Vox Romanica
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Francke Verlag Tübingen
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Kristol De StefaniGuillaume Tardif, Les facécies de Poge.Traduction du «Liber facetiarum» de Poggio Bracciolini, éditée par Frédéric Duval et Sandrine Hériché-Pradeau, Genève (Droz) 2003, 314 p.
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Fernando Gomez Redondo
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force de commenter ce qui est pareil, on perd de vue ce qui est singulier. À cela se rattache une deuxième série de questions, qui concernent le contexte où apparaissent ces épisodes parallèles. MS note à juste titre que les conseils que prodigue, au début du roman, la Belle Cousine à Saintré se retrouvent pour ainsi dire textuellement dans la biographie de Jacques de Lalain. Certes, mais le fait que ce soit la dame, courtisane et hypocrite, qui les profère en modifie totalement la portée. Là encore, toute la spécificité vient de cette trouvaille d’Antoine de la Sale et il faudrait sans doute la placer au cœur de l’étude. Le dernier complexe de questions surgit au moment d’achever la lecture: si, comme le démontre brillamment MS, Saintré, ainsi que tous les autres protagonistes du corpus présentent une nouvelle espèce de chevaliers, il doit y avoir un moule quelque part. Il n’est pas possible que les auteurs s’écartent tous de la tradition littéraire antérieure de la même façon. C’est donc la société du temps qui, d’une façon ou d’une autre, doit se refléter dans ces textes. Il serait par conséquent tentant de prolonger l’enquête de MS en ouvrant le corpus à des textes non littéraires et d’inclure - démarche corollaire - davantage encore les travaux des historiens afin de chercher ce moule. Bref, ce travail de MS met à jour de nombreux aspects de tout un corpus de textes mal connus, éclaire d’une lumière nouvelle le Petit Jehan de Saintré et suggère une foule de pistes de réflexion supplémentaires. C’est dire que sa lecture est du temps bien investi 1 . Richard Trachsler ★ Guillaume Tardif, Les facécies de Poge. Traduction du «Liber facetiarum» de Poggio Bracciolini, éditée par Frédéric Duval et Sandrine Hériché-Pradeau, Genève (Droz) 2003, 314 p. Poggio Bracciolini, eminente humanista y secretario papal, construyó su Liber facetiarum entre 1428 y 1452, llegando a reunir 273 breves narraciones, ligadas a hechos o motivos risibles, fácilmente relacionables con personajes o situaciones concretas. Estas muestras de la comicidad humanística - son siempre relatos jocosos, de carácter paródico - convienen a la formación del vir facetus, o lo que es lo mismo a la construcción de la facetudo, cualidad del ingenio cortesano, orientada a la acción pragmática de relatar cuentos humorísticos, no sólo para provocar la risa, sino para propiciar «experiencias estéticas»: la afirmación de la «alegría curial» depende de este doble proceso. La miscelánea de Poggio se difundió enseguida por toda Europa, un éxito que no agradó a su autor; en el curso de una disputa sostenida con L. Valla, se lamentaba de la amplia acogida que se había dado a su Liber, supuestamente traducido a varias lenguas, incluido el castellano: «diffusae sint per universam Italiam, et ad Gallos usque, Hispanos, Germanos, Britannos, caeterasque nationes transmigrarint qui sciant loqui latine»; de ser esto cierto, antes de 1457, año de la muerte de Valla, se habrían formado distintas versiones en cada una de esas lenguas vernáculas mencionadas, si bien sea difícil encontrar testimonios concretos de esa transmisión, ligada muchas veces al aprovechamiento de esas anécdotas y dicacidades en otra serie de producciones: novellae, poemas satíricos, primeros cuentos, formas menores de la ficción e, incluso, algunos pasajes cronísticos. Para el caso de la literatura francesa, la traducción que prepara Guillaume Tardif en 1492, con 115 facecias, constituye la primera tentativa de atrapar todo ese conjunto de recursos y 311 Besprechungen - Comptes rendus 1 Le lecteur intéressé trouvera une discussion un peu plus nourrie des thèses de Michelle Szkilnik, ainsi qu’une réplique de sa part dans le numéro 6 (2005) de la Revue critique de Philologie romane. de episodios cómicos; el libro se dedica a Carlos VIII, a quien se entrega en 1492, se imprime antes de 1496 y es reeditado varias veces a lo largo del s. XVI. A lo largo del s. XX este intento de aclimatar a la lengua francesa el pensamiento de Poggio ha recibido más críticas que parabienes, a tenor de las amplificaciones, adiciones y moralidades incluidas por Tardif, contrarias a la perspectiva humanística con que el italiano formara el Liber. Éste es uno de los méritos de la edición preparada por F. Duval y S. Hériché-Pradeau: demostrar que el texto francés posee un funcionamiento propio y que, en ningún momento, debe ser comparado con el original italiano, puesto que cada uno de esos productos textuales responde a unas circunstancias bien diferentes, que son las que tienen que explicar el desarrollo y selección de los materiales, así como la orientación elocutiva y retórica que a los mismos se dé. La versión de Tardif tiene que entenderse, entonces, como un ejercicio de reescritura, engastado en las labores humanísticas que él practicaba, puesto que era un buen conocedor de la retórica, de los clásicos latinos y había participado en varios debates, amén de ser un gran admirador de Valla y de Poggio; ello indica que, siendo ciertas las alteraciones a que el Liber se somete, deben ponerse en correspondencia con unos valores que pretenden ser afirmados como pautas y principios de formación cortesana. El objetivo de la introducción consiste, por tanto, en demostrar que todas las transgresiones del modelo de Poggio han de inscribirse en el horizonte de expectativas conformado por los receptores franceses, no tanto por el deseo particular de Tardif de modificar unas estructuras textuales recibidas; de este modo, y ésta habría de ser una de las líneas con que operara la traductología, sobre todo en el caso de las traslaciones medievales, el texto fuente tiene que pasar a un segundo plano y jamás ha de buscarse, en la obra traducida, el mantenimiento de una literalidad o de una transmisión fidedigna de un contenido que no puede ser el mismo, sencillamente porque está sirviendo a otros contextos receptivos. De este modo, los cambios que Tardif ha podido introducir - incluida esa precisa selección de historias - no ha dependido tanto de su voluntad, como del deseo percibido en el público al que se dirige de que le sean contadas unas historias frente a otras, ajustadas además a unos mecanismos narrativos particulares, tal y como se pone de manifiesto en el prólogo: «La spécificité comique des Facéties oriente également dans cette direction. La traduction littérale d’un texte comique, en effet, est un nonsens, car le comique repose sur une complicité entre le texte et son lecteur que seules peuvent instaurer une compréhension immédiate et une proximité référentielle. À la différence du traducteur d’un texte informatif, le traducteur d’un texte comique doit privilégier la fidélité au lecteur, au détriment même de la fidélité à l’auteur» (13). Debe entenderse, de esta manera, el aviso que se incluye en el título de la traducción francesa de que, en la misma, van a encontrarse «de plusieurs nouvelles choses moralles», con el que quizá el librero pretendiera exonerar al texto de la mala reputación que el original latino podía haber adquirido en medios cortesanos; ello es importante por cuanto Tardif en ningún caso establece esa orientación moral en el proemio de su obra, aunque luego dote a las narraciones de un cierre «moralizador», que no es ajeno a la práctica del comentario de textos medieval; mediante esta práctica, cada historia literal es sometida a una interpretación que descubre sus sentidos morales y, lo que es más importante, que enseña a los receptores a reflexionar y a pensar, sirviéndose de esos esquemas exegéticos: «En ceste facecie est donné a entendre que . . . » (96), «En ceste facecie sont desprisez ceulx qui veulent se donner gloire pour leurs beaulx faitz . . . » (102), «En ceste facecie sont deux choses a noter, premierement la maulvaistié et fallace de une femme . . . » (104), por citar sólo tres casos en los que se percibe esa voluntad por construir unos mecanismos intelectivos - modos de pensar - y por configurar unos procesos de conocimiento atenidos a los estamentos o a los grupos de personajes cuyas faltas o vicios se están describiendo. Para lograr este efecto, Tardif actúa conscientemente como traductor eliminando buena parte de los registros del vocabulario sexual; el texto se ajusta, así, a unas reglas de cortesía 312 Besprechungen - Comptes rendus y de urbanidad que exigen una terminología neutra: «Ainsi ‹cunnus› est traduit entre autres par lieu secret (LXXIII.4), maujoinct (LXV.1) et nature (LXV.1)» (29). Importa, así, la manera de decir, antes que la designación concreta de la realidad a la que se refiere, lo que no presupone una disminución de la comicidad, puesto que las alusiones - aun encubiertas - se reconocen, pero, sin duda, predisponen a la moralización. Lo mismo sucede con el léxico religioso, ya que se reduce del original todo el proceso de desacralización que el humor requería. No debe olvidarse, a este respecto, que la traducción está dedicada al rey francés. La misma estructura de contadores que intervienen en la transmisión de este anecdotario se ve afectada por las constricciones morales con que es filtrado el texto de Poggio; esos relatores de historias son moralmente irreprochables y no mantienen vínculo alguno con los personajes de los que hablan; así, tiene que explicarse el mismo distanciamiento que el traductor se impone con respecto al texto que traslada, al comenzar buena parte de estas unidades mediante fórmulas del estilo de «Ainsi que dit Poge Florentin . . . » (88), o «Si nous dit Poge . . . » (162), que dejan bien claro a quién debe atribuirse ese contenido que se va a relatar y a quién corresponde la moralidad que del mismo debe desprenderse. Hay ocasiones en que alguna de estas viñetas narrativas son comentadas para señalar el sistema de fuentes que ha podido ser utilizado en su construcción; en este sentido, Tardif actúa como un magister medieval: «La facecie ensuivante que met Poge aucuns ont attribué a Ysopet et avecques la translation des fables de Ysopet l’ont mise, mais nonobstant ne l’ay je pas laissé a mettre et rediger en ceste presente translation» (164). No yerra Tardif en esta apreciación; también, para el caso español, la transmisión de Poggio se vincula al Esopete ystoriado, que se imprime en 1482 y que es un compendio narrativo de formación alemana. Para el establecimiento del texto, asegurada la impresión de 1496 de la que no sobrevive ningún ejemplar, los editores parten de la primera edición conservada, sin año, pero adscribible al período de 1517-25, por la viuda de Jean Trepperel (A), frente al resto de testimonios: Lyon, Olivier Arnouillet [post 1514-15] (B), también Lyon, Olivier Arnouillet [post 1514-15] (C), Paris, Jean Bonfons, 1549 (D) y del mismo 1574 (E), contrastando las variantes de BC frente a AD, las relaciones de BC y de AD, más los vínculos que pueden encontrarse entre E y AD, para concluir: «A s’impose sans conteste comme texte de base. En effet, B et C s’excluent par leurs lacunes . . . Reste la branche ADE. E, qui est un remaniement tardif très abrégé est d’emblée disqualifié. D, de soixante ans postérieur à la traduction de Tardif, présente de nombreuses leçons individuelles et une langue modernisée» (61). De este modo, A se adopta como texto base, corregido, cuando el caso lo requiere, por B; el problema de A es la composición tipográfica que afecta al tratamiento de las desinencias o de las citas latinas; bien que es cierto que B no ofrece siempre una solución aceptable. Queda, así, superada la anterior edición de 1878, preparada por Anatole de Montaiglon (reimpr.: Bassac, 1994), basada en el impreso de Olivier Arnouillet al que le faltaba el prólogo y tres facecias; impreso ese trabajo, descubrió el testimonio de A, pero ya sin la posibilidad de introducir modificaciones, salvo una nota de cierre. Esta edición, por tanto, de la traducción de Tardif de Les facécies de Poge, realizada con todo esmero filológico, destaca por el empeño con que F. Duval y S. Hériché-Pradeau han recuperado la figura del traductor y la han engastado en los procesos letrados de los que depende su formación humanística y a los que pretende servir con esta traslación. Aun moralizado, Poggio se va a convertir para la literatura francesa renacentista en un semillero de situaciones narrativas y esquemas argumentales; de ahí, la importancia de acercarse al texto que elaborara Tardif para la corte de Carlos VIII. Fernando Gomez Redondo ★ 313 Besprechungen - Comptes rendus
