta [Bat. 478, lín. 6-7, f. e5r]. Como se verá a propósito de las adiciones en este mismo apartado, también en latín es frecuente el uso de la conjunción nisi ‘sino’ con valor exclusivo 350 precedida de la negación (159 y 160) para destacar enunciativamente un segmento de la oración: (159) E. Nec id temporis nisi iucunda loquebar illi [Um, lín. 149, p. 305]. -E. Y avn estonçes: no le hablaua sino muy alegre [Bat. 474, lín. 22-23, f. a5r; Bat. 479, lín. 9-10, f. CIXv]. -O. Entonces no le hablaua sino en cosas quevuiese plazer [Bat. 478, lín. 22-23, f. g6r]. (160) G. Non potest autem suauiter, nisi qui bene [Sen, lín. 161, p. 380]. -G. y no puede biuir suauementesino el que biue bien [Bat. 479, lín. 8-9, f. XXIIr]. -G. y enla verdad ninguno puede biuir a su plazer sino el que biue bien [Bat. 478, lín. 4-5, f. x6v]. Con esta misma intención pragmática se emplea en latín la construcción comparativa nihil aliud... quam 351 , estructura en la que también se ve implicada la negación. A veces, como en (161), la traducción mantiene el esquema con conjunción sino exclusiva 352 ; otras, en cambio (162), se prefiere una solución de estructura también comparativa: (161) G. Ipse nihil aliud curo, quam vt bene suauiterque viuam [Sen, lín. 160-161, p. 380]. -G. yodeninguna otracosa curo sino debiuir bien y suauemente [Bat. 479, lín. 7-8, f. XXIIr]. 350 Cf. n. 41 de § II, 2.1.3. 351 El mismo componente indefinido que aliud y el carácter negativo de nihil posee la estructura comparativa nec aliter... quam, cuyo valor intensificador es sustituido en el Senile por una correlación modal-condicional en [Bat. 479] (la condicional también se encuentra en latín) y por una consecutiva intensiva en [Bat. 478]: (c) G. Atque ibi recreatus redeo nouus hospes in vrbem, nec aliter saluto ac salutor, quam si renauigassem ex insulis nuper inuentis [Sen, lín. 170-171, p. 380]. -G. y despues quemehe bien recreado : como nueuo huesped me bueluo ala cibdad : donde assi saludo y soy saludado delos que topo: como si viniesse delas yslas nueuamente descubiertas [Bat. 479, lín. 22-26, f. XXIIr]. -G. E despues que alli he tomado solaz algunos dias/ bueluo tan nueuo ala cibdad que todos me visitan y los visito/ como si viniesse delas indias [Bat. 478, lín. 20-23, f. x6v]. 352 O más bien, como apunta la [NGLE: 2993] «sustitutiva, ya que la información que sigue a sino no es la que resulta excluida, sino más bien la que ha de ocupar el lugar de la que se excluye en el fragmento precedente». <?page no="204"?> 204 -G. y yo de ninguna otra cosa tengo cuydado/ sino de biuir bien a mi plazer [Bat. 478, lín. 2-4, f. x6v]. (162) E: Atque istos nihil aliud quam salutas? An ab his quoque mendicas aliquid? [Pp, lín. 1589-1590, p. 174] -E: A estos no hazes mas de saludarlos? o pides les alguna cosa [Bat. 479, lín. 7-8, f. IXr]. -E: y a estos hazes mas de saludallos con acatamiento o demandas les tambien algo? 353 [Bat. 478, lín. 1-2, f. e4v] De los ejemplos aducidos hasta el momento puede colegirse que la negación forma parte activa de diferentes estrategias intensificadoras. Así ocurre también con la tradicional figura retórica de la lítotes, muy apreciada por Erasmo, pero no tanto por los traductores quienes a veces la conservan, como [Bat. 479] en (163) y [Bat. 478] en (164), y otras la obvian, como [Bat. 478] en (163) y [Bat. 479] en (164), con riesgo de que se pierda la expresividad del enunciado. Aunque se trate de una figura retórica, no hay por qué suponer que se trata de una estrategia propia de la escrituralidad, pues la lítotes es un recurso comunicativo frecuente incluso en la conversación coloquial y que, por tanto, se puede considerar un mecanismo apropiado para conseguir la verosimilitud conversacional propia del discurso dialógico: (163) G: Quo praeceptore? Pa: Eo qui nihil non docet, ventre [Sen, lín. 351-352, p. 385]. -G: G: Quien fue tu preceptor? Pa: Aquel que ninguna cosa dexa de 354 enseñar: el vientre [Bat. 479, lín. 22-23, f. XXVIv]. -G: Pues di me que maestro te la enseño? Pa: Quien? el estomago que enseña quantos officios ay [Bat. 478, lín. 7-9, f. y3v]. (164) E: Religiosior tu quidem es, quam pro aetate. G: Imo nullam aetatem non decet religio [Pp, lín. 1515-1516, p. 172]. -E: Masreligioso eres que lo pidetu hedad. G: Antes a toda hedad conuiene la religion [Bat. 479, lín. 23-2, f. VIIr-VIIv]. -E: Mas deuoto y religioso me parece que eres delo que se suele hallar en otros de tu edad. G: Antes me parece ami que ninguna edad ay enque no conuenga al hombre biuir religiosamente [Bat. 478, lín. 27-2, f. e2r-e2v]. Los fenómenos relacionados con la intensificación lingüística se prodigan en las adiciones que los diferentes traductores introducen en sus textos. La mayoría de ellas tiene que ver, como es también muy frecuente en latín, 353 La pérdida de la negación aquí queda justificada por la polaridad negativa que asume la modalidad interrogativa (cf. Del Rey 2013f). 354 Dexar de se imbrica aquí en el contexto negativo favorable a la lítotes. <?page no="205"?> 205 con mecanismos de focalización. Existen diferentes estrategias lingüísticas para conseguir el foco; ya se han visto algunas al considerar los modos de intensificación que derivan del texto fuente y también cuando se trataron los verbos de lengua (cf. § II, 2.1.1). Y es que, efectivamente, el uso de verbos de lengua es un mecanismo eficaz para realzar el contenido informativo de todo un enunciado que sigue, como se ve en los siguientes ejemplos en los que dichos verbos aparecen como infinitivos dentro de una perífrasis deóntica; en (165), además, el adverbio se añade para valorar la justicia de lo que se va a enunciar, mientras que en (166) la lítotes contribuye asimismo a destacar retóricamente la forma en que se presenta la enunciación: (165) E. Sed vt nunc sunt hominum mores, solus viuat oportet, qui velit abesse a malorum consortio [Pp, lín. 1769-1771, p. 179]. -E. porque segun oy sonlas costumbres de los hombres: justamentese puede dezir queaquel solo biue que se apartadela conuersacion delos malos [Bat. 479, lín. 26-4, f. XVr-XVv]. (166) E: Multa tamen incommoda habet negociatio [Sen, lín. 405, p. 386]. -E: No se puede negar que no traya la mecaderia consigo muchos daños y perdidas [Bat. 478, lín. 5-6, f. y5r]. En otras ocasiones, el relieve informativo se consigue mediante la adición de una expresión que atribuye veracidad al enunciado y que se puede considerar prácticamente un marcador de modalidad epistémica (§ II, 2.5.1). En (168), es interesante el orden de la fórmula modal con focalización en la expresión: (167) E: Nec mirum, nam nihil malorum non docet ocium [Pp, lín. 1769, p. 179]. -E: Bien hazes porque es verdad que la ociosidad enseña muchos males [Bat. 479, lín. 24-26, f. XVr]. (168) G: Somnus aliquanto deterior est [Sen, lín. 186, p. 380]. -G: Uerdad es que no duermo tan bien [Bat. 478, lín. 20-21, f. x7r]. Otras veces, la relevancia que el locutor confiere a lo que está a punto de decir se manifiesta a partir de la adición de una frase marcada en lo que se refiere al orden de los constituyentes y en la que se incluye algún elemento que se proyecta catafóricamente al enunciado que introduce; este elemento (generalmente el sustantivo cosa) funciona como el núcleo del complemento de un adjetivo cuya carga semántica también aporta un índice alto de expectatividad que mantiene instantáneamente en vilo al interlocutor. A menudo se trata de una mera fórmula introductoria de enunciados interrogativos sustituta de la frase exhortativa latina dic mihi: <?page no="206"?> 206 (169) G: Dic mihi, quum tam subinde nouam vestem sumeres ac velut in aliud animal transformareris, qui potuisti seruare decorum? [Sen, lín. 397-398, p. 386] -G: De vna cosa estoy espantado : mudando te tantas vezes de vn habito en otro / como podias guardar aquella manera que se requiereeen [sic] cada vno? [Bat. 478, lín. 20-23, f. y4v] También es muy frecuente el añadido de estructuras ecuacionales 355 para intensificar la fuerza ilocutiva de una pregunta en la que los intérpretes castellanos hacen que el personaje se implique de una manera más evidente. El más común es el pronombre neutro lo seguido del relativo (170, 171 y 172), pero también el femenino plural (173) e incluso el pronombre demostrativo neutro (174), con función de deíctico textual, a veces sustituyendo a otras unidades deícticas (por ejemplo al adverbio de lugar latino hic): (170) X: Quid faciam? [Um, lín. 401, p. 312] -X: Que es lo que tengo de hazer? [Bat. 479, lín. 2-3, f. CXVII] (171) E: Quid ego audio? [Um, lín. 44, p. 302] -E: Que es lo que oyo? [Bat. 474, lín. 10-11, f. a3v] (172) E. Verum quid obstat quo minus eatis? [Sen, lín. 20, p. 376] -E. Pero veamos: que es lo que aqui os detiene? [Bat. 478, lín. 26-27, f. x2r] (173) E: Quas nouas aues hic ego video? [Sen, lín. 3, p. 375] -E: QUe nueuas aues son las que veo [Bat. 479, lín. 16, f. XVIIv]. (174) E: Quid hic ab illo flagitas? [Pp, lín. 1576, p. 173] -E: Dime que es esto que pides a dios con tanta importunidad? [Bat. 479, lín. 12-13, f. IXr] Otras estrategias de focalización que ponderan el valor informativo del enunciado por encima del nivel que este tenía en latín están relacionadas más directamente con la negación. Ya se vio el valor exclusivo de la conjunción sino que se utiliza frecuentemente en nuestros coloquios como foco discursivo: (175) E: Lana Britannica est, tinctura Veneta. X: Mollicies byssum superat [Um, lín. 11-12, p. 301]. -E: La tela de Londres es/ mas el tinte no es sino de Uenecia. X: Blando es como seda [Bat. 478, lín. 15-16, f. g2v]. (176) X: Viro. Mihi cum belua res est [Um, lín. 306, p. 310]. -X: Bien dizes marido : pero el mio no es sino vna bestia fiera [Bat. 479, lín. 5-6, f. CXIIIIv]. 355 Cf. n. 24 de § II, 2.1.2. <?page no="207"?> 207 También, sin embargo, se emplea el valor contrastivo de esta conjunción, según el cual se destaca un segmento del discurso (precisamente aquel sobre el que no actúa el foco de la negación 356 ) por encima de otro u otros que aparecen sintagmáticamente en el mismo enunciado (al que o a los que afecta dicho foco y al que o a los que, generalmente, sustituye la secuencia introducida por sino). El segmento negado, en los ejemplos, suele incorporar un elemento deíctico que se refiere en anáfora a algo dicho previamente -el pronombre neutro esto en (177) y el adverbio de modo así en (178)-. En este último ejemplo, la conjunción sino desaparece y el que se deja interpretar como una conjunción introductora de un enunciado justificativo que explica la negación previa, de manera que el contraste que provoca la confrontación de ambas secuencias de discurso sigue siendo igualmente efectivo: (177) X. Deinde quum mihi temulentus ad multam noctem redit domum [Um, lín. 31- 32, p. 302]. -X. y no le basta esto sino que muchas vezes harto de vino viene a medianoche [Bat. 478, lín. 15-16, f. g3r]. (178) Pa: Verum fortasse narras, sed interim miser excidi ab vxore [Sen, lín. 274, p. 383]. -Pa: Uerdad me parece ami lo que dizes / pero no me sucedio assi/ que tras este daño perdi luego el casamiento que me trayan [Bat. 478, lín. 12-15, f. y1v]. Se encuentra, a la vez, otro tipo de adiciones en los Coloquios que suponen un claro deseo de aumentar la fuerza ilocutiva de lo dicho. Con bastante frecuencia se trata de adverbios de cantidad (mucho, muy, harto) y de modo (bien) que, sobre todo cuando complementan a adjetivos, acrecientan el grado de atribución de estos. También encontramos alguna vez el adjetivo antepuesto gran. No es habitual, sin embargo, el empleo del superlativo en -issimo 357 . Todos estos recursos aditivos aparecen también repetidamente en traducciones medievales, como en la del Roman de Troie estudiada por Chevalier y Delport (1989-1990: 102), quienes se refieren aquí a la multiplicación de los cuantificadores y superlativos cuyo efecto es el de «majorer la diversité et l’abondance»; y en la Biblia de Arragel, para la que Andrés Enrique (2004: 102) habla en estos casos de «expansión expresiva». Es, pues, esta una tendencia compartida por traductores de diferentes épocas que puede explicarse como el deseo, consciente o inconsciente, de volcar la dignidad que atribuían al latín en el castellano mediante la amplifica- 356 «El foco de la negación es un segmento insertado casi siempre en el ámbito sintáctico de esta. Se interpreta como el elemento que aporta la información que se excluye, se niega o se rechaza, de forma que los demás elementos que la negación abarca no se ven afectados por ella» [NGLE: 2993]. 357 Cf. n. 57 de § II, 2.3. <?page no="208"?> 208 ción de la frase, lo que explicaría también la frecuencia con que un gran número de traductores castellanos y renacentistas recurre al desdoblamiento sinonímico de términos latinos. Se trataría, pues, en este caso, de la recurrencia a un procedimiento cuantitativo para traducir una característica cualitativa del original. Con respecto al adverbio muy, Donnelly (1979: 86) escribe que se trata de un mecanismo de influencia en el lector, en tanto que dicho adverbio tiene la función de avivar la escena en la imaginación de este. Duda, sin embargo, el autor de si la persistente adición de este adverbio supone más bien un empleo amplificativo o retórico, es decir, si lo que los traductores buscan es la proliferación de la figura de la anáfora 358 . Sea como fuere, mediante la adición del adverbio (muy, harto, mucho), parece que los traductores castellanos -y téngase en cuenta que este tipo de añadidos es tal vez el más generalizado en las traducciones de todos los autores y de todos los coloquios- consiguen destacar la atribución que supondría un solo adjetivo y ponderan la cualidad intensificándola para dar mayor relieve enunciativo al elemento que así destacan: (179) E. Is duxerat puellam virginem [Um, lín. 184, p. 306]. -O. este se caso con vna donzella harto moça [Bat. 478, lín. 28-1, f. a7r-a7v]. (180) Pa: Imo sanctius quiddam [Sen, lín. 372, p. 386]. -Pa: E aun muy mas santa era [Bat. 478, lín. 6, f. y4r]. (181) E: Laudo quod sic es religiosus [Pp, lín. 1746, p. 178]. -E: Huelgo mucho en que assi eres religioso [Bat. 479, lín. 11-12, f. XIIIIv]. El adverbio bien es asimismo un recurso intensificador frecuente que, cuando incide sobre formas verbales, acrecienta la fuerza ilocutiva de estas en el discurso y confiere al locutor mayor responsabilidad enunciativa: (182) X: Noui [Um, lín. 256, p. 308]. -X: Muy bien le conozco 359 [Bat. 478, lín. 5, f. h2r]. (183) X: sentit me non esse mutam [Um, lín. 37, p. 302]. -X: El siente bien que no soy muda [Bat. 474, lín. 4-5, f. a3v; Bat. 479, lín. 7-8, f. CVIv]. 358 «If so [si fuera lo cierto que predomina la intención retórica], it indicates that he [uno de los traductores anónimos del Funus] saw the activity of translation as part of the art of rhetoric, and that we should regard the amplification of the text as itself a rhetorical exercise in the ‘rich style’ advocated by Erasmus in his De copia verborum ac rerum» (Donnelly 1979: 87). 359 En este caso hay un doble mecanismo de intensificación: el adverbio muy y el adverbio bien. <?page no="209"?> 209 (184) X: Sensisset sibi cum viragine rem esse [Um, lín. 51, p. 302]. -X: El sintiera bien: que lo auia con muger varonil [Bat. 474, lín. 16-17, f. a3v; Bat. 479, lín. 23-24, f. CVIv]. También se halla la adición del adjetivo grande, casi siempre antepuesto y apocopado, como mecanismo de intensificación que actúa sobre los sustantivos, en alguna ocasión empleado en modo superlativo (187): (185) E. Non sine augurio dictus es Polygamus [Sen, lín. 224, p. 381]. -E. no sin gran aguero te llamas poligamo [Bat. 479, lín. 14-15, f. XXIIIv]. (186) G: O constantiam [Sen, lín. 302, p. 384]. -G: O gran constancia [Bat. 479, lín. 13, f. XXVv]. -G: O gran constancia de hombre [Bat. 478, lín. 27, f. y2r]. (187) E: Nihil verius [Sen, lín. 97, p. 378]. -E: La mayor verdad del mundo dizes [Bat. 478, lín. 21-22, f. x4r]. Otros procedimientos con los que se consigue potenciar la fuerza ilocutiva de lo que se dice residen más en la sustitución que en la adición. En este sentido, es significativo el cambio de modalidad enunciativa que se produce cuando se recurre a la interrogación retórica en lugar de la afirmación más categórica que encontramos en el original. El carácter asertivo de las interrogativas ha sido puesto de manifiesto por numerosos autores, como se verá en el subapartado de modalidad enunciativa (§ II, 2.4), por lo que la sustitución que se hace en nuestros coloquios no modifica en el fondo la intención informativa que se busca en boca del personaje, sino que simplemente modifica de manera considerable la fuerza de la enunciación y la estructura argumentativa del discurso: (188) Pa. Nihil religiosius ordinibus mendicantium [Sen, lín. 383, p. 386]. -Pa. Que cosa ay mas religiosa que las ordenes de los mendigantes [Bat. 478, lín. 23-25, f. y4r]. (189) X. Vides quam sim pannosa [Um, lín. 18, p. 301]. -X. No me vees qual ando rota [Bat. 478, lín. 24-25, f. g2v]. Añadidos de diversa naturaleza sirven para dar un relieve significativo al enunciado gracias a la carga semántica de los elementos constituyentes. En ocasiones se trata de complementos circunstanciales que en el contexto amplifican el ámbito predicativo del verbo: (190) G. ac veluti procul stans nec audens attollere oculos ad patrem Deum quem offendi [Pp, lín. 1645-1646, p. 175]. -G. y casi de lexos puesto ante el acatamiento diuino no oso alçar los ojos al padre celestial a quien conozco auer ofendido [Bat. 478, lín. 14-16, f. e6r]. <?page no="210"?> 210 (191) G: Miseret me tui [Sen, lín. 277, p. 383]. -G: Por dios que me pesa en el alma desso [Bat. 478, lín. 18-19, f. y1v]. Otras veces, más que de adiciones, habría que hablar, una vez más en este caso, de sustituciones de expresiones más o menos neutras enunciativamente por otras cuya carga semántica es mayor. Así se pueden entender los siguientes ejemplos: en (192), permitto es traducido como holgaré, lo que supone mayor grado de aceptación por parte del interlocutor; e igualmente en (193), solito ‘que lo acostumbrado’ se transforma en nunca como agora, de manera que el ámbito de comparación temporal se polariza hasta el extremo para dar lugar a una solución más expresiva: (192) E: Mea Xanthippe, permittis mihi vt liberius loquar apud te? X: Permitto [Um, lín. 74-75, p. 303]. -O: Xantipe hermana mia auras por bien que te diga libremente mi parecer? X: Antes holgare de ello [Bat. 478, lín. 9-11, f. g4r]. (193) X. Videre mihi solito formosior [Um, lín. 4-5, p. 301]. -X. Nunca tan hermosa me paresciste: como agora [Bat. 474, lín. 5-6, f. a3r]. Una estrategia de intensificación común a los traductores de los Coloquios es la introducción de interjecciones que confieren una mayor verosimilitud al diálogo, pues la conversación cotidiana hace gran uso de ellas. Aumenta así la teatralidad de los personajes y la fuerza del enunciado. Se hallan, por un lado, interjecciones propiamente dichas, formadas por una sílaba (194, 195) o dos (196, 197, 198); y, por otro, locuciones interjectivas 360 (199, 200, 201, 202), todas indicadoras de la naturaleza exclamativa de los enunciados 361 : (194) X: Infelix vero vxorum conditio [Um, lín. 151, p. 305]. -X: O desuenturado el estado de las mugeres [Bat.474, lín.23, f. a5r; Bat. 479, lín. 11-14, f. CIXv]. (195) Po: Salue multum, exoptate Eusebi [Sen, lín. 8, p. 375]. -Po: O mi desseado Eusebio vengais muy en buen hora [Bat. 478, lín. 9-10, f. x2r]. (196) E: Homines plane mundo mortuos [Sen, lín. 297, p. 383]. -E: Oho/ essos del todo estan muertos al mundo [Bat. 478, lín. 22-23, f. y2r]. (197) E. Sed visne vt illis imponamus? [Sen, lín. 22, p. 376] 360 Cf. [NGLE: 2483-2484]. 361 Aparte de los motivos de implicación discursiva que puedan ser señalados a este respecto habría que considerar razones puramente materiales, como el uso ritualizado de estas expresiones interjectivas introductorias de enunciados exclamativos como marcas de impresión meramente formales. Agradezco a mi compañero Álvaro Octavio de Toledo y Huerta sus edificantes comentarios a este respecto. <?page no="211"?> 211 -E. pero daca quieres que los engañemos? [Bat. 478, lín. 1-2, f. x2v] (198) Pa: Demiror istuc nunc denique tibi venire in mentem vt rogares, ac non multo ante percontatum fuisse [Sen, lín. 344-345, p. 385]. -Pa: Ara por dios yo me espanto: que agaurdasses a preguntarme esso hasta agora [Bat. 478, lín. 28-2, f. y3r-y3v]. (199) E: Quas nouas aues hic ego video? [Sen, lín. 3, p. 375] -E: Ualame dios! que nueua manera de gente es aquella? [Bat. 478, lín. 1-2, f. x2r] (200) E: Profecto sic res habet. Quid rei in causa? [Sen, lín. 48, p. 376] -E: Por mi fe que teneis razon / Ualame dios que sera la causa? [Bat. 478, lín. 12-13, f. x3r] (201) E: Crudele consilium. Scio vtrum elegeris mitius mortis genus [Sen, lín. 282, p. 383]. -E: O valame dios / las carnes me tiemblan de oyr tal determinacion / Aun que bien se yo que escogerias de estas dos muertes la mas liuiana [Bat. 478, lín. 27-2, f. y1vy2r]. (202) G: O grauem corporis macerationem [Sen, lín. 311, p. 384]. -G: O hi de puta que fuerte penitencia para el cuerpo es essa [Bat. 478, lín. 11-12, f. y2v]. Por último me referiré a un procedimiento intensificador y cohesivo a la vez que consiste en la repetición de ciertas palabras y/ o raíces de la misma palabra en figura etimológica o en poliptoton. El resultado es que, frecuentemente, la amplificación resulta un tanto redundante: el traductor insiste en la idea que quiere dejar clara y a la vez favorece la cohesión del discurso 362 : (203) G: Sed illi confiteor, qui solus remittit peccata, cui est potestas vniuersa [Pp, lín. 1729, p. 178]. -G. mas yo a menos costa lo hago porque esta confession de cada dia hago la a aquel que solo puede perdonar los pecados porque tiene poderio sobre todas las cosas [Bat. 478, lín. 21-24, f. f2r]. (204) G: Nobis quidem difficillimum est, sed auxiliante Cristo facile est [Pp, lín. 1763, p. 179]. 362 La redundancia está relacionada con el nivel de informatividad de un texto: «Cuando existe un entorno apropiado para desarrollar más recursos de procesamiento y, sobre todo, cuando se dispone de más tiempo para realizar la producción textual, habitualmente la repetición se mantiene controlada y dentro de unos límites razonables. Si se frecuenta indebidamente el procedimiento de repetición, entonces desciende de manera significativa el nivel de informatividad del texto» (de Beugrande y Dressler 1972 [1997]: 99). En el caso de las traducciones de los Coloquios, la repetición no es fruto de una elaboración más apresurada, sino que tiene un claro valor estilístico y, además, a la redundancia informativa la guía un fuerte interés moralizante por parte de los intérpretes. <?page no="212"?> 212 -G: A nosotros cosa difficultosa y aun impossible si a nuestras fuerças miramos es: pero a christo todo le es possible por lo qual con su fauor nos podra ser a nosotros facil [Bat. 478, lín. 23-26, f. f3r]. (205) Pa: Non omnibus omnia congruunt, mihi nullum magis arridet, quam hoc quod sequutus sum [Sen, lín .403-404, p. 386]. -Pa: Unas son para vnos/ otras para todos/ no es todo para todos/ quanto a mi ninguna me agrado mas que esta que tengo [Bat. 478, lín. 2-5, f. y5r]. 2.4. Modalidad enunciativa: exclamación y mandato Con anterioridad me he referido a la diferencia entre modalización y modalidad. En el presente apartado se estudiarán algunas de las modalidades enunciativas que habitualmente son consideradas como marcadas frente a la modalidad propiamente enunciativa o aseverativa, la no marcada que, como tal, se obviará en este apartado. Como muestra de la subjetividad del hablante ante lo enunciado, las modalidades de la enunciación representan un ámbito de estudio esencial al discurso dialógico, pues en él es constante la construcción y mezcla de segmentos marcados enunciativamente que constituyen una de las características más acusadas de la(s) tradici[ó]n(es) discursiva(s) del diálogo literario, frente a otras, como por ejemplo la crónica o la de los textos jurídicos, más homogéneos y monótonos en este sentido. Dedicamos las siguientes páginas al análisis de los enunciados exclamativos e imperativos. Por supuesto, los enunciados interrogativos son especialmente frecuentes en el discurso dialógico, lo que no debe sorprender dado el tipo textual del que se trata. Por cuestiones de espacio, sin embargo, obviamos en este libro su estudio dada la atención que ya les hemos prestado en otros trabajos que el elector puede considerar un anexo fundamental a este apartado 363 . 2.4.1. Enunciados exclamativos Los enunciados exclamativos son generalmente definidos como actos de habla expresivos (Alonso-Cortés 1999: 3996; López Fonseca 2009: 455) y, como tales, se encuentran fácilmente en el discurso dialógico, pues se emplean para mostrar la implicación conversacional en el transcurso de la interacción y para expresar juicios subjetivos sobre aspectos generales que tienen que ver con el contenido del diálogo o cuestiones más concretas sobre la situación enunciativa, el receptor o el propio emisor del discurso. Como indicadora de la modalidad exclamativa es habitual la presencia de operadores exclamativos (Alonso-Cortés 1999) constituidos por pro- 363 Cf. Del Rey (2013e) y, sobre todo, Del Rey (2013f). <?page no="213"?> 213 nombres de este tipo, tal como vemos en los ejemplos (206 y 207), tanto en latín como en las traducciones: (206) X. Quam vero blandus purpurae color! [Um, lín. 12, p. 301] -X. O que hermosa color de grana [Bat. 474, lín. 12, f. a3r; Bat. 479, lín., f.]. (207) Pa: At nunc quanta inaequalitas! [Sen, lín. 46, p. 376] -Pa: E agora quan desiguales parecemos! [Bat. 479, lín. 24, f. XVIIIv] -Pa: y mira quanta desproporcion ay agora [Bat. 478, lín. 9-10, f. x3r]. Así como se vio con anterioridad (cf. § II, 2.3) que la adición de interjecciones es frecuente como marca explícita de modalidad, también es normal su presencia en el texto fuente, aunque, según los traductores, a veces se opta por omitirlas: (208) X: O te felicem, cui talis contigit sponsus [Um, lín. 15, p. 301]. -X: O bienauenturada tu: que tal marido te cayo en suerte [Bat. 474, lín. 14-15, f. a3r; Bat. 479, lín. 23-24, f. CVv]. -X: Bienauenturada tu que tal marido hallaste [Bat. 478, lín. 20-21, f. g2v]. -E: Bienauenturada tu que tal marido te cayò en suerte [Luj, lín. 19-20, f. 27v]. (209) O vere Τιθωνοῦ γῆρας, quod aiunt [Sen, lín. 55, p. 377]. -E: O verdadera mente como dizen vejez de Titono [Bat. 479, lín. 7-8, f. XIXr]. -E: Bienauenturada vejez/ que es enlos años y no se parece enel gesto ni en la salud [Bat. 478, lín. 20-22, f. x3r]. (210) G: O constantiam [Sen, lín. 302, p. 384]. -G: O gran constancia [Bat. 479, lín. 13, f. XXVv]. -G: O gran constancia de hombre [Bat. 478, lín. 27, f. y2r]. Incluso cuando en latín la única señal exclamativa evidente -aparte del uso del acusativo, caso prototípico de las construcciones nominales exclamativas- es la interjección (que es o en aproximadamente el 90% de los casos), algunos intérpretes prefieren incluir también el pronombre exclamativo (211 y 212) y hasta ciertas expresiones coloquiales que acentúan la expresividad del enunciado, como ocurre en la versión de [Bat. 478] en (211): (211) G: O grauem corporis macerationem [Sen, lín. 311, p. 384]. -G: O que graue maceracion del cuerpo [Bat. 479, lín. 23-24, f. XXVv]. -G: O hi de puta que fuerte penitencia para el cuerpo es essa [Bat. 478, lín. 11-12, f. y2v]. (212) E: O senem impie pium [Sen, lín. 364, p. 385]. -E: O viejo cruelmente piadoso [Bat. 479, lín. 10, f. XXVIIr]. -E: O que gentil santidad [Bat. 478, lín. 23-24, f. y3v]. <?page no="214"?> 214 En cuanto al reparto de enunciados exclamativos en nuestro corpus, llama la atención el escaso porcentaje de estos en el Pietas puerilis, en cuyo texto fuente no se ha registrado ni siquiera uno, sino solo en la traducción de Virués, quien imprime más expresividad a un enunciado asertivo del personaje para destacar la indignación con el contenido del discurso, lo que se hace también patente en las adiciones, de intención moralizante, que se integran en la intervención (213). 17 enunciados exclamativos se reparten equitativamente entre el Uxor mempsigamos y el Senile, datos que, contrastados con los del Pietas puerilis, evidencian una vez más el carácter por momentos más coloquial o, por lo menos, más expresivo de aquellos con respecto a este: (213) G. Et statim a sacro se conferunt vel ad negociationem vel ad praedam vel ad aulam, vbi, si quod per fas nefasque gerunt, successerit, missae imputant [Pp, lín. 1666-1668, p. 176]. -G. los quales en acabando la de oyr luego se van alosnegocios del mundo: o a robar o a palacio: y qualquiera cosa que les sucede delo que bien o mal hizieron lo atribuyen ala missa [Bat. 479, lín. 26-4, f. XIv-XIIr]. -G. y en saliendo de la yglesia se van a trafagar/ engañar/ y robar/ o se van a palacio/ y a otros lugares publicos y aparejados : mas para perder el tiempo porque no digamos la conciencia que no para ganar hazienda / y sy alli a tuerto o aderecho jugando/ o mintiendo/ maldiziendo/ o cohechando/ algo les sucediere a su proposito todo lo atribuyen aque aquel dia auian oydo missa! 364 [Bat. 478, lín. 27-6, f. e6v-e7r]. 2.4.2. Enunciados imperativos y desiderativos En numerosas ocasiones se han destacado las concomitancias entre los enunciados imperativos y los desiderativos (cf. [NGLE: 3138-3145]). También ambos tipos se relacionan de manera obvia con la exclamación, de la que quedó destacado su carácter expresivo que comparten igualmente las modalidades que se analizan en este apartado. La modalidad optativa o desiderativa se ha asociado con frecuencia a enunciados en subjuntivo independiente con sujeto de tercera persona. Tal es el caso de los ejemplos (214 y 215). En (214) se emplea un subjuntivo morfológicamente arcaico, frecuente en autores preclásicos y, ocasionalmente, también en tardíos (cf. [OLD] s. v. facio): (214) X: Superi male faxint, qui ius hoc nobis ademerunt [Um, lín. 83, p. 303]. -X: Mal haga dios alos que tal derecho nos quitaron [Bat. 47, lín. 14-15, f. a4r; Bat. 479, lín. 14-15, f. CVIIv]. -X: Malle haga dios aquien essa ley reuoco [Bat. 478, lín. 21, f. g4r]. 364 Aunque la expansión es, efectivamente, en Virués más expresiva que el enunciado del original latino, es sobre todo un criterio tipográfico el que nos ayuda a constatar el carácter exclamativo de la intervención del personaje en la versión castellana, criterio no exento de problemas, como advertí en la n. 15 de § II, 2.1.1. <?page no="215"?> 215 -E: No se que mouio a quien tal derecho quito [Luj, lín. 11-12, f. 30v]. Como aquí, también en (215) se usa el subjuntivo desiderativo para expresar un deseo que requiere la colaboración de entidades sobrenaturales, o bien, como en (216), funciona simplemente como saludo, en una expresión impersonal que se resuelve en [Bat. 479] con un enunciado en que se alude directamente a la segunda persona y en [Bat. 478] con otro en que se vuelve a aludir a una voluntad divina como sustento del buen deseo: (215) X: Christus bene fortunet, quod agimur [Um, lín. 423, p. 313]. -X: Jesu christo ponga su mano: en esto que hazemos [Bat. 474, lín. 12-13, f. a9v]. -X: Jesu christo ponga su mano enello [Bat. 479, lín. 14-15, f. CXVIIv]. -X: Plega a jesu christo que nos de buena man derecha [Bat. 478, lín. 27-28, f. h5v]. -E: Y plega a Dios que el te guie,y ponga la mano en ello y vaya contigo [Luj, lín. 16-18, f. 53r]. (216) G: Bene sit tibi, vir optime [Sen, lín. 9, p. 375]. -G: En buen ora estes buen varon [Bat. 479, lín. 2-3, f. XVIIr]. -G: Dios te de lo que desseas hombre honrrado [Bat. 478, lín. 11, f. x2r]. Con la tercera o primera persona en subjuntivo independiente es frecuente el empleo del operador discursivo utinam 365 ‘ojalá’, traducido generalmente por la expresión desiderativa plega/ pluguiesse a dios que, plegate dios/ señor que 366 : (217) Po. Atque vtinam Pampirus narret nobis suae quoque vitae fabulam, qui satis belle portat aetatem [Sen, lín. 243-245, p. 382]. -Po. plega a dios que tambien pamphilo nos cuente lafabula desu vida el qual assazbellamentetrae consigo la edad [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXIIIIr]. -Po. Pluguiesse a dios que Pampiro quisiesse dezir nos la orden que ha tenido en su vida que deue ser buena : pues tiene la dispusicion tan conforme ala edad [Bat. 478, lín. 17-20, f. x8v]. (218) G. Ad haec verba sic mecum loquor Christo: Vtinam vere sim azymus purus ab omni fermento maliciae [Pp, lín. 1680-1681, p. 176]. 365 Sobre este tipo de construcciones comenta López Fonseca (2009: 457) que «el subjuntivo [junto a utinam] se emplea para expresar el deseo del hablante en relación con un estado de cosas que todavía no se ha producido». 366 Solo en una ocasión he encontrado el adverbio oxala, en el siguiente ejemplo de Virués, mientras el traductor anónimo del Pietas purilis prefiere la expresión que se acaba de comentar: (d) G: Vtinam et praecurras [Pp, lín. 1832, p. 181]. -G: Pluguiesse a dios que tanto corriesses que passasses adelante [Bat. 479, lín. 2-3, f. XVIIv]. -G: Oxala me pasasses adelante [Bat. 478, lín. 22-23, f. f5r]. <?page no="216"?> 216 -G. aestas palabras que oygo assi hablo comigo endereçando lo a christo : plega a dios que yo sea verdaderamente pan cenceño libre de toda leuadura de malicia [Bat. 479, lín. 22-25, f. XIIr]. -G. A estas palabras quando las oyo hablo desta manera entre micon jesu christo. Plegate señor que yo sea limpio y puro dela leuadura de maldad [Bat. 478, lín. 6-9, f. e7v]. Otras veces se traduce simplemente por una interjección más conjunción si con la forma del verbo en -ra que, en estos contextos, puede interpretarse sin demasiados problemas como imperfecto de subjuntivo 367 , como se lee en la versión de [Bat. 479] en (219), en una construcción formalmente condicional -sin la apódosis 368 - de carácter optativo; [Bat. 478] prefiere utilizar un operador exclamativo precedido por la interjección, aunque el enunciado continúa estando modalizado por el uso del verbo con la forma de subjuntivo -ra: (219) Pa: Vtinam liceret discere quid agant caeteri nostri sodales, quibuscum tum familiariter viximus! [Sen, lín. 434-435, p. 387] -Pa: O sipudieramos saber lo que hazen los otros nuestros amigos: conlos quales en aquel tiempo tuuimos tanta amistad [Bat. 479, lín. 20-22, f. XXVIIIv]. -Pa: O quanto preciara yo a hora poder saber lo que hazen los otros compañeros y amigos que tuuimos enel estudio [Bat. 478, lín. 25-27, f. y5v]. La estrecha relación entre enunciados optativos e imperativos se comprueba cuando es la segunda persona, la propia del modo imperativo, la que adquiere un valor desiderativo, al ser empleado el modo subjuntivo, propio de la modalidad optativa (220). Tal relación permite que un traductor ([Bat. 479]) se mantenga fiel al modo verbal y al carácter desiderativo del enunciado, mientras que el otro potencia el carácter directivo de la expresión utilizando una forma de imperativo: (220) G: Velis tantummodo [Pp, lín. 1637, p. 175]. -G: Tan solamente quieras que tu luego lo podras hazer [Bat. 479, lín. 5-6, f. XIr]. -G: Quierelo/ que muy gran parte dela virtud posee el que verdaderamente la quiere [Bat. 478, lín. 26-28, f. e5v]. Algunos de los enunciados desiderativos en primera persona del singular fueron comentados cuando se trató de las estrategias de focalización al principio del período oracional (cf. § II, 2.3). Estos enunciados son fre- 367 En esta época todavía los valores de -ra en el paradigma verbal no estaban plenamente delimitados. 368 De este tipo de oraciones da cuenta Lapesa (2000c: 838): «[c]on este subjuntivo optativo, ya de posibilidad, ya irrealizable, puede aparecer la conjunción condicional si, como si la expresión del deseo fuera la prótasis de un período condicional cuya apódosis se hubiera omitido». <?page no="217"?> 217 cuentes cuando sigue un segmento condicional negativo (cf. § II, 4.4.4), como ocurre en (221 y 222) 369 . Las traducciones dadas a los verbos en primera persona del subjuntivo son originales y exhiben un tono coloquial - cf., por ejemplo, la solución de Virués en (222)- apreciable en la construcción con acusativo interno mala muerte yo muera, que traduce, como si de una fórmula se tratara, tanto dipeream como emoriar, ambos ‘muera’: (221) X. Dispeream, nisi saepe pudet me prodire in publicum, cum video quam cultae sint aliae, quae multo pauperioribus nupsere maritis [Um, lín. 19-21, p. 302]. -X. Mala muerte yo muera si muchas vezes no he empacho de salir do me vean: viendo quan atauiadas estan otras: que se casaron con muy mas pobres maridos [Bat. 474, lín. 20-22, f. a3r]. -X. Mala muerte yo muera si muchas vezes no he empacho de salir do gentesme vean: viendo quan atauiadas estan otras que se casaron con muy mas pobres maridos que yo [Bat. 479, lín. 6-10, f. CVIr]. -X. Nunca yo biua si muchas vezes no he verguença de salir de casa viendo quan adereçadas yvestidas andan otras mas pobresque yo [Bat. 478, lín. 26-1, f. g2v-g3r]. (222) X: Emoriar, nisi malim dormire cum scropha, quam cum tali marito [Um, lín. 35, p. 302]. -X: El diablo me lleve sino querria mas dormir con vna puerca parida: que con tal marido [Bat. 474, lín. 2-3, f. a3v]. -X: Mala muerte yo muera sino querria mas dormir con vna puerca parida que con tal marido [Bat. 479, lín. 4-5, f. CVIv]. -X: Mala muerte yo muera sino querria mas acostarme con vn puerco que conel [Bat. 478, lín. 20-21, f. g3r]. -X: Mal me haga Dios sino querria algunas vezes dormir cabe vna puerca parida que no a par del [Luj, lín. 3-5, f. 29r]. Los enunciados imperativos han sido definidos más tradicionalmente como aquellos actos verbales mediante los cuales se solicita algo (cf. [NGLE: 3129]). Su morfología prototípica es la de segunda persona, aunque los sujetos también pueden ser de tercera persona y de primera persona del plural. El modo imperativo es frecuente en el discurso dialógico, que pone en relación interaccional al menos dos sujetos hablantes. En el corpus que constituye el núcleo de este trabajo, cabe destacar que 31 de los 62 enunciados imperativos contabilizados, es decir, exactamente el 50% del total, contienen como núcleo predicativo un verbo de lengua o percepción. Se trata de un dato significativo en el sentido de que, como se comprueba, un alto porcentaje de los actos de habla exhortativos en estos coloquios supone la solicitud de que se hable, se oiga o se piense algo que tiene que ver con el desarrollo mismo del diálogo. Llama la atención también que 38 de esos 62 enunciados, más de la mitad, se encuentren en el coloquio Uxor 369 El juego de modalidades convierte a estas condicionales en condicionales de la enunciación (cf. [NGLE: § 47.4]). <?page no="218"?> 218 mempsigamos, no solo porque en él son muy frecuentes los actos directivos metacomunicativos sino también los consejos destinados a una mejor relación entre marido y mujer, consejos que asumen el modo imperativo como expresión privilegiada. Lo más habitual es la traducción del imperativo latino por una forma del mismo modo en castellano. Así ocurre en (223 y 224): (223) E: Sed audi finem [Um, lín. 253, p. 308]. -E: Oye pues el fin [Bat. 474, lín. 25-26, f. a7r]. -E: Oye pues la fin [Bat. 479, lín. 4, f. CXIIIr]. -O. Oye me hasta el cabo [Bat. 478, lín. 27, f. h1v]. (224) E. Me accusa, nisi senseris consilium hoc tibi fuisse bono [Um, lín. 292-293, p. 309]. -E. y culpame: si no hallares que yo te he dado buen consejo [Bat. 474, lín. 35-1, f. a8r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CXIIIIr]. -O. y quexa te de mi si no hallares mi consejo auerte aprouechado [Bat. 478, lín. 1- 2, f. h3r]. -D. y sino vieres que te aprouecha, culpa me por ello [Luj, lín. 24-25, f. 49v]. También el imperativo negado que usa las formas de presente de subjuntivo se utiliza cuando en latín hay más variedad en el uso de los modos y tiempos verbales para la orden negativa: ne + pretérito perfecto de subjuntivo (225), ne + imperativo (226): (225) E: Eia, ne dixeris [Um, lín. 291, p. 309]. -E: Ea: no digas tal cosa [Bat. 474, lín. 32-33, f. a7v]. ‒E: Ea ya no me digas tal cosa [Bat. 479, lín. 7-8, f. CXIIIIr]. -O. Ea no digas esso [Bat. 478, lín. 27, f. h2v]. (226) E: Ne metue [Um, lín. 419, p. 313]. -E: No tengas temor [Bat. 474, lín. 7, f. a9v; Bat. 479, lín. 7, f. CXVIIv]. -O: No ayas miedo [Bat. 478, lín. 20, f. h5v]. -D: Pierde cuydado [Luj, lín. 12-13, f. 53r]. A veces, un sintagma nominal puro, que en el contexto se interpreta como acto directivo, se convierte en las versiones en un enunciado predicativo con forma personal en imperativo, lo que revela, una vez más (cf. n. 42 de § II, 2.1.3), la aversión de los traductores hacia este tipo de construcciones: (227) G: Bona verba [Pp, lín. 1504, p. 171]. -G: Habla cortesmente [Bat. 479, lín. 13-14, f. VIIr]. -G: Habla cortes [Bat. 478, lín. 19, f. e2r]. <?page no="219"?> 219 En alguna ocasión he constatado la aparición de un segmento parentético en latín dentro del enunciado que contrarresta la fuerza ilocutiva de la orden. Así, en (228), el verbo obsecro apela a la benevolencia del interlocutor para que tenga a bien la recepción de la exhortación, reduciendo así el aparente ataque a la imagen negativa del oyente. Tal estrategia es traducida fielmente por Virués por otro enunciado parentético (ruegote), mientras que los demás intérpretes optan por la introducción de operadores modales (cf. § II, 2.5.1) como por amor de mi o por tu vida: (228) X: Sed narra nobis, obsecro, quibus artibus pertraxeris maritum ad tuos mores [Um, lín. 107-108, p. 304]. -X: Pues cuentame por amor de mi: con que artes traxiste atu marido atus costumbres [Bat. 474, lín. 9-10, f. a4v]. -X: Dime ruegote con que artes pudiste hazer tu marido a tus costumbres? [Bat. 478, lín. 9-11, f. g5r] -E: Pues cuenta me por tu vida , como lo truxiste a tus costumbres : vsaste por dicha de algunas yeruas o beuedizos,o traes contigo algunas yeruas [Luj, lín. 27-5, f. 31r-31v]. Por lo demás, la introducción de verbos realizativos del tipo que se ha visto en latín, como rogar 370 o suplicar, es una forma corriente en las traducciones de mitigar el impacto de un imperativo considerado demasiado directo o inapropiado para conseguir el propósito que se han marcado los enunciadores: en (229), la obtención de una información; en (230) 371 , la indulgencia del interlocutor: (229) E: Sed age, dic mihi, quibus studiis totum transigis diem? [Pp, lín. 1544, p. 173] -E: Pues emos començado a hablar en esto ruegote me digas en que te ocupas entre dia [Bat. 478, lín. 21-23, f. e3r]. (230) E. posthac videbis me aliam factam. Tantum obliuiscere superiorum [Um, lín. 219-20, p. 307]. -E. de aqui adelante veras como yo sere otra / tan solo te ruego oluides lo passado [Bat.474, lín.16-17, p.a6v]. -E. de aqui adelante veras como yo sere otra / tan solamente te ruego que oluides lo passado [Bat.479, lín.25-27, p.CXII¹v]. -O. pero de aqui adelante vos hallareis que soy otra / solamente os suplico que oluideis todo lo passado [Bat. 478, lín. 20-22, f. g8v]. Así también, la adición de operadores modales como los que se han comentado más arriba cumple, por un lado, con la función mitigadora de sua- 370 Chevalier y Delport (1989-1990: 95-96) ya se dan cuenta de la sustitución del imperativo por la expresión ruego que en la versión castellana del Roman de Troie. 371 Se trata de un pasaje en estilo directo inserto en uno de los relatos de Eulalia en el Uxor mempsigamos. <?page no="220"?> 220 vizar la orden y, por otro, con la intensificadora de dar relieve discursivo al segmento que sigue. La traducción de Luján en (231) es interesante en este sentido, pues el intérprete sustituye el imperativo por un subjuntivo desiderativo precedido por el operador por mi amor más la conjunción que, muchas veces exigida por el modo subjuntivo, expresión que funciona como elemento realizante como si de un enunciado exclamativo se tratase (cf. Fuentes 2009: 270): (231) E. Fac periculum menses aliquot [Um, lín. 292, p. 309]. -E. Haz la esperiencia algunos meses [Bat. 474, lín. 34-35, f. a7v]. -E. Esperimenta lo algunos meses [Bat. 479, lín. 11, f. CXIIIIr]. -O. Prueualo por algunos dias [Bat. 478, lín. 1, f. h3r]. -D. por mi amor que pruebes lo que te digo,siquiera quinze días [Luj, lín. 22-24, f. 49v]. En (232) y (233), el imperativo queda atenuado, aunque en menor medida que en (229) y (230), mediante la recurrencia a una perífrasis de modalidad deóntica, mientras que en (234), en la traducción de Virués, la orden se sustituye por un enunciado con verbo en condicional, adquiriendo así aspecto de consejo más que de mandato, construcción modalizada a la que contribuye la influencia del operador discursivo potius: (232) E: Qualisqualis est tuus maritus, illud cogita, non esse ius permutandi [Um, lín. 79, p. 303]. -E: Has de pensar vna cosa: que tal qual es tu marido: no ay remedio de trocarle por otro [Bat.474, lín.9-10, p.a4r]. (233) E. Primum illud cogita: maritus ferendus est, qualis qualis est [Um, lín. 177- 178, p. 306]. -E. Ante todas cosas has de pensar: que el marido: tal qual es: se ha de sufrir [Bat. 474, lín. 24-25, f. a5v]. -E. primero as de pensar que el marido tal qual es se a de sufrir [Bat. 479, lín. 2-3, f. CXv]. -E. deues mirar que como ya te dixe el marido ha se de sufrir tal qual fuere pues que no se puede dexar [Bat. 478, lín. 15-17, f. g7r]. -E. has de pensarlo primero, que el marido tal qual es se ha de suffrir [Luj, lín. 8-9, f. 47v]. (234) E. Illa potius contemplare, quae bona sunt in illo, et hac ansa praehende illum, qua teneri potest [Um, lín. 333-334, p. 310]. -E. Pero pon tu los ojos enlas virtudes que ay enel: y tomale por esta asa: por laqual se puede tener [Bat. 474, lín. 18-20, f. a8v]. -O. por lo qual seria mejor que mirasses las cosas que tiene buenas y tomandole por aqui hallarias manera para tenelle [Bat. 478, lín. 19-21, f. h3v]. -D. mas tomalo por las cosas buenas que tiene, y veras como no es tan malo como lo pintas [Luj, lín. 2-4, f. 51r]. <?page no="221"?> 221 Para terminar con los ejemplos de imperativo de segunda persona, merece la pena destacar el ejemplo (235), a propósito del cual se puede hablar de un uso coloquial, basado en la ironía 372 , del imperativo, estrategia conversacional que es sustituida por una interrogativa retórica en las traducciones, anticipando la interrogativa del mismo tipo que, tras el enunciado imperativo y la oración adjetiva, continúa la intervención de Eulalia en el texto latino: (235) E: I nunc et maritum contemne, qui si lusitans gignit liberos, quid faciet, cum serio rem aget? [Um, lín. 358-359, p. 311] -E: Como y tienes tu en poco tal marido que avn burlando haze hijos? Que hara quando tomare la cosa de veras [Bat. 479, lín. 21-23, f. CXVv]. -O: E tal marido como esse tienes tu en poco que burlando haze hijos / que hara enlas veras [Bat. 478, lín. 15-17, f. h4r]. Se ha dicho que los enunciados imperativos también pueden referirse a una tercera persona, aunque, como se apuntó también anteriormente, muchas veces es difícil discernir entre el matiz exhortativo y el optativo. No obstante, la orden indirecta, referida a una persona no implicada en el diálogo, es manifiesta en el ejemplo (236), donde se establece una oposición proporcional entre la tercera y la primera persona. El tiempo usado en latín es el futuro perfecto, mientras que en castellano se emplea el presente de subjuntivo, con el que se consigue la modalización que exige todo acto directivo: (236) X. Meminerit ille officii sui, ego meminero mei [Um, lín. 59-60, p. 303]. -X. Acuerdesse pues el de su officio que yo me acordare del mio [Bat. 474, lín. 24- 25, f. a3v]. -X. Acuerde se pues elde hazer lo que deue: que yo me acordare de hazer lo que deuo [Bat. 479, lín. 7-9, f. CVIIr]. -X. Haga el lo que deue a marido y hare yo lo que deuo a muger [Bat. 478, lín. 21- 22, f. g3v]. -E. no se oluide el de hazer lo que deue , que tampoco me oluidare de hazer lo que deuo [Luj, lín. 22-24, f. 29v]. Otras veces, en cambio, los traductores prefieren un cambio de persona verbal y emplean el imperativo de segunda persona modificando la estructura sintáctica del enunciado y focalizando el sujeto que sí está presente en la conversación (237). Se rompe así la variatio de la que gusta Erasmo para el latín como una forma de sustitución léxica que en castellano se resuelve en mera repetición: 372 Este empleo del imperativo es frecuente aún hoy en la conversación cotidiana, lo que se constata en ejemplos del tipo Sí, rómpeme el papel o No hables (cuando se requiere una explicación, por ejemplo). La [NGLE: 3150] llama retóricos a estos imperativos «que solicitan que se lleve a cabo la acción contraria a la que expresan». <?page no="222"?> 222 (237) E. Tantum cogita, id quod res est, maritus est, alius non potest obtingere. Deinde veniat in mentem puellus ille duobus communis. Quid de illo statues? [Um, lín. 383-384, p. 312] -E. tan solamente piensa que tal qual es : es tu marido : y/ que no puedes ya tener otro / Assi mesmo piensa que auias de hazer de aquel niño que es de entrambos [Bat. 479, lín. 26-27, f. CXVIr]. -O. Piensa pues que ya este es tu marido y que mientra el biuiere junta ni apartada no puedes tener otro / Piensa assi mesmo del hijo que ya teneis que harias deel [Bat. 478, lín. 17-20, f. h4v]. Se documenta también en algún caso el empleo de la tercera persona en enunciado exhortativo como estrategia de cortesía para evitar una orden directa hacia el receptor del mensaje, como ocurre en (238); tal estrategia solo tiene sentido si los participantes en la conversación son más de dos: (238) G. Nunc referat nobis pari fide Polygamus, vnde tantum collegerit senii [Sen, lín. 188-189, p. 380]. -G. agora debaxo dela misma fe nosdiga Poligamo como sehizotanviejo [Bat. 479, lín. 25-26, f. XXIIv]. -G. Ahora relatenos Poligamo con la mesma fidelidad como se a hecho tan viejo [Bat. 478, lín. 26-27, f. x7r]. En fin, los enunciados imperativos en primera persona del plural son frecuentes en el coloquio Senile, lo que está relacionado también con el número de interlocutores que participan en el diálogo, en este caso cuatro: (239) G: Quo maturius perueniamus Antuuerpiam, nobis quatuor solis currum stipulemur [Sen, lín. 32-33, p. 376]. -G: Si quereysque lleguemos al mejortiempo a antuuerpia/ tomemos vn carro para nosotros quatro solos [Bat. 479, lín. 3-5, f. XXVIIIv]. -G: Si quereis que mas a nuestro plazer llegemos a Enuers/ concertemosvn carro para todos quatro solos [Bat. 478, lín. 15-17, f. x2v]. (240) G: Transegi, conscendamus [Sen, lín. 39, p. 376]. -G: ya esta hecho el concierto: subamos [Bat. 479, lín. 14-15, f. XXVIIIv]. -G: Hora sus ya he hecho el precio/ subamos presto [Bat. 478, lín. 26-27, f. x2v]. 2.5. Operadores discursivos En la actualidad, el estudio de los llamados marcadores del discurso (cf. también § II, 5.2) despierta un interés inusitado que ha redundado en una ingente producción bibliográfica tanto en el ámbito de las lenguas inglesa y alemana como en el de las romances. En este apartado no abordaré la cuestión taxonómica que envuelve a los marcadores discursivos 373 , sino que me 373 Algunos apuntes más se dan en el apartado § II, 5.2. Cf. también Diez del Corral (2011) y Del Rey (2010; 2013d). <?page no="223"?> 223 centraré en lo que algunos autores han llamado operadores del discurso. Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4139) hablan de los operadores como un tipo de marcadores del discurso relacionados muy estrechamente con la dimensión argumentativa de la lengua -de acuerdo con la visión de Ducrot (1983)-. Los definen como «marcadores que por su significado condicionan las posibilidades argumentativas del miembro del discurso en el que se incluyen, pero sin relacionarlo con otro miembro anterior». En este estudio, se toma como punto de partida a este respecto, sin embargo, la distinción entre operadores y conectores que establece Fuentes (2009: 12-13) y se definirán los operadores con Fuentes (ibid.: 13) como «unidades que se sitúan dentro del enunciado aunque no tienen ninguna función sintáctica con respecto al verbo de la oración. Afectan a un segmento de la misma, pero con una función que no apunta al elemento referencial ni introducen un actante de la acción verbal». La autora distingue entre operadores argumentativos, modales, enunciativos e informativos. En conjunto, todos tienen que ver con la modalización del enunciado, en el sentido de que aportan un contenido subjetivo a lo dicho mediante el cual se hace patente la figura discursiva del enunciador en su propia intervención, y por ello son estudiados en este capítulo acerca de la modalidad. Por supuesto, como se verá, algunos conectores también aportan información modal al enunciado, pero, en virtud de su función prioritariamente conectiva, se estudiarán más adelante. En el apéndice 1 al final del libro se muestra una serie de cuadros en los que se relacionan los diferentes operadores que se han documentado en los Coloquios, organizados en tres bloques principales: operadores modales, argumentativos y enunciativos. Se han incorporado entre ellos tanto elementos del castellano no plenamente gramaticalizados que traducen un adverbio modal del latín (por ejemplo, me parece a mi (que) para quidem), y, al contrario, también estructuras oracionales que se resuelven, según los casos, en marcadores plenamente fijados (como es el caso de quaeso te ‘te (lo) pido’ volcado en por tu vida). Llama la atención, a primera vista, la variedad de soluciones dadas a los operadores latinos, lo que quiere decir que ningún traductor elige una opción regular a lo largo de su versión, sino que, en esta misma, varía la elección de la partícula que traduce a una misma expresión en diferentes partes del texto original. Por ejemplo, para el adverbio certe tenemos hasta ocho soluciones distintas y once para quidem, que se reparten entre el tipo modal y el argumentativo. Tal variedad reclama un análisis onomasiológico más que semasiológico 374 , o, como aquí se propone, una combinación de ambos: los cuadros se han elaborado siguiendo criterios semasiológicos, pero, a continuación, los datos deben interpretarse onomasiológicamente para que la variación en la traducción pueda ser explicada de manera coherente. Solo así, además de los operado- 374 Tal postura se defiende en mi artículo Del Rey (2010). <?page no="224"?> 224 res, se entenderá que, para la traducción de un mismo enunciado, a veces se recurra a un marcador y, otras veces, se empleen determinadas estrategias relacionadas con la modalización pero no cristalizadas en partículas concretas. 2.5.1. Operadores modales 375 De entre los operadores modales, es decir, los que, en palabras de Fuentes (2009: 13), expresan «la modalidad o actitud subjetiva del hablante» y, por tanto, representan una mayor implicación de este en el discurso, el más empleado es ciertamente (19 ocurrencias), seguido de por cierto (15) y por ventura 376 (15). Estos operadores tienen que ver con el grado de certeza que el enunciado presenta y con cómo dicha actitud epistémica se presenta al interlocutor, de manera que se trata de ingredientes esenciales al discurso dialógico. Con respecto al adverbio ciertamente, hay que tener en cuenta que, como se ha dicho un poco más arriba, a pesar de ser el más frecuente no es unánimemente utilizado como traducción de ciertos adverbios. Lo más común es que se corresponda con los adverbios plane o certe, pero, como se comprobará a partir de los cuadros del apéndice 1, es también frecuente como solución de sane o profecto. Por cierto es común como traducción de profecto y de nequaquam en contexto negativo, pero sobre todo destaca por ser el operador que más veces aparece como añadido (8 sobre un total de 15 ocurrencias). También por ventura presenta un elevado índice de apariciones en adición, aunque es habitual también como reflejo de los adverbios latinos fortasse y fortassis para expresar duda en la enunciación o, más bien, atenuar la fuerza ilocutiva del enunciado. Son abundantes también los operadores modales que incluyen el sema verdad en su forma, como verdaderamente, en verdad, en la verdad, a la verdad y verdad es que 377 . 375 Aunque denominados estos propiamente modales, se entiende aquí que todos los operadores que se considerarán en este capítulo se relacionan con la modalidad o la modalización (cf. introducción a este capítulo) del discurso. 376 Los resultados de por ventura que se han contabilizado en el cuadro se corresponden solo con los que son solución de un enunciado en modalidad aseverativa en latín, no interrogativa. 377 A propósito de fórmulas como ciertamente, es verdad que, etc., dice Bustos (2002: 80) que algunas «pertenecían a la tradición medieval, pero otras eran de nueva formación [a fines de la Edad Media]; su abundancia en textos traducidos hace pensar en que la fuente latina actúa como introductora para la creación de fórmulas que proporcionaran una trabazón del discurso y, de este modo, se reflejara, aunque de modo imperfecto, el modelo traducido». En efecto, puede tratarse de elementos modales y conectivos que vienen de ciertas tradiciones discursivas con gran peso de traducción, pero en nuestros coloquios se ve cómo dichas fórmulas se usan de manera independiente, en fragmentos añadidos a los que aludiré después, y sin influencia del latín, lo que revelaría ya en la <?page no="225"?> 225 En el Uxor mempsigamos, el corrector de Morejón no suele modificar los operadores que emplea este último; las soluciones de ambos, sin embargo, suelen ser distintas de las de Virués, como se observa en (241) y (242), donde la modalidad epistémica del enunciado se expresa a través de diversos mecanismos sintácticos, con construcción de primera persona (creo/ soy cierto) en el caso del traductor de Olmedo: (241) E: Fortasse noua vestis commendat formam [Um, lín. 8, p. 301]. -E: Por ventura el nueuo vestido haze parescer mas hermoso el gesto [Bat. 474, lín. 7-8, f. a3r; Bat. 479, lín. 13-15, f. CVv]. -O: La nueua ropa creo que me ha hecho parecerte mejor [Bat. 478, lín. 12-13, f. g2v]. (242) G: Is quidem autor est omnis boni, sed an ipse instituerit hanc confessionem, [P,Q: qualis nunc est in vsu Ecclesiae], theologis excutiendum relinquo [Pp, apparatus criticus, p. 178]. -G: Ciertamente el es auctor detodo bien: empero si el instituyo esta confession o no / yo lo dexo alos theologos que lo disputen [Bat. 479, lín. 9-12, f. XIIIIr]. -G: Soy cierto que toda cosa buena es por el establecida: y esto me basta a mi / todo lo demas dexo que lo disputen los theologos [Bat. 478, lín. 5-8, f. f2v]. Es muy común la omisión de partículas modales en las traducciones cuando estas sí aparecen en el texto fuente (243), lo que ocasionalmente también ocurre en versiones de un solo traductor cuando los demás sí recurren a ellos, como se ve en (244) en el caso de Virués: (243) G: Priusquam quicquam aggrederer, adii quendam e ciuibus natu grandem, longo rerum vsu prudentissimum, ac totius ciuitatis testimonio probatissimum, ac meo quidem iudicio etiam felicissimum [Sen, lín. 71-73, p. 377]. -G: Ante que en cosa me determinasse me fue [sic] a vno de los ciudadanos grande en edad muy prudente por el luengo vso delas cosas: y muy aprouado por testimonio de toda la ciudad: y a mi parecer muy bienauenturado [Bat. 479, lín. 26-6, f. XIXr- XIXv]. -G: Antes que me determinasse a cosa ninguna lo comunique todo convn ciudadano ancianode mi pueblo hombreprudentissimo por la mucha esperiencia de negocios y cosas que tenia: y de muy buena estimacion y fama. El qual y [sic] ami parecer auia acertado en escoger la manera de biuir que tenia 378 [Bat. 478, lín. 14-20, f. x3v]. (244) E: Equidem non arbitror, sed fac esse [Um, lín. 177, p. 306]. -E: Yo cierto no lo pienso mas digo que sea assi [Bat. 474, lín. 23-24, f. a5v]. -E: yo cierto no lo creo : masdigo que sea assi [Bat. 479, lín. 27-2, f. CXr-CXv]. primera mitad del XVI su completa asimilación, al menos para su empleo en determinadas tradiciones textuales, como mecanismos a la vez de realce y de cohesión. 378 En este ejemplo, la ausencia de traducción del operador quidem puede tener que ver con el marcado carácter subjetivo que implica en el enunciado el sintagma meo iudicio ‘a mi juicio’, con lo que se intentaría evitar la redundancia modal que supone la semántica de dicho segmento más la pragmática de la partícula. <?page no="226"?> 226 -O: yo no lo creo. Pero dado que los aya [Bat. 478, lín. 14-15, f. g7r]. -D: Yo ciertamente no lo creo , mas pongo por caso que sea ello assi [Luj, lín. 6-8, f. 47v]. Son interesantes los ejemplos en que los distintos intérpretes optan por emplear una construcción de diferente tipo para el mismo operador latino. Así, en (245), la partícula plane, con diversas interpretaciones discursivas en latín según el contexto, es traducida por el operador modal ciertamente en [Bat. 479] mientras que [Bat. 478] prefiere una estructura de índole enunciativa, yo os doy la fe, para dicha palabra. Ambas soluciones, no obstante, dan muestra de la subjetividad del enunciado en que se manifiesta la actitud del hablante y su implicación en lo dicho. Un análisis de tipo onomasiológico de la manera en que ha sido defendido más arriba permite explicar las diferentes estrategias de modalización para la traducción de operadores modales como fortassis en (245) -intervención de Eusebio- y (246), que en la versión de [Bat. 479] del Senile se resuelve en el operador de la misma clase por ventura, mientras que [Bat. 478] se decanta por la utilización del verbo modal, como el operador de carácter epistémico, deuer. El resultado de verbalización de una suposición posee similar valor ilocutivo en los dos casos: (245) Pa: Imo priusquam redirem domum, periit et sors et vsura. E: Naufragio fortassis. Pa: Plane naufragio [Sen, lín. 261-263, p. 382-383]. -Pa: Antes que boluiesse ami casa perescio puesto y ganancias. E: Por ventura en naufragio. Pa: Ciertamente en naufragio [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXIIIIv]. -Pa: Antes que boluiesse a casa se perdio el caudal y la ganancia. E: En alguna tormenta deuio ser? 379 Pa: yo os doy la fe: y como tormenta [Bat. 478, lín. 19-22, f. y1r]. (246) Pa: Erat sancta militia. E: Fortassis in Turcas [Sen, lín. 370-371, p. 385]. -Pa: Era sancta la guerra. E: Por ventura era contra los turcos? 380 [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXVIIr] -Pa: No que esta era guerra santa. E: Contra los turcos deuia ser [Bat. 478, lín. 4-6, f. y4r]. En otras ocasiones, la misma variación en la construcción modal del discurso se da entre el operador y el verbo poder conjugado en futuro hipotético: (247) E: Quando isthuc erit? 379 La suposición se refuerza aquí con la modalidad enunciativa interrogativa que el traductor atribuye al enunciado, si debemos hacer caso a la marca tipográfica (cf. n. 15 de § II, 2.1.1). 380 Cf. n. previa. <?page no="227"?> 227 G: Fortasse nunquam [Pp, lín. 1786-1787, p. 179]. -E: Quando sera esso? G: Podra ser quenunca [Bat. 479, lín. 3-4, f. XVIr]. -E: Quando sera esso? G: Por ventura nunca [Bat. 478, lín. 14-15, f. f4r]. (248) E: Fortassis assequar te [Pp, lín. 1831, p. 181]. -E: Por auentura tealcançare [Bat. 479, lín. 26-2, f. XVIIr-XVIIv]. -O: ya podra ser que te alcance [Bat. 478, lín. 21-22, f. f5r]. Se han visto algunos ejemplos de omisión de este tipo de partículas. En cuanto a las frecuentes adiciones de operadores modales, destacan aquellas que se relacionan con la interrogación (cf. Del Rey 2013f). Un operador que se añade en algunas ocasiones en las interrogativas es y/ e 381 , con el valor modal que pueden tener otros marcadores como acaso o por ventura, es decir, el de cuestionar «una posibilidad altamente improbable, con lo que frecuentemente se utiliza como forma de negación» (Fuentes 2009: 34-35). Para poder cumplir esta función modal, y debe aparecer a principio de enunciado (249), mientras que por ventura puede introducirse en el cuerpo de este (250), al contrario que la partícula latina num, también obligatoria en inicio de oración: (249) E: Reperiebantur tam fatui vt tibi crederent? Po: Sunt qui nullis credant libentius [Sen, lín. 210-211, p. 381]. -E: E auia alguno tan loco que te quisiesse fiar? Po: Antes ay algunos que a los que son de esta calidad fian de muy mejor gana [Bat. 478, lín. 27-2, f. x7v-x8r]. (250) E: Num quando te cruciat metus mortis? [Sen, lín. 157, p. 380] -E: No te atormenta por ventura algunas vezes el temor de la muerte? [Bat. 479, lín. 26-2, f. XXIv-XXIIr] A veces al operador y se antepone la expresión exclamativa cómo, que señala la sorpresa ante el contenido enunciativo de la anterior intervención del otro personaje: (251) X: An ego possum illum refingere? [Um, lín. 88, p. 303] -X: Como? y puedo yo agora hazer que el mude sus costumbres para conformallas con las mias? [Bat. 478, lín. 1-2, f. g4v] No falta tampoco la adición de operadores modales cuya intención es la de reafirmar tajantemente el enunciado, ya sea para expresar con rotundidad una opinión (252), ya para confirmar las palabras previas del interlo- 381 La presencia de y o e en los testimonios que se manejan en esta estudio no responde a una motivación estilística de variatio sino más bien a cuestiones materiales relacionadas con las preferencias del copista (cf. n. 11 de § II, 5.2.1). <?page no="228"?> 228 cutor, en un movimiento argumentativo que tiende a granjearse la buena voluntad de este a base de condescender con su opinión (253). Son, por lo general, marcadores construidos sobre la estructura sin + sustantivo abstracto: (252) G. Mihi magis arridet Metrodorus [Sen, lín. 133, p. 379]. -G. yo sin duda muy mejor estoy con el filosofo Metrodoro [Bat. 478, lín. 8-9, f. x5v]. (253) E: Sic habet. Nunc nihil superest, nisi [...] [Um, lín. 86, p. 303]. -E: Sin falta es assi. Por lo qual agora no conuiene sino que [...] [Bat. 478, lín. 23- 24, f. g4r]. Por cierto es otro operador que funciona en adiciones en nuestros coloquios con bastante frecuencia (como se apuntó, 8 de las 15 documentaciones de este marcador son añadidos) representando modalidad epistémica y no adición 382 . Suele emplearse como refuerzo de la subjetividad del enunciador, en convergencia con formas pronominales de primera persona (254, 255), o simplemente para destacar la veracidad de un enunciado o de un segmento de este (256): (254) Po: Miror hoc vitae genus arrisisse potissimum [Sen, lín. 251, p. 382]. -Po: No se yo por cierto por que te agrado sobre todos esse modo de biuir [Bat. 478, lín. 2-3, f. y1r]. (255) Pa: Ita mihi visum est, quum audirem illos canentes [Sen, lín. 298, p. 384]. -Pa: Assi me parecia por cierto / quando losoya cantando [Bat.478, lín.23-24, p.y2r]. (256) Pa. Nihil admodum. Nam hos reperi sat commodos sodales [Sen, lín. 319, p. 384]. ‒Pa. Ninguna cosa / todos eran por cierto compañeros de toda broça [Bat. 478, lín. 21-23, f. y2v]. 2.5.2. Operadores argumentativos Los operadores argumentativos son los más numerosos del corpus. Catalina Fuentes (2009: 13) destaca su papel como elementos que marcan la «orientación, fuerza o suficiencia argumentativas». Por supuesto, la capacidad argumentativa de los marcadores no se limita a este tipo de operadores 383 , pero sí es cierto que, en estos últimos, su naturaleza argumentativa es 382 Cf. Pons Rodríguez (2010b: 581). Sobre la historia de este marcador, cf. Iglesias (en prensa). 383 Briz (2000: 37) destaca la capacidad argumentativa generalizada en numerosos conectores: «los conectores, además de elementos de unión entre los enunciados de un texto y, por tanto, de cohesión del mismo, son muchas veces marcas, a la vez que re- <?page no="229"?> 229 el rasgo definitorio más importante. De entre los operadores que expresan preferencia de un segmento del enunciado frente a otros, implícitos o explícitos, el más frecuente es principalmente (11 ocurrencias), seguido de mayormente (7), especialmente (5), por la mayor parte (3) y sobre todo (3). Además, aparecen sobre todas las cosas, señaladamente, nombradamente, ante todas cosas y en especial. Sus correspondientes latinos son praesertim, maxime, plane, praecipue, potissimum, nominatim, cum primis, in primis y ante omnia. Este tipo de operadores, hasta en 6 ocasiones, es traducido por algún giro sintáctico que incluye el adverbio intensificador muy o la desinencia de superlativo -issimo. Menos numerosos son los operadores argumentativos que se refieren a la totalidad de lo enunciado, generalmente como refuerzo de la aseveración. Destacan, sin embargo, del todo, de todo punto, sin falta (ninguna) y totalmente (por plane, sane y otros adverbios latinos). El operador más frecuente en las traducciones de los Coloquios es también (29 ocurrencias), que traduce a diferentes partículas latinas, casi todas, asimismo, con idea de adición inherente 384 , como et, quoque, vicissim o itidem. Su contrario, tampoco, suma 9 ocurrencias. Muy abundante, con 19 ocurrencias, es la aparición del adverbio de carácter aditivo, pero que presupone que el segmento al que se refiere es superior en la escala, aun 385 ; llama la atención que más de la mitad de los casos en que aparece sean pasajes añadidos por los traductores. Solo en una ocasión se ha documentado hasta con el valor de aun como traducción del operador latino etiam. En el lado contrario desde el punto de vista argumentativo, es decir, representando un grado inferior en la escala, se encuentran los operadores apenas (5 ocurrencias, siempre como traducción del latín vix), siquiera y a lo menos (6, este con valor de suficiencia argumentativa, como traducción de certe en tres ocasiones y otras tres como añadido) y otros de tipo cuantificativo como casi (8 ejemplos) y cerca de (3), que traducen fere y ferme; (tan) solamente y (tan) solo (9), por tantum y como adiciones, y otros menos frecuentes como en mucha quantidad, en gran manera (opuesto al negador absoluto en ninguna manera), assaz o expresiones menos gramaticalizadas como quanto es menester para traducir el cuantificador escalar latino satis. Por su abundancia y variedad, merece la pena comentar los operadores argumentativos basados en estructuras de tipo correlativo, como no solo/ solamante, sino/ mas aun/ también (7 ocurrencias) por non solum/ modo fuerzos, de esa actividad argumentativa, del proceso argumentativo que se sigue en la conversación». 384 Pero cuya función principal no es de cohesión extraoracional (cf. § II, 5.2) sino la de modalizar el enunciado de acuerdo con un significado próximo al de ‘incluso’, como se aprecia en el primer et del ejemplo (259). 385 Dos veces aparece su igual ayna(s), que ya para esta época está en decadencia, al menos en la prosa, según los datos que aporta Keniston (1937: 580): 267 ocurrencias en 27 obras para aun frente a 9 resultados en 10 documentos para ayna(s). <?page no="230"?> 230 verum etiam, que destacan dos segmentos discursivos concediendo prioridad argumentativa al segundo, y otras correlaciones de tipo copulativo como ni, ni (8 ocurrencias, reflejo de neque/ nec, neque/ nec) o disyuntivo como o, o (11, traducción de aut, aut o vel, vel), que aportan intensidad discursiva al segmento y lo enfatizan argumentativamente. En el ejemplo (257) aparece en dos ocasiones la partícula de insuficiencia argumentativa vix. Es llamativo que el corrector de Morejón y Luján 386 coincidan en la solución del segundo operador como apenas y en la eliminación del primero. Por su parte, Morejón utiliza para este primer vix su traducción más “natural”, esto es, apenas, mientras que Virués se decanta por un cambio de estructura sintáctica, tal vez considerando que el uso del condicional como traducción de possit ya determina suficientemente el valor argumentativo del enunciado, mientras que para el segundo vix opta, al igual que Morejón en este otro caso, por una estructura perifrástica -estar (gerundio) por + infinitivo- que evoca el carácter aproximativo que posee la partícula en latín, quizás en un uso que puede considerarse más cercano a la inmediatez comunicativa: (257) E: Ea res male vrit te? X: Sic, vt dici vix possit. Aliquando vix tempero a manibus [Um, lín. 72-73, p. 303]. -E: y pesate mucho: de aquello? X: Tanto: que apenas lo puedo dezir. Y algunas vezes estoy rauiando por darle alguna cosa [Bat. 474, lín. 1-3, f. a4r]. -E: y pesa te mucho de aquello? X: Tanto que no lo se dezir: y algunas vezes a penas me puedo tener que no ponga enel las manos [Bat. 479, lín. 23-26, f. CVIIr]. -O: En esso creo que te haze mas rauiar. X: No se podria dezir quanto despecho tomo dello que algunas vezes estoy por arremeter yponer las manos enel [Bat. 478, lín. 6-9, f. g4r]. -D: ¿Y pesate mucho a ti de que calle? E: ¿Como si me pesa, algunas vezes a penas me puedo abstener que no pongo en el las manos [Luj, lín. 17-20, f. 30r]. En algunas ocasiones, es Luján el único que no traduce un operador, como el intensificador in totum en (258), produciendo un enunciado menos marcado ilocutivamente: (258) E. Nunc hoc in totum ademptum est [Um, lín. 80-81, p. 303]. -E. Mas agora de todo punto este remedio es quitado [Bat. 474, lín. 12, f. a4r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CVIIv]. -O. agora esto es totalmente reuocado [Bat. 478, lín. 19, f. g4r]. -D. mas ya no hay remedio [Luj, lín. 10-11, f. 30v]. 386 En Del Rey (en prensa d) se explica qué información proporcionan las coincidencias y disidencias entre las distintas traducciones como base a un estudio textual todavía no llevado a cabo. <?page no="231"?> 231 A veces, por lo demás, aunque no suele ser lo más común, existe coincidencia absoluta entre las cuatro versiones del Uxor mempsigamos, tal como se comprueba en (259), donde el operador de preferencia latino in primis se resuelve en una construcción de diferente estructura sintáctica (a lo que sin duda contribuyen las dificultades gramaticales que conlleva la traducción de la perifrástica pasiva en latín) con un adverbio intensivo que desvirtúa en cierto modo la fuerza argumentativa de la partícula original: (259) E. Id est in primis cauendum [Um, lín. 100, p. 304]. -E. Y para esto es de estar muy sobre auiso [Bat. 474, lín. 33-34, f. a4r: Bat. 479, lín. 11-12, f. CVIIIr]. -O. lo qual es muy grande inconueniente [Bat. 478, lín. 20, f. g4v]. -D. y para esto es de estar muy sobre auiso [Luj, lín. 13-14, f. 31r]. En el lado contrario, la sutileza traductora de Virués frente a lo que hacen los demás queda manifiesta en el ejemplo (260), donde los dos et latinos no son meros conectores copulativos -lo que queda evidenciado, sobre todo, por la posición del primero dentro de la oración- sino que se trata de operadores argumentativos de adición, es decir, no conectan dos períodos oracionales sino que apuntan directamente al segmento de enunciado al que preceden, en concreto el sujeto de sus respectivas oraciones, a los que conceden preponderancia informativa 387 ; en el primer caso, focalizando el segmento en el interior de la oración adverbial de modo, que constituye el símil sobre el que se fundamenta la argumentación del personaje. En el segundo caso, el acierto interpretativo de Virués no se aprecia tampoco en las demás versiones; particularmente, Morejón y su traductor (que no enmienda el error de traducción en este caso) resuelven en el conector y este segundo et introductorio cuya función de relieve informativo es similar al de la anterior conjunción que se ha comentado en el símil, mientras que Virués se decanta por otra estrategia discursiva de relieve informativo que guarda la correlación con el enunciado anterior, el sintagna de carácter anafórico de esta misma manera, con sentido aditivo como también en el primer caso, pero con mayor fuerza ilocutiva en su traducción puesto que se respeta el juego argumentativo sustentado en la focalización de los dos sujetos coorientados y presentados por un mismo operador: (260) E. Quemadmodum et tigres tympanorum sonitu sic aguntur in rabiem, vt seipsas dilanient. Et qui tractant equos, habent voces, habent popismata et palpum aliaque, quibus ferocientes mitigent [Um, lín. 123-126, p. 305]. -E. Assi como las tigres que conel sonido de los panderos: o atabales: en tal manera son comouidas a rauia: que asi mesmas se hazen pedaços / Y los que tratan los 387 Fuentes (2009: 331), sin embargo, recalca que lo más habitual es que este operador argumentativo «[m]ar[que] igualdad sintáctica e informativa». <?page no="232"?> 232 cauallos: tienen sus bozes: tienen sus sonidos: y plamadas: y otras señales: con que los amansen estando feroçes [Bat. 474, lín. 25-29, f. a4v]. -E. Assi como las tigres que con el sonido delos panderos: o atabalesen tal manera son comouidas a rauia que a si mesmas se hazenpedaços / E los que tratan los cauallos tienen sus bozes : tienen sus sonidos: y palmadas: y otrasseñales con que los amansan estando feroçes [Bat. 479, lín. 18-24, f. CVIIIv]. -O. Como tambien delas tigres/ se escriue que al son de los atambores se ponen tan fieras que vnas a otras se despedaçan / Desta mesma manera acaece alos que tratan caballos/ que aun que no sean tan fieros pero tienen ciertas bozes y siluos y halagos con que hazen dellos lo que quieren [Bat. 478, lín. 3-9, f. g5v]. -D. como los Tigres que con el sonido de los panderos de rauia se hazen pedaços 388 [Luj, lín. 7-9, f. 33r]. Como se comentó a propósito de los operadores modales, también es posible encontrar casos de partículas cuantificativas que, como ocurre en la versión anónima del Senile [Bat. 479] en (261), son resueltas por elementos modales de carácter epistémico. Así, lo que en latín es ferme ‘casi’, con significado aproximativo, en esta traducción es ciertamente. Esta traducción evidencia un grado de implicación en la veracidad de lo enunciado superior a la inexactitud semántica de la partícula ferme o quasi en la traducción de [Bat. 478] 389 : (261) E: Ita ferme eramus, aut si quid erat discriminis, perpusillum erat [Sen, lín. 45, p. 376]. -E: Ciertamentesi eramos: ysi alguna diferencia auia erapoca [Bat. 479, lín. 22-23, f. XVIIIv]. -E: Assi quasi eramos/ o si alguna differencia auia : ella era harto poca [Bat. 478, lín. 8-9, f. x3r]. Opuestamente, se da el caso de que una partícula modal-epistémica en latín se traduzca, como ocurre en la versión de [Bat. 478] de (262), por una partícula como a lo menos, cuyo significado pragmático se relaciona más con la suficiencia argumentativa del enunciado que con su veracidad. En general, puede decirse que el empleo de operadores de distinto tipo como traducción de una misma partícula latina, de carácter modal o argumentativo, es más común en las dos versiones anónimas del Senile que en las demás: 388 Omito la segunda parte del período en Luján porque lo sustituye por una adición que no guarda relación sintáctica con el original, sino que el autor realiza un pequeño excursus. 389 Tal vez la posibilidad de la traducción por ciertamente en la versión de [Bat. 478] tiene que ver con que la partícula ferme, muy usual como modificador de elementos cuantificables, no se refiere aquí a este tipo de elementos, sino a términos no cuantificados, concretamente al advervio ita/ assi, de manera que este operador «señala un acercamiento a la intensión de lo señalado, a la realización de lo dicho, sea una evaluación, proceso o estado» (Fuentes 2009: 64). <?page no="233"?> 233 (262) Po. Certe nullus est tantus animi dolor, quem patiar mecum ire cubitum [Sen, lín. 148-149, p. 379]. -Po. ciertamente ningun dolor es tan grande que no le desecho quando me voy a dormir [Bat. 479, lín. 12-14, f. XXIv]. -Po. Alo menos/ ninguna pena tan grande yo tengo/ que no la deseche antes que me acueste [Bat. 478, lín. 6-8, f. x6r]. Como viene siendo la tónica habitual entre los diferentes traductores, distintas posibilidades paradigmáticas entran en juego como traducción de un mismo operador con un significado de preferencia tan concreto como praesertim ‘sobre todo, especialmente’ en (263), que [Bat. 479] traduce por la partícula especial (sin el sufijo -mente), lo que se ha documentado también en otra ocasión, concretamente en la versión de Virués del Pietas puerilis como traducción de la misma partícula latina 390 : (263) Po: Nunquamne incessit libido repetendi matrimonii, praesertim quum istud tibi feliciter cessisset? [Sen, lín. 125-126, p. 379] -Po: Nunca te tomo codicia de tornar te a casar principalmente sucediendo te tan bien el primero matrimonio? [Bat. 479, lín. 4-7, f. XXIr] -Po: Nunca te tomo desseo de tornarte a casar/ especial [sic] auiendo acertado tanbien la primera vez? [Bat. 478, lín. 18-20, f. x5r] Aunque también la omisión de operadores argumentativos es frecuente en el corpus que se maneja en este libro, me centraré a continuación en algunas de las adiciones más significativas. No es habitual, aunque lo he documentado en algún caso, la adición del operador a lo menos, que «acompaña a un segmento situado en la posición baja de la escala, pero suficiente para el hablante» (Fuentes 2009: 272). Lo vemos en correlación con el conector aditivo cuanto más que (cf. § II, 5.2.1), que refuerza la idea de suficiencia argumentativa que plantea este marcador: (264) X: An ego possum illum refingere? E: Non minimum momenti est in vxoribus quales sunt mariti [Um, lín. 88-89, p. 303]. -X: Como? y puedo yo agora hazer que el mude sus costumbres para conformallas conlas mias? E: Si esso no puedes podras alomenos conformar las tuyas con las suyas/ quanto mas que mucho va enlas mugeres la condicion delos maridos [Bat. 478, lín. 1-5, f. g4v]. 390 (e) G. Primum est, vt adsit bona voluntas. Eam mihi subinde renouo, praesertim diebus dominicis [Pp, lín. 1764-1765, p. 179]. -G. lo primero teniendo buena voluntad: la qual mejoro y renueuo cada dia: mayormente los dias de fiesta [Bat. 479, lín. 15-17, f. XVr]. -G. para esto es primeramente menester que aya prontitud enla voluntad/ esta renueuo ycasi confirmo todos los dias de fiestas especial [sic] los domingos [Bat. 478, lín. 26-1, f. f3r-f3v]. <?page no="234"?> 234 Se encuentra asimismo en alguna ocasión el añadido de también 391 que no funciona principalmente como conector, como se ha visto hace poco, sino como operador aditivo. Indica que el miembro que introduce se sitúa en la misma línea argumentativa, pero con la diferencia de que, al menos en el siguiente ejemplo, el enunciado que introduce es el último dentro de una serie y, por tanto, adquiere relevancia informativa: (265) E. Nondum nouit, quid sit esse patremfamilias. Iam non est tibi cogitandum de diuortio [Um, lín. 387-388, p. 312]. -E. no sabe aun que cosa es ser padre y tener cuydado de hijos y familia / mira tambien que como te he dicho no te cale pensar en diuorcio : pues que la ley de Jesucristo te quita toda esperança deel [Bat. 478, lín. 4-8, f. h4v]. Más de una vez, por último, se detecta la adición del operador aun (nunca como conector entre períodos 392 ), casi siempre precedido por la conjunción y. Su misión es la de poner en evidencia un grado más alto en la escala argumentativa del que se presupone a partir del segmento enunciativo anterior o de la intervención previa del interlocutor. Asimismo, supone una estrategia de enfatización informativa (Fuentes 2009: 55). La superior posición en la escala queda demostrada por la presencia de otras unidades gramaticales complementarias que coadyuvan a destacar argumentativamente el enunciado: en (266), la prefijación del verbo pondera intensivamente 393 la forma léxica base que recupera el verbo empleado por el otro interlocutor 394 ; en (267), es el adverbio comparativo más el que redunda en el resultado ponderativo de la secuencia enunciativa: (266) G: Vultis rectum verumque consilium? P: Maxime [Sen, lín. 27-28, p. 376]. -G: Quereis que os de vn prouechoso y sano consejo? Po: y aun requeremos [Bat. 478, lín.7-9, f. x2v]. (267) Pa: Nae tu philosophus es vel ipso Thalete sapientior [Sen, lín. 138, p. 379]. -Pa: Assi me ayude dios que yo te tengo por filosofo y aun mas sabio que aquel famoso Tales [Bat. 478, lín. 16-17, f. x5v]. 391 Lo estudian Eberenz (1994: 12-13) y Cano Aguilar (2001a: 186). 392 En esta función empieza a ser más rara respecto de lo que ocurría en la Edad Media (ya comienza a declinar como conector en el siglo XV). Cf. Cano Aguilar (2001a: 182; 2003: 304-305; 2007a: 13). Su valor focalizador, que posee desde los primeros textos en que se documenta, es el que se conserva en su función como operador argumentativo (cf. también Cano Aguilar 1996-1997: 303-305 y 2002: 492). 393 Cf. Varela y Martín (1999: 5024). 394 Aunque no se trate exactamente de repetición en este caso, es habitual la recuperación de elementos léxicos previos al operador aun para confrontar los términos de la gradación (Cano Aguilar 1996-1997: 304). <?page no="235"?> 235 2.5.3. Operadores enunciativos Menos numerosos son los operadores enunciativos, que, según Fuentes (2009: 13), señalan «la forma de hablar, de enunciar, o indican quién es el hablante y cómo se responsabiliza de su acto enunciativo». Entre los operadores que incorporan la conjunción completiva que, que se refiere a un verbo de lengua no explícito (de ahí su clara catalogación como operadores enunciativos) destacan por mi fe que, por cierto que, en verdad que 395 , por mi amor que, por dios que y otras expresiones con verbo conjugado como assi me ayude dios que que traducen adverbios no específicamente enunciativos como plane, profecto, nae o equidem. Llama la atención también el relativamente elevado número de operadores enunciativos añadidos, como a la mi fe, a la fe y por dios (hasta 7 ocurrencias). A veces se produce coincidencia en la elección del operador. En (268), se observa que la conjunción que puede aparecer unida a la expresión en verdad o separada de ella por medio de un vocativo: (268) E: Equidem haud miror, gallinacee, si parum pinguisti, quodque tantum senii tibi collegeris [Sen, lín. 232-233, p. 382]. -E: En verdad gallinazo: que agora no me marauillo si engordastepoco: y cogistetanta vejez [Bat. 479, lín. 24-26, f. XXIIIv]. -E: En verdad que no me espanto ahora de verte tan magro: ni de verte tan presto tan viejo [Bat. 478, lín. 26-28, f. x8r]. En cuanto a las adiciones, como se ha dicho, abundantes, un operador enunciativo habitualmente añadido es a la (mi) fe 396 , que expresa, a través de esta marca de implicación enunciativa, la subjetividad del hablante al pronunciar sus palabras. El refuerzo ilocutivo, sobre todo si se compara con el original, es evidente: (269) E: Ohe. non cessant anni, quantumuis cessant homines [Sen, lín. 50, p. 376]. -E: Andaos a dezir gracias : los años alafe no se detienen : aun que los hombres se descuyden [Bat. 478, lín. 15-17, f. x3r]. (270) Pa: Non, sed duos menses apud hos versatus nauigaui in Scotiam [Sen, lín.291, p.383]. -Pa: Noala mi fe / antes me fuy a Scocia desde a dos meses [Bat. 478, lín. 15.15, f. y2r]. (271) Pa. At ego nondum adeo insaniebam [Sen, lín.327-328, p.384]. 395 Por supuesto, en casos como los de estos tres operadores y otros muchos, el contenido modal epistémico es muy fuerte, lo que evidencia la difícil clasificación de estas unidades discursivas en inventarios completamente cerrados y homogéneos. 396 López Izquierdo (2008) estudia los marcadores discursivos formados sobre el sustantivo fe a finales de la Edad Media. <?page no="236"?> 236 -Pa. E yo ala mi fe aun no estaua tan loco [Bat.478, lín.3-4, p.y3r]. Hay otro operador enunciativo que se añade en numerosas ocasiones: por dios. En algunos casos es difícil distinguir si se trata de la continuación de la interjección (272, 273) o es un elemento aparte que caracteriza modalmente la enunciación: (272) Pa: Demiror istuc nunc denique tibi venire in mentem vt rogares, ac non multo ante percontatum fuisse [Sen, lín. 344-345, p. 385]. -Pa: Ara por dios yo me espanto / que agaurdasses a preguntar me esso hasta agora [Bat. 478, lín. 28-2, f. y3r-y3v]. (273) E: St, teipsam dehonestas, cum dehonestas maritum [Um, lín. 34, p. 302]. -O: Ce por dios mira lo que dizes que amenguas a ti mesma en amenguar a tu marido [Bat. 478, lín. 18-20, f. g3r]. Sin embargo, ejemplos como los de (274) y (275) parecen indicar que se trata de marcadores autónomos no interjectivos 397 ; en (274), su posición en medio del sujeto y el verbo contribuye a destacar el pronombre de primera persona aumentando la fuerza ilocutiva de este. En (275), la presencia de la conjunción que seguida de este operador revela que, efectivamente, el operador está modalizando la enunciación del locutor. En cualquier caso, se trata de un mecanismo enfatizador que se añade en castellano para destacar informativamente el contenido del enunciado: (274) E: Ego malim totidem gallinas, quae mihi ponerent oua domi [Sen, lín. 227, p. 382]. -E: Quanto yo por dios mas querria otras tantas gallinas/ que me pusiessen encasa hueuos [Bat. 478, lín. 18-20, f. x8r]. (275) G: Miseret me tui [Sen, lín. 277, p. 383]. -G: Por dios que me pesa en el alma de esso [Bat. 478, lín. 18-19, f. y1v]. 2.6. Polifonía y discurso citado La polifonía es un procedimiento argumentativo que supone la convergencia de voces en el discurso. Tal idea se remonta a Bajtin y su círculo. Como 397 Por lo demás, compárense estas expresiones con otras que contienen también el sustantivo dios y que parecen más claramente interjectivas: (f) G. Vah, nunc mihi libet viuere, posteaquam ex tanto interuallo videre contigit mihi charissimos olim sodales [Sen, lín. 39-40, p. 376]. -G. O dios quan sabrosa me es agora la vida : yo me quiero dar a plazer: pues he seido dichoso de ver vnos compañeros que tanto yo queria y tanto tiempo auia que no nos auiamos visto [Bat. 478, lín. 27-3, f. x2v-x3r]. <?page no="237"?> 237 resume Tordesillas (1994: 15), «[e]l concepto de polifonía consiste en considerar que la significación de la mayoría de los enunciados está constituida por una especie de diálogo 398 . Siguiendo al autor [Oswald Ducrot], podemos decir que se genera a modo de una escena de teatro en la que se produce la intervención de diferentes personajes que dialogan entre sí» 399 . Efectivamente, cuando hablamos nos apoyamos continuamente en los discursos de otras personas o en tópoi que revelan un saber compartido y asumido por la comunidad lingüística. La pluralidad de voces es aún más evidente en el discurso literario 400 , pues, siguiendo la teoría de Ducrot (1984), tendríamos un sujeto hablante, ser empírico, autor de la obra, que puede coincidir o no con el locutor o locutores (ser/ seres del discurso), como personajes que hablan elaborando la ficción de un texto. Además, Ducrot cree conveniente introducir una tercera figura fundamental en el juego polifónico, la del enunciador, cuyo papel se explica a partir de la posibilidad de que el locutor «evo[que] y atra[iga] a su propio discurso una diversidad de voces (la propia -de otro tiempo o de otro espacio-, la ajena del interlocutor presente, la ajena ausente, voces proverbiales, voces anónimas)» (Calsamiglia y Tusón 1999: 149). La diferencia entre sujeto hablante y locutor conlleva consecuencias interesantes que, por un lado, señalan extralingüísticamente al problema de la recepción de la obra y a la posible identificación de autor-personajes (cf. Del Rey 2013g) y, por otro, tiene que ver propiamente con la configuración lingüística del texto, pues el autor tiene la potestad de “hacer hablar” a sus personajes, sobre todo en el discurso dialógico, como quiera. La variedad de voces, en este sentido, supone un conjunto de variaciones que afectan a la textualidad de la obra, también en lo que respecta a la configuración del continuum entre inmediatez y distancia comunicativas, desde el momento en que los parámentros comunicativos que rigen la relación entre sujeto empírico-autor/ lector(es) no son iguales (a veces, incluso, son muy distintos) que los que entran en juego en la interlocución de los personajes del diálogo 401 . Por lo demás, la polifonía que Ducrot atribuye a los textos en virtud de la figura del enunciador que de muy diversas maneras puede aparecer en el discurso del locutor -que, a su vez, puede coincidir o no con el sujeto empírico del texto- debe entenderse de este modo como un fenómeno argu- 398 Cf., a este respecto, el concepto de ʻdialogismoʼ que se estudió en § I, 2.1. 399 «Dicho de otro modo, en el sentido mismo de los enunciados hay una presentación de diferentes «voces», de varios puntos de vista, y el locutor tiene como misión esencial mostrarlos, y provocar su aparición en el interior del enunciado, así como discernir los orígenes de estos diferentes puntos de vista que Ducrot designa como enunciadores» (Tordesillas 1994: 15). 400 Es obligado citar en este punto la obra de Graciela Reyes (1984). 401 Así intenté demostrarlo en mi artículo Del Rey (2011b). <?page no="238"?> 238 mentativo entre cuyas características más acusadas se encuentra la de la recursividad. En el diálogo, por ejemplo, el autor puede poner en escena a un personaje que construye un discurso basándose en las palabras de su interlocutor y a la vez introduciendo una narración en la que entran en juego varios personajes cuya “voz”, en discurso directo o indirecto, aparece en el excursus narrativo. Además, es posible que estos personajes dentro del discurso del personaje del diálogo incluyan en su discurso refranes, citas directas o indirectas o se refieran, asimismo, a lo dicho por otros personajes dentro del relato. Este laberinto polifónico no es extraño al diálogo del Renacimiento, como se intentará demostrar a continuación, sino que, al contrario, se explica en virtud de la mezcla de tipos de secuencias (cf. § I, 1.1.2.2) permeables a la recursividad enunciadora. Son diversas las estrategias polifónicas que se advierten en los Coloquios de Erasmo y diferentes también las opciones de traducción. La presencia de un enunciador ajeno al locutor del discurso está muy a menudo relacionada con la presencia de verbos de lengua (cf. § II, 2.1.1) que funcionan como «señales demarcativas» (Girón 1989: 73) que ordenan el discurso ajeno y lo orientan de una manera determinada. Estos verbos se emplean para poner en evidencia que la afirmación previa corresponde a una fuente ajena al locutor, como se percibe en (276), donde la tercera persona del plural impersonaliza la voluntad enunciativa: (276) E: Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus. X: Aiunt [Um, lín. 163-166, p. 306]. -E: Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica. X: Assi lo dizen [Bat. 474, lín. 6-9, f. a5v]. -E: porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar. X: Assi lo dizen [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXr]. -O: por escusarme del vicio ordinario casi en todas las mugeres que despues que comiençan a hablar en vna cosa nunca acaban hasta que enojan y aborrecen a todo el mundo. X: Assi lo dizen [Bat. 478, lín. 19-22, f. g6v]. El mismo verbo aio aparece en (277), complementado por el adverbio vulgo ‘públicamente’, para introducir una máxima proverbial, es decir, un tópos: (277) E: Aiunt vulgo pueros angelicos in satanam verti, vbi consenuerint [Pp, lín. 1520, p. 172]. -E: Dizese vulgarmente que losniños angelicos se conuierten en satanas despues queenuejecieron [Bat. 479, lín. 7-9, f. VIIv]. -E: Tambien suelen dezir que los que quando niños son angelejos quando viejos se tornan demonios [Bat. 478, lín. 7-9, f. e2v]. <?page no="239"?> 239 Es también frecuente que la fuente externa al locutor, ya sea esta oral o escrita, se especifique por medio de una adición. Así ocurre en (278) en la versión de Virués con el verbo escribir impersonal y en (279) tanto con el verbo escribir como con decir. El resultado es que en (278) no se hace patente el enunciador que está detrás de la afirmación del personaje, aunque se presupone que existe un antecedente literario y, por tanto, culto, que tal vez reconoce Virués pero que no especifica por alguna razón -¿desconocimiento o voluntad estilística? -. El efecto moralizante se hace evidente, sin embargo, en (279), donde el traductor sí introduce la fuente concreta de la que se extrae el símil explicitando su naturaleza evangélica, algo que Erasmo en el original da por consabido: (278) E. Quemadmodum et tigres tympanorum sonitu sic aguntur in rabiem, vt seipsas dilanient [Um, lín. 123-124, p. 305]. -E. Como tambien delas tigres/ se escriue que al son de los atambores se ponen tan fieras que vnas a otras se despedaçan [Bat. 478, lín. 3-5, f. g5v]. (279) G. Imo mihi videtur haec non esse liberalitas in proximum, sed foeneratio apud Deum: perinde quasi conseruus ex pacto remittat conseruo tres drachmas, vt ipsi dominus condonet talenta decem [Pp, lín. 1656-1658, p. 176]. -G. Pues ami no solamente no me parece cosa aspera pero aun parece negocio muy ganancioso porque es dar a logro para con dios concertidumbre de ganar ciento por vno pues perdonad y perdonaros an : esta escrito y en otra parte del euangelio dize Jesu christo que al sieruo que no quiso perdonar a otro su compañero vna liuiana duda [sic] le fueron muy asperamente demandadas otras muy grandes que su señor le auia a el perdonado [Bat. 478, lín. 5-14, f. e6v]. Los refranes y proverbios son expresiones lexicalizadas en que convergen diferentes tópoi que dan lugar a enunciados con evidente base polifónica. Erasmo suele emplear numerosos proverbios tanto del latín como del griego para reforzar enunciativamente la argumentación de los personajes. La mayoría de ellos los encontramos en el coloquio Senile, del que se dijo que, por momentos, era el que con más acierto consigue instaurar el clima de verosimilitud conversacional connatural al discurso dialógico. Llama la atención que, por lo general, el traductor anónimo de [Bat. 479] reproduce al castellano casi literalmente las citas en griego que emplea el autor, mientras que en [Bat. 478] se leen soluciones que solo en parte guardan relación con el sentido del proverbio en lengua helénica. Así ocurre en (280) y (281) 402 . Hay que tener en cuenta que estos proverbios no revelan, 402 Habría que tener en cuenta de qué modo los traductores encontrarían materialmente el texto de Erasmo, pues es posible que alguno de ellos haya utilizado un testimonio en el que las citas en griego no estuvieran bien transcritas. En consecuencia, no es posible decidirse radicalmente por la hipótesis de que el traductor anónimo de [Bat. 478] desconocía la lengua griega. Lamentablemente, el acceso a los testimonios latinos de los Colloquia en el siglo XVI en España no me ha sido aún posible (cf. presentación). <?page no="240"?> 240 sin embargo, naturalidad expresiva en el sentido de que reflejen un tipo de discurso cercano a la inmediatez comunicativa, sino que más bien se trata de una pose retórica común a toda la corriente literaria de raigambre erasmiana también en siglos posteriores. Muchos de los proverbios que el mismo Erasmo utiliza en los Coloquios están extraídos de su colección de Adagia 403 : (280) Pa. Sed mouebat me Graecorum prouerbium: ∆εῖ τὰς χελώνας ἢ φαγεῖν ἢ µὴ φαγεῖν [Sen, lín. 319-320, p. 384]. -Pa. masfue [sic] mouido con el prouerbio delos griegos: cumple que los galapagosse coman: o no se coman [Bat. 479, lín. 7-9, f. XXVIr]. -Pa. pero yo no queria sino o bien dentro o bien fuera [Bat. 478, lín. 23-24, f. y2v]. (281) Pa. Sed nosti prouerbium: Τὸ τέχνιον πᾶσα γῆ τρέφει [Sen, lín. 345-346, p. 385]. -Pa. mas bien sabes el prouerbio que dize que las artes pequeñas qualquier tierra las cria [Bat. 479, lín. 17-19, f. XXVIv]. -Pa. pero ya sabes el refran que dizen vulgarmente : Quequien ha officio / ha beneficio 404 [Bat. 478, lín. 2-4, f. y3v]. En algún caso, no obstante, el proverbio sí parece tomado del ideario colectivo, como parece ser el caso en (282), en el que el enunciado que funciona como tópico popular es precedido, una vez más, por un verbo de lengua empleado impersonalmente. Efectivamente, el refrán se ha tomado en numerosas ocasiones como un tipo de expresión genuina de la lengua popular 405 al alcance de cualquier hablante que, como tal, está inserto en determinada tradición oral. Es cierto que este tipo de fraseología la solemos encontrar en situaciones de escasa formalidad en la interacción comunicativa, pero conviene ser precavidos porque muchas veces puede tratarse de proverbios no asumidos por la lengua cotidiana sino más bien reflejo de una tradición literaria fecunda sobre todo durante la Edad Media (pensemos en los famosos libros proverbiales de los siglos XIV y XV), en la que la finalidad moralizante es fundamental 406 . Además, los refranes responden a una estrategia argumentativa compleja, ya que son una especial fuente de 403 Cf. Del Rey (2013b). 404 En este caso, el traductor anónimo de [Bat. 478] se decanta por el empleo de un proverbio también popular que no traduce fielmente el contenido de la cita griega. 405 Esta concepción no es extraña a los escritores del XVI, como afirma Lapesa (1981 [2005]: 297) a propósito de Juan de Valdés: «[a] falta, pues, de autores con que respaldar sus consejos para el buen uso, [Valdés] lo hace acudiendo a los refranes, que, acogidos sin reparos por los escritos medievales, atraían el interés de los renacentistas; para estos eran manifestifación de la sabiduría natural, y en tal plano correspondían a lo que en el nivel culto representaban las sentencias de filósofos reunidas por Erasmo en sus Adagia». 406 Sobre la disyuntiva entre la espontaneidad o el artificio de los refranes habla Lázaro Carreter (1980). <?page no="241"?> 241 autoridad refrendada por la sabiduría popular, es decir, por los tópoi 407 presentes en la comunidad, y precisamente por ello, en principio, no refutables 408 : (282) E: Istuc vero difficillimum est, quum non abs re dictum sit, qui neminem habet inimicum, eum nec amicum habere quenquam, et felicitatis semper inuidiam esse comitem [Sen, lín. 99-101, p. 378]. -E: Muy dificultoso es esto que dizes: pues no se dixo sin causa: que el que no tiene enemigo alguno tanpoco puedetener amigo: y que la embidia suele acompañar alafelicidad [Bat. 479, lín. 9-13, f. XXr]. -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa ser bien quisto de todos: que no creo yo se dixo sin causa.Que aquel que no tiene enemigos/ no es possible tener amigos: y tambien porque la embidia suelevenir por compañera de qualquier prosperidad [Bat. 478, lín. 24-1, f. x4r-x4v]. Por otro lado, como introducción de otras “voces” en las intervenciones de los personajes son abundantes las citas 409 de autores clásicos como Demócrito y Ateneo de entre los griegos, Catón, Séneca y, sobre todo, de entre los preclásicos latinos, Terencio. Abundan también, como en parte puede deducirse de la lectura de los anteriores párrafos, las citas tomadas del Evangelio. Es este un texto conocido por los lectores del Renacimiento cuya procedencia, tal vez, como entiende Erasmo en la mayoría de las ocasiones, no es necesaria explicitar para reconocer la fuente. En el resto de los casos, con dificultad un lector no extremadamente culto podría reconocer las citas latinas de un Terencio o latinizadas de un Demócrito. Si las reconocemos, en parte, es gracias a la labor interpretativa y el estudio minucioso que de las obras de Erasmo ha hecho la crítica textual, sobre todo en las últimas décadas. La estrategia polifónica que emplea Erasmo en este 407 En esto reside el carácter polifónico del refrán: «en el acto argumentativo entran en juego los presupuestos, que, al ser de la comunidad, le dan al mismo un sentido polifónico» (Fuentes y Alcaide 2002: 40). 408 «[Los refranes] son entidades compuestas, esto es, preparadas de antemano y almacenadas en el arsenal del idioma, tal vez desde hace siglos; y se tienen como expresión de verdades eternas, probadas por la experiencia de muchas generaciones, y, por tanto, a salvo de resistencias dialécticas. Su forma fija, prefigurada y prácticamente intangible, de un lado, y su contenido semántico, que formula aserciones indiscutibles (al menos para quien lo aduce), parecen las causas responsables de la autonomía fónica con que el refrán se introduce en la charla o en la conversación» (Lázaro Carreter 1980: 219-220). 409 La naturaleza polifónica de la cita es evidente. Elena Méndez (1999: 102) la describe de la siguiente forma: «[c]itar es una operación discursiva que pone en contacto dos instancias comunicativas diferentes [omito nota]: por un lado, una instancia actual, que es la de la enunciación que refiere, cuya responsabilidad enunciativa compete [al locutor] y, por otro, una instancia inactual (desgajada, por tanto, de su situación enunciativa original, esto es, manipulada, en el sentido recto del término) a la que se le da representación en un nuevo discurso». <?page no="242"?> 242 caso responde a un prurito culturizante que no es exclusivo (quizá, ni siquiera representativo) del discurso dialógico, sino que también aparece, incluso con más intensidad y frecuencia, en los textos narrativos, doctrinales y, por supuesto, más allá del Renacimiento, también en los ensayísticos. A veces, como en (283), la referencia es tan sucinta y tan a propósito del contexto enunciativo que difícil sería reconocerla si no se está muy familiarizado con el escritor en cuestión, en este caso Terencio (Adelphoe, 821; cf. Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 305), de manera que las traducciones tampoco dan pie a que tal segmento sea considerado como cita: (283) X: At quo pacto attemperares te ei, qui domi non esset, aut esset ebrius? E: Mane, istuc ibam [Um, lín. 139-141, p. 305]. -X: Y de que manera te conformarias con aquel que no estouiesse en casa. o estouiesse borracho. E: Espera: que esso queria dezirte [Bat. 474, lín. 9-10, f. a5r]. -X: y de que manera te conformarias con aquel que no estouiesseen casa : o estouiesseborracho. E: Espera que esso queria dezir [Bat. 479, lín. 17-20, f. CIXr]. -X: Todo esso esta bien, pero como pudieras tu conformarte con marido que o nunca esta en casa/ o siempre esta beodo. O: Sufrete que alla llegaremos [Bat. 478, lín. 1-4, f. g6r]. -E: Como te conformarias con aquel que jamas estuuiese en casa,o quando estuuiesse,fuesse borracho? D: Ya te lo yua a dezir [Luj, lín. 27-3, f. 45v-46r]. En otras ocasiones, como en (284), la cita es más larga y, dado el componente métrico del texto terenciano (Phormio, 735; cf. Halkin, Bierlaire y Hoven (eds.) 1972: 375), habría sido más plausible su reconocimiento por parte de los intérpretes castellanos, que, en realidad, no alcanzan tal sutileza. Igualmente aquí la cita encaja a la perfección como arranque discursivo del coloquio en el sentido de que sirve para dar forma a la situación enunciativa en que se desarrollará el diálogo: (284) E. Nisi me fallit animus aut parum prospiciunt oculi, video tres veteres congerrones meos considentes, Pampirum, Polygamum et Glycionem [Sen, lín. 3-4, p. 375]. -E. si el coraçon no me engaña / o mis ojos veen menos delo que suelen : yo veo sentados Amis tres viejos fanfarrones. Pamphiro. Poligamo. Glicion [Bat. 479, lín. 17-21, f. XVIIv]. -E. Por cierto si yo no me engaño o estoy ciego/ aquellos que alli estan sentados son mis tres amigos antiguos Pampiro/ Poligamo y Glicion/ con quien yo solia siempre passar tiempo enel estudio [Bat. 478, lín. 2-7, f. x2r]. Las secuencias narrativas, como se ha indicado en varias ocasiones, son más frecuentes en los coloquios Senile y Uxor mempsigamos, aunque es únicamente en este último donde se pueden encontrar exempla desarrolla- <?page no="243"?> 243 dos que uno de los personajes, en concreto Eulalia, introduce en su discurso para proponer a su interlocutora situaciones de las que pueda extraer una moraleja provechosa para su situación personal. Dentro de estos relatos se insertan a veces intervenciones directas de los personajes narrativos, caracterizadas enunciativamente por la anteposición o intercalación del verbo de lengua inquit, especializado como presentador o señal demarcativa (Girón 1989) del estilo directo dentro de la narración. Así se ve en (285) y (286). En (285), la transición del estilo narrativo en tercera persona al discurso directo del personaje está más marcada sintácticamente por el empleo del adverbio tum/ entonces (que falta en la versión de Virués), lo que prepara discursivamente la introducción de la nueva “voz” en el relato, a la vez que el sujeto, inmediatamente tras el adverbio, funciona como etiqueta catafórica que especifica la fuente de las palabras que siguen: (285) E. Tum gener: Noui, inquit, ius meum, sed malim eam tua vel arte vel autoritate sanari, quam ad hoc extremum remedium venire [Um, lín. 201-202, p. 307]. -E. Estonçes el yerno le respondio. Bien se la jurisdicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanarla con tu auctoridad y industria: que venir a este postrimer remedio [Bat. 474, lín. 25-27, f. a6r]. -E. Entonces el yerno le respondio: bien se la juridicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanar la con tu autoridad y industria que venir a esse vltimo remedio [Bat. 479, lín. 20-23, f. CXII 1 r]. -O. yo bien se mi derecho le respondio el yerno: pero querria mas si ser pudiesse sanalla contu autoridad quevenir enesse remedio que a de ser el postrero [Bat. 478, lín. 15-18, f. g8r]. Más elaborado es el movimiento discursivo de citación que se da en (286), pues la primera parte del enunciado tiene apariencia de discurso indirecto, y así continúa hasta después de la condicional de nisi, cuando se produce un cambio abrupto de la tercera a la primera persona que se explica inmediatamente mediante la incrustación del verbo de lengua. Se trata de una efectiva estrategia argumentativa de índole polifónica que no es del gusto del corrector anónimo de Morejón, quien introduce un verbo de pensamiento para continuar con el discurso indirecto atenuando de este modo la fuerza ilocutiva que al segmento discursivo pretende aplicar el autor original: (286) E. Post annos aliquot, puella crebro sibi gratulata est, quod contigisset tali marito nubere; qui nisi contigisset, eram, inquit, omnium mulierum perditissima [Um, lín. 225-227, p. 307]. -E. Despues passados algunos años: la moça muchas vezes regozijada le daua muchas gracias: porque le auia caydo en suerte tal marido: que si topara con otro: era: dize: la mas perdida de todas las mugeres [Bat. 474, lín. 23-26, f. a6v]. -E. Despues passados algunos años ella muchas vezes se regozijaua entre si porque leauia dios dado vn tal marido : conosciendo que si con otro toparafuera la mas malauenturada muger del mundo [Bat. 479, lín. 9-13, f. CXII 2 r]. <?page no="244"?> 244 -O. que despues la muger no cabia en si de plazer por auer alcançado tal marido que si tal no le hallara yo fuera dezia ella la mas perdida muger y de menos valor que vuiera enel mundo [Bat. 478, lín. 3-6, f. h1r]. Cuando es el discurso indirecto el empleado tanto en el original latino como en las traducciones, llama la atención que, en numerosos casos, el verbo de lengua principal aparezca en presente, aunque el tiempo no es siempre respetado en las traducciones, como se advierte en (287). Todavía hoy en el discurso conversacional los segmentos narrativos en los que se intercalan voces interactuantes de un momento pasado son anunciados con verbos de comunicación en presente para acercar simbólicamente el momento de la narración al de la enunciación conversacional concreto, en una estrategia que quizás podría considerarse cercana al polo de la inmediatez comunicativa 410 -con entidad discursiva diferente a la del presente histórico (cf. § II, 1.3) empleado en narraciones ajenas a contextos conversacionales-: (287) E. Ibi submotis testibus denarrat socero se sperasse iucundam vitae sociam, nunc habere perpetuo lachrymantem ac sese discruciantem nec vllis monitis sanabilem; orat vt sibi adsit in medendo filiae morbo [Um, lín. 196-199, p. 307]. -E. Y apartandole delos que alli yuan: dixole: que el penso que tomaua compañia agradable para su vida: y agora hallaua que auia tomado vna continua llorina: que ella mesmase atormentaua y se deshazia: y que no auia manera para curarla con amonestaciones: rogandole le ayudasse a remediar aquella enferemedad de su hija [Bat. 474, lín. 17-22, f. a6r]. -E. y tomandolo a parte le dixo: que el penso quetomaua compañia agradable para su vida: y agora hallaua que auia tomado vna continua lloradora: que ella mesma se atormentaua y deshazia: y que no auia manera para remediarla con amonestaciones rogandole le ayudasse a remediar aquella enferemedad de su hija [Bat. 479, lín. 10- 17, f. CXII 1 r]. -O. solo alli le començo a contar todo lo que le passaua diziendo que el auia tomado a su hija con esperança de tener vida alegre con su compañia y que todo lo hallaua al reues porque lo mas del tiempo se le passaua en llorar y en matarse toda sin podelle el poner remedio con quanto auia prouado a hazer/ ruegale 411 que lede manera para sacar a su hija de tan gran mal y para ponella en razon delo que le conuenia como a cuya hijay muger era [Bat. 478, lín. 2-11, f. g8r]. Para mantener intacta en la mente del lector la relación principal que en el diálogo se establece entre los personajes principales, cuando estos actúan como narradores en los, a veces, largos segmentos monológico-narrativos, Erasmo deja entrever en ocasiones la voz del narrador que interrumpe la linealidad del relato en tercera persona, resaltando indirectamente, ya sea con la primera persona (288) o la segunda (289), que tales excursos narrati- 410 Cf. n. 32 de § II, 1.3. 411 Aquí sí introduce Virués la variatio del tiempo verbal, lo que confiere al discurso narrativo un tono más dinámico. <?page no="245"?> 245 vos tienen una fundamentación específica en la organización global del texto dialógico: (288) E. Vxor huius, mulier insigni probitate, nescio quid suspicans, peruestigauit furta mariti sui, et eo profecto nescio quo, adiit casam illam rusticanam [Um, lín. 236-238, p. 308]. -E. Y su muger: que es hembra de muy gran bondad. con nose que sospecha: saco por rastro el hurto de su marido. Y entretanto que el fue nose donde 412 : fuesse ala casa dela labradora [Bat. 474, lín. 1-4, f. a7r]. -E. y su muger en quien reyna mucha bondad: con no se que sospecha: saco por rastro lo que enla caça su marido hazia.y entre tanto que el se fue no se donde fuesse ella ala casa dela labradora [Bat. 479, lín. 24-2, f. CXII 2 r-CXII 2 v]. -O. Su muger que era vna matrona muy virtuosa cayo en cierta sospecha y con diligencia que hizo supo todo lo que por su marido passaua : y como el fuesse vn dia ydo a otra parte 413 fuese a aquella aldeuela [Bat. 478, lín. 20-24, f. h1r]. (289) E: Is, vt scis, florenti aetate duxit vxorem iam prouectiorem ac vergenti aetate [Um, lín. 257-258, p. 308]. -E: Este como sabes siendo de floresciente edad: se caso con vna muger de edad ya vieja [Bat. 474, lín. 29-31, f. a7r]. -E: Este como sabes siendo moço se caso con vna vieja [Bat. 479, lín. 8-10, f. CXIIIr]. -O: Este como sabes siendo mancebo se caso con vna muger ya vieja [Bat. 478, lín. 5-7, f. h2r]. Son también interesantes los ejemplos como (290) en que un personaje actúa como interlocutor de sí mismo, imaginándose en una situación determinada cotidiana en que delibera consigo mismo acerca de lo que debe o no debe hacer. En estos casos también suele preceder un verbo de pensamiento como cogito, que en (290), en la versión de [Bat. 479], es traducido por considero, aunque la completiva siguiente elimina el carácter de discurso directo. Consiguientemente, se elimina la interrogativa retórica que otorga una mayor intensidad argumentativa al enunciado original, tal como vemos en la solución de [Bat. 478], donde se mantiene el discurso directo a modo de monólogo interior con la modificación del verbo introductor. En efecto, este se sustituye por una construcción con el verbo hacer más un 412 Desde una perspectiva actual, es difícil ver en no sé dónde la presencia real de una primera persona, pues se trata de una expresión indefinida bastante gramaticalizada. Habría que rastrear si, en esta época, la gramaticalización estaba ya cumplida. Con todo, la traducción de Virués, a otra parte, sin alusión a la primera persona del discurso, bien podría avalar la hipótesis de que, también en los otros casos, no sé dónde no expresa más que una referencia indefinida de lugar, de manera que el uso del yo no tendría apenas repercusión polifónica. Lo mismo podría decirse del empleo de saber en segunda persona utilizado como mero marcador fático en la muletilla ¿sabes? , aunque integrada en una oración modal de carácter asertivo, como la del ejemplo (289), creo que la alusión efectiva a la segunda persona del diálogo es más clara. 413 Cf. n. previa. <?page no="246"?> 246 sustantivo -precedido de demostrativo catafórico- que se corresponde con el significado del verbo latino, pues se trata de su nominalización en castellano: (290) Po. Si mederi queam, medeor; sin minus, sic cogito, quid proderit me ringi re nihilo melius habitura? [Sen, lín. 145-146, p. 379] -Po. sile puedo dar medicina doygela: y sino considero que porfatigarme : no sucedera mejor el negocio [Bat. 479, lín. 8-10, f. XXIv]. -Po. Si lo puedo remediar / remediolo. E si no hago conmigo esta consideracion. Para que me tengo de matar pues que no ha de aprouechar nada? [Bat. 478, lín. 1-4, f. x6r] 2.7. Otras estrategias de modalización Como colofón a este apartado, me gustaría referirme a determinados fenómenos de modalización enunciativa interesantes desde el punto de vista de la traducción al castellano desde el latín. Numerosas perífrasis de carácter deóntico y diferentes verbos modales son soluciones a veces divergentes entre los distintos intérpretes para reproducir lingüísticamente una construcción modalmente marcada en el texto original. Por ejemplo, el valor obligativo de la perifrástica en latín, tanto en voz activa como pasiva, es, por lo general, traducido por la perífrasis haber de + infinitivo, aunque en ocasiones se dan variaciones llamativas, lo que es una constante en la polivalencia interpretativa de los traductores. Por ejemplo, el empleo del imperativo en (291) y (292 -en [Bat. 479]-), de manera que el contenido deóntico queda más fuertemente marcado con la proposición directiva: (291) E. Illud ante omnia tibi cauendum censeo, ne quid rixae moueas in cubiculo aut in lecto, sed curandum est, vt illic omnia sint festiua ac iucunda [Um, lín. 294- 295, p. 309]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso: que ninguna cosa de renzilla mueuas al tiempo del acoitar [? ] ni enla cama: antes has de procurar que lo que estonçes hablares: sean cosas de passatiempo: y alegria [Bat. 474, lín. 2-5, f. a8r]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso : que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar: nienla cama: antes has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo y alegria [Bat. 479, lín. 14-18, f. CXIIIIr]. -O. sobre todo esta sobre auiso que enla conuersacion matrimonial que suele ser la concordia que suelda todos los dessabrimientos que passan entre marido y muger no le seas enojosa [Bat. 478, lín. 4-7, f. h3r]. (292) G. Contemnendum censeo tantillum pecuniae [Sen, lín. 33, p. 376]. -G. y no hagamos caso detan poco dinero [Bat. 479, lín. 5-6, f. XVIIIv]. -G. Parece me que no deuemos hazer caso dela costa/ pues es poca mas [Bat. 478, lín. 17-18, f. x2v]. <?page no="247"?> 247 Otras estrategias de modalización que se relacionan con la perifrástica latina son el empleo del verbo poder en la traducción o las construcciones más específicamente deónticas es menester que o haber menester: (293) E: Alendus est igitur tibi proprie sacerdos? [Pp, lín. 1728, p. 178] -E: Menester has de mantener algun preste que tengas siempre contigo [Bat. 479, lín. 22-23, f. XIIIv]. -E: Dessamanera as de tener para ti solo y atu costa vnsacerdote [Bat. 478, lín. 15- 16, f. f2r]. Soluciones interesantes en las distintas versiones las encontramos en la traducción de un subjuntivo latino en oraciones subordinadas que no lo exigen siempre, como cuando se emplea en las oraciones adjetivas del tipo de (294), donde Morejón y el corrector anónimo optan por una solución epistémica con el verbo saber empleado como forma de futuro hipotético, mientras que Virués se inclina por la utilización de la perífrasis deóntica haber de + infinitivo con el verbo conjugado en futuro de subjuntivo, tiempo que aporta a la acción de por sí una dimensión virtual: (294) X: Philosopham esse oportet, quae ista praestet [Um, lín. 174, p. 306]. -X: Conuiene que sea philosopha: la que sepa hazer todo esso [Bat. 474, lín. 19-20, f. a5v; Bat. 479, lín. 23-24, f. CXr]. -X: Filosofa es menester que sea la que todo esso vuiere de mirar [Bat. 478, lín. 9- 10, f. g7r]. Diferentes opciones tenemos también para el subjuntivo de (295), una vez más dentro de una subordinada de relativo. El corrector de Morejón realiza una traducción muy fiel al texto latino, dejando como subjuntivo el verbo de la subordinada. Virués sustituye el pronombre relativo por un gerundio + nombre y complemento de este en infinitivo cambiando así la estructura sintáctica y modificando la impronta modal del subjuntivo. Luján se decide por la más sencilla solución de emplear una perífrasis deóntica como interpretación del subjuntivo latino: (295) E: Et piget operam sumere in fingendo marito, quicum perpetuo suauiter degas aetatem? [Um, lín. 398-399, p. 312] -E: E sientes trabajo en poner vnpoco de diligencia en hazer tu marido atu proposito con quien biuas a tu voluntad todo el tiempo de tu vida? [Bat. 479, lín. 21-24, f. CXVIv] -O: E rehussas de tomar trabajo en ablandar y hazer a tus costumbres a tu marido/ o tu alas suyas teniendo esperança si con ello salieres de biuir perpetuamente conel en plazer y descanso [Bat. 478, lín. 8-11, f. h5r]. -D: Como,tan gran trabajo te parece? tomamos trabajo por hazer vna cosa para solo nuestro deleyte,y no lo tomaremos para amansar vn marido con quien toda la vida hauemos de viuir [Luj, lín. 22-25, f. 53r]. <?page no="248"?> 248 El modo subjuntivo en la oración principal (cf. Lapesa 2000c: 835-839) puede dar lugar a diferentes traducciones con diverso grado de implicación modal en el discurso por parte de los intérpretes. Así, en (296), el pluscuamperfecto de subjuntivo expresa una situación hipotética irreal en el marco de la condicionalidad que activa el adverbio latino alioqui ‘de otra manera, en otro caso’. El carácter epistémico de toda hipótesis es reforzado en la versión de Virués mediante la adición del adverbio de conjetura quiça: (296) X: Desiit, et sapuit; alioqui vapulasset [Um, lín. 65, p. 303]. -X: Dexolo. y fue sabio. que de otra manera yo te prometo que le cargara de palos [Bat. 474, lín. 30-31, f. a3v]. -X: Dexolo y fue sabio: que de otra manera yo te prometo que el supiera a que saben mis manos [Bat. 479, lín. 15-17, f. CVIIr]. -X: Si dexo y bien supo lo que hizo: que si por otro camino tirara quiça lleuara enla cabeça [Bat. 478, lín. 27-1, f. g3v-g4r]. -E: Dexolo , y aun yo te prometo que hizo mas que supo , que de otra manera el supiera a que saben mis manos [Luj, lín. 5-7, f. 30r]. En (297), el subjuntivo tiene como objetivo discursivo expresar una negación indirecta a la propuesta del interlocutor. El recurso expresivo de la comparación hiperbólica hace de la intervención del personaje una muestra bien patente de la verosimilitud conversacional en el polo más cercano de la inmediatez comunicativa -a la que también contribuye la focalización a la izquierda del adverbio citius que se convierte en marcador de preferencia en las traducciones (antes)-. Las soluciones de los dos traductores van desde una construcción factitiva que señala directamente al interlocutor (lo que no ocurre con la referencia indirecta del original), con lo que, quizá, se está poniendo en peligro la imagen negativa de este, hasta el uso del futuro hipotético que recoge más fielmente el valor modal del subjuntivo latino, así como el carácter indirecto de la crítica a la propuesta: (297) E: Simulemus nos velle simul abire pedites. Po: Citius credant cancros volaturos, quam nos tam grandes pedibus hoc iter confecturos [Sen, lín. 24-26, p. 376]. -E: Finjamos que nos queremos yr juntos apie. Po: Antes les haras creer que los cancros buelan que piensen que hombres de tanta edad: ande yr a pie este camino [Bat. 479, lín. 19-22, f. XVIIIr]. -E: yo te dire como sea / finjamos que nos queremos yr a pie todos quatro de amor compaña. Po: Donoso eres/ antes creeran que los cangrejos¦an de bolar que no que auemos de yr nosotros a pie siendo tan viejos vn camino tan largo [Bat. 478, lín. 3-7, f. x2v]. Por último, en (298) el subjuntivo presenta también la acción como hipotética-potencial, reforzada por el adverbio epistémico fortassis/ por ventura. Esta implicación modal del subjuntivo en la oración principal es re- <?page no="249"?> 249 flejada en la traducción de [Bat. 479] en el uso del condicional, con el mismo valor de potencialidad, al igual que en [Bat. 478], donde, sin embargo, la potencialidad queda aún más diluida en el contexto enunciativo al ser utilizada una perífrasis epistémica con el verbo poder. En cualquier caso, tanto en los dos ejemplos anteriores como en este, se trata de soluciones que intentan reproducir el valor modal del subjuntivo que, en determinados contextos, sobre todo como forma principal de un predicado verbal, no puede ser traducido como tal, sino que se debe recurrir a otras estrategias de modalización más naturales a la lengua castellana y acordes al contexto conversacional que se reproduce en los diálogos: (298) G. Ista solicitudo fortassis adimat mihi aliquot vitae dies [Sen, lín. 158-159, p. 380]. -G. y por ventura este cuydado me quitaria algunosdias de vida [Bat. 479, lín. 4-5, f. XXIIr]. -G. y pensar mucho enla muerte/ por ventura me podria quitar algunos dias devida [Bat. 478, lín. 27-28, f. x6r]. El futuro latino no siempre es traducido por el tiempo correspondiente en castellano, sino que muy a menudo, como puede comprobarse en (299) o (300), se sustituye por expresiones volitivas que guardan relación con el aspecto intencional y proyectivo del futuro verbal 414 . En estos ejemplos, uno de los traductores sí opta por la versión más cercana al original latino, pero no es raro que ambos se decanten por la utilización del verbo querer + infinitivo para traducir el futuro sintético latino, como se ve en (301): (299) G: Dicam artes meas, modo tu vicissim narres nobis artes tuas, quibus senectutem accelerasti [Sen, lín. 59-60, p. 377]. -G: quiero dezir mis artes: con condicion que tu a vezes nos cuentes las tuyas : con las quales teheziste viejo temprano [Bat. 479, lín. 13-15, f. XIXr]. -G: yo dire mis maneras con tal que tu tambien nos cuentes las tuyas: con que tan temprano te has hecho tan viejo [Bat. 478, lín. 27-1, f. x3r-x3v]. (300) G. Sed interim non operiar te, quin ipse quotidie meipsum superare contendo [Pp, lín. 1832-1833, p. 181]. -G. pero yo no te esperare : porque cada dia trabajo de sobrepujar a mi mismo [Bat. 479, lín. 3-5, f. XVIIv]. -G. pero aun que digo esto no entiendo de esperarte pues que aun ami mesmo procuro de vencerme en esta jornada de vn dia para otro [Bat. 478, lín. 23-25, f. f5r]. (301) E: Posteaquam coepi semel, expiscabor omnia [Pp, lín. 1713, p. 177]. -E: yapues vna vez comence / quiero preguntar de todas las cosas [Bat. 479, lín. 26-2, f. XIIIr-XIIIv]. -E: Pues ya he començado quiero tornar a saber de ti [Bat. 478, lín. 23-24, f. f1v]. 414 Así se observa desde la configuración de este tiempo verbal en sus formas analíticas con perífrasis modales desde el latín vulgar (cf. Herman 1975 [1997]: 86-87). <?page no="250"?> 250 Para terminar con las estrategias de modalización que pueden estudiarse en las traducciones de los Coloquios, merece la pena señalar cómo determinados sintagmas con el verbo ser, tales como los latinos est tempus (302) o necesse est (303), son sustituidos por la perífrasis tan usual en las versiones haber de + infinitivo, que en este sentido podría considerarse una reducción de la variedad estilística del autor holandés en el empleo de fórmulas modales: (302) E. Est tamen tempus, quum in re seria fas est vxori monere virum, si quid est alicuius momenti; nam ad leuia praestat conniuere [Um, lín. 154-155, p. 305]. -E. Assi mesmo se ha de mirar el tiempo quando ha de amonestar la muger al marido enlas cosas de alguna importancia: que en cosas liuianas: mejor es dissimular: haziendo como que no las vemos [Bat. 474, lín. 28-31, f. a5r]. -E. assi mesmo se ha de mirar el tiempo quando a de amonestar la muger al marido enlas cosas de alguna importancia : que las liuianas mejor es dissimularlas [Bat. 479, lín. 17-20, f. CIXv]. -O. Tiempos ay en que 415 la muger puede dezir su parescer al marido/ si viere algunas cosas en que va mucho / que las que son liuianas mejor es dissimulallas que no estrujallas [Bat. 478, lín. 28-3, f. g6r-g6v]. -D. Tambien hauemos de mirar quando a nuestros maridos reprehendemos en cosa de gran importancia,que en las de poca mejor es disimularlas y callarlas [Luj, lín. 26- 3, f. 46r-46v]. (303) E: Ita necesse est, si tempus a nuptiarum die supputas [Um, lín. 351, p. 311]. -E: Assi es de necessidad 416 : si cuentas el tiempo: desde eldia delas bodas [Bat. 474, lín. 33-34, f. a8v]. -E: Assi ha de ser de necessidad: si cuentas el tiempo desde el dia que te casaste [Bat. 479, lín. 14-15, f. CXVv]. -O: Por fuerça a de salir assi si cuentas el tiempo desde que os casastes [Bat. 478, lín. 10-11, f. h4r]. La esfera de lo epistémico, por otro lado, se intensifica en algunas traducciones cuando la afirmación en latín se corresponde con un juicio referente al mundo interior del interlocutor, de manera que lo que en latín es una afirmación tajante en ciertas versiones se convierte en una sospecha - expresada con la perífrasis deber de + infinitivo- que se fundamenta discursivamente en los segmentos dialógicos precedentes. Se trata, como se vio en parte en otro apartado (§ II, 2.2), de una estrategia de atenuación de la que gustan bastante los intérpretes de los Coloquios: (304) E. Nosti palatum mariti [Um, lín. 405, p. 312]. -E. y pues sabes el gusto detu marido [Bat. 479, lín. 10-11, f. CXVIIr]. -E. ya deues de conocer el gusto de tu marido [Bat. 478, lín. 24-25, f. h5r]. 415 Más ajustado al valor etimológico de la expresión deóntica latina. 416 Cf. n. previa. <?page no="251"?> 251 (305) E: Quid hic ab illo flagitas? Nam video tuas salutationes esse petaces, cuiusmodi fere sunt mendicorum [Pp, lín. 1576-1577, p. 173]. -E: Dime que es esto que pides a dios con tanta importunidad? porque veo que estas tus salutaciones son pedigueñas dela manera que son las delos pobres? [Bat. 479, lín.12-15 , f. IXr] -E: Que le demandas / que segun veo tales deuen ser tus palabras como las delos pobres que andan por las puertas que no hablan sino para demandar? [Bat. 478, lín. 8-11, f. e4r] <?page no="253"?> 253 CAPÍTULO 3 MECANISMOS FÓRICOS DE REFERENCIA Todo texto contiene, por definición, un conjunto de unidades que hacen referencia a elementos gramaticales o léxicos 417 ya enunciados o que anuncian su aparición. Se crea así una red de conexiones anafóricas y catafóricas que constituye uno de los pilares fundamentales de la textualidad (cf. § II, introducción). Por supuesto en el discurso dialógico todas esas unidades también funcionan como mecanismos de referencia que encadenan las intervenciones de los personajes y garantizan la progresión del discurso. Comenzaré con la descripción en el corpus de las formas gramaticales de remisión textual, centrándome en la deixis específica y la deixis textual (§ II, 3.1.1) y en la elipsis (§ II, 3.1.2). Continuaré con las unidades léxicas, entre las que cabe destacar la repetición y la asociación (§ II, 3.2). 3.1. Mecanismos gramaticales Diferentes mecanismos gramaticales contribuyen a establecer relaciones de cohesión entre las unidades discursivas que componen el texto. Entre ellos habría que recordar el importante papel que desempeñan los tiempos verbales 418 , cuya coherente organización en el discurso es fundamental si se quiere garantizar la cohesión expositiva y/ o narrativa (§ II, 1.3). 417 «[E]l elemento que activa una relación referencial (es decir, que se relaciona con una palabra o conjunto de palabras plenamente referenciales) puede tener naturaleza gramatical o léxica. Esta diferencia es muy importante desde el punto de vista textual, ya que los elementos gramaticales (pronombres, morfemas verbales y posesivos de tercera persona) retornan el referente garantizando el mantenimiento de marcas gramaticales como la persona, el género o el número, pero sin introducir información léxica; en cambio, los elementos [.] que son léxicos nos aportan información adicional, objetiva o subjetiva respecto al referente» (Cuenca 2010: 40). 418 Efectivamente, los morfemas verbales pueden considerarse marcas fóricas de referencia (cf. § II, 1.3). Cf. este respecto Cuenca (2010: 56). <?page no="254"?> 254 3.1.1. Deixis específica y deixis textual En § II, 1 fueron comentados distintos tipos de deixis que tenían que ver con la situación enunciativa en que se desarrolla el diálogo. Se trataba aquí de una deixis externa en la que los mecanismos de referencia hacían alusión, por lo general, a realidades personales, espaciales, temporales y modales independientes de la configuración textual del discurso. En este apartado, me centraré, por el contrario, en la deixis interna, es decir, en las unidades, relacionadas con la tercera persona del discurso, que remiten a otras dentro del mismo texto. Llamo deixis específica a la que está integrada por elementos fóricos que se refieren a una unidad determinada, previa o posterior, en la linealidad del discurso. La deixis textual, por contra, se refiere a todo un fragmento, más o menos largo, anterior o siguiente, en el discurso. Tanto una como otra, pues, pueden ser estudiadas de acuerdo con su naturaleza anafórica o catafórica 419 . Los mecanismos fóricos de referencia gramatical incluyen unidades diferentes como pronombres personales tónicos y átonos de tercera persona, pronombres relativos, indefinidos, pronombres y determinantes demostrativos y posesivos, etc. El sistema de correferencia gramatical del latín, como apunta, entre otros, Álvarez Huerta (2009: 274-275) es complejo, pues cuenta con tres deícticos (hic, iste, ille) y tres fóricos (is, idem, ipse), aunque entre todos «se producen interferencias funcionales, en el sentido de que los deícticos desempeñan también funciones fóricas» 420 . Todos ellos, claro, aparecen en el texto latino de los Coloquios, aunque con preferencia de hic y de is, con valores y funciones similares a los que se documentan para la época clásica. Los traductores utilizan diferentes mecanismos de referencia anafórica y catafórica, muchas veces independientemente de la unidad concreta que aparece en el texto fuente. Esto quiere decir que un 419 Para algunos autores, como Eguren (1999: 936), la anáfora y la catáfora no son propiamente un tipo de deixis, pues según este investigador «son expresiones deícticas las expresiones referenciales cuyo uso básico o canónico es deíctico», mientras que «[l]os términos anafóricos (o catafóricos) no identifican a sus antecedentes (o a sus subsecuentes); tampoco se interpretan normalmente en relación con las coordenadas deícticas. Las anáforas o las catáforas «tienen el mismo referente» que otro término o expresión que ha aparecido antes, o que aparecerá después, en el discurso. La anáfora consiste, por tanto, en una relación de ‘correferencia’». 420 Tales interferencias son fundamentales para comprender de qué manera evoluciona el sistema de los demostrativos en las lenguas romances: «[c]onsecuencia de este proceso (deíctico > fórico) es la paulatina desaparición del fórico por excelencia is [...], en paralelo a la conversión del deíctico ille en fórico, como paso previo a su posterior gramaticalización como artículo [...] y pronombre personal de 3ª persona en las lenguas romances» (Álvarez Huerta 2009: 274-275). Un completo estado de la cuestión que atañe a la evolución del sistema de demostrativos del latín al castellano puede encontrarse en Eberenz (2000: 246-250). <?page no="255"?> 255 mismo traductor vierte al castellano, por ejemplo, el pronombre demostrativo latino hic mediante este, esse o incluso aquel, sin que se dé, por lo general, una correspondencia biunívoca entre los elementos deícticos. De ahí que, como se puede comprobar en el cuadro que se adjunta en el apéndice 2, sean mucho más abundantes las soluciones divergentes entre traductores que las coincidentes. El demostrativo correferente empleado con más frecuencia en las versiones castellanas es este [41/ 79 421 ], con sus diversas variantes de género y número. Como puede apreciarse en el apéndice 2, la mayoría de las ocasiones es traducción del deíctico latino hic, haec, hoc 422 , tanto en sus funciones de referencia específica como textual. No obstante, también es elevado el número de traducciones de esta unidad latina como pronombre personal [14/ 79] o el de las ocasiones en que los intérpretes optan por la reposición del sustantivo previo [12/ 79], ya sea por repetición o por asociación (cf. § II 1.2). Tampoco es desdeñable la cantidad de omisiones [13/ 79] del pronombre. Como se ha indicado anteriormente, llaman la atención las divergencias en la traducción que implican la presencia de determinados elementos deícticos frente a otros incluso frente a la ausencia de cualquier unidad en las versiones. Así se comprueba en (1) debido a la reelaboración sintáctica y de contenido en Luján, ya que tal omisión no se debe tanto a la eliminación deliberada de la referencia fórica por parte del intérprete sino más bien a la mayor libertad traductora en ese fragmento textual en concreto, donde siempre hay que tener en cuenta, además, la elipsis que es otro mecanismo de cohesión gramatical enormemente productivo (cf. § II, 3.1.2): (1) E. Ilico tetigit animum illius suspicio vxoris hoc esse factum [Um, lín. 246-247, p. 308]. -D. entonces el marido por las señas conocio que era su muger [Luj, lín. 13-14, f. 48v]. 421 La segunda cifra posterior a la barra dentro de los corchetes indica el número de ejemplos contabilizados para la palabra latina en cuestión -en este caso, hic, haec, hoc-, mientras que la cifra que aparece en primer lugar corresponde a la cantidad de veces que el elemento castellano que se discute aparece en las traducciones. Puesto que el número de soluciones divergentes en las versiones castellanas supera siempre el de las coincidentes, no debe extrañar que la suma de los números que aparecen como traducción de las diferentes formas latinas sea siempre superior al número que se computa en el total de casos documentados, que solo tiene en cuenta el número de ocasiones en que aparece el deíctico/ fórico latino. 422 Sobre los valores fóricos de este pronombre dice Álvarez Huerta (2009: 275) que «en la mayoría de ellos [...] es patente su relación con la primera persona [...], pues remite a algo que el hablante acaba de decir -anafórico [...]-, o a algo que va a decir de inmediato -catafórico [...]-». Tal remisión tiene que ver, por supuesto, con la función propiamente deíctica de esta unidad, que abarca el tiempo y el espacio en que se desenvuelve el emisor del mensaje. <?page no="256"?> 256 Las soluciones coincidentes se limitan a la ausencia de deíctico en muchas ocasiones, tanto cuando este aparece en anáfora en el texto latino (2) como en catáfora (3), aunque también se han documentado casos de uso del demostrativo esse (4) 423 . En (2), de nuevo, es la modificación de la expresión literal latina lo que propicia la ausencia del pronombre en las traducciones, mientras que en (3) la omisión tiene que ver con el rechazo de la catáfora que es tendencia compartida en los distintos traductores (cf. infra): (2) E: Quasi vero hoc non sit obsequium [Um, lín. 153, p. 308]. -E: Como si no nos pagassen ellos enla mesma moneda [Bat. 474, lín. 26-27, f. a5r; Bat. 479, lín. 15-16, f. CIXv]. -O: Bueno es esso como si no estuuiesen ellos obligados a hazer y no hiziesen otro tanto con nosotras [Bat. 478, lín. 26-28, f. g6r]. -D: No nos pagan ellos por ventura en la misma moneda [Luj, lín. 23-24, f. 46r]. (3) G. Et hoc mihi perpetuum studium fuit, ne quid mei commodi ex aliorum incommodis compararem [Sen, lín. 103-104, p. 378]. -G. y tuue siempre continua diligencia de no buscar mi prouecho con daño de otro [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXr]. -G. Allende desto yo me pague siempre de no querer prouecho ninguno / que fuesse con daño de otros [Bat. 478, lín. 3-5, f. x4v]. (4) E. Tum gener: Noui, inquit, ius meum, sed malim eam tua vel arte vel autoritate sanari, quam ad hoc extremum remedium venire [Um, lín. 201-202, p. 307]. -E. Estonçes el yerno le respondio. Bien se la jurisdicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanarla con tu auctoridad y industria: que venir a este postrimer remedio [Bat. 474, lín. 25-27, f. a6r]. -E. Entonces el yerno le respondio: bien se la juridicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanar la con tu autoridad y industria que venir a esse vltimo remedio [Bat. 479, lín. 20-23, f. CXIIr]. -E. yo bien se mi derecho le respondio el yerno: pero querria mas si ser pudiesse sanalla contu autoridad quevenir enesse remedio que a de ser el postrero [Bat. 478, lín. 15-18, f. g8r]. No son pocas las ocasiones en que los traductores se decantan por el uso de otras unidades fóricas como los indefinidos, aunque las soluciones no coincidentes revelan una vez más que el empleo del demostrativo este y/ o esse es más general 424 : 423 Las soluciones con ese evidencian la relación que guarda el elemento anafórico con la esfera del oyente, de cuya intervención previa se recupera un elemento al que el otro personaje hace referencia con el sintagma con demostrativo. 424 La franja que separa a este y a ese en el universo de la referencia fórica es muchas veces casi imperceptible, como también apunta Rolf Eberenz en relación a la época que él toma en consideración: «[t]odavía más borrosa aparece la divisoria entre este y esse en la correferencia anafórica, donde se neutraliza la oposición entre los dos; fenómeno de fácil explicación histórica, si se tiene en cuenta que hacia esta función convergen el valor deíctico de este y el identificador de esse» (Eberenz 2000: 264). <?page no="257"?> 257 (5) E: Qui adeunt elephantos, non gestant vestem candidam, nec puniceam qui tauros, quod his coloribus compertum sit ea animantia efferari [Um, lín. 122-123, p. 304]. -E: Los que tratan con los Elephantes no traen vestidura blanca: ni tampoco la traen morada los que tratan con los toros: porque se halla estos animales: con estas colores hazerse mas fieros [Bat. 474, lín. 22-25, f. a4v]. -E: Los que tratan con los elephantes no andan vestidos de blanco: ni tampoco de colorado los que tratan con lostoros: porque se halla[n] estos animales con estas colores hazer se mas fieros [Bat. 479, lín. 14-18, f. CVIIIv]. -O: Los que han de tratar con los elefantes no lleuan uestiduras blancas/ ni moradas los que tratan los toros porque se hallan en brauecerse estos animales con los tales colores [Bat. 478, lín. 27-3, f. g5r-g5v]. (6) X: Superi male faxint, qui ius hoc nobis ademerunt [Um, lín. 83, p. 303]. -X: Mal haga dios alos que tal derecho nos quitaron [Bat. 474, lín. 14-15, f. a4r; [Bat. 479, lín. 14-15, f. CVIIv]. -X: Malle haga dios aquien essa ley reuoco [Bat. 478, lín. 21, f. g4r]. -E: No se que mouio a quien tal derecho quito [Luj, lín. 11-12, f. 30v]. Es también frecuente la reposición del sustantivo en coaparición, en la otra versión, con un pronombre personal tónico: (7) G: Optime. Ad has non minus religiose accedo, quam ad sacram synaxim [Pp, lín. 1715-1716, p. 177]. -G: En gran manera alos sermones no menos religiosamente me allego que ala sancta communion [Bat. 479, lín. 3-5, f. XIIIv]. -G: Muy bien: ca novoy a ellos con menos reuerencia y deuocion que a oyr missa [Bat. 478, lín. 25-26, f. f1v]. A veces la reposición del sustantivo sucede cuando encontramos una estructura sintáctica correlativa en el caso del coloquio Senile, donde el mayor número de personajes quizá motive por parte de los traductores un mayor deseo de explicitación: (8) Pa: Quid? Aut hic cessauit ac restitit in cursu, aut ille antevertit [Sen, lín. 49, p. 376]. -Pa: Que es la causa? o el vno se detuuo yparo en la carrera: oelotrole passo adelante [Bat. 479, lín. 2-3, f. XIXr]. -Pa: Que? o que Glicion se paro y estanco enla carrera del biuir: o que essotro se dio tanta priesa que lo passo delante [Bat. 478, lín. 13-15, f. x3r]. El recurso al nombre indefinido cosa(s) como procedimiento de referencia anafórica es, asimismo, abundante en los diferentes traductores, especialmente en Morejón, enmendado habitualmente a este respecto por su corrector anónimo, lo que hace suponer que tal solución no era considerada estilísticamente recomendable, como ocurre en la actualidad: <?page no="258"?> 258 (9) E. Haec quoniam erant noua puellae, quae domi suae fuerat in summo ocio et inter famulorum colloquia lususque educata, coeperunt esse taedio [Um, lín. 189- 191, p. 306]. -E. Y como todas estas cosas fuessen muy nueuas para ella: la qual auia sido criada ensu casa: en mucha ociosidad: y entre las platicas y juegos dela familia: haziansele muy asperas [Bat. 474, lín. 6-9, f. a6r]. -E. y como todo esto fuese muy nueuo para ella: que auia seydo criada en su casa en mucha ociosidad: y entre las platicas y juegosdelafamilia: hazia sele muy aspero [Bat. 479, lín. 23-26, f. CXv]. -O. Todas estas cosas como a ella le leeran [sic] nueuas porque se auia criado en ociosidady nunca avia sabido ni visto sino las burlas de sus criados y criadas començo de aborrecellas [Bat. 478, lín. 14-17, f. g7v]. Esta impresión puede ser en parte confirmada por las diferencias que vemos en algún pasaje del Pietas puerilis, en el que Virués tiende igualmente a utilizar el demostrativo neutro mientras que es más habitual que el traductor anónimo emplee el sustantivo cosas para referirse a un fragmento textual previo 425 : (10) G. Sint haec exempli causa dicta [Pp, lín. 1686, p. 176]. -G. Estas cosas que he dicho sean dichas por causa de exemplo [Bat. 479, lín. 11-12, f. XIIv]. -G. Esto te baste por exemplo [Bat. 478, lín. 28-1, f. e8v-f1r]. El demostrativo ille, illa, illud, que en sus funciones deícticas puras expresa alejamiento respecto del enunciador, «sin duda como consecuencia de su valor de alejamiento, remite con frecuencia a algo conocido o recordado, pero no necesariamente presente en el discurso» (Álvarez Huerta 2009: 277). Efectivamente, cuando los personajes se refieren a realidades conocidas o relativas al contexto cultural que recrea el autor, se emplea este demostrativo aunque no guarde relación con ningún elemento previo del discurso 426 : 425 Lo mismo ocurre con el pronombre iste en lo que atañe a este tipo de divergencias en las versiones: (a) E. Sed praestas ista, quae doces? [Pp, lín. 1536, p. 172]. -E. mas dime hazes estas cosasque enseñas? [Bat. 479, lín. 13, f. VIIIr]. -E. mas dime obras esso que enseñas? [Bat. 478, lín. 8-9, f. e3r]. (b) X: Audiui ista [Um, lín. 58, p. 303]. -X: Ya he oydo estas cosas [Bat. 474, lín. 22, f. a3v]. -X: ya yo he oydo esso [Bat. 479, lín. 5, f. CVIIr]. -X: Todo esso he oydo [Bat. 478, lín. 19, f. g3v]. -E: Ya yo he oydo esso [Luj, lín. 17, f. 29v]. 426 En los Coloquios, he documentado el uso de la mayoría de los pronombres deícticos y fóricos con un valor de referencia deíctica inespecífica, es decir, que no guarda rela- <?page no="259"?> 259 (11) G. Quidam omni ex re decerpunt, si quid est incommodi, qualis fuisse videtur Crates ille 427 , cuius titulo fertur epigramma vitae mala colligens [Sen, lín. 131-132, p. 379]. -G. ay algunosque de todas las cosas sacan lo dañoso. Como parece auersido aquel Crates : por cuyo titulo esdicho el epigramma que coje los males dela vida [Bat. 479, lín. 12-15, f. XXIr]. -G. E no hagas como algunos que ay que de quantas cosas en esta vida se offrecen no consideran sino el mal que enellas ay. De esta condicion parece que deuia ser aquel filosofo Crates: segun parece por aquellos versos suyos que andan por ay en que collige y amontona todos los males que al hombre pueden venir [Bat. 478, lín. 28-6, f. x5r-x5v]. Las traducciones más frecuentes de ille son aquellas en las que se utiliza algún tipo de pronombre personal [20/ 51], tanto tónico (12) como átono (13), lo que no debe extrañar de acuerdo con la etimología de estos, al igual que tampoco sorprenderá que hasta en siete ocasiones se recurra al artículo definido, con idéntica etimología y valores fóricos (cf. Lapesa 2000d), para verter el demostrativo latino (14), aunque con soluciones no coincidentes entre las que también se aprecian el demostrativo aquel en Virués y la elipsis en Luján, en uso plenamente idiomático: (12) G. certe quum primum licet, memet ab illis suffuror [Pp, lín. 1776-1777, p. 179]. -G. en viendo oportunidad salgome deentre ellos [Bat. 479, lín. 15-16, f. XVv]. -G. hallada oportunidad me aparto dellos [Bat. 478, lín. 27-2, f. f3v-f4r]. (13) E: Quid illi narras? [Pp, lín. 1552, p. 173] -E: Que le dizes? [Bat. 479, lín. 7, f. VIIIv] ción con ningún elemento, previo o posterior, en el discurso, sino que apuntan a una realidad que se da por supuesta o experimentada -ejemplos (c) y (d)-. En las traducciones, la forma más empleada en estos casos, quizá por su carácter de lejanía respecto de la esfera del enunciador, en el sentido de que se desea evocar algo que no es visible ni audible en el contexto conversacional, es aquel: (c) E. Etenim, si is locus, qui diluendis offensis sarciendaeque gratiae consecratus est, lite aut aegritudine quapiam profanetur, iam sublatum est omne remedium beneuolentiae reconciliandae [Um, lín. 296-298, p. 309]. -E. porque si aquel lugar que es dedicado para oluidar los enojos: y boluer ala amistad: es violado y profanado con questiones: y malenconia: ningun otro remedio queda: para reconciliar el amor y la beneuolencia [Bat. 474, lín. 5-8, f. a8r]. (d) E: Illud docet: vxorem omnem curam adhibere oportere, vt in congressu connubiali iucunda sit marito, quo recalescat ac redintegretur amor ille maritalis [Um, lín. 315-316, p. 310]. -E. Danos a entender que conuiene ala muger poner toda diligencia en que en aquel acto del matrimonio se muestre muy alegre a su marido : porque con aquello mas se encienda y confirme aquel amor matrimonial [Bat. 479, lín. 17-22, f. CXIIIIv]. 427 Cf. n. 28 de § II, 1.2. <?page no="260"?> 260 -E: E que le dizes? [Bat. 478, lín. 2, f. e3v] (14) E. et eo profecto nescio quo, adiit casam illam rusticanam [Um, lín. 237-238, p. 308]. -E. Y entretanto que el fue nose donde: fuesse ala casa dela labradora [Bat. 474, lín. 2-4, f. a7r; Bat. 479, lín. 26-2, f. CXII 2 r-CXII 2 v]. -O. y como el fuesse vn dia ydo a otra parte fuese a aquella aldeuela [Bat. 478, lín. 23-24, f. h1r]. -D. mas antes yendo su marido a otro cabo algo lexos,ella se fue a casa de la moça [Luj, lín. 10-12, f. 48r]. De entre los demostrativos que son traducción de ille, como cabía esperar, aunque en una proporción mucho menor que la de los pronombres personales, es aquel el más comúnmente utilizado por los intérpretes [7/ 51], aunque no faltan casos de esse [2/ 51] e incluso de este [1/ 51] para traducir una catáfora que en el texto latino pretende reflejar una situación externa al discurso pero seguramente reconocida por el interlocutor. Así, a diferencia de lo que ocurre en las otras dos, las versiones de Morejón y su corrector anónimo se decantan por un empleo puramente textual específico de esto que lleva a la subordinada completiva cuyo contenido es reforzado comunicativamente por el antecedente pronominal: (15) E. Illud ante omnia tibi cauendum censeo, ne quid rixae moueas in cubiculo aut in lecto, sed curandum est, vt illic omnia sint festiua ac iucunda [Um, lín. 294-295, p. 309]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso: que ninguna cosa de renzilla mueuas al tiempo del acoitar [? ] ni enla cama: antes has de procurar que lo que estonçes hablares: sean cosas de passatiempo: y alegria [Bat. 474, lín. 2-5, f. a8r]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso : que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar: nienla cama: antes has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo y alegria [Bat. 479, lín. 14-18, f. CXIIIIr]. -O. sobre todo esta sobre auiso que enla conuersacion matrimonial que suele ser la concordia que suelda todos los dessabrimientos que passan entre marido y muger no le seas enojosa acordando te que por el sacramento del matrimonio le traspasaste como .s. Pablo lo dize.El señorio de tu cuerpo [Bat. 478, lín.4-10 , f. h3r]. -D. y sobre todo has de procurar que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar : antes si el las mouiere , tu con burlas y mil juegos lo has de echar por alto. Has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo [Luj, lín. 26-6, f. 50r]. Los ejemplos que contienen esse por illa se limitan a preservar la referencia anafórica para retomar algún elemento que el interlocutor ha mencionado, sin que la mayor o menor lejanía desde el punto de vista del enunciador tenga aquí ninguna implicación aparente: (16) E: Quae sunt illa? [Pp, lín. 1526, p. 172] -E: Que mandamientos son essos? [Bat. 479, lín. 19, f. VIIv] <?page no="261"?> 261 -E: y que mandamientos son essos? [Bat. 478, lín. 18, f. e2v] Hasta en 9 ocasiones encontramos ille traducido por un determinante posesivo, lo que, evidentemente, es más habitual cuando el caso del demostrativo es el genitivo: (17) G: Est purus cultus numinis, et obseruatio praeceptorum illius [Pp, lín. 1525, p. 172]. -G: Es vna honra limpia: y puro acatamiento que se deue a dios: y guarda y obseruacion desus mandamientos [Bat. 479, lín. 16-18, f. VIIv]. -G: Es tener puramente amor y acatamiento a dios y guardar sus mandamientos [Bat. 478, lín. 16-18, f. e2v]. También por lo que respecta a ille es frecuente la reposición del nombre, ya sea con intervención del propio pronombre demostrativo (18) o no, como se observa en (19) en la versión de Virués, frente al pronombre personal tónico de la traducción anónima: (18) E. addidit pecuniam, admonens vt, si quando rediret ille, tractarent eum ciuilius [Um, lín. 241-242, p. 308]. -E. y dio tambien algunos dineros Y amonestolas que si aquel señor alguna vez alli boluiesse le tratassen mejor [Bat. 474, lín. 9-11, f. a7r]. -E. y dioles tambien algunos dineros: y amonestoles que si aquel señor alguna vez alliboluiesse lo tratassen mejor [Bat. 479, lín. 9-12, f. CXII 2 v]. -O. les dio cierta suma de dinero diziendoles ala madre y ala hija que de alli adelante si aquel cauallero alli viniesse le siruiessen mejor [Bat. 478, lín. 4-7, f. h1v]. -D. y aun algunos dineros,y con ello se fue a casa dela moça, amonestandoles que si aquel señor allí viniesse que lo tratassen mejor [Luj, lín. 24-2, f. 48r-48v]. (19) G. Non confitetur illi, nisi qui ex animo irascitur suo peccato [Pp, lín. 1735, p. 178]. -G. no se confiessa a el sino aquel que de toda su voluntad y anima se ayra contra su pecado [Bat. 479, lín. 15-17, f. XIIIIr]. -G. Ca no se confiessa a Jesu christo sino el que de coraçon se repiente y aborrece su pecado [Bat. 478, lín. 13-15, f. f2v]. En algún caso, la reposición, que resulta superflua para el resto de traductores, la utiliza Luján frecuentemente en los exempla para recuperar el referente específico que funciona como sujeto de la oración, en un intento de resaltar comunicativamente al enunciador del fragmento en estilo directo que sigue: (20) E. Tum illa prudenter: Quid, inquit, an non hoc satius, vt hic deplorem malum meum, quam si in via vociferer, quemadmodum solent aliae mulieres? [Um, lín. 279- 281, p. 309] <?page no="262"?> 262 -E. Estonçes ella: como muger sabia. dize. No te paresce que es mejor llorar aqui mi mala ventura: que no estar enla calle dando gritos: como acostumbran otras mugeres? [Bat. 474, lín. 19-21, f. a7v] -E. y estonces ella como muger sabia dixo. No te paresce que es mejor llorar aqui mi mala ventura : que no estar enla calle dando gritos como acostumbran otras mugeres? [Bat. 479, lín. 15-19, f. CXIIIv] -O. Ella le respondio: no te parece que es mejor que vazie mi enojo aqui con lagrimas en mi camara que no a bozes enla calle como otras para affrentar a sus maridos hazen? [Bat. 478, lín. 10-13, f. h2v] -D. respondio la muger : Mas vale que aqui a solas llore mi mala ventura , que a vozes apellide la vezindad [Luj, lín. 21-24, f. 49r]. El sustantivo cosa precedido del artículo indefinido como referencia no concreta sustituto del demostrativo aparece solo en catáfora, con el subsiguiente énfasis comunicativo que resulta de esta: (21) E: Qualisqualis est tuus maritus, illud cogita, non esse ius permutandi [Um, lín. 79, p. 303]. -E: Has de pensar vna cosa: que tal qual es tu marido: no ay remedio de trocarle por otro [Bat. 474, lín. 9-10, f. a4r]. -E: Has de pensar vna cosa : que tal qual es tu marido no ay remedio de trocar lo por otro [Bat. 479, lín. 7-9, f. CVIIv]. (22) E: Illud in primis cauebam, ne praesentibus aliis maritum obiurgarem, aut ne quid querelarum domo efferrem [Um, lín. 167-168, p. 306]. -E: En vna cosa principalmente estaua muy sobre auiso. No reprehender a mi marido: estando otros presentes: ni dezirle quexa alguna andando por casa [Bat. 474, lín. 9-12, f. a5v]. -E: En vna cosa principalmente estaua muy sobreauiso de no reprehender ami marido en presencia de nadie: ni quexarme a ninguno de fuera de casa delo que entre nos otros passaua [Bat. 479, lín. 10-13, f. CXr]. El pronombre latino is, ea, id, como elemento de carácter eminentemente fórico, es el que más variantes de traducción, en cuanto a unidades demostrativas, presenta respecto de los dos pronombres que se han comentado en los párrafos anteriores. El más empleado es este [12/ 51], seguido de aquel [11/ 51] y esse [5/ 51], habitualmente con soluciones no idénticas entre los intérpretes: (23) E. Tu tamen oculos habes defixos in illius vitia eaque tibi exaggerant odium, et hac ansa tantum arripis illum, qua teneri non potest [Um, lín. 331-333, p. 310]. -E. Tu tan solamente tienes puestos los ojos en sus vicios y aquellos te acrecientan el aborrescimiento. Y tomasle tan solamente por aquella asa: por la qual nose puede tener [Bat. 474, lín. 16-18, f. a8v]. -E. Tu tan solamente tienes puestos los ojos en sus vicios : y aquellos te acrescientan el aborrescimiento: y tomasletan solamente por la parte que no se puede tener [Bat. 479, lín. 17-20, f. CXVr]. <?page no="263"?> 263 -O. Tu no miras mas de sus tachas yavn estas te haze parecer mayores el odio y tomas a tu marido por ellasa por donde no le podras tener [Bat. 478, lín. 16-19, f. h3v]. Puesto que el pronombre is no cuenta con valores deícticos puros, la traducción por un demostrativo u otro no afecta al significado pragmático de esta unidad. No obstante, como en el caso de ille, también el resultado pronominal personal -de nuevo, tónico (24) o átono (25, 26), dependiendo de la función sintáctica en la oración- o relativo 428 (27, 28), también en la deixis textual (29), es el más recurrente [19/ 51]. Como se desprende de los anteriores ejemplos, las soluciones alternantes son también aquí evidentes: elipsis en la traducción anónima del Senile [Bat. 478] en (27) y empleo del demostrativo en Virués en (28) y en Morejón, su enmendador y Luján en (29): (24) E. Ea se recepit in intimum conclaue [Um, lín. 276, p. 309]. -E. Y ella retraxose a vna camara apartada [Bat. 474, lín. 15, f. a7v; Bat. 479, lín. 10-11, f. CXIIIv]. -O. ella se recogio a su camara [Bat. 478, lín. 5, f. h2v]. -D. retraxo se ella a vna camara [Luj, lín. 17, f. 49r]. (25) E. Coepit eam instituere literis ac musica [Um, lín. 187-188, p. 306]. -E. Començo a enseñarla leer y tañer [Bat. 474, lín. 3-4, f. a6r]. -E. començo a bezar le leer y tañer [Bat. 479, lín. 19-18, f. CXv]. -O. Començo de ponella en que leyese [Bat. 478, lín. 7, f. g7v]. (26) E. Quo meliorem eum reddideris, hoc magis consulueris tibi [Um, lín. 331, p. 310]. -E. quanto mejor pues lo hizieres: tanto mas prouecho sera para ti [Bat. 474, lín. 15- 16, f. a8v]. -E. quanto mejorpueslo hizieres tanto mas prouecho sera para ti [Bat. 479, lín. 16- 17, f. CXVr]. -O. quanto mejor le 429 hizieres tanto haras mas de tu prouecho [Bat. 478, lín. 15-16, f. h3v]. -D. si lo hizieres bueno,tu prouecho sera; y si malo, tu daño [Luj, lín. 23-25, f. 50v]. (27) Po. Ea mihi genuit aliquot pullos [Sen, lín. 206, p. 381]. 428 A propósito de la relación de este pronombre con el relativo dice Álvarez Huerta (2009: 279) a raíz de uno de los ejemplos que incluye en su estudio que «puede apreciarse en el fórico is una gran cercanía semántica con el relativo; de hecho, su traducción como relativo sería la más natural en español». 429 Los casos de leísmo y laísmo son frecuentes en diferentes traductores, especialmente en Virués. Morejón es quizá el que menos evidencia en su versión la presencia de estos fenómenos de variación diatópica -y tal vez también diafásica-, lo que podría contribuir a delimitar su procedencia meridional. No obstante, habría que realizar un estudio más exhaustivo en este sentido, estudio en el que, lamentablemente, no he podido todavía detenerme. <?page no="264"?> 264 -Po. la qual me engendroalgunos pollos [Bat. 479, lín. 22, f. XXIIIr]. -Po. Alla me crio algunos pollos [Bat. 478, lín. 24-25, f. x7v]. (28) G. Primum est, vt adsit bona voluntas. Eam mihi subinde renouo, praesertim diebus dominicis [Pp, lín. 1764-1765, p. 179]. -G. lo primero teniendo buena voluntad: la qual mejoro y renueuo cada dia: mayormente los dias de fiesta [Bat. 479, lín. 15-17, f. XVr]. -G. para esto es primeramente menester que aya prontitud enla voluntad/ esta renueuo ycasi confirmo todos los dias de fiestas especial [sic] los domingos [Bat. 478, lín. 26-1, f. f3r-f3v]. (29) E. Id est in primis cauendum [Um, lín. 100, p. 304]. -E. Y para esto es de estar muy sobre auiso [Bat. 474, lín. 33-34, f. a4r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CVIIIr]. -O. lo qual es muy grande inconueniente [Bat. 478, lín. 20, f. g4v]. -D. y para esto es de estar muy sobre auiso [Luj, lín. 13-14, f. 31r]. La reposición también se emplea, aunque menos [4/ 51], como sustituto de is, en algún caso (30) para resaltar la oposición entre dos polos cuando aparece el superlativo relativo, aunque en alternancia, según el traductor, con el mero demostrativo: (30) G: Is est omnium sine controuersia colophon [Pp, apparatus criticus, p. 178]. -G: Christo es sin diferencia ninguna/ el mas alto de todos [Bat. 479, lín. 7-8, f. XIIIIr]. -G: Esse sin falta es cabeça de todos [Bat. 478, lín. 3-4, f. f2v]. También el deíctico iste, ista, istud -con la variante istuc en neutro singular- se emplea con valores fóricos en los Coloquios, aunque, con 30 unidades computadas, es el menos frecuente. Sobre este pronombre, que remite a la esfera del oyente, a la segunda persona, nos dice Álvarez Huerta (2009: 276) que ya «[a] partir de época imperial se documentan usos en que es patente el deslizamiento de iste hacia la posición de hic», lo que explica las soluciones de traducción similares entre ambos, aunque la opción de ese, relacionado en castellano igualmente con la segunda persona, en un grado de lejanía deíctica superior a este pero menor a aquel, es con diferencia la más frecuente en las versiones [23/ 33]; no obstante, tampoco deja de ser notable el número de ejemplos donde se encuentra el demostrativo este [13/ 33], precisamente su heredero romance. Llama la atención que en lo que se refiere a la preferencia por un demostrativo u otro, en el coloquio Senile uno de los traductores anónimos sea casi siempre favorable al uso de este, mientras que el otro, en los mismos fragmentos, tiende a utilizar esse: (31) E: Istuc vero difficillimum est [Sen, lín. 99, p. 378]. -E: Muy dificultoso es esto que dizes [Bat. 479, lín. 9-10, f. XXr]. -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa [Bat. 478, lín. 24, f. x4r]. <?page no="265"?> 265 (32) Pa: Demiror istuc nunc denique tibi venire in mentem vt rogares, ac non multo ante percontatum fuisse [Sen, lín. 344-345, p. 385]. -Pa: Marauillo me auer te esto venido ala memoria : y no melo auer preguntado mucho antes [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXVIv]. -Pa: Ara por dios yo me espanto / que aguardasses a preguntar me esso hasta agora [Bat. 478, lín. 28-2, f. y2v-y3r]. (33) Pa: Illic me luxus offendebat, et concubinarum infamia, tum quod plerique istius generis odere litteras [Sen, lín. 420-421, p. 387]. -Pa: Ay la abundancia delas cosas me dañaria y la infamia delas mancebas: ytambien quelos mas destos aborrescen las letras [Bat. 479, lín. 3-5, f. XXVIIIv]. -Pa: Sabeis que me escandalizaua alli a mi? La abundancia y superfluydad de viandas/ y el run run de su poca honestidad/ y tambien que son los mas de essos enemigos del estudio [Bat. 478, lín. 5-9, f. y5v]. En esporádicas ocasiones se documentan unidades demostrativas que debían estar en decadencia ya en la época, como aqueste, aquesse, estotro y essotro, con sus variantes de género y número. Efectivamente, solo he contabilizado seis, de entre las que destaco dos en los siguientes ejemplos (34, 35), con alternancias como las que evidencian, para la misma unidad fórica, el demostrativo esta de Morejón y su corrector en (34) y el pronombre átono anónimo de [Bat. 479] en (35). También son pocas las ocurrencias que computa Keniston (1937: 214-215) para formas compuestas de esta clase: (34) E: At quanto haec prudentius? [Um, lín. 265, p. 308] -E: Y quanto mas sabiamente lo hizo esta? [Bat. 474, lín. 2-3, f. a7v] -E: Pues mira quanto mas sabiamente lo hizo esta [Bat. 479, lín. 19-20, f. CXIIIr]. -O: Quanto mas sabiamente lo hazia estotra? [Bat. 478, lín. 17, f. h2r] (35) E: Id credidit pater? [Sen, lín. 201, p. 381] -E: y creyolo tu padre? [Bat. 479, lín. 13, f. XXIIIr] -E: E creyo tu padre aquesso? [Bat. 478, lín. 13-14, f. x7v] Otras unidades de referencia anafórica y catafórica recurrentes son los adverbios, sobre todo los modales. Ya vimos cómo la deixis modal que funciona como creadora de situación enunciativa es francamente escasa (cf. § I, 1.4). Esto no ocurre con los valores fóricos del adverbio de modo, del que se han documentado hasta 39 casos en latín, principalmente los adverbios sic e ita. Las soluciones para estos varían entre assi/ ansi, desta manera, de tal manera -frecuente como antecedente de oraciones consecutivas (§ II, 4.4.3)- y dessa suerte -en algún caso como conector consecutivo (§ II, 5.2.4)-, como vimos en el ejemplo (96) de § II, 1.4 430 . 430 (96) [§ II, 1.4] X. Vides quam sim pannosa, sic patitur vxorem suam incedere [Um, lín. 18-19, p. 301]. <?page no="266"?> 266 Traducciones menos literales son producto de las preferencias estilísticas de determinado traductor, como se puede observar en la versión de Virués en el ejemplo (36), quien utiliza un elemento fórico pronominal en vez del adverbio modificando la estructura sintáctica de la oración -en aparente distribución consecutiva, como puede interpretarse en el resto de las traducciones en virtud de la naturaleza catafórica de assi que anticipa la oración subordinada- pero conservando el paralelismo que también se aprecia en el texto fuente: (36) E. Ita natura comparatum est, ita voluit Deus, vt mulier tota pendeat a viro [Um, lín. 382-383, p. 312]. -E. Assilo ordenola natura assi lo quiso dios quela muger toda cuelgue del marido [Bat. 479, lín. 24-26, f. CXVIr]. -O. Esto muestra la ley natural enla flaqueça verguença y encogimiento que en nosotras puso. Esto quiso Jesu christo que la muger totalmente este ala gouernacion del marido [Bat. 478, lín. 13-16, f. h4v]. -D. y mira que assi lo ordenò natura , y assi lo quiso Dios que la muger cuelgue del marido [Luj, lín. 12-14, f. 52r]. Similar variación en el proceso de referencia fórica es la que se comprueba entre latín y castellano en el ejemplo (37), donde el traductor anónimo [Bat. 478] se decanta por utilizar un sintagma de valor catafórico en el que introduce un determinante demostrativo que suple la naturaleza deíctica del adverbio latino, el cual contrasta con la mera supresión de la unidad en la versión de [Bat. 479]: (37) Po. Si mederi queam, medeor; sin minus, sic cogito, quid proderit me ringi re nihilo melius habitura? [Sen, lín. 145-146, p. 379] -Po. sile puedo dar medicina doygela: y sino considero que porfatigarme : no sucedera mejor el negocio [Bat. 479, lín. 8-10, f. XXIv]. -Po. Si lo puedo remediar / remediolo. E si no hago conmigo esta consideracion. Para que me tengo de matar pues que no ha de aprouechar nada? [Bat. 478, lín. 1-4, f. x6r] Otras unidades gramaticales, como los adverbios de lugar, los numerales o los indefinidos, sirven igualmente para expresar la correferencia entre elementos del texto, aunque en un porcentaje de aparición mucho menor que el de los pronombres y demostrativos, como puede comprobarse en el -X. No miras quan atauiada me vees? Desta manera consiente que ande su muger [Bat. 474, lín. 18-20, f. a3r]. -X. No miras qual me tiene hecha pedaços: desta manera consiente que ande su muger [Bat. 479, lín. 5-6, f. CVIr]. -X. No me vees qual ando rota: yno a enpacho siendo su muger de ver me andar assi [Bat. 478, lín. 24-26, f. g2v]. <?page no="267"?> 267 cuadro del apéndice 2. En algún caso, como se acaba de mencionar, la unidad de referencia fórica en latín cambia de naturaleza en las versiones, tal y como ocurre en (38), donde el adverbio illic, referido a un lugar previamente mencionado en el discurso del interlocutor, es sustituido por diferentes recursos de correferencia, entre ellos, claro, el adverbio allí, pero también el pronombre átono lo y un sintagma introducido a manera de reposición que incluye un demostrativo, con la requerida modificación de la estructura sintáctica. (38) E. Reuersus domum rogat, num illic fuisset, illa non negat [Um, lín. 247-248, p. 308]. -E. Buelto asu casa pregunto ala muger si lo auia hecho: ella nolo nego [Bat. 474, lín. 18-19, f. a7r]. -E. y buelto a su casa preguntoala muger si auia ella estado alli: ella no lo nego [Bat. 479, lín. 20-21, f. CXIIv]. -O. y tornando se a su casa preguntole si auia ella lleuado aquel repuesto en casa de aquella labradora. Ella no lo nego [Bat. 478, lín. 15-18, f. h1v]. -D. y buelto a su casa,preguntole si hauia estado ella alli, y ella no lo negò [Luj, lín. 14-16, f. 48v]. En cuanto a la distribución de anáfora/ catáfora, por supuesto la primera es mucho más numerosa que la segunda. De esta solo he contabilizado 11 casos para ille, 9 para hic, 3 para is, 6 para el adverbio de modo y ninguno para iste. A propósito de la catáfora, lo que más llama la atención es el número de veces en que la unidad remisora no es traducida por los intérpretes, un total de 11. Esta unidad anticipa generalmente una oración completiva que sintácticamente realiza la función de aposición del elemento deíctico que la antecede. En latín, la completiva (cf. § II, 4.2) puede constituirla tanto un infinitivo con sujeto en acusativo (39), como una subordinada encabezada por ut (40), ne (41) o, menos habitualemente, por otra conjunción (42). La focalización, con la consiguiente fuerza ilocutiva que esta aporta al texto original, desaparece en estos casos en las versiones, cuyos autores sienten cierto rechazo al uso de la catáfora como procedimiento de realce comunicativo, o, al menos, así lo sugieren estas omisiones, cuantitativamente significativas: (39) E: Qualisqualis est tuus maritus, illud cogita, non esse ius permutandi [Um, lín. 79, p. 303]. -O: Tal qual tu marido es piensa queya no es possibledexalle [Bat. 478, lín. 15-16, f. g4r]. -D: Has de saber que qual es tu marido ya no hay remedio de trocarlo por otro [Luj, lín. 2-4, f. 30v]. (40) E: Illa prima mihi cura fuit, vt in omnibus essem iucunda marito, ne quid esset, quod illius animum offenderet [Um, lín. 116-117, p. 304]. <?page no="268"?> 268 -E: Todo mi principal cuydado fue: ser agradable entodas las cosas ami marido: y estar sobre auiso: que no ouiesse cosa: con que el podiesse rescebir enojo [Bat. 474, lín. 15-17, f. a4v]. -E: Todo mi principal cuydado fue agradar en todo ami marido : y estar sobre auiso que no ouiesse cosa con que el podiesse rescebir enojo [Bat. 479, lín. 5-8, f. CVIIIv]. -E: Mi principal cuydado fue siempre de ser en todo agradable a mi marido/ procurando que en mis palabras ni en mis obrasvuiesse cosa que le offendiesse [Bat. 478, lín. 18-21, f. g5r]. -D: Todo mi principal cuydado fue agradar a mi marido,y mirar no huuiese cosa con que el estuuiese descontento [Luj, lín. 14-17, f. 32v]. (41) E: Illud in primis cauebam, ne praesentibus aliis maritum obiurgarem, aut ne quid querelarum domo efferrem [Um, lín. 167-168, p. 306]. -O: Sobre todo miraua siempre: de nunca reprehender ami marido en presencia de otros: ni traelle quexas a casa [Bat. 478, lín. 22-25, f. g6v]. (42) G. Id quod faciunt diutius, hoc plus erit periculi, necubi nos deiiciant in lutum [Sen, lín. 29-30, p. 376]. -G. y mientras mas vezes lo hazen: es mayor nuestro peligro: que en alguna parte no nos echen enel lodo [Bat. 479, lín. 24-26, f. XVIIIr]. -G. y quanto mas se detuuieren enello : tanto mayor peligro es para nosotros: no se les antoje de hecharnos en algun cenagar [Bat. 478, lín. 10-12, f. x2v]. La conexión con pronombres y demostrativos es, como ha quedado demostrado, productiva en cualquier tipo de discurso 431 . El deseo de los traductores por hacer más explícitas las relaciones cohesivas entre el contenido discursivo que se presenta en cada intervención hace que muchos de los añadidos que encontremos en las versiones de los Coloquios sean marcas deícticas importantes para el discurso dialógico. Es llamativa la adición de pronombres demostrativos que hacen referencia a alguna unidad discursiva que se elide en el texto latino pero que reaparece en el castellano para dejar cerrada una estructura correlativa, ya esté presente el cuantificador tam en el original (43, 44) o bien se cree espontáneamente la estructura comparativa (45): (43) Po: An ars tam ridicula poterat alere te? [Sen, lín. 357, p. 385] -Po: E vn officio tan vano como esse/ te podia sustentar? [Bat. 478, lín. 14-14, f. y3v] (44) Po. negans se tales gallinas alere velle domi [Sen, lín.204-205, p.381]. -Po. diziendo que no podia suffrir en casa tales gallinas como aquella [Bat. 478, lín. 20-21, f. x7v]. (45) E: I nunc et maritum contemne, qui si lusitans gignit liberos, quid faciet, cum serio rem aget? [Um, lín. 358-359, p. 311] 431 Cf. Cano Aguilar (1996-1997: 298-299; 2005b: 41). <?page no="269"?> 269 -O: E tal marido como esse tienes tu en poco que burlando haze hijos / que hara enlas veras [Bat.478, lín.15-17, p.h4r]. En alguna ocasión, el pronombre demostrativo neutro se añade para integrarse en un enunciado valorativo también añadido cuya función es la de expresar el desacuerdo con la intervención anterior, precisamente la que, en su totalidad, se recoge en el elemento deíctico: (46) E: Quasi vero hoc non sit mutuum obsequium [Um, lín. 153, p. 305]. -O: Bueno es esso como si no estuuiesen ellos obligados a hazer y no hiziesen otro tanto con nosotras [Bat. 478, lín. 26-28, f. g6r]. Otras veces el pronombre se inserta en una causal de la enunciación 432 como explicación que justifica la recriminación hecha al interlocutor: (47) Bona verba [Um, lín. 30, p. 302]. -O: Mira lo que dizes que es esso cosa rezia [Bat. 478, lín. 13-14, f. g3r]. La tendencia a añadir marcas deícticas es común a los diferentes traductores, aunque a veces las unidades seleccionadas son de diversa naturaleza. Así, mientras en (48) Virués se decanta por la adición de un adverbio de modo, el traductor anónimo opta por un adjetivo demostrativo sustantivado por el artículo neutro lo: (48) E: Non opinor [Pp, lín. 1724, p. 177]. -E: Assi me pareceami [Bat. 478, lín. 12, f. f2r]. -E: Lo mismo digo yo [Bat. 479, lín. 19., f. XIIIv]. En algunos enunciados se acumulan las adiciones de referencias deícticas, con diferente función. En el ejemplo (49), la primera unidad la constituye un marcador discursivo formado sobre un adverbio de modo que en el contexto tiene carácter confirmativo de la intervención precedente. Se recoge el contenido discursivo de dicha intervención en el siguiente pronombre demostrativo esgrimido como causa explicativa de la secuencia enunciativa que se expresa a continuación. Además, se añade un complemento con para que incluye un adjetivo demostrativo que integra información temática previa, al igual que ocurre en el añadido de carácter modal que tenemos en (50), o en el complemento de régimen de (51), ejemplo en el que, asimismo, encontramos una marca deíctica confirmativa al inicio: (49) G: Deligo mihi sacerdotem, cui credam arcana pectoris [Pp, lín. 1749, p. 178]. -G: Assi es: y por esso para esta confession escojo sacerdote sabio y aquien pueda fiar los secretos de mi coraçon [Bat. 478, lín. 2-4, f. f3r]. 432 Cf. n. 12 de § II, 2.2.1. <?page no="270"?> 270 (50) E: Quemadmodum et tigres tympanorum sonitu sic aguntur in rabiem, vt seipsas dilanient. Et qui tractant equos, habent voces, habent popismata et palpum aliaque, quibus ferocientes mitigent [Um, lín. 123-126, p. 304-305]. -E: Como tambien delas tigres/ se escriue que al son de los atambores se ponen tan fieras que vnas a otras se despedaçan. Desta mesma manera acaece alos que tratan caballos/ que aun que no sean tan fieros pero tienen ciertas bozes y siluos y halagos con que hazen dellos lo que quieren [Bat. 478, lín. 3-9, f. g5v]. (51) E: Sane meminimus [Sen, lín. 194, p. 381]. -E: Assi es verdad/ y no estamos dello oluidados [Bat. 478, lín. 6-7, f. x7v]. Son numerosas las ocasiones en que determinados elementos deícticos se insertan en añadidos algo más extensos. Los constituyen de manera habitual pronombres demostrativos neutros que recogen todo o parte del contenido discursivo de la intervención previa (57, 58, 59), aunque también podemos encontrar otros tipos de pronombres (53, 54) y demostrativos que acompañan a un nombre que resume la secuencia enunciativa anterior (52) y que recogen una parte de la información temática necesaria para justificar la pertinencia a nivel cohesivo de la adición. Los ejemplos de las siguientes páginas constituyen generalmente oraciones subordinadas cuya adición supone una forma de implicación del intérprete en la enunciación que se configura en las intervenciones de los dialogantes; es decir, estos añadidos responden a una consciente voluntad del traductor por manifestar su parecer sobre lo que dicen los interlocutores en el original o un interés de escritura creativa que dé a los personajes un perfil más definido, haciendo que estos se pronuncien acerca de sus propios enunciados, muchas veces justificando sus actos de habla por medio de la introducción de complementos circunstanciales que expresan la causa que los lleva a decir lo que de hecho están verbalizando (causales de la enunciación), acrecentándose así la carga argumentativa del acto de habla : (52) G. Tum cogita quantas etiam habeat commoditates coelibatus [Sen, lín. 130- 131, p. 379]. -G. Pues que mirasesse inconueniente 433 / considera tambien los prouechos que trae consigo la libertad/ y el estar hombre sin muger [Bat. 478, lín. 25-28, f. x5r]. (53) E. Nondum nouit, quid sit esse patremfamilias. Iam non est tibi cogitandum de diuortio [Um, lín. 387-388, p. 312]. -E. no sabe aun que cosa es ser padre y tener cuydado de hijos y familia/ mira tambien que como te he dicho no te cale pensar en diuorcio : pues que la ley de Jesu christo te quita toda esperança deel [Bat. 478, lín. 4-8, f. h4v]. (54) E. aequum est vxorem marito cedere. X: Si modo ille maritus est appellandus, qui me habet pro ancilla [Um, lín. 62-63, p. 303]. 433 Léase pues que miras ese inconveniente. <?page no="271"?> 271 -E. justo es que la muger sufra al marido. X: Si mas el mio no se a de llamar marido pues me trata como a esclaua 434 [Bat. 478, lín. 24-26, f. g3v]. Muchas veces, como se tuvo ocasión de ver al tratar la adición del verbo decir, las causales de la enunciación que se construyen como añadidos que justifican el acto de habla sirven además para estructurar el discurso, fundamentalmente por la conjugación del verbo en pasado que indica la finalización de una secuencia discursiva más o menos extensa a la que se refiere, totalmente o en parte, el mecanismo deíctico que se integra en la subordinada. Nótese cómo en estos casos el valor temporal originario de pues puede percibirse todavía en virtud del contexto en que la conjunción se inserta: (55) E: Iam si molestum non est, referam tibi quiddam, quod nuper accidit in hac ipsa ciuitate [Um, lín. 230-231, p. 307]. -O: Pues que eneste exemplo te ha contentado el marido/ contarte he otro sino te doy pesadumbre que acaecio eneste pueblo por el qual conoceras otra tal muger 435 [Bat. 478, lín. 8-11, f. h1r]. (56) Pa. Verum nunc superest Eusebius, qui non grauabitur apud amicos vitae suae scenam aliquam explicare [Sen, lín. 407, p. 387]. Pa. Mas ya pues yo ya he hecho lo que me mandastes/ queda a hora Eusebio/ que no creo yo recebira pesadumbre/ pues todos somos sus amigos/ de contarnos alguna parte de su vida [Bat. 478, lín. 10-14, f. y5r]. (57) E: Sed age, dic mihi, quibus studiis totum transigis diem? [Pp, lín. 1544, p. 173] E: Pues emos començado a hablar enesto ruegote me digas en que te ocupas entre dia [Bat. 478, lín. 21-23, f. e3r]. No siempre las subordinadas causales en las que aparecen deícticos que relacionan partes del discurso actúan en el ámbito de la enunciación, sino que algunas se añaden para explicar el motivo de lo enunciado, lo que sobre todo es normal cuando incluso la oración principal no aparecía en el original, como en (58), donde, además, de nuevo, hallamos una oración de relativo que ayuda a consolidar la estructura textual del coloquio: 434 Se ve en este ejemplo cómo la relativa explicativa del latín se convierte en subordinada causal en la traducción, con lo que queda más explícitito el motivo que lleva al personaje a proferir el enunciado precedente (cf. § II, 4.3). 435 En este ejemplo, además, la oración de relativo final que, como todas las de su especie, tiene valor mostrativo intrínseco, alberga un verbo en futuro que proyecta el discurso hacia adelante contribuyendo asimismo a la estructuración del texto. Podríamos decir, por consiguiente, que aquí la oración causal posee un carácter anafórico, mientras que la de relativo funciona catafóricamente. <?page no="272"?> 272 (58) G: Denique illa mihi prima curarum est, ne quid comittam, quod cum periculo credam sacerdoti [Pp, lín. 1760-1761, p. 179]. -G: Demas de todo lo que he dicho pongo cuydado en no hazer cosas que no se puedan fiar de qualquiera sacerdote: pero porque esto no siempre lo puede hazer la flaqueza humana buscole qual te dixe 436 [Bat. 478, lín. 17-21, f. f3r]. También encontramos unidades de deixis insertadas en subordinadas concesivas, a veces reforzando la contraexpectatividad que confiere al discurso un nexo adversativo: (59) G. Vtinam et praecurras. Sed interim non opperiar te [Pp, lín. 1832, p. 181]. -G. pero aun que digo esto no entiendo de esperarte [Bat. 478, lín. 22-24, f. f5r]. Merece la pena destacar, por último, la presencia en adiciones del pronombre neutro esso que recoge anafóricamente la intervención anterior del interlocutor para aceptar su propuesta antes de continuar con el diálogo, aunque muchas veces no se trata más que de una forma de expresión de cortesía verbal que precede a un enunciado contraargumentativo del otro dialogante, iniciado casi siempre con una conjunción adversativa. El añadido debe entenderse, pues, como un mecanismo conector y argumentador a la vez, y es considerablemente recurrente en las traducciones, a juzgar por los numerosos ejemplos de marcadores conversacionales añadidos con el mismo propósito comunicativo (§ II, 5.2.2): (60) X: At quo pacto attemperares te ei, qui domi non esset, aut esset ebrius? [Um, lín. 139-140, p. 305] -X: Todo esso esta bien, pero como pudieras tu conformarte con marido que o nunca esta en casa/ o siempre esta beodo [Bat. 478, lín. 1-3, f. g6r]. (61) E: Sed tamen vbi res in eum statum deuenit [Um, lín. 61, p. 303]. -O: Bien es esso: pero quandoviene en sazon [Bat. 478, lín. 22-23, f. g3v]. -D: Bien esta esso, mas quando la cosa viene a tal estado [Luj, lín. 24-25, f. 29v]. Este mecanismo cohesivo-argumentativo adquiere en algún caso mayor desarrollo, como en el siguiente ejemplo, donde la aceptación de la tesis aducida por el interlocutor es asumida mediante la declaración de veracidad de esta por parte del otro dialogante, siendo el elemento conectivo entre una intervención y otra la repetición basada en la figura etimológica a partir de la raíz léxica experi-, además de la expresión de carácter epistémico es verdad que; sin embargo, se continúa el contenido del original interponiendo de nuevo la adversación: 436 Dice Gaspar previamente: Proinde deligo mihi virum non indoctum, grauem, spectatae integritatis, linguae continentis ‘Así pues elijo para mí un hombre no inculto, serio, de notable integridad, capaz de contener su lengua’ [Pp, lín. 1757-1758, p. 179]. <?page no="273"?> 273 (62) Pa. Ad id maxime videbatur apposita negociatio. Quibus ex rebus nascitur et prudentia. Po: Sed misera videlicet quae plerunque magnis malis sit illis emenda [Sen, lín. 253- 255, p. 382]. -Pa. porque conestas cosas se haze el hombre prudente y esperimentado/ y parecia me la mercaderia vn grandissimo aparejo para todo esto. Po: Uerdad es que alguna esperiencia alcançan: pero es miserable pues la compran con tantos trabajos ymales [Bat. 478, lín. 6-11, f. y1r]. 3.1.2. Elipsis Uno de los procedimientos de cohesión más notables y productivos es la elisión o elipsis, a través de la cual se consigue recoger información temática que no es necesario verbalizar continuamente en el decurso de la enunciación 437 . Esa información, no obstante, se mantiene como referencia implícita que garantiza el éxito de la comunicación entre emisor y receptor disminuyendo el grado de redundancia 438 . En la conversación este procedimiento cohesivo es absolutamente productivo, pues, según postulan las máximas de cantidad y de modalidad de Grice 439 , siempre tendemos a expresarnos de la manera más clara, informativa y sencilla posible 440 . Podríamos argüir, así pues, que el empleo de este recurso cohesivo en un diálogo literario parece una herramienta legítima para construir la ficción conversacional. Efectivamente, en los Colloquia Erasmo se sirve frecuente- 437 Efectivamente, mientras que la información temática tiende a elidirse, la remática no puede ser objeto de elipsis (cf. [NGLE: 2967-2968]). 438 Sobre esta forma de cohesión véanse, por ejemplo, de Beaugrande y Dressler (1972 [1997]: 115 y ss.) y Gutiérrez Ordóñez (1997: 30). Brucart (1999: 2789) destaca, en efecto, que «una de las características fundamentales de la elipsis [es] su naturaleza de mecanismo limitador de la redundancia léxica de los enunciados» y la define como «un mecanismo de infraespecificación léxica mediante el cual se evita la realización fónica de alguno de los constituyentes necesarios para interpretar adecuadamente el enunciado. Tal omisión es posible gracias a que el contenido de la unidad elíptica es directamente accesible al oyente a través del contexto discursivo o situacional». Aunque Brucart se refiere en estas líneas al canal oral-auditivo, por supuesto la elipsis es un fenómeno que se da en todo tipo de discurso independientemente del medio de expresión, si bien en la lengua hablada se potencian sus posibilidades de aparición. 439 Cf. Grice (1975: 45-47). 440 Esta afirmación, sin embargo, no se corresponde con la variedad de situaciones comunicativas que se da en la conversación cotidiana. En este sentido, Portolés (2004: 109) afirma que «[l]os hablantes no pretenden construir discursos coherentes y cohesionados [...] sino realizar discursos pertinentes, esto es, discursos que permitan al interlocutor alcanzar las suposiciones que se desean comunicar. La aparente coherencia de los discursos no es un fin en sí mismo, sino una consecuencia de la búsqueda de la pertinencia». <?page no="274"?> 274 mente de la elipsis para dinamizar el intercambio de turnos entre los interlocutores: (63) E: Vnde nobis prodis? e popina quapiam? G: Bona verba. E: E sphaeristerio? G: Ne hoc quidem. E: Ex oenopolio? G: Nequaquam [Pp, lín. 1503-1508, p. 171-172]. (64) X: ille bonus vir [...] strenue prodigat dotem. E: Quibus rebus? X: Quibus ipsi visum fuerit: vino, scortis, alea. E: Bona verba [Um, lín. 26-30, p. 302]. (65) G: Quam artem circumferebas? Pa: Chiromanticam. G: Vbi eam didiceras? Pa: Quid refert? G: Quo praeceptore? Pa: Eo qui nihil non docet, ventre [Sen, lín. 347-352, p. 385]. Sin embargo, los traductores son más reacios a mantener la elipsis en sus versiones, lo que quizá está motivado por un deseo de explicitar la conexión entre secuencias enunciativas que explicaría también la frecuencia con que otros elementos gramaticales (sobre todo, pronombres y un gran número de demostrativos) son añadidos para favorecer la cohesión del texto. Tanto es así que, en mi opinión, uno de los cambios fundamentales, en lo referente a los procedimientos de cohesión, que se produce entre el latín de los Colloquia y el castellano de las traducciones es el paso de la elipsis a la explicitación de la correferencia a través de diversos mecanismos léxicos - fundamentalmente, como se ve en los ejemplos, reposición de verbos, pero también introducción de sustantivos que motivan el cambio de estatuto sintáctico en el nombre que aparecía en latín, como se observa en (65’)-, gramaticales -pronombres anafóricos- y discursivos -muy especialmente, marcadores-: (63’) E: De donde sales? Sales de alguna cozina? G: habla cortesmente. E: Uienes del juego de la pelota? G: Ni de ay tampoco. E: Es de la tauerna? G: No por cierto [Bat. 479, lín. 12-18, f. VIIr]. (63’’) E: De donde bueno Gaspar/ sales de alguna tauerna? G: habla cortes. E: Uienes de la estufa? <?page no="275"?> 275 G: Tanpoco vengo de ay. E: Sales de algun ostal? G: Tanpoco [Bat. 478, lín. 18-22, f. e2r]. (64’) X: ha desperdiciado muy buena hazienda que vuo comigo en casamiento. O: En que la ha gastado? X: En lo que a el se le antoja: en vino y mugeres y juego. O: Mira lo que dizes que es esso cosa rezia [Bat.478, lín.10-14, p.g3r]. (65’) G: y que officio sabias tu? Pa: El arte de la Chiromancia. G: Adonde la auias aprendido? Pa: Dexate de esso. G: Pues dime que maestro te la enseño? Pa: Quien? el estomago que enseña quantos officios ay [Bat.478, lín.4-9, p.y3v]. Podemos diferenciar, más concretamente, entre casos de mantenimiento de la elipsis, casos en que la reposición del elemento gramatical o léxico elidido es inevitable y casos en los que la eliminación de la elipsis en la versión puede considerarse fruto de una elección estilística más o menos personal. Son pocos los ejemplos que pueden aducirse sobre la primera de estas tres posibilidades, es decir, la del mantenimiento. Generalmente, se trata de enunciados breves que constituyen una intervención completa del personaje y que el contexto, tanto en latín como en romance, posibilita comprender en su totalidad: (66) G: Longum est, sed vt in summa dicam, in rebus quatuor est sita. E: In quibus? [Pp, lín. 1527, p. 172] -G: Luenga cosa seria dezir los, mas porque breuemente te los diga: consisten en quatro cosas. E: En quales? [Bat. 479, lín. 19-22, f. VIIv] -G: Largo seria dezir te los todos: mas hablando en suma en quatro cosas principalmente consisten. E: En quales? [Bat. 478, lín. 19-21, f. e2v]. El segundo de los casos a los que me refiero, el de la reposición inevitable, es considerablemente más complejo. Diversos son los motivos por los que un elemento puede ser elidido en latín y no en castellano. Uno de ellos tiene que ver con la necesidad o no de presencia de determinados actantes del verbo. En efecto, en latín muchos verbos transitivos no tienen por qué tener un objeto pronominal explícito cuando el referente nominal ha sido mencionado previamente en el discurso o se desprende del contexto, a diferencia de lo que ocurre en castellano, que, en muchos de estos casos, exige la estructura verbal con el clítico, tal como se puede observar en los ejemplos (67) y (68): <?page no="276"?> 276 (67) E. Ignouit pater, pollicitus se quoque fore patrem amantissimum, si quod polliceretur praestaret [Um, lín. 214-215, p. 307]. -E. El padre la perdono diziendo que el le seria muy buen padre: si ella hiziesse lo que prometia [Bat. 474, lín. 11-12, f. a6v; Bat. 479, lín. 19-21, f. CXIIv]. -O. El padre la perdono certificandole que le seria padre muy amoroso: si dealli adelante hizese [sic] lo que le auia prometido [Bat. 478, lín. 12-15, f. g8v]. (68) E. Aut vinces tandem, aut certe multo commodiore vteris, quam nunc vteris [Um, lín. 288-289, p. 309]. -E. porque al fin: o le vençeras : o sin duda le hallaras mas conuersable: queagora le hallas [Bat. 474, lín. 30-31, f. a7v]. -E. porque al fin o le venceras: o sin duda lo hallaras mas conuersable que agora lo hallas [Bat. 479, lín. 4-5, f. CXIIIIr]. -O. y creeme que le venceras o le haras muy mas suffrible de lo que hasta aqui te ha salido [Bat. 478, lín. 24-25, f. h2v]. -D. Desta manera o le venceras o le tornaras más conuersable [Luj, lín. 14-15, f. 49v]. En algún caso, la ausencia de objeto en el original da lugar a erróneas traducciones como la de Morejón en (69), quien yerra al dejarse llevar por su intuición léxica equiparando el verbo curo en latín y en castellano y sin comprender que la anáfora en este caso es de tipo textual y no específica, algo que sí captan los otros dos intérpretes: (69) E. Tum gener: Noui, inquit, ius meum, sed malim eam tua vel arte vel autoritate sanari, quam ad hoc extremum remedium venire. Socer pollicitus est se curaturum [Um, lín. 202-203, p. 307]. -E. Estonçes el yerno le respondio. Bien se la jurisdicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanarla con tu auctoridad y industria: que venir a este postrimer remedio. El suegro estonçes le prometio: que el la curaria [Bat. 474, lín. 27-28, f. a6r]. -E. Entonces el yerno le respondio: bien se la juridicion que sobre ella tengo: pero mas querria sanar la con tu autoridad y industria que venir a esse vltimo remedio. El suegrole prometio que ello procuraria [Bat. 479, lín. 23-24, f. CXIIr]. -O. yo bien se mi derecho le respondio el yerno: pero querria mas si ser pudiesse sanalla contu autoridad quevenir enesse remedio que a de ser el postrero. El suegro le prometio de hazer lo que pudiesse [Bat. 478, lín. 18-19, f. g8r]. Igualmente frecuente es la reposición de elementos nominales o pronominales en las versiones frente a la elipsis latina debido a razones puramente morfológicas, concretamente a la ausencia de un sistema casual en la lengua romance. Ello es evidente cuando en el texto fuente encontramos, como ocurre en el ejemplo (70) un pronombre interrogativo que concuerda en género, número y caso con su antecedente, de manera que, mediante la limitación morfológica, el interlocutor puede reconocer cuál es el tema específico de la interrogativa, algo que difícilmente podría conseguirse con el interrogativo qué, de ahí las diversas soluciones con reposición en las versiones: <?page no="277"?> 277 (70) E. Est tamen tempus, quum in re seria fas est vxori monere virum, si quid est alicuius momenti; nam ad leuia praestat conniuere. X: Quod tandem? [Um, lín. 154-156, p. 305] -E. Assi mesmo se ha de mirar el tiempo quando ha de amonestar la muger al marido enlas cosas de alguna importancia: que en cosas liuianas: mejor es dissimular: haziendo como que no las vemos. X: Quetiempo? [Bat. 474, lín. 28-31, f. a5r] -E. assi mesmo se ha de mirar el tiempo quando a de amonestar la muger al marido enlas cosas de alguna importancia : que las liuianas mejor es dissimularlas. X: Quetiempo? [Bat. 479, lín. 17-21, f. CIXv] -O. Tiempos ay en que la muger puede dezir su parescer al marido/ si viere algunas cosas en que va mucho / que las que son liuianas mejor es dissimulallas que no estrujallas. X: A que tiempo se puede hazer esso? [Bat. 478, lín. 28-4, f. g6r-g6v] -D. Tambien hauemos de mirar quando a nuestros maridos reprehendemos en cosa de gran importancia,que en las de poca mejor es disimularlas y callarlas. E: Que hauemos de mirar [Luj, lín. 26-4, f. 46r-46v]. Así pasa también cuando nos encontramos en latín con un pronombre relativo sin antecedente explícito pero cuya función sintáctica en el enunciado se hace conocida para el interlocutor gracias a la desinencia de caso, algo que, una vez más, no ocurre con el pronombre relativo castellano que, de ahí que, por ejemplo, en (71) los traductores se vean obligados a introducir un pronombre indefinido que exprese el género (femenino), el número (plural o singular, dependiendo de la mayor o menor literalidad sintáctica del traductor) y la función sintáctica (sujeto) que podrán asociarse al relativo (§ II, 4.3): (71) E. Postremo dic mihi, habesne, quae tibi male velint? [Um, lín. 386-387, p. 312] -E. Finalmentedime tienes por ventura algunas que te quieran mal? [Bat. 479, lín. 6- 7, f. CXVIv] -O. Finalmente di me tienes alguna que mal te quiera? [Bat. 478, lín. 22-23, f. h4v] Por último, se hace inevitable comentar en este punto los casos en que la elipsis en latín y la reposición en castellano tienen que ver con fenómenos de marcación de la polaridad 441 . Puesto que tratamos con sistemas lingüísticos diferentes, aunque históricamente emparentados, no debe resultar extraño que los esquemas de marcación de la polaridad sean también distintos, al igual que estos cambian en una misma lengua a lo largo del tiempo. La ausencia de un adverbio específico de marcación de la polaridad positiva en latín (cf. Rodríguez Molina en prensa), correlato del que sí existía para la polaridad negativa (non), hace que una respuesta afirmativa se ver- 441 El concepto de ʻpolaridadʼ proviene de las teorías generativas. González Rodríguez (2008: 1) explica este fenómeno como «la sensibilidad que presentan algunas unidades léxicas a ciertos contextos [...], en [el sentido de] que algunos elementos no pueden aparecer libremente en cualquier entorno». <?page no="278"?> 278 balice de diversos modos, entre ellos la repetición del verbo de manera ecoica. Efectivamente, como se aprecia en el ejemplo (72), el verbo en primera persona, sin sujeto ni objeto explícitos, sirve como aceptación de la petición que el interlocutor postula previamente. Es decir, en latín no son necesarias otras marcas explícitas para la asertividad, a diferencia de lo que ocurre en castellano: los traductores deben explicitar pronombres átonos de carácter anafórico, utilizar adverbios o marcadores de polaridad positiva (sí que en el caso del corrector anónimo y de Luján) o modificar la naturaleza pragmática de la respuesta acentuando la fuerza ilocutiva de esta mediante un enunciado ponderativo introducido por el conector antes: (72) E: Mea Xanthippe, permittis mihi vt liberius loquar apud te? X: Permitto [Um, lín. 74-75, p. 303]. -E: Mi Xanthippe. Das me liçencia: que mas ala clara hable contigo. X: Yo te la doy [Bat. 474, lín. 3-5, f. a4r]. -E: Mi xanthippe dasme licencia que mas ala clara hable contigo. X: Si que tela doy [Bat. 479, lín. 26-2, f. CVIIr-CVIIv]. -O: Xantipe hermana mia auras por bien que te diga libremente mi parecer? X: Antes holgare dello [Bat. 478, lín. 9-11, f. g4r]. -D: Hermana mia Eulalia,das me licencia para que hable contigo algunas cosas mas a la clara? E: Si que te la doy [Luj, lín. 21-23, f. 30r]. Del mismo modo, para constatar una verdad asumida por la colectividad, pero sin que el enunciador se implique personalmente en ella, se usa a veces el verbo aiunt que en castellano es traducido mediante la anteposición de un adverbio de polaridad y el pronombre átono, solución compartida por tres traductores: (73) E. Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus. X: Aiunt [Um, lín. 163-166, p. 306]. -E. Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica. X: Assi lo dizen [Bat. 474, lín. 9, f. a5v]. -E. porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar. X: Assi lo dizen [Bat. 479, lín. 9, f. CXr]. -O. por escusarme del vicio ordinario casi en todas las mugeres que despues que comiençan a hablar en vna cosa nunca acaban hasta que enojan y aborrecen a todo el mundo. X: Assi lo dizen [Bat. 478, lín. 22, f. g6v]. Diferentes adverbios de polaridad utilizan los intérpretes en (74), sí en el caso de Morejón y su corrector, muy bien más el objeto directo pronominal en el caso de Virués, como reflejo de la respuesta ecoica en latín: (74) E. Scio tibi notum esse Gilbertum Batauum. <?page no="279"?> 279 X: Noui [Um, lín. 255-256, p. 308]. -E. Biense que conociste a Gilberto Batauo. X: Si conosci [Bat. 474, lín. 28-29, f. a7r]. -E. Bien se que conociste a Gilberto holandes. X: Siconosci [Bat. 479, lín. 7-8, f. CXIIIr]. -E. Bien creo que conoces a Gilberto Holandes. X: Muy bien le conozco [Bat. 478, lín. 4-5, f. h2r]. Menos común es hablar de polaridad interrogativa, pero creo que también existen marcas específicas de esta modalidad en distintas lenguas. En español actual, por ejemplo, y en inicio de turno marca ilocutivamente el enunciado de manera que se solicita una explicación por parte del interlocutor: ¿Y eso? ¿Y esa cara? ¿Y María? Determinados pronombres interrogativos en latín también poseen esta propiedad informativa. Así ocurre con unde? ‘¿de dónde? ’, que se emplea como marca de polaridad interrogativa sin necesidad de que se explicite el verbo en el enunciado, elemento sí necesario en el castellano, como se comprueba en los ejemplos (75 y 76), e incluso en una interrogativa indirecta como la de (77): (75) X. Vnde tibi tam egregium munus? [Um, lín. 13, p. 301] -X. dedonde ouiste tan linda ropa? [Bat. 474, lín. 12-13, f. a3r] -X. De donde ouiste tan linda ropa? [Bat. 479, lín. 20-21, f. CVv] -X. de donde vuiste tan buena cosa? [Bat. 478, lín. 18, f. g2v] -E. mas por tu vida donde 442 huuiste tan limpio paño y tan hermosa color como esta [cf. text. lat. lín. 12] [Luj, lín. 14-16, f. 27v]. (76) X: Sed vnde nobis cestus ille? [Um, lín. 318, p. 310] -X: Pues donde hallaremos nos otras esse cinto? [Bat. 474, lín. 35-1, f. a8r-a8v] -X: Puesdonde hallaremos nosotras esse cinto? [Bat. 479, lín. 24, f. CXIIIIv] (77) E. Rogat, vnde is nitor insolitus [Um, lín. 245, p. 308]. -E. pregunto de donde auian auido aquel aparato no acostumbrado [Bat. 474, lín. 14-15, f. a7r]. -E. preguntode donde venia aquel atauio no acostumbrado [Bat. 479, lín. 15-16, f. CXIIv]. -O. Preguntoles de donde auian auido aquel nueuo arreo de casa [Bat. 478, lín. 10- 11, f. h1v]. -E. y preguntò que de donde lo hauian hauido [Luj, lín. 9-10, f. 48v]. En alguna ocasión Virués utiliza el marcador de polaridad interrogativa y para respetar la estructura conversacional del texto original, estructura quizá más característica de la inmediatez comunicativa que la reposición verbal empleada por los otros traductores: 442 Nótese aquí el empleo etimológico de dónde por de dónde. <?page no="280"?> 280 (78) E. Quid si proferam maritos, qui simili ciuilitate correxerunt sponsas suas? [Um, lín. 180, p. 306] -E. Que me diras: si yo te digo algunos maridos: que con la mesma arte corrigieron sus mugeres? [Bat. 474, lín. 27-28, f. a5v] -E. Que me diras si yo te digo algunos maridos que con la misma arte corregieronsus mugeres? [Bat. 479, lín. 6-8, f. CXv] -O. E si yo te diere maridos que an vsado con sus mugeres deste mesmo comedimiento y arte que te he dicho para corregir a sus mugeres [Bat. 478, lín. 21- 24, f. g7r]. -E. Muchos exemplos de mugeres de nuestros tiempos te contare (dejados aparte los antiguos) las quales teniendo sus maridos tan rezios como tu pintas el tuyo, con las mismas artes los corrigieron y emendaron [Luj, lín. 14-19, f. 47v]. En no pocas ocasiones, estas marcas de polaridad interrogativa se emplean como medio para el cambio de tópico (§ II, 5.1), en cuyo caso los intérpretes prefieren introducir un verbo de lengua para completar el significado pragmático de solicitud de información: (79) E: Quid de ieiunando? [Pp, lín. 1707, p. 177] -E: Que me dizes del ayunar? [Bat. 479, lín. 17, f. XIIIr] -E: Que me dizes delos ayunos? [Bat. 478, lín. 10, f. f1v] En último lugar, es perceptible asimismo un deseo por parte de los intérpretes (cf. supra) de recuperar el antecedente nominal o pronominal aun cuando la elipsis es perfectamente posible en lengua castellana, tal como se puede comprobar en la comparación de las diversas versiones. Así, en (80) Virués repone información temática que los otros dos traductores omiten contribuyendo así a la dinamicidad del intercambio dialéctico: (80) X: Quid deinde? [Um, lín. 216, p. 307] -X: Pues que mas passo? [Bat. 474, lín. 12-13, f. a6v; Bat. 479, lín. 21-22, f. CXIIv] -X: Que sucedio despues de esso? [Bat. 478, lín. 15-16, f. g8v] Igualmente, en (81), el traductor anónimo del Senile [Bat. 479] ofrece una respuesta más morosa por parte del personaje, recuperando tanto el segmento nominal como el verbal: (81) Po. Dic igitur, quo te contulisti relicta Lutetia? G: Recta in patriam [Sen, lín. 63, p. 377]. -Po. porendedi nos donde tefuyste quando dexaste a Paris? G: por camino derecho me fuy a mi tierra [Bat. 479, lín. 17-18, f. XIXr]. -Po. Dinos pues: quando de Paris te salistea donde fuiste? G: Derecho ami tierra [Bat. 478, lín. 3, f. x3v]. <?page no="281"?> 281 3.2. Mecanismos léxicos: repetición y asociación Dos de las formas más productivas de cohesión discursiva son la repetición y la asociación. Se trata de fenómenos de ligazón semántica presentes tanto en el discurso monológico como en el dialógico. La repetición surge «[e]n el momento en que se debilita la referencia (por distancia entre una aparición y otra, o bien porque la memoria a corto plazo deja de funcionar)», de manera que «se repite el referente, con las mismas palabras o con variaciones. Se trata de procedimientos de sustitución» (Calsamiglia y Tusón 1999: 230-231). Los mecanismos de reiteración pueden ser muy diversos y no constituyen un conjunto cerrado de elementos. Me parecen interesantes los diferentes tipos que establecen Calsamiglia y Tusón (1999: 230-233), por eso seguiré a estas autoras de cerca en los siguientes párrafos 443 . En primer lugar podríamos hablar de repeticiones exactas o parciales que se dan en los Coloquios, tanto en las intervenciones de un solo personaje como entre distintos turnos conversacionales, característica esta última típica de la cohesión dialógica: (82) E: Sed tu non desiisti rixari cum illo? X: Nec desinam [Um, lín. 67-68, p. 303]. -E: Y tu no dexaste de reñir con el? X: Ni dexare [Bat. 474, lín. 32-33, f. a3v; Bat. 479, lín. 18-19, f. CVIIr]. -O: Pero tu no dexaste poresso de reñir conel? X: Ni dexare [Bat. 478, lín. 1-2, f. g4r]. -D: Y tu no dexaste de reñir con el? E: Como dexar,ni aun lo dexare [Luj, lín. 8-9, f. 30r]. A veces, en lugar de la repetición idéntica, algún traductor prefiere recurrir a otro tipo de fenómenos cohesivos, como la anáfora: (83) X. Deinde quum mihi temulentus ad multam noctem redit domum, diu expectatus, destertit noctem totam, nonnunquam et lectum conuomens, vt ne quid addam [Um, lín. 31-33, p. 302]. -X. De mas desto: despues que viene a casa borracho: passada gran parte dela noche. Sobre auerle estado esperando tanto tiempo esta toda la noche roncando: y aun no quiero dezir adelante [Bat. 474, lín. 32-1, f. a3r-a3v]. -X. De mas desto quando viene a casa borracho : passada gran parte dela noche: sobre auerle estado esperando tanto tiempo esta toda la noche roncando y avn no quiero dezir adelante [Bat. 479, lín. 24-2, f. CVIr-CVIv]. -X. y no le basta esto sino que muchas vezes harto devino viene a medianoche y ni duerme ni vela lo que della queda: y aun alas vezes lança enla cama lo que ha beuido [Bat. 478, lín. 15-18, f. g3r]. 443 Cf. también Cuenca (2010: 48-53). <?page no="282"?> 282 -E. y demas desto , no hay noche ninguna que no venga fuera de si a casa, o por lo que ha perdido,o por lo beuido ; y venido y puesto a roncar todo es vno, y yo triste he de estar toda la noche esperandole hilando o labrando [Luj, lín. 22-27, f. 28v]. En algunos casos, la repetición en latín basada en la presencia de una misma raíz en dos unidades morfológicas -en el caso de (84), verbo y nombre- no puede mantenerse en castellano como consecuencia de la imposibilidad de reflejo de la figura etimológica (cf. Lausberg 1963 [1975]: § 281) en la lengua romance, por lo que se tiene que acudir a otro tipo de mecanismos fóricos, como el empleo de un adjetivo indefinido (mismo/ mesmo u otro): (84) X: Infelix vero vxoris conditio, si iratis, ebriis, et quicquid libet petrantibus maritis, tantum obsequentur. E: Quasi vero hoc non sit obsequium [Um, lín. 151-153, p. 305]. -X: O desuenturado el estado delas mugeres si siempre han de lisongear alos maridos ayrados: borrachos: y perpetradores de quantas vellaquerias quisieren. E: Como si no nos pagassen ellos enla mesma moneda [Bat. 474, lín. 23-27, f. a5r]. -X: O desuenturado el estado delas mugeres / si siempre han de andar ala voluntad de sus maridos ayrados : borrachos: y haziendo lo que se les antoja. E: Como si no nos pagassen ellos enla mesma moneda [Bat. 479, lín. 11-16, f. CIXv]. -X: Desuenturadas de mugeres que emos de templar alos hombres agora esten enojados / beodos/ o como a ellos se les antoja. O: Bueno es esso como si no estuuiesen ellos obligados a hazer y no hiziesen otro tanto con nosotras [Bat. 478, lín. 23-28, f. g6r]. -E: O desauenturado estado de las mujeres si contino hauemos de andar al paladar de nuestros maridos ; agora esten alegres,agora esten tristes; agora sean cuerdos,agora no lo sean; agora esten borrachos,agora no lo esten ; o que tengan razon, o que no tengan ninguna. D: No nos pagan ellos por ventura en la misma moneda [Luj, lín. 16-24, f. 46r]. Al no existir en castellano, igualmente, la flexión casual, no se puede respetar tampoco en la traducción el poliptoton (cf. Lausberg 1963 [1975]: § 280), reducido a la mera repetición de las unidades léxicas [Bat. 479] o a la repetición y la elipsis [Bat. 478], como se observa en el ejemplo (85): (85) E: Istuc vero difficillimum est, quum non abs re dictum sit, qui neminem habet inimicum, eum nec amicum habere quenquam, et felicitatis semper inuidiam esse comitem. G: Insignem felicitatem comitari solet inuidia [Sen, lín. 99-102, p. 378]. -E: Muy dificultoso es esto que dizes: pues no se dixo sin causa: que el que no tiene enemigo alguno tanpoco puedetener amigo: y que la embidia suele acompañar alafelicidad. G: La embidia suele acompañar ala muy señalada felicidad [Bat. 479, lín. 9-14, f. XXr]. <?page no="283"?> 283 -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa ser bien quisto de todos: que no creo yo se dixo sin causa.Que aquel que no tiene enemigos/ no es possible tener amigos: y tambien porque la embidia suelevenir por compañera de qualquier prosperidad. G: Uerdad dezis que suelen acompañar a la prosperidad que de grande se señala [Bat. 478, lín. 24-2, f. x4r-x4v]. En numerosos casos, la cohesión léxica no se efectúa por la repetición exacta de determinadas palabras, sino que se consigue a partir de sinónimos o expresiones que significan lo mismo o algo parecido que el elemento correferente: (86) G. Alienas simultates nec excito nec alo, sed vbicunque datur oportunitas, aut extinguo aut mitigo [Sen, lín. 116-117, p. 378]. -G. Agenas enemistades no las despierto ni las crio: mastodaslas vezes que me vienen ala mano : las amato o amanso [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXv]. -G. Ni soy causa de despertar ni de conseruar los rencores y enojos entre otros/ antes los mitigo y apago todas las vezes que puedo [Bat. 478, lín. 3-6, f. x5r]. Ello ocurre incluso cuando en latín sí se produce la repetición idéntica, pero algún intérprete prefiere variar el fragmento utilizando una expresión sinónima o un elemento deíctico anafórico: (87) Pa. Attamen quum Hierosolymam adirem, addideram me in comitatum cuiusdam magnatis, praediuitis, qui natus annos septuaginta negabat se aequo animo moriturum, nisi prius adisset Hierosolymam [Sen, lín. 359-361, p. 385]. -Pa. y quando llegaua a Hierusalem junte me en compañia devn cauallero granseñor y muy rico dehedad desetenta años: y tenia porcierto que no podia morir con seguro animo si primero no fuesse a Hierusalem [Bat. 479, lín. 4-8, f. XXVIIr]. -Pa. Uiendo que yua a Hierusalem junteme convn hombre principal y muy rico/ viejo de sesenta años que yua tanbien ala casa santa/ porque dezia que lleuara gran pena de este mundo si le tomara la muerte sin auer ydo alla [Bat. 478, lín. 17- 22, f. y3v]. Por supuesto, la cohesión se consigue también a base de hiperónimos e hipónimos, a veces no recogidos según el mismo procedimiento en los traductores, como en (88), donde los intérpretes se decantan ya por la elipsis [Bat. 479], ya por la repetición y el empleo de algún indefinido anafórico [Bat. 478]; antónimos (89) o proformas léxicas. Muy socorrida en este sentido es la voz latina res (90), no siempre traducida por cosa entre los traductores (corrector de Morejón), sin duda por razones estilísticas que motivan bien el empleo de un término con significado más específico (Morejón), bien el de la elipsis (Virués), bien la reelaboración sintáctica (Luján): (88) E: Hos annos ita partitus sum, vt sesquiannum darem studio medicinae, reliquum tempus theologiae [Sen, lín. 427-428, p. 387]. -E: Estosquatro años partidesta manera: los dos enelestudio dela medicina: ylo de mas entheologia [Bat. 479, lín. 11-13, f. XXVIIIv]. <?page no="284"?> 284 -E: yo reparti desta manera estos quatro años. El año y medio estudie medicina/ y todo lo otro teologia [Bat. 478, lín. 15-17, f. y5v]. (89) E: Num quando te cruciat metus mortis? G: Nihilo magis quam macerat dies nativitatis [Sen, lín. 157-158, p. 380]. -E: No te atormenta porventura algunas vezes el temordela muerte? G: No mas que me enflaquece el dia del nascimiento [Bat. 479, lín. 26-3, f. XXIv- XXIIr]. -E: Ueamos/ date pena alguna vez acordarte del dia en que has de morir? G: Assi como no me da pena acordarme de quando naci/ assi no me da pena acordarme de quando he de morir [Bat. 478, lín. 22-26, f. x6r]. (90) E. Semel enim orta simultate, aegre sarcitur gratia, praesertim si res ad atrocia conuitia processerit [Um, lín. 101-102, p. 304]. -E. Porque si vna vez nasce entre ellos conpetencia: muy mal bueluen a estaren gracia. Mayormente si el negocio procede amas que palabras [Bat. 474, lín. 34-1, f. a4r-a4v]. -E. porque si vna vez nace entre ellos contienda: tarde tornaran a estar conformes: mayormente si la cosa viene hasta dezirse iniurias [Bat. 479, lín. 12-14, f. CVIIIr]. -O. porque la enemistad vna vez nacida con difficultad se remedia especialmente si a llegado hasta dezirse o hazerse demuestos [sic] muy asperos [Bat. 478, lín. 21-23, f. g4v]. -D. porque si vna vez nacen discordias, tarde o nunca vienen en conformidad, mayormente si vienen a dezirse injurias [Luj, lín. 14-16, f. 31r]. Es común que determinadas sustituciones léxicas, procedimientos de cohesión, incorporen al discurso cierto grado de subjetividad y modalización por parte del enunciador (cf. Calsamiglia y Tusón 1999: 233). Esto es evidente sobre todo cuando los mecanismos cohesivos se basan en la metáfora o la metonimia (cf. Lausberg 1963 [1975]: § 228-231). Así, por ejemplo, en (91), se recurre a una animalización para establecer la correferencia, motivada, claro, por el juego de palabras 444 . En este caso, sin embargo, como en el de (92), no hay cambios en la configuración discursiva de las traducciones con respecto al original: (91) Po: Ex multis quas illic adamaram, vnam mecum abduxi domum, eamque grauidam. E: In aedes paternas? Po: Recta, sed mentitus eam esse coniugem cuiusdam amici mei, qui mox esset venturus [...].Quum pater non faceret obiurgandi finem, negans se tales gallinas alere velle domi, ac subinde minitans abdicationem, verti solum et cum gallina mea gallus alio demigraui [Sen, lín. 196-206, p. 381]. -Po: Entre otras muchas que alli ame: truxecomigo amicasa : vna que estaua preñada E: A casade tu padre? 444 En latín, se juega con la similitud fónica de galla ‘francesa’ y gallina ‘gallina’, chiste que, evidentemente, se pierde en las versiones castellanas. <?page no="285"?> 285 Po: Porcamino derecho : mas fingiendo que era muger de vn mi amigo que luego auia de venir [...], como mipadre nunca cessassedereñir: y negasse de querer criar en su casatales gallinas: amenazandome con desheredarme: dexelacasa: y hecho gallo me mude a otra parte con mi gallina [Bat. 479, lín. 8-22, f. XXIIIr]. -Po: De muchas amigas que alla tuue/ acorde traerme vna que tenia preñada a casa. E: E a casa de tu padre? Po: Alla derecho. Pero fingi que era muger de vn cierto amigo mio que auia devenir luego [...].Quando vi que mi padre no hazia sino riñir / diziendo que no podia suffrir en casa tales gallinas como aquella/ y amenazando me mill vezes que me deseredaria/ bole de alli/ y con mi negra gallina voyme hecho vn gallo/ a biuir a otro pueblo [Bat. 478, lín. 9-24, f. x7v]. También es posible encontrar expresiones valorativas que juzgan el discurso previo del interlocutor, como se lee en (92): (92) G: Si quid tamen receptum est vsu populi christiani, quod non plane pugnet cum sacris literis, hactenus seruo, ne cuiquam sim offendiculo. E: Quis Thales te docuit istam philosophiam? [Pp, lín. 1815-1818, p. 180] -G: y si alguna cosa esta recebida y vsa della el pueblo christiano que ala clara no contradiga ala sagrada scriptura: guardo lo por no ser causa que alguno no seescandalize. E: Que philosopho te enseño essa philosophia? [Bat. 479, lín. 25-5, f. XXVIv- XXVIIr] -G: que determinado estoy de seguir aquello que la yglesia por antigua costumbre y estatutos tiene recebido y mas todo lo que la deuocion de los christianos sin offensa dela dotrina dela sagrada escritura vsare. E: Qual sabio te enseño esta filosofia [Bat. 478, lín. 2-7, f. f5r]. La asociación es una manera de cohesión que se consigue mediante el empleo de palabras más o menos contiguas pertenecientes a un mismo campo semántico. Por supuesto este fenómeno también está relacionado con el de la coherencia (cf. § II, 3). Calsamiglia y Tusón (1999: 232) hablan de dos tipos de asociación, según los elementos textuales estén «a) relacionados entre sí en el sistema de la lengua o b) relacionados entre sí en el mundo de referencia; por tanto, en el conocimiento previo y en los esquemas mentales de los hablantes». Como ejemplo del primero puede ponerse (93), donde se encuentran voces que pertenecen al campo semántico de la “muerte”: (93) G: Mihi quidem nihil vnquam accidit acerbius in vita vxoris morte, ac vehementer optassem illam una mecum consenescere, liberisque communibus frui, sed quando aliter visum est superis, iudicaui sic magis expedire vtrique, neque causam putaui quur me inani luctu discruciarem, praesertim quum is nihil prodesset defunctae [Sen, lín. 120-124, p. 379]. -G: Ninguna cosa me dolio mas enla vida que la muerte de mi muger: y holgara mucho que juntamente enuegecieramos y gozaramos de los f ijos de entrambos: mas pues adios parecio orta [sic] cosa: juzgue que fue assi mejor y mas conueniente para entrambos : ni me puse a pensar en cosa que con vanoslloros me <?page no="286"?> 286 atormentasse: mayormente como estoslloros aprouechassen poco ala defuncta [Bat. 479, lín. 22-4, f. XXIr]. -G: Uerdad es que no he sentido en toda mi vida mayor dolor que la muerte de mi muger : que deseaua su vida tanto como la mia/ y que juntamente nos hizieramos viejos / y gozaramos de nuestros hijos. Mas pues le parecio a dios otra cosa/ ami me parecio y crey queera lo que mas nos cumplia a entrambos. E assi no pense que auia causa/ para que yo me atormentasse con lloro sin prouecho/ pues es cosa tan sin fruto para la defunta [Bat. 478, lín. 9-18, f. x5r]. En cuanto al segundo tipo, este es difícil de encontrar en los Coloquios, pues es un procedimiento de cohesión asociativa más propio del discurso científico o periodístico. Su ausencia puede considerarse, pues, una característica, por defecto, del estilo conversacional. <?page no="287"?> 287 CAPÍTULO 4 CONEXIÓN INTERORACIONAL Una de las formas de cohesión más evidentes es la que se basa en las relaciones entre oraciones. Tal conexión se consigue por medio de conjunciones, pero también por yuxtaposición. La relación interoracional motiva, además, la copresencia de adverbios, estructuras paralelas u opuestas, unidades correferentes y distribuciones específicas de los tiempos verbales que conforman la textualidad del texto. Por supuesto esos elementos son diversos en todas las lenguas. Me interesaré en este capítulo por el modo de conexión interoracional en las traducciones de los Coloquios confrontadas con el original latino. Describiré las coincidencias y diferencias más significativas en este sentido 445 , teniendo en cuenta asimismo qué tipos de relación semántica -causal, temporal, concesiva, etc.- son más frecuentes en el discurso dialógico y hasta qué punto la amplificación sintáctica a través de diversos tipos de subordinadas se convierte en un mecanismo recurrente por parte de los intérpretes para solucionar la, en ocasiones, excesivamente sintética concisión sintáctica del modelo latino. En los sucesivos apartados y subapartados no pretendo ni siquiera esbozar un estado de la cuestión sobre las diversas perspectivas de estudio y problemas de descripción gramatical que plantea cada uno de los tipos de relaciones interoracionales a las que me iré refiriendo, así como tampoco de la conformación diacrónica de dichos tipos. Por lo que a este último punto respecta existen ya trabajos sobradamente consolidados, como el de Lapesa (2000) y, por supuesto, los volúmenes colectivos dirigidos por Concepción Company (dir.) (2006, 2009). 445 La variedad de recursos que se percibe al analizar la variación relativa a los elementos de conexión interoracional, y sobre todo a las unidades de subordinación, hace que la descripción de este tipo de fenómenos se convierta en una tarea ardua, pues no se trata aquí de indicar solo los cambios en la elaboración del discurso que se observan entre el original y las traducciones, sino también los que se perciben entre las propias versiones confrontadas. En este sentido afirma Eberenz (2000: 321) que «la subordinación es un modo de los fenómenos lingüísticos más sometidos a la cambiante configuración de los estilos, tanto en las realizaciones orales del lenguaje como en las escritas. En otras palabras: se trata de uno de los ámbitos de la lengua en que más se nota la intervención, con fines de diferenciación estilística, de los propios usuarios del idioma». <?page no="288"?> 288 4.1. Yuxtaposición y coordinación 4.1.1. Yuxtaposición Tradicionalmente se ha hablado de que la conversación coloquial tiende más a la coordinación y yuxtaposición de unidades oracionales que a la subordinación, que sería muestra de una sintaxis más elaborada e integrada 446 (cf. Koch y Oesterreicher 1990 [2007]: 141-147). Efectivamente, Tunberg (2004) destaca cómo el estilo de los Colloquia erasmianos es fundamentalmente paratáctico (cf. § I, 4.2.5), lo que, por momentos, contribuye a la agilidad sintáctica de las intervenciones de los personajes, cuya relación semántica y discursiva se consigue a través de otros mecanismos de cohesión. Tal como ocurría con la ausencia de elementos específicos de conexión en el caso de la elipsis, no debe extrañar que los intérpretes sean bastante reacios al empleo de la yuxtaposición como modo de relación interoracional. En la mayoría de los casos, se tiende a utilizar algún tipo de nexo entre dos segmentos oracionales que aparecen yuxtapuestos en latín. Por supuesto, de nuevo aquí, las soluciones no son coincidentes en todas las versiones. Es muy inusual, pues, que todos los traductores conserven la yuxtaposición original. Cuando esto ocurre, se debe sin duda a razones estilísticas, como el refuerzo de una estructura paralelística en (1) o el mantenimiento de un asíndeton con numerosos miembros ligados (2): 446 Mucho se ha discutido sobre esta cuestión. En opinión de Badía (1960), la diferencia fundamental que se aprecia entre la sintaxis del Cantar de Mio Cid y la Primera Crónica General no se relaciona principalmente con la distancia cronológica entre las dos obras sino muy especialmente con las diversas intenciones estilísticas que priman en una y en otra. Cf. también Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 20-27). La idea de que la parataxis precede históricamente a la hipotaxis, que sería señal de maduración lingüística desde una perspectiva diacrónica, también ha sido ampliamente debatida desde von Wartburg (cf. Narbona 1989b: 69-77; 1996: 463-464). Torrego Salcedo (2009: 501-502) ofrece un buen resumen de esta idea: «[l]a manera de ver la subordinación como el resultado de la evolución presentada antes [de yuxtaposición a subordinación] tiene aspectos que son adecuados y otros que no lo son. Por un lado es cierto que la etimología de las conjunciones revela su pertenencia a paradigmas productivos que han sufrido procesos de gramaticalización [...]. Sin embargo, los estudios de tipología lingüística han probado como inadecuada la consideración de que la parataxis constituya una fase global previa a la subordinación con la correlación como fase intermedia. Tampoco es adecuado asociar ninguna de estas fases con primitivismo o desarrollo en las gramáticas. Dicho de otro modo, no existe ninguna lengua en el mundo en la que se hayan producido procesos diacrónicos ordenados y regulares que den lugar a la conversión en subordinadas de las oraciones yuxtapuestas con el paso intermedio de la correlación. Las lenguas muestran, más bien, una coexistencia permanente de los tres procedimientos de interrelación, yuxtaposición o parataxis, correlación y subordinación». <?page no="289"?> 289 (1) Pa: Non omnibus omnia congruunt, mihi nullum magis arridet, quam hoc quod sequutus sum [Sen, lín. 403-404, p. 386]. -Pa: No sontodas las maneras de biuir para todos: a mininguna cosa me contenta mas que esta quesegui [Bat. 479, lín. 5-7, f. XXVIIIr]. -Pa: Unas son para vnos/ otras para todos/ no es todo para todos/ quanto ami ninguna me agrado mas que esta que tengo [Bat. 478, lín. 2-5, f. y5r]. (2) G. Apud illum expono deploroque, si quid admisi grauius, clamo, lachrymo, ploro, meipsum execror, illius imploro misericordiam [Pp, lín. 1735-1736, p. 178]. -G. delante del declaro y en gran maneralloro mis pecados : derramo lagrimas: doy bozes: aborrezco ami mismo : suplicole me de su misericordia [Bat. 479, lín. 17-20, f. XIIIIr]. -G. Ante su acatamiento manifiesto ylloro la offensa que hallo auelle echo: quexome/ gimo/ angustiome/ demandole misericordia [Bat. 478, lín. 15-16, f. f2v]. Más frecuentes son los ejemplos en los que alguno de los traductores mantiene la yuxtaposición pero otro(s) prefiere(n) utilizar alguna conjunción coordinante, ya sea de tipo copulativo (3, 4), sobre todo en fragmentos narrativos, o adversativo (5, 6), cuando se quiere destacar la oposición manifiesta entre dos unidades oracionales -las locuciones adverbiales hasta agora/ de aquí adelante en (5), los nombres marido/ bestia en (6)-: (3) X. Vides quam sim pannosa, sic patitur vxorem suam incedere [Um, lín. 18-19, p. 301]. -X. No miras quan atauiada me vees? Desta manera consiente que ande su muger [Bat. 474, lín. 18-20, f. a3r]. -X. No miras qual me tiene hecha pedaços: desta manera consiente que ande su muger [Bat. 479, lín. 5-6, f. CVIr]. -X. No me vees qual ando rota: yno a enpacho siendo su muger de ver me andar assi [Bat. 478, lín. 24-26, f. g2v]. (4) E. Post dies aliquot redit eo furtim maritus, videt auctam supellectilem et apparatum lautiorem [Um, lín. 243-244, p. 308]. -E. Despues de algunos dias el marido se fue ascondidamente alla. Uee acrecentadas las alhajas: y el aparejo dela casa mas costoso [Bat. 474, lín. 12-14, f. a7r]. -E. dende algunos diasel marido se va alla secretamente: y vee acrescentado el axuar y mucho masrico [Bat. 479, lín. 13-15, f. CXIIv]. -O. Passados algunos dias torno a sus hurtos le [sic] marido yhallo en casa dela labradora mejor aparato y cena que otras vezes [Bat. 478, lín. 8-10, f. h1v]. (5) E. Marite, hactenus non noui neque te neque meipsam, posthac videbis me aliam factam [Um, lín. 218-219, p. 307]. -E. Marido hasta agora ni yo he conoscido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 474, lín. 15-16, f. a6v]. -E. Marido fasta agora ni yo he conocido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 479, lín. 24-26, f. CXIIv]. <?page no="290"?> 290 -O. Mi señor hasta agora yo no he conocido a vos ni ami ni lo que aquien vos soys y aquien yo soy deuia / pero de aqui adelantevos hallareis que soy otra [Bat. 478, lín. 19-21, f. g8v]. (6) X: Viro. Mihi cum belua res est [Um, lín. 306, p. 310]. -X: Marido? Bestia fiera es: conel que yo tracto [Bat. 474, lín. 20, f. a8r]. -X: Bien dizes marido : pero el mio no essino vna bestia fiera [Bat. 479, lín. 5-6, f. CXIIIIv]. -X: El mio no es marido sino bestia [Bat. 478, lín. 22, f. h3r]. El recurso a la conjunción adversativa es en ocasiones general en el caso de todos los traductores de algún coloquio, como se observa en (7) con el objetivo de ponderar la diferencia simétrica entre los componentes oracionales, sin que haya que suponer en estos casos influencia alguna entre versiones, ya que se trata de una solución perfectamente asequible en virtud del contexto: (7) E: Lana Britannica est, tinctura Veneta [Um, lín. 11, p. 301]. -E: La lana es de Bretaña: mas la tintura es de Uenecia [Bat. 474, lín. 10-11, f. a3r]. -E: La lana es de inglaterra: mas la tintura es de Uenecia [Bat. 479, lín. 17-19, f. CVv]. -O: La tela de Londres es/ mas el tinte no es sino de Uenecia [Bat. 478, lín. 15-16, f. g2v]. La coincidencia entre versiones se da igualmente cuando el segundo segmento oracional yuxtapuesto guarda una relación de causalidad, fundamentalmente en el ámbito de la enunciación, con el primero, de manera que los intérpretes se decantan por el uso de alguna conjunción causal: porque, pues, que. Se trata de una modificación del estilo que redunda en la explicitud de las relaciones semánticas entre unidades discursivas: (8) E: Idem ius erit tibi apud me. Hoc certe postulat nostra necessitudo, ab ipsis pene incunabulis inter nos inita [Um, lín. 76-77, p. 303]. -E: La mesma ternas tu: para dezirme lo que quisieres: porque assi sin dubda lo requiere la amistad: que siempre desde nuestra niñez auemos tenido [Bat. 474, lín. 5- 7, f. a4r]. -E: La mesma ternas tu, para dezir me lo que quisieres: porque assi sin dubda lo requiere la amistad : que siempre desde nuestra niñez auemos tenido [Bat. 479, lín. 2- 5, f. CVIIv]. -O: Lo mesmo podras tu hazer comigo pues lo requiere assi la amistad que entre nosotras desde nuestra niñez siempre vuo [Bat. 478, lín. 11-14, f. g4r]. -D: La misma tendras tu para dezirme lo que te pareciere,que assi lo requiere el amistad que dende nuestra niñez nos tuuimos [Luj, lín. 23-26, f. 30r]. (9) X. At vide, ne quid huius rei suboleat ipsi: misceret coelum terrae [Um, lín. 417- 418, p. 313]. -X. Mas mira que estes sobre auiso que no sienta cosa alguna delo que aqui auemos passado: porque reboluera el cielo con la tierra [Bat. 474, lín. 5-7, f. a9v]. <?page no="291"?> 291 -X. mas mira que estes sobre auiso que no sienta cosa alguna delo que aqui auemos passado: porque reboluera el cielo con la tierra [Bat. 479, lín. 4-7, f. CXVIIv]. -X. mas mira que nosienta que yo me he quexado a ti que me hundiria si tal supiesse [Bat. 478, lín. 18-19, f. h5v]. La utilización de un pronombre catafórico que focaliza la oración situada normalmente tras una forma verbal imperativa seguida de una pausa en latín es un recurso algunas veces desechado por los traductores (cf. § II, 3.1.1), que prefieren eliminar el pronombre deíctico y construir un enunciado que integra una oración subordinada completiva encabezada por la conjunción que. Aquí, de nuevo, se aprecia una modificación considerable de la fuerza ilocutiva que el personaje imprime a su intervención -explicable en virtud de la eliminación de la catáfora que motiva la focalización del enunciado al que se refiere la unidad deíctica- (10, 11), de acuerdo con la tendencia generalizada en los intérpretes castellanos de minimizar en la medida de lo posible las relaciones interoracionales yuxtapuestas: (10) E. Primum illud cogita: maritus ferendus est, qualis qualis est [Um, lín. 177- 178, p. 306]. -E. Ante todas cosas has de pensar: que el marido: tal qual es: se ha de sufrir [Bat. 474, lín. 24-25, f. a5v]. -E. primero as de pensar que el marido tal qual es se a de sufrir [Bat. 479, lín. 2-3, f. CXv]. -O. deues mirar que como ya te dixe el marido ha se de sufrir tal qual fuere pues que no se puede dexar [Bat. 478, lín. 15-17, f. g7r]. -E. has de pensarlo primero, que el marido tal qual es se ha de suffrir [Luj, lín. 8-9, f. 47v]. (11) E. Quin et illud cogita: illum adhuc iuuenem esse, nondum, opinor, egressum annos viginti quatuor [Um, lín. 376-377, p. 12]. -E. E tambien hasdepensar que avn es muy mancebo : que a penas ha complido veynte y quatro años [Bat. 479, lín. 15-17, f. CXVIr]. -O. y mira que aun el es muy moço que no creo que passa de .xxv. años [Bat. 478, lín. 3-4, f. h4v]. -D. Y tambien has de pensar que es mancebo [Luj, lín. 24-25, f. 51v]. Como se desprende de las líneas precedentes, Erasmo gusta de establecer oposiciones más o menos simétricas entre elementos mediante la yuxtaposición. En su intento de evitarla, los traductores recurren a estructuras sintácticas diferentes, en algún caso de índole comparativa, estructura que salvaguarda la relación opositiva entre unidades, aunque, estrictamente, el sentido no sea completamente el mismo, como se puede observar en (12). Aquí, la traducción de Luján, que opta en este caso por emplear una conjunción adversativa, es más fiel que las demás al original latino: (12) E. Nunc medendi tempus est, non accusandi [Um, lín. 336-337, p. 310]. <?page no="292"?> 292 -E. Pero agora mas es tiempo de remediarlo: que de quexarte [Bat. 474, lín. 23-24, f. a8v]. -E. pero agora mas es tiempo de remediarlo que de quexarte [Bat. 479, lín. 26-27, f. CXVr]. -O. Agora mas es tiempo de remediallas o dissimulallas que demirallas ni encarecellas [Bat. 478, lín. 25-26, f. h3v]. -D. que agora ya no tienes tiempo de quexarte sino de remediarle y valerte [Luj, lín. 10-12, f. 51r]. Soluciones interesantes para la yuxtaposición son las que emplean algún tipo de conector consecutivo, como en (13), cuando el segundo enunciado yuxtapuesto se entiende como una consecuencia lógica del primer enunciado emitido -se trata, pues, de una relación consecutiva en el nivel de la enunciación-, aunque siempre existe, claro, la posibilidad de conservar la pausa, como hace Morejón: (13) E. Nulla est fera tam immanis, quin officiis cicuretur; ne desperes de homine [Um, lín. 291-292, p. 309]. -E. Ninguna fiera ay tan contra natura: que con alagos no se amanse. No pierdas esperança del hombre [Bat. 474, lín. 33-34, f. a7v]. -E. ninguna fiera ay tancruel que con halagos no se amanse : por esso no pierdas tu la esperança de poder lo hazer con vnhombre [Bat. 479, lín. 8-10, f. CXIIIIr]. La yuxtaposición puede establecerse asimismo en latín entre un enunciado interrogativo y otro aseverativo entre los que se establece una relación de condición-consecuencia que Virués prefiere representar sintácticamente en términos de prótasis-apódosis, solución que comparte con el corrector anónimo del Uxor mempsigamos (cf. Del Rey en prensa d): (14) E. Auferes tecum? Fraudabis maritum sua possessione [Um, lín. 385, p. 312]. -E. si lelleuas contigo priuaras a tu marido de su possession [Bat. 479, lín. 3-4, f. CXVIv]. -O. si le tomas contigo quitas a tu marido lo que naturalmente es suyo [Bat. 478, lín. 20-21, f. h4v]. En fin, el paralelismo latino en alguna ocasión es sustituido por una estructura distributiva 447 del tipo ya... ya, como en (15), en alternancia con la coordinación copulativa en la otra versión: 447 Llama la atención que la relación interoracional distributiva sea particularmente escasa en el latín. He documentado apenas un caso de la correlación siue... siue, traducida en los dos casos del ejemplo (a) por agora... agora: (a) G. At aetas nunquam non defluit, siue dormias, siue uigiles [Pp, lín. 1610-1611, p. 174]. -G. mas la edad siempre corre: agora duermas agora veles [Bat. 479, lín. 14-15, f. Xr]. <?page no="293"?> 293 (15) E: Miser, toties tibi ferendus erat luctus, toties coelibatus? [Sen, lín. 241, p. 382] -E: Mezquino tu que tantas vezessuffriste el luto y tantas te vistesoltero [Bat. 479, lín. 10-12, f. XXIIIIr]. -E: Triste de ti/ que tantas vezes has mudado y remudado la vida/ ya llorauas/ ya te casauas/ ya estauas soltero/ ya cargado de luto? [Bat. 478, lín. 11-13, f. x8v] La adición de enunciados propiamente yuxtapuestos es infrecuente en los distintos traductores. Cuando la hay, suele responder al deseo de insistir en una idea cuya verbalización resulta redundante ya porque se desprenda del contexto enunciativo previo (16) ya porque supone una expresión más o menos sinónima a la previa (17): (16) X: Praedicant eum esse moribus commodissimis, comem, liberalem, amicum amico [Um, lín. 371-372, p. 311]. -X: Tienen lo por muy bien acondicionado : compañero : liberal: amigo de sus amigos [Bat. 479, lín. 7-9, f. CXVIr]. -X: Dizen que es muy bien acondicionado amigable liberal y amigo de amigos [Bat. 478, lín. 24-26, f. h4r]. -E: No por cierto , antes lo tienen por bueno,liberal,gracioso, amigo de sus amigos: solo comigo y contra mi ha conuocado todos susvicios [Luj, lín. 15-18, f. 51v]. (17) G. Illic commoratus fere annum, dispicere coepi de deligendo vitae genere, quam ego rem non leve momentum habere credo ad felicitatem [Sen, lín. 63-65, p. 377]. -G. donde estuue casi vn año: comence a en tender en escoger manera de biuir : lo qual no pienso que esdepocopeso para felicidad [Bat. 479, lín. 18-21, f. XIXr]. -G. y despues que oue estado alli casi vn año .comence a reboluer en mi que manera de biuir escogeria : esto pense y pondere muchos dias/ porque pienso que esta enello la llaue de biuir el hombre como quiere y deue [Bat. 478, lín. 3-7, f. x3v]. 4.1.2. Coordinación copulativa En su evolución desde el latín al romance, la coordinación fue magistralmente estudiada por Coseriu (1977), quien tiene en cuenta las diversas conjunciones latinas y los derivados en las lenguas románicas con oportunas observaciones 448 . En lo que atañe a la coordinación copulativa, en los Colloquia se documenta la mayoría de las conjunciones de este tipo que son habituales en los autores clásicos: ac/ atque, nec/ neque, et y la enclítica -G. mas la edad del hombre agora duerma agora vele nunca cessa de passar y de gastarse hasta que se acaba [Bat. 478, lín. 7-9, f. e5r]. 448 Cf. también Rubio (1976 [1982]) y Torrego Salcedo (2009). Para una visión general de la diacronía de la coordinación en castellano, cf. Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 32- 78). <?page no="294"?> 294 -que. En todos los casos, como era de esperar en esta época (cf. Keniston 1937: 662), la conjunción más frecuente en castellano es y. Lo interesante en las traducciones no es, pues, el uso de una conjunción copulativa distinta a y sino el recurso a otras formas de conexión. Así, por ejemplo, en (18) uno de los intérpretes opta por el empleo de un ordenador discursivo correlativo (lo uno que..., lo otro que) que pondera argumentativamente la razón esgrimida por el interlocutor, frente a la mayor literalidad del otro traductor: (18) G: Quo maturius perueniamus Antuuerpiam, nobis quatuor solis currum stipulemur. Contemnendum censeo tantillum pecuniae. Hoc damni multis commoditatibus pensabitur. Sedebimus commodius, ac mutuis fabulis suauissime transigemus hoc iter [Sen, lín. 32-35, p. 376]. -G: Si quereysque lleguemos al mejortiempo a antuuerpia/ tomemos vn carro para nosotros quatro solos: y no hagamos caso detan poco dinero : porque estedaño serecompensaracon muchosprouechos: sentar nos hemos mejor y mas a nuestro prouecho : y muy suauemente passaremos este camino diziendo fabulasa vezes [Bat. 479, lín. 3-10, f. XVIIIv]. -G: Si quereis que mas a nuestro plazer llegemos a Enuers/ concertemosvn carro para todos quatro solos. Parece me que no deuemos hazer caso dela costa/ pues es poca mas/ y se recompensara con otros muchos prouechos. Lo vno que yremos mas holgados y a plazer, lo otro que no sentiremos el trabajo del camino con el embeuimiento de la platica [Bat. 478, lín. 15-22, f. x2v]. En el caso de nec, es interesante la traducción que a veces se realiza de esta conjunción mediante la asociación de ni y el operador aditivo tampoco (19), lo que puede considerarse, en la versión del corrector anónimo y de Luján, legado de Morejón (cf. Del Rey en prensa d), frente a la simple conjunción en Virués: (19) E: Qui adeunt elephantos, non gestant vestem candidam, nec puniceam qui tauros, quod his coloribus compertum sit ea animantia efferari [Um, lín. 122-123, p. 304]. -E: Los que tratan con los Elephantes no traen vestidura blanca: ni tampoco la traen morada los que tratan con los toros: porque se halla estos animales: con estas colores hazerse mas fieros [Bat. 474, lín. 22-25, f. a4v]. -E: Los que tratan con los elephantes no andan vestidos de blanco: ni tampoco de colorado los que tratan con lostoros: porque se halla[n] estos animales con estas colores hazer se mas fieros [Bat. 479, lín. 14-18, f. CVIIIv]. -O: Los que han de tratar con los elefantes no lleuan uestiduras blancas/ ni moradas los que tratan los toros porque se hallan en brauecerse estos animales con los tales colores [Bat. 478, lín. 27-3, f. g5r-g5v]. -D: No te vistas de colores que no son decentes: porque los que doman elefantes no andan vestidos de blanco: ni tampoco de colorado los que andan con los toros: porque se hazen mas brauos [Luj, lín. 2-7, f. 32v-33r]. <?page no="295"?> 295 Son igualmente llamativos los ejemplos en los que vemos soluciones dispares en todos los traductores, como ocurre en (20), donde el significado copulativo de et solo se mantiene en la traducción del corrector anónimo, mientras que Morejón y Virués se decantan por la conjunción adversativa exclusiva (mas) antes llevados por el contexto negativo del segmento previo: (20) X: Nihil est quod agam, et perquam grata mihi est tua confabulatio [Um, lín. 232, p. 307]. -X: Ninguna cosa tengo que hazer: mas antes me es muy agradable tu platica [Bat. 474, lín. 29-30, f. a6v]. -E. Ninguna cosa tengo que hazery es me muy agradable tuplatica [Bat. 479, lín. 17- 18, f. CXIIr]. -X: Ninguna cosa tengo que hazer antes me es muy agradable todo lo que dizes [Bat. 478, lín. 11-13, f. h1r]. En (21), sin embargo, es una razón de tipo ideológico la que explica que la oración copulativa sea eliminada en la versión del corrector anónimo y transformada en complemento modal con gerundio en Virués, pues tal vez estos intérpretes sentían una especial reticencia a explicitar, por motivos de decoro, el dato narrativo que Morejón, como casi siempre (cf. Del Rey en prensa d), no tiene reparos en incorporar a su versión, por lo que mantiene la oración copulativa: (21) E. Socer respondet se semel illi tradidisse filiam; quod si non obtemperaret verbis, vteretur suo iure, et verberibus eam emendaret [Um, lín. 199-201, p. 307]. -E. El suegro le responde: que el le auia entregado vna vez su hija: y si no podia hazerla obedescer con palabras: vsase dela jurisdicion que sobre ella tenia: y la hiziesse emendar a poderde açotes [Bat. 474, lín. 22-25, f. a6r]. -E. El suegro le respondio que el le auia entregado vna vezsu hija: y si no podia hazer la obedescer conpalabras : vsase dela jurisdicion quesobre ella tenia [Bat. 479, lín. 17-20, f. CXIIr]. -O. El suegro le respondio que el le auia dado su hija por muger que hiziese della a su voluntad: y si por buenas razones no queria hazer lo que deuia vsasse de su derecho castigandola hasta hazerselo hazer [Bat. 478, lín. 11-15, f. g8r]. La adición de oraciones copulativas es bastante frecuente en las traducciones de los Coloquios. Muchas veces se trata de segmentos que, considerado el cotexto, resultan redundantes y que tienden a reforzar el contenido moralizante de un determinado pasaje, especialmente al final de los exempla que narra Jantipe en el Uxor mempsigamos (22), sobre todo en la versión de Virués: (22) E: Puella digressa a colloquio parentis redit in cubiculum, offendit maritum solum, accidit illi ad genua, et ait: Marite, hactenus non noui neque te neque meipsam, posthac videbis me aliam factam [Um, lín. 217-219, p. 307]. <?page no="296"?> 296 -O: Partida la muger de con su padre fuese a su camara donde hallo a su marido solo echosele alos pies llorando y dixole. Mi señor hasta agora yo no he conocido a vos ni ami ni 449 lo que aquien vos soys y aquien yo soy deuia / pero 450 de aqui adelantevos hallareis que soy otra [Bat. 478, lín. 16-21, f. g8v]. En otros casos, la conjunción copulativa se hace necesaria para enlazar una adición de cualquier tipo por parte del intérprete -generalmente una amplificación en el sentido de Genette 451 (1982)- y reanudar propiamente la traducción del texto erasmiano: (23) Pa. Et tamen hic durius vixi quam in monasteriis [Sen, lín. 377, p. 386]. -Pa. pero no dexe de estar alli algunos dias/ y passar vida mas aspera que enlas religiones [Bat. 478, lín. 14-15, f. y4r]. (24) Pa. Verum perpendebam mihi diu sudandum in choro, priusquam crederetur mihi negociatio [Sen, lín. 391-392, p. 386]. -Pa. pero consideraua los muchos dias que me cumplia primero affanar y sudar enel choro/ antes que me hiziessen procurador/ y me fiassen la mercaderia [Bat. 478, lín. 9- 12, f. y4v]. 4.1.3. Coordinación adversativa No hay rastro en los Colloquia de la conjunción adversativa magis, que suponemos debió tener una extensión considerable en la lengua hablada en el protorromance, sino que exclusivamente se documenta la conjunción más propia del latín escrito sed, traducida en un reparto similar por pero y mas: (25) E: Equidem non arbitror, sed fac esse [Um, lín. 177, p. 306]. -E: Yo cierto no lo pienso mas digo que sea assi [Bat. 474, lín. 23-24, f. a5v]. -E: yo cierto no lo creo : masdigo que sea assi [Bat. 479, lín. 27-2, f. CXv]. -O: yo no lo creo. Pero dado que los aya [Bat. 478, lín. 14-15, f. g7r]. -E. Yo ciertamente no lo creo , mas pongo por caso que sea ello assi [Luj, lín. 6-8, f. 47v]. Curiosamente se observan preferencias específicas entre traductores; por ejemplo, en el caso de las versiones del Senile, el traductor anónimo [Bat. 479] prefiere (casi) siempre mas, mientras que en [Bat. 478] se encuentra 449 En este caso ni no introduce propiamente una oración copulativa, sino un segmento pronominal al que siguen dos oraciones relativas coordinadas. 450 Este ejemplo también fue comentado (5) a propósito de la sustitución de yuxtaposición por la coordinación adversativa. 451 Para Genette (1982: 302), la amplification (amplificación) constituye un desarrollo generalizado, consistente en la síntesis y cooperación de la extensión temática y la extensión estilística. Ello implica que el texto recibe cierto desarrollo en virtud de las preferencias de temas -y subtemas- o de estilo por parte de un determinado traductor. <?page no="297"?> 297 con mucha más frecuencia pero (26, 27, 28) -cf. a este respecto lo mencionado para la traducción de iste en estos mismos traductores en § II, 3.1.1-, sin que pueda deducirse de esta diferencia más que una preferencia de estilo, como opina Keniston (1937: 665) para el uso de pero en algunos prosistas del XVI, conjunción que, según sus datos para la época, aparece en menos cantidad que mas: (26) G: Incessit, sed liberorum causa duxeram uxorem, liberorum causa rursus non duxi [Sen, lín. 127-128, p. 379]. -G: Si tomo : mas como case por causa de los hijos tambien por su causa no me caso [Bat. 479, lín. 7-8, f. XXIr]. -G: Si alguna vez. Pero yo me auia casado por auer hijos/ y me dexe de casar por conseruarlos y criarlosbien [Bat. 478, lín. 20-22, f x5r.]. (27) Pa: Verum fortasse narras, sed interim miser excidi ab vxore [Sen, lín. 274, p. 383]. -Pa: Uerdad eslo que dizes: mas mezquino de mi que entre tanto meaparte de mi muger [Bat. 479, lín. 7-8, f. XXVr]. -Pa: Uerdad me parece ami lo que dizes / pero no me sucedio assi/ que tras este daño perdi luego el casamiento que me trayan [Bat. 478, lín. 12-15, f. y1v]. (28) E: De nonnullis possum commemorare quaedam, sed video nos non procul abesse a ciuitate [Sen, lín. 436-437, p. 387]. -E: De algunos te pudiera dezir algunas cosas: mas veo que estamoscerca dela ciudad [Bat. 479, lín. 22-24, f. XXVIIIv]. -E: Bien podria yo relatar lo que se de algunos de ellos/ pero no ay lugar pues llegamos ya ala cibdad [Bat. 478, lín. 27-1, f. y5v-y6r]. La otra conjunción adversativa restrictiva que se documenta en las traducciones de los Coloquios es empero (29). Se trata, sin embargo, de una forma bastante más escasa que funciona más propiamente como conector (§ II, 5.2.2): (29) G: Oro, sed cogitatione magis, quam strepitu labiorum [Pp, lín. 1676, p. 176]. -G: Rezo : empero mas conel pensamiento que con el estruendo deloslabios [Bat. 479, lín. 14-15, f. XIIr]. -G: Rezo pero mas conel espiritu que con estruendo de palabras por no estoruar al que celebra [Bat. 478, lín. 24-26, f. e7r]. En contextos de relación intero intraoracional, según la perspectiva analítica que se adopte, también aparece como conjunción adversativa no subordinante aunque (30) (cf. Herrero Ruiz de Loizaga 2005: 61-62), en alternancia con otras más habituales, incluso cuando no hay elemento adversativo alguno en el texto original (31): (30) X: Pulchre mones, sed sero [Um, lín. 341, p. 311]. -X: Muy hermosamente amonestas: mas tarde [Bat. 474, lín. 27-28, f. a8v]. <?page no="298"?> 298 -X: Bien me consejas mas tarde [Bat. 479, lín. 6-7, f. CXVv]. -X: Bien me auisas aun que tarde [Bat. 478, lín. 3, f. h4r]. -E: Tarde es ya [Luj, lín. 3, f. 51v]. (31) X: Ego idem impetraui a meo diuersa ratione [Um, lín. 248, p. 309]. -X: Yo alcançelo mesmo del mio: mas por otra via [Bat. 474, lín. 24-25, f. a7v]. -X: yo alcance lo mismo del mio: maspor otra via [Bat. 479, lín. 22-23, f. CXIIIv]. -X: Lo mesmo acabe yo con mi marido aunque por otra via [Bat. 478, lín. 17-18, f. h2v]. -E: Bien està, mas ya yo alcance esso de mi marido, aunque por otra via. [Luj, lín. 27-2, f. 49r-49v]. Conjunciones adversativas exclusivas, es decir, las que aparecen tras algún elemento previo negado, son sino, mas y antes (32, 33), aunque los usos de esta última unidad como conjunción coordinada adversativa no son en absoluto equiparables en cantidad a los de antes como conector contraargumentativo (cf. § 4.6.2.2): (32) G: Nec pronus cubo nec supinus, sed primum lateri dextro innitens [Pp, lín. 1630, p. 175]. -G: Ni me echo boca abaxo niboca arriba: mas echo me sobre el lado derecho [Bat. 479, lín. 20-22, f. Xv]. -G: Que no me hecho de pechos ni de espaldas sino sobre el lado derecho [Bat. 478, lín. 17-18, f. e5v]. (33) E. Illud ante omnia tibi cauendum censeo, ne quid rixae moueas in cubiculo aut in lecto, sed curandum est, vt illic omnia sint festiua ac iucunda [Um, lín. 294-295, p. 309]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso: que ninguna cosa de renzilla mueuas al tiempo del acoitar [? ] ni enla cama: antes has de procurar que lo que estonçes hablares: sean cosas de passatiempo: y alegria [Bat. 474, lín. 2-5, f. a8r]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso : que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar: nienla cama: antes has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo y alegria [Bat. 479, lín. 14-18, f. CXIIIIr]. -D. y sobre todo has de procurar que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar : antes si el las mouiere , tu con burlas y mil juegos lo has de echar por alto. Has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo [Luj, lín. 26-6, f. 49v-50r] 452 . La adición de adversativas con el mismo objetivo de reincidir sobre una idea ya expresada es también habitual, como en (34), donde el añadido tiene un claro objetivo moralizante por parte del traductor, al igual que, por el contrario, la omisión en (35), en la versión de Virués, pues la restricción que introduce la adversativa entra en conflicto con dogmas asentados por la 452 De difícil interpretación son en muchos casos los ejemplos en virtud de la puntuación original, problema al que me refiero en la n. 20 de § II, 5.2.2. <?page no="299"?> 299 comunidad católica, ante la cual el escritor salmantino quiere presentar a Erasmo como un perfecto cristiano: (34) G: Denique illa prima mihi curarum est, ne quid committam, quod cum periculo credam sacerdoti [Pp, lín. 1760-1761, p. 179]. -G: Demas de todo lo que he dicho pongo cuydado en no hazer cosas que no se puedan fiar de qualquiera sacerdote: pero porque esto no siempre lo puede hazer la flaqueza humana buscole qual te dixe [Bat. 478, lín. 17-21, f. f3r]. (35) G: Is quidem autor est omnis boni, sed an ipse instituerit hanc confessionem, [P,Q: qualis nunc est in vsu Ecclesiae], theologis excutiendum relinquo [Pp, apparatus criticus, p. 178]. -G: Soy cierto que toda cosa buena es por el establecida: y esto me basta a mi / todo lo demas dexo que lo disputen los theologos [Bat. 478, lín. 5-8, f. f2v]. 4.1.4. Coordinación disyuntiva Las dos conjunciones disyuntivas más frecuentes en latín son aut para los valores tanto exclusivos como inclusivos y vel solo para estos últimos 453 . Tanto en interrogativas directas como indirectas, cuando se presentan dos posibilidades excluyentes, se utiliza también an: (36) Po: Priuatusne viuis, an magistratu fungeris? [Sen, lín. 89, p. 378] -Po: Biues priuadamente: o tienescargo de algun magistrado [Bat. 479, lín. 20-22, f. XIXv]. -Po: Tienes algun cargo enla ciudad o no? [Bat. 478, lín. 9-10, f. x4r] La traducción castellana es casi siempre o. Erasmo se sirve muy habitualmente de la correlación aut... aut y vel... vel, sin que el esquema correlativo sea siempre respetado en las versiones: (37) E. Quod si quando commotior erat, aut blando sermone leniebam aut silentio concedebam iracundiae, donec ea refigerata, tempus se daret vel purgandi, vel admonendi [Um, lín. 146-148, p. 305]. -E. Y quando le via mas fuera de razon: alagauale con blandas palabras: o con callar daua lugar asu yra: haunque aquella amansada: ouiesse tiempo de corregirle: o de amonestarle [Bat. 474, lín. 18-21, f. a5r]. -E. y quando lo via masfuera de razon, alagaua lo con blandas palabras : o con callar daua lugar a su yra : hasta que aquella amansada ouiesse tiempo de corregirlo: o de amonestar lo [Bat. 479, lín. 4-7, f. CIXv]. -O. Si alguna vez via que estaua enojado o con blandas palabras le amansaua/ o callando sufria/ todo lo que me dezia/ hasta que viendole mas manso hallaua tiempo de satisfazelle o de dezille mi parecer [Bat. 478, lín. 16-20, f. g6r]. 453 Sobre la disyunción, cf. Jiménez Juliá (1986). <?page no="300"?> 300 Cuando la interpretación es exclusiva, y pese a que en castellano, como apunta Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 48-49), la correlación o... o no suele utilizarse en este tipo de disyuntivas -salvo para el enlace de formas imperativas-, en las traducciones de los Coloquios sí es frecuente por influencia del modelo latino, aunque con divergencias entre los autores, como se observa en (38): (38) E. Aut vinces tandem, aut certe multo commodiore vteris, quam nunc vteris [Um, lín. 288-289, p. 309]. -E. porque al fin: o le vençeras : o sin duda le hallaras mas conuersable: queagora le hallas [Bat. 474, lín. 30-31, f. a7v]. -E. porque al fin o le venceras: o sin duda lo hallaras mas conuersable que agora lo hallas [Bat. 479, lín. 4-5, f. CXIIIIr]. -O. y creeme que le venceras o le haras muy mas suffrible de lo que hasta aqui te ha salido [Bat. 478, lín. 24-25, f. h2v]. -D. Desta manera o le venceras o le tornaras más conuersable [Luj, lín. 14-15, f. 49v]. Cuando la interpretación es inclusiva, como en los siguientes ejemplos, algún traductor prefiere emplear la conjunción copulativa y/ ni: (39) E. Raro domi prandebat aut coenabat [Um, lín. 261, p. 308]. -E. pocas vezes comia ni cenaua ensu casa [Bat. 474, lín. 33-34, f. a7r]. -E. de manera que pocas vezes comia ni cenaua en su casa [Bat. 479, lín. 13-14, f. CXIIIr]. -O. comia y cenaua en su casa/ muy pocas vezes y casi ninguna conuersacion tenia con su muger [Bat. 478, lín. 11-13, f. h2r]. (40) E: Ita ferme eramus, aut si quid erat discriminis, perpusillum erat [Sen, lín. 45, p. 376]. -E: Ciertamentesi eramos: ysi alguna diferencia auia erapoca [Bat. 479, lín. 22-23, f. XVIIIv]. -E: Assi quasi eramos/ o si alguna differencia auia : ella era harto poca [Bat. 478, lín. 8-9, f. x3r]. También es relativamente frecuente la adición de oraciones coordinadas disyuntivas, por lo general, como suele ser habitual en los añadidos coordinantes que se han visto hasta ahora, para destacar el contenido moralizante que se desprende de alguna idea expuesta en el relato, a veces como expresión sinónima del segmento discursivo previo: (41) E: Mitte male loqui, fere nostra culpa viri mali sunt [Um, lín. 307, p. 310]. -O: Cessa ya de hablar tan mal cree me que casi siempre nuestrosmaridos son malos por nuestra culpa o que se lo hazemos o que no lo remediamos pudiendo [Bat. 478, lín. 22-25, f. h3r]. <?page no="301"?> 301 4.2. Subordinación sustantiva Como apunté de manera general más arriba, no es mi intención en este apartado presentar una descripción ni siquiera somera de la oración subordinada sustantiva en español ni de su desarrollo histórico 454 . Mi principal objetivo ahora es estudiar la subordinación sustantiva en el corpus y destacar qué tipos de esquemas completivos funcionan en el castellano de los Coloquios como traducción de los diferentes elementos subordinantes en el texto latino. Por supuesto, el mayor número de oraciones completivas en castellano no es una cuestión azarosa ni resultado de una multiplicación inexplicable de nexos subordinantes e infinitivos dependientes, sino que, como se apuntará más adelante, tal abundancia está directamente relacionada con la frecuente adición de verbos de lengua por parte de los traductores. En el latín de los Colloquia, como sucedía en el clásico, las subordinadas completivas pueden contener formas no personales y formas personales del verbo. De entre las primeras, dejando por el momento a un lado el caso del acusativo con infinitivo, que se estudiará un poco después, en los Colloquia aparecen el infinitivo, el participio y el gerundio/ gerundivo. La variedad de formas que presenta el infinitivo en latín -pasado, presente y futuro tanto en la voz activa como en la pasiva- se reduce, claro, en castellano al infinitivo simple (42) y al compuesto, a veces en alternancia, como se aprecia en (43), donde la forma -ra con su valor básico de pluscuamperfecto de subjuntivo en las cuatro versiones -quisiera/ valiera- hace algo redundante el uso del infinitivo compuesto en todas ellas salvo en la de Virués, que emplea el infinitivo simple: (42) Po: At miserum est cubare solum totas noctes [Sen, lín. 129, p. 379]. -Po: Mezquina cosa esacostar se hombre solo todas las noches [Bat. 479, lín. 9-10, f. XXIr]. -Po: Bien esta/ pero es muy gran trabajo acostarse el hombre solo siempre [Bat. 478, lín. 23-24, f. x5r]. (43) X. At ego vellem me nupsisse fungo, quum meo nuberem Nicolao [Um, lín. 15- 16, p. 301]. -X. Mas yo mas quisiera auerme casado con vn hongo: quando me case con mi Nicolao [Bat. 474, lín. 15-16, f. a3r]. -X. No como yo que mas quisiera auer me casado con vu [sic] hongo: quando me case con mi Nicolao [Bat. 479, lín. 24-2, f. CVv-CVIr]. -X. ami tanto mevaliera casar convn hongo quando conel mio case [Bat. 478, lín. 21-22, f. g2v]. 454 Cf., por ejemplo, para lo primero, Delbecque y Lamiroy (1999) y Leonetti (1999), así como la [NGLE: § 43], y, para lo segundo, Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 79-144). <?page no="302"?> 302 -E. no como yo, que más quisiera hauerme casado con vn negro de Guinea quando me casé con mi marido [Luj, lín. 21-24, f. 27v]. Las formas de gerundio (44, 45) y gerundivo (46) son traducidas casi siempre por el infinitivo precedido de preposición, de acuerdo con la solución más natural: (44) E. Nunc medendi tempus est, non accusandi [Um, lín. 336-337, p. 310]. -E. Pero agora mas es tiempo de remediarlo: que de quexarte [Bat. 474, lín. 23-24, f. a8v; Bat. 479, lín. 26-27, f. CXVr]. -O. Agora mas es tiempo de remediallas o dissimulallas que demirallas ni encarecellas [Bat. 478, lín. 25-26, f. h3v]. -D. que agora ya no tienes tiempo de quexarte sino de remediarle y valerte [Luj, lín. 10-12, f. 51r]. (45) Pa. Tandem fessus inquirendo, sic mecum cogitabam [Sen, lín. 338-339, p. 385]. -Pa. Finalmente cansado de tentar estascosas pense comigo [Bat. 479, lín. 10-11, f. XXVIv]. -Pa. A cabo de tantos trabajos/ cansado ya de buscar/ comence a pensar con migo esto [Bat. 478, lín. 21-22, f. y3r]. (46) E: Nunquamne titillauit animum tuum libido capiundae cucullae? [Pp, lín. 1778, p. 179] -E: Nunca te tomo gana de meter tefrayle? [Bat. 479, lín. 16-17, f. XVv] -E: Nunca te tomo gana de meterte frayle? [Bat. 478, lín. 3, f. f4r] Como subterfugio eficaz para evitar el empleo de un latinismo léxico, se utiliza con considerable frecuencia en los Coloquios un infinitivo cuya aparición modifica la estructura sintáctica del enunciado, aunque el significado no varíe en lo sustancial. Así se observa en (47), donde se aprecia el interés de los intérpretes por eludir el uso de la palabra celibato 455 , o en (48), donde el objeto al que se alude en el texto erasmiano es sustituido, con la finalidad que he señalado, por la acción asociada a dicho objeto 456 : (47) Pa: Non sensisti grauem coelibatum? [Sen, lín. 119, p. 378] -Pa: No se te hizo graue estar sinmuger? [Bat. 479, lín. 21, f. XXv] 455 Hasta 1530 el [CORDE] solo ofrece un ejemplo de esta palabra en 1528 en la traducción de la Institución de la mujer cristiana de Vives hecha por Juan Justiniano en 1528, quien cree necesario aclarar el significado del término: «ni tampoco pienso ser necesario tocar lo que los nuestros escritores cristianos trataron del casamiento, y del celibato (que es vivir casto), y de la virginidad». 456 Igualmente, de suspendio solo tenemos un ejemplo tal vez anterior a 1530 en Guevara, según los datos del [CORDE]: «Al veneno de Sócrates, y al exilio de Eschines, y al suspendio de Chreso, y a la destrución de Darío, y a la desdicha de Pirro, y al fin de Ciro, y a la infamia de Cathilina, y al infortunio de Sophonisa, ninguno jamás les tubo envidia, sino mancilla» [Fray Antonio de Guevara, 1521-1543, Epístolas familiares]. <?page no="303"?> 303 -Pa: No te ha seido graue biuir sin muger? [Bat. 478, lín. 8-9, f. x5r] (48) Pa: Nihil actum, sed coepi cogitare de suspendio [Sen, lín. 271, p. 383]. Pa: Ninguna cosa hize: mas vino me pensamiento de ahorcar me [Bat. 479, lín. 2-3, f. XXVr]. Pa: Ninguna cosa/ sino determinaua de ahorcar me [Bat. 478, lín. 5-6, f. y1v]. En cuanto a la subordinación completiva con formas personales, en los Colloquia se documentan completivas con ut, ne, quod, asindéticas (esto es, aquellas en las que no hay nexo explícito subordinante) e interrogativas indirectas. No encontramos quia como introductora de subordinadas sustantivas, una de las conjunciones más generalizadas en el latín tardío pero que Erasmo nunca utiliza. Antes de comenzar, no obstante, con la explicación de cada uno de estos tipos, me detendré en el análisis de las formas de acusativo con infinitivo en latín y sus traducciones castellanas. Es sabido que el tipo de subordinación completiva más frecuente en latín es precisamente la del acusativo con infinitivo (AcI), «en parte porque, a diferencia de otros tipos, apenas presenta restricciones respecto a la semántica del verbo introductor» (Baños 2009: 528). Este tipo de subordinadas es habitual, sobre todo, con verbos de lengua y percepción. Al ser estos abundantes en los Colloquia, no es de extrañar que la subordinación sustantiva del tipo AcI sea, con mucho, la más frecuente en el texto latino 457 -99 ocurrencias sobre un total de 240, lo que hace un porcentaje del 41,3%-. La mayoría de las traducciones [67/ 99] se corresponde en este caso con una completiva encabezada con que compartida en cualquier caso por los traductores: (49) X: Sensisset sibi cum viragine rem esse [Um, lín. 51, p. 302]. X: El sintiera bien: que lo auia con muger varonil [Bat. 474, lín. 16-17, f. a3v; Bat. 479, lín. 23-24, f. CVIv]. X: No curemos dello que si ami tocara el conociera que lo auia con mugervaronil [Bat. 478, lín. 8-10, f. g3v]. E: El sintiera bien que lo hauia con muger varonil [Luj, lín. 27-2, f. 29r-29v]. 457 Incluyo aquí también, aunque se trata de hechos sintácticos diferentes, como bien revela la diacronía de los fenómenos (cf. Baños 2009), los escasos ejemplos de nominativo con infinitivo, cuando el verbo pricipal tiene morfología pasiva, como en (b): (b) E: Nae tu mihi probe legisse videris illud Catonis: Saluta libenter [Pp, lín. 1566, p. 173]. -E: Ciertamente me paresce queleystebien lo que dize caton: saluda debuena voluntad alos que encontrares [Bat. 479, lín. 24-26, f. VIIIv]. -E: No me parece que has leydo tu envano el consejo de Caton que nos manda reuerenciar de buena gana a aquellos aquien deuemos acatamiento [Bat. 478, lín. 20- 23, f. e3v]. <?page no="304"?> 304 (50) E: An istud sat esse putas? [Pp, lín. 1732, p. 178] E: Por auentura piensas que basta esso? [Bat. 479, lín. 26-2, f. XIIIIr] E: E parece te que basta esso? [Bat. 478, lín. 25, f. f2r] Aunque en menor medida, los traductores coinciden asimismo en algunas ocasiones en la traducción de esta completiva con una estructura calcada del latín, esto es, la de AcI (51), lo cual solo ocurre en 3 ocasiones: (51) E: Qui adeunt elephantos, non gestant vestem candidam, nec puniceam qui tauros, quod his coloribus compertum sit ea animantia efferari [Um, lín. 122-123, p. 304]. -E: Los que tratan con los Elephantes no traen vestidura blanca: ni tampoco la traen morada los que tratan con los toros: porque se halla estos animales: con estas colores hazerse mas fieros [Bat. 474, lín. 22-25, f. a4v]. -E: Los que tratan con los elephantes no andan vestidos de blanco: ni tampoco de colorado los que tratan con lostoros: porque se halla[n] estos animales con estas colores hazer se mas fieros [Bat. 479, lín. 14-18, f. CVIIIv]. -O: Los que han de tratar con los elefantes no lleuan uestiduras blancas/ ni moradas los que tratan los toros porque se hallan en brauecerse estos animales con los tales colores [Bat. 478, lín. 27-3, f. g5r-g5v]. Llama poderosamente la atención que en las traducciones de los Coloquios no se recurra más a esta estructura, sobre todo teniendo en cuenta el alto índice de aparición de ella en el texto latino. En cualquier otro diálogo renacentista es más probable encontrar esta clase de completivas latinizantes con mucha mayor presencia que en los Coloquios 458 . Da la impresión de que los traductores, que emplean con mayor profusión estos infinitivos en los prólogos a sus obras, no consideran esta estructura absolutamente adecuada al estilo que debía imperar en el discurso dialógico, idea que no van a respetar sus herederos literarios. En algunos casos, junto al mantenimiento de la estructura latinizante, se da coincidencia en la traducción de Morejón y su corrector a la hora de solucionar un AcI mediante la anteposición del nombre que funciona en el texto latino como objeto del infinitivo y al que, en castellano, se pospone una oración de relativo con la consiguiente personalización de la forma verbal: (52) E. Et tamen tu non agnoscens quid pro te fecerim, nec intelligens te talem habere maritum, qui nisi esset humanissimus, vix te dignaretur habere in ancillarum numero, rebellas illi [Um, lín. 208-210, p. 307]. -E. Y tu no conosciendo lo que he hecho por ti: ni considerando el marido que tienes: el qual: sino fuesse por su mucha virtud: se desdeñaria tenerte por su moça: te pones en no le obedescer [Bat. 474, lín. 34-3, f. a6r-a6v]. 458 Solo en el [DMyC] he contabilizado más de 90 ocurrencias de esta construcción latinizante. <?page no="305"?> 305 -E. y tu no conosciendo lo que he hecho por ti. Ni considerando el marido que tienes: el qual sino fuesse por su mucha virtud se desdeñaria tener te por su moça: te pones en no le obedescer [Bat. 479, lín. 6-10, f. CXII 1 v]. -O. E tu no mirando lo que por ti he hecho ni conociendo tener tal marido que sino fuesse muy virtuoso y manso y bien comedido ya te auia de auer puesto entre sus esclauas eresle rebelde y desobediente? [Bat. 478, lín. 26-2, f. g8r-g8v] Como en parte se desprende del anterior ejemplo, los casos de AcI en castellano son más frecuentes cuando no hay coincidencia de traducción entre los intérpretes, sin que, sin embargo, pueda establecerse una tendencia más regular en este sentido en un autor o en otro, pues prácticamente todos, aunque no en los mismos pasajes, lo emplean en alguna ocasión. Así, por ejemplo, es Virués quien en (53) opta por la forma latinizante, mientras que en (54) es Morejón, cuya traducción modifica el corrector anónimo mediante la anteposición de la preposición a al pronombre de manera que se evita la interpretación del infinitivo como AcI: (53) E. Me accusa, nisi senseris consilium hoc tibi fuisse bono [Um, lín. 292-293, p. 309]. -E. y culpame: si no hallares que yo te he dado buen consejo [Bat. 474, lín. 35-1, f. a7v-a8r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CXIIIIr]. -O. y quexa te de mi si no hallares mi consejo auerte aprouechado [Bat. 478, lín. 1- 2, f. h3r]. -D. y sino vieres que te aprouecha, culpa me por ello [Luj, lín. 24-25, f. 49v]. (54) E. Quanto magis decet nos idem praestare aduersus maritos? [Um, lín. 181, p. 306] -E. Pues quanto mas nos conuiene: hazer nosotras lo mesmo para con nuestros maridos? [Bat. 474, lín. 29-30, f. a5v] -E. Pues quanto mas nos conuiene hazer a nosotras lo mismo para con nuestrosmaridos? [Bat. 479, lín. 8-10, f. CXv] -O. quanto mas te parece que las mugeres lo deuemos de hazer para corregir anuestros maridos? [Bat. 478, lín. 24-26, f. g7r] Pese al aparente rechazo que los traductores de los Coloquios demuestran hacia este tipo de infinitivos, el reparto desigual de soluciones nos impide aventurar cualquier hipótesis estilística sobre la adscripción de la construcción de AcI al ámbito de la distancia comunicativa, como tradicionalmente ha sido entendida en tanto que esquema revelador de una sintaxis latinizante. No es extraño, incluso, encontrar la solución más literal en la versión del traductor anónimo del Senile [Bat. 478], quien, como se apuntó (cf. § I, 4.1.3.2.2), construye el texto a base de elementos especialmente favorables a la consecución del clima de ficción conversacional (55): (55) E: Istuc vero difficillimum est, quum non abs re dictum sit, qui neminem habet inimicum, eum nec amicum habere quenquam, et felicitatis semper inuidiam esse comitem [Sen, lín. 99-101, p. 378]. <?page no="306"?> 306 -E: Muy dificultoso es esto que dizes: pues no se dixo sin causa: que el que no tiene enemigo alguno tanpoco puedetener amigo: y que la embidia suele acompañar alafelicidad [Bat. 479, lín. 9-13, f. XXr]. -E: Esso tengo yo por cosa difficultosa ser bien quisto de todos: que no creo yo se dixo sin causa.Que aquel que no tiene enemigos/ no es possible tener amigos: y tambien porque la embidia suelevenir por compañera de qualquier prosperidad [Bat. 478, lín. 24-1, f. x4r-x4v]. A veces, la divergencia entre traductores radica en el hecho de emplear la conjunción que (o la reelaboración sintáctica) o el infinitivo precedido de preposición con verbos performativos como prometer (56) o negar 459 (57): (56) E. Socer pollicitus est se curaturum [Um, lín. 202-203, p. 307]. -E. El suegro estonçes le prometio: que el la curaria [Bat. 474, lín. 27-28, f. a6r]. -E. El suegrole prometio que ello procuraria [Bat. 479, lín. 23-24, f. CXII 1 r]. -O. El suegro le prometio de hazer lo que pudiesse [Bat. 478, lín. 18-19, f. g8r]. (57) Po. Quum pater non faceret obiurgandi finem, negans se tales gallinas alere velle domi [Sen, lín. 204-205, p. 381]. -Po. como mipadre nunca cessassedereñir: y negasse de querer criar en su casatales gallinas [Bat. 479, lín. 18-19, f. XXIIIr]. -Po. Quando vi que mi padre no hazia sino riñir / diziendo que no podia suffrir en casa tales gallinas como aquella [Bat. 478, lín. 19-20, f. x7v]. En otras ocasiones, la variación entre versiones se da en el uso de la conjunción que o de una interrogativa indirecta precedida por el pronombre interrogativo cómo, lo que quizá confiere mayor fuerza ilocutiva al enunciado (58), en el sentido de que la expresión denota mayor compromiso por parte del enunciador, algo a lo que contribuye, además, la explicitación del sujeto yo dentro de la subordinada: (58) E. Marite, hactenus non noui neque te neque meipsam, posthac videbis me aliam factam [Um, lín. 218-219, p. 307]. -E. Marido hasta agora ni yo he conoscido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 474, lín. 15-16, f. a6v]. -E. Marido fasta agora ni yo he conocido ati ni ami: de aqui adelante veras como yo sere otra [Bat. 479, lín. 24-26, f. CXII 1 v]. -O. Mi señor hasta agora yo no he conocido a vos ni ami ni lo que aquien vos soys y aquien yo soy deuia / pero de aqui adelantevos hallareis que soy otra [Bat. 478, lín. 18-21, f. g8v]. Por último, aunque en las subordinadas asindéticas halladas en el corpus el modo más habitual es el subjuntivo, en alternancia con el reflejo del AcI en el otro intérprete, también se encuentra algún caso de subordinación con el verbo en indicativo dependiente de otro de lengua, como se ve en (59), 459 Cf. Keniston (1937: 512 y ss.). <?page no="307"?> 307 fenómeno frecuente en un escritor de diálogos como Juan de Valdés, según apunta Keniston (1937: 676): (59) E. Nullane sentis incommoda senectutis, quae feruntur esse plurima? [Sen, lín. 184-185, p. 380] -E. no sientes algunos daños de la vejezlos quales dizen ser muchos? [Bat. 479, lín. 19-20, f. XXIIv] -E. delos muchos daños que dizen trae consigo la vejez/ no sientes ya algunos? [Bat. 478, lín. 19-20, f. x7r] Cuantitativamente, las completivas más numerosas en el texto latino son las que se construyen con la conjunción ut y el verbo de la subordinada en subjuntivo. De este tipo es el 19,6% de las subordinadas sustantivas en el corpus [47/ 240]. La semántica de los verbos en este caso puede ser muy variada y comprende un espectro amplio de significación, desde los que expresan un suceso -ocurrir, suceder-, frecuentemente con morfología de tercera persona y sujeto no personal (las llamadas completivas-consecutivas con ut), hasta los de valor impresivo como mandar, permitir, decidir, pedir, etc. (completivas-finales 460 ). Por supuesto, la traducción más común y compartida entre los traductores para esta conjunción es que (60). A veces el contexto sintáctico exige el cambio del modo verbal, como se percibe en el caso de las completivas adnominales de (61). Este cambio modal es mucho más infrecuente en el segundo de los tipos, esto es, en el de las completivas-finales, donde el subjuntivo es necesario también, como se comprueba en el ejemplo (60): (60) E: Mea Xanthippe, permittis mihi vt liberius loquar apud te? [Um, lín. 74, p. 303] -E: Mi Xanthippe. Das me liçencia: que mas ala clara hable contigo [Bat. 474, lín. 3- 4, f. a4r; Bat. 479, lín. 26-27, f. CVIIr]. -O: Xantipe hermana mia auras por bien que te diga libremente mi parecer? [Bat. 478, lín. 9-11, f. g4r] (61) E. Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus [Um, lín. 163-165, p. 306]. -E. Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica [Bat. 474, lín. 6-9, f. a5v]. -E. porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXr]. Cuando es posible porque el verbo principal se construye con un régimen preposicional y el sujeto de la principal es el mismo que el de la subordinada, algún traductor se decanta por resolver la completiva de ut con un 460 Cf. Baños (2009: 536-537). <?page no="308"?> 308 infinitivo, como hace el traductor del Senile [Bat. 479] en (62), al igual que el otro, pero haciendo depender el infinitivo de un nombre etimológicamente relacionado con la raíz del verbo empleado en el texto original: (62) G. Ipse nihil aliud curo, quam vt bene suauiterque viuam [Sen, lín. 160-161, p. 380]. -G. yodeninguna otracosa curo sino debiuir bien y suauemente [Bat. 479, lín. 7-8, f. XXIIr]. -G. y yo de ninguna otra cosa tengo cuydado/ sino de biuir bien a mi plazer [Bat. 479, lín. 2-4, f. x6v]. En el caso de las completivas-finales, en las que también en castellano el modo subjuntivo es preceptivo, llaman la atención las diferentes preferencias que se observan en los intérpretes entre el uso de la conjunción que y la solución asíndetica (63), lo que es especialmente frecuente cuando el verbo principal es rogar (oro en latín): (63) E. Ibi puella partim metu, partim veritate commota, accidit ad patris genua, rogans vt praeteritorum vellet obliuisci [Um, lín. 212-213, p. 307]. -E. Estonçes la moça: comouida lo vno por miedo: lo otro porque conoscio ser assi verdad: pusose de rodillas antel padre: rogandole: no ouiesse memoria delas cosas passadas [Bat. 474, lín. 7-10, f. a6v]. -E. Entonces ellacomouida assi por miedo como porque conocio ser assi verdad: puso se derodillas ante el padre rogandole no ouiesse memoria delo passado [Bat. 479, lín. 14-17, f. CXII 1 v]. -O. Con esto la pecadorcilla dela hija parte con miedo parte conla verdad y razon que conocia tener su padre hechose le alos pies suplicandole que no mirasse alo passado [Bat. 478, lín. 6-9, f. g8v]. En determinadas ocasiones, mientras algún autor se decanta por la traducción completiva más fiel a la estructura sintáctica del original, otro la modifica eligiendo un verbo principal de distinto significado. Así, en la traducción de [Bat. 479] de (64), encontramos la secuencia de manera que, con valor consecutivo-final, que complementa al verbo hacer empleado como intransitivo, de acuerdo con el sentido ‘actúo de tal manera que/ como para que obre en mí la razón’: (64) Po. Quid multis? Patior vt hoc mox impetret a me ratio, quod paulo post tempus esset impetraturum [Sen, lín. 146-148, p. 379]. -Po. para que me detengo? hago de manera que desdeluego obre en mi la razon lo que vn poco despuesha de hazer eltiempo [Bat. 479, lín. 10-12, f. XXIv]. -Po. E por no ser ahora mas prolixo/ enfin consiento que haga en mi la razon/ lo que el tiempo auia de hazer [Bat. 478, lín. 4-6, f. x6r]. La conjunción ne es mucho menos frecuente en los Colloquia (5%, [12/ 240]) dadas sus restricciones semánticas, pues en latín solo se usa <?page no="309"?> 309 como introductora de completivas con verbos de temor o semejantes -particularmente habitual en Erasmo es su asociación al verbo caueo-, y sustantivos y adjetivos asociados a estos, o como conjunción que niega la completiva en su conjunto, y no términos específicos dentro de la subordinada -para lo cual se emplea ut non-. Como en el caso de ut, las soluciones oscilan entre la coincidencia en las versiones, ya sea con la conjunción que (65) o el infinitivo con preposición (66), aunque, según los casos, en determinados pasajes se aprecia el desacuerdo entre los intérpretes en el empleo de la una o del otro (67), lo que guarda relación, como se ve, con que la traducción del verbo principal del que depende la sustantiva sea más o menos literal: (65) E. Illud ante omnia tibi cauendum censeo, ne quid rixae moueas in cubiculo aut in lecto, sed curandum est, vt illic omnia sint festiua ac iucunda [Um, lín. 294-295, p. 309]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso: que ninguna cosa de renzilla mueuas al tiempo del acoitar [? ] ni enla cama: antes has de procurar que lo que estonçes hablares: sean cosas de passatiempo: y alegria [Bat. 474, lín. 2-5, f. a8v]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso : que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar: nienla cama: antes has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo y alegria [Bat. 479, lín. 14-18, f. CXIIIIr]. -O. sobre todo esta sobre auiso que enla conuersacion matrimonial que suele ser la concordia que suelda todos los dessabrimientos que passan entre marido y muger no le seas enojosa [Bat. 478, lín. 4-8, f. h3r]. -D. y sobre todo has de procurar que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar : antes si el las mouiere , tu con burlas y mil juegos lo has de echar por alto. Has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo [Luj, lín. 26-6, f. 49v-50r]. (66) G. cum primis caui, ne quid flagitii committerem, quod vel mihi vel liberis meis probro esse posset [Sen, lín. 151-152, p. 379]. -G. principalmenteme guardo de cometer pecado que pudiesse denostar ami o a mis hijos [Bat. 479, lín. 17-18, f. XXIv]. -G. la cosa de que yo siempre mas me guarde fue/ de no cometer tal fealdad/ que ami ni a mis hijos la pueda nadie dar en denuesto 461 [Bat. 478, lín. 12-15, f. x6r]. 461 Nótese aquí la diferencia entre los traductores en el uso del adverbio no ante el infinitivo, según se verbalice o no la implicación negativa que posee el verbo guardarse de (= ‘procurar no hacer’), de manera que su empleo puede considerarse uso expletivo en el segundo traductor ([Bat. 478]) o latinismo sintáctico si se considera que su presencia se relaciona poderosamente con la conjunción ne en el original. Lo mismo podría decirse del no que aparece en la versión de Virués en el siguiente ejemplo, donde que no no es la estructura nexual idiomática más idónea para reflejar el significado ‘temer que pase algo’, sino precisamente lo contrario, es decir, ‘temer que no pase algo’. Sin duda a esta confusión, latinismo sintáctico o uso expletivo de la negación -según se considere- contribuye la diferencia radical entre el romance y el latín en el uso de las conjunciones ut/ ne y que/ que no con los verbos de temor: timeo ut venias es precisamente ‘tengo miedo de que no vengas’, mientras que timeo ne venias significa ‘tengo miedo de que <?page no="310"?> 310 (67) E. Complures abstinent a theologia, quod vereantur ne vacillent in fide catholica, quum videant nihil non vocari in quaestionem [Pp, lín. 1810-1812, p. 180]. -E. muchos ay que se apartan dela theologia porque temen de andar vacilando en la fe catholicacomo veen queson llamados para quistiones [Bat. 479, lín. 17-20, f. XVIv]. -E. A muchos he visto rehusar el estudio dela theologia con temor que no les engendren dudas enla fe las muchas questiones que los theologos mueuen [Bat. 478, lín. 24-27, f. f4v]. Menos frecuente aún es la subordinación asindética en el original, cuya marca es en todos los casos (1,7%, [4/ 240]) el modo subjuntivo. Su uso en latín se ha relacionado con un estadio primitivo de la sintaxis, según parece demostrar la historia de las lenguas indoeuropeas, pero también se ha entendido como un recurso de subordinación característico de la lengua hablada presente, por ejemplo, en el sermo cotidianus de Cicerón y en la comedia de Plauto. Pese a que las completivas asindéticas, como se ha visto, no son ajenas a la sintaxis de los Coloquios, estas son traducidas mediante la anteposición de la conjunción que en un elevado porcentaje de coincidencia entre los distintos intérpretes: (68) E. Vsque ad extremum vitae diem ille tuus sit maritus oportet, et tu illius vxor [Um, lín. 81-82, p. 303]. -E. Es por fuerça: que hasta el postrimero dia dela vida: el sea tu marido: y tu su muger [Bat. 479, lín. 12-14, f. a4r; Bat. 479, lín. 12-13, f. CVIIv]. -O. Cumple que hasta la muerte el sea tu marido y tu su muger [Bat. 478, lín. 19-21, f. g4r]. Una de las conjunciones completivas con más difusión en latín tardío fue quod, que empezó a sustituir a las subordinadas sustantivas con AcI dependientes de verbos de lengua y pensamiento en la lengua hablada. En los Colloquia, como he hecho notar, la conjunción completiva más usual es ut, que no dejó derivados romances, pero quod también se documenta (3,3% del total, [8/ 240]), traducida en la mayoría de los casos por que: (69) Pa: Illic me luxus offendebat, et concubinarum infamia, tum quod plerique istius generis odere litteras [Sen, lín. 420-421, p. 387]. -Pa: Ay la abundancia delas cosas me dañaria y la infamia delas mancebas: ytambien quelos mas destos aborrescen las letras [Bat. 479, lín. 3-5, f. XXVIIIv]. vengas’. Baños (2009: 545) explica el comportamiento de estas conjunciones con verbos de temor en latín: «[l]o que sucede en realidad es que la conjunción ne es redundante con el valor negativo inherente a la semántica de estos verbos [..]: timeo y el resto de verbos de temor expresan un deseo negativo, ya que el temor es una discordancia entre lo que el sujeto desea y lo que le parece probable que ocurra (timeo ne ueniat = “deseo que no sea el caso de que venga / deseo que no venga / temo que venga”). La negación ne se convierte así en un eco de la negación inherente al predicado regente». <?page no="311"?> 311 -Pa: Sabeis que me escandalizaua alli a mi? La abundancia y superfluydad de viandas/ y el run run de su poca honestidad/ y tambien que son los mas de essos enemigos del estudio [Bat. 478, lín. 5-9, f. y5v]. Cuando la completiva con quod funciona como aposición de un pronombre demostrativo catafórico, como en el ejemplo (70), las traducciones fluctúan en cierta ocasión entre el empleo de un infinitivo, que en la traducción anónima de [Bat. 479] va precedido por la preposición de, y la reelaboración sintáctica del enunciado en la que quod se transforma en conjunción causal, lo que no es extraño si pensamos la gran variedad de valores semánticos relacionantes que en latín podía cubrir la forma quod: (70) Po. Imo hoc me male habet, quod non liceat habere binas aut ternas, quum vnus gallus gallinaceus tot gallinas possideat [Sen, lín. 230-231, p. 382]. -Po. y sidealgo mepesa es de no ser licito tener dos o tres [mujeres]: pues que vn gallo gallinazo possee otras tantas gallinas [Bat. 479, lín. 22-24, f. XXIIIv]. -Po. Antes estoy congoxado porque no puede el hombre tener dos o tres mugeres/ viendo que vn gallo solo possee tantas gallinas [Bat. 478, lín. 24-26, f. x8r]. Al igual que ocurría con los infinitivos que funcionan como traducción de un nombre cuyo mantenimiento en castellano habría dado lugar a la verbalización de un latinismo léxico flagrante, no es extraño (5%, [12/ 240]) encontrar completivas con que en las versiones que, si no albergan el mismo propósito de huir del cultismo, al menos sí de ofrecer una traducción más explicativa del sustantivo latino, como se aprecia que hace el traductor anónimo [Bat. 478] del Senile en el ejemplo (71), pues efectivamente invidia en latín se relaciona semánticamente con la malquerencia de los demás hacia uno mismo, o, como la misma etimología de la palabra indica, con el hecho de ser mal visto por los demás: (71) G. His rationibus hactenus vitaui inuidiam, ac beneuolentiam ciuium meorum alui [Sen, lín. 117-118, p. 378]. -G. Con estas razones hasta agora deseche la embidia : y sustente la amistad : y bien querencia de mis ciudadanos [Bat. 479, lín. 18-20, f. XXv]. -G. Conestas artes y modos he desuiado hasta aora que ninguno de mis ciudadanos me quiera mal. y he conseruado entre todos el amistad [Bat. 478, lín. 6-8, f. x5r]. Un porcentaje considerable (15%, [36/ 240]) del total de las oraciones subordinadas sustantivas del corpus lo constituyen interrogativas indirectas. No obstante, si por proposiciones interrogativas indirectas entendemos, con Girón Alconchel (1988: 87) aquellas que «se definen paradigmáticamente por los tres rasgos distintivos señalados: 1. Proposición sustantiva, 2. Encabezada por un interrogativo o por la conjunción si, 3. Dependiente de preguntar o sinónimos», solo tendríamos más o menos un 1,25% del total. En efecto, tal como caracteriza Girón Alconchel en otro lugar (1995: <?page no="312"?> 312 10) 462 a las interrogativas indirectas, solo leeríamos las siguientes oraciones en los Colloquia y sus traducciones: (72) E. Rogat, vnde is nitor insolitus [Um, lín. 245, p. 308]. -E. pregunto de donde auian auido aquel aparato no acostumbrado [Bat. 474, lín. 14-15, f. a7r]. -E. preguntode donde venia aquel atauio no acostumbrado [Bat. 479, lín. 15-16, f. CXII 2 v]. -O. Preguntoles de donde auian auido aquel nueuo arreo de casa [Bat. 478, lín. 10- 11, f. h1v]. -D. y preguntò que de donde lo hauian hauido [Luj, lín. 9-10, f. 48v]. (73) E. Reuersus domum rogat, num illic fuisset, illa non negat [Um, lín. 247-248, p. 308]. -E. Buelto asu casa pregunto ala muger si lo auia hecho: ella nolo nego [Bat. 474, lín. 18-19, f. a7r]. -E. y buelto a su casa preguntoala muger si auia ella estado alli: ella no lo nego [Bat. 479, lín. 20-21, f. CXII 2 v]. -O. y tornando se a su casa preguntole si auia ella lleuado aquel repuesto en casa de aquella labradora. Ella no lo nego [Bat. 478, lín. 15-18, f. h1v]. -D. y buelto a su casa,preguntole si hauia estado ella alli, y ella no lo negò [Luj, lín. 14-16, f. 48v]. (74) E. Rogauit et quo tandem consilio misisset eo supellectilem [Um, lín. 248-249, p. 308]. -E. Preguntola que aque causa auia embiado alli aquel aparejo [Bat. 474, lín. 19-20, f. a7r]. -E. preguntole que a que proposito auia embiado alli aquel axuar [Bat. 479, lín. 21- 22, f. CXII 2 v]. -O. El le pregunto a que proposito lo auia hecho [Bat. 478, lín. 18, f. h1v]. -D. preguntole el,que a que proposito hauia embiado alli aquel axuar [Luj, lín. 16- 17, f. 48v]. Tal como se aprecia en los ejemplos (72) y (74), solo este tipo de interrogativas indirectas, es decir, las dependientes de verbos como preguntar (rogo en latín), pueden llevar una conjunción que antepuesta al elemento sintáctico que introduce propiamente la interrogativa indirecta -la locución adverbial interrogativa de dónde en (72) y el pronombre interrogativo qué en (74)-, como se comprueba en la versión de Luján en (72) y en la de Mo- 462 Dicha caracterización se basa en criterios semánticos y pragmáticos, pero también formales y funcionales: «1. realizan o reproducen una orientación ilocutiva interrogativa; 2. dependen de un performativo de ‘pregunta’, usado performativa o descriptivamente; 3. llevan el verbo subordinado en indicativo; 4. pueden llevar que delante del interrogativo; 5. pueden ser o no D[iscurso] I[ndirecto] (según haya o no una situación de enunciación reproducida» (Girón Alconchel 1995: 10). <?page no="313"?> 313 rejón, su corrector y Luján en (74) 463 . La conjunción que traduce el num latino en (73) es si, introductora de una interrogativa total. En todos los casos se trata de enunciados extraídos de los exempla que Eulalia narra en el Uxor mempsigamos, donde se introducen bastantes fragmentos con discurso referido favorable a la interrogativa indirecta. Para Girón, la diferencia entre una oración como «¿Quién ha hecho saltar la banca en Montecarlo? » y otra del tipo «Pregunto (que) quién ha hecho saltar la banca en Montecarlo» se basa en la distinta modalidad de enunciación 464 -la primera interrogativa, la segunda declarativa- y, en consecuencia, en la «diferente orientación ilocutiva y diferente fuerza ilocutiva», pues, «en los enunciados sin performativo explícito la fuerza ilocutiva está presupuesta, mientras que en los enunciados con performativo explícito la fuerza ilocutiva está afirmada» (Girón Alconchel 1995: 8). La mayoría de las oraciones interrogativas subordinadas a un verbo principal en nuestro corpus (el 91,7% del total de esta clase) se corresponde con las que Girón Alconchel llama «interrogativas modales», que son «declaraciones con duda» (ibid: 7). A este respecto aclara el autor (1988: 87) que «la diferencia entre la «interrogativa indirecta» y la «interrogativa modal» se identifica con la oposición “modalidad de la enunciación” vs. “modalidad del enunciado”», o, más precisamente, ‘modalidad interrogativa del contenido de la proposición’ vs. ‘evaluación del contenido de la proposición’». Las interrogativas modales en el corpus de este trabajo abarcan un amplio abanico de verbos de percepción física -observo-oberservar/ mirar, video-ver/ mirar, audio-oír-, percepción intelectual -cogito-pensar, reputo-considerar, delibero-deliberar, etc.-, epistémicos -(ag)noscosaber, nescio-no saber-, verbos de lengua -dico-decir y semejantes- y otros, aunque sin duda los más abundantes son los de percepción intelectual. Las oraciones subordinadas dependientes de estos verbos contienen en latín una forma verbal en modo subjuntivo, como es normal en el latín literario. La mayor parte de los intérpretes reproduce una oración interrogativa indirecta en latín como tal en castellano, traduciendo la unidad interrogativa 463 Según Girón Alconchel (1988: 129), el sentido de esta conjunción es «reforzar la reproducción de DI: el contenido de este DI, el discurso reproducido, es una pregunta; de ahí, la adscripción de estas proposiciones a las interrogativas indirectas y no a las modales». Keniston (1937: 675-676) documenta 9 casos de este que que denomina «pleonástico» en su corpus. Sobre discurso referido es interesante el artículo de Elena Méndez (1999). 464 Para el autor (Girón Alconchel 1995: 7), «el signo pragmático-gramatical “modalidad interrogativa de la enunciación” tiene un significante (la entonación, el interrogativo, la inversión del sujeto) y un significado (la orientación ilocutiva caracterizada por la dependencia del emisor con respecto al receptor y por la obligación de éste de contestar verbalmente)». Un poco más adelante dice que «la orientación ilocutiva de la interrogación se mueve entre la apelación y la expresión» (ibid.). <?page no="314"?> 314 según la correspondencia natural entre el latín y el romance (75) o cambiándola por razones estilísticas cuando así lo desea el autor, como se aprecia en (76) en el caso de Luján: (75) Pa. Latine dicitur alea; quomodo vos Graeci nominatis 465 nescio [Sen, lín. 267, p. 383]. -Pa. los griegosno se como la llamays: en latin nombrase alea o juego [Bat. 479, lín. 23-24, f. XXIIIIv]. -Pa. yllamase en latin Alea: y en castellano juego: en griego no se como os la llamays [Bat. 478, lín. 27-2, f. y1r-y1v]. (76) X: Sed narra nobis, obsecro, quibus artibus pertraxeris maritum ad tuos mores [Um, lín. 107-108, p. 304]. -X: Pues cuentame por amor de mi: con que artes traxiste atu marido atus costumbres [Bat. 474, lín. 9-10, f. a4v]. -X: Pues cuenta me por amor de mi con que arte traxiste a tu marido a tus costumbres [Bat. 479, lín. 23-25, f. CVIIIr]. -X: Dime ruegote con que artes pudiste hazer tu marido a tus costumbres? 466 [Bat. 478, lín. 9-11, f. g5r] -E: Pues cuenta me por tu vida , como lo truxiste a tus costumbres [Luj, lín. 27-2, f. 31r-31v]. Las interrogativas indirectas totales se marcan en latín mediante el elemento interrogativo utrum (... an) que en castellano se convierte en la conjunción si (... o): (77) Pa: Iam mihi vacillare coepit animus, vtrum ad negociationem intermissam redirem, an religionem fugientem persequerer [Sen, lín. 379-380, p. 386]. -Pa: ya mi animo començo a vacilar si me bolueria ala negociacion dexada: o a la religion de donde auia salido [Bat. 479, lín. 24-26, f. XXVIIr]. -Pa: Comence a estar muy perplexo / y pensando si me tornaria ala mercaderia/ o seguiria la religion que parece que me huya [Bat. 478, lín. 16-19, f. y4r]. No son pocas las ocasiones en que los traductores se decantan por la traducción de una interrogativa indirecta en latín mediante una oración de relativo sustantivada. Girón (1988: 123-124) estudia el valor interrogativo que esta clase de construcciones evidencia desde los orígenes del idioma, por lo que no debe extrañar que una traducción de este tipo sea perfectamente posible en las versiones de los Coloquios (78, 79). Sin duda ello es posible porque el verbo transitivo puede tener como objeto un enunciado completo (no sé qué hora es/ no sé qué has visto) o bien puede segregar 465 Nótese aquí, sin embargo, el uso del indicativo en la subordinada que, aunque con mucho menos frecuente en los Colloquia, también es un rasgo sintáctico característico del latín renacentista (cf. § I, 4.2.2). 466 Sobre la dificultad de delimitación en los testimonios entre interrogativas directas e indirectas, cf. n. 15 de § II, 2.1.1. <?page no="315"?> 315 prolépticamente el sujeto o el objeto de la subordinada convirtiéndolo en objeto nominal del verbo principal con un atributo adjetival posterior (no sé la hora que es/ no sé lo que has visto): (78) E. Et tamen tu non agnoscens quid pro te fecerim [Um, lín. 208, p. 307]. -E. Y tu no conosciendo lo que he hecho por ti [Bat. 474, lín. 34, f. a6v; Bat. 479, lín. 6-7, f. CXII 1 v]. -O. E tu no mirando lo que por ti he hecho [Bat. 478, lín. 26, f. g8v]. (79) G. Tum surgo, et arrepta testudine, paulisper obambulans in cubiculo vel cantillo vel repeto mecum quid legerim, et si in promptu est congerro, refero [Sen, lín. 180-182, p. 380]. -G. y despuesleuantome ytomo la vihuela: passeome vnpoco porlacamara: cantando: o trayendo ala memorialo que heleydo : y si acaso viene algun amigo comunicolelo que he leydo [Bat. 479, lín. 14-18, f. XXIIv]. -G. Entonces leuantome y apaño devna vihuela/ y passeome vn poco por la camara medio cantando/ y recapacitando comigo mesmo lo que he leydo / o si acaso se offrece alguno de mis amigos/ relato selo [Bat. 478, lín. 13-17, f. x7r]. Cuando el verbo principal no es el habitual como introductor de interrogativa indirecta, es decir, no se corresponde con la mayoría de los tipos semánticos que he diferenciado al referirme a las que Girón denomina propiamente interrogativas indirectas y a las modales, la disparidad de elección interpretativa se hace evidente. Esto es manifiesto en el ejemplo (80), donde la interrogativa indirecta funciona como sujeto del verbo est en latín. Ejemplo confuso, sin duda, pues hay testimonios que difieren aquí en el uso del indicativo o subjuntivo, lo que evidencia la escasa prototipicidad de esta interrogativa indirecta. Encontramos, en efecto, cuatro soluciones diferentes: la más literal, como siempre, corresponde a Morejón, quien utiliza el pronombre indefinido cuáles como traducción transparente del interrogativo latino quales, en lo que quizá pueda considerarse un latinismo morfológico -ya que, en esta época, cuáles tenía ya un significado diferente al del latín quales-. El corrector anónimo se decanta por una paráfrasis de la unidad interrogativa -qué tales- evitando el latinismo morfológico y reproduciendo más fielmente el significado de la unidad interrogativa latina quales ‘de qué calidad’. Virués, comprendiendo la dificultad del enunciado, prefiere realizar una perífrasis completa de la subordinada introduciendo un sintagma nominal que reproduce más o menos fielmente el significado de la completiva. Por último, Luján se decanta por la solución más insólita, al emplear una construcción de AcI e ir más lejos en la interpretación semántica del original latino, aludiendo a la cualidad moral de los maridos. La dificultad del enunciado se refleja, pues, en la disparidad estilística de las traducciones de la subordinada: estilo verbal en Morejón y su corrector, aunque sin coincidencia modal -indicativo y subjuntivo, respectivamente-, estilo nominal en Virués y Luján -nombre e infinitivo-. Sí coinciden todos, <?page no="316"?> 316 sin embargo, en la traducción del verbo principal, est: verbo ir + adverbio de cantidad (mucho/ poco): (80) E: Non minimum momenti est in vxoribus quales sunt mariti ([H-Q: sint]) [Um, lín. 89, p. 303]. -E: No va pues poco enlas mugeres: quales seran los maridos [Bat. 474, lín. 20-21, f. a4r]. -E: No va pues poco enlas mugeres que tales sean los maridos [Bat. 479, lín. 21-22, f. CVIIv]. -O: Si esso no puedes podras alomenos conformar las tuyas con las suyas/ quanto mas que mucho va enlas mugeres la condicion delos maridos [Bat. 478, lín. 2-5, f. g4v]. -D: No va poco en la muger ser el marido bueno,o no [Luj, lín. 19-20, f. 30v]. Mientras que, como dije, el porcentaje mayor de subordinación sustantiva está representado por los casos de AcI en latín con las diversas soluciones halladas en castellano, el segundo grupo en nivel de representatividad lo constituye el heterogéneo conjunto de “otros” (22,5%), donde incluyo aquellas completivas latinas que no tienen una traducción específica como tales sino que, en las diversas versiones, son objeto de una reelaboración más o menos profunda que implica la aparición de una estructura sintáctica diferente, como vemos en los siguientes ejemplos. En (82), la completiva desaparece en el traductor anónimo del Pietas puerilis al transformar el verbo principal en subordinado y el subordinado en principal, mientras que Virués simplemente lo omite, traduciendo igualmente como principal la oración completiva del original: (81) E. Nonnunquam praefatione ab illo stipulari soleo, ne mihi succenseret, si quid stulta mulier admonerem, quod ad illius honorem aut valetudinem aut salutem facere videretur [Um, lín. 160-162, p. 306]. -O. yo quando esto quiero hazer suelo primero rogalle que no tenga a mal si con mi simpleza dixere algo que no le parezca bien / pues que no me mueue sino el desseo de prever en su salud y honrra [Bat. 478, lín. 12-16, f. g6v]. (82) G. Scis enim similitudine morum conglutinari familiaritatem ac beneuolentiam [Sen, lín. 1824-1825, p. 181]. -G. porque como sabes lasemejança delas costumbresayumta y añuda el amistad y beniuolencia [Bat. 479, lín. 15-17, f. XVIIr]. -G. Ca la semejança delas costumbres confedera mas la familiaridad y bien querencia [Bat. 478, lín. 13-15, f. f5r]. Por otro lado, habría que citar los ejemplos de oraciones subordinadas sustantivas que aparecen en las versiones castellanas sin que haya un correlato en el original. Este fenómeno es absolutamente recurrente en las traducciones, ya para expresar de otro modo la modalización del enunciado <?page no="317"?> 317 (cf. § II, 2.5), como se vio en el ejemplo (241) 467 de § II, 2.5.1, donde el significado pragmático del operador fortasse es recogido por el verbo epistémico creer, ya para completar sintácticamente a los numerosísimos verbos de lengua y percepción que los autores castellanos añaden con diversos propósitos discursivos (§ II, 2.1). 4.3. Subordinación adjetiva Las oraciones subordinadas adjetivas ofrecen un alto índice de representatividad en este corpus. Se trata de un tipo de subordinación apto tanto para los pasajes de mayor fluidez en el intercambio conversacional como para los más prototípicamente monológicos, como el relato de los exempla que efectúa Jantipe en el Uxor mempsigamos. Las divergencias entre el sistema latino de pronombres relativos y el castellano y las varias posibilidades de traducción de estos hacen del análisis de la subordinación adjetiva un ámbito de estudio sumamente interesante, aunque, por momentos, caótico, dada la heterogeneidad de las soluciones. A ella contribuye asimismo el hecho de que, en castellano, determinados sintagmas nominales, adverbiales y preposicionales, así como los participios verbales, son igualmente traducidos por diferentes tipos de subordinadas relativas. Por lo demás, los numerosos casos de reelaboración y de adición en las distintas versiones explican que la subordinación adjetiva esté más presente en las traducciones castellanas que en el original latino. Cuando no entra en juego, ni en el texto erasmiano ni en las versiones, ninguna preposición, el pronombre relativo latino qui, quae, quod, tanto en función especificativa como explicativa 468 , es traducido con normalidad mediante el relativo castellano que, sin artículo, lo que es sistemático si existe un antecedente explícito. Se trata de la solución coincidente más extendida entre los intérpretes (52 de 271 casos de oraciones adjetivas computadas en el corpus, incluyendo los casos de reelaboración de enun- 467 (241) [§ II, 2.5.1] E: Fortasse noua vestis commendat formam [Um, lín. 8, p. 301]. -E: Por ventura el nueuo vestido haze parescer mas hermoso el gesto [Bat. 474, lín. 7-8, f. a3r; Bat. 479, lín. 13-15, f. CVv]. -O: La nueua ropa creo que me ha hecho parecerte mejor [Bat. 478, lín. 12-13, f. g2v]. 468 La distinción entre relativas especificativas y explicativas en latín es más difícil de establecer que en las lenguas modernas, ya que a este respecto factores prosódicos - fundamentalmente, la presencia o no de pausa- son determinantes. Con todo, como indica Ramos (2009: 572), las oraciones de relativo asociadas a la primera y la segunda personas, que, como cabe esperar, se encuentran profusamente en los Coloquios, así como las que desarrollan alguna cualidad de un nombre propio, suelen ser explicativas. <?page no="318"?> 318 ciados donde se emplea algún pronombre relativo pero excluyendo los casos de adiciones puras de subordinadas adjetivas), un 19,2 % del total. De este relativo dice Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 148) que desde los orígenes del idioma «ha sido con mucho el más frecuente y es el que puede funcionar con menores restricciones en un mayor número de contextos». Efectivamente, en el corpus se documenta ampliamente en función de sujeto de la subordinada (83) o de objeto directo (84): (83) Pa: In Hiberniam; illic factus sum canonicus ex horum genere qui extime linei sunt, intime lanei [Sen, lín. 288-289, p. 383]. -Pa: A hibernia y alli me hize canonigo del linage destos que de dentro andan vestidosdelana y defuera de lino [Bat. 479, lín. 24-26, f. XXVr]. -Pa: A Dinamarca/ y alli me puse canonigo reglar/ de vnos que andan de fuera vestidos de lino/ y de dentro andan de lana [Bat. 478, lín. 10-12, f. y2r]. (84) Po: Ex multis quas illic adamaram, vnam mecum abduxi domum, eamque grauidam [Sen, lín. 196-197, p. 381]. -Po: Entre otras muchas que alli ame: truxecomigo amicasa : vna que estaua preñada [Bat. 479, lín. 8-10, f. XXIIIr]. -Po: De muchas amigas que alla tuue/ acorde traerme vna que tenia preñada a casa [Bat. 478, lín. 9-11, f. x7v]. En otras funciones, como la de objeto indirecto correspondiente a la segunda persona presente en el discurso, el mantenimiento del pronombre relativo, algo que no presenta problemas en latín en virtud de la variación casual, se hace más difícil en castellano, motivo por el cual se observa en (85) un caso de despronominalización (Lope Blanch 1984) en las versiones de Morejón, su corrector y Luján, consistente en la reposición del pronombre átono de segunda persona dentro de la subordinada, mientras que Virués opta por un giro sintáctico que convierte al pronombre relativo en sujeto de la subordinada: (85) X: O te felicem, cui talis contigit sponsus [Um, lín. 15, p. 301]. -X: O bienauenturada tu: que tal marido te cayo en suerte [Bat. 474, lín. 14-15, f. a3r; Bat. 479, lín. 23-24, f. CVv]. -X: Bienauenturada tu que tal marido hallaste [Bat. 478, lín. 20-21, f. g2v]. -E: Bienauenturada tu que tal marido te cayò en suerte [Luj, lín. 19-20, f. 27v]. También se advierten soluciones coincidentes cuando el relativo no posee antecedente explícito en latín pero los traductores lo reponen utilizando un pronombre indefinido como algún/ algunos (86) 469 o un nombre con amplitud semántica como hombres (87): 469 Nótese la reduplicación pronominal también en este ejemplo. De este fenómeno se suele decir que está arraigado en el habla coloquial, aunque en el caso de las traducciones latino-romances habría que investigar más detenidamente hasta qué punto no se <?page no="319"?> 319 (86) X: Sunt quos nulla ciuilitate corrigas [Um, lín. 176, p. 306]. -X: Ay algunos que no basta templança para los corregir [Bat. 474, lín. 22-23, f. a5v; Bat. 479, lín. 26-27, f. CXr]. -X: Algunos ay que ninguna cortesia basta para emendallos [Bat. 478, lín. 13-14, f. g7r]. -E: Algunos hay que no basta criança para corregir los [Luj, lín. 5-6, f. 47v]. (87) Po: Sunt qui nullis credant libentius [Sen, lín. 211, p. 381]. -Po: Ay hombres que a ningunos fian de mejor voluntad [Bat. 479, lín. 26-2, f. XXIIIr-XXIIIv]. -Po: Antes ay algunos que alos que son de esta calidad fian de muy mejor gana [Bat. 478, lín. 28-2, f. x7v-x8r]. En la mayoría de los casos, sin embargo, en que no aparece un antecedente explícito para el relativo, los traductores coinciden ([18/ 271], 6,6%) en la traducción de qui, quae, quod mediante el pronombre relativo que precedido de artículo, sobre todo, de nuevo, en función de sujeto (88) y objeto directo (89): (88) X: Philosopham esse oportet, quae ista praestet [Um, lín. 174, p. 306]. -X: Conuiene que sea philosopha: la que sepa hazer todo esso [Bat. 474, lín. 19-20, f. a5v; Bat. 479, lín. 23-24, f. CXr]. -X: Filosofa es menester que sea la que todo esso vuiere de mirar [Bat. 478, lín. 9- 10, f. g7r]. (89) G: Ad ludum propero; et quod is locus postulat, toto ago pectore [Pp, lín. 1594, p. 174]. -G: Uoy me al estudio y hago con toda voluntad lo que aquel lugar demanda [Bat. 479, lín. 13-14, f. IXv]. -G: Uoy me al estudio y alli hago con mucho cuydado lo que el lugar requiere [Bat. 478, lín. 7-8, f. e4v]. Hasta en un 4,8% del total de las oraciones subordinadas adjetivas [13/ 271] se aprecia alternancia en las soluciones de los intérpretes para traducir el relativo latino sin antecedente expreso o cuya referencia es el pronombre fórico de escasa entidad fonética is, ea, id. En estos casos, algunos utilizan artículo + que mientras que otros recurren a la anteposición de un trata de un tipo de latinismo sintáctico, es decir, fenómeno de la distancia comunicativa, consistente en el mantenimiento del pronombre relativo en su posición y la reposición de un pronombre dentro de la subordinada para dar sentido a la sintaxis castellana, como también puede observarse en el siguiente ejemplo: (c) G. Sunt enim quos praestat non audisse [Pp, lín. 1716, p. 177]. -G. porque ay algunos que es mejor no auerlos oydo [Bat. 479, lín. 6-7, f. XIIIv]. -G. porque acierta a auer algunos predicadores que seria mejor no los auer oydo [Bat. 478, lín. 27-1, f. f1v-f2r]. <?page no="320"?> 320 demostrativo, un pronombre indefinido o un nombre de vaga referencia semántica: (90) E. Quae glutino committuntur, si statim concutias, facile distrahuntur [Um, lín. 102-103, p. 304]. -E. las cosas que se apegan con engrudo: si luego acabadas de pegar las sacudes: ligeramente se despegan [Bat. 474, lín. 1-3, f. a4v]. -E. Lo que se pega con engrudo si luego acabado de pegarlo sacudes ligeramente se despega [Bat. 479, lín. 14-16, f. CVIIIr]. -O. Las cosas que estan rezien embetunadas ligeramente se despegan: si estando assi fresco el betun las reboluieres con alguna violencia [Bat. 478, lín. 23-26, f. g4v]. -D. Lo que se pega con engrudo,si luego se sacude, ligeramente se despega [Luj, lín. 16-18, f. 31r]. (91) G. Sed quid interim consilii tentatum est? Pa: Id quod solet in rebus desperatis [Sen, lín. 277-278, p. 383]. -G. masque consejo tomaste? Pa: Aquel que sesuele tomar enlas cosasdesesperadas [Bat. 479, lín. 12-13, f. XXVr]. -G. Pero desseo saber que determinaste de ti. Pa: Lo que el hombre suele enlas cosas que no tienen remedio [Bat. 478, lín. 19-21, f. y1v]. Para el uso de qual 470 cuando no antecede preposición solo he documentado cuatro casos de coincidencia (1,5%), fundamentalmente cuando el relativo latino comporta también significado modal, como qualisqualis o qualis, traducidos con o sin el indefinido tal delante: (92) E: Qualisqualis est tuus maritus, illud cogita, non esse ius permutandi [Um, lín. 79, p. 303]. -E: Has de pensar vna cosa: que tal qual es tu marido: no ay remedio de trocarle por otro [Bat. 474, lín. 9-10, f. a4r; Bat. 479, lín. 7-9, f. CVIIv]. -O: Tal qual tu marido es piensa queya no es possibledexalle [Bat. 478, lín. 15-16, f. g4r]. -D: Has de saber que qual es tu marido ya no hay remedio de trocarlo por otro [Luj, lín. 2-4, f. 30v]. (93) E: Et ista mihi bonam spem faciunt illum fore qualem volumus [Um, lín. 373, p. 311]. -E: Muy buena esperança me pone esso que sera tal qual le queremos [Bat. 479, lín. 9-11, f. CXVIr]. -O: Todo esso me da buena esperança que sera contigo qual desseamos [Bat. 478, lín. 26-27, f. h4r]. -D: Mucho me huelgo desso, gran esperança me da que sera tal qual lo desseamos todos [Luj, lín. 18-20, f. 51v]. 470 Sobre el relativo cual merece la pena la lectura del artículo de Elvira (1985). <?page no="321"?> 321 Más común es la alternancia de traducción con diferentes medios de subordinación en los mismos pasajes en los que aparece qui, quae, quod en el texto original ([19/ 271], 7%). Dicha alternancia se produce, por ejemplo, entre artículo + qual 471 y (artículo +) que, como se lee en el ejemplo: (94) Pa. Illic reperi quosdam totos pullatos ex instituto diui Benedicti, qui colore vestis testantur se lugere in hoc mundo [Sen, lín. 308-309, p. 384]. -Pa. alli halle vnos todos vestidos de negro dela orden de sant benito: los quales conla color dela vestidura affirman que lloran eneste mundo [Bat. 479, lín. 18-21, f. XXVv]. -Pa. alli halle vnos vestidos todos de negro/ dela orden de sant Benito/ que enla color dela vestidura demuestran el contino lloro que eneste mundo tienen [Bat. 478, lín. 6- 9, f. y2v]. Asimismo, aunque no he hallado casos coincidentes en que los mismos traductores utilicen quien sin preposición para qui, quae, quod, este pronombre, que exige que el referente sea personal, sí se encuentra en alternancia con (artículo +) que, qual (95, 96); incluso es posible que en un mismo autor, como ocurre en la versión de Virués en el primer ejemplo, se coordinen ambos esquemas relativos. La mayor presencia de el que sobre quien en los Coloquios confirma la tendencia que se observa en la diacronía del castellano en lo que atañe al progresivo mayor uso de la primera forma sobre la segunda 472 . Si, como dice Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 155), «en los textos que se acercan más al uso conversacional, el empleo de el que es mayor que el de quien», es decir, que la diferencia de uso puede establecerse según los diferentes tipos de tradición discursiva, las traducciones de los Coloquios paracen confirmar esta idea 473 : (95) E: Oculis capit, quae nihil aliud spectat, quam corporis formam; auribus, quae diligenter obseruat, quid fama de illo praedicet [Um, lín. 339-340, p. 311]. -E: Con los ojos le escoje: la que ninguna otra cosa quiere: sino la hermosura del cuerpo. Y con las orejas: la que diligentemente escucha: que es lo que la fama dize del [Bat. 474, lín. 25-27, f. a8v; Bat. 479, lín. 2-6, f. CXVv]. -O: Por los ojos le toma la que no mira sino la dosposicion del cuerpo/ por las orejas la que mira con diligencia en que possession le tienen los que le han conocido y conuersado [Bat. 478, lín. 28-3, f. h3v-h4r]. -D. con los ojos escoge quien solamente mira a la hermosura, y con las orejas escoge el que oye la fama de aquel con quien se casa [Luj, lín. 20-22, f. 51r]. 471 Combinación que se hace frecuente en castellano sobre todo a partir del siglo XIII (cf. Herrero Ruiz de Loizaga 2005: 157). 472 Sobre la historia del relativo compuesto el que y sus variantes, cf. Girón Alconchel (2006). 473 Ejemplos como los de (95) y (96) u (88) confirmarían, por lo demás, la plena gramaticalización del relativo que precedido de artículo, algo que contrasta asombrosamente con los datos recogidos por Eberenz para el siglo XV, cuando, según el autor, el que no estaba aún gramaticalizado. <?page no="322"?> 322 (96) E: Non facile labitur, qui sic pedetentim incedit [Pp, lín. 1810, p. 180]. -E: No cae ligeramente el que anda poco a poco [Bat. 479, lín. 16-17, f. XVIv]. -E: No caera ligeramente quien con tanto tiento anda enlo que le conuiene hazer [Bat. 478, lín. 22-24, f. f4v]. Especial atención, tanto por su singularidad como por su frecuencia, merecen los casos de alternancia entre pronombre relativo y conjunción causal. Efectivamente, el parentesco entre ambos tipos de subordinadas se explica incluso etimológicamente 474 . Puesto que ‘causal’ no es más que una catalogación semántica, no debe extrañar que, dependiendo del contexto, determinadas oraciones adjetivas, tanto en latín como en castellano, puedan tener un significado causal 475 . Ello sucede sobre todo cuando la adjetiva es explicativa. No es extraño: una relativa explicativa es susceptible de ser interpretada como justificación del acto enunciativo que se ha llevado a cabo. Así, en (97), el enunciado que incluye el relativo qui-que puede parafrasearse como ‘¿y subestimas a tal marido? Lo pregunto porque si así como así hace hijos, ¿qué hará cuando se lo tome en serio? ’. Por su parte, en (98), el pronombre que tiene del mismo modo un significado próximo a ‘puesto que’: (97) E: I nunc et maritum contemne, qui si lusitans gignit liberos, quid faciet, cum serio rem aget? [Um, lín. 358-359, p. 311] E: Como y tienes tu en poco tal marido que avn burlando haze hijos? Que hara quando tomare la cosa de veras [Bat. 479, lín. 21-23, f. CXVv]. 474 «Il est donc à peu près certain que le relatif indéclinable à valeur générale que (quae, quem, quid, que dans les textes) avait pour concurrent et quasi-synonyme un autre relatif à valeur genérale, quod, et cela jusque vers le VIIe siècle au moins. Voilà ce qui explique le remplacement de quod conjonction par une forme que: les relatifs que et quod -susceptibles tous les deux d’être employés avec n’importe quel antécédent -étaient donc interchangeables; or, le relatif quod, comme nous le savons se confondait souvent avec quod conjonction et les sujets parlants n’étaient sans doute pas conscients de la différence entre les deux; aussi devait-il arriver de plus en plus souvent qu’on employait que non seulement à la place du relatif quod, mais aussi en tant que conjonction» (Herman 1963: 128-129). Claro que Herman se está refiriendo a los orígenes de la conjunción que, pero sirvan sus palabras para constatar el hecho de que el relativo se sitúa en la base de la conjunción. Dardel (1983: 71), por su parte, explica el origen de que causal (que él llama KE 1 ) como producto de la amplificación semántica del que relativo (KE 2 ). En muchos casos, pues, es posible entender los casos de que relativo con matiz causal como ejemplos de que conjunción, si desvinculamos lo que parece ser un pronombre de su antecedente. En cualquier caso, no debemos olvidar que se trata de una cuestión terminológica, y así podemos decir con Narbona (1978: 136) que «en romance que pasó a ser una conjunción universal, una especie de comodín gramatical del que la lengua se ha servido, y se sigue sirviendo, para la expresión de cualquier relación de subordinación; el contexto se encargaba de determinar el tipo de relación». 475 Por supuesto, como es sabido y se mencionará en los siguientes apartados, que puede asumir además otros valores semánticos, aparte del causal, dado el carácter «proteico» de este nexo (cf. Eberenz 2000: 320). <?page no="323"?> 323 O: E tal marido como esse tienes tu en poco que burlando haze hijos / que hara enlas veras [Bat. 478, lín. 15-17 f. h4r]. (98) G. Sed tu, Domine Iesu, qui solus es ab omni malicia purus ac syncerus, largire, vt indies et ipse magis ac magis expurgem vetus fermentum [Pp, lín. 1681-1683, p. 176]. -G. mas tu señor Jesu christo que solo eres pancenzeño puro y limpio de toda malicia ten por bien que de cada dia yo mas y mas melimpie y purgue dela vieja leuadura y de su malicia [Bat. 479, lín. 25-4, f. XIIr-XIIv]. -G. mas tu o señor mio jesu christo que solo eres el que posees perfeta integridad y limpieza ajeno de toda malicia otorga me que de cada diavaya cobrando nueua pureza y dispidiendo de mi esta vieja leuadura [Bat. 478, lín. 9-13, f. e7v]. A diferencia de lo que ocurre en estos dos ejemplos, donde los traductores mantienen el pronombre relativo aunque la interpretación causal no se excluye, cuando el contexto es claramente causal algunos traductores se decantan por el empleo de una conjunción de este tipo, aunque, como digo, la alternancia entre mantenimiento del pronombre relativo y presencia de la conjunción causal para un mismo enunciado latino es lo más habitual (99, 100). Con todo, tampoco son extraños los casos de coincidencia (cf. infra): (99) E. Haec quoniam erant noua puellae, quae domi suae fuerat in summo ocio et inter famulorum colloquia lususque educata, coeperunt esse taedio [Um, lín. 189- 191, p. 306]. -E. Y como todas estas cosas fuessen muy nueuas para ella: la qual auia sido criada ensu casa: en mucha ociosidad: y entre las platicas y juegos dela familia: haziansele muy asperas [Bat. 474, lín. 6-9, f. a6r]. -E. y como todo esto fuese muy nueuo para ella: que auia seydo criada en su casa en mucha ociosidad: y entre las platicas y juegosdelafamilia: hazia sele muy aspero [Bat. 479, lín. 23-26, f. CXv]. -O. Todas estas cosas como a ella le leeran [sic] nueuas porque se auia criado en ociosidady nunca avia sabido ni visto sino las burlas de sus criados y criadas començo de aborrecellas [Bat. 478, lín. 14-17, f. g7v]. (100) Po. Atque vtinam Pampirus narret nobis suae quoque vitae fabulam, qui satis belle portat aetatem [Sen, lín. 243-245, p. 382]. -Po. plega a dios que tambien pamphilo nos cuente lafabula desu vida el qual assazbellamentetrae consigo la edad [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXIIIIr]. -Po. Pluguiesse a dios que Pampiro quisiesse dezir nos la orden que ha tenido en su vida que deue ser buena : pues tiene la dispusicion tan conforme ala edad [Bat. 478, lín. 17-20, f. x8v]. En algún caso, sobre todo cuando en la oración principal hay un verbo en segunda persona y no aparece el pronombre sujeto 476 , el mantenimiento del 476 Efectivamente, el relativo que referido al pronombre tú es perfectamente posible: santillo eres tú, que dices esas cosas. <?page no="324"?> 324 pronombre relativo en la traducción puede considerarse latinismo sintáctico: (101) E: Sanctulus es, qui ista possis [Pp, lín. 1634, p. 175]. -E: Santilloeres que puedes hazer estas cosas [Bat. 479, lín. 26-2, f. Xv-XIr]. -E: Santillo me parece que eres: pues de tal manera tienes ordenada tu vida [Bat. 478, lín. 22-23, f. e5v]. En cuanto al relativo con preposición, ya esté esta en latín, en castellano o en ambos, las soluciones coincidentes son casi tan frecuentes como las divergentes -en total, un 9,5% de las oraciones adjetivas del corpus se relaciona con la preposición, si obviamos los ejemplos en los que se da alternancia entre relativo con preposición y otras soluciones, como la reelaboración-. Las traducciones con que seguido de artículo son de nuevo las más frecuentes (3,3%). Se trata de un recurso habitual para reproducir en castellano, por ejemplo, un relativo en dativo (102), aunque para los pronombres en acusativo o en dativo también existe coincidencia en la traducción con cual (103) o quien (104), cuando el referente es personal: (102) E: Quibus rebus? X: Quibus ipsi visum fuerit; vino, scortis, alea [Um, lín. 28-29, p. 302]. -E: Y en que cosas? X: Enlas que ael le paresce. en beuer: en putas: en juegos [Bat. 474, lín. 30-31, f. a3r]. -E: Y en que? X: Enlo que ael le paresce : en beuer, con putas y tambien en juegos [Bat. 479, lín. 21-23, f. CVIr]. -O: En que la ha gastado? X: En lo que a el se le antoja: en vino y mugeres y juegos [Bat. 478, lín. 12-13, f. g3r]. (103) E. Quanto magis decet nos his artibus vti erga maritos, quibuscum nobis velimus nolimus per omnem vitam est tectum ac lectus communis? [Um, lín. 126-127, p. 305] -E. Pues quanto mas nos conuiene a nosotras: vsar de estas artes con nuestros maridos: con los quales queramos o no queramos/ por todo el tiempo de nuestra vida: nos ha de ser el techo y la cama comun [Bat. 474, lín. 30-33, f. a4v]. -E. Pues quanto mas nos conuiene a nosotras vsar destas artes con nuestros maridos: con los quales queramos o no queramos por todo el tiempo de nuestra vida auemos de dormir en vna cama y biuir debaxo vn tejado [Bat. 479, lín. 24-2, f. CVIIIv-CIXr]. -O. Quanto mas es razon que nosotras sepamos con blandura y casi por arte amansar a nuestros maridos / con los quales queramos o no nos conuiene biuir todos los dias de nuestra vida en vna casa/ envna mesa/ y en vna cama/ ? [Bat. 478, lín. 9-13, f. g5v] -D. quanto mas a nosotras nos conuiene vsar desta suerte con nuestros maridos: con los quales queriendo,o no queriendo, a plazer o a pesar hauemos de dormir debaxo de vn tejado,comer en vna mesa, y aun dormir en vna cama [Luj, lín. 19-25, f. 33r]. <?page no="325"?> 325 (104) G: Deligo mihi sacerdotem, cui credam arcana pectoris [Pp, lín. 1749, p. 178]. -G: Busco y elijo vnsacerdote tal a quien libremente pueda descubrir los secretos de mi anima [Bat. 479, lín. 14-16, f. XIIIIv]. -G: Assi es: y por esso para esta confession escojo sacerdote sabio y aquien pueda fiar los secretos de mi coraçon [Bat. 478, lín. 2-4, f. f3r]. Con todo, las soluciones divergentes son igualmente importantes (4,4% del total). Las alternancias se dan especialmente entre preposición + cual/ quien (105) y preposición + cual/ (el) que -suman un 2,6% los casos en que no aparece el artículo delante del relativo que tras preposición (106)-. No he encontrado ejemplos de relativas oblicuas (del tipo el en que, estudiadas por Girón 2005) ni relativas con antecedente adjunto (del tipo la qual çibdad, estudiadas por Pons Rodríguez 2007a), lo que quizá también pueda explicarse en virtud de la tradición discursiva con la que estamos tratando en este libro: (105) G: Deinde salutatis parentibus, quibus secundum Deum primam debeo pietatem, cum tempus est, confero me ad ludum literarium [Pp, lín. 1560-1561, p. 173]. -G: Hecho esto hablo yfago reuerencia a mis padres alos quales despuesde dios deuo la primera honra y acatamiento: y quando es ora voy me alaescuela [Bat. 479, lín. 16- 18, f. VIIIv]. -G: Despues que esto he hecho visito yhago acatamiento a mis padres aquien 477 despues de dios deuo principalmente honrra y amor [Bat. 478, lín. 12-14, f. e3v]. (106) G: Dicam artes meas, modo tu vicissim narres nobis artes tuas, quibus senectutem accelerasti [Sen, lín. 59-60, p. 377]. -G: quiero dezir mis artes: con condicion que tu a vezes nos cuentes las tuyas : con las quales teheziste viejo temprano [Bat. 479, lín. 13-15, f. XIXr]. -G: yo dire mis maneras con tal que tu tambien nos cuentes las tuyas: con que tan temprano te has hecho tan viejo [Bat. 478, lín. 27-1, f. x3r-x3v]. La preposición aparece igualmente en los pocos casos en que se traduce la forma de genitivo del pronombre relativo latino (cuius). De los 4 ejemplos documentados para esta forma (1,5% del total de las adjetivas) no hay ninguno de traducción coincidente. Se puede encontrar la referencia posesiva de este pronombre subsumida por el determinante posesivo, en alternancia con la forma etimológica cuya en la otra versión, en el ejemplo (107). El modo subjuntivo del verbo en la subordinada hace posible que el traductor de [Bat. 479] emplee una subordinada final, de manera que no se produzca la despronominalización del adjetivo relativo, algo que, también en este caso, se ha puesto en relación con los registros de lengua menos elaborados. Es un fenómeno del que ya en el Cid hay noticia, mientras que, efectivamente, la forma cuyo/ a(s) es propia de las tradiciones discursivas de la distancia comunicativa: 477 Nótese aquí el uso de quien como plural, como es normal hasta mediados del XVI. <?page no="326"?> 326 (107) G. Deinde subduco meipsum pro viribus ab improborum consortio et sodalibus integerrimis me adiungo, quorum conuictu fiam melior [Pp, lín. 1765-1766, p. 179]. -G. assi mismo en quanto puedo y mis fuerças bastan me aparto dela compañia delos malos y me allego ala delos buenosy de buenas costumbres para que consu conuersacion me hagan mejor [Bat. 479, lín. 18-21, f. XVr]. -G. despues desto apartarse hombre de malas compañias y juntarse a compañeros honestos y virtuosos cuya conuersacion le haga ser mejor [Bat. 478, lín. 1-4, f. f3v]. Ya anuncié que la traducción de las oraciones adjetivas muestra una gran heterogeneidad. Así, más allá de las coincidencias y alternancias más o menos sistematizables que he venido describiendo hasta ahora, se puede hablar de un grupo de soluciones para el pronombre qui, quae, quod que no se ciñe a ningún patrón y que representa un porcentaje considerable del total de la subordinación adjetiva (12,5%). En muchos casos, se trata de alternancias en los traductores en la elección del relativo o una paráfrasis conseguida mediante una subordinada de otro tipo, como una temporal en (108), donde el corrector de Morejón, al igual que después Luján, varía la expresión usando un participio que, como tal, posee un carácter más adjetival: (108) E. Nam beneuolentia, quae sola formae gratia conciliatur, ferme temporaria est [Um, lín. 106, p. 304]. -E. Porque la buena voluntad quando se causa de sola hermosura: no es durable [Bat. 474, lín. 7-9, f. a4v]. -E. porque el amor causado por sola hermosura no es durable [Bat. 479, lín. 22-23, f. CVIIIr]. -O. y creeme que esta es la amistad y bien querencia que dura/ que la que solamente va fundada sobre la hermosura y buen parecer no puede durar mucho [Bat. 478, lín. 6-9, f. g5r]. -D. porque el amor causado por sola hermosura corporal,no es durable [Luj, lín. 26- 27, f. 31r]. Otras soluciones de carácter adverbial son también notables. A pesar de los numerosos ejemplos de divergencias cuando el matiz causal entra en juego, en otros casos, como se anunció más arriba, sí es habitual la concordancia entre traductores en el uso de expresiones causales, ya sea con dos conjunciones (109), ya con una conjunción y con el infinitivo precedido de preposición (110): (109) E: Dic nobis bona fide, qui nullum vitae genus non expertus es, quod omnium maxime probas? [Sen, lín. 401-402, p. 386] -E: Di nospor tu fe pues que ningunlinaje de vida dexaste de experimentar qual te paresce mejor? [Bat. 479, lín. 3-4, f. XXVIIIr] -E: Dinos aqui por tu fe laverdad sin passion ni temor/ pues has esperimentado todas las maneras de biuir qual te parece la mejor [Bat. 478, lín. 27-2, f. y4v-y5r]. (110) E: Profecto, felix es, qui ista mature sapere coeperis [Pp, lín. 1759, p. 179]. <?page no="327"?> 327 -E: Ciertamente eresdichoso y bienauenturado pues que començaste temprano a saber estas cosas [Bat. 479, lín. 7-9, f. XVr]. -E: Dichoso has sido en caer tan temprano enla cuenta de estas cosas [Bat. 478, lín. 16-17, f. f3r]. Es interesante la coincidencia de resultados en castellano, asimismo, cuando en el texto latino existe alguna unidad fórica que puede interpretarse como correlato del enlace subordinante, de manera que la solución consecutiva es perfectamente posible: (111) Pa. Simulque ambiebatur vxor cum amplissima dote, sed ea forma, quae vel indotatam commendare poterat [Sen, lín. 257-259, p. 382]. -Pa. y juntamente procuraua de auer vna muger con muy grandote: yde tal gesto que sin dote podia ser alabada [Bat. 479, lín. 13-15, f. XXIIIIv]. -Pa. Junto conesto me queria mi padre casar con vna muger que tenia muy gran dote/ y tan hermosa que aun que no tuuiera blanca la desseara qualquiera [Bat. 478, lín. 16-19, f. y1r]. El correlato puede ser asimismo un adjetivo indefinido como el que se observa en (112), ejemplo donde el esquema consecutivo provoca igualmente la despronominalización del relativo: (112) Po. Certe nullus est tantus animi dolor, quem patiar mecum ire cubitum [Sen, lín. 148-149, p. 379]. -Po. ciertamente ningun dolor es tan grande que no le desecho quando me voy a dormir [Bat. 479, lín. 12-14, f. XXIv]. -Po. Alo menos/ ninguna pena tan grande yo tengo/ que no la deseche antes que me acueste [Bat. 478, lín. 6-8, f. x6r]. Aparte del pronombre relativo latino por excelencia, qui, quae, quod, se dan en los Colloquia otras formas de relativo (aunque en menor cantidad: 1,8% del total) como qualis (cf. supra) o quantum, cuya traducción como cuanto está atestiguada en las traducciones (113), pero en competencia, según el contexto, con la expresión superlativa lo más... que (114) -en Virués, por reelaboración, se encuentra una consecutiva-: (113) G. Tertium, vt teneamus charitatem, hoc est, vt de omnibus, quantum datur, bene mereamur [Pp, lín. 1532-1533, p. 172]. -G. La tercera que tengamoscaridad: esto es: que en todo quanto pudieremoshagamos bien a todos [Bat. 479, lín. 5-7, f. VIIIr]. -G. Lo tercero que tengamos caridad que es hazer bien a todos en quanto 478 nos bastaren las fuerças [Bat. 478, lín. 27-1, f. e2v-e3r]. 478 En este caso, a diferencia de lo que ocurre en la traducción anónima precedente (todo cuanto), Virués construye un complemento de cantidad sin antecedente (en cuanto). Tampoco hay referente explícito en el original de (114), aunque, dada la poca frecuen- <?page no="328"?> 328 (114) X. Aliquoties arripit testudinem, in qua vix tres habet fides; eam quantum potest pulsans, mihi vociferanti obstrepit [Um, lín. 70-71, p. 303]. -X. Algunas vezes toma vn laud que a penas tiene tres cuerdas: y tañe lo mas rezio que puede haziendome el son a las bozes que yo doy [Bat. 474, lín. 34-1, f. a3v-a4r]. -X. algunas vezes toma vna guitarra que a penas tiene tres cuerdas y tañe lo mas rezio que puede por hazer me rauiar [Bat. 479, lín. 21-23, f. CVIIr]. -X. otras toma vna guitarra mal parada que tiene ytañe conella tan rezio que me ataja las bozes que doy [Bat. 478, lín. 4-6, f. g4r]. Tampoco son demasiado abundantes los adverbios relativos con antecedente expreso -sin él hay que hablar de oraciones subordinadas adverbiales (§ II, 4.4)-, que representan un 1,5% del total de las adjetivas. Se trata siempre de soluciones no coincidentes que se debaten entre el empleo del adverbio relativo o de una preposición más el pronombre relativo, tanto cuando el adverbio en latín es local (115) como temporal (116): (115) E. deinde templum, vbi si libeat vaces religioni? [Sen, lín. 419, p. 387] -E. y de mas desto templo donde te des ala religion si quieres? [Bat. 479, lín. 2-3, f. XXVIIIv] -E. despues de esso yglesia en que puedas si quisieres/ recojerte y darte a dios? [Bat. 478, lín. 3-5, f. x5v] (116) E. Est tamen tempus, quum in re seria fas est vxori monere virum, si quid est alicuius momenti [Um, lín. 154-155, p. 305]. -E. Assi mesmo se ha de mirar el tiempo quando ha de amonestar la muger al marido enlas cosas de alguna importancia [Bat. 474, lín. 28-30, f. a5r; Bat. 479, lín. 17-19, f. CIXv]. -O. Tiempos ay en que la muger puede dezir su parescer al marido/ si viere algunas cosas en que va mucho [Bat. 478, lín. 28-2, f. g6r-g6v]. -D. Tambien hauemos de mirar quando 479 a nuestros maridos reprehendemos en cosa de gran importancia [Luj, lín. 26-2, f. 46r-46v]. Aparte de ubi, como adverbio relativo local también aparece en los Colloquia unde (117), traducido en cualquier caso mediante preposición y pronombre relativo: (117) Pa: Vbi domum redissem, statim pater senex vrgere coepit, vt aliquod vitae genus amplecterer, vnde nonnihil quaestus accederet rei familiari [Sen, lín. 248-249, p. 382]. -Pa: Quando boluiami casa: luego mi padre viejo me començo afatigar quetomasse alguna manera de vida: dela qualse allegasse alguna ganancia para lafamilia [Bat. 479, lín. 22-25, f. XXIIIIr]. cia de quantum en el corpus, estudio esta unidad aquí y no en el apartado de subordinadas adverbiales. 479 Aquí Luján reelabora sintácticamente el enunciado eliminando el antecedente del relativo en latín y utilizando una interrogativa indirecta con cuándo. <?page no="329"?> 329 -Pa: En viniendo me del estudio/ como ya fuesse viejo mi padre començo me a matar que escojesse algun modo de biuir con que pudiesse algo acrecentar la hazienda [Bat. 478, lín. 25-28, f. x8v]. La presencia de oraciones adjetivas en las traducciones de los Coloquios erasmianos, como bien puede ocurrir en cualquier otra traducción romance de un texto latino, no se limita a la correspondencia entre pronombre relativo en latín y en castellano. Al contrario, otras combinaciones sintácticas que funcionan como sintagmas dentro de una oración pueden expresarse - y, consecuentemente, ampliarse- mediante una subordinada de relativo. Este es el caso de determinados grupos adverbiales que funcionan como complementos circunstanciales de tiempo y cuya traducción más natural, compartida por todos los traductores, se consigue a través de una expresión temporal que integra el relativo: (118) X: Recte coniectas. Nihil iam diu vidi elegantius, suspicor pannum esse Britannicum [Um, lín. 9-10, p. 301]. -X: Bien has congeturado. Mucho tiempo ha que no le vi mas lindo. Pienso que deue ser paño de Bretaña [Bat. 474, lín. 9-10, f. a3r]. -X: Bien lo conjecturas: mucho tiempo ha que no lo vi mas lindo : pienso que deue ser paño de Londres [Bat. 479, lín. 15-17, f. CVv]. -X: Razon tienes: dias ha que no vi mejor paño/ creo que deue ser de Londres [Bat. 478, lín. 13-15, f. g2v]. No debe extrañar que determinados adjetivos sean traducidos con una estructura oracional (6,3%, [17/ 271]). Ello es reseñable, en especial, cuando se hace para evitar el empleo de una palabra que supondría un cultismo léxico. Así, por ejemplo, en (119) el adjetivo deverbal latino en superlativo beneficentissimum se soluciona en ambos casos con una oración de relativo con quien: (119) G. verumetiam amemus ex intimis affectibus, vt patrem beneficentissimum [Pp, lín. 1530-1531, p. 172]. -G. mas tambien le amemos contodaslasfuerçasde nuestros puros y limpios desseos como a padre: de quien auemosrescebido y rescebimos todoslosbienes [Bat. 479, lín. 25-1, f. VIIv-VIIIr]. -G. mas que entrañablemente le amemos como a padre de quien tantos bienes recibimos [Bat. 478, lín. 24-25, f. e2v]. Se da también coincidencia entre tres de los traductores del Uxor mempsigamos en el ejemplo (120), donde el adjetivo con sufijo de significado pasivo inmedicabilibus encuentra la traducción más natural en un esquema relativo: (120) E. Olim immedicabilibus dissidiis remedium extremum erat diuortium [Um, lín. 80, p. 303]. <?page no="330"?> 330 -E. Antiguamente para las differencias que no tenian cura: el vltimo remedio era el diuorcio [Bat. 474, lín. 10-11, f. a4r; Bat. 479, lín. 9-11, f. CVIIv]. -O. en otro tiempo quando entre marido y muger nacian discordias que no lleuauan remedio: el postrero era hazer entre ellos diuorcio [Bat. 478, lín. 16-19, f. g4r]. Soluciones divergentes se hallan para el adjetivo insignem en el ejemplo (121), pues, mientras el traductor anónimo [Bat. 479] emplea el adjetivo participial señalada, con parentesco etimológico con la voz latina, el de [Bat. 478], sin dejar de emplear un verbo también etimológicamente emparentado con la raíz del adjetivo latino, se decanta por la estructura oracional. Se trata de un deseo manifiesto de evitar el cultismo léxico, aun cuando insigne era ya un adjetivo frecuente en la literatura precedente a 1530, según los datos del [CORDE] (147 ocurrencias): (121) G: Insignem felicitatem comitari solet inuidia [Sen, lín. 102, p. 378]. -G: La embidia suele acompañar ala muy señalada felicidad [Bat. 479, lín. 13-14, f. XXv]. -G: Uerdad dezis que suelen acompañar a la prosperidad que de grande se señala [Bat. 478, lín. 1-2, f. x4v]. En algún caso, el subterfugio del latinismo motiva soluciones oracionales divergentes, como la temporal del traductor anónimo del Pietas puerilis en (122) frente a la adjetiva de Virués: (122) G: Fateor, et audire malo, si detur concionator tolerabilis [Pp, lín. 1721, p. 177]. -G: Confiesso lo que dizes : porque enla verdad mas quiero oyr sermon quando el predicador se puede sofrir [Bat. 479, lín. 13-16, f. XIIIv]. -G: yo lo confiesso y mas huelgo yo dela oyr quando hallo predicador que con box biua diga cosas biuas [Bat. 478, lín. 7-9, f. f2r]. Por último, cuando el adjetivo lleva complementos, la transformación de la frase se explica igualmente en virtud del estilo natural que impera en los Coloquios, bien entendido que el castellano no soporta la sintética concisión del latín, sobre todo en este tipo de textos que aspiran a la verosimilitud conversacional. Tales cambios quedan ejemplificados en (123), donde la traducción del adjetivo conscio mediante otro adjetivo en castellano se antoja prácticamente imposible, y en (124), donde el carácter agentivo del adjetivo competitores posibilita el cambio natural de estilo nominal a estilo verbal: (123) G. Nihil enim irrequietius animo sibi male conscio [Sen, lín. 153, p. 379]. -G. porque no aycosamas dessossegada que el animo que no esta bien satisfecho desi mismo [Bat. 479, lín. 18-20, f. XXIv]. <?page no="331"?> 331 (124) E: Verum, sed non inter competitores eiusdem magistratus, quum simili laborent morbo [Pp, lín. 1826-1827, p. 181]. -E: Uerdad dizes: pero essa amistad no se ayunta entrelos que procuran y compiten sobrealguna dignidad quando ambosjuntamente trabajan y se congoxan por la alcançar [Bat. 479, lín. 17-21, f. XVIIr]. -E: Uerdad es mas esso no a lugar entre los que competen sobre alguna dinidad: aunque son semejantes enla dolencia [Bat. 478, lín. 15-17, f. f5r]. Frecuentemente con el mismo propósito que persigue la transformación adjetival, en numerosas ocasiones es un sintagma nominal el que se desarrolla mediante una oración de relativo, es decir, como recurso frente al latinismo léxico. Ello es casi una exigencia cuando se produce en latín un juego de palabras culto, y más aún cuando este se basa en raíces griegas, tal como se lee en el ejemplo (125), donde se contraponen protopiro ‘el que prueba primero’ y el nombre propio de uno de los personajes del coloquio, Pampiro ‘el que prueba todo’. En ambos casos, la solución con oración de relativo es compartida, aun cuando el traductor de [Bat. 478] no llega a desentrañar bien el sentido del pasaje: (125) G. Nam res sarciri potest, et venia datur vbique protopiro, multo [H-Q: magis] Pampiro debebatur [Sen, lín. 272-273, p. 383]. -G. porque la hazienda puede remediarse : y en qualquier partese da perdonal que en vna cosase esperimenta quanto masal que en cada cosa hazeesperiencia [Bat. 479, lín. 4-6, f. XXVr]. -G. Porque este perdimiento de hazienda / bien se podia recobrar por otra via : y despues desto es razon de perdonar siempre al que yerra en el primer lance/ y mucho mas a ti que tenias habilidad para hechar otros muchos en que te recobrasses [Bat. 478, lín. 7-12, f. y1v]. A pesar de que el [CORDE] ofrece 1658 ocurrencias para la voz officio antes de 1530, no es esta una palabra del agrado de los traductores, quienes optan en su mayoría por giros interpretativos que reproducen el significado de officium, es decir, funcionan a modo de definición de este sustantivo: (126) E. se in posterum memorem fore officii sui [Um, lín. 213-214, p. 307]. -E. que ella dende adelante ternia cuydado delo que auia de hazer [Bat. 474, lín. 10-11, f. a6v; Bat. 479, lín. 18-19, f. CXII 1 v]. -O. que de alli a delante ella miraria por hazer lo que deuia [Bat. 478, lín. 11-12, f. g8v]. (127) E. Admonebo et illum sui officii [Um, lín. 415-416, p. 313]. -E. Y le amonestare lo que ha de hazer [Bat. 474, lín. 4-5, f. a9v]. -E. y auisar le he de lo que ha de hazer [Bat. 479, lín. 3, f. CXVIIv]. -O. auisandole de lo que es obligado a hazer para con tigo [Bat. 478, lín. 16-17, f. h5v]. -D. y le reñir, y aconsejare todo lo que deue hazer [Luj, lín. 8-9, f. 53r]. <?page no="332"?> 332 Todavía no muy asentado en la literatura culta estaba el nombre decoro < decorum, del que solo he documentado un ejemplo en el [CORDE] 480 anterior a 1530, por lo que los intérpretes eluden su uso, ya sea mediante la traducción del sustantivo como una pareja sinonímica, recurso, por lo demás, frecuente para traducir nombres latinos, especialmente de referencia semántica abstracta, ya mediante un sintagma nominal que incluye un pronombre relativo gracias al que se ofrece una percepción de lo que tal concepto quiere decir para el autor: (128) G: Dic mihi, quum tam subinde nouam vestem sumeres ac velut in aliud animal transformareris, qui potuisti seruare decorum? [Sen, lín. 397-398, p. 386] -G: Dime como despues de tanto tiempo tomaste nueua vestidura : y como en nueuo animal fuesses transformado: como podiste guardar la hermosura y parescer bien [Bat. 479, lín. 23-27, f. XXVIIv]. -G: De vna cosa estoy espantado : mudando te tantas vezes de vn habito en otro / como podias guardar aquella manera que se requiereeen [sic] cada vno? [Bat. 478, lín. 20-23, f. y4v] En fin, la razón del empleo de la oración adjetiva como traducción de un nombre puede residir incluso en la voluntad eufemística del intérprete, como se observa en el ejemplo (129): los traductores dan un rodeo sintáctico y conceptual para evitar el empleo de la voz directamente derivada de coitu (22 ocurrencias en [CORDE] anteriores a 1530): (129) E. Sunt enim foeminae quaedam tam morosae, vt in ipso etiam coitu querantur ac rixentur [Um, lín. 298-299, p. 309]. -E. Porque ay algunas mugeres tan mal acondicionadas: quea vn al mesmo punto que huelgan sus maridos conellas: estan gruñendo: y rixando [Bat. 474, lín. 9-11, f. a8r]. -E. Ay algunas mugeres tan mal acondicionadas: que donde auian de procurar y de contentar [sic] y agradar asus maridos : alli se les muestran mas dessabridas [Bat. 479, lín. 22-25, f. CXIIIIr]. -D. y algunas mugeres que en aquel lugar que hauian de procurar de contentar y agradar mas a sus maridos , si se les muestran mas esquiuas y mal acondicionadas [Luj, lín. 9-12, f. 50r]. Las oraciones adjetivas son la solución más habitual para el participio de presente (8,1%), que las lenguas romances no heredaron salvo en voces cultas. Las soluciones son mayoritariamente coincidentes en estos casos, como lo es la forma del que para traducir el participio en genitivo (130) o al que para el dativo en (131), aunque a veces con mínimas variaciones en la elección de que o quien cuando el referente es personal, como se comprueba en (132): 480 Sin tener en cuenta, claro, los resultados relacionados con el verbo decorar. <?page no="333"?> 333 (130) E. Quemadmodum enim speculum, si probum est, semper reddit imaginem intuentis [Um, lín. 144-145, p. 305]. -E. Que assi como el espejo si es bueno: muestra siempre la propia figura del que ael se mira [Bat. 474, lín. 14-15, f. a5r; Bat. 479, lín. 25-26, f. CIXv]. -O. Ca bien assi como el espejo si es bueno siempre muestra el semblante del que en el se mira [Bat. 478, lín. 11-12, f. g6r]. (131) G: Nihil est difficile volenti [Sen, lín. 130, p. 379]. -G: Ninguna cosa es dificultosa al que quiere [Bat. 479, lín. 10-11, f. XXIr]. -G: No ay cosa difficil al que se quiere poner a ella [Bat. 478, lín. 24-25, f. x5r]. (132) E: Sed ociosum est salutare non resalutantem [Pp, lín. 1574, p. 173]. -E: Demasiada cosa esfablar al que no tehabla niresponde [Bat. 479, lín. 7-9, f. IXr]. -E: Demasiado es hablar aquien no te ha de responder [Bat. 478, lín. 5-6, f. e4r]. No solo el participio de presente, sin embargo, es susceptible de ser traducido mediante una oración de relativo, sino que lo mismo sucede con el participio de pasado, sobre todo cuando la expresión está demasiado condensada, como en el ejemplo (133), o con el de futuro, en segmentos de complicada sintaxis como la de (134): (133) Pa. Et quoties audiebam canentes virgines, cruciabat animum vxor erepta [Sen, lín. 329-330, p. 384]. -Pa. todas las vezes que oya cantar alas virgines: me acordaua demi muger que mela auian quitado: y era atormentado con este pensamiento [Bat. 479, lín. 18-21, f. XXVIr]. -Pa. Tanbien me toma mi dolor por la muger que me auian quitado / y cada vez que oya cantar aquellas monjas / acordauase me y llegaua me al alma [Bat. 478, lín. 5-8, f. y3r]. (134) G. Postremo, paro mihi bonas literas ac disciplinas, in quouis vitae genere futuras vsui [Pp, lín. 1796-1797, p. 180]. -G. Lo postrero doy me a buenas letras y disciplinas|talesque me sean prouechosas para qualquier genero de vida que aya de tomar [Bat. 479, lín. 16-18, f. XVIr]. -G. Lo tercero procuro de aprender buenas letras y ciencias/ que para qualquiera manera de biuir que despues tome me puedan aprouechar [Bat. 478, lín. 25-27, f. f4r]. Otras unidades sintácticas (1,8%) pueden ser traducidas por oraciones de relativo, dada la versatilidad de estas. Así, por ejemplo, una aposición puede recibir la anteposición del relativo, en un cambio meramente estilístico (135), sobre todo cuando la referencia es un segmento enunciativo más o menos largo, lo que explica el uso de lo qual en Virués como índice de cohesión textual: (135) G. nec finem facio, donec sensero peccandi affectum penitus expurgatum e medullis animi, et succedere tranquillitatem aliquam et alacritatem, condonati criminis argumentum [Pp, lín. 1736-1739, p. 178]. <?page no="334"?> 334 -G. y no cesso hasta quesiento que del todo eslimpiado el desseo y aficion de pecar: y sacado y desarraygado de lo mas secreto yinterior del alma: y que aya sucedido reposo y alegria: que es señalyargumento que dios me ha perdonado mis pecados [Bat. 479, lín. 20-25, f. XIIIIr]. -G. yno cesso de hazer esto hasta que veo amortiguarse en mi la passion del pecado y derraygarse de mis entrañas por verdadero aborrecimiento lo qual quando me acaece dexa en mi gransosiego y confiança dela misericordia de dios [Bat. 478, lín. 16-21, f. f2v]. Asimismo, un vocativo consistente en un adjetivo valorativo no encaja bien en castellano como elemento totalmente independiente al que se le pueda añadir una oración adjetiva, sino que necesita un refuerzo pronominal tras el que se introduce el pronombre relativo para justificar el acto de habla, el juicio subjetivo: (136) E: Miser, toties tibi ferendus erat luctus, toties coelibatus? [Sen, lín. 241, p. 382] -E: Mezquino tu que tantas vezessuffriste el luto y tantas te vistesoltero [Bat. 479, lín. 10-12, f. XXIIIIr]. -E: Triste de ti/ que tantas vezes has mudado y remudado la vida/ ya llorauas/ ya te casauas/ ya estauas soltero/ ya cargado de luto? [Bat. 478, lín. 11-13, f. x8v] Gran parte de las oraciones adjetivas de las traducciones de los Coloquios (7,4%) aparece, sin embargo, insertada en segmentos en los que los traductores reelaboran más o menos profundamente la sintaxis y, en ocasiones también, el contenido del original, sin que puedan establecerse conexiones específicas entre la(s) oraci[ó]n(es) de relativo y alguna unidad sintáctica del original (137), pero donde sí pueden reconocerse elementos en común, como el adverbio entonces como reflejo de illic -de acuerdo con el cambio semántico local > temporal, aunque quedando preservada la referencia deíctica- en las versiones de Morejón, el corrector anónimo y Luján: (137) E. Illud ante omnia tibi cauendum censeo, ne quid rixae moueas in cubiculo aut in lecto, sed curandum est, vt illic omnia sint festiua ac iucunda [Um, lín. 294- 295, p. 309]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso: que ninguna cosa de renzilla mueuas al tiempo del acoitar [? ] ni enla cama: antes has de procurar que lo que estonçes hablares: sean cosas de passatiempo: y alegria [Bat. 474, lín. 2-5, f. a8v]. -E. Enesto sobre todo ten muy gran auiso : que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar: nienla cama: antes has de procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo y alegria [Bat. 479, lín. 14-18, f. CXIIIIr]. -O. sobre todo esta sobre auiso que enla conuersacion matrimonial que suele ser la concordia que suelda todos los dessabrimientos que passan entre marido y muger no le seas enojosa [Bat. 478, lín. 4-8, f. h3r]. -D. y sobre todo has de procurar que ninguna renzilla mueuas al tiempo del acostar : antes si el las mouiere , tu con burlas y mil juegos lo has de echar por alto. Has de <?page no="335"?> 335 procurar que lo que entonces hablares sean cosas de passatiempo [Luj, lín. 26-6, f. 49v-50r]. En otros casos se trata de meros añadidos, como se documentan para casi todos los tipos de relaciones interoracionales que se están estudiando en este capítulo. La adición de oraciones adjetivas, sin embargo, es la más frecuente. Funcionan como complemento de los verbos de lengua, como se vio para las completivas, introducido por lo que: (138) E: Idem ius erit tibi apud me [Um, lín. 76, p. 303]. -E: La mesma ternas tu: para dezirme lo que quisieres [Bat. 474, lín. 5, f. a4r; Bat. 479, lín. 2-3, f. CVIIv]. -D: La misma tendras tu para dezirme lo que te pareciere [Luj, lín. 23-24, f. 30r]. Igualmente abundante es el añadido del relativo acompañado del verbo ser para focalizar un segmento enunciativo (139), lo que también se consigue con el relativo y el verbo haber (140), o para destacar una cualidad supuesta con el verbo en subjuntivo, como en (141), de manera que el adjetivo se convierta en predicado nominal en vez de ser mero adyacente, como en el original latino: (139) G. Magna pars simultatum inter homines nascitur ex linguae intemperantia [Sen, lín. 115-116, p. 378]. -G. Porque la causa dela mayor parte delos enojos que entre los hombres nacen es la destemplança dela lengua [Bat. 478, lín. 1-3, f. x5r]. (140) E. Et tamen ego meo maximo labore, inquit, talem inueni tibi, qualem nulla non optaret sibi, quantumuis felix [Um, lín. 206-208, p. 307]. -E. Pero con muy gran trabajo mio: dize: te le halle tal: que ninguna ay que no deseara tenerle por marido: por muy dichosa que fuera [Bat. 479, lín. 32-34, f. a6r]. -E. pero con muy gran trabajo dize el : te lo halle tal: que no ay ninguna por dichosa que sea que no le quisiesse tomar para si [Bat. 478, lín. 3-6, f. CXII 1 v]. (141) G: Et ego nimium. Proinde deligo mihi virum non indoctum, grauem, spectatae integritatis, linguae continentis [Pp, lín. 1757-1758, p. 179]. -G: E yo muy mucho tambien: y por tanto elijo y busco vn sacerdote que sea sabio ygraue y de señalada entereza y no parlero [Bat. 479, lín. 4-7, f. XVr]. -G: y aun por esso yo como te dixe escojo para mi confessor varon que sea letrado graue y de buena fama [Bat. 478, lín. 13-15, f. f3r]. Tampoco en la subordinación adjetiva faltan los casos en que una oración es añadida con un propósito fundamentalmente moralizante o pedagógico, como es evidente en la traducción de Luján de (142) o en la de Virués de (143), dos de los intérpretes que más intervienen el texto en este sentido: (142) E: Quasi vero hoc non sit obsequium. Coguntur et illi multa ferre in moribus nostris [Um, lín. 153-154, p. 305]. <?page no="336"?> 336 -D: No nos pagan ellos por ventura en la misma moneda,suffriendonos mil importunidades , por vna que a ellos suffrimos? [Luj, lín. 23-25, f. 46r] (143) E: Nae tu mihi probe legisse videris illud Catonis: Saluta libenter [Pp, lín. 1566, p. 173]. -E: No me parece que has leydo tu envano el consejo de Caton que nos manda reuerenciar de buena gana a aquellos aquien deuemos acatamiento [Bat. 478, lín. 20- 23, f. e3v]. 4.4. Subordinación adverbial Las variadas relaciones semánticas que los nexos subordinantes establecen con la oración principal han dado lugar a una distribución más o menos fijada de los diferentes tipos de subordinadas, que suelen diferenciarse entre propias -de tiempo, de lugar, de modo- e impropias -consecutivas, concesivas, condicionales y comparativas- (cf. Narbona 1989b y 1990). Mi intención en las siguientes páginas será la de describir la situación de este tipo de oraciones como integrantes de la textualidad del texto comparando el original latino y las versiones castellanas, por lo que no me detendré en cuestiones teóricas que explican el sentido de la temporalidad, la consecutividad o la concesividad, por ejemplo, al igual que tampoco pretendo ofrecer una visión panorámica de la diacronía de estas oraciones ni de los nexos que las introducen, para lo que existen trabajos de referencia indiscutibles que señalaré cuando corresponda. 4.4.1. Subordinadas temporales Pese a que en nuestra cultura la concepción lineal del tiempo revela una aparente sencillez conceptual, en lo que respecta a la temporalidad lingüística, tanto en latín como en castellano, la complejidad de expresión de las relaciones de tiempo es notable 481 . Grosso modo, estas recubren los significados temporales de posterioridad, anterioridad, simultaneidad, límite temporal (punto de partida y término de la acción) e iteración. Todas estas relaciones semánticas están documentadas en el corpus del presente estudio. De entre las conjunciones temporales latinas que aparecen en los Colloquia es quum/ cum la más frecuente, empleada con el verbo tanto en subjuntivo como en indicativo. No aparecen ni una de las más frecuentes conjunciones temporales del latín clásico, ut, ni la que suponemos que debió tener más extensión en el latín tardío y protorromance, quando -excepto 481 Cf. Tarriño y Baños (2009: 602) y Méndez (1995: 15-29). <?page no="337"?> 337 una vez con valor causal-, pero sí ubi -de nuevo, con el verbo tanto en indicativo como en subjuntivo-. Aparte de la conjunción quum, que también expresa posterioridad, se documenta en el texto latino en un caso posteaquam, pero con un valor fuertemente causal. Como marca de posterioridad inmediata se encuentran a veces quum primum y simul atque. La anterioridad se expresa en latín mediante las conjunciones prius quam y antequam, que ganó terreno a la primera en el latín tardío. El límite temporal inicial se expresa en algún coloquio mediante la conjunción ex quo, mientras que la indicación del límite final corresponde a donec. La expresión de la iteración es asumida por las conjunciones latinas quoties y ubicunque. Las relaciones temporales, como se verá, también son asumidas por otras expresiones carentes de conjunción, como los participios, incluyendo el ablativo absoluto, el supino y, por supuesto, los adverbios y sintagmas preposicionales. Por lo demás, determinados elementos sintácticos, como los nombres y los adjetivos, en virtud de su significado también puede ser reinterpretados en la traducción como oraciones temporales. En castellano, he documentado 179 formas de traducción para 98 temporales latinas. Teniendo en cuenta conjunciones, participios y sintagmas adverbiales, nominales, adjetivales y preposicionales en latín y en castellano, las divergencias entre formas de traducción de las relaciones temporales entre las dos lenguas son de 18 recursos diferentes en la primera frente a 28 en la segunda. Todo ello habla, por un lado, de las numerosas posibilidades sintácticas que existen en ambas lenguas para expresar las relaciones temporales y, por otro, de la absoluta heterogeneidad entre los intérpretes para traducir determinadas conjunciones, participios y/ o sintagmas, pues son sumamente escasas las ocasiones en que se da una coincidencia plena entre los traductores de un pasaje en que existe un complemento temporal 482 . La conjunción más frecuente en las temporales, como era de esperar, ya que se trata del subordinante temporal más habitual en todas las épocas del idioma, es quando (31 ocurrencias para 179 formas de expresión temporal, un 17,3% del total). Es reseñable la variedad de valores que puede recubrir esta conjunción, como expone Elena Méndez (1995: 69-89) en su estudio de las subordinadas temporales medievales. En las traducciones de los Coloquios, esta conjunción se emplea, a veces de manera unánime -lo que, como ha quedado dicho, es, en general, extraño-, para expresar una relación temporal de posterioridad (144) traduciendo a quum o iteración cuando en el original se encuentra la conjunción ubi (146) o un adverbio en el texto latino (145): 482 Por supuesto, solo he tenido en cuenta los adverbios y sintagmas de cualquier tipo en este apartado cuando su correlato en la(s) otra(s) versi[ó]n(es) sí ofrece un ejemplo de relación interoracional, ya sea con un verbo en forma personal o con un participio o infinitivo. <?page no="338"?> 338 (144) X. At ego vellem me nupsisse fungo, quum meo nuberem Nicolao [Um, lín. 15- 16, p. 301]. -X. Mas yo mas quisiera auerme casado con vn hongo: quando me case con mi Nicolao [Bat. 474, lín. 15-16, f. a3r]. -X. No como yo que mas quisiera auer me casado con vu [sic] hongo: quando me case con mi Nicolao [Bat. 479, lín. 24-2, f. CVv-CVIr]. -X. ami tanto mevaliera casar convn hongo quando conel mio case [Bat. 478, lín. 21-22, f. g2v]. -E. no como yo, que más quisiera hauerme casado con vn negro de Guinea quando me casé con mi marido [Luj, lín. 21-24, f. 27v]. (145) E: Non tu tum excipis illum iurgio? [Um, lín. 36, p. 302] -O: Quando assi viene tu no riñes con el? [Bat. 478, lín. 21-22, f. g3r] (146) E: Sed tamen vbi res in eum statum deuenit, vt alteri cedendum sit, aequum est vxorem marito cedere [Um, lín. 61-62, p. 303]. -E: Muy bien me paresce. Mas quando la cosa viene en tal estado: que el vno hade dar ventaja al otro. Justa cosa es: que la muger la de al marido [Bat. 474, lín. 25-27, f. a3v; Bat. 479, lín. 9-12, f. CVIIr]. -O: Bien es esso: pero quandoviene en sazon que el vno sufra ycalle justo es que la muger sufra al marido [Bat. 478, lín. 22-24, f. g3v]. -D: Bien esta esso, mas quando la cosa viene a tal estado , que el vno ha de dar la ventaja al otro, justa cosa es que la muger la de al marido [Luj, lín. 24-27, f. 29v]. Podemos encontrar para la posterioridad, simultaneidad e iteración respectivamente alternancias del tipo quando-después que (147), cuandonombre seguido de pronombre relativo (148) y quando-sintagma preposicional (149): (147) G: Cum dimissus a ludo, domum propero, rursus, si licet, per aedem sacram iter facio [Pp, lín. 1600-1601, p. 174]. -G: Quando soy embiado del estudio voy me a casa: y otra vez si puedo passo por la yglesia [Bat. 479, lín. 23-25, f. IXv]. -G: Despues que nos despiden dela escuela torno me a casa passando si puedo por alguna yglesia [Bat. 478, lín. 16-18, f. e4v]. (148) Po: Quum agerem Lutetiae, quam non abhorruerim ab Epicuro nostis ipsi [Sen, lín. 192-193, p. 381]. -Po: Biensabeysenel tiempo que estuue en paris quanpoco me faltaua para ser Epicuro [Bat. 479, lín. 4-5, f. XXIIIr]. -Po: Quanto alo primero/ no es menester deziros quan dado era yo alos vicios y deleytes/ quando estauamos en Paris/ pues os lo sabeysmuy bien [Bat. 478, lín. 3-5, f. x7v]. (149) E: I nunc et maritum contemne, qui si lusitans gignit liberos, quid faciet, cum serio rem aget? [Um, lín. 358-359, p. 311] -E: Como y tienes tu en poco tal marido que avn burlando haze hijos? Que hara quando tomare la cosa de veras [Bat. 479, lín. 21-23, f. CXVv]. <?page no="339"?> 339 -O: E tal marido como esse tienes tu en poco que burlando haze hijos / que hara enlas veras [Bat. 478, lín. 15-17, f. h4r]. El nexo prototípico de posterioridad temporal es después que, con la variante después de + infinitivo cuando la oración principal y la subordinada tienen el mismo sujeto, como se ve en (150) para la traducción del sintagma preposicional con participio, aunque la equivalencia de sujeto no tiene por qué imponer el uso del infinitivo, como se observa en (151). En general, todos los participios de pasado -aunque de verbos deponentes en su mayoría- indican una relación de posterioridad: (150) G. A cibo sumpto aut pascor literatis fabulis, aut lectorem adhibeo [Sen, lín. 179-180, p. 380]. -G. Despues de comer: o me apasciento consabias hablas: o me voy al lector [Bat. 479, lín. 11-13, f. XXIIv]. -G. Despues de comer y cenar/ esto me vn rato solazando en comunicacion y platicas de letras / o hago que otro lea [Bat. 478, lín. 8-10, f. x7r]. (151) G. Atque ibi recreatus redeo nouus hospes in vrbem [Sen, lín. 170, p. 380]. -G. y despues quemehe bien recreado : como nueuo huesped me bueluo ala cibdad [Bat. 479, lín. 22-24, f. XXIIr]. -G. E despues que alli he tomado solaz algunos dias/ bueluo [...] nueuo ala cibdad [Bat. 478, lín. 20-21, f. x6v]. Pese a la coincidencia entre traducciones apreciable en este último ejemplo, lo más habitual es que después que en una versión tenga una solución de expresión temporal distinta en el/ los otro(s) traductor(es). Así se constata en la variación de (152) o de (153), donde la construcción con después que empleada por Virués contrasta con la construcción absoluta del traductor anónimo del Pietas puerilis para la traducción del adverbio deinde, un caso de hiperlatinismo (cf. n. 167 en § I, 3.1.1.3) sin duda por contagio del ablativo absoluto siguiente que, en ambas versiones, es traducido por una oración principal que exige la adición de una conjunción copulativa en castellano para poder incorporar sintácticamente después la oración principal del original, esto es, la de confero: (152) X. Deinde quum mihi temulentus ad multam noctem redit domum, diu expectatus, destertit noctem totam [Um, lín. 31-32, p. 302]. -X. De mas desto: despues que viene a casa borracho: passada gran parte dela noche. Sobre auerle estado esperando tanto tiempo esta toda la noche roncando [Bat. 474, lín. 32-1, f. a3r-a3v]. -X. De mas desto quando viene a casa borracho : passada gran parte dela noche: sobre auerle estado esperando tanto tiempo esta toda la noche roncando [Bat. 479, lín. 24-2, f. CVIv]. -E. y demas desto , no hay noche ninguna que no venga fuera de si a casa, o por lo que ha perdido,o por lo beuido ; y venido y puesto a roncar todo es vno [Luj, lín. 22- 26, f. 28v]. <?page no="340"?> 340 (153) G: Deinde salutatis parentibus, quibus secundum Deum primam debeo pietatem, cum tempus est, confero me ad ludum literarium [Pp, lín. 1560-1561, p. 173]. -G: Hecho esto hablo yfago reuerencia a mis padres alos quales despuesde dios deuo la primera honra y acatamiento: y quando es ora voy me alaescuela [Bat. 479, lín. 16- 18, f. VIIIv]. -G: Despues que esto he hecho visito yhago acatamiento a mis padres aquien despues de dios deuo principalmente honrra y amor: y quando veo que es ya hora voy me ala escuela [Bat. 478, lín. 12-15, f. e3v]. Es interesante, en el ejemplo (154), que el intérprete del Senile [Bat. 479] considere apta para la traducción de ex quo 483 , que expresa límite temporal inicial, la conjunción después que: en efecto, el cómputo temporal comienza después de que los personajes hayan terminado de convivir, aunque la perspectiva es diferente en el traductor de [Bat. 478], quien no destaca la finalización de la acción sino que se limita a expresar término inicial mediante una construcción de relativo: (154) Po: Quot annos supputatis, ex quo Lutetiae conuiximus? [Sen, lín. 42, p. 376] -Po: Quantos años contaysdespues que juntamente biuimos en paris? [Bat. 479, lín. 19-20, f. XVIIIv] -Po: Quantos años ha que estauamos juntos en Paris? [Bat. 478, lín. 5, f. x3r] Para la traducción de antequam y prius quam, conjunciones de anterioridad, las soluciones castellanas son antes que ([6/ 179], 3,3%) y primero que ([2/ 179], 1,1%). Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 264) documenta este último nexo, más tardío que el primero, desde el siglo XIII, cuando el verbo de la principal y de la subordinada era el mismo. A partir del siglo XV aparece ya con verbos diferentes y perdura, en convivencia con antes que, hasta comienzos del siglo XVII. Resulta llamativo que, en las dos ocasiones en que aparece primero que en las traducciones, nunca sea como reflejo de prius quam que, como se apuntó más arriba, también se halla en los Colloquia, sino de antequam (155, 156), eso sí, en alternancia con antes que según los distintos intérpretes: Morejón y su corrector anónimo prefieren primero que, mientras que Virués y Luján se decantan siempre por antes que: (155) E: Fit autem frequenter, vt dissiliat beneuolentia mutua inter maritum et vxorem, antequam alter alteri satis notus sit [Um, lín. 99-100, p. 304]. -E: Muchas vezes acaesce perderse la buena voluntad y nascer discordia entre el marido y la muger: primero que se conoscan bien el vno al otro [Bat. 474, lín. 31- 33, f. a4r]. 483 En latín clásico no había conjunciones específicas para expresar la relación temporal que, ya en latín posclásico, asume ex quo (Tarriño y Baños 2009: 610). <?page no="341"?> 341 -E: Muchas vezes acaesce perderse la buena voluntad: y nacer discordia entre el marido y la muger primero que se conozcan el vno al otro [Bat. 479, lín. 8-11, f. CVIIIr]. -O: Acaece muchas vezes que por falta de discrecion se comiença a engendrar discordia entre marido y muger antes que ayan huuiado conocerse [Bat. 478, lín. 17- 20, f. g4v]. -D: Muchas vezes acaece perderse el amistad entre el marido y la muger, y nacer discordias antes que se conozcan las voluntades [Luj, lín. 10-13, f. 31r]. (156) E. Ante quam illi nuberes, tempus erat expendendi, quid haberet malorum [Um, lín. 334-335, p. 310]. -E. Primero que conel te casaras: era tiempo de considerar: que males tenia [Bat. 474, lín. 20-21, f. a8v; Bat. 479, lín. 22-24, f. CXVr]. -O. Antes que conel te casases era tiempo de mirar las tachas que tenia [Bat. 478, lín. 21-22, f. h3v]. -D: Antes que con el te casaras hauias de mirar esso, especular eso [Luj, lín. 7-8, f. 51r]. Como apuntan Tarriño y Baños (2009: 606-607), cuando una oración compleja que contiene una subordinada con prius o ante quam lleva el verbo principal negado, la relación temporal se invierte, es decir, la subordinada de anterioridad se hace de posterioridad o, más específicamente, como es coincidencia plena entre los traductores, la subordinada que aparece es de límite final de la acción (157, 158). La influencia determinante de la negación en estas estructuras provoca que, en latín, el verbo de la subordinada no esté en modo subjuntivo, como suele suceder en las temporales de anterioridad, sino en indicativo: (157) G. Quod si quid culpae admissum est, non eo cubitum, priusquam me Deo reconciliaro [Sen, lín. 153-154, p. 379]. -G. y si alguna culpa cometo no me voy a dormir hasta que mereconcilio con dios [Bat. 479, lín. 20-22, f. XXIv]. -G. De manera que si siento que he hecho alguna cosa que no deua/ no me voy a acostar hasta que pido a dios perdon [Bat. 478, lín. 16-19, f. x6r]. (158) G. Sed mihi stat sententia non addicere me vel matrimonio vel sacerdotio vel instituto monachali aut vlli vitae generi, vnde post me non queam extricare, priusquam mihi fuero pulchre notus [Pp, lín. 1782-1785, p. 179]. -G. pero yo tengo determinado de no me casar ni ser clerigo nifrayle nisometer me a sus constituciones nia otro genero de vida de donde no me pueda desenlazar: fasta que muy bien me conozca ami mesmo y sepalo que puedo [Bat. 479, lín. 24-3, f. XVIr]. -G. mas yo determinado estoy de no me casar ni hazer clerigo ni frayle ni tomar otra vida alguna que no pueda dexar hasta que de mi mesmo aya tomado esperiencia y me conozca bien para lo que soy [Bat. 478, lín. 9-13, f. f4r]. <?page no="342"?> 342 Como es una conjunción relativamente rentable ([8/ 179], 4,5%). Expresa en todos los casos posterioridad, como en (159) para traducir el participio, lo que confirma la aparición del nexo después que en la versión de Virués: (159) E: Est enim fere hoc nostrum vitium, mea Xanthippe, vt semel exorsae loqui finem facere nequeamus [Um, lín. 163-165, p. 306]. -E: Por que quasi todas las mugeres tenemos esta mala costumbre: mi xanthippe: que como vna vez començamos a hablar: no sabemos poner fin enla platica [Bat. 474, lín. 6-9, f. a5v]. -E: porque casitodaslas mugeres tenemos esta mala costumbre mi Xanthippe que como vna vez començamos a hablar no sabemos acabar [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXr]. -O: por escusarme del vicio ordinario casi en todas las mugeres que despues que comiençan a hablar en vna cosa nunca acaban hasta que enojan y aborrecen a todo el mundo [Bat. 478, lín. 19-22, f. g6v]. En cuanto a como + subjuntivo 484 , como señala Ridruejo (1981: 315), la opinión más aceptada es que se trata de un calco del cum histórico latino 485 , lo que provocaría el aumento de uso de esta conjunción a partir de la literatura latinizante del siglo XV (Méndez 1995: 104). El mismo Ridruejo desecha la idea de Keniston según la cual como + subjuntivo no es imitación cultista porque es también frecuente en autores populares (Keniston 1937: 396). Ello solo significa su difusión en el siglo XVI, opinión a la que se suma Bartol (1988: 148). Por lo que atañe a la variación temporal de la construcción en castellano, Ridruejo (1981: 321) dice que no encuentra «diferencia de sentido entre las oraciones causales introducidas por como según aparezcan el presente de subjuntivo o los tiempos de pasado del mismo modo», sino que se produce una neutralización de la oposición indicativo/ subjuntivo derivada de la actualización de la «proposición» dependiente de otra que está afirmada mediante el indicativo no futuro. Por su parte, Cano Aguilar (1992b: 337) entiende que «el presente de subjuntivo apunta [...] a motivaciones «generales» o «gnómicas», lejanas de [...] vicisitudes particulares», para las que se suele emplear el imperfecto de subjuntivo. Según el autor (ibid.: 344), el influjo latinizante es claro en la construcción como + -se, frente a como + presente de subjuntivo que sería construcción autóctona. No hay ejemplos de presente de subjuntivo en nuestro corpus, sino que los ejemplos 486 de construcción imitativa del cum histórico latino integran el verbo subordinado en imperfecto de subjuntivo, como el modelo. Sin embargo, aunque en (160) sí se puede hablar de 484 Sobre como + subjuntivo interesa el artículo de Cano Aguilar (1992b). 485 Según Tarriño y Baños (2009: 615), mientras que cum + indicativo en latín responde a la pregunta quando? , cum + subjuntivo respondería más bien a la pregunta quo statu rerum? , de ahí que al sentido temporal se una a menudo, aunque no necesariamente, una idea de causa (§ II, 4.4.6), oposición, etc. 486 Más ejemplos de la estructura imitativa del cum histórico en castellano he encontrado en la subordinación causal (§ II, 4.4.6). <?page no="343"?> 343 “calco” de la estructura sintáctica latina en uno de los intérpretes, no es posible aducir el mismo razonamiento para (161), pues en este caso la conjunción que se emplea en el texto fuente es ubi, aunque el verbo latino sí aparece en imperfecto de subjuntivo, de manera que puede entenderse que el como en la traducción es consecuencia del deseo de mantener el esquema modo-temporal de la subordinada. En cualquier caso, el uso del cum histórico en la traducción en este caso tal vez esté indicando una relativa asimilación de la estructura culta independientemente del modelo. En ambos casos, efectivamente, se trata de acciones puntuales: (160) Pa. Itaque consumptis hunc in modum annis octo, quum esset nunciata mors patris, domum reuersus ex consilio matris duxi vxorem et ad veterem negociationem redii [Sen, lín. 394-396, p. 386]. -Pa. assi que gastados enesto ocho años/ como supiesse la muertede mi padre: bolui me para mi casa: y por consejo de mi madre tome muger y boluime para la vieja negociacion [Bat. 479, lín. 19-23, f. XXVIIv]. (161) Po: Tandem vbi pater serio pararet abdicationem, intercesserunt amici [Sen, lín. 213-214, p. 381]. -Po: Finalmente como mipadre ya aparejasse de deseredarme: interuinieron amigos apaziguaron [Bat. 479, lín. 3-7, f. XXIIIv] 487 . Para la posterioridad inmediata, que en latín se expresa mediante las conjunciones simul atque o quum primum, se encuentran, a parte de quando, conjunción más versátil, luego que (162), luego como (163) y lo más presto que (164): (162) Pa. Nam parentes puellae, simul atque cognouerunt haec auspicia, renunciarunt affinitatem [Sen, lín. 274-276, p. 383]. -Pa. porque los padres dela moça luego que vieron en mi estas señalesrenunciaron elparentesco [Bat. 479, lín. 8-10, f. XXVr]. -Pa. Porque los padres dela donzella/ quando vieron en mi tan gentiles señales/ tiraron se a fuera [Bat. 478, lín. 15-17, f. y1v]. (163) G. Mane, simul atque sum expergefactus, (id fere fit ad sextam, aut quintam) pollice signum crucis pingo in fronte et in pectore [Pp, lín. 1545-1547, p. 173]. -G. quando despierto a la mañana: que es alas cinco o alas seys: hago la señal dela cruz en la frente y enlos pechos [Bat. 479, lín. 26-3, f. VIIIr-VIIIv]. -G. Demañana luego como despiertoque es comunmente alas cinco o alas seis signo me ysantiguome [Bat. 478, lín. 24-26, f. e3r]. (164) G. Deinde, si sensero quempiam offensum a me, eum curo placandum e vestigio, si licet: sin minus, statuo in animo, mihi quum primum licebit, reconciliare proximum [Pp, lín. 1648-1650, p. 175]. 487 Aunque apreciable en (160) y (161), el matiz causal en este último ejemplo es más evidente. <?page no="344"?> 344 -G. y allende desto si siento que alguno es offendido de mi procurode aplacar loluego si conuiene y ay tiempo para ello: y sino propongo en mi animo de reconciliarme conmi proximo luego que pueda y ouiere oportunidad paralo hazer [Bat. 479, lín. 20-25, f. XIr]. -G. Despues desto si hallo auerse alguno ofendido de mis obras o palabras procuro luego sipuedo de amansalle y reconciliarme conel y si por entonces no puedo propongo lo mas presto que yo pudiere lo hazer [Bat. 478, lín. 18-22, f. e6r]. La iteración se marca con las locuciones con pronombre relativo cada vez que y todas las veces que: (165) Pa. Et quoties audiebam canentes virgines, cruciabat animum vxor erepta [Sen, lín. 329-330, p. 384]. -Pa. todas las vezes que oya cantar alas virgines: me acordaua demi muger que mela auian quitado: y era atormentado con este pensamiento [Bat. 479, lín. 18-21, f. XXVIr]. -Pa. Tanbien me toma mi dolor por la muger que me auian quitado / y cada vez que oya cantar aquellas monjas / acordauase me y llegaua me al alma [Bat. 478, lín. 5-8, f. y3r]. Para traducir donec, conjunción de límite final de la acción, la forma más extendida es hasta que, en alternancia, según el traductor, con fasta tanto que 488 (166), creada a partir del siglo XIV según Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 269): (166) G. Sic enim me docuit Hieronymus non esse valetudinem atterendam ieiuniis, donec corpus aetate robur iustum collegerit [Pp, lín. 1708-1710, p. 177]. -G. porque assi me lo enseño sant hieronimo : que la sanidad no fuesse atormentada con ayunos fasta tanto que el cuerpo por la hedad aya alcançado lasfuerças que conuiene [Bat. 479, lín. 18-22, f. XIIIr]. -G. y sant Jeronimo enseña que no se deuen la salud y fuerças corporales offender con ayunos hasta que el cuerpo aya llegado a estar enla perfecion de sus fuerças naturales [Bat. 478, lín. 12-15, f. f1v]. Puntualmente Morejón revela problemas en la traducción de donec, como se comprueba en (167), donde la solución concesiva que propone no hace sentido con el contexto comunicativo, de ahí que el corrector anónimo enmiende con buen criterio en este caso: (167) E. Quod si quando commotior erat, aut blando sermone leniebam aut silentio concedebam iracundiae, donec ea refigerata, tempus se daret vel purgandi, vel admonendi [Um, lín. 146-148, p. 305]. 488 En el impreso de [Bat. 479] se documentan a veces casos de la preposición hasta como fasta, pero, cotejados con la versión de [Bat. 475], muchos de ellos son solo cosecha del copista de aquel impreso. Sin embargo, por lo que respecta a fasta tanto que, la festá presente en los dos testimonios. Por supuesto ello no quiere decir más que se trata de un arcaísmo gráfico compartido por ambos documentos. <?page no="345"?> 345 -E. Y quando le via mas fuera de razon: alagauale con blandas palabras: o con callar daua lugar asu yra: haunque aquella amansada: ouiesse tiempo de corregirle: o de amonestarle [Bat. 474, lín. 18-21, f. a5r]. -E. y quando lo via masfuera de razon, alagaua lo con blandas palabras : o con callar daua lugar a su yra : hasta que aquella amansada ouiesse tiempo de corregirlo: o de amonestar lo [Bat. 479, lín. 4-7, f. CIXv]. -O. Si alguna vez via que estaua enojado o con blandas palabras le amansaua/ o callando sufria/ todo lo que me dezia/ hasta que viendole mas manso hallaua tiempo de satisfazelle o de dezille mi parecer [Bat. 478, lín. 16-20, f. g6r]. La segunda forma de traducción de las relaciones temporales más frecuente es el gerundio ([24/ 179], 13,4% del total). El gerundio es una forma verbal apropiada para expresar diversos matices semánticos, de ahí que sea muchas veces conmutable por diversos tipos de subordinadas, entre ellas las temporales. A veces el significado temporal se confunde con el causal, como en (168), donde también la oración de como presente en la otra traducción conlleva este matiz: (168) G: Dic mihi, quum tam subinde nouam vestem sumeres ac velut in aliud animal transformareris, qui potuisti seruare decorum? [Sen, lín. 397-398, p. 386] -G: Dime como despues de tanto tiempo tomaste nueua vestidura : y como en nueuo animal fuesses transformado: como podiste guardar la hermosura y parescer bien [Bat. 479, lín. 23-27, f. XXVIIv]. -G: De vna cosa estoy espantado : mudando te tantas vezes de vn habito en otro / como podias guardar aquella manera que se requiereeen [sic] cada vno? [Bat. 478, lín. 20-23, f. y4v] Precedido por la preposición en, combinación que, de acuerdo con los datos del [CORDE], se da desde orígenes, el gerundio también significa posterioridad, pero inmediata, como se aprecia en (169) para la traducción de quum primum o en (170) para la solución coincidente del sintagma preposicional: (169) G. Quod si quando incidero in malos, aut corrigo blande monendo aut dissimulo toleroque; si videor non profecturus, certe quum primum licet, memet ab illis suffuror [Pp, lín. 1775-1777, p. 179]. -G. y quando me hallo entre los malos / o los corrijo amonestandoles blandamente: o los suffro con dissimulacionsi veo que mi amonestacion no les aprouecha : en viendo oportunidad salgome deentre ellos [Bat. 479, lín. 12-16, f. XVv]. (170) G. Et statim a sacro se conferunt vel ad negociationem vel ad praedam vel ad aulam, vbi, si quod per fas nefasque gerunt, successerit, missae imputant [Pp, lín. 1666-1668, p. 176]. -G. los quales en acabando la de oyr luego se van alosnegocios del mundo: o a robar o a palacio: y qualquiera cosa que les sucede delo que bien o mal hizieron lo atribuyen ala missa [Bat. 479, lín. 26-4, f. Xiv-XIIr]. -G. y en saliendo de la yglesia se van a trafagar/ engañar/ y robar/ o se van a palacio/ [...] y sy alli a tuerto o aderecho jugando/ o mintiendo/ maldiziendo/ o <?page no="346"?> 346 cohechando/ algo les sucediere a su proposito todo lo atribuyen aque aquel dia auian oydo missa! [Bat. 478, lín. 27-6, f. e6v-e7r] El otro tipo de relación temporal que puede asumir el gerundio es la simultaneidad, para la que en el latín de los Colloquia nunca se emplea dum. En el ejemplo (171) es solución general para quum, aunque Virués se decanta por el uso del infinitivo precedido de la preposición, dejando así más nítido el valor temporal del fragmento, a diferencia de los demás en cuya versión el matiz modal es más patente: (171) E: St, te ipsam dehonestas, cum dehonestas maritum [Um, lín. 34, p. 302]. -E: Chit. a ti mesma desonras: desonrando atu marido [Bat. 474, lín. 1-2, f. a3v; Bat. 479, lín. 2-3, f. CVIv]. -O: Ce por dios mira lo que dizes que amenguas a ti mesma en amenguar a tu marido [Bat. 478, lín. 18-20, f. g3r]. -D: Calla,que a ti misma deshonras deshonrando a tu marido [Luj, lín. 27-2, f. 28v- 29r]. Es sistemático el uso del gerundio en al menos uno de los traductores cuando la forma del original es la del participio de presente, que, como tal, indica en latín también simultaneidad, significado temporal que también puede asumir el participio de pasado, como se observa en la coordinación de (172): (172) E. ita decet matremfamilias ad affectum mariti congruere, ne sit alacris illo moerente aut hilaris illo commoto [Um, lín. 144-146, p. 305]. -E. assi conuiene que la muger: se conforme con la passion de su marido: y que no este regozijada: estando el pensatiuo: ni se muestre alegre: estando el ayrado [Bat. 474, lín. 15-18, f. a5r; Bat. 479, lín. 1-4, f. CIXv]. -O. assi conuiene que en el gesto de las matronas se vea el semblante de sus maridos que no esten alegres estando ellos tristes/ ni tristes estando ellos alegres [Bat. 478, lín. 12-16, f. g6r]. Otro de los esquemas temporales más frecuentes en las traducciones de los Coloquios es la construcción absoluta 489 ([15/ 179], 8,4%). En este caso, a diferencia de lo que ocurre con el acusativo con infinitivo o cum + subjuntivo, sí puede hablarse de una voluntad de calco sintáctico del latín, pues la mayoría de los ejemplos los encontramos, con abundante grado de coincidencia entre los intérpretes, en traducciones de pasajes de los Colloquia donde efectivamente se halla algún ablativo absoluto, expresando posterioridad, lo que suele suceder en las intervenciones más narrativas de los personajes: exempla, relato de costumbres, anécdotas, relación de la actividad cotidiana, etc.: 489 Cf. n. 48 de § II, 4.4.2. <?page no="347"?> 347 (173) E. Hoc facto, meo more tractabo illum blandissime [Um, lín. 420-421, p. 313]. -E. Hecho esto: yo le tractare mansamente como suelo [Bat. 474, lín. 9-10, f. a9v; Bat. 479, lín. 10-11, f. CXVIIv]. -E. sabido esto yo le amansare con mis halagos [Bat. 478, lín. 22, f. h5v]. (174) G: Adornata parentibus mensa, recito consecrationem, deinde prandentibus ministro, donec iubeor et ipse prandium sumere [Pp, lín. 1613-1614, p. 174]. -G: Puesta la mesa a mis padresdigo la bendicion y siruo alos que comen ala mesa: hasta que me mandan que coma [Bat. 479, lín. 16-19, f. Xr]. -G: Puesta la mesa para mis padres rezo la bendicion despues siruo hasta que me mandan sentar [Bat. 478, lín. 11-12, f. e5r]. El participio de pasado en latín, que expresa por lo general posterioridad, también es un recurso abundante en la narración de los Colloquia. En muchas ocasiones, determinados traductores convierten el participio en forma personal de manera que obtienen en castellano dos oraciones principales que quedan coordinadas por la conjunción y, como es señal de buen estilo en la traducción del griego y el latín también en época contemporánea. No es extraño, ya que la coordinación no siempre establece entre dos oraciones una relación aditiva sin más, sino que, frecuentemente, en las coordinadas, la acción del segundo elemento de la relación es posterior a la del primero, como ocurre en los siguientes ejemplos: (175) G. A coena suauibus fabulis memet oblecto, mox prosperam noctem precatus parentibus ac familiae, mature me confero ad nidum [Pp, lín. 1621-1622, p. 175]. -G. acabada la cena ocupo me en platicas alegres: y luego digo a mis padresy alos de casa que dios les de buenas noches: y voy me presto a micamara [Bat. 479, lín. 3-6, f. Xv]. -G. acabada la cena passo tiempo y solazome en hablas honestas/ y de buena conuersacion. Dende avn poco despidome con tiempo dexando a buenasnoches a mis padres y a toda su compaña y a cojome a mi camara [Bat. 478, lín. 27-4, f. e5re5v]. (176) G. His factis, lectum ingressus, frontem ac pectus signo crucis imagine, ac me compono ad somnum [Pp, lín. 1627-1628, p. 175]. G. Estas cosas hechas acuestomeen mi cama y hago la señal dela cruz enla frente y aparejo mepara dormir [Bat. 479, lín. 17-19, f. Xv]. Otros matices adverbiales, como la condicionalidad (177), la concesividad (178) y la causalidad (179), interfieren en la traducción de las conjunciones temporales latinas. En (177), la subordinada de ubi expresa un tiempo hipotético cuyo significado bien puede ser asumido por el polifacético gerundio o por la oración condicional: (177) E. Caeterum, vbi siccato glutino semel cohaeserint, nihil firmius [Um, lín. 102- 103, p. 304]. <?page no="348"?> 348 -E. Mas siendo bien pegadas: y seco el engrudo permanescen muy firmes [Bat. 474, lín. 3-4, f. a4v]. -E. mas siendo bien pegado y seco el engrudo queda muy firme [Bat. 479, lín. 16- 18, f. CVIIIr]. -O. pero si vna vez las dexas endurecer queda les muy gran firmeza [Bat. 478, lín. 26-27, f. g4v]. -D. mas si lo dexan secar y abituar , muy fuerte y firme queda [Luj, lín. 18-19, f. 31r]. En (178), el valor concesivo de la conjunción en el contexto, favorecido por el modo subjuntivo en la subordinada, permite a uno de los traductores emplear el nexo aunque, mientras que el otro se decanta por la conjunción quando y la reelaboración sintáctica del enunciado original: (178) E: Verum, sed non inter competitores eiusdem magistratus, quum simili laborent morbo. G: Nec inter eiusdem sponsae procos, quum pariter laborent amore [Pp, lín. 1826- 1828, p. 181]. -E: Uerdad dizes: pero essa amistad no se ayunta entrelos que procuran y compiten sobrealguna dignidad quando ambosjuntamente trabajan y se congoxan por la alcançar. G: Ni entre los mancebos que ygualmentelosfatiga el amor de alguna donzella y con gran desseo la querria cada vno para casarse con ella [Bat. 479, lín. 17-23, f. XVIIr]. -E: Uerdad es mas esso no a lugar entre los que competen sobre alguna dinidad: aunque son semejantes enla dolencia. G: Ni aun entre los congrueços aun que tengan vna mesma passion [Bat. 478, lín. 15-19, f. f5r]. En fin, si pensamos en el parentesco etimológico que existe entre causales y temporales en determinadas conjunciones, como pues o pues que, no debería extrañar que determinadas oraciones subordinadas temporales, en ciertos contextos, puedan ser traducidas por subordinadas causales, a veces de manera coincidente (179) 490 , como mecanismo de explicación de la enunciación precedente: (179) Po: Miror tibi tantum fuisse mentis, quum Lutetiae nihil fuerit te nugacius [Sen, lín. 66-67, p. 377]. -Po: Marauillo me quetuuiste tanto seso porque en paris no auia cosamas burlona y perdida quetu [Bat. 479, lín. 22-24, f. XIXr]. -Po: Espanto me que touiste tanto seso: que me acuerdo yo que eras en Paris vn perdido [Bat. 478, lín. 9-11, f. x3v]. 490 Cf. Bartol (1988: 112-114), Mosteiro (1999: 160-162) y Martínez García (1990). Méndez (1995: 273) explica que «una circunstancia temporal cuya realización sea, preferentemente, anterior a la acción principal, se deja interpretar como la causa que origina esa acción principal: es el viejo principio de “post hoc ergo propter hoc”». <?page no="349"?> 349 Como suele ocurrir con los otros tipos de relaciones interoracionales vistos hasta ahora, un porcentaje considerable de las subordinadas temporales que pueden leerse en las traducciones de los Coloquios está inserto en pasajes de reelaboración sintáctica, y a veces también ideológica, donde puede en ocasiones rastrearse cierta continuidad semántica, pero sin que se entienda bien por qué el intérprete decide emplear una subordinada temporal en vez de ceñirse a una traducción más literal. Por ejemplo, en (180), la noción de tiempo intrínseca al verbo latino intermori tiende una analogía con la subordinada de límite temporal final que emplea el traductor del Senile [Bat. 478]: (180) G. Et si quid ortum fuerit simultatis alicunde, aut purgatione lenio aut officiis extinguo aut dissimulatione patior intermori [Sen, lín. 107-109, p. 378]. -G. y si algun rencor siento que tienen comigo / procuro de dar la escusa que es razon para ablandarlo/ o con buenas obras lo mitigo/ o lo dissimulo hasta que ello mesmo se caya y acabe [Bat. 478, lín. 12-15, f. x4v]. Para concluir la descripción de este tipo de adverbiales, conviene referirse una vez más a las frecuentes adiciones que se encuentran en las diferentes versiones, pues, como se ha expresado en otros lugares de este libro, se trata de una práctica frecuente entre los traductores. En la mayoría de los casos, los motivos no varían demasiado de los que ya se han aducido para otras clases de añadidos: voluntad de cohesión discursiva, especialmente llamativa en las oraciones temporales añadidas cuando entra en juego un demostrativo anafórico como el neutro esto en (181), o bien interés moralizante, como cuando se explica el propósito del segmento discursivo precedente para afianzar la moraleja (182). Las adiciones, como es lo habitual, son más constantes en las versiones de Virués: (181) E. Nonnunquam praefatione ab illo stipulari soleo, ne mihi succenseret, si quid stulta mulier admonerem, quod ad illius honorem aut valetudinem aut salutem facere videretur [Um, lín. 160-162, p. 306]. -O. yo quando esto quiero hazer suelo primero rogalle que no tenga a mal si con mi simpleza dixere algo que no le parezca bien / pues que no me mueue sino el desseo de prever en su salud y honrra [Bat. 478, lín. 12-16, f. g6v]. (182) E. Nec tamen effutiat omnia, vt hic quoque tacitus agnoscat et amet vxoris ciuilitatem [Um, lín. 172-173, p. 306]. -O. no tampoco publicando las todas sino aquellas que no se puediesse escusar de dezir para que el marido conozca con sigo la templança de su muger quandoviere entre sus quexas auer disimulado otras cosas de que se pudiera quexar [Bat. 478, lín. 4-9, f. g7r]. <?page no="350"?> 350 4.4.2. Subordinadas modales Las oraciones subordinadas modales aluden 491 a la manera de realización de la acción y/ o restringen o amplían el significado del verbo en este sentido. A veces constituyen enunciados parentéticos, sobre todo, en el discurso dialógico, cuando el verbo empleado es de lengua y se pretende retomar el hilo de la conversación (como iba diciendo), aceptar un juicio previo del otro interlocutor (como contabas), introducir una opinión/ aserción consolidada por la tradición o la autoridad (como afirma Aristóteles), etc. En el estudio de la subordinación modal del corpus no solo he tenido en cuenta los nexos prototípicos (ut, quemadmodum en latín; como, según en castellano), sino también formas no personales del verbo (gerundio, infinitivo, participio) y otros esquemas sintácticos que carecen de verbo en forma personal en latín, como complementos circunstanciales constituidos por sintagmas nominales o preposicionales, pero que son traducidos al castellano en alguna ocasión por oraciones o construcciones con infinitivo o gerundio. Las cifras y porcentajes que aparecen para los datos en castellano se corresponden con cada traducción de los diferentes intérpretes, no con cada pasaje. Esto quiere decir que, por ejemplo, para una oración con ut en el Uxor mempsigamos he contado cuatro oraciones con como, o tres con como y una construcción de gerundio, etc. Las expresiones modales más abundantes en el texto erasmiano de los Colloquia son las constituidas por un participio de presente o con morfología de pasado pero significado activo -verbos deponentes- (41,5% del total de procedimientos de relación interoracional modal). Las siguen las oraciones con ut (13,4%), complementos circunstanciales nominales o preposicionales (9,7%), oraciones con quemadmodum (8,5%), complementos predicativos de sujeto u objeto directo (7,3%), construcciones de ablativo absoluto (6,1%), gerundios (3,7%), subordinadas modales-condicionales con quasi (3,7%), subordinadas con sicut (2,4%), construcciones de relativo con quo (1,2%) y adverbios (1,2%). La solución más recurrente para el participio de presente en castellano es el gerundio, de ahí que esta forma obtenga el porcentaje más elevado de aparición en el cómputo de mecanismos modales de relación interoracional (33,6%). La coincidencia en la elección de este esquema entre los traductores es bastante habitual, como se aprecia en los ejemplos (183) y (184): 491 Con respecto a la subordinación modal con como dice Cano Aguilar (1995: 33) que «[l]as oraciones ‘modales’ con como, a pesar de lo que parece suponer su definición habitual, no enuncian el “modo” en que se realiza u ocurre la acción “principal”, sino que simplemente aluden a él, como “modo” querido, anunciado, posible, etc. [...] o lo igualan con algún otro “modo”, también sólo implicado, al que se señala en su misma oración». <?page no="351"?> 351 (183) E: His animaduersis, attemperabam me illi, cauens ne quid offensae nasceretur [Um, lín. 129-130, p. 305]. -E: Consideradas estas cosas: conformauame conel, estando sobre auiso que no nasciesse cosa: de que podiesse auer enojo [Bat. 474, lín. 33-35, f. a4v]. -E: Consideradas estas cosas conformauame conel : estando sobre auiso queno nasciese cosa deque pudiesse auer enojo [Bat. 479, lín. 3-6, f. CIXr]. -O: Pues mirando en todo esto conformauame en quanto podia conel mirando que no se atrauesasse entre nosotros cosa de enojo [Bat. 478, lín. 14-17, f. g5v]. -D: Consideraua estas cosas,conformauame con el,estando sobre auiso que no huuiesse cosa de que pudiesse nacer enojo entre mi y el [Luj, lín. 26-3, f. 33r-33v]. (184) Pa. Tandem obambulans incidi in quosdam praeferentes crucem [Sen, lín. 333, p. 384]. -Pa. Assi que andando por el mundo vine a parar en vnos que traen delante vna cruz [Bat. 479, lín. 24-25, f. XXVIr]. -Pa. y en fin/ andando de aca para alla / topo con vnos que trayan enlos pechos vnas cruzes [Bat. 478, lín. 10-12, f. y3r]. También se documentan soluciones de gerundio compartidas cuando en el original encontramos un gerundio en dativo o ablativo: (185) E: Sic habet. Nunc nihil superest, nisi vt vterque ad alterius mores et ingenium accommodando sese, concordiae studeatis [Um, lín. 86-87, p. 303]. -E: es como tedigo. Agora ningun otro remedio ay sino que cada vno de vosotros: haziendose alas costumbres y condicion del otro: trabajeys biuir en concordia [Bat. 474, lín. 16-19, f. a4r]. -E: Assi passa agora : ningun otro remedio ay sino que cada vno de vosotros, haziendo se alas costumbres y condicion del otro: trabajeys de biuir en concordia [Bat. 479, lín. 17-20, f. CVIIv]. -D: Assi passa : agora ya no queda otro remedio sino que cada vno de vosotros,haziéndose a las costumbres del otro,procureys de viuir en concordia [Luj, lín. 14-15, f. 30v]. Es frecuente, sin embargo, que el gerundio también aparezca como solución exclusiva de un solo intérprete, frente a traducciones más literales del/ de los otro/ s. Así, por ejemplo, en (186) un complemento circunstancial de modo expresado en latín mediante un sintagma nominal en ablativo se transforma, según la interpretación sintáctica más común, en sintagma preposicional en [Bat. 478], mientras que en [Bat. 479] prefiere utilizarse el gerundio de un verbo de lengua -coherentemente con el sustantivo fabula- para la expresión modal: (186) G. Sedebimus commodius, ac mutuis fabulis suauissime transigemus hoc iter [Sen, lín. 34-35, p. 376]. -G. sentar nos hemos mejor y mas a nuestro prouecho : y muy suauemente passaremos este camino diziendo fabulasa vezes [Bat. 479, lín. 7-10, f. XVIIIv]. -G. Lo vno que yremos mas holgados y a plazer, lo otro que no sentiremos el trabajo del camino con el embeuimiento de la platica [Bat. 478, lín. 19-22, f. x2v]. <?page no="352"?> 352 Más apegada al esquema sintáctico que emplea Erasmo es la versión anónima de [Bat. 479] en (187), donde se utiliza una construcción absoluta para el ablativo absoluto latino; Virués, en cambio, se decanta por el gerundio desvirtuando en cierto modo el sentido de la narración, pues el gerundio comporta una significación verbal activa por la que se debe entender que es el mismo Ulises el que se “cierra” las orejas, mientras que con el uso del participio se entiende que fueron otros (concretamente, su tripulación) los que se las taparon. De ahí que la construcción absoluta, aunque posea más trazas de latinismo sintáctico 492 en la versión de [Bat. 479], sea una solución más adecuada al significado del fragmento en este caso: (187) E. quemadmodum Vlysses obturatis auribus Sirenas praeternauigauit [Pp, lín. 1800-1801, p. 180]. -E. como Ulixesatapadas las orejas quando nauegaua cerca delasserenas [Bat. 479, lín. 22-23, f. XVIr]. -E. como de Ulixes se escriue que cerrando las orejas passaua apressuradamente por la sabrosa aunque pestilencial musica delas Syrenas [Bat. 478, lín. 3-6, f. f4v]. Con un 9% del total de los mecanismos de significado modal en los Coloquios son las estructuras coordinadas la tercera forma de aparición más frecuente en estos contextos. Aunque es cierto que en ningún caso he comprobado que existan soluciones coincidentes en el uso de la coordinación para la traducción de complementos modales en latín, se trata de un recurso abundante en muchos intérpretes, sobre todo cuando se enfrentan a un participio de presente latino, a veces en concurrencia con un gerundio o una estructura yuxtapuesta (1,3%) que convierte la oración principal original en un complemento de tiempo y la subordinada modal en la principal: (188) E. Abiit matrona domum, ac mox rediit, secum adducens lectum commodum et apparatum, vasa aliquot argentea [Um, lín. 240-241, p. 308]. -E. boluiose la sennora asu casa. Y dende apoco boluio encasa de la labradora: y hizo traer consigo vna cama conuenible: con su aparejo: y algunas pieças de plata [Bat. 474, lín. 7-10, f. a7r]. 492 Es inevitable que, en las ocasiones en que se observa en las traducciones una construcción absoluta como reflejo de un ablativo absoluto latino, el investigador tienda a hablar de sintaxis latinizante. Con todo, esta mal llamada construcción absoluta -que no es ‘libre’ sino que siempre aparece ligada circunstancialmente a la oración principal- es un esquema heredado en diversas lenguas romances, aunque sin duda más propio de las tradiciones de la distancia comunicativa: «[e]l participio absoluto, exceptuados algunos casos concretos [...], no aparece en el coloquio espontáneo habitual. Se trata de un giro que, si bien forma parte de nuestra competencia, no activamos fuera de la escritura o de las actuaciones formales. Y, aunque cualquier afirmación que se refiera al pasado no puede ser, obviamente, comprobada [omito nota], no parece muy arriesgado sostener que nunca ha debido de ser usual en la conversación ordinaria» (Narbona 1996: 462). <?page no="353"?> 353 -E. Boluiose la sennora a su casa y dende a poco boluio en casa dela labradora y hizo traerconsigo vnabuena cama con su adereço: y algunaspieças de plata [Bat. 479, lín. 6-9, f. CXII 2 v]. -O. Sabido esto tornose a su casa/ y boluio luego a casa dela labradora lleuando consigo vna cama buena y el repuesto que era conuenible para conella: y ya quantas pieças de plata [Bat. 478, lín. 28-3, f. h1r-h1v]. -D. Boluiose pues la señora a su casa [...]. buelta a su casa tomò vna buena cama con todo su adereço; algunas pieças de plata [Luj, lín. 18/ 21-23, f. 48v]. La coordinación suele producirse como solución de variatio para dos participios muy cercanos en el cotexto, de forma que uno se traduce con la forma personal del verbo -que exige, claro, la explicitación de un nexo oracional para construir el enunciado- y el otro con la forma más habitual para esta unidad, esto es, el gerundio (solo en la versión de [Bat. 479]): (189) Po. Quum pater non faceret obiurgandi finem, negans se tales gallinas alere velle domi ac subinde minitans abdicationem, verti solum [Sen, lín. 204-205, p. 381]. -Po. como mipadre nunca cessassedereñir: y negasse de querer criar en su casatales gallinas: amenazandome con desheredarme: dexelacasa [Bat. 479, lín. 18-20, f. XXIIIr]. -Po. Quando vi que mi padre no hazia sino riñir / diziendo que no podia suffrir en casa tales gallinas como aquella/ y amenazando me mill vezes que me deseredaria/ bole de alli [Bat. 478, lín. 19-22, f. x7v]. La segunda forma de traducción más frecuente para las construcciones modales latinas es la conjunción como (27,3%). Se trata de la unidad más generalizada entre los intérpretes para quemadmodum (190), sicut (191) y ut (192), normalmente con acuerdo interpretativo generalizado: (190) E. Obseruabam affectum ac sensum illius, obseruabam et tempora, et quibus rebus deliniretur, quibus irritaretur, quemadmodum facere solent ii, qui elephantos ac leones cicurant, aut similia animantia, quae vi cogi non possunt [Um, lín. 117- 120, p. 304]. -E. Aguardauale su voluntad y apetito: miraua tambien los tiempos: y aque tiempos estaua contento: y aque tiempos ayrado. como suelen hazer aquellos que amansan los Elephantes: y los leones: y otros animales semejantes: que no pueden por fuerça ser constreñidos [Bat. 474, lín. 17-22, f. a4v]. -E. aguardauale su voluntad y apetito: miraua tambien a que tiempos estaua contento : y a que tiempos ayrado : como suelen hazerlos que amansan los elephantes y los leones y otros animales semejantes: que no pueden por fuerça ser constreñidos [Bat. 479, lín. 8-13, f. CVIIIv]. -O. Miraua a sus condiciones y apetitos guardaua tiempos y sazon para lo que auia de hazer estando muy sobre auiso quando auia aparejo de aplacalle/ y quando procurallo seria enojalle mas: como dizque suelen hazer los que doman elefantes/ y leones/ y otros semejantes animales fieros [Bat. 478, lín. 21-26, f. g5r]. -D. aguardarle su voluntad y apetito: miraua a que tiempos estaua ayrado,y a que tiempos desayrado: a que tiempos contento,y a que tiempos descontento : como <?page no="354"?> 354 suelen hazer los que amansan leones,elefantes,vnicornios,y otros animales que por fuerça no pueden ser amansados ni constreñidos [Luj, lín. 17-23, f. 32v]. (191) E. Paulus docet, vt viri diligant vxores suas, sicut Christus dilexit sponsam suam Ecclesiam [Um, lín. 55-56, p. 303]. -E. enseña sant Paulo. Que los maridos amen asus mugeres: como cristo amo asu esposa la yglesia [Bat. 474, lín. 23-24, f. a3v]. -E. enseña sant pablo que los maridos amen a sus mugeres: como cristo amo a su esposa la yglesia [Bat. 479, lín. 5-7, f. CVIIIr]. -O. sant Pablo manda que los maridos amen a sus mugeres como christo ama a su esposa la yglesia [Bat. 478, lín. 19-21, f. g3v]. -D. S. Pablo , y aun Christo dezian, que conuenia que el marido que amasse ala muger,como Christo amò y ama a la sancta madre Iglesia su esposa [Luj, lín. 18-21, f. 29v]. (192) E. Is duxerat puellam virginem, annos natam decem et septem, ruri in parentum aedibus perpetuo educatam, vt nobiles fere gaudent habitare ruri ob venatum et aucupium [Um, lín. 184-186, p. 306]. -E. Este se caso con vna donzella virgen: de edad de diez y siete años: criada continuamente en vna aldea en casa de sus padres: como por la mayor parte los nobles huelgan biuir en las aldeas: a causa dela caça: y monteria [Bat. 474, lín. 33-2, f. a5v-a6r]. -E. estese caso con vna donzella virgen de diez y siete años criada continuamente en vna aldea en casa desus padres: como por la mayor parte los caualleroshuelgan de biuiren las aldeas a causa dela caça y monteria [Bat. 479, lín. 13-17, f. CXv]. -O. este se caso con vna donzella harto moça que no passaua de dizesiete años auiase criado en vna aldea con sus padres como acostumbran muchos destos caballeros medianos de estarse en sus lugares por la caça [Bat. 478, lín. 28-4, f. g7rg7v]. En otras ocasiones, las traducciones varían, siendo como, conjunción modal por excelencia según revela su etimología, uno de los recursos con más presencia cuando algunos intérpretes quieren modificar la estructura sintáctica original, elaborando estructuras subordinadas que no existen en latín. Así, en (193) hay un complemento circunstancial en ablativo que alude al medio con que se realiza la acción. Virués modifica la perspectiva semántica de la comparación al convertir el genitivo latino en sujeto de la subordinada, según el cambio, de latín a castellano, poseedor > agente: (193) E. Si Circes artibus posses maritum vertere in suem aut vrsum, faceres? [Um, lín. 322-323, p. 310] -E. Si con las artes y encantamientos de Circes: podiesses boluer atu marido en puerco o osso: hariaslo? [Bat. 474, lín. 5-7, f. a8r; Bat. 479, lín. 5-7, f. CXVr] -O. Si pudiesses como Circes boluer tu marido en oso o en puerco hazerlo yas? [Bat. 478, lín. 5-7, f. h3v] Otras conjunciones modales que se encuentran en los Coloquios son segun (3,6%) y assi como (1,3%). La primera -nunca seguida de que, lo que <?page no="355"?> 355 era ya extraño en el Siglo de Oro (cf. Herrero Ruiz de Loizaga 2005: 293)- se documenta en alguna ocasión como solución coincidente cuando traduce a quemadmodum (194) o a ut en enunciados parentéticos (195): (194) E: Matronarum ornatus non est in vestibus, aut reliquo corporis cultu, quemadmodum docet diuus Petrus Apostolus [Um, lín. 22-23, p. 302]. -E: El atauio delas mugeres no consiste en los vestidos: ni en otro atauio del cuerpo: segun lo enseña Sant Pedro apostol [Bat. 474, lín. 22-24, f. a3r]. -E: El atauio delas mugeres no consiste enlos vestidos ni en otro atauio del cuerpo: segun lo enseña el apostol sant Pedro [Bat. 479, lín. 10-12, f. CVIr]. -O: El atauio delas matronas christianas no esta enlas ropas preciosas y hermosura del cuerpo segun oy dezir a un predicador que nos lo enseña sant Pedro [Bat. 478, lín. 1-4, f. g3r]. -D. que segun nos enseña S. Pedro, el atauio de la muger honrada no consiste en traer saboyanas de grana, y sayas de seda, ni verdugados muy pomposos [Luj, lín. 12-15, f. 28r]. (195) E: Mihi, vt sunt res humanae, satis exoptandum videtur [Sen, lín. 416, p. 387]. -E: Amisegun estan las cosasdel mundo paresce me cosa digna de ser desseada [Bat. 479, lín. 22.23, f. XXVIIIr]. -E: Ami segun estan las otras cosas del mundo/ parece me buena vida esta / y que cada vno la deuria dessear [Bat. 478, lín. 25-27, f. y5r]. La segunda -assi como- también puede aparecer como la traducción predilecta de todos los traductores (196), sobre todo cuando se establece una correlación modal en latín entre ut e ita -assi como... assi en castellano-, de acuerdo con una estrategia de refuerzo deíctico a la vez que argumentativo que puede ponerse en relación con los mecanismos sintácticodiscursivos propios de la adición: (196) G. longinquae vero peregrinationes vt prudentiam addunt fortassis, ita plurimum addunt periculorum [Sen, lín. 165-166, p. 380]. -G. mas lasluengas peregrinaciones assicomo añaden prudencia assitienen muchospeligros [Bat. 479, lín. 12-14, f. XXIIr]. -G. Pero assi como el hombre se haze experimentado andando por diuersas tierras/ assi tambien se pone a muchos peligros [Bat. 478, lín. 9-12, f. x6v]. Igualmente se puede dar variación con la conjunción como sin el adverbio deíctico delante, como ocurre en (197). En este caso, es la mayor literalidad en la traducción -deseable para muchos intérpretes cuando se trata de un pasaje evangélico- la que motiva el empleo de la locución conjuntiva con adverbio, es decir, assi como como correlato de sicut (< sic ut): (197) G: Dicam. Finge recitari Epistolam: Expurgate vetus fermentum, vt sitis noua conspersio, sicut estis azymi [Pp, lín. 1679-1680, p. 176]. <?page no="356"?> 356 -G: Dezir te lo he: finge que se reza la epistola quedize limpiadvosdela vieja leuadura para que seays nueuo rocio assi como soys panes cenceños sin leuadura [Bat. 479, lín. 19-22, f. XXIIr]. -G: yo te lo dire. Pon que se diga la epistola que comiença [...]. Alimpiad la vieja leuadura para que seais nueua massa como sois de la vieja leuadura purificados [Bat. 478, lín. 1-6, f. e7v]. La subordinación modal-condicional o modal hipotética en latín está representada por la conjunción quasi, traducida en castellano, generalmente, por como si. Estrella Montolío (1999: 3679) dice de esta construcción que «resulta muy rica en cuanto a las múltiples nociones que en ella aparecen superpuestas: a la condición, en este caso, siempre hipotética, que plantea si, se suma como valor de mayor alcance, dominante sobre la condición, el significado comparativo que introduce como», aunque aclara que el significado que se consigue al final es modal: «como si constituye un recurso gramatical máximamente económico, pues subsume la expresión de una comparación condicional hipotética que desempeña una función adverbial». Este tipo de subordinadas introduce una acción modal irreal (cuando estas se insertan en el interior de un enunciado), por lo que suelen incorporar un verbo en imperfecto de subjuntivo. A veces, cuando el traductor prefiere convertir la hipótesis que conlleva quasi en la expresión de una realidad continuada no específica -pero que puede darse en cualquier momento-, el nexo que emplea es assi como quando: (198) G. Imo mihi videtur haec non esse liberalitas in proximum, sed foeneratio apud Deum: perinde quasi conseruus ex pacto remittat conseruo tres drachmas, vt ipsi dominus condonet talenta decem [Pp, lín. 1656-1658, p. 176]. -G. antes me paresce que no es liberalidad que hazes a tu proximo sinologro y interesseacerca de dios . Assi como quando el sieruo por conuenencia perdona a otrosieruo tres reales para que el señor leperdone aeldiez ducados [Bat. 479, lín. 10- 15, f. XIv]. Existe en los Coloquios otro empleo abundante de como si, también como traducción de quasi, que, según he podido apreciar en el transcurso de la lectura de obras renacentistas, es muy abundante en el discurso dialógico del Siglo de Oro. Este uso sobrepasa absolutamente lo oracional, pues lo que introduce la locución no es una subordinada, sino un enunciado de gran fuerza ilocutiva con carácter irónico que expresa indignación (cf. Montolío 1999: 3680; Herrero Ruiz de Loizaga 2005: 286) y reticencia en la aceptación plena del juicio previo del enunciador. De esta manera, como si se convierte en un marcador con evidente carga argumentativa, pues el enunciado que encabeza -casi siempre en posición inicial absoluta de turno-, pretende invalidar la intervención precedente del interlocutor ridiculizándola desde el momento en que el oponente da por sentado algo en lo que no había reparado el otro y que, desde su perspectiva, hace inútil el ar- <?page no="357"?> 357 gumento. Además, habría que pensar en una entonación particular «característica de las oraciones interrogativo-exclamativas de repulsa» (Montolío 1999: 3680). Como se podrá advertir a partir del ejemplo (199), se trata de una expresión irónica, reforzada en Virués por la adición de la estructura escorada a la izquierda con adjetivo positivo y pronombre deíctico, frecuente aún hoy en la lengua coloquial, por lo que se puede postular que se trata de un recurso denotador de la inmediatez comunicativa en el discurso dialógico: (199) X: Infelix vero vxoris conditio, si iratis, ebriis, et quicquid libet petrantibus maritis, tantum obsequentur. E: Quasi vero hoc non sit obsequium [Um, lín. 151-153, p. 305]. -X: O desuenturado el estado delas mugeres si siempre han de lisongear alos maridos ayrados: borrachos: y perpetradores de quantas vellaquerias quisieren. E: Como si no nos pagassen ellos enla mesma moneda [Bat. 474, lín. 23-27, f. a5r]. -X: O desuenturado el estado delas mugeres / si siempre han de andar ala voluntad de sus maridos ayrados : borrachos: y haziendo lo que se les antoja. E: Como si no nos pagassen ellos enla mesma moneda [Bat. 479, lín. 11-16, f. CIXv]. -X: Desuenturadas de mugeres que emos de templar alos hombres agora esten enojados / beodos/ o como a ellos se les antoja. O: Bueno es esso como si no estuuiesen ellos obligados a hazer y no hiziesen otro tanto con nosotras [Bat. 478, lín. 23-26, f. g6r]. La construcción absoluta también es un recurso de expresión modal apreciable en los Coloquios (2,7%), cuando el mismo esquema se utiliza en el original erasmiano. Las soluciones coincidentes no abundan, sino que conviven con otros recursos ya analizados, como la coordinación: (200) G: Nec pronus cubo nec supinus, sed primum lateri dextro innitens, brachiis ita transuersim [D-N: seu decussatim] complicatis, vt pectus muniant figura crucis, dextra manu sinistro admota humero, laeua dextro [Pp, lín. 1630-1632, p. 175]. -G: Ni me echo boca abaxo niboca arriba: mas echo me sobre el lado derecho: y pongo vn braço sobre otro para que la figura de la .cruz. defienda mi pecho: poniendo la mano derechasobre el hombro yzquierdo: y la yzquierda sobre el derecho [Bat. 479, lín. 20-25, f. Xv]. -G: Que no me hecho de pechos ni de espaldas sino sobre el lado derecho cruzados los braços sobre los pechos de manera que la mano derecha hecho hazia el ombro yzquierdo y la hizquierda hazia el derecho [Bat. 478, lín. 17-21, f. e5v]. La traducción estilísticamente más natural cuando el participio de presente de significado modal va negado es la del sintagma preposicional sin + infinitivo, aunque, quizá por excesivo apego a la sintaxis latina, casi siempre aparece en distribución complementaria con el gerundio negado también en castellano, como se aprecia en los ejemplos (201) y (202). Es Virués en los dos casos el que se decanta por la construcción más idiomática: <?page no="358"?> 358 (201) E. Sic hactenus satis tranquille vixi contentus vnico sacerdotio, nec praeterea quidquam ambiens [Sen, lín. 431-433, p. 387]. -E. y assi fasta agora biui en sossiego contento con vn beneficio: y no procurando ni codiciando mas [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXVIIIv]. -E. De esta manera he biuido hasta a gora / con mucho sosiego y plazer y contento con solo este beneficio sin buscar otro ni querer le [Bat. 478, lín. 21-23, f. y5v]. (202) E. patienter toleremus, non vlciscentes, nec malum malo referentes [Pp, lín. 1534-1535, p. 172]. -E. pacientemente lo suframos: no tomando vengança: nidando mal por mal [Bat. 479, lín. 11-12, f. VIIIr]. -E. las suframos sin procurar vengança y sin dar mal por mal [Bat. 478, lín. 2-4, f. e3r]. Los complementos predicativos latinos, constituidos por sintagmas adjetivales, aportan también una fuerte implicación modal en el desarrollo de la acción verbal. Junto a la solución homosintáctica, en (203) se observa cómo el gerundio del verbo ser es un recurso aditivo apto para acentuar el significado modal del complemento: (203) G: Sic inter ciues meos consenui charus omnibus [Sen, lín. 98, p. 378]. -G: Assi me hize viejo entre mis ciudadanosseyendo amado detodos [Bat. 479, lín. 8-9, f. XXr]. -G: Desta manera he passado la vida hasta la vejez / muy quisto de todos [Bat. 478, lín. 22-24, f. x4r]. En otras ocasiones, al no existir un adjetivo en castellano similar al latino y con la capacidad de hacer depender de él lo que podría ser la traducción del sintagma nominal en genitivo del texto fuente, se hace necesario, de manera unánime, el empleo del gerundio que, como forma verbal, soporta mejor la complementación sintáctica: (204) E. Tu te illi comem praebe, semper interim memor reuerentiae cuiusdam, quam vxor debet marito [Um, lín. 403-404, p. 312]. -E. tu muestratele muy conuersable acordando te de tenerle alguna reuerencia: puesla muger la deue al marido [Bat. 479, lín. 5-8, f. CXVIIr]. -E. comiença a selle amigable guardando siempre vn cierto acatamiento que la muger deue al marido [Bat. 478, lín. 20-22, f. h5r]. Son interesantes los casos en que determinados segmentos de significación modal en el enunciado son traducidos por otros tipos de subordinadas adverbiales (1,8%). Ello ocurre sobre todo cuando en latín hay un participio de presente, que, como se ha visto, es la unidad latina con formas de traducción más diversas en los Coloquios. Por ejemplo, en (205), el último segmento del enunciado, puesto que alude al punto más extremo a que puede llevar una determinada actitud, puede ser lógicamente interpretado, <?page no="359"?> 359 con la obligatoria reelaboración sintáctica que llevan a cabo Morejón y su corrector anónimo, como la consecuencia de un proceso, de ahí que encontremos en este caso una oración consecutiva mientras que es Virués el que se mantiene más cerca del original usando un gerundio: (205) E. Detrectabat obsequium, et quum maritus vrgeret, illa sine fine flebat, nonnunquam et in terram abiiciebat sese occipitium illidens solo, quasi mortem optans [Um, lín. 191-193, p. 306]. -E. Y començo a desobedescer al marido. Y como el marido la apremiasse: no hazia sino llorar: y muchas vezes se echaua en tierra dando tantas cabeçadas enel suelo que parescia que se queria matar [Bat. 474, lín. 9-12, f. a6r]. -E. y començo a desobedescer al marido: y como el marido la apremiasse no hazia ella sino llorar: y muchas vezes se echaua en tierra dando tantascabeçadas enel suelo que parescia quererse matar [Bat. 479, lín. 26-4, f. CXv-CXII1r]. -O. rehusaua el trabajo de todo esto aborrecia el gouierno de su casa y como el marido la forçase aentender entodo ello nunca hazia sino llorar otras vezes tendiase en vn estradoy estauase ally por todo el dia aborrecida y desesperada desseando la muerte mas que passar tal vida [Bat. 478, lín. 17-23, f. g7v]. Como de costumbre, también en el caso de la subordinación modal los fenómenos de reelaboración sintáctica representan un alto porcentaje de las soluciones vistas en los Coloquios para determinados fragmentos (8,5%). Luján, en el Uxor mempsigamos, es el más aficionado a ella. En alguna ocasión, sin embargo, es solución compartida por todos los intérpretes, que prefieren tomar la raíz del participio para elaborar una construcción sintáctica de carácter nominal (206), decantando así el sentido del segmento hacia el modo, mediante sintagmas preposicionales, pese al matiz causal que el participio posee en el original erasmiano: (206) E. Vxor huius, mulier insigni probitate, nescio quid suspicans, peruestigauit furta mariti sui [Um, lín. 236-237, p. 308]. -E. Y su muger: que es hembra de muy gran bondad. con nose que sospecha: saco por rastro el hurto de su marido [Bat. 474, lín. 1-2, f. a7r]. -E. y su muger en quien reyna mucha bondad: con no se que sospecha: saco por rastro lo que enla caça su marido hazia [Bat. 479, lín. 24-26, f. CXII 2 r]. -O. Su muger que era vna matrona muy virtuosa cayo en cierta sospecha y con diligencia que hizo supo todo lo que por su marido passaua [Bat. 478, lín. 20-23, f. h1r]. -D. y su muger [...] muy sabia,honrada yvirtuosa,por sospecha y por rastro sacò lo que su marido en la caça hazia [Luj, lín. 3/ 5-7, f. 48r]. La adición de gerundios, sobre todo, y oraciones subordinadas con como y según es fácil de documentar también, ya sea para mitigar una crítica al interlocutor (207) mediante la introducción de un verbo de percepción que achaca la responsabilidad enunciativa a una fuente externa, ya con el habitual valor moralizante. Así, en (208), aunque como no introduce propia- <?page no="360"?> 360 mente una subordinada sino un pronombre indefinido al que siguen dos oraciones de relativo, sí es visible que el intérprete transforma en complemento modal la principal latina mediante el añadido de la conjunción, antes de la cual el autor introduce un enunciado directivo con el que intenta guiar el comportamiento del interlocutor: (207) G: Atqui complures eo se deiiciunt, vt suauius viuant [Sen, lín. 285, p. 383]. -G: Segun yo he oydo engañado estauas/ que antes se tornan frayles muchos por biuir mas suauemente [Bat. 478, lín. 5-7, f. y2r]. (208) G. Quidam omni ex re decerpunt, si quid est incommodi [Sen, lín. 131, p. 379]. -G. E no hagas como algunos que ay que de quantas cosas en esta vida se offrecen no consideran sino el mal que enellas ay [Bat. 478, lín. 28-2, f. x5r-x5v]. 4.4.3. Subordinadas consecutivas La subordinación consecutiva es cualitativamente importante en el discurso dialógico en el sentido de que, mediante ella, se consigue destacar argumentativamente algún segmento del enunciado, de cuyo relieve se sigue una consecuencia que el enunciador considera reseñable por algún motivo, o se explica el acto de enunciación previo presentando la segunda parte del enunciado como consecuencia lógica de lo que se acaba de decir. Ambos movimientos discursivos son fundamentales en el diálogo como procedimientos argumentativos al servicio del hablante. En latín, la conjunción subordinante consecutiva más frecuente es ut, aunque, cuando interviene la negación, en los Colloquia se puede encontrar quin -cuando hay negación en la oración principal- y ne -cuando se niega el contenido de la subordinada-. Solo en tres ocasiones he documentado la conjunción sin ningún elemento correlativo previo con idea más o menos clara de consecutividad. En los demás casos, ciertas unidades que modifican a un adjetivo, a un adverbio o a un verbo de la principal establecen una correlación con la conjunción, de la cual nace el valor de consecutividad de la construcción sintáctica. El esquema sic... ut es el que aparece en un mayor número de ocasiones en los Colloquia, aunque también son frecuentes tam/ eo/ adeo/ talis, -e/ tantus, -a, -um... ut. El primer elemento de la correlación también lo puede constituir un pronombre fórico, como is, ea, id o demostrativo -hic, haec, hoc-. Como suele ocurrir con las otras clases de relaciones interoracionales que se están desarrollando a lo largo de estas páginas, no es extraño también que algunas oraciones consecutivas aparezcan en las traducciones cuando no las hay en el original latino y, al contrario, no es infrecuente tampoco que una estructura consecutiva latina sea traducida a través de diversos medios sintácticos no específicamente consecutivos en castellano. <?page no="361"?> 361 Siguiendo la clasificación propuesta por Antonio Narbona (1978), distinguiré entre consecutivas de intensidad, de manera, de intensidad-manera y las del tipo así... que. Las consecutivas de intensidad, del tipo tan + adj/ adv... que; tanto, -a, -os, -as + nombre... que; tanto... que; tal, -es... que, y tal... que son las más frecuentes, con un 68,6% de las ocurrencias. Las siguen las consecutivas de intensidad-manera -prep + tal + manera/ modo (...) que [indicativo/ subjuntivo]-, que representan el 21,6% del total; las de manera -halladas en el corpus de este trabajo solo según el tipo de manera que [indicativo/ subjuntivo]; las de así... que -7,8%-, y las oraciones híbridas, de las que solo he encontrado un ejemplo -2%- de final-consecutiva. De nuevo en este tipo de subordinadas, las coincidencias entre traductores son escasas. Estas se limitan en ocasiones al tipo de consecutiva empleado, como la consecutiva de intensidad en el ejemplo (209), aunque con unidades correlativas diferentes (tales-tanto), sin duda porque el tipo de reelaboración -desde una construcción de ita... ut en latín- es distinta en Morejón-su corrector y en Virués: (209) E. Ita per ambages temperabo sermonem, vt ipse mihi narret, quid inter vos sit turbarum [Um, lín. 419-420, p. 313]. -E. yo le entrare por tales rodeos: que el me cuente todas las differencias: que entre vos otros passan [Bat. 474, lín. 7-9, f. a9v; Bat. 479, lín. 7-9, f. CXVIIv]. -O. que con tanto tiento le hablare que el me venga a contar las discordias que ay entre vosotros [Bat. 478, lín. 20-21, f. h5v]. A veces, aunque existe coincidencia en las unidades que conforman la relación consecutiva, es distinta, sin embargo, la disposición de los elementos y el modo utilizado en la subordinada, como se aprecia en (210): en el Senile [Bat. 479] se emplea el subjuntivo, de manera que, además de consecuencia, la subordinada expresa un propósito, una intención, es decir, posee un valor final (cf. Narbona 1978: 274-275), mientras que en [Bat. 478], aparte de ser utilizada la estructura discontinua, el modo del verbo subordinado es el indicativo, de forma que la consecuencia se presenta como un acto consumado. La explicación de esta divergencia modal podría ser la diferente interpretación de la forma accreuerit, como futuro perfecto de indicativo o como pretérito perfecto de subjuntivo, siendo en este caso la interpretación del traductor anónimo de [Bat. 478] más acertada, pues la subordinación consecutiva en latín exige el modo subjuntivo, y, en consecuencia, solo sería correcta la interpretación de perfecto: (210) G. Verum sic gessi magistratum, vt illi ex me dignitas accreuerit [Sen, lín. 94- 95, p. 378]. -G. y vue me conel magistrado detal manera quede mi se le cresciesse dignidad [Bat. 479, lín. 4-5, f. XXr]. -G. pero de tal manera he administrado este cargo que por mi causa es tenido este officio en mas [Bat. 478, lín. 18-20, f. x4r]. <?page no="362"?> 362 No es extraño, sin embargo, que los traductores opten por distintos tipos de consecutivas para traducir una misma correlación en latín, como se ve en las divergencias interpretativas de (211), donde pueden apreciarse dos consecutivas de intensidad -Morejón y su corrector anónimo-, una de manera -Virués- y otra de intensidad-manera -Luján-: (211) X: Semel duntaxat eo incaluerat vtrinque contentio, vt minimum res abfuerit a pugna [Um, lín. 42-43, p. 302]. -X: Una tan sola vez anduuo la question tan trauada de ambas partes: que poco falto de darnos puñadas [Bat. 474, lín. 9-10, f. a3v]. -X: Una tansola vez anduuo la quistion tan trauada de ambas partes : que poco falto de venir alas puñadas [Bat. 479, lín. 13-15, f. CVIv]. -X: Una vez me acuerdo que nos encendimos entramos de manera que ayna anduuieramos a malas [Bat. 478, lín. 26-28, f. g3r]. -E: Vna sola vez anduuo la quistion,de tal modo, que poco falto para venir a las puñadas [Luj, lín. 16-17, f. 29r]. Las relaciones lógicas de finalidad y consecutividad están estrechamente emparentadas, como destaca Narbona (1978: 154). Por eso no puede extrañar que, en alguna ocasión (212), una correlación latina del tipo adeo... ut, cuando la subordinada integra una forma verbal en imperfecto de subjuntivo que alude a un hecho hipotético que no se cumple porque la principal está negada, se traduzca por una oración híbrida que integra un elemento intensificador correlativo (tan) en la principal y un nexo para que introductor de la subordinada con el verbo en subjuntivo, aunque no se trata de una solución coincidente, sino esporádica en el caso de la traducción anónima del Senile [Bat. 478]: (212) Pa. At ego nondum adeo insaniebam, vt facile me praeberem capistro, quod nunquam liceret excutere [Sen, lín. 327-329, p. 384]. -Pa. y yo no era tan loco: para queluego me metiesse a cabestro del qualnunca me pudiesse desatar [Bat. 479, lín. 16-18, f. XXVIr]. -Pa. E yo ala mi fe aun no estaua tan loco / que holgasse sin mas mirar/ de caer en lazo quedespues no pudiesse quebrar [Bat. 478, lín 3-5., f. y3r]. En las consecutivas de manera, cuando el verbo de la subordinada aparece en indicativo, es difícil decidirse por la interpretación consecutiva o la meramente modal -sustantivo de manera + pronombre relativo sin artículo precedente (§ II, 4.3)-, sobre todo cuando el contexto narra precisamente el modo en que se realiza una acción, como se observa en (213) en la traducción de Virués. Por su parte, el traductor anónimo se decanta por una solución final para reproducir la correlación ita... ut del texto original: (213) G: Nec pronus cubo nec supinus, sed primum lateri dextro innitens, brachiis ita transuersim [D-N: seu decussatim] complicatis, vt pectus muniant figura crucis, dextra manu sinistro admota humero, laeua dextro [Pp, lín. 1630-1632, p. 175]. <?page no="363"?> 363 -G: Ni me echo boca abaxo niboca arriba: mas echo me sobre el lado derecho: y pongo vn braço sobre otro para que la figura de la .cruz. defienda mi pecho: poniendo la mano derechasobre el hombro yzquierdo: y la yzquierda sobre el derecho [Bat. 479, lín. 20-25, f. Xv]. -G: Que no me hecho de pechos ni de espaldas sino sobre el lado derecho cruzados los braços sobre los pechos de manera que la mano derecha hecho hazia el ombro yzquierdo y la hizquierda hazia el derecho [Bat. 478, lín. 17-21, f. e5v]. No obstante, cuando hay una proyección futura, la interpretación como consecutiva es más viable. De hecho, en el ejemplo (214), que carece de estructura consecutiva en latín, el nexo de manera que establece efectivamente entre los dos segmentos oracionales una relación de consecuencia que eufemísticamente (cf. Del Rey en prensa c) obvia los pormenores de la acción que en el original llevan a un resultado concreto expresado por medio de la mera sucesión de hechos: (214) X: Forte solam nactus coepit alludere titillans axillas ac latera, quo me prouocaret ad risum. Ego non ferens titillationem me resupinabam in lectum, ille incumbens figebat oscula, nec satis scio, quid egerit praeterea. Certe paucis post diebus vterus coepit intumescere [Um, lín. 354-357, p. 311]. -X: A caso me tomo vn dia sola: y començo a burlar comigo de manera que dende a pocos dias halle que me començaua a crecer el vientre [Bat. 479, lín. 18-21, f. CXVv]. Las consecutivas de manera con el verbo en subjuntivo, de acuerdo con esta particularidad modal, se asemejan igualmente a las finales en tanto que expresan un propósito, como en (215) para traducir el dativus iudicantis - de hecho, las otras traducciones usan una preposición para en este contexto- o también porque se integran en una construcción factitiva que indica, asimismo, la intención de la oración principal, cuando en el original solo se encuentra la conjunción ut sin antecedente (216): (215) E. Meretrices coluntur oculis multorum [Um, lín. 24-25, p. 302]. -E. Las malas mugeres se atauian: para los ojos de muchos [Bat. 474, lín. 26-27, f. a3r]. -E. Las malas mugeres se atauian para parecer bien a muchos [Bat. 479, lín. 15-16, f. CVIr]. -O. Las mugeres publicas aderecense de manera que puedan agradar a muchos [Bat. 478, lín. 6-7, f. g3r]. -D: Las malas mujeres atauian se para agradar a muchos [Luj, lín. 20-21, f. 28r]. (216) G. Si quis offendit me, remitto vindictam doque operam, vt qui laesit, agnoscat errorem suum et resipiscat [Pp, lín. 1650-1651, p. 175]. -G. E si alguno me offendio perdono le yremito la vengança: y hago de manera que el que me offendio conozca su error y le pese dello [Bat. 479, lín. 25-3, f. XIv]. <?page no="364"?> 364 -G. Si hallo que ami me ha alguno offendido perdono le despidiendo de mi todo desseo de vengança y procuro lo mejor que puedo que conozca su culpa y se emiende [Bat. 478, lín. 23-26, f. e6r]. De entre las consecutivas de intensidad-manera, es llamativa la aparición de la estructura en tanta manera... que como traducción de la correlación discontinua sic... ut (217). Según los datos del [CORDE], este esquema surge a finales del siglo XV, período en el que se documentan 16 ocurrencias. Tendrá relativo éxito en el Siglo de Oro, de ahí que no sea extraño encontrarlo en textos dialógicos de la época, sobre todo en el siglo XVI. Para el XVII el corpus de la RAE ofrece 51 ocurrencias, solo 4 para el XVIII y 8 para el XIX y el XX: (217) E. Sic incanduit patris oratio, vt vix videretur manibus temperare [Um, lín. 210-211, p. 307]. -E. en tanta manera se ençendio en yra la platica del padre: que parescia que estaua por poner las manos en ella [Bat. 474, lín. 4-5, f. a6v; Bat. 479, lín. 10-12, f. CXII 1 v]. En disposición no discontinua, la consecutiva de intensidad-manera con indicativo en castellano surge cuando tal disposición es idéntica en el texto latino, aunque, en esta lengua, el modo subjuntivo es preceptivo: (218) He. Atqui nuper vidi te sex Cartusienses deiecisse in coenum sic, vt pro candidis emergerent nigri [Sen, lín. 446-447, p. 388]. -En. no ha mucho que te viechar en vn cieno seysfrayles de la cartuxa : de tal manera que de blancos salieron negros [Bat. 479, lín. 10-12, f. XXIXr]. El subjuntivo en castellano parece conllevar siempre el matiz final al que se ha aludido en repetidas ocasiones: (219) E. et ita querelam temperet, ne videatur odisse maritum, sed vitium potius mariti [Um, lín. 171-172, p. 306]. -E. y de tal manera tiemple la quexa: que no paresca que tiene odio y enemistad conel marido: sino solamente con el vicio del marido [Bat. 474, lín. 16-18, f. a5v]. -E. y de tal maneratiemple la quexa que no parezca tener odio al marido sino solo al vicio [Bat. 479, lín. 18-20, f. CXr]. -O. yaun que esta quexa diesse de tal manera que pareciesse nacelle de amor y de compassion delas faltas de su marido que de enojo [Bat. 478, lín. 2-4, f. g7r]. El empleo de la estructura correlativa assi... que solo se da en las traducciones de los Coloquios cuando en el original latino la correlación es sic... ut, por lo que, también en este caso, creo que se puede hablar de un calco sintáctico más o menos manifiesto. En este sentido, la elección de este esquema, como dice Narbona (1978: 286) a propósito de sus ejemplos medievales, parece depender solo de razones estilísticas, lo que es manifiesto cuando otro traductor utiliza un tipo de consecutiva distinta: <?page no="365"?> 365 (220) G. Itaque si iuuandus erit amicus, sic illi benefacio, vt hac de causa nullum mihi parem inimicum [Sen, lín. 106-107, p. 378]. -G. Enlas ayudasde los amigos assi me he que por causa de hazer les bien no gane algun enemigo [Bat. 479, lín. 21-23, f. XXr]. -G. demanera que quando algo quiero hazer por mis amigos por tal norte me gouierno que ningun enemigo cobre por ello [Bat. 478, lín. 10-12, f. x4v]. Assi... que es la estructura preferida en coincidencia entre los intérpretes cuando existe una oposición manifiesta entre dos elementos, uno perteneciente a la principal y otro en la subordinada (221). Verdaderamente es difícil ver en este ejemplo una relación semántica de consecutividad, incluso en el original, puesto que la contraposición guía hacia una interpretación coordinativa de la relación interoracional: (221) E: Laudo quod sic es religiosus, vt tamen superstitiosus non sis [Pp, lín. 1746, p. 178]. -E: Huelgo mucho en que assi eres religioso queno eres supersticioso [Bat. 479, lín. 11-12, f. XIIIIv]. -E: Huelgo de ver que assi eres deuoto que no eres supersticioso [Bat. 478, lín. 26- 27, f. f2v]. Otras soluciones de consecutivas latinas son esporádicas pero igualmente interesantes. En (222), la correlación no discontinua sic ut se traduce sin especiales cambios por la correlación tanto que en Morejón y su corrector. La solución de Virués es original en el sentido de que, al reponer parte del enunciado previo mediante el uso de una subordinada interrogativa indirecta introducida por el pronombre de cantidad quanto, este elemento establece una correlación no demasiado usual con la conjunción que, que puede interpretarse como una “consecutiva de la enunciación”, ya que la subordinada expresa la consecuencia del hecho mismo del “decir” previo. En la traducción de Luján, la interpretación del que sin antecedente puede ser igualmente consecutiva, ya que hay una marca sintáctica que dificulta entender la subordinada como complemento de régimen de abstener. Me refiero al hecho de que el sujeto, en ambos casos, es el mismo, de manera que la forma verbal personal adquiere una fuerza ilocutiva en el enunciado asumible por un complemento adverbial -una consecutiva en este caso-, pero no nominal -una completiva-: (222) E: Ea res male vrit te? X: Sic, vt dici vix possit. Aliquando vix tempero a manibus [Um, lín. 72-73, p. 303]. -E: y pesate mucho: de aquello? X: Tanto: que apenas lo puedo dezir. Y algunas vezes estoy rauiando por darle alguna cosa [Bat. 474, lín. 1-3, f. a4r]. -E: y pesa te mucho de aquello? X: Tanto que no lo se dezir: y algunas vezes a penas me puedo tener que no ponga enel las manos [Bat. 479, lín. 23-26, f. CVIIr]. <?page no="366"?> 366 -O: En esso creo que te haze mas rauiar. X: No se podria dezir quanto despecho tomo dello que algunas vezes estoy por arremeter yponer las manos enel [Bat. 478, lín. 6-9, f. g4r]. -D: ¿Y pesate mucho a ti de que calle? E: ¿Como si me pesa, algunas vezes a penas me puedo abstener que no pongo en el las manos [Luj, lín. 18-23, f. 30r]. En algún caso, quizá por claridad expositiva, se opta por la yuxtaposición, en solución coincidente, en vez de la consecutiva latina (223), eliminando la conjunción y traduciendo el adverbio de modo mediante un complemento modal de carácter catafórico: (223) E: Hos annos ita partitus sum, vt sesquiannum darem studio medicinae, reliquum tempus theologiae [Sen, lín. 427-428, p. 387]. -E: Estosquatro años partidesta manera: los dos enelestudio dela medicina: ylo de mas entheologia [Bat. 479, lín. 11-13, f. XXVIIIv]. -E: yo reparti desta manera estos quatro años. El año y medio estudie medicina/ y todo lo otro teologia [Bat. 478, lín. 15-17, f. y5v]. Otras veces, sobre todo cuando la subordinada del original, de interpretación plausiblemente consecutiva, solo se compone de nexo (ut o ne), sin que se halle unidad correlativa previa, la relación interoracional desaparece: (224) Pa: Demiror istuc nunc denique tibi venire in mentem vt rogares, ac non multo ante percontatum fuisse [Sen, lín. 344-345, p. 385]. -Pa: Marauillo me auer te esto venido ala memoria : y no melo auer preguntado mucho antes [Bat. 479, lín. 15-17, f. XXVIIv]. -Pa: Ara por dios yo me espanto / que aguardasses a preguntar me esso hasta agora [Bat. 478, lín. 28-2, f. y3r-y3v]. (225) G. cum tempus est, confero me ad ludum literarium, sed vt per templum, si commodum est, sit mihi transitus [Pp, lín. 1561-1562, p. 173]. -G. quando es ora voy me alaescuela: y si es tiempo entro de passo porla yglesia [Bat. 479, lín. 18-19, f. VIIIv]. -G. y quando veo que es ya hora voy me ala escuela mas siempre quando puedo entro por alguna yglesia [Bat. 478, lín. 14-16, f. e3v]. En fin, cuando el nexo introductor de la subordinada incorpora el nombre condición, el valor consecutivo es indiscutible en el traductor anónimo de [Bat. 478] del Senile (226), pues existe un adjetivo indefinido previo (tal) que funciona como correlativo de la conjunción 493 , pero es menos reconocible en la versión de [Bat. 479], donde tal unidad no aparece, de forma que la locución adquiere significado condicional en virtud de la semántica del sustantivo: 493 En este caso, la correlación en latín se establece entre el determinante demostrativo his, con claro valor catafórico, y la conjunción acostumbrada, ut. <?page no="367"?> 367 (226) Po: Tandem vbi pater serio pararet abdicationem, intercesserunt amici ac bellum hoc his legibus composuerunt, vt nostratem uxorem ducerem, cum Galla diuortium facerem [Sen, lín. 213-215, p. 381]. -Po: Finalmente como mipadre ya aparejasse de deseredarme: interuinieron amigos apaziguaron la differencia: con condicion que me casasse con mi muger: y que hiziesse diuorcio con la gallina [Bat. 479, lín. 3-7, f. XXIIIv]. -Po: Finalmente me sucedio. Que mi padre ya determinadamente me queria deseredar/ entremetieronse entonces algunos amigos y concertaron nos con tal condicion que me casasse con vna de mi tierra/ y dexasse la francesa [Bat. 478, lín. 3- 7, f. x8r]. Omitiré los ejemplos que evidencian una reelaboración manifiesta por parte del intérprete debido a la cual desaparece una estructura consecutiva que sí aparece en latín, como se puede observar en (216) 494 en la versión de Virués. La adición de oraciones consecutivas reponde a diversos objetivos comunicativos. En algunos casos (227), la consecutiva deriva de la ponderación 495 de un adjetivo para favorecer la comicidad del enunciado, recurso este típico de Luján: (227) E: Qui adeunt elephantos, non gestant vestem candidam [Um, lín. 122, p. 304]. -D: Yo te mostrare como lo amanses y traygas tan domestico a tus haldas,que hagas del lo que quisieres. E: Como? D: No te vistas de colores que no son decentes: porque los que doman elefantes no andan vestidos de blanco [Luj, lín. 26-5, f. 32v-33r]. En (228), Luján utiliza una consecutiva sin antecedente expreso. Habría que reconstruir aquí una prosodia determinada, con especial acentuación en el sustantivo mujer, en un pasaje donde el traductor potencia el carácter coloquial de la intervención del personaje: (228) X: Ego idem impetraui a meo diuersa ratione [Um, lín. 284, p. 309]. -E: Bien està, mas ya yo alcance esso de mi marido, aunque por otra via. D: Porque via lo pudiste alcançar? 494 (216) G. Si quis offendit me, remitto vindictam doque operam, vt qui laesit, agnoscat errorem suum et resipiscat [Pp, lín. 1650-1651, p. 175]. -G. E si alguno me offendio perdono le yremito la vengança: y hago de manera que el que me offendio conozca su error y le pese dello [Bat. 479, lín. 25-3, f. XIv]. -G. Si hallo que ami me ha alguno offendido perdono le despidiendo de mi todo desseo de vengança y procuro lo mejor que puedo que conozca su culpa y se emiende [Bat. 478, lín. 23-26, f. e6r]. 495 «Con la estructura consecutiva el hablante resalta ponderativamente -muchas veces hiperbólicamente- una cualidad o un hecho, cosa que la simple comparación no consigue» (Narbona 1978: 140). <?page no="368"?> 368 E: Con hazerle entender que era yo muger, que si vna me diesse, auia de lleuar el otra [Luj, lín. 27-6, f. 49r-49v]. Algunas veces, como se vio que es preferencia estilística en algunos traductores (§ II, 3.1.1), la consecutiva no se añade más que para cerrar una estructura correlativa (229), mientras que la consecuencia en el original y en el intérprete que deja el enunciado más literal se abandona a la libre interpretación de acuerdo con el contexto: (229) G: Adeon’ erat pater implacabilis? [Sen, lín. 272, p. 383] -G: Tan rezio eratu padre? [Bat. 479, lín. 3-4, f. XXVr] -G: Tan rezio estaua tu padre/ que no auia medio de aplacarle? [Bat. 478, lín. 6-7, f. y1v] A veces se da coincidencia en la adición -lo que seguramente tenga que ver con las interferencias materiales entre versiones (cf. Del Rey en prensa d)- para traducir el conector imo (§ II, 5.2.2), que expresa una relación adversativa con la intervención precedente ponderando el nuevo enunciado, que el enunciador juzga con mayor peso argumentativo en el intercambio dialéctico. Esa ponderación es la que permite la variación estilística del enunciado utilizando una relación consecutiva: (230) E. Scio vtrum elegeris mitius mortis genus. Pa: Imo quod mihi tunc visum est crudelius [Sen, lín. 282-283, p. 383]. -E. no se qual dessosdoses mas blando linage de muerte. Pa: Tan descontento estaua de mi: que escogi elque me parescio mas cruel [Bat. 479, lín. 18-20, f. XXVr]. -E. Aun que bien se yo que escogerias de estas dos muertes la mas liuiana. Pa: yo estaua de mi tan descontento / que no escogi si no la que entonces yo pensaua ser mas cruel [Bat. 478, lín. 1-4, f. y2r]. Por supuesto, no solo razones estilísticas, sino también la intención moralizante de un determinado traductor, motivan el añadido de este tipo de subordinadas, como ocurre, curiosamente, en la traducción de Morejón - quien no suele incorporar a su versión juicios valorativos ni adiciones de índole ideológica- en (231), expresión de la misoginia frecuente en la época pero ausente del pensamiento de Erasmo: (231) E. Sunt enim foeminae quaedam tam morosae, vt in ipso etiam coitu querantur ac rixentur, eamque voluptatem quae diluere solet ex animis virorum, si quid inerat molesti, morum fastidio reddant insuauem, pharmacum ipsum vitiantes, cum licuisset mederi offensis [Um, lín. 298-301, p. 309]. -E. Porque ay algunas mugeres tan mal acondicionadas: quea vn al mesmo punto que huelgan sus maridos conellas: estan gruñendo: y rixando: de manera que conel aborrescimiento de su mala condicion: hazen desabrido aquel deleyte: el qual suele quitar delos animos delos maridos: qualquier enojo que touiessen. Y en lugar de <?page no="369"?> 369 aplacar las offensas: vician y dañan la mesma medicina y remedio dellas [Bat. 474, lín. 9-15, f. a8r]. 4.4.4. Subordinadas condicionales La subordinación condicional, dado su frecuente empleo como mecanismo argumentativo por parte del enunciador, es, con 135 ocurrencias en el texto original, el modo más usual de relación interoracional adverbial de los Colloquia y sus traducciones. Además, es el tipo de subordinada que con más regularidad es traducida por otra del mismo tipo, aunque no faltan los casos en que se emplea un nexo de subordinación con distinto significado relacionante. La variedad de tiempos y modos que entran en juego en la consideración de las condicionales hace que una exposición coherente y sistemática de las formas de expresión latina y castellana sea compleja, pues no son pocas las ocasiones en que determinado traductor encamina la condicional hacia la contingencia o incluso la irrealidad mientras que otro presenta condición y consecuencia como hechos dados o, al menos, probables 496 . En el texto latino, la conjunción de absoluto predominio es si (nisi cuando la prótasis es negada), aunque también se encuentran esporádicamente modo (si) y siquidem. En menor proporción, igualmente, pueden hallarse construcciones nominales y participios (sobre todo, en construcción absoluta) que denotan sentido condicional y que, por lo tanto, son especialmente susceptibles de ser traducidos como subordinadas condicionales. Las condicionales que reproducen una hipótesis con expectativa alta de cumplimiento, a las que denominaré “reales” 497 , son las más frecuentes en el corpus, particularmente las que combinan el presente de indicativo en la prótasis y en la apódosis 498 , tanto en latín como en castellano, con soluciones coincidentes en prácticamente todos los ejemplos que he documentado 499 : 496 Sobre las condicionales, sigue siendo fundamental el estudio de Rafael Lapesa (2000c). Para la Edad Media, es de consulta obligada la obra de Guillermo Rojo y Emilio Montero (1983), aunque también son interesantes los trabajos más recientes de Rafael Cano (cf., por ejemplo, Cano Aguilar 2011) y Olga Julián (2012). 497 Sobre el debate en torno a la tipología y la nomenclatura de las condicionales, cf. Cano Aguilar (2011: 31-32). Efectivamente, el término “hipótesis real” es una contradicción en sí, ya que lo hipotético no es real. Con todo, se trata de una designación consolidada, por lo que la asumiré en este apartado poniendo el adjetivo real(es) entre comillas para indicar que no se trata más que de un término aproximado. 498 A este respecto hay que tener en cuenta que las formas compuestas de pasiva del tipo amatus sum se consideran formas de presente de indicativo, pues en Erasmo la estructura morfológica para el perfecto pasivo no es la típica del latín clasico, sino amatus fui. 499 75 ejemplos de condicionales “reales”, de las cuales 29 comparten el indicativo en condición y consecuencia. 31 ejemplos he encontrado para la expresión de la hipótesis contingente y 10 para la de la irreal. <?page no="370"?> 370 (232) E: Ita necesse est, si tempus a nuptiarum die supputas [Um, lín. 351, p. 311]. -E: Assi es de necessidad: si cuentas el tiempo: desde eldia delas bodas [Bat. 474, lín. 33-34, f. a8v]. -E: Assi ha de ser de necessidad: si cuentas el tiempo desde el dia que te casaste [Bat. 479, lín. 14-15, f. CXVv]. -O: Por fuerça a de salir assi si cuentas el tiempo desde que os casastes [Bat. 478, lín. 10-11, f. h4r]. (233) E. Et melioribus me adiungo, si non possum alios meliores reddere [Sen, lín. 422-423, p. 387]. -E. y sino puedo hazer a otros mas buenos: alo menosjunto me con los mejores [Bat. 479, lín. 7-8, f. XXVIIIv]. -E. E acompañome con los mejores/ sino puedo emendar alos otros [Bat. 478, lín. 10- 12, f. y5v]. La subordinación condicional de este tipo es muy frecuente en el Pietas puerilis cuando se relatan los hábitos cotidianos y se alude a la posibilidad o no de que haya tiempo/ ocasión para hacer alguna actividad determinada: (234) G. Actis gratiis, si quid vacat, lusu quopiam honesto laxo animum cum sodalibus [Pp, lín. 1614-1615, p. 175]. -G. y dadas las gracias despues de comer si ay tiempo huelgo me con mis compañeros en algun juego honesto [Bat. 479, lín. 19-21, f. Xr]. El correlato negativo de la conjunción si, nisi, expresa, además de la negación de la subordinada, la condicionalidad exceptiva (cf. Del Rey 2013f), a veces con soluciones interesantes en castellano, como las de (235), donde el traductor anónimo de [Bat. 479] utiliza la forma sino en una construcción infrecuente en los Coloquios, aunque no extraña a la época 500 , quizá inducida por el modelo latino, mientras que el intérprete de [Bat. 478] se decanta por el empleo de un gerundio y una oración de relativo con similar significado de exceptividad: (235) Po: In isto genere vixisti perpetuo? E: Perpetuo, nisi quod interim quatuor annos primum egi Patauii [Sen, lín. 424-425, p. 387]. -Po: E siempre biuiste enesta manera? E: Siempre: sino queprimero estuuequatro años en pauia [Bat. 479, lín. 9-11, f. h4r]. -Po: E siempre te as estado en essa vida? E: Siempre. Sacando quatro años que estuue en Pauia [Bat. 478, lín. 12-14, f. y5v]. 500 La aparente rareza de la construcción se debe a la ausencia de negación en el segmento previo. Keniston (1937: 611) ofrece el siguiente ejemplo de Santa Teresa, aunque cree necesario explicar el uso de sino que entendiendo que es la condicional “contrafactual” previa la que permite el empleo de la conjunción: pareçeme que nos dava el señor animo en tan tierna edad, si [vi]eramos algun medio, sino que el tener padre nos [pare]çia el mayo[r e]nbaraço. <?page no="371"?> 371 La distribución temporal presente-presente en indicativo también es habitual cuando en la prótasis del texto original se da el futuro perfecto de indicativo: (236) G. Quod si sensero uagari cogitationem, lego psalmos aliquot [Pp, lín. 1700- 1701, p. 177]. -G. E si siento que el pensamiento anda vagando leo algunos psalmos [Bat. 479, lín. 9-10, f. XIIIr]. -G. Sipara hazer esto siento derramarse de el pensamiento leo algunos psalmos [Bat. 478, lín. 28-2, f. f1r-f1v]. Origen de hipótesis “reales” también puede ser un ablativo absoluto: (237) E. Semel enim orta simultate, aegre sarcitur gratia [Um, lín. 101, p. 304]. -E. porque si vna vez nacen discordias,tarde o nunca vienen en conformidad [Luj, lín. 14-15, f. 31r]. En castellano no es frecuente (salvo ejemplos esporádicos en castellano medieval) la presencia del futuro de indicativo en la prótasis, pero sí en la apódosis, sobre todo, en los Coloquios, cuando lo que se reproduce es una «condicional de cortesía» de las que habla Cano Aguilar (2011: 39-40), es decir, aquellas en las que se pide la venia para algo -en el discurso dialógico, generalmente, para tomar la palabra-: (238) Pa: Dicam equidem, si vobis audire vacat tale somnium [Sen, lín. 246, p. 382]. -Pa: Dire lo en verdad si teneys lugaryholgays de oyrtalsueño [Bat. 479, lín. 19-20, f. XXIIIIr]. -Pa: yo os lo dire por cierto de buena gana / si estais tan demas que querays oyr vn sueño como este [Bat. 478, lín. 22-23, f. x8v]. En bastantes ocasiones el esquema de la hipótesis “real” en castellano corresponde al latino si + presente de subjuntivo-presente de indicativo, estructura que, desde la perspectiva latina, estaría aludiendo a la indiferencia del enunciador respecto a la verdad de la proposición referida al presente, aunque para este contenido epistémico lo más normal en latín clásico era la estructura si + presente de subjuntivo-presente de subjuntivo. En la mayoría de estos casos, los traductores coinciden en la solución presente de indicativo-presente de indicativo: (239) Po: Admodum diluculo venias oportet, si sobrium aurigam velis [Sen, lín. 31, p. 376]. -Po: Muy de mañana conuiene que madrugues si quieres hallar al carretero que no este beodo [Bat. 479, lín. 26-3, f. XVIIIr-XVIIIv]. -Po: yo os prometo que os cumple madrugar bien si quereis tomar al carretero antes que se emborrache [Bat. 478, lín. 13-14, f. x2v]. <?page no="372"?> 372 No obstante este último ejemplo, a veces se da el caso de que, en concurrencia con la solución más habitual presente-presente en otros intérpretes, algún autor utiliza el futuro de subjuntivo subrayando así la contingencia de la acción, como en (240) o en (241), donde el verbo de la consecuencia está en presente de subjuntivo por encontrarse, a su vez, dentro de una subordinada: (240) E. Quae glutino committuntur, si statim concutias, facile distrahuntur [Um, lín. 102-103, p. 304]. -E. las cosas que se apegan con engrudo: si luego acabadas de pegar las sacudes: ligeramente se despegan [Bat. 474, lín. 1-3, f. a4v]. -E. Lo que se pega con engrudo si luego acabado de pegarlo sacudes ligeramente se despega [Bat. 479, lín. 14-16, f. CVIIIr]. -O. Las cosas que estan rezien embetunadas ligeramente se despegan: si estando assi fresco el betun las reboluieres con alguna violencia [Bat. 478, lín. 23-26, f. g4v]. -D. Lo que se pega con engrudo,si luego se sacude, ligeramente se despega [Luj, lín. 16-18, f. 31r]. (241) E. deinde templum, vbi si libeat vaces religioni? [Sen, lín. 419, p. 387] -E. y de mas desto templo donde te des ala religion si quieres? [Bat. 479, lín. 2-3, f. XXVIIIv] -E. despues de esso yglesia en que puedas si quisieres/ recojerte y darte a dios? [Bat. 478, lín. 3-5, f. x5v] En cuanto a los ejemplos de hipótesis contingente en castellano, hay que diferenciar, como hace Lapesa (2000c: 848), entre hipótesis posible o probable e hipótesis dudosa o imposible. Para la primera se suele emplear el futuro de subjuntivo (cantare) en la condición y modo y tiempo libres 501 en la consecuencia, como vemos en (242), donde el modo subjuntivo de la apódosis viene exigido por tratarse de un enunciado sintácticamente dependiente, o en (243), donde el esquema contingente se usa para traducir la relación entre el infinitivo subordinado y el verbo dentro de la oración de relativo precedida por la conjunción latina nisi, de valor exceptivo: (242) G. Quartum, vt seruemus patientiam. Ea praestat, vt mala nobis illata, si mederi nequeamus, patienter toleremus, non vlciscentes, nec malum malo referentes [Pp, lín. 1533-1535, p. 172]. -G. La quarta que conseruemos y guardemos la paciencia: porque haze quelosmales que nos hizieren si remediar no lospudieremospacientemente lo suframos: no tomando vengança: nidando mal por mal [Bat. 479, lín. 7-12, f. VIIIr]. -G. Lo quarto es que tengamos paciencia conla qual las offensas que nos fueren hechas o las remediemos si buenamente se pudiere hazer o las suframos sin procurar vengança y sin dar mal por mal [Bat. 478, lín. 1-5, f. e3r]. 501 Libres, pero con ciertas preferencias muy claras: futuro y presente de indicativo, presente de subjuntivo e imperativo. <?page no="373"?> 373 (243) G. Imo vix existimo senem esse vere pium, nisi qui a teneris annis assueuerit [Pp, lín. 1521-1522, p. 172]. -G. Antestengo por cierto que a penas ningun viejo puede ser verdadero sieruo dedios: sino se acostumbrare desde niño a estar ensu seruicio [Bat. 479, lín. 10-13, f. VIIv]. -G. y pienso que con difficultad puede ser algun hombre enla vejez buen christiano si desde su juuentud y aun desde su niñez no fuere enello enseñado y acostumbrado [Bat. 478, lín. 10-13, f. e2v]. No es extraño encontrar el esquema si + presente de subjuntivo-futuro de indicativo traducido por una contingente posible, como se aprecia en la versión de Virués de (244), a pesar de que la distribución más frecuente para la contigencia en latín sea si + presente de subjuntivo o perfecto de subjuntivo-presente de subjuntivo o perfecto de subjuntivo. El corrector de Morejón prefiere usar el presente en la condición, expresando un grado de expectatividad de cumplimiento mayor: (244) E: Illa vos rediget in gratiam, si tu vel paululum temet accommodes [Um, lín. 368, p. 311]. -E: Esso bastara para bolueros a poner en pazsi tu lo quieres procurar [Bat. 479, lín. 4-5, f. CXVIr]. -O: Esse os ha de restituir en verdadera amistad si tu quisieres aplicarte alo que deues [Bat. 478, lín. 21-23, f. h4r]. No he encontrado ejemplos del perfecto de subjuntivo en los dos miembros en latín, aunque sí como integrante de la prótasis en concurrencia con el indicativo en la apódosis, en expresión exceptiva de hipótesis posible: (245) E. Neque vero protinus arbitror esse piaculum [P,Q: hoc est, enorme crimen] quod admittitur aduersus [M, Q: quaslibet] constitutiones humanas, nisi contemptus accesserit maliciosus [Pp, lín. 1742-1744, p. 178]. -E. E no pienso que es pecado aquello quesecomete contra las constituciones humanas saluo si se hiziere con menosprecio malicioso [Bat. 479, lín. 5-8, f. XIIIIv]. Hipótesis “real”, más que probable -cf. sin embargo la traducción de Virués en (246)-, expresan otros nexos condicionales documentados en las traducciones que permiten el presente de subjuntivo en la prótasis: con tanto que, con tal que y con condición que, locución que, según Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 425), ya desde el XVI no suele alternar casos de aparición con otras preposiciones sino que ya solo se emplea con con (246, 247) 502 . Generalmente, estos nexos condicionales especiales son traducción de la también poco frecuente modo (si/ ne) en el texto original: (246) X: Christus bene fortunet, quod agimur. 502 Son nexos que también documenta Julián Mariscal (2012). <?page no="374"?> 374 E: Aderit, modo ne desis tibi [Um, lín. 423-424, p. 313]. -X: Jesu christo ponga su mano: en esto que hazemos. E: Si porna: con tanto que tu hagas: lo quees enla tuya [Bat. 474, lín. 12-14, f. a9v]. -X: Jesu christo ponga su mano enello. E: Si porna : contanto que tu hagas lo que es enla tuya [Bat. 479, lín. 14-16, f. CXVIIIv]. -X: Plega a jesu christo que nos de buena man derecha. O: Si hara si tu hizieres lo que deues [Bat. 478, lín. 27-28, f. h5v]. (247) G: Dicam artes meas, modo tu vicissim narres nobis artes tuas [Sen, lín. 59- 60, p. 377]. -G: quiero dezir mis artes: con condicion que tu a vezes nos cuentes las tuyas [Bat. 479, lín. 13-14, f. XIXr]. -G: yo dire mis maneras con tal que tu tambien nos cuentes las tuyas [Bat. 478, lín. 27-28, f. x3r]. Es posible asimismo que la hipótesis posible o probable se dé en castellano cuando, en latín, en los dos miembros, encontramos imperfecto de subjuntivo, tiempo y modo propios de la irrealidad presente. Ello ocurre porque se trata de verbos subordinados entre los que, en latín, se produce la exigida consecutio temporum. En castellano, como marca de subordinación, se da el presente de subjuntivo en la consecuencia y el futuro de subjuntivo en la condición: (248) E. Nonnunquam praefatione ab illo stipulari soleo, ne mihi succenseret, si quid stulta mulier admonerem, quod ad illius honorem aut valetudinem aut salutem facere videretur [Um, lín. 160-162, p. 306]. -E. Algunas vezes le saco por partido: antes que le diga cosa alguna: que no me tenga a mal: si como muger que poco sabe: le amonestare alguna cosa que me paresca que toque a su honra: y asu disposicion: y salud [Bat. 474, lín. 2-5, f. a5v]. -E. algunas vezes le saco por partido antes que le diga cosa alguna: que no me tenga a mal si como muger que poco sabele amonestare alguna cosa que me parezca tocar a su honrra y a su salud [Bat. 479, lín. 26-4, f. CIXv-CXr]. -O. yo quando esto quiero hazer suelo primero rogalle que no tenga a mal si con mi simpleza dixere algo que no le parezca bien / pues que no me mueue sino el desseo de prever en su salud y honrra [Bat. 478, lín. 12-16, f. g6v]. A veces, una condicional real en latín se convierte en contingente en castellano porque el tiempo usado en la prótasis es el futuro perfecto de indicativo, uno de los orígenes etimológicos del futuro de subjuntivo castellano, susceptible, por tanto, de ser empleado como su correspondiente romance: (249) E. Me accusa, nisi senseris consilium hoc tibi fuisse bono [Um, lín. 292-293, p. 309]. -E. y culpame: si no hallares que yo te he dado buen consejo [Bat. 474, lín. 35-1, f. a7v-a8r; Bat. 479, lín. 11-12, f. CXIIIIr]. <?page no="375"?> 375 -O. y quexa te de mi si no hallares mi consejo auerte aprouechado [Bat. 478, lín. 1-2, f. h3r]. -D. y sino vieres que te aprouecha, culpa me por ello [Luj, lín. 24-25, f. 49v]. En otras ocasiones, según la forma que se emplee en castellano sea -re o -se en la condición, pueden observarse divergencias entre los intérpretes para traducir este futuro perfecto. En (250), la traducción de Virués es la única que presenta la hipótesis como probable; los demás, al utilizar el imperfecto de subjuntivo en la condición, ofrecen un resultado de carácter más dudoso: (250) E. Ad eam rem conducet, si quid pignoris ex te natum fuerit viro [Um, lín. 342- 343, p. 311]. -E. Y para esta cosa mucho haria al caso: si pariesses alguna criatura atu marido [Bat. 474, lín. 29-30, f. a8v]. -E. y para esto haria mucho al caso si pariesses [Bat. 479, lín. 8-9, f. CXVv]. -O. Hazer te a para esto mucho al caso si algun hijo os naciere [Bat. 478, lín. 5-6, f. h4r]. -D. y por esto haria mucho al caso si pariesses [Luj, lín. 5-6, f. 51v]. La hipótesis dudosa o imposible, como es general en la Edad Media castellana, se expresa mediante -se en la condición y -ría en la consecuencia (-se cuando el conjunto está subordinado) (251), imperfecto de subjuntivo-imperfecto de subjuntivo en latín: (251) Pa: At ego senescerem taedio, si tot annos degerem in eadem vrbe [Sen, lín. 162-163, p. 380]. -Pa: Ami el astio me enuejeceria si biuiesse tantos años en vna cibdad [Bat. 479, lín. 9-11, f. XXIIr]. -Pa: Quanto que yo por mi fe que me emuejeciesse de hastio/ si tantos años como tu biuiesse en vna mesma cibdad [Bat. 478, lín. 5-7, f. x6v]. A veces, lo que en latín se presenta como contingente probable (presente de subjuntivo-presente de subjuntivo) se transforma en castellano en hipótesis dudosa (imperfecto de subjuntivo-condicional), quizá en un ejercicio de profundización en la psicología del personaje 503 : 503 En este sentido, es interesante observar cómo, en la respuesta de Gaspar a la intervención de Erasmillo, Erasmo sí emplea el esquema de la condicional dudosa o imposible en latín, dando por sentada su tan famosa como polémica máxima inmortalizada en el Enchiridion, la del monachatus non est pietas: (d) G: Atque ego idem facerem, si, quantum caloris adfert, tantundem pietatis adferret cuculla [Pp, lín. 1518-1519, p. 172]. -G: Lo mismo haria yo si quanto la cogulla trae de calor: otro tanto truxessede piedad y amor [Bat. 479, lín. 5-7, f. VIIv]. <?page no="376"?> 376 (252) E: Si cupiam esse religiosus, patiar mihi iniici cucullam [Pp, lín. 1517, p. 172]. -E: Sideseasse ser religioso sufriria que me echassen encima la cogulla [Bat. 479, lín. 3-5, f. VIIv]. -E: yo si me determinasse a ser religioso tomaria algun habito de orden [Bat. 478, lín. 3-4, f. e2v]. En fin, también se puede ver cómo una condicional de contingencia dudosa puede traducir una oración con si + imperfecto de subjuntivo e infinitivo en la consecuencia subordinado a un verbo de decir, como es el caso de (253): (253) E. Ignouit pater, pollicitus se quoque fore patrem amantissimum, si quod polliceretur praestaret [Um, lín. 214-215, p. 307]. -E. El padre la perdono diziendo que el le seria muy buen padre: si ella hiziesse lo que prometia [Bat. 474, lín. 11-12, f. a6v; Bat. 479, lín. 19-21, f. CXII 1 v]. -O. El padre la perdono certificandole que le seria padre muy amoroso: si dealli adelante hizese [sic] lo que le auia prometido [Bat. 478, lín. 12-15, f. g8v]. Más raros son los casos de hipótesis dudosa en que en la apódosis se encuentra el presente de indicativo, como en (254) y en (255), ejemplo en el que uno de los traductores se decanta por el uso de una condicional real propagando a todo el período el valor modal y temporal del presente de indicativo latino. En los demás casos, como las traducciones de (254) o la de Virués de (255), quizá podría hablarse de condicionales de la enunciación, o más concretamente de condicionales atenuadoras de la enunciación (Cano Aguilar 2011: 47-49), es decir, matizan la veracidad de lo asertado en las prótasis, que van delante. Efectivamente, no se trata de una condicional prototípica. Por un lado, hay una realidad: la de la aceptación o el encomio de lo dicho (presente); por otro, hay una expresión hipotética de deseo, una acción que se pretende pero cuya realización se considera dudosa o lejana: “loo lo que haces/ me parece bien tu propósito. Ojalá yo lo pudiera hacer también”. Keniston (1937: 414) documenta 15 ejemplos en 10 documentos distintos para la relación presente de indicativo-imperfecto de subjuntivo con -se en el XVI: (254) E: Laudo institutum, si queam assequi [Pp, lín. 1636, p. 175]. -E: yo loo lo quehazes si yo lo pudiesse ymitar y hazer [Bat. 479, lín. 3-4, f. XIr]. -E: Ami bien me parece tu buen proposito y exercicio si pudiesse imitalle [Bat. 478, lín. 25-26, f. e5v]. -G: Lo mesmo haria yo si los habitos de lana diessen tanta bondad como calor al que los viste [Bat. 478, lín. 4-7, f. e2v]. <?page no="377"?> 377 (255) E: Pulchre tu quidem philosopharis, si modo certum sit quod ais [Pp, lín. 1659, p. 176]. -E: Hermosa ysabiamente lo dizes si cierto es lo que has dicho [Bat. 479, lín. 15-16, f. XIv]. -E: Bien lo dizes si de todo esso tuuiessemos certidumbre [Bat. 478, lín. 14-15, f. e6v]. El valor condicional “improbable dudoso”, tradicionalmente asumido por la referencia semántica de “irrealidad” 504 se expresa de manera más frecuente en latín de acuerdo con el esquema imperfecto de subjuntivo-imperfecto de subjuntivo y en castellano, cuando se refiere a la esfera del presente, de la misma forma que la hipótesis contingente dudosa, es decir, si + -se/ -ría: (256) E. nec intelligens te talem habere maritum, qui nisi esset humanissimus, vix te dignaretur habere in ancillarum numero [Um, lín. 209-210, p. 307]. -E. ni considerando el marido que tienes: el qual: sino fuesse por su mucha virtud: se desdeñaria tenerte por su moça [Bat. 474, lín. 1-3, f. a6v; Bat. 479, lín. 7-10, f. CXII 1 v]. -O. ni conociendo tener tal marido que sino fuesse muy virtuoso y manso y bien comedido ya te auia de auer puesto entre sus esclauas [Bat. 478, lín. 27-2, f. g8rg8v]. (257) E. Si Circes artibus posses maritum vertere in suem aut vrsum, faceres? [Um, lín. 322-323, p. 310] -E. Si con las artes y encantamientos de Circes: podiesses boluer atu marido en puerco o osso: hariaslo? [Bat. 474, lín. 5-7, f. a8v; Bat. 479, lín. 5-7, f. CXVr] -O. Si pudiesses como Circes boluer tu marido en oso o en puerco hazerlo yas? [Bat. 478, lín. 5-7, f. h3v]. Cuando la consecuencia del período hipotético en latín la constituye un participio, como en (258), puede observarse cierta disparidad en la interpretación temporal. En efecto, en [Bat. 479], a pesar de que el presente de subjuntivo en la prótasis del ejemplo latino indica solo contingencia o probabilidad, el traductor lleva la condicional hasta el ámbito de la irrealidad pasada, con -ra para la condición e imperfecto para el participio de futuro, como si la acción no se refiriera a la actualidad o al futuro, frente a la interpretación más correcta de [Bat. 478], cuyo traductor se mantiene en el ámbito de la contingencia, aunque no probable sino dudosa (si + -se/ -ría). En efecto, el participio de futuro y el presente de subjuntivo en el original dan a entender que el significado del fragmento coincide con una paráfrasis del tipo ‘he vivido hasta ahora tranquilamente y satisfecho con el mero sacerdocio, sin ambicionar más, e incluso si todavía ahora o en lo que me queda 504 No obstante, como opina Cano Aguilar (comunicación personal), la implicación de “irrealidad” es siempre dependiente del contexto, y por tanto se trata de un valor secundario a partir del más general “improbable dudoso”. <?page no="378"?> 378 de vida me ofrecieran otra cosa, la rechazaría’. Sería extraño, aunque no descabellado, suponer que la forma -ra en el ejemplo de [Bat. 479] tiene valor de imperfecto de subjuntivo, en correlación con el imperfecto en neutralización con el valor condicional en la apódosis, pues, aunque documentado con ese valor ya desde el siglo XIV (cf. Lapesa 2000c: 850), aún a principios del siglo XVI cantara equivale más normalmente a hubiera cantado: (258) E. Sic hactenus satis tranquille vixi contentus vnico sacerdotio, nec praeterea quidquam ambiens, recusaturus etiam si offeratur [Sen, lín. 431-433, p. 387]. -E. y assi fasta agora biui en sossiego contento con vn beneficio: y no procurando ni codiciando mas : y estaua en proposito derehusarlo si me lo dieran [Bat. 479, lín. 16- 19, f. XXVIIIv]. -E. De esta manera he biuido hasta a gora / con mucho sosiego y plazer y contento con solo este beneficio sin buscar otro ni querer le/ y aun si mele diessen no le tomaria [Bat. 478, lín. 21-24, f. y5v]. La irrealidad referida al pasado se expresaba en latín mediante la correlación pluscuamperfecto de subjuntivo-pluscuamperfecto de subjuntivo. En castellano, tanto en condición como en consecuencia se encuentra la forma -ra, cuyo valor más habitual todavía en el siglo XVI, como se acaba de apuntar, era el de pluscuamperfecto de subjuntivo: (259) X: Imo vicissim ego corripiebam tripodem; si contigisset me digito, sensisset mihi non deesse manus [Um, lín. 48-49, p. 302]. -X: Antes yo tambien arrebataua lastreuedes: y si me tocara conel dedo: yo te prometo que el sintiera que no me faltauan manos [Bat. 474, lín. 13-15, f. a3v]. -X: Antes yo tambien arrebataua vna silleta: y si me tocara conel dedo yo te prometo que el sintiera que no me faltauan manos [Bat. 479, lín. 18-21, f. CVIv]. -X: Antes yo como lo vi arrebate de vnas treuedes y si a mi llegara yo le hiziera conocer que no me faltauan manos [Bat. 478, lín. 4-6, f. g3v]. -E: No pienses que era muy medrosa , que si el tomaua vn palo , no me faltaua a mi vn buen assador en la mano, y en la otra vna silleta : y si el me tocara,el conociera bien que no me faltauan manos [Luj, lín. 20-25, f. 29r]. También en (260) aparece -ra en la prótasis. En cuanto a la apódosis, en latín se encuentra el imperfecto de indicativo, uso anómalo motivado, sin duda, por la inserción del discurso referido en el período condicional. Morejón, una vez más, es el que realiza la traducción más literal empleando el imperfecto de indicativo en la consecuencia. Su corrector rechaza esta solución y se decanta por la forma -ra en la apódosis, eliminando, por lo demás, cualquier traza de discurso referido. Virués sí mantiene el juego polifónico, pero también emplea -ra en la consecuencia: <?page no="379"?> 379 (260) E. Post annos aliquot, puella crebro sibi gratulata est, quod contigisset tali marito nubere; qui nisi contigisset, eram, inquit, omnium mulierum perditissima [Um, lín. 225-227, p. 307]. -E. Despues passados algunos años: la moça muchas vezes regozijada le daua muchas gracias: porque le auia caydo en suerte tal marido: que si topara con otro: era: dize: la mas perdida de todas las mugeres [Bat. 474, lín. 23-26, f. a6v]. -E. Despues passados algunos años ella muchas vezes se regozijaua entre si porque leauia dios dado vn tal marido : conosciendo que si con otro toparafuera la mas malauenturada muger del mundo [Bat. 479, lín. 9-13, f. CXII 2 r]. -O. que despues la muger no cabia en si de plazer por auer alcançado tal marido que si tal no le hallara yo fuera dezia ella la mas perdida muger y de menos valor que vuiera enel mundo [Bat. 478, lín. 3-6, f. h1r]. En latín clásico se encuentra a veces el pluscuamperfecto de indicativo en la apódosis, en un uso más expresivo (cf. Lapesa 2000c: 846). En (261), se observa este uso con traducciones divergentes: el intérprete de [Bat. 479] emplea un tiempo compuesto -pluscuamperfecto de subjuntivo- para la consecuencia de la condicional y la forma -ra para la condición. Se trata de la única vez que un traductor emplea un tiempo compuesto en un período condicional. Por su parte, el intérprete de [Bat. 478] utiliza el esquema más normal hasta el siglo XIII para la expresión condicional irreal de pasado: si + -se/ -ra. Efectivamente, según se deduce del cotexto, el enunciado que integra la condicional hace alusión a un hecho que no se ha cumplido porque el personaje no ha tenido la posibilidad de realizar lo que deseaba. El ejemplo (261) supone un caso evidente de condicional de la enunciación en la que la prótasis expresa de algún modo un deseo de imposible consecución por parte del enunciador, en tanto que la esfera temporal de referencia es el pasado -en el sentido de ‘todas las órdenes me habrían gustado. Ojalá hubiera sido posible ser al punto comerciante’ 505 : (261) E: Quod genus ex his delegisti? Pa: Omnes formas expertus sum. E: Nulla placuit? Pa: Imo perplacuerant omnes, si licuisset statim negociari [Sen, lín. 388-391, p. 386]. -E: y destos quelinajeescogiste? Pa: Todas lasformas experimente. E: Ninguna te contento? Pa: antes me ouieran mucho agradado todassi pudiera luego negociar [Bat. 479, lín. 11-15, f. XXVIIv]. -E: y destas ordenes de mendicantes/ qual escogiste? Pa: Todas las proue. E: y ninguna te agrado? 505 El personaje que narra su experiencia vital en este pasaje expone su debate juvenil entre la mercancía y el oficio religioso. <?page no="380"?> 380 Pa: Qualquiera me agradara/ si el hombre pudiesse luego andar enel trato [Bat. 478, lín. 8-9, f. y4v]. En una ocasión he documentado el condicional en la prótasis, lo que sucede algunas veces en español medieval y clásico, pero quizá con algunos condicionantes geográficos (cf. Pato 2003 y 2006). Como este autor indica, habría que poner en relación estas expresiones condicionales con determinadas estructuras completivas. En este sentido, me atrevería a denominar la condicional de (262) “condicional epistémica”, en el sentido de que lo que se cuestiona hipotéticamente es la veracidad del enunciado de “querría”, de acuerdo con una supuesta paráfrasis de este segmento “mala muerte yo muera si no (es verdad que) preferiría dormir con un cerdo antes que con él”. En mi opinión, estas condicionales epistémicas las encontraremos solo en contextos de inmediatez comunicativa. Habría que investigar más a fondo si la presencia de la negación en la prótasis puede ser requisito sine qua non para que este tipo de condicional se dé 506 : (262) X: Emoriar, nisi malim dormire cum scropha, quam cum tali marito [Um, lín. 35, p. 302]. -X: El diablo me lleve sino querria mas dormir con vna puerca parida: que con tal marido [Bat. 474, lín. 2-3, f. a3v]. -X: Mala muerte yo muera sino querria mas dormir con vna puerca parida que con tal marido [Bat. 479, lín. 4-5, f. CVIv]. -X: Mala muerte yo muera sino querria mas acostarme con vn puerco que conel [Bat. 478, lín. 20-21, f. g3r]. -E: Mal me haga Dios sino querria algunas vezes dormir cabe vna puerca parida que no a par del [Luj, lín. 3-5, f. 29r]. La irrealidad pasada puede asumir distintas formas de expresión, como se observa en (263). La condición está representada por un infinitivo de futuro subordinado que expresa posterioridad al imperfecto de la oración principal -negabat-. La condicional es claramente irreal de pasado, pues, según se sabe por el contexto, el hombre ya ha llegado a Jerusalén. El traductor anónimo de [Bat. 479] utiliza en la consecuencia un imperfecto con valor de pospretérito, en un contexto sintáctico de neutralización con la forma -ría. En la condición encontramos -se. Es decir, se trata de un uso prototípico de la irrealidad de presente que contradice el contexto comunicativo, pues es un hecho que el personaje ya ha ido a Jerusalén: está allí en el momento del enunciado referido del personaje. En cambio, el intérprete de [Bat. 478] materializa una condicional irreal de pasado prototípica para 506 Se me ocurren ejemplos similares de las que he denominado “condicionales epistémicas” en el español coloquial actual, no con el condicional, pero sí con el imperfecto desrealizante, como: “que me maten si no me iba yo ahora mismo a...”. Cano Aguilar (comunicación personal) documenta ejemplos de este tipo en el Siglo de Oro, pero con presente de indicativo en la prótasis. <?page no="381"?> 381 la época: si + -ra/ -ra. Efectivamente, la enunciación en discurso referido del personaje hipotetiza un pasado que ya no se cumple, puesto que el personaje, en el presente de la enunciación, ha conseguido llegar a Jerusalén: (263) Pa. Attamen quum Hierosolymam adirem, addideram me in comitatum cuiusdam magnatis, praediuitis, qui natus annos septuaginta negabat se aequo animo moriturum, nisi prius adisset Hierosolymam [Sen, lín. 359-361, p. 385]. -Pa. y quando llegaua a Hierusalem junte me en compañia devn cauallero granseñor y muy rico dehedad desetenta años: y tenia porcierto que no podia morir con seguro animo si primero no fuesse a Hierusalem [Bat. 479, lín. 4-8, f. XXVIIr]. -Pa. Uiendo que yua a Hierusalem junteme convn hombre principal y muy rico/ viejo de sesenta años que yua tanbien ala casa santa/ porque dezia que lleuara gran pena de este mundo si le tomara la muerte sin auer ydo alla [Bat. 478, lín. 17-22, f. y3v]. También la subordinación condicional desaparece en numerosas ocasiones como consecuencia de las frecuentes reelaboraciones sintácticas que efectúan los traductores. Por ejemplo, transformando una condicional en una oración de relativo dependiente de un nombre previo, como en (264): (264) G. Tantum illos non approbo, qui superstitiose sibi persuaserunt eum diem fore parum faustum, nisi fuerint eum auspicati a missa [Pp, lín. 1664-1666, p. 176]. -G. tan solamente no consiento con aquellos que supersticiosamente tienen que el dia que no oyen missa no les ha desuceder bien [Bat. 479, lín. 23-26, f. XIv]. -G. Pero tampoco aprueuo el parecer de algunos que piensan que tienen por aueriguado que el dia que oyen missa ningun mal les puede suceder [Bat. 478, lín. 24-27, f. e6v]. Al contrario, una expresión concentrada en latín, por ejemplo porque haya una elipsis del verbo que se considera demasiado forzada, puede desarrollar una oración condicional en castellano, como la irreal que elabora Virués en (265): (265) G: Recte Hesiodus de vino, sed aetatis nulla est intempestiua parsimonia [Pp, lín. 1609-1610, p. 174]. -G: Bien dize Hesiodo si hablasse del vino y no del tiempo/ que el tiempo nunca comiença muy temprano a gastarse bien/ por temprano que nos parezca [Bat. 478, lín. 3-6, f. e5r]. Tampoco faltan, claro, los añadidos de condicionales con diversos propósitos discursivos y comunicativos. Muy abundantes son las condicionales cuya función principal es la de añadir un índice de cohesión textual, habitualmente un pronombre demostrativo o personal neutro (266) o un adverbio deíctico de modo (267), proceder característico de las versiones de Virués: <?page no="382"?> 382 (266) E: Et piget operam sumere in fingendo marito, quicum perpetuo suauiter degas aetatem? [Um, lín. 398-399, p. 312] -O: E rehussas de tomar trabajo en ablandar y hazer a tus costumbres a tu marido/ o tu alas suyas teniendo esperança si con ello salieres de biuir perpetuamente conel en plazer y descanso [Bat. 478, lín. 8-11, f. h5r]. (267) X: An credis succesurum, si tentem? E: Me vide. Ad me recipio [Um, lín. 414-415, p. 313]. -X: Crees que sera assi si prueuo a hazer lo que dizes? O: Tornate ami : si assi no fuere yo lo tomo a mi cargo [Bat. 478, lín. 13-15, f. h5v]. Son interesantes los casos de añadidos de una prótasis condicional como correlato de un condicional independiente en castellano, traducción, generalmente, de un presente de subjuntivo independiente en latín -malim-: (268) E. Tum gener: Noui, inquit, ius meum, sed malim eam tua vel arte vel autoritate sanari, quam ad hoc extremum remedium venire [Um, lín. 201-202, p. 307]. -O. yo bien se mi derecho le respondio el yerno: pero querria mas si ser pudiesse sanalla contu autoridad quevenir enesse remedio que a de ser el postrero [Bat. 478, lín. 15-18, f. g8r]. Como siempre, igualmente, la finalidad pedagógica o moralizante está presente también en el caso de la adición de condicionales, como se puede observar en (269), donde la condición revela la preferencia moral del traductor en el consejo que emite el personaje. De nuevo, el añadido pertenece a Virués: (269) E. Sunt etiam quaedam vitia, ad quae tibi conniuendum est [Um, lín. 293-294, p. 309]. -O. pero mira que ay faltas algunas que es menester que las dissimules si no las pudieres enel emendar [Bat. 478, lín. 2-4, f. h3r]. 4.4.5. Subordinadas comparativas Sin ser uno de los tipos de relación interoracional más frecuentes, la subordinación comparativa en este corpus presenta algunas características dignas de mención a las que me referiré en los siguientes párrafos. No hay que insistir, creo, en la relevancia argumentativa que estas estructuras tienen en el diálogo, pues mediante ellas se confrontan dos realidades, características, acciones, etc., de las cuales una es preferida (comparativas de superioridad y de inferioridad) o equiparada (comparativas de igualdad) a la otra por parte del enunciador. Los esquemas comparativos más frecuentes en los Colloquia son aquellos en los que un adjetivo o un adverbio incorpora el sufijo comparativo -ior/ -ius y existe, por lo general, un segundo término de la comparación en <?page no="383"?> 383 ablativo o introducido por la conjunción quam. En estos casos la traducción de la comparativa suele hacerse, bien mediante la correlación comparativa de superioridad -mucho más frecuentes que las de inferioridad- más... que, bien con el uso de un adjetivo en grado comparativo como mejor, mayor, peor, es decir, cuando los adjetivos empleados permiten variación morfológica a este respecto. Aunque la mayoría de los ejemplos hallados a este respecto suponen comparación estrictamente sintagmática 507 , consideraré en este apartado los casos en los que el segundo término de comparación lo constituye un infinitivo (270), así como los que integran una subordinada de relativo introducida por artículo + que, como en (272): (270) G. Hoc ego pulchrius duco quam ex muneris splendore dignitatem mutuo sumere [Sen, lín. 95-96, p. 378]. -G. y esto tengo por mejor que tomaryo la dignidad del resplandor del oficio [Bat. 479, lín. 5-7, f. XXr]. -G. Esto tengo yo por mejor honrrar al officio que no honrrar se el hombre conel officio [Bat. 478, lín. 20-21, f. x4r]. A veces existen soluciones divergentes en el procedimiento morfosintáctico de comparación en virtud de los adjetivos o los adverbios empleados: (271) Pa. Aliquanto deterior quam iueram [Sen, lín. 365, p. 385]. -Pa. algo peor boluique fuy [Bat. 479, lín. 12, f. XXVIIr]. -Pa. Mas vellaco bolui que auia ydo [Bat. 478, lín. 25-26, f. y3v]. (272) G. Nihil felicius discitur, quam quod ab ipsa statim pueritia discitur [Pp, lín. 1522-1523, p. 172]. 507 Así se observa en los siguientes ejemplos (e) y (f), donde los términos de comparación son nombres y pronombres, respectivamente: (e) E. Nullum incantamentum efficacius, quam morum probitas cum suauitate coniuncta [Um, lín. 319-320, p. 310]. -E. Ningun encantamiento ay de mas efficacia que la bondad de las costumbres: conjunta con suaue y apazible condicion [Bat. 474, lín. 2-3, f. a8v]. -E. Ningun encantamento ay de mas efficacia que la bondad delas costumbres junta con buena conuersacion [Bat. 479, lín. 26-2, f. CXIIIIv-CXVr]. -O. Ningun hechizo ni encantamiento ay de mas fuerças que la integridad delas costumbres junta con humildad y buena conuersacion [Bat. 478, lín. 1-4, f. h3v]. (f) Po. Nam, ni fallor, me duobus aut tribus annis est grandior? [Sen, lín. 245, p. 382] -Po. porque si nome engaño el es mayor queyo dos o tres años [Bat. 479, lín. 18-19, f. XXIIIIr]. -Po. que creo yo si nome engaño que es mayor que yo dos o tres años [Bat. 478, lín. 20-21, f. x8v]. <?page no="384"?> 384 -G. Ninguna cosa mejor se deprende quela que se enseña en la niñez [Bat. 479, lín. 13-15, f. VIIv]. -G. Ninguna cosa se aprende mas facil y prouechosamente que lo que se aprende enla niñez [Bat. 478, lín. 15-15, f. e2v]. Son interesantes las diferencias que se observan entre algunos traductores entre la elección de una comparativa de superioridad o una de igualdad, lo que supone, a su vez, que uno de ellos emplee comparación oracional y el otro no, como en (273), según cuáles sean las unidades que son confrontadas (en este caso, adverbios -Morejón y su corrector- o verbos -Virués-): (273) X. Videre mihi solito formosior [Um, lín. 4-5, p. 301]. -X. Nunca tan hermosa me paresciste: como agora [Bat. 474, lín. 5-6, f. a3r; Bat. 479, lín. 10-11, f. CVv]. -X. Parece me que vienes mas hermosa que sueles [Bat. 478, lín. 9-10, f. g2v]. No es raro encontrar el uso expletivo del adverbio negativo no en el segundo término de la comparación, aunque pocas veces en uso coincidente 508 . En (274), la condicional que supone el segundo término de comparación en latín se resuelve en infinitivo en las versiones. Este infinitivo, en relación con el imperfecto del oración principal, adquiere el valor de pasado que en el original posee la forma verbal en pluscuamperfecto de subjuntivo. Por lo demás, es el posesivo en las traducciones el que indentifica al agente de la acción, frente a la desinencia de tercera persona del verbo en alienasset. En (275) son interesantes las alternancias entre compa- 508 Según Herrero Ruiz de Loizaga (2005: 484), «[e]sta negación no tiene función sintáctica alguna, y se debe al hecho de que, psicológicamente [sic] hay una negación del segundo miembro, a un d