Vox Romanica
vox
0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
Es handelt sich um einen Open-Access-Artikel, der unter den Bedingungen der Lizenz CC by 4.0 veröffentlicht wurde.http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/121
2004
631
Kristol De StefaniAnnie Kuyumcuyan, Diction et mention. Pour une pragmatique du discours narratif, Berne (Peter Lang) 2002, 429 p.
121
2004
F. Gómez Redondo
vox6310266
dell’organizzazione del discorso: organisation relationnelle (cap. 6), che identifica le relazioni illocutive e interattive fra i costituenti della struttura gerarchica del discorso e le informazioni della memoria discorsiva (il componente mentale retrostante alla produzione discorsiva); organisation opérationnelle (cap. 7), che concerne la questione cruciale del rapporto fra l’azione e la comunicazione; organisation périodique (cap. 8), che riguarda fondamentalmente le articolazioni e ponctuations fornite al discorso dalla prosodia e dalla sintassi; organisation informationnelle et topicale (cap. 9); organisation énonciative et organisation polyphonique (cap. 10); organisation séquentielle et organisation compositionnelle (cap. 11), in cui vengono anche recuperati i generi testuali e le funzioni narrative; organisation stratégique (cap. 12), da intendere qui nel senso ristretto di «manière dont le scripteur ou les interlocuteurs gèrent les rapports de positions actionnelles et de places dans le discours» (351). Nelle tre pagine di conclusioni apposte alle 370 della trattazione gli autori avvertono che, di fronte a un dominio così vasto e sterminato qual è il discorso, è stata privilegiata una visuale globale delle questioni, mirante a illustrare attraverso un approccio euristico e non formalizzato (l’assenza di formalizzazione è in effetti un aspetto che colpisce favorevolmente il lettore, abituato spesso a constatare come la formalizzazione su questi temi in effetti ben poco aggiunga, che non sia la mera patina scientizzante, all’interpretazione e comprensione dei fenomeni) soprattutto le dimensioni sinora meno descritte rispetto a quelle meramente linguistiche, vale a dire le forme d’organizzazione testuali e situazionali. A un lettore non specificamente competente nel settore, il tentativo presentato nel volume risulta in ogni caso assai di più che il semplice schizzo di un quadro generale. Si tratta infatti di un’acquisizione importante, e verificata e corroborata negli anni con diverse applicazioni di analisi concreta di vari tipi di discorso e di testi condotti da Roulet e dai suoi collaboratori, verso una teoria completa della struttura e del funzionamento del discorso, globalmente ben organizzata e coerentemente sviluppata, in un’ottica tutto sommato (e non mi pare affatto un demerito . . .) ancora latamente funzionalista. Il linguista ginevrino di strada ne ha fatta, e sempre con grande coerenza di metodi e di prospettiva, dai primi passi mossi negli anni ’70 a confronto con la tagmemica di Pike. G. Berruto ★ Annie Kuyumcuyan, Diction et mention. Pour une pragmatique du discours narratif, Berne (Peter Lang) 2002, 429 p. Entre el relato (recit) y la historia (histoire) viven los personajes, como fruto del desdoblamiento de la conciencia del autor, como producto de las tensiones temáticas que el narrador controla, como resultado de las intrigas argumentales que se van construyendo. El ámbito de la ficción adquiere su dimensión de «totalidad» en la tercera de las instancias del lenguaje narrativo, la de la historia; es el dominio del personaje, el reducto en el que su «vivir» se convierte en soporte de sucesos y de hechos, de memorias y de palabras. La complejidad de este proceso es enorme; en primer lugar, porque el personaje es una categoría funcional, es un «actante» en términos greimasianos, que opera en la estructura profunda del texto, en la que se construyen las relaciones sintagmáticas; el personaje, en segundo lugar, nace y adquiere unas características que lo van singularizando, unos rasgos descriptivos que son ordenados por el narrador, pero que proceden del fondo de vivencias y de experiencias que el autor ha ido acumulando - o ha ido adquiriendo para esa creación concreta; en tercer lugar, el personaje posee una mirada propia, que va más allá de los límites a los que el autor llega o sobre los que el narrador pueda ejercer un determinado dominio; esa 266 Besprechungen - Comptes rendus capacidad de ser ya por sí mismo, de extender la circunstancia de su persona se plasma en una gestualidad propia, en un repertorio de signos - visuales, icónicos - que singulariza sus circunstancias, que concreta las líneas maestras de su pensamiento; en cuarto lugar, y ya por último, el personaje funciona como una de las líneas discursivas textuales más importantes - si es que no es la principal - porque en ella se sitúa la perspectiva de su voz, el reducto de su palabra, en suma, los modos elocutivos. Cuando un personaje habla, el resto de los participantes de la que Bakhtin denominaba «polifonía textual» queda en silencio; el autor sigue escribiendo, es cierto, pero no es él quien lo hace, sino un ser extraño, surgido del fondo de su conciencia, que se aprovecha de sus conocimientos, de las imágenes de la realidad que el lenguaje le entrega; el narrador queda a la espera de ver en qué paran esas palabras, a dónde conducen, para detenerlas si le interesa o para beneficiarse con el despliegue de unos datos que incorporará de inmediato a la relación de hechos que está llevando a cabo. Si la ficción, en fin, es denominada «mundo posible» es por el poder que la palabra del personaje adquiere y por la capacidad de sostener en la misma todo el discurso narrativo. En el fondo, se trata de la relación entre diégesis y mímesis que ya estableciera Aristóteles y que ha servido para que la narratología - en el transcurso de sus últimas investigaciones - acuñara la dicotomía de «dicción» y «mención», que es la que da título a esta monografía de la prof. de la Univ. Paul Valéry de Montpellier, Annie Kuyumcuyan. En efecto, el libro traza la más completa investigación sobre los actos elocutivos que se ponen en juego en el desarrollo del «discurso narrativo», centrándose sobre todo en las enunciaciones que dependen del monólogo y del diálogo. De este modo, el libro se divide en tres partes; la primera posee un carácter teórico; en ella, se ocupa de definir el ámbito de lo «narrativo», de fijar los límites de esta investigación, mostrando la heterogeneidad de los componentes que intervienen en el discurso, para hacer equivalentes los conceptos de «narratividad» y de «pragmática», con esta idea central: «la question de la narrativité ne se pose dès lors plus seulement en termes de structure, linguistique ou sémantique, mais en termes d’effets; à ce titre elle relève pleinement d’une approche pragmatique» (23). Con criterios bakhtinianos, se busca ese proceso de lo que se llama explícitamente «narratividad» desconocida, a través de la fijación de los tipos estables de enunciado, teniendo en cuenta su «valor elocutivo», el «cuadro accional» - ya mencionado -, la «naturaleza tipológica» y las «propiedades materiales» con las que el discurso se entrama, tiende a afirmarse en una dimensión monológica o dialógica. A partir de este punto, la pesquisa se centra en el destinatario del acto elocutivo, tanto en la identificación de la figura que lo representa, como en la duración de esa condición, antes de plantear una nueva hipótesis sobre el estatuto elocutivo de la narración (51-74), en donde se encuentran las líneas maestras de la clasificación de modos elocutivos que luego se propondrá; es fundamental, en este sentido, pensar en el acto elocutivo como un texto que tiene que producir un efecto en un discurso: «Plus qu’un contenu, la narrativité en devient un rapport: entre le texte et le discours d’une part, mais, indissociablement, entre les interlocuteurs/ interactants de l’autre» (52). El riesgo que asume Kuyumkuyan es considerable, porque se aleja de las categorías más convencionales de fijar la experiencia narrativa, de los géneros tradicionales (cuento, novela, romance), de la misma ficción, para hablar sólo de la «narratividad», atenida también a las narraciones no «ficcionales» ni literarias, para proceder a situar en el seno de esta amplia concepción, el conjunto de modalidades enunciativas, que despliega en las partes segunda y tercera de su monografía. Al texto monológico y a las relaciones que mantiene con el discurso narrativo se dedica, entonces, la segunda sección; se trata de observar los textos en su contexto de recepción, desplazando el interés de la «textualidad» desde el discurso a la «situación» que lo afirma, que es creada por el personaje - básicamente con el empleo de su palabra - para que en 267 Besprechungen - Comptes rendus ella se integre la conciencia del lector. Aquí es donde tienen cabida los textos que suelen ser considerados «no narrativos», pero que poseen una «narratividad» que es perceptible sólo en el nivel del «discurso», en cuyo interior suelen abrirse niveles diferentes de comunicación, también de interpretación, porque hay una trama de posiciones discursivas que se va ocupando, o por la que se va desplazando una memoria, para conseguir generar unos efectos determinados. De este dominio monológico, elige dos formas concretas, ciertamente marginales, pero de gran valor pragmático: la carta, por una parte, el relato oral breve, por otra. Sobre las misivas, en las que tiene en cuenta tanto las ficticias como las que no lo son, señala, como rasgos distintivos, las colisiones que se producen entre la organización de las relaciones de la superficie de los «textos» (encadenamientos argumentativos y elocutivos entre los diferentes componentes) y las inferencias de las que proceden los intérpretes de los «discursos» (es decir, significaciones que dependen del contexto o niveles de sentido que se definen en relación a esas ideas). De los discursos orales elige la modalidad del sketch cómico, en el que el texto se encuentra integrado en el dominio más amplio de la representación, pero no de la dramática, sino de la musical, de las realizaciones definidas mediante repertorios previos; utiliza la autora el término de la dialogía del trampantojo (trompe-l’oeil), derivada de la aplicación de las perspectivas oblicuas en la configuración de los cuadros. Porque, aunque no exista un interlocutor inscrito en la estructura narrativa que se crea, sí que son perceptibles esos rasgos a través de un carácter, de una corporeidad e incluso de un comportamiento y de una estrategia conversacionales que pueden ser claramente distinguidas. Es un interlocutor que no existe más que en estado virtual, pero es un principio importante de la conversión de los enunciados monológicos en el discurso potencialmente dialógico: «Textuelles, ces unités ne sont pas déterminées par leur forme linguistique, mais par l’organisation globale de l’activité discursive qui permet de déterminer, pour chaque composant, de quelle intention de communication il relève probablement et s’il articule plutôt à un constituant de rang hiérarchique identique de l’interlocuteur, ou à un constituant hiérarchique de rang égal ou supérieur du locuteur» (150-51). Las estrategias de estos diálogos monódicos - en los que realmente debe admitirse la posibilidad de reconocer un discurso narrativo - implican una inscripción en el vacío de las intervenciones que faltan del receptor del mismo, asumidas por el locutor para sugerir a ese destinatario un diálogo que ha sido deliberada o accidentalmente dislocado, en virtud de la situación en que se produce. La tercera sección del libro aborda el estudio del diálogo y de la narración, entendida como representación de interacciones verbales, partiendo de estas premisas: «un discours délibératif au plan linguistique, conçu et perçu comme tel par ses partenaires immédiats, est recatégorisé comme narratif à l’étage supérieur de l’interaction, pour peu que des ‹observateurs› se manifestent, redoublant aussitôt l’événement communicationnel premier d’un degré supplémentaire» (233). Ahora sí que hay que contar con la posición de interacción del destinatario, ya que todo se dirige hacia él, en el lugar que ocupa en el marco creado. Puede hablarse, por ello, de una situación objetiva, la creada por la palabra viva que ayuda a configurar la dimensión de ser del receptor, visto en su otredad, con todas las variantes sociales o culturales que lo constituyen. Tal es lo que entiende Kuyumkuyan por «dicción»: el estado activo de la palabra, examinado a través de los diálogos y, lo que es más importante, sus observadores, ya que el que un diálogo adquiera la categoría de «independiente», es decir de verdaderamente auténtico, depende del estatuto de evidencia que se le otorgue; se tiene en cuenta que la relación de una conversación auténtica no equivale a una representación dialogal ficticia; su funcionamiento discursivo se corresponde con la posición «interaccional» ocupada por su destinatario. Considerado de esta manera el diálogo se com- 268 Besprechungen - Comptes rendus pone de intervenciones: «Le dialogue, composant hiérarchique de rang supérieur, est l’unité de ces constituants monologiques, mais cette intégration de l’unité inférieure au sein de l’échange ne se réalise que par l’interlocution» (244). Todo discurso narrativo debe pensarse como mención y ese punto de vista enunciativo condiciona estrechamente su aparición a la del personaje como «ser de discurso», puesto que en última instancia la ficción debe subordinarse siempre a la categoría del personaje, una línea de investigación que conduce al examen de la polifonía, sobre la que se sostiene la mayor o menor ilusión de realidad; además de los fenómenos de la «doble enunciación», debe acoger los referidos a la ironía, el punto de vista o los marcos de presentación. El planteamiento más extremo de estas hipótesis conduce a considerar el teatro como parte del discurso narrativo, atendiendo al modo en que se produce la narratividad en el discurso dramático; no hay, por supuesto, equivalente del narrador, pero los personajes son designados por la tercera persona, que puede mencionar los gestos y los hechos a través de las didascalias, por medio de subjetividades distintas a las del autor: «En ce sens, élementaire, il y a bien ‹narration› dans le genre théâtral, au sens de représentation passant tout ou partie par un canal verbal - et à l’écrit passant même intégralement par ce canal» (295). Con el ejemplo del sueño de Orestes en Electra de Giradoux, procede la autora a examinar las distintas estrategias - internas y externas - que conforman los marcos de interacción de una representación dramática, para poner de manifiesto que la única relación recíproca se produce entre los personajes ficticios - ajenos a los actores - cuando se comunican entre ellos. En un último capítulo, que puede considerarse como resumen de las perspectivas hasta aquí apuntadas,Annie Kuyumcuyan despliega los casos de heterogeneidad que pueden producirse en el diálogo novelesco: la dimensión interaccional, el módulo referencial, el módulo textual, la organización enunciativa, los planos del diálogo, la construcción de puntos de vista, la utilización de la resonancia de las voces como estrategia narrativa. En síntesis, este estudio ha logrado lo que su autora pretendía, demostrar que existe un «efecto narrativo» que va más allá del orden genérico de la épica en el que suele incluirse su estudio; puede ser premeditado por uno de los destinadores de un texto - si se edita por ejemplo una correspondencia real - o puramente casual, cuando se sorprende una conversación por una tercera persona; puede manifestarse en un ámbito textual y abrirse al vasto campo de las narraciones explícitas - y ahí sí caben los discursos narrativos - o quedar no marcado con las narraciones implícitas que se producen en el teatro, en un «sketch» cómico o en monólogos epistolares; por eso, se ha hablado de «mención» frente a «dicción», a enunciación histórica e, incluso, a ficción: «Je formulerai même l’hypothèse que l’importance acordée à la fiction provient en partie d’une minimisation, voire d’une méconnaissance, du phénomène de la mention, et de son aptitude à susciter des locuteurs distincts du sujet parlant - ce qui ne fait sans doute que déporter le problème de l’invention d’un monde (conception ordinaire de la fiction) à l’imagination d’un personnage (locuteur ou point de vue)» (415-16). Valga esta última idea como cierre de esta sugerente revisión sobre el valor de los discursos narrativos y dramáticos, sus emisores y las distintas funciones que desempeñan más allá de la textualidad que los acoge. F. Gómez Redondo ★ 269 Besprechungen - Comptes rendus