Vox Romanica
vox
0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
Es handelt sich um einen Open-Access-Artikel, der unter den Bedingungen der Lizenz CC by 4.0 veröffentlicht wurde.http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/121
2002
611
Kristol De StefaniTomàs Martínez Romero/Roxana Recio (ed.): Essays on medieval translation in the Iberian Peninsula. Castelló de la Plana, Universitat Jaume I / Creighton University (Col·lecció Estudis sobre la Traducció 9), 2001
121
2002
L. López Molina
vox6110361
und Sard. angenommen werden» können (57, N195). Dadurch wird von vornherein das kat. Korpus in Frage gestellt, da es durch Kontrastierung mit dem Gal.-Port., Astur., Arag. und Kastilischen erfolgt, wobei nur für letzteres ein vergleichbar zuverlässiges Wörterbuch existiert, das DECH von Corominas. Zur Zuverlässigkeit der bestehenden Angaben für das It. und Sard. muß man jedoch dem Autor widersprechen: gerade für das Italienische gibt es (ab dem Lemma Bassano, dem letzten des LEI, das noch berücksichtigt werden konnte) keine oder nur wenig zuverlässige Angaben, da für Koppelberg nicht nur die Existenz des Etymons in irgendeiner it. Varietät zählt, sondern auch die dialektale Verbreitung (hauptsächlich nord- oder süditalienisch). Aufgrund des DEI und des ebenfalls benutzten Lexicon Etymologicum von Alessio sind vielleicht ca. 25-30 % der it. Formen richtig zu lokalisieren, sicher nicht mehr. Zudem hat der Autor in manchen Fällen die Verläßlichkeit der etymologischen Wörterbücher falsch eingeschätzt und eine eindeutige Tendenz zur «positiven» Bewertung an den Tag gelegt: Eine von einem der etymologischen Wörterbücher zitierte Form wird registriert, auch wenn das Standardwörterbuch für die betreffende Sprache sie nicht aufnimmt. So kommt es z. B. nach FEW 24, 276b und DEI 809a zum Vermerk, acathartus ( okz. cadartz) sei auch im It. ein Erbwort, wohingegen die Auslassung des Etymons im LEI eindeutig dagegen spricht. Was das Sardische angeht, ist das DES von Wagner eine zwar gute, aber bei weitem nicht vollständige und mittlerweile überholte Quelle. Recht unsicher sind die Angaben zum Rum. und Rätorom., da sie nur auf der Basis des REW und sekundärer Quellen erfolgt (das Rum. läuft, um es mit dem Autor auszudrücken, «gänzlich hors concours» [57 N195]): es kommt nicht selten vor, daß das Rum. auch dort in die Reihe der Fortsetzer von Etyma aufgenommen wird, wo es eigentlich das lat. Wort nicht geerbt hat (lat. gaudere, avia oder modiolus), oder im Gegenteil, daß die rum. Entsprechung nicht erwähnt wird (lat. jejunus, jejunare, vitellus), etc. Trotz der hier angesprochenen Defizite hinterläßt Koppelbergs Untersuchung einen guten Eindruck. Die weitere Forschung im Bereich der Ausgliederung der romanischen Sprachen und speziell der Stellung des Katalanischen darf sie - und dabei vor allem die zwei umfangreichen Indizes - nicht übersehen. V. Popovici H Tomàs Martínez Romero/ Roxana Recio (ed.): Essays on medieval translation in the Iberian Peninsula. Castelló de la Plana, Universitat Jaume I / Creighton University (Col·lecció Estudis sobre la Traducció 9), 2001 Consta este libro de quince trabajos: once en español, dos en catalán, uno en francés y uno en italiano. Un Preface (9-12), en inglés, resume el contenido de cada uno de ellos. Alvar, Carlos: «Una veintena de traductores del siglo XV: prolegómenos a un repertorio» (13-44). Este trabajo, introductorio del resto, anticipa un proyecto más amplio, en colaboración con José Manuel Lucía Megías. Hasta ahora, dice C. A., nadie se había preocupado por todos los traductores de nombre conocido, de cuya actividad conjunta emana «la transformación cultural de Castilla a lo largo del Cuatrocientos». Presenta un panorama descriptivo de las traducciones al castellano y esboza su clasificación. Los datos correspondientes a cada traductor se acompañan con la bibliografía correspondiente. Avenoza, Gemma: «Antoni Canals, Simón de Hesdin, Nicolás de Gonesse, Juan Alfonso de Zamora y Hugo de Urríes: lecturas e interpretaciones de un clásico (Valerio Máximo) y de sus comentaristas (Dionisio de Burgo Santo Sepulcro y Fray Lucas)» (45-73). Se ocupa de los manuscritos castellanos que han transmitido al historiador latino Valerio Máximo, así como de su combinación peculiar de texto y glosas. El romanceamiento catalán de Antoni 361 Besprechungen - Comptes rendus Canals, riguroso y sin glosas, es el más antiguo de la Península Ibérica; su actitud no es aún la de un humanista - no distingue pasajes espurios, interviene a veces un poco en el texto para facilitar su comprensión - pero se le acerca. Simon de Hesdin y Nicolás de Gonesse, en francés, más que un romanceamiento, ofrecen un compendio de la exégesis de Valerio Máximo, con destino a lectores poco versados en la lengua culta; para ellos, el comentario erudito pasa a primer término y el texto se hace mero pretexto. Las versiones de Juan Alfonso de Zamora y Hugo de Urríes - la primera sigue a Canals, la segunda a Hesdin- Gonesse - coinciden en ser acríticas. Brandenberger, Tobias: «Una traducción bajomedieval y su público: notas acerca del Espelho de Cristina (Lisboa, 1518)» (75-94). T. B. empieza preguntándose si es posible detectar cambios en el público destinatario de una traducción mediante el análisis de las modificaciones a que somete el texto base. Se centra en el Espelho de Cristina, segunda traducción portuguesa del Livre des trois vertus de Christine de Pizan; la primera, literal, le sirve de telón de fondo para la segunda, con cambios sustanciales. Christine de Pizan se dirigía a un público femenino, subrayando constantes en la condición de la mujer por encima de las diferencias de clase, con lo que desbordaba los límites convencionales de los «espejos de princesas»; en lo normativo, se limitaba a las mujeres. La traducción portuguesa reducía el compromiso respecto de las mujeres de clase inferior y, en cambio, hacía extensivo a los hombres el enfoque didáctico. Cifuentes, Lluís: «Las traducciones catalanas y castellanas de la Chirurgia Magna de Lanfranco de Milán: un ejemplo de intercomunicación cultural y científica a finales de la Edad Media» (95-127). En Europa, desde el siglo XIII, hubo un proceso de vernacularización del saber, para cuyo estudio son adecuados los textos quirúrgicos (su vía de difusión, más que el latín, fueron las lenguas vulgares). El de Lanfranco de Milán (c1240-1315), Practica que dicitur Ars completa totius chirurgiae (o Chirurgia Magna), se difundió en catalán y castellano; Ll. C. compara las diferentes versiones. El catalán parece haber sido la lengua vernácula en la que circuló primero, lo que se inscribe en el marco más amplio del papel de intermediario entre Italia y Castilla desempeñado por Cataluña y Aragón. Cingolani, Stefano Maria: «Traducció literaria i traducció cultural» (129-52). El latín era el único idioma «supralocal». Escribir en latín equivalía a situarse en una dimensión casi eterna. Hacerlo en vulgar, en cambio, implicaba aceptar una dimensión reducida, menesterosa de una nueva tradición, que había que crear; la latinización - de estilo y de contenidos - se hacía inseparable de este compromiso. S. M. C. se centra en Bernat Metge. En él, el uso de las fuentes, más que como falta de originalidad, se ha de ver como imitatio, «es a dir reproducció creativa dels models per inserir-se en una tradició, d’estil i continguts, que marqui les pautes ideals de la seva obra» (140). Es perceptible su preocupación de conjugar contenido y forma. En la literatura clásica busca un espacio de libertad, respecto de dogmatismos, que el cristianismo ortodoxo no permitía. Colón Doménech, Germà: «Traduir y traducció en catalán, con una ojeada a los romances vecinos» (153-71). Se propone ante todo encontrar las menciones más antiguas de traduir, en el sentido de ‘hacer pasar de una lengua a otra’ (en latín, traduco/ traducere significaba, entre otras cosas, ‘disponer, descubrir’), y de sus derivados en catalán. Es en italiano donde, en 1420, aparecen las primeras menciones de tradurre y familia (traduzione, traduttore), lo que es coherente con el papel decisivo de los humanistas italianos en la génesis de la concepción moderna del acto de traducir. En catalán, traducció se registra por primera vez en 1472; en general, el uso de traduir y traducció empieza en el último tercio del siglo XV, si bien la actividad como tal era conocida mucho antes con otras denominaciones (traslladar, romançar, arromançar, etc.). En español, traducir aparece en Juan de Mena (decenio 1440-1450). Resulta difícil explicar el retraso del francés traduire respecto del español y catalán. 362 Besprechungen - Comptes rendus Courcelles, Dominique de: «Traduire et citer les Évangiles en Catalogne à la fin du XV e siècle: quelques enjeux de la traduction et de la citation dans la Vita Christi de Sor Isabel de Villena» (173-90). A fines del siglo XIV y durante todo el XV las traducciones catalanas de la Biblia y de los autores clásicos se hacen cada vez más frecuentes. La Inquisición se oponía a esta práctica. Así las cosas, los textos de glosas y meditaciones sobre la vida de Cristo y de la Virgen se hacen fundamentales en la vida cristiana personalizada. D. C. se centra en la interpretación de la última cena y en el relato de la condena y muerte de Cristo, el cual «constitue l’éclatant développement de ce qui a été amorcé dans le récit de la cène» (184). Sor Isabel se apropia de un género literario tradicional para expresar convicciones teológicas emanadas de su condición de exegeta y traductora del Nuevo Testamento, llevando a cabo una subversión disimulada de lo que admitía la Iglesia. Crosas, Francisco: «A propósito de una traducción castellana cuatrocentista: Las Vidas y costumbres de los viejos filósofos» (191-201). Vidas es versión castellana del De vita et moribus philosophorum, atribuido (con dudas últimamente) al escolástico inglés Walter Burley (s. XIV), inspirado éste en Diógenes Laercio (s. III). F. C. estudia los tres manuscritos conocidos, intentando averiguar de qué original latino proceden. Se aproxima a ello al establecer que el manuscrito BNF lat. 6069c presenta coincidencias con los textos castellanos y en todo caso pertenece a la misma familia textual del que sirvió para la versión castellana. Hauf i Valls, Albert G.: «Fray Hernando de Talavera, O. S. H., y las traducciones castellanas de la Vita Christi de Fr. Francesc Eiximenis, O. F. M.» (203-50). La obra de Eiximenis, en catalán y en versiones castellanas manuscritas, debió de leerse en Castilla en el siglo XV, hasta llegar a «la única edición parcial jamás emprendida de esta obra», la de Fray Hernando de Talavera, quien - valiéndose también de versiones castellanas preexistentes - la revisó, adaptó y modernizó. H. V. constata la originalidad de su versión y la empatía entre autor y traductor respecto de cómo entender la misión del cristianismo en el seno de la res publica, anticipando aspectos del erasmismo. Tanto Eiximenis como Fray Hernando fueron partidarios de hacer llegar el mensaje divino al pueblo en la lengua de éste (con la sencillez de expresión correspondiente), en contra del rigorismo que imponía la liturgia en lengua incomprensible «a manera de celebración mágica, arropada por el misterio» (233). Martínez Romero, Tomàs: «Sobre la intencionalitat del Valeri Màxim d’Antoni Canals» (251-68).A fines del siglo XIV el dominico valenciano Antoni Canals traduce al catalán Dictorum factorumque memorabilium de Valerio Máximo. A M. R. le interesa sobre todo el material extra: comentarios, glosas. Para él, el trabajo de Canals tiene doble destinatario: real y conocido (el cardenal Jaume d’Aragó) y los lectores en lengua vulgar. En el prólogo afirma que va a traducir literalmente (lo que apunta al cardenal) pero luego hace concesiones a los lectores sencillos. De las dos lecturas posibles de Valerio Máximo, heroico-caballeresca y moralizante, Canals se atiene a la segunda, lo cual es consecuente con el hecho de que en el prólogo aparezcan elementos relacionables con las Artes praedicandi medievales: «Canals ofereix una prèdica embolcallada per un pròleg-dedicatòria ple de llocs comuns i de materials retòrics que a penes deixa entreveure cap novetat per a l’home medieval» (266). Ravasini, Ines: «Esperimenti lirici tra traduzione e imitazione. Francisco de Medina traduce Sannazaro» (269-90). La contraposición propia del siglo XV entre traducción ad verbum y ad sensum cede paso en el XVI a otra nueva: traducción vs imitación. Las traducciones insertas en las Anotaciones de Fernando de Herrera van de uno a otro de estos polos: más literalidad en las del italiano (facilitada por la proximidad de ambas lenguas), más alejamiento en las del latín. I. R. analiza un caso particular: dos epigramas latinos de Sannazaro, Ad Vesbiam y Ad seipso, que Medina tradujo al castellano en forma de glosa a un estribillo tradicional. Su trabajo es ejemplo de imitación compuesta y traducción ecléctica: 363 Besprechungen - Comptes rendus la interpretación/ traducción de ambos epigramas se conjuga con la interpretación del estribillo anónimo, todo ello dentro de la estructura rígida de la glosa. Coexisten fidelidad y desviación. Traducir se ha vuelto así acto creativo y personal, no mero trasvase. Se enaltece el patrimonio cultural propio a través de la reelaboración personal de los modelos. Recio, Roxana: «Petrarca traductor: los cambios de traducción peninsular en el siglo XV a través de la historia de Válter y Griselda» (págs. 291-308). La historia de Válter y Griselda, una de las más conocidas en la Edad Media, le sirve a R. R. de hilo conductor para el estudio de los avatares de la traducción en el siglo XV. La concepción petrarquista - elección de un texto por su mera calidad, deslinde entre cómo está escrito y qué mensaje transmite - abre camino a la traducción literaria moderna. En general, Cataluña se adelanta a Castilla: fueron los catalanes los primeros en darse cuenta de la ineficacia de las traducciones atenidas a los pormenores del texto base. En Castilla, las ideas expuestas con cautela e imprecisión por el Tostado no alcanzan vigencia hasta el siglo XVI. El estudio de todo ello esclarece el proceso de penetración del humanismo en la Península Ibérica. Roser Nebot, Nicolás: «Trujamán: intérprete comunitario y traductor para fines específicos en la baja Edad Media» (309-23). Los términos trujamán y trujimán aluden a una actividad de traducción e interpretación común en la Baja Edad Media. El trujamán desempeñaba un papel indispensable en las relaciones oficiales políticas y económicas, era algo así como el traductor jurado de hoy. El proceso era el siguiente: en el lugar expedidor se escribían en la lengua oficial los documentos con destino al exterior; en el lugar de destino dichos documentos se descifraban mediante una «traducción a la vista». El texto se hacía subsidiario respecto del traductor/ intérprete: era éste quien, ejerciendo una «hermenéutica translativa», le daba valor legal a aquél; también era responsable de los textos derivados de la negociación o previos a ella. La traducción cultural (textos literarios, de pensamiento, técnicos) se confiaba a traductores en sentido estricto, si bien una y otra forma de trabajo no dejaban de interferirse. Russell, Peter: «De nuevo sobre la traducción medieval castellana de Vegecio, Epitoma de rei militaris» (325-40). Del Epitoma (siglo IV) - con los Strategemata de Frontino (siglo I) fue en la Edad Media la principal guía sobre arte militar - hay una traducción de Fray Alonso de San Cristóbal (siete manuscritos todos del s. XV). En la dedicatoria, Fray Alonso insiste en que no solo ofrece glosas en el sentido habitual (comentarios capítulo a capítulo de lo que dice Vegecio), sino también otras en las que el texto se interpretará en términos de alegoría cristiana, a fin de ayudar a los lectores en su lucha contra enemigos espirituales. Esas glosas secundarias se concentran al principio pero luego, a diferencia de las otras, sólo reaparecen esporádicamente. En el hecho de que, pese a la popularidad de la obra en el siglo XV, no haya traducción castellana impresa hasta 1764 pudo contar que los impresores, confundidos por la dedicatoria, pensaran que se trataba de una obra de doctrina cristiana. Wittlin, Curt: «Tipología de los errores cometidos por traductores medievales» (341- 50). El editor de una traducción medieval debe señalar las diferencias entre original y versión, distribuyendo sus observaciones entre introducción, notas a pie de página y aparato crítico. Los errores se clasifican básicamente en dos grupos (intercomunicables): internos (por incomprensión del original en el plano lingüístico o en el cultural) y externos (por dificultades con la presentación gráfica del original). Las semicorrecciones se dan cuando el traductor escribe una palabra incorrecta, se percata de ello y añade otra palabra sin borrar la primera. La ejemplificación se centra en dos textos: la versión castellana de las Décadas de tito Livio por el canciller Ayala y la catalana de Li livres dou Tresor de Brunetto Latini por Guillem de Copons. Hasta aquí, reducido a lo esencial, el resumen de los quince trabajos. Para cada uno he dado preferencia a cómo el tema determinado incide en el proceso cultural de la Penínsu- 364 Besprechungen - Comptes rendus la Ibérica durante la Baja Edad Media. Atendiendo al conjunto cabe hacer algunas consideraciones. Primera de ellas, la constatación de su rigor: documentación sólida, buena organización de los datos, densidad del aparato crítico, conclusiones convincentes. Segunda, la homogeneidad: 1) de extensión; 2) cronológica; 3) de contenido. 1) La mayoría de los trabajos consta de una veintena de páginas; el más extenso es el de Albert G. Hauf i Valls y el más corto el de Curt Wittlin; obviamente, la mayor o menor extensión no es mérito ni demérito, sino que viene dada por el contenido; digamos que cada uno tiene la extensión que necesita, sin «inflamientos» ni reducciones forzadas. 2) Los autores se atienen bien al marco temporal del siglo XV: prehumanismo, penetración primeriza de los logros intelectuales y estéticos italianos; cuando alguna vez se desborda dicho marco, el siglo XV es término de comparación y no es perdido de vista. 3) Atendiendo al contenido, la mayoría de los trabajos informan sobre una serie de casos particulares de traducción; cuatro de ellos tienen un perfil distinto pero complementario y por así decirlo polivalente respecto de los otros; diversifican el conjunto sin restarle coherencia; me refiero, por orden de aparición en el volumen, a los siguientes: el de Carlos Alvar se justifica en su papel introductorio; el de Tobias Brandenberger se sitúa en el espacio de la teoría de la recepción, al estudiar las modificaciones experimentadas por un texto en función de su destinatario; el de Germà Colón es una monografía rigurosa, de enfoque comparativo, en línea con otras muchas suyas anteriores, sobre los términos que designan la traducción y el traducir; el de Nicolás Roser Nebot perfila un «tipo» profesional y cultural, el del traductor / intérprete, atendiendo a la índole de la actividad que ejercía y a su inserción en el entramado social de la época; el de Wittlin, por último, establece unos criterios de trabajos útiles para cualquier estudioso ocupado en la edición de traducciones medievales. Volviendo al sentido del conjunto, queda claro que este volumen contribuye en buena medida al mejor conocimiento de la transformación cultural de la Península Ibérica a lo largo del siglo XV. Ilustra sobre cuestiones de mucho calado, básicamente éstas: manejo de los autores clásicos por parte de los traductores a lenguas vulgares (desde la lectura moralizante y la transformación a términos de alegoría cristiana hasta su vivencia estética y disfrute en cuanto espacios de libertad); proceso de vernacularización del saber (postergación paulatina del latín a la vez que se latinizaban las lenguas vulgares); tensión entre el rigorismo conservador de la Iglesia, con la Inquisición como brazo, y la experimentación de formas nuevas de espiritualidad, en las que se deslizan subversiones disimuladas que a veces presagian el erasmismo. Contribuye también a esclarecer la cuestión, no exenta de polémica, de hasta dónde llegó el papel intermediario entre Italia y Castilla desempeñado por Aragón y Cataluña, cuestión cuyo estudio exige, por parte de todos, superación de apriorismos sentimentales y sometimiento a los hechos probados y a los documentos. L. López Molina H Esther Gómez Sierra (ed.), Diálogo entre el prudente rey y el sabio aldeano (olim Libro de los pensamientos variables), London (Queen Mary and Westfield College) 2000, 117 p. (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar 29) Amador de los Ríos hatte diesen Text - unter dem olim Titel - im letzten Band seiner Historia crítica de la lengua española (Madrid 1865, Nachdruck 1969) auf einem Dutzend Seiten herausgegeben. Da die einzige Handschrift (Bib. Nac. Madrid 6642) bestens lesbar ist (eine Farbfoto auf Seite 76), war Amadors Abschrift durchaus genügend, schaffte es aber trotzdem nie in eine Anthologie. Den kurzen Text derart mit einer Einleitung, Anmerkungen, Bibliographie und Indices anzureichern, um daraus ein Buch zu machen, war nicht leicht. 365 Besprechungen - Comptes rendus
