Vox Romanica
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2009
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Kristol De StefaniEl origen de los nombres de instrumento en -dora del español
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2009
Franz Rainer
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El origen de los nombres de instrumento en -dora del español 1. El estado de la cuestión Los nombres de instrumento españoles en -dora del tipo lavadora ‘máquina para lavar ropa’ siguen planteando problemas. Estos problemas son esencialmente dos: el del origen y el de la selección, en sincronía, del femenino -dora (lavadora, licuadora, apisonadora, mecedora, etc.) frente al masculino -dor (exprimidor, interruptor, secador, sujetador, etc.). Ambos problemas están íntimamente relacionados, como vamos a ver. 1.1 ¿Extensión metafórica o elipsis? En lo que atañe al problema diacrónico escribí en Rainer 1993: 454 que la tesis del origen elíptico - es decir, la tesis de que este patrón se remontara a sintagmas con un núcleo nominal femenino, especialmente máquina - estaría aceptada por todos. Tal apreciación, influenciada quizá por la literatura sobre las formaciones análogas en otras lenguas románicas 1 , pecaba de optimismo, porque la verdad es que la cuestión ha sido tratada pocas veces en la lingüística hispánica, y con resultados divergentes. Los clásicos manuales de gramática histórica, como los de Hansen 1913, Menéndez Pidal 1968 o García de Diego 1970, pasan completamente por alto el problema. El primero en mencionarlo fue Alemany Bolufer 1920: 45, quien escribe sobre los nombres en -dor/ a: Designan el agente y también el instrumento, significación esta última derivada de aquélla: cogedor, de coger; prendedor, de prender; pasador, de pasar, etc. Y sólo en género femenino ametralladora, de ametrallar. No queda claro aquí si la observación respecto a la «derivación» del uso instrumental del agentivo se extiende también a las formaciones femeninas, y qué significaba exactamente para Alemany Bolufer la expresión «derivada de». Probablemente pensaba en una extensión metafórica, tesis popularizada poco antes por Meyer-Lübke 2 . Si así fuera, Alemany Bolufer habría sostenido la tesis de que, en 1 Sobre la historia de los nombres de instrumento en -euse del francés sigue siendo fundamental Darmesteter 1877: 46-49, quien tuvo el privilegio de asistir prácticamente in vivo al despegue de este patrón. Lo describió como proceso elíptico. 2 Remito al lector interesado a Rainer 2005: 122s., donde queda sintetizada la historia de las tesis sostenidas respecto a la relación entre el -tor agentivo y el -tor instrumental (y locativo) en las lenguas románicas. Vox Romanica 68 (2009): 199-217 Franz Rainer algún momento de la historia del español, un sustantivo agentivo femenino en -dora hubiera sido empleado metafóricamente para designar también una máquina de función análoga, digamos tejedora ‘mujer que tiene por oficio tejer’ con el significado metafórico ‘máquina de función análoga a la de una tejedora, máquina para hacer tejido de punto’. El resultado de una tal extensión metafórica luego habría sido reanalizado, quedando el nuevo sentido ‘máquina’ pegado al sufijo -dora. El reanálisis, aunque pasado por alto en el pasaje citado de Alemany Bolufer, es un ingrediente indispensable para la hipótesis de la extensión semántica, ya que muchos nombres de instrumento en -dora carecen de nombre agentivo paralelo (p.ej. ametralladora, que no se ha utilizado nunca con el sentido de ‘mujer que ametralla’). Mi propia hipótesis, mencionada arriba, acerca del origen de los nombres de instrumento en -dora presupone también un reanálisis como último paso, pero se diferencia de la hipótesis de Alemany Bolufer (o ficticia, si la hemos reconstruido incorrectamente) en que el significado instrumental no se considera como fruto de una extensión metafórica sino de la incorporación del sentido del sustantivo suprimido en la elipsis. Retomando el ejemplo de arriba, según mi propia hipótesis, un sintagma como máquina tejedora habría dado lugar, por supresión del núcleo nominal, al sustantivo tejedora ‘máquina tejedora’, cuyo significado ‘máquina’, huérfano de significante, habría sido luego asociado con la secuencia -dora, de esta manera convertida en sufijo derivacional, mientras que antes -dora había sido una combinación del morfema derivacional -dor y el morfema flexivo femenino -a. Este nuevo sufijo nominal -dora con el significado ‘máquina que sirve para V’ habría servido luego de modelo para formaciones análogas, sin tener que pasar necesariamente por una etapa sintagmática 3 . La hipótesis elíptica ha sido adoptada también, recientemente, por Pharies 2002: 170, quien habla de «elisión de antecedentes, v. gr., en frases como . . . (máquina, herramienta) lavadora». Alvar/ Pottier 1987: §295, al contrario, la habían puesto en tela de juicio, como vamos a ver en 1.2., estableciendo a su vez una filiación con el llamado «femenino aumentativo». Laca 1986: 292-93 discute la cuestión de la validez sincrónica de la hipótesis elíptica: Für die sich im Wortschatz abzeichnende Tendenz, einen wichtigen Teil der durch Wortbildung entstandenen Gegenstandsbezeichnungen als Feminina zu fixieren, sind verschiedene sprachliche und außersprachliche Erklärungen denkbar . . . Im spezifischen Fall der wegen ihrer gegenwärtigen hohen Produktivität äußerst interessanten -dora-Bildungen scheint in dieser Hinsicht eine Erscheinung ausschlaggebend zu sein, die wir als «versteckte Kongruenz» auf- 200 3 No pretendo, por supuesto, que tejedora haya sido realmente la palabra patrón en términos históricos. Nos sirve aquí simplemente para ilustrar las posibles sendas evolutivas del sufijo. El sentido instrumental de tejedora parece ser muy reciente. El CORDE documenta el sentido agentivo a partir de 1529 y el sintagma máquina tejedora en 1974, mientras que el nombre de instrumento solo aparece en el CREA en 1978: «las tejedoras industriales». El origen de los nombres de instrumento en -dora del español fassen möchten: Das Genus der Bildung richtet sich nach dem Genus eines Substantivs, das als Oberbegriff der Klasse der zu bezeichnenden Gegenstände fungiert. Meist ist dieses Substantiv máquina, jedoch ist dies nicht die einzige Möglichkeit; dass etwa mecedora und veladora Feminina sind, hängt offensichtlich nicht zuletzt mit der Tatsache zusammen, daß sie jeweils eine Sitzgelegenheit (silla, Fem.) und eine Lampe (lámpara, Fem.) bezeichnen, registradora als Bezeichnung für die Registrierkasse konkurriert in meinem Sprachgebrauch mit caja und caja registradora. Damit wird nicht behauptet, dass das Element, das die Genuskongruenz steuert, in irgendeiner relevanten Hinsicht als elliptisch kopräsent zu betrachten sei - und dies nicht einmal bei der Schöpfung neuer Bezeichnungen, da davon ausgegangen werden kann, daß die Existenz von Leitwörtern und Leitgruppen dafür sorgt, daß weitere -dora-Bildungen sich einfach an die schon bestehenden analogisch anreihen. Como se ve, la autora parece favorecer la hipótesis del reanálisis y de la formación analógica de neologismos, pero al mismo tiempo habla de «congruencia oculta» con un hiperónimo femenino, que sin embargo no estaría «co-presente» en la mente del hablante a la hora de crear un neologismo. No sé si se puede dar una interpretación coherente a este pasaje, pero de todos modos tiene su interés como manifestación del Sprachgefühl de una hablante nativa acerca de la relación privilegiada entre por lo menos algunos nombres de instrumento en -dora y los sintagmas correspondientes. 1.2 Instrumentos en -dor y -dora: el criterio de selección El segundo problema abordado repetidamente en la literatura es el del criterio que determina la selección de -dor y -dora. Ya hemos visto que Laca 1986 estableció alguna relación, no muy bien definida, entre el nombre de instrumento y su hiperónimo. Está implícito en esta hipótesis que no tiene que haber, necesariamente, un criterio semántico unitario, ya que los hiperónimos pueden ser múltiples. Además del hiperónimo dominante, máquina, Laca cita también los casos de mecedora (una silla) y veladora (una lámpara). Vamos a ver en 2.1.4. que estas intuiciones sobre la base de material sincrónico son avaladas también por los datos históricos. Adicionalmente a la hipótesis de la elipsis tiene cierta tradición, sobre todo en la literatura hispanística, la idea de una correlación entre el femenino y un supuesto gran tamaño del referente. Una versión algo más flexible - al tamaño se añade la complejidad - de esta hipótesis la adoptan también Alvar/ Pottier 1987: §295: . . . las formas femeninas del sufijo se aplican a aparatos que se consideran más importantes; sea por su tamaño o complejidad; no basta con decir que se puede considerar la elipsis de un sustantivo femenino (máquina, por ejemplo), pues el aspirador ‘máquina que, movida por la electricidad, sirve para absorber el polvo’ no es lo mismo que la aspiradora y en situación paralela estaría el computador con respecto a la computadora o el secador (del cabello, p. e.) con respecto a la secadora (de una lavandería); de ahí trilladora, grabadora, etc. Habría que rela- 201 Franz Rainer cionar estos casos con los históricos en que la -a final sirve de aumentativo o, cuando menos, para indicar tamaño mayor (ventana-ventano) 4 . Un punto de vista similar se defiende en Staib 1988: 138-39, quien llega a la conclusión de que habría, en español, una tendencia a seleccionar -dora para un instrumento grande y -dor para un instrumento pequeño o «semi-mecánico», aunque es consciente de que también se encuentran ejemplos donde la situación es al revés. La misma posición se profesa en Lang 1990: 144: . . . with large machinery, the derivative is more likely to be feminine, possibly because of the underlying concept of máquina f., while smaller items of equipment are more likely to be masculine, possibly because of association with aparato. Pero también este autor se dio cuenta de que no se trata de un criterio infalible, por lo cual añade en nota (p. 255): This distinction is far from reliable; cf. batidora, taladradora and lijadora, all relatively small machines, which are feminine. En tiempos más recientes, la hipótesis del tamaño como criterio diferenciador ha sido mencionada con aprobación en Detges 2007: 181: Richtig ist . . ., daß im modernen Spanisch mit der femininen Form bevorzugt auf große Geräte und Maschinen (sp. envasadora ‘Abfüllmaschine’), localizadora ‘Ortungsgerät’), mit der maskulinen Bildung dagegen auf eher kleine oder halbmechanische Vorrichtungen verwiesen wird (sp. envasador ‘Abfülltrichter’, localizador ‘Taschenorter’; vgl. Staib 1988, 138). En Rainer 1993: 455, por contra, descarté el tamaño como dimensión pertinente, proponiendo una asociación entre -dora y «máquinas prototípicas», es decir, propulsadas por un motor. El sufijo -dor, por el contrario, sería de aplicación más amplia 5 . Este criterio permitiría explicar satisfactoriamente por qué se dice, por ejemplo, exprimidor (aparato manual), pero exprimidora (máquina eléctrica, pero no necesariamente más grande). Sin embargo, también hice notar que la presencia de un motor no es razón suficiente para seleccionar -dora, como prueba por ejemplo el caso de secador, un electrodoméstico que también tiene motor y no es más pequeño que una exprimidora. A la vista de complicaciones de este tipo, dejé la cuestión para la investigación futura. El único trabajo posterior que ha vuelto sobre el tema más detenidamente es el de Herwartz 2002: 125-32, donde se analizan los hiperónimos utilizados en los dic- 202 4 En una nota, los autores remiten a Wartburg 1921. La cuestión del «femenino aumentativo» ha sido objeto de amplia discusión también con posterioridad al artículo de Wartburg; véanse, sobre el tema, Malkiel 1977 y Wandersleben 1981. 5 Laca 1986: 293 ya había observado que las formaciones masculinas en -dor podían referirse a «so gut wie alle möglichen Gegenstände oder Bestandteile von Gegenständen», es decir, prácticamente a cualquier tipo de objetos o partes de objetos. El origen de los nombres de instrumento en -dora del español cionarios para describir los nombres de instrumento en -dor y -dora. Los hiperónimos más usados serían aparato, utensilio, máquina, electrodoméstico y dispositivo, pero no constata Herwartz una correlación perfecta entre el género del hiperónimo utilizado en los diccionarios y el género del nombre de instrumento. A la luz de este resultado concluye que la hipótesis de la asignación del género sobre la base del hiperónimo es errónea: Die Annahme einer Genusfixierung von -dor bzw. -dora in Anlehnung an das Genus eines eliminierten Grundwortes ist somit nicht haltbar. (Herwartz 2002: 128) Su análisis confirma (véase p. 130) el contraste entre utensilios domésticos manuales con -dor vs. aparatos automáticos con -dora (batidor vs. batidora, picador vs. picadora, etc.), y también el mayor tamaño de las máquinas con -dora respecto a las con -dor (secador vs. secadora), pero solo en el caso de dobletes derivados del mismo verbo base y no como regla general. 1.3 Detges 2007 El repaso a la investigación mencionada en 1.1. y 1.2. ha evidenciado la subsistencia de dudas acerca de las dos cuestiones principales relacionadas con el sufijo instrumental -dora, esto es, su origen y el criterio de selección. Pero lo que me ha incitado a retomar el tema no han sido estas dudas subsistentes sino la publicación reciente, por Detges, de una nueva hipótesis sobre el origen de nuestro sufijo. Una novedad del artículo de Detges consiste en la ubicación cronológica del fenómeno. Aunque los estudios realizados no han sido muy concretos al respecto, la opinión general parece haber sido que el sufijo fuera un producto colateral de la Revolución Industrial. Ahora bien, Detges proporciona tres ejemplos que, según él, probarían que el uso instrumental de -dora se remonta ya a la Edad Media. Concretamente cita los sustantivos podadora ‘podadera’, portadora ‘recipiente para el transporte’ y segadora ‘guadaña’. Los dos primeros están sacados de una obra del siglo XIV, citada en el texto como Rustica. Se trata de la traducción castellana del De re rustica (Opus agriculturae) de Paladio, llevada a cabo por Ferrer Sayol en 1385. Como esta obra ya ha sido integrada al CORDE, daré aquí ejemplos ilustrativos sacados de este banco de datos: Despues en la cañya de la çepa entre el terçero & quarto pie alto sobre la tierra con vna podadora bien tajante o con cuchillo en aquella partida de la corteza que tu veeras que es mas verde tu le faras vn grant tajo & muchas vezes la cauaras. (fol. 192R) Asi mesmo en aqueste mes en los lugares que seran çerca de mar deues aparejar los cubos & botas & portadoras & otros aparejamjentos nesçesarios a las vendjmjas. (fol. 161V) 203 Franz Rainer El tercer ejemplo, segadora, proviene del Universal vocabulario en latín y en romance, de Alfonso Fernández de Palencia, publicado en Sevilla en 1490: «Segadora: cosa para segar» (s. v.). Sobre la base de estos ejemplos, Detges 2007: 181 rechaza la explicación del origen de -dora como resultado de una supuesta elipsis de máquina, ya que los instrumentos medievales aludidos no eran máquinas, sino artefactos más simples: Die These, daß im Spanischen die femininen Bezeichnungen aus elliptischen Verkürzungen des Typs lavadora máquina lavadora hervorgegangen seien (Rainer 1993, 454-455; Laca 1986, 292), ist . . . historisch unzutreffend. Según Detges, nuestros ejemplos medievales habrían sido casos de «moción», término que él emplea en el sentido de «konzeptuelle Verschiebung per Genuswechsel» (p. 184; eso es, cambio conceptual señalado por el cambio de género) 6 . No nos dice Detges, desgraciadamente, según qué modelo establecido en el español antiguo habrían sido formados estos nombres de instrumento femeninos, aunque es de suponer que pensaba en casos de «femenino aumentativo» en la línea de Alvar/ Pottier 1987, ya que menciona en el mismo apartado la pareja cubo/ cuba. No se trata de una cuestión baladí, porque sin modelo convincente la explicación queda coja. Los neologismos no surgen de la nada, y parejas del tipo cubo/ cuba no son modelos plausibles para una moción del tipo podador/ podadora ‘podadera’, porque no hay en el modelo ningún cambio de categoría conceptual de persona a instrumento. La segunda etapa en la explicación de Detges es también el reanálisis, el establecimiento de una relación conceptual directa con el verbo y la asociación del significado ‘instrumento’ con la secuencia final -dora, con el consiguiente cambio estructural de [[[poda] V -dor] N -a] N ‘herramienta del podador’ a [[poda] V -dora] N ‘herramienta para podar’. Este reanálisis, según Detges, habría tenido lugar «im Übergang zum Neuspanischen» (p. 185), durante el periodo transitorio entre la Edad Media y los Tiempos Modernos. 2. Cronología de los nombres de instrumento en -dora Las observaciones sobre el origen de -dora que hemos reseñado en 1. pecan prácticamente todas por su carácter ahistórico. Más que de estudios diacrónicos, se trata, en general, de proyecciones históricas sobre la base de datos sincrónicos. Detges es el único que cita datos históricos, pero como hemos visto, se limita también a dar tres ejemplos medievales, sin seguir la evolución ulterior. El requisito más urgente, en esta situación, me parece ser el establecimiento de una base empírica 204 6 Lázaro Carreter 1968, al contrario, define moción como «expresión del género femenino mediante la adición de un sufijo: blanco-blanca». El origen de los nombres de instrumento en -dora del español sólida sobre la evolución real de nuestro sufijo. Nos serviremos, a este efecto, de dos bancos de datos, el CORDE de la Real Academia y el banco de datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), disponible en la página oficial de este organismo. 2.1 Los nombres de instrumento en -dora en el CORDE La búsqueda en el CORDE se ha llevado a cabo sobre la base de las palabras terminadas en -ora del DILE, tomando en consideración solo el singular (lo que es suficiente a fines estadísticos). En la tabla 1, se presentan los resultados cuantitativos, divididos entre sintagmas de sustantivo más adjetivo en -dora de significado instrumental (NAdora) y nombres de instrumento (Ndora) y ordenados por estratos cronológicos: Tabla 1: Ndora y NAdora en el CORDE. hasta 1800 1801-1850 1851-1900 1901-1950 1951-1975 Ndora ? 2 22 52 46 NAdora ? 3 15 24 23 Esta tabla nos proporciona algunos datos cuantitativos de sumo interés para la cuestión del origen de -dora. Por un lado, los casos anteriores a 1800 son muy pocos: si he puesto un interrogante en vez de un número exacto, es porque varios de los casos presentan problemas de interpretación. Por eso, los vamos a tratar uno a uno más abajo. Pero incluso de 1801 a 1850, los casos siguen siendo escasísimos. Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando el sufijo despega realmente. La diferencia entre el periodo pre-1850 y pos-1850 es tan abrumadora, que su validez no puede ser puesta en tela de juicio por el hecho de que el CORDE no es un corpus perfectamente equilibrado ni en cuanto a número de textos o de páginas ni en cuanto a tipos de texto (los textos técnicos, por supuesto, son de particular relevancia para el estudio de los nombres de instrumento). El segundo resultado de gran interés para la cuestión del origen es que en todos los estratos temporales los sintagmas NAdora han sido más frecuentes que los simples nombres de instrumento Ndora. A primera vista, estos resultados parecen apoyar la hipótesis según la cual nuestro sufijo habría nacido durante la Revolución Industrial, como resultado de la supresión del núcleo nominal de sintagmas del tipo NAdora referidos a máquinas. Pero veamos los datos en más detalle. 205 Franz Rainer 2.1.1 Los tres ejemplos medievales de Detges El ejemplo más antiguo en el CORDE es, efectivamente, el de podadora ‘podadera’ de 1385 mencionado por Detges y citado en 1.3. El término se documenta otra vez, en el CORDE, en el anónimo Tratado de plantar o injerir árboles o de conservar el vino (1385-1407) y una tercera y última vez en un libro de 1703, El sabio instruido de la Gracia, de Francisco Garau. Si miramos bajo el plural podadoras, solo podemos añadir un ejemplo de 1964, donde la palabra se refiere, sin embargo, no a una podadera sino a una máquina: «Para la poda de árboles y arbustos son imprescindibles las tijeras especiales o las podadoras.» La palabra corriente para designar esta herramienta en español siempre ha sido podadera. En el texto de Paladio que contiene la primera documentación de podadora, se documenta también portadora ‘recipiente para el transporte’ (solo en plural). La palabra luego se documenta otra vez en un libro anónimo de 1605 (Los veintiún libros de los ingenios y máquinas de Juanelo Turriano): Assí que, para este effecto, conviene tener mucha madera serrada y por serrar, y mucha piedra y calcina en muy gran cantidad, y arena y otras infinitas cosas, como es clavazón, cuerdas, capaços, espuertas de mimbres, palas de madera, de hierro, açadas, picas, própalos de hierro, maças de hierro, bacietas o gamellas de madera grandes y pequeñas, de toda suerte muchas tablas, quartos de maderos y infinitas cosas que son necessarias, çevillas, poçales, portadoras. (fol. 430R) Este mismo texto de 1605 contiene también ejemplos de portadera, al parecer con el mismo significado: De modo que sólo del vaciar la agua que mana, que no se a de parar noche ni día el trabajar de sacar el agua, que son necessarios una infinidad de hombres para ello, que bayan vaciando el agua con diversos instrumentos. Y donde no se podrá acomodar instrumentos, convendrá vaziar con una portadera de madera dos hombres, y con ella se vazía mucha agua. (fol. 166R) Y es en esta última forma, portadera, en la que el término se ha establecido en la lengua (está recogido en el Diccionario de Autoridades). El tercero de los ejemplos medievales de Detges, segadora ‘guadaña’, no se documenta en el CORDE. Los primeros ejemplos, documentados en los años 80 del siglo XIX, ya se refieren a máquinas («una segadora mecánica», 1884-85). Lo que sí contiene el CORDE, son ejemplos sinónimos de segadera. En el ejemplo medieval, «foz segadera» (1466), y en el del siglo XVI, «hoz segadera» (1552), tenemos todavía un uso adjetival, pero más tarde segadera se incorporó también a la lengua como sustantivo: «todo género de hoces ó segaderas» (1842, CORDE, pero el sustantivo ya está en el Diccionario de Autoridades). Los tres ejemplos de Detges tienen dos cosas en común. Primero, se trata, en todos los casos, de palabras escasamente documentadas, que no han podido imponerse en la lengua común. La impresión de continuidad en el caso de podadora y segadora es ficticia, ya que los ejemplos modernos no son continuadores de los me- 206 El origen de los nombres de instrumento en -dora del español dievales sino nuevas creaciones, con significado también renovado: en vez de las tradicionales herramientas, se refieren a máquinas. La segunda analogía estriba en que lo que en la lengua común se ha establecido, son las palabras correspondientes en -dera: podadera, portadera, segadera. La interpretación más plausible de estos hechos es que las formas en -dora eran regionalismos ocasionales, importados de regiones donde el sufijo latino -toria dio como resultado -dora en vez de -dera, como en catalán, donde los equivalentes son efectivamente podadora ( lat. falx putatoria), portadora y segadora. Un argumento adicional a favor de esta interpretación es que el traductor del libro de Paladio, Ferrer Sayol, era catalán y habría elaborado la versión castellana sobre la traducción catalana 7 . 2.1.2 Otros ejemplos pre-1800 El CORDE contiene pocos ejemplos más de potenciales nombres de instrumentos hasta 1800. El primero, en orden cronológico, está sacado otra vez del diccionario de Palencia: «Catarica. en griego. en latyn se dize alimpiadora del vientre.» La palabra parece ser una forma elíptica de medicina alimpiadora ‘medicina que alimpia el vientre’. Hay dos ejemplos más de esta palabra en el siglo XVI, ambos también glosas de palabras griegas. Otro ejemplo antiguo es un hapax que se encuentra en un tratado de cetrería de 1565: Hase de echar la sobredicha medicina de zumo y de claras de huevos luego que se sienta herido el halcón . . . vuélvanle a echar la misma batidora de zumo y clara de huevo, y vuélvanle a poner su capirote, y aposéntenle en su lugar (p. 239). Como se ve, batidora se refiere también a una medicina, pero el significado parece ser resultativo (‘medicina que se hace batiendo zumo y clara de huevo’). Otros dos ejemplos sí se refieren a instrumentos en el sentido estricto de la palabra. Rebotadora está documentado en un drama religioso mexicano de 1600: Sale, después de la Loa, LA PENITENCIA vestida de sayal pardo, con unas tijeras de tundir y una rebotadora en la mano. Al lado de rebotadora existía también rebotadera, documentado ampliamente en el CORDE en ordenanzas del sector textil, como la siguiente de 1527: Ley XCIII Otrosí, porque muchos de los dichos tondidores tienen las rebotaderas con dientes grandes, y es causa que la ropa se dañe sacándole más pelo de lo que es necessario, por ende, mando que no tengan rebotaderas con dientes grandes, salvo dientes chicos, e que las tales re- 207 7 Véase lo que escribe al respecto Capuano 1990: vii en la introducción a su edición del texto de Paladio (Palladius), que él considera aragonés más que castellano: «la influencia ejercida sobre el léxico por el catalán es enorme, y crea un carácter híbrido de lenguaje». Franz Rainer botaderas y las cardas con que han de passar los dichos paños sean señalados por los dichos veedores con el hierro para ello diputado, so pena de cient maravedís por cada vez que le fuere hallada la dicha rebotadera o cardas sin señal. Aunque ya pertenece a la primera mitad del siglo XIX, prefiero añadir aquí un hapax de tapadora sacado de un escrito de Jovellanos de 1806, que se utiliza obviamente como sinónimo de tapadera: Tampoco tiene [sc. la cámara inferior] otra entrada que una tronera redonda, abierta en lo alto de la bóveda, y cubierta de una gruesa tapadora, que, según indicios, era también de fierro, con sus barras y candados. Por esta negra boca debía entrar, o más bien caer, desde la cámara superior, en tan horrenda mazmorra el infeliz destinado a respirar su fétido ambiente, si ya no es que le descolgaban pendiente de las mismas cadenas que empezaban a oprimir sus miembros. (p. 279) Estos escasos ejemplos no son suficientes para probar la existencia de un patrón instrumental en -dora en castellano antes del siglo XIX. Se trata, en los dos primeros casos, de designaciones de medicinas, y en el caso de rebotadora y tapadora, de hapax que existen junto a términos más comunes en -dera. Como en el caso de los tres ejemplos medievales de Detges, la interpretación más plausible en estos dos últimos casos parece ser que se trata de regionalismos ocasionales, cuando no de erratas. 2.1.3 La primera mitad del siglo XIX En la primera mitad del siglo XIX, solo he podido detectar dos ejemplos de nombres de instrumento en -dora, veladora y locomotora (este último con el alomorfo culto). La primera de estas palabras se refiere a una lámpara y se documenta por primera vez en el CORDE en un libro mexicano de 1818: − He aquí, cobarde sobrina, el ridículo espectro que te ha espantado. Míralo, desengáñate, límpiate bien los ojos. Si quitas la veladora de este lugar y la pones aquí, ya no verás esta figura, sino otra diferente. A la prueba . . . ¿Ves ahora lo que antes? − No, tío, ya varió la sombra enteramente de figura. La palabra falta todavía en el Diccionario de Autoridades y en el de Terreros de 1788. Con toda probabilidad, se trata de un calco del fr. veilleuse, de idéntico significado, que está documentado desde 1762 en el TLF. La palabra no ha sido registrada como galicismo ni en Baralt 1995 ni en García Yebra 1999. La segunda de nuestras palabras se documenta por primera vez en el CORDE, en un texto chileno de 1845: Desde el momento que la obra maestra de la mecánica moderna, la locomotora, llegó a este pueblo, una grandiosa transformación se operó en sus destinos; desde entonces la agricultura y el comercio adquirieron con la facilidad del transporte un inmenso desenvolvimiento. (párrafo 1) 208 El origen de los nombres de instrumento en -dora del español En 1842, el CORDE documenta, con idéntico significado, el sintagma máquina locomotora: Y mucho mas lo preguntaría si supiera que habia invertido en ellos la suma de 224 millones de reales; y aun mas lo preguntaría si calculára lo que se necesitará para el sostenimiento de sus muchos empleados y para el entretenimiento de unas 90 máquinas locomotoras de unos 80 tenders, de unos 400 coches y sobre unos 500 waggons que en el dia tendrán para el servicio de todas sus líneas. (p. II, 57) Estos datos sugieren que locomotora fue el resultado de la supresión del núcleo nominal del sintagma máquina locomotora. Pero la historia, probablemente, fue más compleja. Sabemos que la locomotora no fue invención española, sino inglesa. Como esta máquina ya se llamaba locomotive (1829, OED; por elipsis de locomotive engine) en inglés, no se puede descartar que locomotora haya sido un calco directo del inglés locomotive. Y también máquina locomotora podría haber sido un calco de locomotive engine. Cabe incluso la posibilidad de que la palabra no penetrara en España directamente desde Inglaterra sino a través de Francia, donde locomotive está documentado desde 1834. Solo un estudio muy detallado de los documentos de la época podría, quizá, permitir decidir un día cuál de estas posibilidades es la históricamente correcta. Sea como fuere, la pareja máquina locomotora/ locomotora, que se refiere a la máquina prototipo del siglo XIX, jugó sin duda un papel catalizador para el espectacular desarrollo de -dora como sufijo instrumental en la segunda mitad del siglo XIX. Antes de pasar a esa segunda mitad del siglo, nos queda por mencionar que el CORDE contiene dos sintagmas NAdora más de significado instrumental para la primera mitad del siglo XIX, red pescadora (1835) y tapa protectora (1841). Red pescadora, que recuerda a lat. rete piscatorium, es un hapax que Larra utilizó en vez de los más comunes red de pesca, red de pescador o red para pescar. Tapa protectora, que el CORDE solo documenta una vez, se ha convertido en un término usual en tiempos más recientes, pero nunca parece haber sido sometido a elipsis. 2.1.4 La segunda mitad del siglo XIX La pareja máquina locomotora/ locomotora constituye también un antecendente para otro rasgo típico de las formaciones instrumentales en -dora hasta el día de hoy, es decir, la coexistencia de formaciones NAdora y Ndora con la misma función terminológica. Veamos, a ese respecto, las formaciones del CORDE por orden cronológico: 209 Franz Rainer Tabla 2: Ndora y NAdora en la segunda mitad del s. XIX según el CORDE. tapia protectora (1859) superficie conductora (1870) criba igualadora (1870) cosedora (1873) remolcadora (1873) ‘nave’ mecedora (1878) ‘silla’ satinadora (1878) capa protectora (1878) cubierta/ envoltura/ materia/ tinta aisladora (1881) membrana receptora (1881) caja receptora (1882) ametralladora (1881) excavadora (1882) trilladora (1882) maquinaria impresora (1884) plegadora (1884) bomba alimentadora (c 1885) bomba/ máquina elevadora (c 1885) lavadora (c 1885) espita purgadora (c 1885) polea receptora (c 1885) remachadora (c 1885) segadora (1885) capa/ zona aisladora (1888) zaranda mecánica clasificadora (1892) azufradora (1893) cesta/ gaita azufradora (1893) sembradora (1893) desnatadora (1894) heladora (1894) canilla lubricadora (1895) Los datos de la tabla 2 nos enseñan que el patrón instrumental arraigó definitivamente en el último cuarto del siglo XIX. Además, la distribución casi perfectamente complementaria de los términos en las dos columnas nos revela también la razón que parece estar detrás de la selección de una y otra estrategia denominativa. El nombre de instrumento se prefiere sobre todo cuando el referente es una máquina, mientras se acude al sintagma NAdora cuando el referente o no es una máquina (caja, canilla, capa, membrana, polea, etc.) o, por una razón u otra, se quiere resaltar el tipo específico de máquina (bomba, etc.). Cuando el contexto es suficientemente específico, incluso en este último caso se puede acudir a la elipsis (véase el caso de cesta/ gaita azufradora azufradora). Dos palabras de la columna derecha merecen un comentario especial. En el caso de remolcadora, máquina no es un hiperónimo adecuado, ya que una nave no se considera normalmente como un tipo de máquina. El género femenino se debe aquí, sin lugar a dudas, al hiperónimo nave. Con esto no quiero decir que haya habido realmente supresión, en algún momento, del sustantivo nave (el término nave remolcadora es también usual, pero no se documenta en el CORDE). Se puede 210 El origen de los nombres de instrumento en -dora del español tratar muy bien de lo que Laca ha llamado «concordancia oculta», es decir, asignación hiperonímica del género. En términos históricos, es posible que remolcadora haya sido un calco del sinónimo francés remorqueur (1834, TLF), cuyo género masculino es debido obviamente al hiperónimo bateau. Una historia similar se puede contar respecto a mecedora, que está todavía mucho más lejos conceptualmente de máquina que remolcadora. Se trata, en efecto, de un tipo de silla, no de una máquina, pero el sintagma silla mecedora no se documenta en el CORDE, ni con anterioridad ni con posterioridad. Me parece altamente probable que la palabra sea en realidad un calco del fr. berceuse (1867, TLF), de idéntico significado. La influencia francesa no se limitaba, obviamente, a estos dos términos. Como la gran mayoría de las máquinas eran invenciones extranjeras, muchas veces llegó también el nombre extranjero con el objeto. Así, detrás de trilladora se esconde, muy probablemente, el fr. batteuse (1865, TLF), detrás de lavadora el fr. laveuse (1873, TLF), detrás de sembradora el fr. semeuse (1893, TLF), detrás de desnatadora el fr. écrémeuse (1890, TLF), etc. Pero en todos estos casos, para tener la certeza absoluta acerca del origen francés, habría que estudiar más de cerca la historia de la tecnología y las circunstancias en las cuales estas máquinas fueron introducidas en España. Es una tarea ésta que prefiero dejar a los colegas lexicógrafos históricos, a quienes espera todavía un gran número de galicismos sin identificar 8 . 2.2 Los nombres de instrumento en el banco de datos de la OEPM Darmesteter 1877, en el capítulo dedicado a los nombres de instrumento en -eur y -euse, se valió abundantemente del catálogo francés de patentes. Afortunadamente, el catálogo análogo español está hoy disponible en línea 9 , empezando en el año 1826. Para comprobar la fiabilidad de los datos del CORDE, hemos seleccionado tres estratos temporales que contienen grupos de 500 patentes cada uno. El primero, que por el número todavía escaso de patentes (privilegios), abarca los años 1826- 50, el segundo los años 1853-56, y el tercero los años 1878-79. En la tabla 3 se muestran los resultados cuantitativos, ordenados como en la tabla 1 dedicada al CORDE: 211 8 Como era de esperar, el patrón de los nombres de instrumento en -euse quedó constituido unos decenios antes del patrón español en -dora. En la lista de términos de Darmester 1877: 48- 49, muchos se remontan a la primera mitad del siglo XIX: laineuse (1824), épinceteuse (1825), traineuse (1825), épentisseuse (1826), finisseuse (1828), découpeuse (1929), gratteuse (1829), délisseuse (1834), moissonneuse (1834), balayeuse (1835), glaneuse (1840), décrotteuse (1844), trieuse (1844), laveuse (1845), débourreuse (1849). 9 En la página de la Oficina Española de Patentes y Marcas, bajo el enlace «Archivo histórico». Franz Rainer Tabla 3: Ndora y NAdora en el archivo de la OEPM. 1826-50 1853-56 1878-79 Ndora 0 1 7 NAdora 1 2 7 Como se ve, en las primeras 500 patentes no aparece ningún nombre de instrumento en -dora, y el único sintagma pertinente era máquina locomotora (1846). En el grupo siguiente, solo un poco posterior, aparece locomotora como sustantivo autónomo, así como los dos sintagmas máquina pulverizadora y máquina productora del vacío. En el tercer estrato de 1878-79, en cambio, podemos observar un aumento significativo de formaciones de ambos tipos. Los nombres de instrumento eran desbarbadora, lavadora-secadora, locomotora (que ya se documentaba en el estrato anterior), secadora, segadora, y vertedora-volteadora. A veces, estos términos iban acompañados de adjetivos aclaratorios: secadora automática, segadora mecánica. Los sintagmas del tercer estrato eran máquina automotora, máquina brilladora, máquina deslangostadora, máquina raspadora, máquina urdidora, palanca avisadora, y pantalla reguladora. Estos datos confirman los resultados obtenidos sobre la base del CORDE. Mientras que el patrón instrumental en -euse ya se había consolidado en Francia en la primera mitad del siglo XIX, el patrón análogo en -dora tardó medio siglo más en aclimatarse definitivamente en la Pensínsula Ibérica. Este desfase, por supuesto, refleja simplemente el retraso con el que la industrialización llegó a España. Ambos bancos de datos coinciden también en el papel pionero que tuvo la pareja máquina locomotora/ locomotora en el proceso de integración. Y, por último, se confirma también que, desde el inicio, el tipo derivacional y el sintagmático convivían pacíficamente, y no han dejado de hacerlo hasta el día de hoy. El banco de datos de la OEPM también resalta la importancia central que tuvo máquina como núcleo nominal, importancia probablemente exagerada un poco por las peculiaridades del tipo de texto (privilegio, patente). El banco de datos de la OEPM nos permite además abordar el tema de la designación de instrumentos de todo tipo desde una perspectiva onomasiológica. Como muestra la tabla 4, al lado de los dos tipos Ndora y NAdora, se utilizaron con más frecuencia los tipos masculinos Ndor y NAdor: Tabla 4: Ndor y NAdor en el archivo de la OEPM. 1826-50 1853-56 1878-79 Ndor 7 10 24 NAdor 3 4 14 212 El origen de los nombres de instrumento en -dora del español Se desprende de la tabla que el uso de -dor para crear nombres de instrumento ya estaba consolidado a inicios del siglo XIX. En efecto, como mostré en Rainer 2004, los nombres de instrumento en -dor del español se remontan realmente a la Edad Media, y nunca han dejado de ser productivos desde entonces. Este hecho explica también por qué los sustantivos, en el caso de -dor, son netamente más frecuentes que los correspondientes sintagmas NAdor. Pero incluso en el caso de -dor, sufijo nominal ya plenamente aclimatado, la alternativa sintagmática tenía cierto peso en el siglo XIX (no así en los siglos anteriores; véase Rainer 2004), y la sigue teniendo. En el primer estrato encontré los sustantivos motor (1842), ventilador-enjugador (1842), generador (1846), purificador (1847), distribuidor formador (1847), y ventilador (1847), así como los sintagmas aparato calentador (1845), aparato generador (1846), y aparato excavador (1847). En el segundo estrato volvemos a encontrar generador, motor y ventilador, pero también casos nuevos como indicador de presión, peinador estirador, receptor, regulador, y terraplenador. También aparece máquina congelador, que debe interpretarse probablemente como aposición. Los sintagmas eran calorífero condensador, sistema generador, instrumento medidor y contador. En el tercer estrato el número de nombres de agente había aumentado notablemente. Por un lado, encontramos viejos conocidos como generador, motor, peinador, regulador, o ventilador. Pero las novedades son abundantes: alarmador, asegurador de raíl, cerrador, contador, conmutador inversor, distribuidor, embetunador, escarificador, escintilador, extirpador, graneador, llamador, multiplicador de cuentas, obturador, procesador, pulimentador, pulverizador, rectificador, y refrigerador. Como en el caso de -dora, a veces los sustantivos estaban acompañados por adjetivos aclaratorios: embetunador mecánico, llamador eléctrico, regulador hidráulico. Los sintagmas eran: aparato giratorio/ espejo/ sobre anunciador, mecanismo conductor, mecanismo contador, aparato divisor, aparato elevador, cuadrante impresor, mecanismo impulsor, timbre llamador, aparato moderador, rodillo especial prensador, aparato separador, y aparato ventilador. A parte de los nombres de instrumento en -dor y -dora y los sintagmas correspondientes, había todavía una serie de otras estrategias denominativas. La más frecuente consistía en la creación de sintagmas del tipo aparato/ máquina de/ para + verbo. También encontré un pequeño número de formaciones Nnte o NAnte: tragante, bomba aspirante, materias colorantes, cojinetes deslizantes, aparato refrigerante, polvos obliterantes, etc. Muy raro era ya el sufijo -dera, ligado como estaba a la época preindustrial: amasadera mecánica, máquina agarradera. Escaseaban igualmente los compuestos de verbo más sustantivo: aparato limpia-vías y salvavidas. 213 Franz Rainer 3. Conclusión Los resultados de nuestras pesquisas, creo, nos permiten llegar a conclusiones firmes acerca del origen del sufijo instrumental -dora. Se trata efectivamente de un resultado colateral de la Revolución Industrial. Los ejemplos medievales aducidos por Detges así como los dos casos de siglos posteriores que he conseguido desenterrar, se han revelado ser regionalismos ocasionales que en ningún momento consiguieron constituirse en patrón lexicogenésico en castellano. Ferrer Sayol tomó podadora del catalán, donde tal palabra es el resultado regular de lat. (falx) putatoria. En castellano, este mismo sufijo latino dio como resultado -dera, como muestra podadera, y esta situación no ha cambiado en castellano hasta el siglo XIX. Si negamos validez a los ejemplos medievales de Detges, desaparece también la necesidad de buscarles un antecedente en el «femenino aumentativo» que se manifestaría en parejas del tipo cubo/ cuba. Al mismo tiempo, podemos evacuar al trastero de la morfología histórica la idea de Pottier de explicar por la influencia de este supuesto «femenino aumentativo» la selección del género. Entonces, ¿es, al fin y al cabo, correcta la tesis de la elipsis? Solo a medias, como hemos visto. Ambos sufijos, -dor y -dora, sufrieron, por lo menos durante el siglo XIX, fortísimas influencias extranjeras, sobre todo francesas. Siendo gran parte de los ejemplos del siglo XIX calcos del francés, el patrón pudo constituirse también por la vía de la abstracción de un patrón lexicogenésico sobre la base de esos calcos, sin pasar por el sintagma completo. Pero hemos visto también que, a lo largo de todo el siglo, el sintagma fue una alternativa empleada con gran frecuencia. Muchos de estos sintagmas, dicho sea de paso, eran también calcos del francés. La relación entre ambos patrones, el derivacional y el sintagmático, era bidireccional: se podía pasar del sintagma al nombre de instrumento por supresión del núcleo nominal, pero tampoco era infrecuente que se pasara del nombre de instrumento al sintagma correspondiente. Ventilador, por ejemplo, entró tempranamente en el español como calco de ingl. ventilator o de fr. ventilateur, por ende como sustantivo, pero hemos visto que a pesar de eso podemos encontrar, en la segunda mitad del siglo, el sintagma aparato ventilador. Desde el punto de vista diacrónico, nuestro patrón tiene, por ende, dos fuentes a la vez: los calcos del francés o, en menor medida, del inglés, y la elipsis. Es tarea de los lexicógrafos históricos decidir cuál de estas dos vías se aplica en un caso determinado. Esta ambigüedad subsiste hasta la actualidad: aun hoy en día, algunos neologismos se forman por analogía a modelos nominales, otros por elipsis. Depuradora, por ejemplo, fue el fruto de la supresión del núcleo nominal del sintagma estación depuradora (1951) y más tarde también del núcleo de máquina depuradora (1972). Por eso, depuradora sigue teniendo dos significados distintos: el pueblo todavía no tiene depuradora ‘estación’ vs. una piscina con depuradora ‘máquina’. Incineradora, a su vez, fue muy probablemente el fruto de una elipsis sobre la base de planta incineradora: el sintagma se documenta en 1982 en el CREA, el sustantivo autó- 214 El origen de los nombres de instrumento en -dora del español nomo solo a partir de 1994. Cuando tenemos que ver con máquinas prototípicas, sin embargo, la vía analógica era dominante ya en la segunda mitad del siglo XIX, como hemos visto. Aunque no ha sido nuestro objetivo primario, la discusión sobre el origen del sufijo nos permite también arrojar más luz sobre el problema de la selección del género. Hemos acumulado pruebas suficientes para poder concluir que una premisa implícita en gran parte de la discusión, según la cual existiría un criterio único de selección de tipo semántico, carece de fundamento. En buena parte de los ejemplos decimonónicos, la selección del género fue resuelta por los franceses o, en menor medida, los ingleses, ya que los calcos normalmente se limitaban a imitar el modelo extranjero (el inglés, por supuesto, no tiene género, pero lo más lógico era adaptar un nombre de instrumento en -or o -er como masculino). Se decía ventilador y no ventiladora, porque al señor Hales, el padre de tan útil invento, le plugo ponerle, en inglés, el nombre un tanto artificial de ventilator, calcado por los franceses como ventilateur. La mecedora, por su parte, acabó siendo femenina probablemente porque su modelo francés berceuse lo era también. Pero la asignación de género en los procesos de adaptación no era puramente pasiva. Podía entrar en juego también la asignación hiperonímica, principio vivo bien arraigado en la lengua. El género de ventilador se justificaba también porque se trataba de un aparato, como el de mecedora por el género de su hiperónimo silla. Pero quien asociaba este nuevo invento mobiliario más bien con un sillón podía optar con toda tranquilidad por el masculino mecedor, usual en el español meridional. También en el caso de remolcadora f. vs. remorqueur m. triunfó la asignación hiperonímica sobre la imitación pasiva. Pero remolcadora parece haber tenido poca circulación. El término que acabó imponiéndose fue el masculino remolcador, apoyado por el género masculino de los hiperónimos barco y buque. En el CORDE, hay un solo ejemplo de remolcadora de 1873; en 1861 se documenta ya el sintagma buque remolcador, mientras que el sustantivo aislado empieza a predominar a partir de 1881. La impresión de confusión en la distribución del género se debe sin duda en parte al hecho de que los hiperónimos centrales, máquina y aparato, tienen género divergente. Además, ambos se solapan fuertemente desde un punto de vista conceptual. Muchos objetos pueden ser clasificados con la misma plausibilidad como máquinas y como aparatos. Este hecho lo podemos observar en el corpus en parejas como máquina elevadora (c1885)/ aparato elevador (1878-79), excavadora (1882)/ aparato excavador (1847), máquina pulverizadora (1853-56)/ pulverizador (1878-79). Pero tanto las estadísticas del CORDE como las del archivo de la OEPM muestran a las claras que el femenino fue debido sobre todo a la presencia de máquina, sea como núcleo nominal explícito sea como hiperónimo implícito. Esencialmente, esta constatación sigue siendo válida hoy en día. Pero la supresión de núcleos o la presencia de hiperónimos diferentes de máquina ha introducido una notable variedad semántica en las formaciones en -dora. A las series tradicionales como la de máquinas agrícolas del tipo de cosechadora, 215 Franz Rainer segadora, trilladora, vertedora, volteadora, etc. se han añadido, en tiempos más recientes, la de pequeñas máquinas electrodomésticas como batidora, exprimidora, licuadora, picadora, tostadora, trituradora, etc., pero también la serie de estaciones como emisora, transmisora, etc. o la de plantas como embotelladora, envasadora, incineradora, etc. Sin hablar de casos nacidos por elipsis que han quedado más o menos aislados, como incubadora ‘cámara’, etc. Creo que el hablante, al crear un neologismo nominal, se rige fundamentalmente por series conceptualmente homogéneas de este tipo, en casos extremos incluso por un solo modelo concreto. Empeñarse en buscar un denominador semántico común entre estas series parece ser una tarea inútil por las razones antedichas. Viena Franz Rainer Bibliografía Alemany Bolufer, J. 1920: Tratado de la formación de palabras en la lengua castellana. 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