eJournals Vox Romanica 73/1

Vox Romanica
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0042-899X
2941-0916
Francke Verlag Tübingen
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2014
731 Kristol De Stefani

Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español

121
2014
P. Pablo  Devís Márquez
No parece haber acuerdo en la gramática del español a la hora de abordar el estudio de las comparativas de superioridad (Tiene más libros que discos) y de las denominadas estructuras aditivas (Ha leído más libros que El Quijote) y restrictivas (No ha leído más libros que El Quijote). Para unos, se trata de estructuras diferentes formal y/o semánticamente, lo que les lleva a catalogar aditivas y restrictivas como tipos distintos de pseudocomparativas o comparativas impropias. Para otros, existe cierta identidad gramatical entre ellas y ello permite caracterizarlas como ejemplos de un mismo tipo de construcción sintáctica. El objetivo principal de este trabajo es demostrar que la tricotomía aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad se fundamenta no sobre bases de estructura gramatical, sino sobre otras que tienen que ver más con lo extralingüístico, con relaciones de naturaleza hiperonímica-hiponímica entre palabras lexemáticas o con procesos metafóricos. Defendemos la hipótesis de que, desde un punto de vista estrictamente de estructura gramatical, aditivas y restrictivas son ejemplos de comparativas de núcleo coincidente en español.
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Vox Romanica 73 (2014): 128-178 Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español Resumen: No parece haber acuerdo en la gramática del español a la hora de abordar el estudio de las comparativas de superioridad (Tiene más libros que discos) y de las denominadas estructuras aditivas (Ha leído más libros que El Quijote) y restrictivas (No ha leído más libros que El Quijote). Para unos, se trata de estructuras diferentes formal y/ o semánticamente, lo que les lleva a catalogar aditivas y restrictivas como tipos distintos de pseudocomparativas o comparativas impropias. Para otros, existe cierta identidad gramatical entre ellas y ello permite caracterizarlas como ejemplos de un mismo tipo de construcción sintáctica. El objetivo principal de este trabajo es demostrar que la tricotomía aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad se fundamenta no sobre bases de estructura gramatical, sino sobre otras que tienen que ver más con lo extralingüístico, con relaciones de naturaleza hiperonímica-hiponímica entre palabras lexemáticas o con procesos metafóricos. Defendemos la hipótesis de que, desde un punto de vista estrictamente de estructura gramatical, aditivas y restrictivas son ejemplos de comparativas de núcleo coincidente en español. Palabras clave: Comparativas de superioridad, estructuras aditivas, estructuras restrictivas 1. Introducción A la hora de abordar las diferencias y semejanzas entre lo que se han denominado estructuras comparativas de superioridad, caso, por ejemplo, de: (1) Tiene más libros que discos y las denominadas estructuras aditivas, como, por ejemplo: (2) Ha leído más libros que El Quijote, dos han sido, fundamentalmente, los puntos de vista en el ámbito de la gramática del español: el de los autores que aluden a estructuras diferentes frente al de los que postulan cierta identidad gramatical entre ellas. Los primeros, a su vez, presentan algunas disensiones en sus propuestas: unos abogan por diferencias que, en rigor, atañen tanto a la forma como al contenido (cf. Gutiérrez Ordóñez 1994a: 29-36) en tanto que otros solo reivindican distinciones en el ámbito del contenido (cf. Sáez del Álamo 1999: 1167, N68 y Sáez/ Sánchez López 2014: 31-32, para quienes el más de las construcciones aditivas solo mantiene una relación de pura homofonía con el de las comparativas de superioridad). Entre los segundos, cabría incluir por defecto a todos aquellos que han postulado una caracterización meramente formal de este tipo de estructuras - identificadas con la presencia del comparativo Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 129 1 Gallego 2014: 225-26 incluye la propuesta de Brucart de catalogar todo tipo de construcciones comparativas como estructuras en las que el cuantificador comparativo funciona como un predicado que selecciona dos argumentos en una línea ya iniciada por Larson 1991 y continuada por otros autores como Izvorsksy 1995 y Donati 1996, 1997 y 2000. Gallego 2014: 232 s. se decanta, sin embargo, por fundamentar el análisis de este tipo de construcciones, más que en el cuantificador, en la preposición que introduce la coda. El análisis de la conjunción que como preposición lo presenta este autor como una solución al problema que suscita en su propuesta el valor cuantificacional de las codas introducidas por de frente al no cuantificacional de las introducidas por que y lo justifica con argumentos personales, como el de la extrañeza que provoca una oración introducida por dos conjunciones (complementantes): (i) Me gusta más que llueva que que haga sol, y con otros tomados de otros autores (cf. Brucart 2003 y Sáez del Álamo 1999), que aluden al distinto comportamiento en cuanto a la concordancia de las estructuras coordinadas con la conjunción y y de las estructuras comparativas con que. Así, dicen, mientras que en las primeras los adjetivos concuerdan con el segundo miembro de la coordinación: (ii) Muchas chicas y chicos estaban {*dispuestas/ dispuestos}, en las comparativas lo hacen con el elemento que precede a que: (iii) Muchas más chicas que chicos estaban {dispuestas/ *dispuestos} Desde nuestro punto de vista, a lo largo de este trabajo intentaremos demostrar, frente a lo que propone Gallego, el valor cuantificacional de las codas introducidas por que. Por otra parte, los dos argumentos esgrimidos por este autor parecen problemáticos. En lo que respecta al primero, es la propia RAE 2009: 3383 la que admite que, cuando el segundo término de una comparativa de desigualdad es una subordinada sustantiva con verbo en forma personal, dos conjunciones idénticas aparecen consecutivamente, tal como sucede en (i). El fenómeno lo extiende a las comparativas de igualdad con el adjetivo mismo: (iv) Lo mismo me da que llamen a votar que que no llamen Además, pensamos, un argumento como este, exigiría aceptar también, por ejemplo, que los grupos preposicionales complejos, en los que un SP ejerce la función de término de la preposición (por entre los árboles), no son tales y que la preposición que lo introduce tampoco lo es realmente. En lo que atañe al segundo de los argumentos, si bien a lo largo de nuestro trabajo vamos a tratar la cuestión de las diferencias en cuanto a la concordancia entre estructuras aditivas y coordinadas copulativas, solo decir ahora que aceptar que que no es conjunción en las estructuras comparativas debido a que estas estructuras mantienen rasgos de concordancia diferentes de los más y la conjunción que - y/ o una noción amplia del concepto de comparación, entendida como el análisis de la identidad, la semejanza o la diferencia entre individuos, propiedades o grupos (cf. Bello (y Cuervo) 1860: 329-34, Bolinger 1950: 29-30, Pérez Rioja 1971: 419, Marcos Marín 1972: 275, RAE 1973: 543, Sánchez Márquez 1972: 244-46, Romero Cambrón 1998b: 206-10 - que denomina comparativas de alteridad a estructuras como (2) -, etc.). También a otros cuya justificación es absolutamente distinta, caso de Brucart 2003 y 2009, para quien todas las denominadas comparativas de desigualdad y las pseudocomparativas aditivas - para él, aditivas de base no cuantitativa o de alteridad (cf. Brucart 2003: 35 y 2009: 35) - pertenecen al tipo general de las construcciones aditivas, en las que el operador más suma dos magnitudes o cantidades 1 . La RAE 2009: 3386-87, si bien alude P. Pablo Devís Márquez 130 de las coordinadas copulativas implicaría pensar, por ejemplo, que en los casos de grupos coordinados copulativos en función de sujeto en los que la concordancia con el verbo no es la habitual en plural (cf. Martínez 1999: 2759 s.) no estamos, del mismo modo, ante una conjunción: (v) Me {gusta/ *gustan} cantar y bailar (vi) De su costado {manó/ manaron} sangre y agua Agradecemos la gentileza de Gallego de darnos a conocer su contribución al volumen antes de su publicación. 2 Realmente, no parece que Gutiérrez Ordóñez y Sáez del Álamo manejen el mismo concepto de pseudocomparativa. Para el primero, tal y como más tarde hará la RAE 2009: 3366, puede haber comparación pero no una estructura formal comparativa y viceversa. En estos casos, dice, explícitamente a ambos puntos de vista, incluye las estructuras aditivas en el capítulo dedicado a las construcciones comparativas, en concreto, en el apartado de las comparativas de alteridad. No obstante, insiste la Academia, el hecho de que no expresen comparación entre conjuntos, lleva a que, desde la perspectiva de algunos autores, se las catalogue como falsas comparativas o comparativas impropias. Las llamadas estructuras restrictivas, caso de: (3) No ha leído más libros que El Quijote son catalogadas habitualmente también como un tipo distinto de pseudocomparativas (cf. Prytz 1979: 268-69, si bien este autor emplea la denominación «comparación no auténtica», Gutiérrez Ordóñez 1994a: 58 s., Sáez del Álamo 1999: 1173 s. y Sáez/ Sánchez López 2014: 32-33). Frente a esto, Romero Cambrón 1998b: 226 las denomina comparativas de alteridad nominales. Brucart 2003: 37 y 2009: 37 N19, junto con las comparativas de desigualdad y las aditivas tradicionales, las incluye, igualmente, en el grupo de las aditivas con el operador más. La RAE 2009: 3386-87, frente a las aditivas, considera las de valor restrictivo el segundo tipo de comparativas de alteridad. Destaca que sus miembros tampoco expresan comparación entre conjuntos, por lo que, del mismo modo, son catalogadas como comparativas impropias. Es objetivo fundamental de este trabajo demostrar que la tricotomía aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad se sostiene bien sobre bases extralingüísticas, bien sobre bases lexemáticas. Incluso, sobre bases de tipo estilístico, pero no sobre fundamentos de estructura gramatical. También que, desde un punto de vista exclusivamente gramatical, es posible unificar estos tres tipos construccionales en uno solo: el de la comparación de superioridad. 2. Estructuras aditivas y comparativas propias de superioridad Desde una perspectiva que ellos consideran semántica, Gutiérrez Ordóñez 1994a: 32-33 y Sáez del Álamo 1999: 1167-68 coinciden en catalogar las estructuras aditivas como pseudocomparativas o comparativas impropias 2 , esto es, como construcciones Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 131 estamos ante construcciones denominadas pseudocomparativas (cf. Gutiérrez Ordóñez 1994a: 9-10). Según Sáez del Álamo 1999: 1167-79, las pseudocomparativas, frente a las comparativas propias, que sí conjugan forma y contenido, tienen la forma característica de las denominadas comparativas, pero no expresan comparación entre grados. Obviamente, emplea Sáez del Álamo el concepto de grado en un sentido mucho más amplio que el que realmente le corresponde y que engloba no solo el propio grado en sí, sino también el número (cantidad discreta) y la cantidad (cantidad no discreta). Acerca del concepto de grado, cf., entre otros, Bosque/ Masullo 1998, López Palma 1999, Sánchez López 1999a, Bosque 2001, Kornfeld 2010, Muñoz Núñez 2010, Pastor 2011, Devís Márquez 2013b: 403 N19, etc. Una concepción de las pseudocomparativas similar a la de Sáez del Álamo 1999, si bien con una distinción explícita entre grado y cantidad, se encuentra en Sáez/ Sánchez López 2014: 31 s. 3 Prytz que alude a esto cuando trata lo que denomina comparación sin núcleo expreso, ofrece como ejemplo: (i) Juan escribe más que cartas Construcciones como esta no dejan de ser ambiguas fuera de contexto. Por un lado, podría entenderse la elisión del elemento al que cuantifica más. Por otro, una reinterpretación de la construcción comparativa en la que no sería necesario suponer dicha elisión. En el primer caso, cabría pensar en que Juan escribe más textos que no pertenecen al género epistolar que textos que sí se incluyen en este género: (ii) Juan escribe más (novelas) que cartas o que escribe cartas y otros tipos de escritos: (iii) Juan escribe más (textos) que cartas En el segundo, en el que no parece fácil establecer la base de comparación, que, obviamente, no puede ser el número de entes que componen dos conjuntos diferentes, no cabría hablar de comparación entre dos cantidades discretas, sino de una valoración particular del hablante sobre el valor literario de las cartas, su extensión, su contenido, etc. El sentido podría ser algo así como Juan escribe cartas muy extensas, cartas muy bien escritas, etc. 4 Sáez del Álamo incide en la posibilidad de que en este caso otros pueda sustituir al cuantificador comparativo. Romero Cambrón 1997: 326 advierte de que, en contraste con las comparativas cuantitativas - las propias -, en las comparativas aditivas o de alteridad más es sinónimo del indefinido otro, si bien no alude a la paráfrasis mediante la coordinación copulativa (cf. también Romero Cambrón 1998b: 215). Esta misma autora, que cataloga estas estructuras como plenamente comparativas y no como pseudocomparativas, señala que la cantidad - entendiendo por esta tanto la cantidad discreta o número como la no discreta y el grado - no es el único eje sobre el que descansa la comparación. Incluye también el eje de la identidad/ no-identidad. En este sentido, la relación de inclusión de la que hablan otros autores, y a la que aludiremos inmediatamente, ella la caracteriza como alteridad de individuos bajo identidad de género en lo que concierne a los términos de la comparación (cf. Romero Cambrón 1998b: 208-09). Frente a Romero Cambrón, que, aun siendo análogas formalmente a las comparativas, pues para Gutiérrez Ordóñez no hay una identidad formal estricta, no expresan comparación, sino suma (cf. igualmente Prytz 1979: 266 3 , si bien este autor vuelve a hablar de «comparación no auténtica»), lo que les lleva a postular que las llamadas pseudocomparativas aditivas son estructuras coordinadas copulativas parafraseables por otras con la conjunción y (cf. Gutiérrez Ordóñez 1994a: 38 y Sáez del Álamo 1999: 1168) 4 : (4) Ha leído El Quijote y {otros/ más} libros P. Pablo Devís Márquez 132 Sáez/ Sánchez López 2014: 32 N17 señalan que no debe considerarse más como sinónimo del determinante otros. La razón a la que aluden es que, ante un par como: (i) (a) Juan leyó más libros que Niebla, Nada y María (b) Juan leyó otros libros que Niebla, Nada y María (i(b)), además de la aditiva, podría tener una segunda interpretación (Juan no leyó Niebla, Nada y María, sino distintos libros que esos) de la que carece (i(a)). De esa relación de suma resulta una relación de inclusión (cf. N4) entre los conjuntos que se suman: el de las entidades designadas por la coda (en (2), El Quijote) y un conjunto mayor de entidades que corresponden a las designadas por el elemento cuantificado por más (en (2), libros). Ahora bien, ante esto cabe plantearse tres cuestiones: 1) ¿son realmente idénticas, desde un punto de vista exclusivamente lingüístico, las denominadas estructuras aditivas y sus paráfrasis mediante la coordinación copulativa? ; 2) ¿expresan ambas una relación de suma? , y 3) ¿es verdaderamente útil el concepto de inclusión para distinguir gramaticalmente entre estructuras aditivas y comparativas propias de superioridad? 2.1 Algunas diferencias gramaticales entre las estructuras aditivas y las coordinadas copulativas: la concordancia y la sustitución adverbial Con respecto a la primera de las preguntas formuladas en el párrafo anterior, no parece buena idea identificar las estructuras aditivas con las coordinadas copulativas. Nadie duda de que (2) y (4) coinciden, al igual que todas aquellas estructuras oracionales entre las que se establece una relación parafrástica, no en el significado, sino en aludir a un mismo suceso extralingüístico (cf. Coseriu 1978a: 117), pero resulta obvio que ambas son estructuras distintas desde un punto de vista estrictamente lingüístico, esto es, en cuanto a los contenidos de lengua y a las estructuras formales que los expresan. Si bien más adelante insistiremos en las diferencias de estructura sintáctico-semántica entre aditivas y coordinadas copulativas (cf. §2.2.1.), centrémonos ahora exclusivamente en un aspecto ya abordado por otros, el de la concordancia, y en otro algo más novedoso: la sustitución adverbial. Aunque Gutiérrez Ordóñez 1994a: 38-9 no la considere una prueba concluyente, pensamos que la concordancia con el verbo, cuando se trata de argumentos externos, y la que presenta la sustitución pronominal, cuando son internos, muestra una notable diferencia entre las estructuras denominadas aditivas y sus paráfrasis mediante coordinación copulativa: mientras que en las denominadas construcciones aditivas la concordancia sujeto-verbo y la que muestra la sustitución pronominal se produce exclusivamente con el elemento introducido por más, cuando estamos ante la estructura coordinada tanto la concordancia sujeto-verbo como la que muestra la sustitución pronominal dependen del grupo coordinado completo. En este sentido, cuando se trata de aditivas, la concordancia puede ser en singular o en plural y la persona será siempre la tercera. Sin embargo, las coordinadas presentan una Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 133 5 Obviamente, el empleo de la prueba de la pronominalización átona en el caso de sintagmas cuantificativos inespecíficos choca con el estatus referencial que en el ámbito de la gramática generativa se le ha otorgado a los clíticos. La identificación que Chomsky 1981: 325 llevó a cabo entre referencialidad y argumentalidad fue corroborada por otros autores, caso, por ejemplo, de Rizzi 1990: 85-91 y 103 y Cinque 1990: 5. Este último caracteriza la referencialidad como la capacidad de aludir a miembros específicos de un grupo o clase preestablecido ya en la mente del hablante, ya en el discurso. En este segundo caso, Cinque 1990: 164 N17 identifica la referencialidad concordancia que siempre es en plural, si bien puede haber variaciones en cuanto a la persona y/ o el género. Para verlo con más detalle, ejemplifiquemos primero con construcciones en las que la secuencia con más ... que ... y el grupo coordinado se identifiquen como sujetos. Así, mientras que, por un lado, obtenemos el contraste: (5) Más personal de la Universidad que Juan {recibió/ *recibieron} la carta de despido donde la concordancia correcta se establece entre el verbo y personal de la Universidad, por otro, se percibe el siguiente: (6) Juan y {otro/ más} personal de la Universidad {*recibió/ recibieron} la carta de despido donde la concordancia válida es con el grupo coordinado completo (Juan y {otro/ más} personal de la Universidad). Si el número del elemento introducido por más en la aditiva apareciera en plural, la concordancia con el verbo sería en este número: (7) Más personas de la Universidad que Juan {*recibió/ recibieron} la carta de despido y la paráfrasis coordinada la mantendría: (8) Juan y {otras/ más} personas de la Universidad {*recibió/ recibieron} la carta de despido Nuestro planteamiento queda aún más claro si, tanto en la estructura más ... que ... como en el grupo coordinado, combinamos elementos que difieran en la persona y/ o en el número: (9) Más personal de la Universidad que {yo/ tú/ nosotros/ vosotros/ ellos} {recibió/ *recibimos/ *recibisteis / *recibieron} la carta de despido (10) {Yo/ Tú/ Nosotros/ Vosotros/ Ellos} y {otro/ más} personal de la Universidad {*recibió/ recibimos/ recibisteis/ recibieron} la carta de despido (2) y (4), por su parte, son ejemplos en los que la secuencia con más . .. que ... y el grupo coordinado ejercen como OD. En (2) la sustitución pronominal de la secuencia más ... que ... muestra una concordancia en tercera persona del plural y género masculino, pues el elemento introducido por más (libros) presenta ese número y ese género 5 : (11) Los ha leído P. Pablo Devís Márquez 134 con la noción de vinculación al discurso de Pesetsky 1987: 107-08. Que los clíticos se caractericen por sustituir a los argumentos condujo a que, de acuerdo con la identidad establecida entre referencialidad y argumentalidad, se les haya dotado del estatus referencial del que hablamos. No obstante, ya en Devís Márquez 2008: 103-4 abordamos los problemas que premisas como estas suponían en el análisis de los complementos verbales de medida en español, pues conducen a descripciones fallidas de la realidad lingüística. Como origen del problema señalábamos un problemático concepto de referencia - identificada con la definición-especificación - y la identificación arbitraria de la referencialidad con la argumentalidad. La pronominalización sería idéntica en el caso de (4). Sin embargo, que la concordancia en el caso de las aditivas es exclusiva con el elemento introducido por más y con el grupo coordinado completo en el de las paráfrasis coordinadas es evidente si prestamos atención a ejemplos en los que el elemento precedido por más muestra género o número diferentes de los de (2) y (4). Así: (12) (a) Ha leído más novelas que El Quijote (b) {Las/ *Los} ha leído (13) (a) Ha leído El Quijote y {otras/ más} novelas (b) {*Las/ Los} ha leído (14) (a) Ha visto a más personal de la Universidad que a Juan (b) {Lo/ *Los} ha visto (15) (a) Ha visto a Juan y a {otro/ más} personal de la Universidad (b) {*Lo/ Los} ha visto La pauta es idéntica cuando la secuencia más ... que ... y el grupo coordinado ejercen de términos de preposición en grupos preposicionales que complementan a un sustantivo, adjetivo o adverbio: (16) (a) Aconsejaron la contratación de más personal que del estipulado por convenio (b) Aconsejaron la contratación de {ese/ *esos} (17) (a) Aconsejaron la contratación del estipulado por convenio y de {otro/ más} personal (b) Aconsejaron la contratación de {*ese/ esos} (18) (a) Era alérgico a más medicación que a esa (b) Era alérgico a {ella/ *ellas} (19) (a) Era alérgico a esa y a {otra/ más} medicación (b) Era alérgico a {*ella/ ellas} (20) (a) Estaba encima de más gente que de esa (b) Estaba encima de {ella/ *ellas} (21) (a) Estaba encima de esa y de {otra/ más} gente (b) Estaba encima de {*ella/ ellas} Gutiérrez Ordóñez fundamenta el carácter no decisivo de pruebas como estas para dejar de sostener una relación de coordinación copulativa entre los segmentos introducidos por más y que en las estructuras aditivas en el hecho de que la concordancia del verbo o de los referentes pronominales solo con el elemento precedido de más en estas estructuras se debe a la relación de inclusión que se expresa en ellas, que se convierte en un factor que afecta a la concordancia, tal y como sucede Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 135 también en otros ejemplos gramaticalmente distintos que muestran una relación inclusiva entre conjuntos: (22) Los ladrones sois gente honrada (23) Los ladrones somos gente honrada Piensa Gutiérrez Ordóñez que, si en las estructuras aditivas se expresa que el término de que designa un conjunto cuyo/ s integrante/ s se incluye/ n en el conjunto designado por el elemento precedido por más, entonces es natural que la concordancia del verbo o la del referente pronominal sea solo con el término incluyente y no con lo que él considera un grupo coordinado completo (más A que B). Ahora bien, si este argumento fuese válido, habría que plantearse en primer lugar por qué en (22) y (23) ocurre algo distinto: el verbo, o concuerda en número y persona con el término incluido, y no con el incluyente (los ladrones), o no mantiene concordancia con ninguno de los dos. Ante un ejemplo como (22), puede entenderse, dependiendo del contexto discursivo, que a quien el hablante incluye en el conjunto de los ladrones es o bien solo una persona (el oyente) o más de una (varios oyentes o el oyente y varias personas más). En el primer caso, el incluido estaría representado por la segunda persona del singular, mientras que el verbo aparece en segunda del plural. En el segundo, los incluidos estarían representados por la segunda persona del plural y sí existe concordancia con el verbo. Igualmente, en (23) el hablante puede incluir en el conjunto de los ladrones o a sí mismo solo o a sí mismo y a otros. Si es lo primero, no hay concordancia con el verbo, que se encuentra en primera persona del plural. Si es lo segundo, sí existe la concordancia, pero, insistimos, con el término incluido y no con el incluyente. En segundo lugar, cabe plantearse también por qué en las estructuras coordinadas copulativas como (4), (6), (8), (10), (13 (a)) y (14 (a)) - en las que la relación de inclusión sigue presente - la concordancia no es en exclusiva con el término incluyente, sino con el grupo coordinado completo. Parece evidente, pues, que no es la relación de inclusión la que justifica que en las estructuras aditivas el verbo o el sustituto pronominal mantenga concordancia exclusivamente con el término incluyente y que no parece justificado proponer ese tipo de relación como razón por la que la concordancia no puede ser considerada un criterio distinguidor entre las estructuras denominadas aditivas y sus correspondientes paráfrasis mediante coordinación copulativa. Una última cosa en cuanto a lo que a la concordancia se refiere. Resulta obvio que en las estructuras aditivas con las que hemos ejemplificado hasta ahora la inclusión se establece entre conjuntos que pertenecen al suceso que designa la estructura oracional completa, mientras que en construcciones como (22) y (23) la relación de inclusión se establece entre un conjunto del suceso designado y otro perteneciente al ámbito del acto comunicativo. Tanto es así que ambos tipos de inclusión son compatibles, aunque solo cuando lo precedido por más es un grupo nominal en plural que designa personas. De este modo, en casos como: P. Pablo Devís Márquez 136 (24) Más personas que Juan {recibimos/ recibisteis} la carta de despido tendríamos ejemplos de estructuras aditivas en las que el verbo no concuerda con el elemento al que precede más, aun a pesar de que se mantiene la misma relación de inclusión entre conjuntos del suceso designado que en todos los ejemplos anteriores de estructuras aditivas. Adviértase cómo, si el elemento precedido por más no es plural o no designa personas, resulta imposible la compatibilidad de la que hablamos: (25) *Más personal que Juan {recibimos/ recibisteis} la carta de despido (26) *Más coches que esos {cruzamos/ cruzasteis} la frontera Por otra parte, además de la concordancia, existen otros tipos de pruebas que inciden en las diferencias entre estructuras aditivas y coordinadas copulativas que permiten, incluso, distinguir estas construcciones cuando la concordancia no es posible. Nos referimos a aquellos casos en los que la estructura más...que... se identifica como adjunto (complemento circunstancial) o como argumento locativo y no cabe la sustitución pronominal, sino la adverbial: (27) (a) Compró los libros en más librerías que en Mignon (b) Compró los libros allí (28) (a) Reside en más lugares que en Niza (b) Reside allí Si comparamos (27 (a)) y (28 (a)) con: (29) Compró los libros en Mignon y en {otras/ más} librerías (30) Reside en Niza y en {otros/ más} lugares resulta evidente que la única posibilidad de sustitución por un adverbio en (29) y (30) sería: (31) Compró los libros allí y allí (32) Reside allí y allí en tanto que estructuras como (27 (b)) o (28 (b)) serían desechadas. Esta necesidad de una doble sustitución adverbial en el caso de las estructuras coordinadas quizás explique por qué en (27 (a)) y (28 (a)) no deja de ser natural la elisión de la preposición que sigue a que - para Gutiérrez Ordóñez y Sáez del Álamo una conjunción copulativa equivalente a y: (33) Compró los libros en más librerías que Mignon (34) Reside en más lugares que Niza mientras que esa misma elisión carece de naturalidad con la preposición que sigue a y en (29) y (30), si se emplea el determinante indefinido aditivo otras: Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 137 6 Al igual que (40 (b)) sería aceptable si Juan no perteneciera al conjunto que constituye el personal de la Universidad, una construcción como, por ejemplo: (i) Aconsejaron la contratación de {otro/ más} personal y del estipulado por convenio es perfectamente aceptable si entre ese otro personal que se contrata y el estipulado por convenio no se establece una relación de inclusión. 7 Cf. la idea ya expuesta en Báez San José/ Moreno Martínez 1977: 125 de la coordinación asimétrica como variante libre de muchas de las tradicionalmente llamadas subordinadas circunstanciales. Volveremos más tarde (cf. §2.2.1.) sobre esta imposibilidad de permuta entre los miembros coordinados en las paráfrasis mediante coordinación de las denominadas aditivas. (35) ? Compró los libros en Mignon y otras librerías (36) ? Reside en Niza y otros lugares y es absolutamente agramatical si se usa el cuantificador más: (37) *Compró los libros en Mignon y más librerías (38) *Reside en Niza y más lugares No obstante, frente a todas estas diferencias, la denominada estructura aditiva y la coordinada copulativa sí coinciden en la imposibilidad de permutar sus términos: (39) (a) *Ha leído El Quijote que más libros (b) *Ha leído {otros/ más} libros y El Quijote (40) (a) *Juan que más personal de la Universidad recibió la carta de despido (b) # {Otro/ Más} personal de la Universidad y Juan recibieron la carta de despido (41) (a) *Compró los libros en Mignon que en más librerías (b) *Compró los libros en {otras/ más} librerías y en Mignon (42) (a) *Era alérgico a esa que a más medicación (b) *Era alérgico a {otra/ más} medicación y a esa 6 , Ahora bien, esto no demuestra que estas estructuras sean idénticas desde un punto de vista gramatical, esto es, ambas coordinadas copulativas, sino solo que los términos que las componen no pueden catalogarse como sumandos. La propiedad conmutativa no deja de ser una característica básica de la suma como operación aritmética. Nada obsta para pensar que, por ejemplo, tanto en (2) como en (4) se alude a un suceso de la realidad en el que alguien ha leído El Quijote más otros libros. Ahora bien, desde un punto de vista meramente lingüístico, ni (2) ni (4) expresan suma. Es más, (4), como todos los demás ejemplos de paráfrasis mediante coordinación copulativa mencionados, es un caso claro de coordinación asimétrica, en el que la expresión de la suma se encuentra ausente 7 . Caracterizar como coordinadas copulativas las estructuras denominadas aditivas por el mero hecho de esta imposibilidad de permuta supondría tener que dejar de hacerlo con las coordinadas simétricas. Respondemos con todo esto último a la segunda de las preguntas que nos planteábamos al inicio de §2. P. Pablo Devís Márquez 138 8 La consideración de esta relación de inclusión entre conjuntos como marca diferenciadora de las estructuras denominadas aditivas sería problemática desde el momento en que ese tipo de relación se encuentra igualmente presente en la designación de otros tipos de construcciones. Ya hemos aludido a las propias paráfrasis mediante coordinación copulativa de las estructuras aditivas, pero también sería posible hacerlo a estructuras con el comparativo menos: (i) Menos personal de la Universidad que el que estaba previsto acudió a la manifestación (ii) Ha visto a menos gente que la que le habían ordenado ver en las que puede interpretarse una relación conjunto-subconjunto: el personal de la Universidad que acudió a la manifestación y la gente que se ha visto son subconjuntos, respectivamente, del conformado por el personal de la Universidad que estaba previsto que acudiese a la manifestación y del que integra a la gente a la que se había ordenado ver. No obstante, ahora el elemento introducido por el comparativo designa el incluido, no el incluyente, y no resulta posible la paráfrasis mediante coordinación copulativa: (iii) *El que estaba previsto y menos personal de la Universidad acudió a la manifestación (iv) *Ha visto a la que le habían ordenado ver y a menos gente No se olvide que Sáez del Álamo 1999: 1167 N68 (cf. igualmente Sáez/ Sánchez López 2014: 32) justifica el calificativo «aditiva» para las estructuras a las que asigna tal denominación por la imposibilidad de que en ellas aparezca el cuantificador menos y niega la opción de interpretaciones sustractivas. 9 Sáez del Álamo 1999: 1167-68) advierte de que en ejemplos como: (i) Juan es más capaz que eso el demostrativo remite a cierto grado de capacidad y no a un conjunto de capacidades que deba ser incluido en otro mayor, por lo que la interpretación ha de ser comparativa y no aditiva. Ejemplos con adjetivos como los que propone Gutiérrez Ordóñez 1994a: 45: 2.2 La relación de inclusión como criterio diferenciador entre las estructuras aditivas y las comparativas de superioridad Hemos advertido ya de la nula implicación que en las estructuras aditivas tiene la relación de inclusión en todo aquello que concierne a la concordancia que muestran verbos y sustitutos pronominales con el término incluyente, lo que nos ha llevado a acudir a esa concordancia, junto con la sustitución adverbial, como característica distintiva entre las estructuras aditivas y sus paráfrasis mediante la coordinación copulativa. Igualmente, hemos desechado la expresión de la suma en este tipo de construcciones. Conviene plantearse también ahora, pensamos, si esa relación de inclusión permite establecer diferencias gramaticales entre estas estructuras y las comparativas propias de superioridad. Atendemos con ello al tercero de nuestros interrogantes iniciales 8 . No obstante, antes de abordar esta cuestión, una advertencia: aun cuando Gutiérrez Ordóñez 1994a: 45-6 aluda a la existencia de estructuras aditivas con adjetivos, es obvio que esa relación de inclusión entre conjuntos de la que venimos hablando solo va a ser posible en los casos de estructuras oracionales que designen sucesos en los que se hable de cantidades discretas, pero no en aquellos en los que se hable bien de cantidades no discretas o de grados de una propiedad 9 . Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 139 (ii) Estaba más que borracho ni siquiera muestran una comparación entre grados distintos, sino que la estructura se interpreta bien como superlativa/ elativa (Estaba muy borracho/ borrachísimo) (cf. Romero Cambrón 1997: 329 N8 y RAE 2009: 3370, que habla de una reinterpretación gradativa de la construcción comparativa), bien como una que señala haber sobrepasado un nivel determinado en una gradación de estados particular establecida por el propio hablante, que puede considerar, por ejemplo, que estar drogado con otro tipo de sustancia distinta al alcohol ocupa un nivel más alto en esa gradación. En esta segunda interpretación no se dice que alguien está borracho y drogado a la vez, aunque más drogado que borracho. Solo que está drogado. Acerca de otros casos de reinterpretación de la estructura comparativa, cf. N3. En Brucart 2003: 36-7 se caracteriza estructuras del tipo de (ii) como aditivas de grado y de base no cuantificacional, aunque sin la relación de inclusión que se produce en las aditivas de base no cuantificacional en las que, según él, se suman magnitudes. Volveremos sobre esta idea más tarde. 10 Quizás esto explique una de las supuestas diferencias entre comparativas y aditivas señaladas por Gutiérrez Ordóñez 1994a: 36, para quien mientras que el intensivo de las primeras puede preceder - no afectar - a sintagmas con determinantes: (i) Cuida más los libros que los incunables el de las segundas no puede hacerlo: (ii) Cuida más (#los) libros que los incunables Tanto es así, continúa, que en estas últimas estructuras no es posible que un nombre propio esté antecedido por el intensivo más. Ahora bien, las comparaciones, pensamos, pueden establecerse entre cantidades (discretas o no) o grados y en las tradicionalmente denominadas aditivas - vamos a verlo - lo que hay realmente es siempre una comparación entre cantidades discretas, lo que explica la ausencia del determinante en (ii). Ejemplos como (i), sin embargo, no lo son de comparaciones entre cantidades discretas. Por otra parte, no parece ser cierto que en las denominadas aditivas en español el nombre propio no pueda verse cuantificado por el comparativo. Es verdad que el carácter monovalente, que no unívoco, de este tipo de nombres - denotan entes individuales y carecen de extensión (cf. Coseriu 1962a: 268 y 278) - impide restringir y discriminar su denotación y que la cuantificación no es sino un tipo de discriminación nominal - los entes denotados se presentan como ejemplos de una clase o como porciones de un objeto extenso - mediante la que se establece el número (cantidad discreta) o la cantidad (cantidad no discreta) de los objetos denotados (cf. Coseriu 1962b: 292-308). Ahora bien, ya en Devís Márquez 2009: 476 advertíamos de la posibilidad que tienen los hablantes de elaborar clases en el hablar con el conjunto de individuos que poseen nombres formalmente idénticos. Frente a lo que sucede con las clases denotadas por los nombres comunes - que están elaboradas a priori por un sistema de lengua o por un grupo científico y social (caso de las terminologías) -, se trata ahora de clases cuyo origen se encuentra en los mismos nombres propios. Así, la discriminación que lleva a cabo el cuantificador en construcciones como: (iii) En la clase hay más Pablo(s) que tú no es en la denotación individual primaria del nombre Pablo, sino en otra denotación secundaria resultado de la creación por parte del hablante de una nueva designación potencial para el Dicho de otro modo, solo cabe esa relación de inclusión cuando se trata de sustantivos - explícitos o implícitos - discontinuos o de continuos recategorizados sintácticamente como discontinuos (cf. Bosque 1999: 14-15) 10 . Así, puede suceder que la P. Pablo Devís Márquez 140 nombre Pablo («individuo con la característica de llamarse Pablo»). El hablante convierte Pablo en un nombre plurivalente, aunque sin significado léxico, que puede ser utilizado con una misma designación, no con distintas, para aludir a individuos diferentes. No obstante, esa plurivalencia pertenece ahora - frente a lo que ocurre con la de los nombres comunes - exclusivamente al ámbito del habla, pues es el resultado de la determinación nominal, no de la naturaleza del nombre Pablo. Por naturaleza, Pablo continúa siendo un nombre monovalente en el sistema de la lengua española. Lo que encontramos en (iii) es un uso particular en el hablar de un nombre propio y no una recategorización nominal en la que el nombre propio pasa a nombre común. 11 (43) en su versión con el demostrativo podría también tener una interpretación ajena a la de la relación de inclusión entre conjuntos. 12 El hecho de que mucho/ a, en singular, no cuantifique sustantivos contables podría hacernos pensar que en casos como: (i) Ha leído mucho más que El Quijote el cuantificador alude a una cantidad no discreta y que el sustantivo elidido (libro) ha sufrido un proceso de recategorización en el que ha pasado de discontinuo a continuo, esto es, ha perdido su denotación real de individualidad indivisible (su cuantificación supone cardinalidad o número), que queda reinterpretada como materia divisible (su cuantificación supone cantidad no discreta) (cf. Bosque 1999: 8-9 y 27-9). Obviamente, esto contradiría nuestra propuesta de que el valor designativo de relación de inclusión entre conjuntos solo es posible en los casos de estructuras oracionales que designen sucesos en los que se hable de cantidades discretas. Sin embargo, no creemos que en casos como este exista recategorización alguna del sustantivo. Realmente, nadie entiende en (i) o en mucho libro que sean muchas las porciones de una materia divisible denominada libro las que se han leído, sino la presencia de una cantidad discreta o discontinua - un número - de objetos llamados libros. En Devís Márquez 2009: 472 N68 incidíamos en los múltiples recategorización afecte en exclusiva al sustantivo al que precede el comparativo. En estos casos, dicha recategorización es siempre de clase o tipo si el sustantivo se encuentra en singular: (43) Bebió más vino que {el Rioja que había traído/ ese}, donde se entendería que alguien bebió más tipos de vinos que el Rioja que había traído o que el señalado por el demostrativo 11 . Si el número es el plural, puede haber recategorización de clase o tipo, pero también de cantidad discreta o número: (44) Bebió más vinos que {el Rioja que había traído/ ese} Si la recategorización afecta solo al sustantivo de la coda o a ambos, esta es siempre de clase o tipo: (45) Bebió más (líquidos) que agua (46) Bebió más (alcohol) que vino En este último caso, se establece una relación hiperónimo-hipónimo básica en muchas de estas estructuras. Si en (45) agua se interpreta como un tipo de líquido, en (46) vino es interpretado como un tipo de alcohol 12 . Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 141 efectos expresivos de este tipo de cuantificación con sustantivos contables. El caso particular al que ahora nos referimos quizás pueda explicarse como una especie de recurso estilístico para, mediante el empleo del singular (mucho (libro)) conseguir el mismo efecto de cuantificación indefinida que se alcanza con el plural (muchos libros). En un ejemplo como (i), además, no parece posible la sustitución del comparativo por el indefinido otro en la paráfrasis mediante coordinación copulativa: (ii) Ha leído El Quijote y mucho {más/ *otro} 13 La RAE 2009: 3386-87 también alude a lo que considera una interpretación semántica de inclusión entre conjuntos, pero no establece, al menos explícitamente, paráfrasis con estructuras coordinadas copulativas. 14 A la designación opone Coseriu 1977: 187 el significado, entendido como el contenido de un signo o de una construcción en cuanto dado por la lengua misma. Acerca de las interpretaciones del término «designación», cf. Casas Gómez 1999: 61-63 y 2002: 55 s. 15 Sobre la distinción entre palabras lexemáticas y categoremáticas, cf. Coseriu 1977: 88-89. Si dirigimos ahora ya nuestra atención hacia la pertinencia o no de la relación de inclusión como factor diferenciador desde un punto de vista gramatical entre las comparativas de superioridad y las denominadas aditivas, proponemos una respuesta negativa. Gutiérrez Ordóñez 1994a: 33 - aunque sea él mismo el que luego, explícita y contradictoriamente, tilda dicha relación de «hecho semántico» (cf. Gutiérrez Ordóñez 1994a: 39) 13 -, advierte que se trata en estos casos de una inclusión no lingüística, sino designativa. Si ello es así, esta inclusión quedaría incapacitada automáticamente como criterio diferenciador de estructuras gramaticales. No se olvide que la designación, al menos de forma genérica, equivale a la realidad extralingüística y a su papel en la actividad del lenguaje (cf. Coseriu 1977: 187-89, 1978a: 117, 1978b: 135 y 1978c: 207) 14 . Para ser más precisos, pensamos, cabría decir que esta relación de inclusión con la que se caracteriza las llamadas estructuras aditivas se desprende, no de la propia estructura gramatical de este tipo de construcciones sintácticas, sino fundamentalmente de aspectos completamente diferentes, como lo son el conocimiento que hablante y oyente tienen de lo extralingüístico o las relaciones entre palabras lexemáticas, esto es, entre palabras portadoras de función léxica 15 . Con menor frecuencia, la relación de inclusión viene dada por procesos metafóricos, que obviamente siguen recurriendo al ámbito de la denotación de las palabras y no a la estructura gramatical. Veámoslo. 2.2.1 La relación de inclusión inferida de lo extralingüístico La relación de inclusión en todos los ejemplos citados hasta ahora de estructuras aditivas vendría avalada por los partidarios de la distinción entre este tipo de construcciones y las comparativas de superioridad por la interpretación individuativa y no cuantitativa de la coda (cf. en este sentido Romero Cambrón 1998b: 209- 10). Basta que esa interpretación varíe y se convierta en cuantitativa para que la relación de inclusión desaparezca. Así, por ejemplo, si en una estructura como (5) (Más personal de la Universidad que Juan {recibió/ *recibieron} la carta de despido) P. Pablo Devís Márquez 142 16 Sobre este tipo de cuantificadores, cf., entre otros, Fernández Ramírez 1987: 362-63, Porto Dapena 1973: 352-54, Cresswell 1976: 289, von Stechow 1984: 4 y 72, Gutiérrez Ordóñez 1994b: 9, Sáez 1997: 162 s., Sánchez López 1999a: 1095-96, Schwarzschild/ Wilkinson 2002: 14-15, Kennedy/ McNally 2005: 368 N16, y 375, Schwarzschild 2005, 2006 y 2008: 318, RAE 2009: 3372 s., Devís Márquez 2013b, Sáez/ Sánchez López 2014: 82 s., etc. Obviamente, nuestro punto de vista acerca de los denominados diferenciales - ya expuesto en Devís Márquez 2013b - se muestra bastante diferente del de Brucart 2003: 18 y 2009: 20, para quien estas unidades son elementos primitivos y no derivados en las estructuras en las que aparecen explícita o implícitamente, se identifican con una de las dos magnitudes seleccionadas por el más asimétrico en las construcciones vectoriales y forman parte de su proyección. Tal magnitud se añade a otra que, igualmente, es parte de la proyección del operador, la base. Esta última es el punto de aplicación de la estructura vectorial, cuya dirección está marcada por el operador aditivo más. 17 Acerca de la naturaleza del nombre propio, cf. N10. sustituimos Juan, que, se dice, alude a una realidad definida extensionalmente, por una unidad que carezca de este tipo de alusión y la posea de carácter cuantitativo, nos topamos ante lo que tradicionalmente se ha catalogado como una comparativa propia de superioridad: (47) Más personal de la Universidad que directivos de banca recibió la carta de despido De hecho, para Brucart 2009: 35-36, en el ámbito de las por él denominadas estructuras aditivas con un más (operador) asimétrico o vectorial, la diferencia entre comparativas de superioridad y aditivas de alteridad - o aditivas de base no cuantitativa, que es como él denomina a las que otros han llamado simplemente aditivas (cf. Brucart 2003: 35-36) - estriba en que, mientras las primeras exigen que tanto el diferencial 16 , como la coda tengan valor cuantitativo, las segundas solo lo hacen con el diferencial, pero no con la coda, que ha ser representada por un elemento definido extensionalmente. Ahora bien, si esto es así, no se entiende entonces que este autor incluya las aditivas de alteridad entre las aditivas con un operador asimétrico, pues estas estructuras son caracterizadas por él mismo como construcciones que unen dos magnitudes, esto es, dos argumentos con carácter cuantitativo (cf. Brucart 2003: 17 y 2009: 15, 19-21). Quizás sea esta la mayor dificultad para aceptar la semejanza gramatical que Brucart postula entre las tradicionales estructuras aditivas y las comparativas de superioridad. No obstante, pensamos, conviene plantearse si en una construcción como (5) Juan, aun a pesar de que como nombre propio posee una designación de ente individual 17 , recibe realmente una interpretación lingüística de tipo individuativo. Creemos que no y es precisamente el conocimiento que los participantes en el acto comunicativo tienen de la realidad no lingüística el que permite usar un nombre con designación individual en una estructura lingüística típicamente cuantitativa (más ... que ...), que interpreta esa realidad individual como una cantidad. Ya en algún otro lugar (cf. Devís Márquez 1995-96: 265) hemos advertido de lo problemático que resulta la alusión a la realidad extralingüística a la hora de Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 143 18 En este sentido, cabría mantener la propuesta de Brucart 2009: 20-21 cuando establece la diferencia entre, por un lado, el más simétrico y la coordinación copulativa y, por otro, el más asimétrico o vectorial, que es el que aparece, entre otras, en las estructuras que él llama aditivas de alteridad. Si en las primeras los conjuntos que se suman pueden definirse extensionalmente, la construcción vectorial exige que sus miembros representen magnitudes (cantidad o número). No obstante, ya lo hemos advertido, esto no deja de estar en contradicción con que sea el propio Brucart el que exige un elemento definido extensionalmente en las codas de las denominadas aditivas de alteridad. caracterizar la realidad lingüística debido a la falta de correspondencia biunívoca entre ambas realidades. Muestra de ello es, por ejemplo, el hecho de que un mismo suceso real pueda ser designado por estructuras oracionales diferentes en una misma lengua. Es lo que ocurre con dos construcciones como: (48) Juan golpea la nariz a Pedro (49) Juan golpea a Pedro en la nariz Ambas denotan un mismo suceso, pero muestran estructuras sintáctico-semánticas oracionales absolutamente distintas. Mientras que en (48) al esquema sintáctico «sujeto-verbo-OD-OI» le corresponde uno semántico del tipo «agente-acciónafectado-afectado», en (49) el esquema sintáctico es «sujeto-verbo-OD-adjunto» y el semántico «agente-acción-afectado-locativo». Como podemos ver, dos maneras diferentes de interpretar lingüísticamente una misma realidad extralingüística. Obviamente, una interpretación lingüística idéntica en ambos casos iría en contra del principio de economía que rige en las lenguas (cf. Martinet 1974: 219-25). Algo análogo sucede si comparamos, por ejemplo, (5) con (6) (Juan y {otro/ más} personal de la Universidad {*recibió/ recibieron} la carta de despido). Ambas estructuras aluden a un mismo suceso real en el que Juan no deja de ser un individuo. Sin embargo, cada una de ellas presenta una estructura sintáctico-semántica propia. Así, por ejemplo, aparte de las diferencias de concordancia que hemos establecido más arriba (cf. §2.1.), en tanto que la interpretación lingüística del suceso mantiene el carácter individuativo del sustantivo Juan en (6), eso no sucede en (5), donde, como veremos más adelante, la coda en la que aparece este sustantivo es seleccionada por el cuantificador comparativo y adquiere el carácter cuantitativo de este, con el que va a conformar un sintagma con constituyentes discontinuos interno al SN 18 . Es cierto que Juan en (5) es un nombre propio y que, por tanto, designa a un individuo. Ahora bien, es nuestro conocimiento extralingüístico de que ese individuo pertenece a la clase «personal de la Universidad que recibió la carta de despido», esto es, de que conforma un subconjunto del conjunto del personal de la Universidad que recibió la carta de despido, lo que nos autoriza a interpretar lingüísticamente la designación del sustantivo Juan como una cantidad discreta o número. Esta interpretación cuantificativa de una designación individuativa nos permite, a su vez, el uso de un nombre propio en una estructura sintáctica típicamente cuantitativa. Tanto es así, que ningún hablante de español emplearía una estructura como (5) sin P. Pablo Devís Márquez 144 ese conocimiento extralingüístico previo. Esta interpretación cuantitativa llevada a cabo desde el punto de vista exclusivamente lingüístico, pero originada en el conocimiento de lo extralingüístico, conduce, pues, a que en (5), como en (47), se pueda hablar de una comparación entre cantidades discretas: si bien en (47) se alude a que el número de miembros del conjunto del personal de la Universidad que recibió la carta de despido es mayor que el de los directivos de banca a los que les sucedió lo mismo, en (5) se indica que ese número de miembros del conjunto del personal de la Universidad que recibió la carta de despido es mayor que otro que está formado por un solo individuo, Juan. La relación de inclusión de este último con el primero viene dada, no por la información que nos proporciona la estructura gramatical, sino únicamente por nuestro conocimiento de lo extralingüístico. Una prueba que apoya todavía más nuestro punto de vista es la que nos ofrecen los ejemplos de estructuras denominadas aditivas en los que el término de que va introducido por una preposición. Si observamos, todos ellos admiten la elisión de esta preposición. Así, como muestra, de (14 (a)) (Ha visto a más personal de la Universidad que a Juan) y (16 (a)) (Aconsejaron la contratación de más personal que del estipulado por convenio) tenemos: (50) He visto a más personal de la Universidad que Juan (51) Aconsejaron la contratación de más personal que el estipulado por convenio donde es el conocimiento que se tiene de si Juan pertenece o no al colectivo del personal de la Universidad o de si el estipulado por convenio forma parte o no del personal que se aconseja contratar el que permite dilucidar, ya desde un punto de vista exclusivamente lingüístico: 1) si en (50) se compara la cantidad de personal de la Universidad que he visto yo con la que ha visto Juan o si la comparación se establece entre la primera de las cantidades y otra conformada por un solo individuo, Juan, y 2) si en (51) se compara la cantidad de personal que aconsejaron contratar con otra - la estipulada por convenio - ajena a ese consejo o si la comparación lo es entre la primera de las cantidades y una cantidad estipulada por convenio no ajena a ese mismo consejo. En el caso de las estructuras con la preposición explícita, es cierto que no existe ambigüedad alguna en la interpretación, pero también lo es que no se emplearían si no se tuviera el conocimiento de que lo designado por la coda forma parte del conjunto designado por la primera parte de la estructura sintáctica. En ejemplos como (2) (Ha leído más libros que El Quijote), igualmente, es nuestro conocimiento de la historia de la literatura española, no otra cosa, el que nos sugiere interpretar El Quijote como un miembro de la clase «libro». Por otra parte, es nuestro conocimiento en general de la realidad el que nos informa de que este libro pertenece al conjunto de los libros que alguien ha leído y, por consiguiente, el que nos permite interpretar desde el punto de vista lingüístico un ente individual de la realidad como una cantidad discreta. Una pauta análoga se sigue con Mignon en (27 (a)) (Compró los libros en más librerías que en Mignon) y (33) (Compró los libros en más librerías que Mignon) y con Niza en (28 (a)) (Reside en más lugares Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 145 19 En el caso de (47), atiéndase al contraste con: (i) *Más personal de la Universidad que directivos de banca recibieron la carta de despido 20 Sobre el papel de modificador cuantitativo asignado al sintagma con constituyentes discontinuos «comparativo ... coda» en las comparativas de desigualdad españolas, cf. Devís Márquez 2013b. No obstante, insistimos de nuevo en la ambigüedad de la RAE 2009 con respecto a este asunto. Primero señala que la coda o complemento comparativo complementa en realidad al cuantificador comparativo (más) o al grupo cuantificativo (más alto en el ejemplo de la Academia (El árbol era mucho más alto que la casa)) (cf. RAE 2009: 3373). Luego, advierte de cómo es el comparativo el que selecciona la coda y para ello alude a ejemplos de comparación prototípica en las que comparativo y coda - que forman un cuantificador complejo - se anteponen al núcleo de la comparación (más que la luna bella) (cf. RAE 2009: 3431). Del mismo modo, recordamos la carencia de validez de las pruebas que Martínez Álvarez 1985: 125-26 y Alarcos Llorach 1994: 340-41 proponen para demostrar que las denominadas oraciones comparativas dependen de un cuantificador comparativo - idea que continúa Gutiérrez Ordóñez 1994a: 34 y 1994b: 22. Plantean estos autores que, si se suprime la comparativa, el resultado sigue siendo una expresión posible, mientras que, si se elimina el cuantificador, el resultado serían secuencias imposibles o con otro sentido. En Devís Márquez 2013a: 14 N13 proponemos ejemplos en el ámbito de la comparación de igualdad que suponen problemas evidentes para esta propuesta: (i) Este caballo es tan negro como el azabache (ii) *Este caballo es tan negro (iii) Este caballo es negro como el azabache que en Niza) y (34) (Reside en más lugares que Niza). Es nuestro conocimiento de la realidad el que nos revela que el primero de estos sustantivos designa, en principio, una librería concreta en la que, además de en otras, alguien compró libros y que el segundo hace referencia a un lugar concreto en el que, además de en otros lugares, alguien reside. Es la lengua la que interpreta ambos como cantidades discretas. Realmente, si bien difieren en la designación, pues unas aluden a una relación de inclusión entre conjuntos y otras no, no parece que las estructuras denominadas aditivas vistas hasta ahora y las comparativas de superioridad dejen de ser una misma estructura gramatical. Para verlo, centrémonos en (5) y (47). Así, no solo es que tanto en (5) como en (47) el verbo mantenga concordancia exclusivamente con el sustantivo precedido de más en la secuencia más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} 19 y sea imposible la permuta de los términos introducidos por más y que: (52) *Directivos de banca que más personal de la Universidad recibieron la carta de despido sino que tanto en (5) como en (47) la secuencia más ... que {Juan/ directivos de banca} es - lo adelantábamos más arriba - un sintagma con constituyentes discontinuos interno al SN (más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca}) que modifica cuantitativamente a la secuencia precedida de más (personal de la Universidad), el denominado núcleo de la comparación (cf. Sáez del Álamo 1999: 1131-32) 20 . Así, del mismo modo que tanto una estructura completa como la otra puede ser respuesta a la pregunta: P. Pablo Devís Márquez 146 21 Esta prueba la empleamos ya en Devís Márquez 2013b. También lo hace Gallego 2014. (53) ¿Cuánto personal de la Universidad recibió la carta de despido? 21 , también puede serlo exclusivamente más que {Juan/ directivos de banca}. En ninguno de los casos la respuesta sería solo con más. Igualmente, si tanto en (5) como en (47) se incluye un cuantificador no comparativo, por algunos llamado diferencial (cf. N16): (54) {Poco/ Mucho/ Bastante ...} más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} recibió la carta de despido, es la secuencia {poco/ mucho/ bastante ...} más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} la que expresa la cantidad de personal de la Universidad que recibió la carta de despido y no solo más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca}. Una transformación de (54) en una estructura interrogativa exigiría que {poco/ mucho/ bastante ...} más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} estuviera representado por el sintagma cuánto personal de la Universidad. El sintagma con constituyentes discontinuos más ... que {Juan/ directivos de banca} establece que existe diferencia, en un caso, entre la cantidad de personal de la Universidad que recibió la carta de despido y un conjunto conformado exclusivamente por el individuo designado por Juan o, en el otro, entre esa misma cantidad y el número de directivos de banca que recibió también la carta de despido. Lo que hacen, pues, poco, mucho y bastante es evaluar en términos cuantitativos esa diferencia. La modificación del cuantificador no comparativo a la secuencia completa más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} queda evidenciada, aparte de por la concordancia en género (caso de poco y mucho) y número (caso de poco, mucho y bastante) de este cuantificador con el sustantivo personal, por el hecho de que, si se pregunta por la diferencia entre los términos comparados en relación con la base de comparación, puede responderse exclusivamente con el cuantificador no comparativo. Así, ante una pregunta acerca de cuánto más personal de la Universidad que {Juan/ directivos de banca} recibió la carta de despido, o bien se responde con (54) o bien exclusivamente con poco/ mucho/ bastante ... No obstante todo esto, no cabe duda de que las denominadas aditivas y las llamadas comparativas de superioridad se diferencian en que mientras las primeras sí admiten una paráfrasis mediante coordinación copulativa, las segundas no la aceptan. Ahora bien, esta diferencia tiene que ver no con la estructura gramatical de estas construcciones, que es idéntica, sino con aspectos meramente designativos, como todos aquellos que atañen a las relaciones parafrásticas (cf. Coseriu 1978a: 117): las denominadas aditivas, cuando son transformadas en otra estructura gramatical diferente mediante la coordinación copulativa, pueden seguir mostrando una misma designación real, esto es, pueden aludir a un mismo suceso en el que intervienen dos conjuntos de elementos entre los que se establece una relación de Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 147 inclusión (el denominado valor aditivo), algo que no sucede con las llamadas comparativas de superioridad. Así, por ejemplo, (5) y (6), en tanto que nuestro conocimiento de lo extralingüístico nos informa de que Juan designa un miembro del conjunto «personal de la Universidad que ha recibido la carta de despido» en (6), pueden coincidir en la alusión a un mismo suceso en el que dos conjuntos de personas entre los que se establece una relación de inclusión reciben la carta de despido. La posibilidad de esta coincidencia en designar un suceso en el que intervienen exclusivamente dos conjuntos se hace patente desde el momento en que, si en el caso de (6) se hiciese explícita la coda comparativa (opción con más), esta podría estar representada por una unidad lingüística con la misma referencia que el primer miembro de la coordinación que, además, permitiese catalogar el núcleo de la comparación (personal de la Universidad) como primer término de la comparación. De no ser así, la relación parafrástica con (5) desaparecería: (55) Juan i y más personal de la Universidad que {Juan/ él i / #días pasados} recibieron la carta de despido La opción con otro, por su parte, permite que la relación de alteridad se establezca con respecto a ese primer miembro de la coordinación. Tanto es así que, por ejemplo, la introducción después del segundo miembro de la coordinación del conector discursivo además con un complemento preposicional aceptaría que el término de la preposición coincida en la referencia con el primer miembro de la coordinación, conservando así el carácter parafrástico de la estructura con respecto a (5). Si no fuera de este modo, la relación parafrástica desaparecería: (56) Juan i y otro personal de la Universidad además de {Juan/ él i / #Pedro} recibieron la carta de despido Sin embargo, (47) y: (57) Directivos de banca y {otro/ más} personal de la Universidad recibieron la carta de despido se refieren a sucesos distintos. Es cierto que en las dos construcciones se alude a que dos conjuntos de personas (personal de la Universidad y directivos de banca) entre las que no se establece una relación inclusiva reciben la carta de despido, pero, mientras que en (47) no se hace referencia a un tercer conjunto de personas que ha recibido también la carta de despido, esto sí ocurre en la designación de (57). Si en esta última quisiéramos hacer explícita la coda de la comparativa, esta no podría estar representada por una unidad lingüística con la misma referencia que el primer miembro de la coordinación, sino por otra con una referencia distinta, bien porque se trate de otro personal de la Universidad diferente bien porque se trate de otro tipo de personas. Además, el complemento comparativo ya no tiene por qué incluir forzosamente una unidad que convierta el núcleo de la comparación (personal de la Universidad) en primer término de esta: P. Pablo Devís Márquez 148 (58) *Directivos de banca i y más personal de la Universidad que {directivos de banca/ estos i } recibieron la carta de despido (59) Directivos de banca y más personal de la Universidad que {Juan/ el personal de administración y servicios/ el otro día/ trabajadores de la construcción} recibieron la carta de despido En la opción con otro, la relación de alteridad no resulta ahora posible con el primer miembro de la coordinación. Si se incluyera la construcción con el conector además, el complemento preposicional de este tampoco podría coincidir en la referencia con ese primer miembro de la coordinación, sino que debe presentar una referencia distinta, que es la de un conjunto de individuos perteneciente al conjunto designado por la unidad precedida por el determinante (personal de la Universidad): (60) *Directivos de banca i y otro personal de la Universidad además de {directivos de banca/ estos i } recibieron la carta de despido (61) Directivos de banca y otro personal de la Universidad además {del personal de administración y servicios/ *de los obreros metalúrgicos} recibieron la carta de despido La necesidad de un elemento - explícito o no - cuya referencia viene fijada por el primer miembro de la coordinación en (6), (55) y (56) para mantener la relación parafrástica con (5) impide la permuta entre los elementos coordinados (cf. §2.1.): (62) *{Otro/ Más} personal de la Universidad y Juan recibieron la carta de despido (63) *Más personal de la Universidad que {Juan/ él i } y Juan i recibieron la carta de despido (64) *Otro personal de la Universidad además de este i y Juan i recibieron la carta de despido Dicha permuta es aceptable tanto cuando en (55) y (56) la opción es la de los elementos no correferenciales: (65) Más personal de la Universidad que días pasados y Juan recibieron la carta de despido (66) Otro personal de la Universidad además de Pedro y Juan recibieron la carta de despido como en (57), (59) y (61), en las que la identidad referencial con el primer miembro de la coordinación no aparece: (67) {Otro/ Más} personal de la Universidad y directivos de banca recibieron la carta de despido (68) Más personal de la Universidad que {Juan/ el personal de administración y servicios/ el otro día/ trabajadores de la construcción} y directivos de banca recibieron la carta de despido (69) Otro personal de la Universidad además del personal de administración y servicios y directivos de banca recibieron la carta de despido Por tanto, a modo de conclusión de este subapartado, hay datos suficientes para pensar que las denominadas estructuras aditivas hasta aquí vistas lo son exclusivamente desde un punto de vista designativo, pero que, desde un punto de vista meramente lingüístico, no son sino comparativas de desigualdad. En concreto, se trata de comparativas en las que el núcleo de la comparación - el elemento sobre el que incide el cuantificador comparativo más - coincide con el primer término de Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 149 22 Según la RAE 2009: 3394 s., la presencia de la preposición de en el complemento de las comparativas de desigualdad exige como condiciones que el núcleo de la comparativa coincida con el primer término de la comparación y, al mismo tiempo, proporcione la noción comparada. 23 Cf. N14. No se olvide que para Coseriu 1962b: 294 la denotación coincide con su concepto de designación real. la comparación (comparativas de núcleo coincidente). Además, la interpretación lingüística que en ellas se hace de la realidad permite que en estas estructuras el núcleo de la comparación proporcione la noción comparada o base de comparación, que, por ejemplo, en (2) es el número de libros leídos, en (5) es el número de miembros del personal de la Universidad que recibió la carta de despido, etc., si bien en estas estructuras concretas es que el único introductor del complemento comparativo y jamás la preposición de 22 : (70) *Ha leído más libros de El Quijote (71) *Más personal de la Universidad de Juan recibió la carta de despido No obstante, desde nuestro punto de vista, no parece conveniente ni generalizar la ausencia de la preposición en las codas de todas las tradicionalmente denominadas estructuras aditivas ni achacar esta ausencia a la naturaleza semántica individuativa y no cuantificativa de estas codas, tal y como hace Brucart 2009: 35 s., para quien la preposición de solo es posible con codas cuyo carácter sea cuantificativo. Primero, porque la preposición de es aceptable también en este tipo de construcciones: (72) Ha leído más libros de los que le habían ordenado leer Segundo, porque tal hipótesis insistiría en contradecir la consideración de las denominadas por el propio Brucart aditivas de alteridad como estructuras que unen dos magnitudes. Tercero, porque, tal y como hemos mostrado, las codas de las denominadas estructuras aditivas no denotan, pero sí significan cantidades discretas 23 . Y, cuarto, porque dicha hipótesis dejaría de explicar la imposibilidad de la preposición introduciendo codas con un evidente valor cuantificativo: (73) *Más personal de la Universidad de directivos de banca recibió la carta de despido La ausencia de la preposición en las codas, más que con la designación aditiva o no de la construcción, parece tener que ver con el carácter no relativo de estas. Solo las codas con una estructura relativa admiten ser introducidas por de. Obviamente, nuestra consideración gramatical de las denominadas estructuras aditivas como meras comparativas de superioridad contempla que en una misma construcción sintáctica puedan coexistir el valor gramatical de la comparación de superioridad y el designativo de la adición, pero no que ambos lo hagan como valores gramaticales, tal y como sí postula Romero Cambrón 1998a: 41-42 y 1998b, para quien lo que ella denomina comparación de carácter gradativo - la comparación de P. Pablo Devís Márquez 150 desigualdad - y lo que llama comparación de alteridad - estructura aditiva - coinciden en ejemplos como: (74) Galdós escribió mejores novelas que Tristana Según esta autora, que llama a estructuras como esta comparativas dobles, la comparación gradativa en (74) es resultado del adjetivo comparativo mejores y la de alteridad, de la presencia implícita de lo que denomina un cuantificador de alteridad (otros/ más) que no está representado fonéticamente y que cuantifica al sustantivo novelas. Ambas comparaciones, continúa, comparten el segundo término de la comparación (que Tristana). Otros ejemplos de comparativas dobles de este tipo propuestos por Romero Cambrón son: (75) Galdós escribió (otras) novelas de más páginas que Tristana (76) Galdós escribió (otras) novelas que tuvieron más éxito que Tristana En ellos, el constituyente comparado ya no es un adjetivo, como en (74), sino el término de un SP complemento del nombre, caso de (75), y un constituyente de una cláusula de relativo, caso de (76). Frente a esto, nuestro planteamiento implicaría, todo lo más, preguntarse si en los ejemplos propuestos por Romero Cambrón coexisten o no dos comparaciones de superioridad, puesto que hemos dado pruebas para catalogar como tal tipo de comparativas lo que ella denomina ahora comparativas de alteridad. La respuesta en lo que concierne exclusivamente a (74), es, pensamos, que no y la prueba más evidente es la incompatibilidad de esta estructura con el comparativo de superioridad como cuantificador del sustantivo contable novela: (77) *Galdós escribió mejores más novelas que Tristana Reparemos en que es la propia Romero Cambrón 1998b: 232 la que señala que la presencia explícita de este cuantificador no es obligatoria en construcciones como esta, de lo que debe deducirse que es posible. Y, como vemos, no lo es. Desde un punto de vista meramente gramatical, (74) es una estructura en la que la única noción comparativa presente no es un número, sino un grado (el de la calidad de Tristana y de todas las demás novelas de Galdós). Además, no se trata de una comparativa de núcleo coincidente, pues el núcleo de la comparación (el adjetivo bueno) no coincide con el primer término de la comparación (novelas). En el caso de (75) y (76), también en el de (74) si se modificase la posición del comparativo sincrético, sí parece posible la presencia del comparativo cuantificando a novelas en vez de otras: (78) Galdós escribió más novelas de más páginas que Tristana (79) Galdós escribió más novelas que tuvieron más éxito que Tristana (80) Galdós escribió más novelas mejores que Tristana, Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 151 24 Romero Cambrón 1998b: 220-21, incluso, extrapola su propuesta de doble comparación a casos en los que una de las comparaciones es de inferioridad o de igualdad. Desde nuestro punto de vista, ante estructuras del tipo: (i) Galdós escribió más novelas menos interesantes que Tristana (ii) Galdós escribió más novelas tan buenas como Tristana solo queda insistir, mutatis mutandis otra vez, en la explicación que hemos propuesto en el texto. Tanto es así que, por ejemplo, son posibles construcciones como: (iii) Ese año Galdós escribió más novelas menos interesantes que Tristana que el año anterior En el caso de (ii), es cierta la imposibilidad de hacer explícito el segundo término de la comparación de la comparativa de superioridad: (iv) *Ese año Galdós escribió más novelas tan buenas como Tristana que el año anterior pero también lo es la de que la coda introducida por la conjunción como pueda representar el segundo término de la comparación en la comparativa de superioridad. lo que permitiría hablar de dos comparaciones de superioridad distintas. Ahora bien, se trata de dos comparaciones que no comparten que Tristana como complemento comparativo, coda o segundo término de la comparación. La interpretación de una construcción como (78), pensamos, es la siguiente: el número de novelas que escribió Galdós cuyo número de páginas es mayor que el número de páginas de Tristana es, a su vez, mayor que otro número de novelas. Queda fuera de toda posibilidad interpretativa el que el número de novelas que escribió Galdós cuyo número de páginas es mayor que el número de páginas de Tristana es, a su vez, mayor que un subconjunto de ese conjunto de novelas conformado exclusivamente por un miembro, Tristana. Si el primero de los conjuntos está compuesto por el de las novelas con mayor número de páginas que Tristana, entonces, Tristana no puede ser un subconjunto de ese conjunto. Plantearse en este caso concreto una interpretación como esta segunda sería tan absurdo como aceptar que Galdós escribió más novelas de más páginas que Tristana que la propia Tristana. Lo que realmente ocurre en (78) es que la secuencia de más páginas que Tristana complementa a novelas y que en ese complemento hay otra construcción comparativa de superioridad. En tanto que en esta última comparativa la noción comparada es el número de páginas, el núcleo de la comparación es páginas, el primer término de la comparación es novelas y el segundo término está representado por Tristana, en la primera, la noción comparada es el número de novelas, el núcleo de la comparación es novelas y los dos términos de la comparación están elididos. Tanto es así que serían posibles estructuras como: (81) Ese año Galdós escribió más novelas de más páginas que Tristana que el año anterior donde ese año y el año anterior serían, respectivamente, primer y segundo término de la comparación cuyo núcleo es novelas. Una explicación análoga, mutatis mutandis, serviría para (79) y (80) 24 : P. Pablo Devís Márquez 152 25 Para Romero Cambrón 1998b: 211-12 N8, un segundo término de la comparación tiene carácter oracional cuando reproduce por paralelismo la estructura oracional del primer término y elide los constituyentes correlativos que no son distintos, los cuales son recuperables. Así, una estructura como: (i) Galdós escribió más novelas que Clarín sería parafraseable por «Galdós escribió un número superior de novelas al número de novelas que escribió Clarín». El segundo término de la comparación posee carácter sintagmático cuando esta condición de recuperabilidad no se cumple, caso de: (ii) Pedro me parece más bueno que el pan cuya paráfrasis no sería «Pedro me parece más bueno de lo bueno que me parece el pan», sino «Pedro me parece más bueno de lo bueno que es el pan». (82) Ese año Galdós escribió más novelas que tuvieron más éxito que Tristana que el año anterior (83) Ese año Galdós escribió más novelas mejores que Tristana que el año anterior Por último, en lo que atañe a la propuesta de Romero Cambrón, tampoco parecen aceptables las pruebas que ofrece para caracterizar lingüísticamente las denominadas comparativas dobles (gradación más alteridad) frente a las exclusivamente gradativas (cf. Romero Cambrón 1998b: 222 s.). Independientemente del recurso a la paráfrasis, que, tal y como ya hemos advertido, establece exclusivamente identidades designativas, pero no lingüísticas, esta autora propone cuatro diferencias básicas para caracterizar la doble comparación frente a la simplemente gradativa. La primera tiene que ver con la posición del adjetivo comparado: en las comparativas dobles puede tanto anteponerse (cf. (74)) como posponerse: (84) Galdós escribió novelas mejores que Tristana En las exclusivamente gradativas, si el segundo término de la comparación es sintagmático, el adjetivo solo aparece pospuesto: (85) Galdós escribió mejores novelas que La Regenta si el segundo término de la comparación posee carácter oracional, el adjetivo se antepone 25 : (86) Galdós escribió mejores novelas que Clarín No obstante, en momento alguno se justifica la agramaticalidad de: (87) Galdós escribió novelas mejores que La Regenta ni la de: Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 153 (88) Galdós escribió novelas mejores que Clarín que, pensamos, son absolutamente aceptables en español. De (88) solo se dice que favorece la interpretación sintagmática del segundo término de la comparación. Ahora bien, pensamos, ello, además de una aceptación implícita de su gramaticalidad, no implica forzosamente la no interpretación oracional del segundo término de la comparación de (88): Galdós escribió novelas con un grado superior de calidad que las que escribió Clarín. Por otra parte, si bien ya hemos demostrado que en estructuras como (74) no existe doble comparación alguna, tampoco parece adecuado hablar de dos comparaciones en (84), tal y como sí sucedería en (80). Ahora bien, en esta última de lo que se trata es de dos comparaciones de superioridad, no de una combinatoria de superioridad y alteridad. Así, lo que se dice en ella es que el número de novelas que escribió Galdós que son mejores que Tristana es, a su vez, mayor que otro número de novelas. No es posible aquí la interpretación de que el número de novelas que escribió Galdós que son mejores que Tristana es, a su vez, mayor que un subconjunto de novelas de Galdós compuesto exclusivamente por Tristana. Si el primero de los conjuntos se compone de las novelas que son mejores que Tristana, Tristana no puede ser un subconjunto de ese conjunto. En este ejemplo, la secuencia mejores que Tristana complementa a novelas y en ella existe otra construcción comparativa de superioridad. En la primera comparación, cuyo núcleo es novelas, la noción comparada es el número de novelas y los dos términos de la comparación están elididos (cf. (83)). En la comparación que muestra el comparativo sincrético la noción comparada es la calidad de las novelas, el núcleo de la comparación está incluido en el propio comparativo sincrético (el adjetivo bueno), el primer término de la comparación es novelas y el segundo Tristana. Frente a esto, en (84) la comparación es única y está representada exclusivamente por el comparativo sincrético. No es posible ahora la inclusión de términos de la comparación distintos de los que ya aparecen explícitos: (89) *Ese año Galdós escribió novelas mejores que Tristana que el año anterior Además de todo esto, no parece que el argumento de la posición del adjetivo pueda ser útil a la hora de explicar otros tipos de comparativas dobles de los que habla Romero Cambrón, caso de (78) y (79). Como segundo rasgo diferenciador entre comparativas dobles y meras comparativas gradativas, Romero Cambrón alude al carácter de la negación: en la primera es restrictiva; en la segunda, total. Así, mientras que en: (90) Galdós no escribió mejores novelas que Clarín se dice que ninguna novela de Galdós es mejor que las escritas por Clarín, en: (91) Galdós no escribió mejores novelas que Tristana P. Pablo Devís Márquez 154 26 Acerca de los tipos de negación según su ámbito (interna y externa) y el foco de esta, cf. Horn 1985, Hernández Paricio 1985 y Sánchez López 1999b: 2575-80. 27 Las diferencias entre (96) y (97) vienen marcadas por el carácter oracional de la coda de la primera y por el sintagmático de la coda de la segunda. solo se niega que una parte de las novelas escritas por Galdós es mejor que Tristana, puesto que Tristana es una novela escrita por Galdós. Ahora bien, pensamos, es precisamente este conocimiento extralingüístico de que Tristana es una obra de Galdós el que modifica la interpretación de la negación, no la estructura gramatical en sí. Bastaría con conmutar Tristana por El Quijote, por ejemplo, para que esa negación volviera a ser total: (92) Galdós no escribió mejores novelas que El Quijote Por otro lado, cabe señalar que en estructuras como (91) vuelve a no existir una comparación doble, sino simple: (93) *Galdós no escribió mejores más novelas que Tristana De nuevo, el comparativo de superioridad puede cuantificar al sustantivo si el comparativo sincrético modifica su posición. Hablaríamos entonces de dos comparaciones, pero de dos comparaciones que no comparten segundo término de la comparación: (94) (Ese año) Galdós no escribió más novelas mejores que Tristana (que el año anterior) Además, el comportamiento de la negación en (91) y en (90) no parece diferir. En ambas se trata de una negación interna 26 que se focaliza en la secuencia que forman mejores novelas que {Clarín/ Tristana}. En este sentido, los elementos refutados presupuestos podrían ser SN con una estructura comparativa de inferioridad o de igualdad: (95) Galdós no escribió mejores novelas que {Clarín/ Tristana}, sino novelas {menos/ tan} buenas {que/ como} {Clarín/ Tristana} (96) No son mejores novelas que las de Clarín las que escribió Galdós, sino novelas {menos/ tan} buenas {que/ como} las de Clarín (97) No son mejores novelas que Tristana las que escribió Galdós, sino novelas {menos/ tan} buenas {que/ como} Tristana 27 (98) Galdós escribió novelas {menos/ tan} buenas {que/ como} {Clarín/ Tristana} y no mejores novelas que {Clarín/ Tristana} Volveremos sobre la importancia de la negación en las estructuras comparativas en §3. Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 155 La tercera marca diferenciadora entre comparativas dobles y comparativas exclusivamente gradativas que propone Romero Cambrón tiene que ver con la concordancia del sustantivo del primer término de la comparación con el del segundo en entornos negativos. Así, en el caso de las comparativas dobles, si en el segundo término hay un sustantivo que designa una entidad única, el sustantivo del primer término puede ir en plural o en singular: (99) Galdós no escribió {mejores novelas/ mejor novela} que Tristana En el de las comparativas gradativas, el sustantivo aparece solo en plural: (100) Galdós no escribió más {novelas/ *novela} que Clarín No obstante, si lo que se niega en (99) es que en el conjunto de las novelas escritas por Galdós hay al menos una que supera en calidad a otra también escrita por Galdós, Tristana, entonces no deja de ser posible que el sustantivo del primer término de la comparación pueda aparecer en singular, algo que no sucede en (100), pues lo que se niega en esta estructura es que el conjunto de las novelas escritas por Galdós supera al de las escritas por Clarín. Además, el hecho de que, como la propia Romero Cambrón 1998b: 228 reconoce y nosotros veremos en §3, esta característica también la posean las por ella llamadas comparativas exclusivamente de alteridad negativas: (101) Galdós no escribió más {novelas/ novela} que Tristana la invalida automáticamente como marca diferenciadora de las denominadas comparativas dobles. La cuarta y última marca distinguidora entre comparativas dobles y comparativas exclusivamente gradativas que propone Romero Cambrón - si bien se refiere ahora solo a las gradativas de adjetivo - se centra en la opción de un segundo cuantificador no comparativo: las primeras admiten que ese cuantificador cuantifique al SN que ya es objeto, según esta autora, de una comparación de alteridad. Cuando esto sucede, el cuantificador no comparativo concuerda con el sustantivo y exige que el comparativo se posponga: (102) Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas mejores que Tristana Por su parte, las gradativas de adjetivo son agramaticales si se cuantifica el SN complementado por el comparativo: (103) *Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas mejores que {Clarín/ ensayos} (104) *Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} mejores novelas que Clarín P. Pablo Devís Márquez 156 Desde nuestro punto de vista, sin embargo, en (102) no hay doble comparación ni cuantificación comparativa alguna que tenga por núcleo al sustantivo novelas, lo que viene a quedar demostrado por la agramaticalidad de: (105) *Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} más novelas mejores que Tristana En (102) la única noción comparativa que existe es la del grado de calidad de unas novelas y el único núcleo comparativo posible está representado en el propio comparativo sincrético (el adjetivo bueno), por lo que esta estructura no deja de ser también lo que Romero Cambrón llamaría una comparativa gradativa de adjetivo. En el caso de (103), la opción en la que en la coda aparece Clarín es incorrecta no debido al carácter gradativo de la construcción, sino a la incompatibilidad entre el cuantificador del sustantivo y la coda oracional, que no puede recuperar el sintagma {veinte/ algunas/ muchas} novelas (cf. N25): no sería admisible en este caso una paráfrasis como «Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas con un grado de calidad mayor que {veinte/ algunas/ muchas} novelas que escribió Clarín». Basta con una simple modificación en la coda para que la construcción sea correcta manteniendo, incluso, su valor gradativo en el sentido de Romero Cambrón: (106) Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas mejores que todas esas La agramaticalidad de la opción de (103) en la que en la coda aparece ensayos, por su parte, más que de la presencia del cuantificador no comparativo, se desprende de la indeterminación del sustantivo ensayos. Basta con que este sea determinado o con que en la coda se encuentre otro nombre provisto de determinación para que la estructura recupere la aceptabilidad: (107) Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas mejores que {esos ensayos/ La Regenta} Parece lógico que, si lo que se intenta es comparar la calidad de un número determinado o indeterminado de novelas de Galdós con la calidad de otra(s) cosa(s), esa(s) otra(s) cosa(s) tenga(n) un carácter específico. Obviamente, la gramaticalidad de esta última estructura contradice la hipótesis de Romero Cambrón acerca de la imposibilidad de la cuantificación no comparativa del sustantivo en las por ella denominadas comparativas gradativas de adjetivo. La agramaticalidad de (104) no radica tampoco en la presencia del cuantificador no comparativo, sino en la imposibilidad de una coda oracional, que no puede recuperar el sintagma {veinte/ algunas/ muchas} novelas, y en la posición del comparativo sincrético. Obsérvese que la desaparición de estas dos dificultades hace correcta la estructura (cf. (106) y (107), que, para Romero Cambrón, no dejarían de ser comparativas gradativas de adjetivo). Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 157 28 Ante la enorme confusión que rodea al concepto de neutralización - a veces no bien delimitado frente a otros, caso del de sincretismo y del de designación como hecho de habla (cf. Casas Gómez 1993 N7, 8, 9, 10, 11, 13, 23 y 26 y Devís Márquez 1992: 257-60 N2 y 3) -, resulta conveniente ser precisos. Entendemos por neutralización «la suspensión, en determinados contextos, de una oposición funcional que existe en la lengua en uno de los dos planos de ésta: o en la expresión o en el contenido» (cf. Coseriu 1981: 245). Tal y como plantea Coseriu 1981: 232, en las oposiciones privativas, mientras una de las unidades está marcada por determinado rasgo distintivo, la opuesta se caracteriza por no poseer ese rasgo. La unidad no marcada, desde el momento en que equivale a la parte común de las dos unidades en oposición o base de comparación y a que no es lo contrario de la marcada - esta corresponde a la parte común y a algo más (su rasgo diferencial) -, es el término neutro. La neutralización equivale al empleo de este término neutro para lo que corresponde a toda la zona funcional de una oposición (cf. Coseriu 1981: 234). En la oposición léxica entre vehículo y coche, vehículo es el término neutro y el que, como valor de lengua, puede emplearse por el marcado (coche). 29 Sobre una caracterización de la relación de hiperonimia-hiponimia frente a la parasinonimia, cf. Casas Gómez 1999: 71-80 y 2002: 93-99. Una bibliografía completa sobre los conceptos de Por último, que la incapacidad para cuantificar al sustantivo se la asigne esta autora solamente a las comparativas gradativas de adjetivo, pero no a otros tipos de gradativas: (108) Galdós escribió {veinte/ algunas/ muchas} novelas más que Clarín impide catalogar esta cualidad como una característica diferencial de las denominadas comparativas dobles. 2.2.2 La relación de inclusión inferida de relaciones entre palabras lexemáticas Otras veces, hemos dicho más arriba, la relación de inclusión con la que suele caracterizarse a las denominadas estructuras aditivas no se deduce, por supuesto, de la propia estructura gramatical de la oración. Tampoco del mero conocimiento de lo extralingüístico, sino de determinado tipo de relaciones entre palabras lexemáticas. En estos casos, se produce una relación designativo-significativa de naturaleza hiperonímica-hiponímica entre las unidades léxicas que son los sustantivos precedidos de más - que siempre cuantifica al hiperónimo - y que - que siempre es seguido por el hipónimo. De este modo, ante un ejemplo como: (109) Compró más vehículos que coches la relación de inclusión que se establece entre el conjunto de entidades designadas por el sustantivo vehículo y el de las designadas por coche es posible debido a que vehículo es hiperónimo de coche y este, hipónimo de vehículo, esto es, a que entre ambas unidades léxicas se establece una oposición privativa - por tanto, con la opción de neutralizarse 28 -, una relación de inclusión semántica y cierta similitud, que no identidad, en cuanto a referentes, pertenecientes ambos a una misma clase de objetos 29 . Lingüísticamente, coches carece en esta estructura de una P. Pablo Devís Márquez 158 hiperonimia e hiponimia y una revisión historiográfica de estos se encuentra en Penadés Martínez 2000: 21-53. 30 Acerca de la posibilidad de la sustitución por clíticos de sintagmas cuantificativos inespecíficos en ejemplos como este, cf. N5. interpretación individuativa y adquiere una cuantitativa, esto es, como subconjunto del conjunto de los vehículos comprados. Desde el momento en que los sustantivos coincidieran exclusivamente en las marcas de selección semántica exigidas por el verbo y la relación hiperónimo-hipónimo dejara de existir, la relación de inclusión - la comparación entre conjunto y subconjunto - desaparecería y estaríamos ante lo que se ha considerado una comparativa propia de superioridad - una comparación entre conjuntos sin relación de inclusión: (110) Compró más novelas que discos Ahora bien, de nuevo no se modificaría con este cambio la estructura gramatical de la construcción y ello queda evidenciado si aplicamos las mismas pruebas que con (5) (Más personal de la Universidad que Juan {recibió/ *recibieron} la carta de despido) y (47) (Más personal de la Universidad que directivos de banca recibió la carta de despido) y algunas otras. Así, la sustitución de la secuencia más vehículos que coches en (109) y de más novelas que discos en (110) por un clítico presenta en ambas estructuras oracionales concordancia solo con el sustantivo precedido de más: (111) {Los/ Las} compró 30 Ninguna de las dos construcciones admite la permuta de los términos introducidos por más y que: (112) *Compró coches que más vehículos (113) *Compró discos que más novelas En ambas estructuras la secuencia completa más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} conforma un único SN, como demuestran la pronominalización, que jamás deja fuera la secuencia introducida por que (cf.{Los/ Las} compró): (114) *{Los/ Las} compró que {coches/ discos}, la sustitución por un pronombre interrogativo si transformamos la estructura en una interrogativa parcial, que tampoco lo hace: (115) ¿Qué compró? (116) *¿Qué compró que {coches/ discos}? Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 159 y la paráfrasis mediante estructuras pseudo-hendidas, en la que solo es posible la escisión de la secuencia más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} como un todo: (119) Lo que compró fue más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} (120) *Lo que compró que {coches/ discos} fue más {vehículos/ novelas} Del mismo modo, tanto en (109) como en (110), la secuencia más ... que {coches/ discos} es un sintagma con constituyentes discontinuos interno al SN que modifica cuantitativamente al sustantivo precedido de más (vehículos/ novelas), pues puede ser respuesta a: (119) ¿Cuántos/ as {vehículos/ novelas} compró? Si tanto en (109) como en (110) se incluye un cuantificador no comparativo: (120) Compró {pocos/ muchos/ bastantes ...} más vehículos que coches (121) Compró {pocas/ muchas/ bastantes ...} más novelas que discos, es la secuencia {pocos/ as/ muchos/ as/ bastantes ...} más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} la que expresa el número de {vehículos/ novelas} que se compraron y no exclusivamente más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos}. La transformación de (120) y (121) en estructuras interrogativas exigiría que {pocos/ muchos/ bastantes ...} más vehículos que coches y {pocas/ muchas/ bastantes ...} más novelas que discos estuvieran representados, respectivamente, por cuántos vehículos y cuántas novelas. El sintagma con constituyentes discontinuos más ... que coches establece que existe diferencia entre el conjunto de los vehículos que se compraron y un subconjunto de este mismo conjunto, el de los coches. Más ... que discos, por su parte, que hay diferencia entre el número de novelas y el de los discos que se compraron. Lo que hacen, pues, pocos/ -as, muchos/ -as y bastantes es evaluar en términos cuantitativos esas diferencias. La modificación de estos cuantificadores no comparativos a la secuencia completa más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} queda evidenciada, aparte de por la concordancia en género (caso de pocos/ -as y muchos/ -as) y número (caso de pocos/ -as, muchos/ -as y bastantes) de estos cuantificadores con el sustantivo, por el hecho de que, si se pregunta por la diferencia entre los términos comparados en relación con la base de comparación, puede responderse exclusivamente con el cuantificador no comparativo. Así, ante una pregunta acerca de cuántos/ as más {vehículos/ novelas} que {coches/ discos} compró alguien, o bien se responde con (120) y (121) o bien exclusivamente con pocos/ -as/ muchos/ -as/ bastantes ... Cuando la relación de inclusión de conjuntos se infiere de relaciones entre palabras lexemáticas también es posible la paráfrasis mediante coordinación copulativa con la alternancia del comparativo de superioridad y el determinante otro: (122) Compró coches y {otros/ más} vehículos P. Pablo Devís Márquez 160 Ahora bien, desde el momento en que esa relación de inclusión no viene ya dada por el mero conocimiento de lo extralingüístico, sino por una relación léxica, la coincidencia de (122) y (109) en la designación real deja de ser posible y se convierte en obligatoria. Tanto es así que, si en (122) se hiciera explícita la coda (opción con más), esta tendría que estar representada necesariamente por una unidad lingüística de idéntica referencia que el primer miembro de la coordinación y con la capacidad de conferir al núcleo de la comparación (vehículos) el carácter de primer término de la comparación: (123) Compró coches y más vehículos que {coches/ *casas/ *días pasados} La opción con otros de (122) exige igualmente que la relación de alteridad se establezca con respecto al primer miembro de la coordinación. La introducción después del segundo miembro coordinado del conector discursivo además con un complemento preposicional necesita que el término de la preposición coincida en la referencia con el primer miembro de la coordinación: (124) Compró coches y otros vehículos además de {coches/ *tractores/ *casas} La necesidad en (122), (123) y (124) de un elemento - explícito o no - cuya referencia está fijada por el primer miembro de la coordinación impide la permutación entre los elementos coordinados: (125) *Compró {otros/ más} vehículos y coches (126) *Compró más vehículos que coches y coches (127) *Compró otros vehículos además de coches y coches En casos como el de (109) seguimos estando, pues, ante una comparativa de núcleo coincidente: en esta estructura se compara el número de vehículos que alguien compró con el de los coches. La relación de inclusión entre los conjuntos a los que aluden los sustantivos vehículos y coches se justifica exclusivamente por la relación léxica entre ellos establecida, no por la propia estructura gramatical de (109). En esta construcción resulta imposible un introductor del complemento comparativo distinto de que, si bien esta imposibilidad viene dada exclusivamente por el carácter no relativo de la coda: (128) *Compró más vehículos de coches Para finalizar con ellos, los ejemplos de comparativas en los se establece una relación de naturaleza hiperonímica-hiponímica entre los sustantivos, si se quiere mantener dicha relación, solo admiten la elisión del hiperónimo. Jamás la del hipónimo, aunque se trate de términos de que que sean SN con determinante. De este modo, la no presencia explícita del sustantivo coches en una construcción como: Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 161 31 Además, tal elisión del hipónimo solo resulta posible si coincide en número y género con su hiperónimo: (i) Compró más cosas que {el/ los}{*(disco/ discos)} que llevaba bajo el brazo 32 En este ejemplo aislado, al tiempo que cabría la interpretación del hiperónimo elidido, también sería factible una reinterpretación de la construcción comparativa en la que no existe base de comparación ni comparación entre cantidades discretas, sino una valoración particular del hablante acerca de la calidad de los coches como tales (cf. N3 y 9). 33 Estos procesos metafóricos son compatibles, igualmente, con los de recategorización de sustantivos continuos en discontinuos: (i) Bebió más {vino/ vinos} que ese veneno, donde es ahora veneno el que modifica la denotación correspondiente a su significación y adquiere la de vino. (129) Compró más vehículos que los coches que estaban en el expositor haría pensar siempre en que el sustantivo elidido es el mismo que el que está precedido de más 31 . Sin embargo, tal inferencia no se produce jamás en ejemplos del tipo: (130) Compró más que coches 32 y no tiene por qué ser obligatoria en otros como: (131) Compró más que {el/ los} coche(s) que estaba(n) en el expositor 2.2.3 La relación de inclusión inferida a partir de procesos metafóricos Como tercer recurso, y último, para deducir relaciones de inclusión en las denominadas estructuras aditivas hemos aludido a los procesos metafóricos. Si entendemos la metáfora como la aplicación intencional en el hablar de un nombre para denotar lo que corresponde a la significación de otro (cf. Coseriu 1977: 131-2 y 1962b: 293 N22), podría suceder que ejemplos catalogados como no gramaticales por Gutiérrez Ordóñez 1994a: 33 se presentasen como absolutamente aceptables en determinados contextos discursivos: (132) Le hicieron más regalos que un insulto, donde el hablante bien podría estar utilizando en el hablar regalo con la denotación que corresponde a la significación de insulto. De este modo, un insulto denotaría un subconjunto del conjunto de los regalos (= insultos) que le hicieron a alguien 33 . Ahora bien, resulta evidente que la estructura gramatical de (132) sigue siendo la misma que en los casos anteriores, esto es, la de una comparativa de núcleo coincidente en la que se comparan dos cantidades discretas, la de los regalos (= insultos) y la de un insulto, y en la que la relación de inclusión entre conjuntos se debe P. Pablo Devís Márquez 162 exclusivamente al cambio denotativo efectuado en el sustantivo regalo. En este sentido, si se sustituye la secuencia más regalos que un insulto por un clítico, la concordancia es con el sustantivo precedido del cuantificador: (133) Se los hicieron No es posible la permuta de los términos introducidos por más y que: (134) *Le hicieron un insulto que más regalos La secuencia más regalos que un insulto es un único SN y ello queda evidenciado por la pronominalización: (135) *Se los hicieron que un insulto (cf. con (133)), la sustitución por un pronombre interrogativo si se transforma la estructura en una interrogativa parcial: (136) ¿Qué le hicieron? (137) *¿Qué le hicieron que un insulto? y la paráfrasis mediante una estructura pseudo-hendida: (138) Lo que le hicieron fue más regalos que un insulto (139) *Lo que le hicieron que un insulto fue más regalos La secuencia más ... que un insulto es un sintagma con constituyentes discontinuos interno al SN que modifica cuantitativamente al sustantivo precedido por el cuantificador comparativo (regalos), ya que puede ser respuesta a: (140) ¿Cuántos regalos le hicieron? (132) admite cuantificadores no comparativos que modifican la secuencia completa (más regalos que un insulto): (141) Le hicieron {pocos/ muchos/ bastantes} más regalos que un insulto Tales cuantificadores concuerdan en género (caso de pocos y muchos) y en número (caso de pocos, muchos y bastantes) con el sustantivo regalos y, si se pregunta por la diferencia entre los términos comparados en relación con la base de comparación, esto es, por cuántos más regalos que un insulto se le hicieron a alguien, es posible responder solo con el cuantificador no comparativo (pocos, muchos, bastantes) además de con la construcción completa. Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 163 34 (147) sí sería apropiado sin un uso metafórico del sustantivo. La necesidad de una modificación denotativa de los sustantivos cuando se emplea este mecanismo metafórico implica ciertas diferencias con respecto a las estructuras en las que el medio para el establecimiento de la relación de inclusión es exclusivamente el conocimiento de lo extralingüístico o una simple relación hiperonímica-hiponímica entre palabras. Así, por ejemplo, debido a las marcas de selección semántica que exige el verbo, podría haber casos - como (132) - en los que no parece posible la paráfrasis mediante la coordinación copulativa: (142) *Le hicieron un insulto y {otros/ más} regalos Sin embargo: (143) Lo recibieron con más regalos que (con) un insulto (144) Lo recibieron con un insulto y (con) {otros/ más} regalos Ahora bien, (143) solo es aceptable si hay un empleo metafórico del sustantivo regalo. (144) es gramatical tanto con empleo metafórico del sustantivo como sin él. Cuando la paráfrasis mediante coordinación es admisible, el mantenimiento de la relación parafrástica exige que, si se hace explícita la coda, esta no solo coincida en la referencia con el primer miembro de la coordinación, sino que ha de dotar al núcleo de la comparación (regalos) del carácter de primer término de la comparación. De otro modo, la relación parafrástica desaparece porque también lo hace el uso metafórico: (145) Lo recibieron con un insulto y (con) más regalos que {(con) un insulto/ #(con) un ramo de flores/ #la vez anterior} La opción con otros, del mismo modo, exige que la relación de alteridad sea con respecto al primer miembro de la coordinación. En este sentido, la inclusión del conector discursivo además con un complemento preposicional después del segundo miembro coordinado implicaría la coincidencia en la referencia del término de la preposición con el primer miembro de la coordinación. De otro modo, la relación parafrástica desaparece al tiempo que el empleo metafórico: (146) Lo recibieron con un insulto y (con) otros regalos además de {(con) un insulto/ #(con) un ramo de flores} Por tanto, el mantenimiento de la relación parafrástica con (143) no admite en las estructuras coordinadas la permuta de los elementos coordinados: (147) #Lo recibieron con {otros/ más} regalos y (con) un insulto 34 P. Pablo Devís Márquez 164 (148) *Lo recibieron con más regalos que (con) un insulto y (con) un insulto (149) *Lo recibieron con otros regalos además de un insulto y con un insulto Sí es aceptable la permuta cuando no hay correferencia entre elementos y, por consiguiente, tampoco relación parafrástica ni empleo metafórico: (150) Lo recibieron con más regalos que {(con) un ramo de flores/ la vez anterior} y con un insulto (151) Lo recibieron con otros regalos además de (con) un ramo de flores y con un insulto Finalmente, debido exclusivamente al carácter no relativo de la coda, en estructuras como (132) y (143) no cabe la preposición de como introductor del complemento comparativo: (152) *Le hicieron más regalos de un insulto (153) *Lo recibieron con más regalos de (con) un insulto 3. Estructuras restrictivas frente a aditivas y comparativas de superioridad Tampoco parece que las comparativas de superioridad que adquieren valor aditivo mediante cualquiera de los tres mecanismos establecidos y las comparativas de superioridad sin ese valor se diferencien en cuanto a estructura gramatical básica de las llamadas construcciones restrictivas. No obstante, no coincidimos con Brucart 2003: 37 y 2009: 37 N19) en establecer cierta identidad gramatical entre todas ellas basada en catalogar también las estructuras restrictivas como aditivas con un más asimétrico o vectorial en las que la coda carece de valor cuantitativo, pues, ya lo hemos dicho, ello no deja de contradecir su propia concepción de estructura aditiva con un operador asimétrico, en la que coda y el diferencial están obligados a señalar magnitudes. Desde nuestro punto de vista, las denominadas restrictivas adquieren este valor, igualmente, a partir del conocimiento que se posee de lo extralingüístico, del establecimiento de relaciones entre palabras lexemáticas o de procesos metafóricos. Gramaticalmente, en lo único que se distinguen de las llamadas aditivas, de las que no son sino su versión negativa, es en la negación. Así, en una construcción como (3) (No ha leído más libros que El Quijote), por ejemplo, es nuestro conocimiento extralingüístico de que El Quijote es un libro y no otra cosa el que permite interpretar lingüísticamente la denotación de este nombre propio como una cantidad discreta, esto es, como un integrante del conjunto de los libros que alguien puede leer, y emplearlo en una estructura gramatical en la que se comparan dos cantidades discretas. Lo que se hace en (3) desde un punto de vista lingüístico es negar que el número de libros que alguien ha leído es mayor que otro conjunto constituido por un solo libro. El valor restrictivo que suele atribuirse a estructuras como esta no se desprende realmente de la estructura gramatical, que se limita a la comparación Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 165 35 Coseriu 1978a: 117-18 y 1978b: 137-38 presenta la negación, junto con la interrogación, el mandato, etc., como uno de los valores ónticos o existenciales que pueden asignarse al estado de cosas designado en una estructura oracional. Frente a estos opone lo que denomina significado estructural de la oración, esto es, el contenido de la estructura interna oracional, caso, por ejemplo, de activo y pasivo. 36 El propio Gutiérrez Ordóñez 1994a: 39-40 emplea el criterio de la negación para establecer diferencias entre aditivas y comparativas de superioridad. En este sentido, plantea que la negación abarca en estas últimas lo que excluye la afirmación, esto es, piensa este autor, la comparación de inferioridad y la de igualdad. De este modo, una construcción como (154) equivaldría a: (i) Tiene {menos/ tantos} libros {que/ como} discos En las llamadas aditivas, continúa, la negación implica la expresión de la exclusividad. No obstante, si bien ya hemos advertido el origen no gramatical de este valor de exclusividad o restrictivo, cabe señalar ahora que la equivalencia con las comparativas de inferioridad y de igualdad a la que alude Gutiérrez Ordóñez en el caso de la negación de comparativas de superioridad solo es de cantidades, sino que se infiere de ese conocimiento de lo extralingüístico: lingüísticamente se niega que el número total de libros que alguien ha leído es mayor que el conjunto compuesto exclusivamente por El Quijote y nuestro conocimiento de la realidad nos informa de que El Quijote es un libro que esa persona ha leído. De ahí inferimos que se ha leído El Quijote y nada más. Tal inferencia desaparecería automáticamente si nuestro conocimiento de lo extralingüístico nos aportara otro tipo de información sobre la designación del nombre propio El Quijote. Piénsese, por ejemplo, en que este fuese el apodo de una persona. La diferencia entre las comparativas de superioridad negativas sin valor aditivo añadido y las denominadas restrictivas estriba tanto en el aspecto designativo como en la manera de asignar el valor óntico negativo a la estructura sintáctica 35 , esto es, en el foco de la negación. Ello supone distintas posibilidades parafrásticas y de negación interna (cf. N26), pero no diferencias de estructura gramatical básica. Así, si bien tanto (3) como: (154) No tiene más libros que discos coinciden, desde un punto de vista meramente lingüístico, en negar que una cantidad discreta (el número de libros que alguien ha leído o el de libros que alguien tiene) es mayor que otra (un conjunto compuesto por un solo libro, El Quijote, o uno de discos), (154) permite que la negación interna se focalice en la secuencia que conforman el grupo cuantificativo y la coda, esto es, en el sintagma más libros que discos, de manera que los elementos refutados presupuestos puedan ser sintagmas del tipo {menos/ tantos} libros {que/ como} discos y que estos puedan aparecer como sintagmas correctivos en estructuras parafrásticas: (155) No tiene más libros que discos, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} discos (156) No son más libros que discos los que tiene, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} discos (157) Tiene {menos/ tantos} libros {que/ como} discos y no más libros que discos 36 P. Pablo Devís Márquez 166 posible cuando esta negación es interna y se focaliza sobre la secuencia que conforman el grupo cuantificativo más la coda. Pueden darse contextos en los que la negación se focalice, por ejemplo, sobre el sintagma verbal completo: (ii) No tiene más libros que discos, sino que compra más útiles de cocina que discos o sea externa y afecte a la oración completa: (iii) No tiene más libros que discos, sino que eso era lo que algunos creían En ellos no parece obligatorio plantearse que la persona de la que se habla posea libro alguno. mientras que ello no parece factible en (3): (158) *No ha leído más libros que El Quijote, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote (159) *No son más libros que El Quijote los que ha leído, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote (160) *Ha leído {menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote y no más libros que El Quijote La negación en (3) afecta exclusivamente al grupo cuantificativo, esto es, a la secuencia más libros, que se convierte en un foco de negación cuyo elemento refutado está explícito y representado por la coda. De este modo, sí son posibles las siguientes paráfrasis con sintagmas correctivos: (161) No ha leído más libros, sino solo El Quijote (162) No son más libros los que ha leído, sino solo El Quijote (163) Ha leído El Quijote y no más libros Por lo demás, una estructura como (3) presenta las mismas características de estructura gramatical que (154). Así, la sustitución de la secuencia más libros que El Quijote en (3) y de más libros que discos en (154) por un clítico presenta en ambas estructuras oracionales concordancia solo con el sustantivo precedido de más: (164) No los {ha leído/ tiene} La cuestión quedaría más clara si ejemplificamos con estructuras en las que ese sustantivo muestre género femenino: (165) (a) No ha leído más novelas que El Quijote (b) No las ha leído (166) (a) No tiene más novelas que discos (b) No las tiene Ni (3) ni (154) admiten la permuta de los términos introducidos por más y que: (167) *Ha leído El Quijote que no más libros (168) *Tiene discos que no más libros Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 167 37 Ya en Devís Márquez 2013b aludíamos a cómo las posibilidades de aparición de los denominados diferenciales en las estructuras comparativas exigen explicaciones particulares en cada caso. En este sentido, se observa que en tanto que (175) es aceptable, la misma construcción no lo es con, por ejemplo, pocos y bastantes: (i) *No ha leído {pocos/ bastantes} más libros que El Quijote Con respecto a bastantes, resulta evidente que en español este cuantificador evaluativo solo permite quedar englobado en el ámbito de la negación cuando se interpreta como suficiente(s) y no cuando hace referencia a un número elevado de individuos (cf. RAE 2009: 3666). En lo que atañe a pocos, quizás cabría pensar que el desuso de este cuantificador en una estructura como (i) se debe al carácter de inductor negativo de poco (cf. Sánchez López 1999b: 2609 y RAE 2009: 3671). Si una estructura como: (ii) Ha leído pocos más libros que El Quijote En ambas estructuras esa secuencia completa conforma un único SN, como demuestran la pronominalización (cf. (164)) (169) *No los {ha leído/ tiene} que {El Quijote/ discos} la sustitución por un pronombre interrogativo si transformamos la estructura en una interrogativa parcial (170) ¿Qué no {ha leído/ tiene}? (171) *¿Qué no {ha leído/ tiene} que {El Quijote/ discos}? y la paráfrasis mediante estructuras pseudo-hendidas: (172) Lo que no {ha leído/ tiene} es más libros que {El Quijote/ discos} (173) *Lo que no {ha leído/ tiene} que {El Quijote/ discos} es más libros Del mismo modo, tanto en (3) como en (154), la secuencia más ... que {El Quijote/ discos} es un sintagma con constituyentes discontinuos interno al SN que modifica cuantitativamente al sustantivo precedido de más (libros), pues puede ser respuesta a: (174) ¿Cuántos libros no {ha leído/ tiene}? Por otra parte, la diferencia que hemos planteado entre las comparativas de superioridad sin valor aditivo añadido y las denominadas restrictivas en lo que atañe a la negación interna se ve afectada cuando en ellas se incluye un cuantificador que precede al comparativo, pues la negación abarca en su ámbito en estos casos a este cuantificador también, tal y como demuestra el hecho de que una construcción como: (175) No ha leído muchos más libros que El Quijote 37 P. Pablo Devís Márquez 168 es válida en español para aludir a un suceso en el que alguien no ha leído ningún libro más aparte de El Quijote, otra como la opción con pocos de (i) podría provocar una ambigüedad en la designación, esto es, en si la relación parafrástica es con (iii) Hay más libros que El Quijote que ha leído, y no son pocos o con: (iv) No hay ningún libro más que El Quijote que haya leído 38 Obviamente, las comparativas de igualdad no admiten diferenciales (cf. Sánchez López 1999a: 1095-6 y RAE 2009: 3372 y 3409). no se parafrasee como: (176) Hay muchos más libros que El Quijote que no ha leído sino como: (177) Hay más libros que El Quijote que ha leído, y no son muchos En (175) la negación no afecta ahora exclusivamente a la secuencia muchos más libros. Que tal secuencia no se convierte en (175) en un foco de negación cuyo elemento refutado queda representado por la coda se evidencia por el hecho de que (175) no acepta paráfrasis del tipo: (178) #No ha leído muchos más libros que El Quijote, sino solo El Quijote (179) #No son muchos más libros que El Quijote los que ha leído, sino solo El Quijote (180) #Ha leído solo El Quijote y no muchos más libros que El Quijote Que muchos sea un cuantificador proporcional y, por consiguiente, dotado de una naturaleza gradual o escalar supone que su negación implica el cuantificador de signo contrario. En nuestro caso, pocos (cf. Sánchez López 1999b: 2582). De este modo, (175) tampoco admite paráfrasis como: (181) *No ha leído muchos más libros que El Quijote, sino {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote 38 (182) *No son muchos más libros que El Quijote los que ha leído, sino {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote (183) *Ha leído {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} El Quijote y no muchos más libros que El Quijote aunque sí otras del tipo: (184) No ha leído muchos más libros que El Quijote, sino pocos más libros que El Quijote (185) No son muchos más libros que El Quijote los que ha leído, sino pocos más libros que El Quijote (186) Ha leído pocos más libros que El Quijote y no muchos más libros que El Quijote Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 169 La misma implicación subyace a la negación de un cuantificador proporcional en una estructura como: (187) No tiene muchos más libros que discos que, igualmente, no acepta paráfrasis que permitan contemplar la coda como representante del elemento refutado: (188) #No tiene muchos más libros, sino solo discos (189) #No son muchos más libros los que tiene, sino solo discos (190) #Tiene solo discos y no muchos más libros ni otras en las que los sintagmas correctivos sean grupos comparativos completos de inferioridad o de igualdad: (191) #No tiene muchos más libros que discos, sino {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} discos (192) #No son muchos más libros que discos los que tiene, sino {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} discos (193) #Tiene {muchos menos/ tantos} libros {que/ como} discos y no muchos más libros que discos Las únicas paráfrasis posibles son aquellas que implican el cuantificador pocos: (194) No tiene muchos más libros que discos, sino pocos más libros que discos (195) No son muchos más libros que discos los que tiene, sino pocos más libros que discos (196) Tiene pocos más libros que discos y no muchos más libros que discos En definitiva, la presencia del cuantificador no comparativo en (175) supone la pérdida de la designación restrictiva. Lo que se niega en (175) es que el número de libros que alguien ha leído sea superior en mucho a un conjunto compuesto por un solo libro, El Quijote, y ello impide una paráfrasis del tipo: (197) Solo ha leído El Quijote aunque no otra como: (198) Ha leído El Quijote y pocos libros más Por el contrario, lo que se niega en (3) es solo que el número de libros que alguien ha leído sea superior a un conjunto compuesto por un solo libro, El Quijote, y por ello sí cabe la posibilidad de una paráfrasis que remarque la designación restrictiva o exclusiva de la construcción, caso de (197). La situación es análoga si se elide el sustantivo núcleo de la comparación y se establece el contraste: P. Pablo Devís Márquez 170 (199) (a) No ha leído muchos más que El Quijote (b) No ha leído más que El Quijote El tipo de negación en la que el cuantificador de signo contrario resulta implicado y la pérdida de la designación restrictiva persisten en (200 (a)). Incluso, con estructuras en las que, además de la elisión, aparece el proporcional mucho (cf. N12): (200) No ha leído mucho más que El Quijote No lo hacen, sin embargo, cuando el cuantificador no comparativo proporcional es reemplazado por el existencial nada: (201) No ha leído nada más que El Quijote En este caso, la negación afecta exclusivamente a la secuencia nada más y son admitidas paráfrasis del tipo: (202) No ha leído nada más, sino solo El Quijote (203) Ha leído El Quijote y nada más que El Quijote En lo que atañe a estructuras como (175) y (187), por último, estas, además de un mismo comportamiento de la negación, muestran idéntica estructura gramatical. De este modo, es la secuencia muchos más libros que {El Quijote/ discos} la que expresa el número de libros que no {se han leído/ se tienen} y no solo más libros que {El Quijote/ discos}. Si se transformara (175) y (187) en estructuras interrogativas, muchos más libros que {El Quijote/ discos} quedaría representado por el sintagma cuántos libros. Más ... que {El Quijote/ discos} es un sintagma con constituyentes discontinuos que establece que existe diferencia, en un caso, entre el número total de los libros que se han leído y un conjunto compuesto de un solo libro, en el otro, entre el número de libros y el de los discos que se tienen. Muchos evalúa en términos cuantitativos esa diferencia. La modificación del cuantificador no comparativo a la secuencia completa más libros que {El Quijote/ discos} queda evidenciada, aparte de por la concordancia en género y número de este cuantificador con el sustantivo libro, por el hecho de que, si se pregunta por la diferencia entre los términos comparados en relación con la base de comparación, puede responderse exclusivamente con el cuantificador no comparativo. Así, ante una pregunta acerca de cuántos más libros que {El Quijote/ discos} no {ha leído/ tiene} alguien, o bien se responde con (175) y (187), respectivamente, o bien exclusivamente con muchos. En cuanto a la posibilidad de admitir una paráfrasis mediante coordinación copulativa, la diferencia que mantienen las comparativas de superioridad sin valor aditivo añadido con respecto a las denominadas restrictivas es análoga a la que mantienen con las llamadas aditivas: si bien las comparativas de superioridad no son parafraseables por una estructura coordinada copulativa, las restrictivas sí. Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 171 Ahora bien, del mismo modo que ocurre entre las comparativas de superioridad y las llamadas aditivas, esta diferencia se relaciona con aspectos meramente designativos y no con la estructura gramatical de comparativas de superioridad y restrictivas. Cuando las segundas se transforman en coordinadas copulativas: (204) Ha leído El Quijote y no {otros/ más} libros la designación real de ambas se mantiene idéntica. Así, tanto (3) como (204) aluden a un mismo suceso en el que la persona de la que se habla ha leído un solo libro, que es El Quijote. Esto implica que, en el caso de (204), si se hiciese explícita la coda (opción con más) o el elemento con el que se establece la relación de alteridad (opción con otro), estos tendrían que estar representados por unidades lingüísticas con idéntica referencia que el primer miembro de la coordinación y que, solo en el caso de la coda, además, permitieran caracterizar el núcleo de la comparación (libros) como primer término de la comparación: (205) Ha leído El Quijote i y no más libros que {El Quijote/ este i / *Guerra y paz/ *días pasados} (206) Ha leído El Quijote i y no otros libros además de {El Quijote/ este i / *Guerra y paz} Frente a esto, (154) (No tiene más libros que discos) y: (207) Tiene discos y no {otros/ más} libros hacen referencia a sucesos distintos. En ambas construcciones se habla de alguien que tiene libros y discos. Sin embargo, mientras que en (154) no se alude a un tercer conjunto de cosas que ese alguien posee, eso sí ocurre en (207). Si se hicieran explícitos la coda o el elemento con el que se establece la relación de alteridad, las unidades que los representaran no podrían tener la misma referencia que el primer miembro de la coordinación, sino una distinta. No es obligatorio ya que la coda permita convertir en primer término de la comparación el núcleo de esta: (208) *Tiene discos y no más libros que discos (209) Tiene discos y no más libros que {coches/ el año pasado} (210) *Tiene discos y no otros libros además de discos (211) Tiene discos y no otros libros además de los que ya tenía De nuevo, es la necesidad de un elemento - explícito o no - con una referencia fijada por el primer miembro de la coordinación en (204), (205) y (206) la que impide la permuta entre los miembros de la coordinación: (212) *No ha leído {otros/ más} libros y El Quijote (213) *No ha leído más libros que {El Quijote/ este i } y El Quijote; (214) *No ha leído otros libros además de {El Quijote/ este i } y El Quijote; P. Pablo Devís Márquez 172 Dicha imposibilidad no se encuentra en (209) y (211), en las que el primer miembro de la coordinación no fija jamás la referencia de ningún otro elemento: (215) No tiene más libros que {coches/ el año pasado} y sí discos (216) No tiene otros libros además de los que ya tenía y sí discos En definitiva, las denominadas estructuras restrictivas vistas hasta aquí lo son exclusivamente desde un punto de vista designativo. Gramaticalmente son comparativas de desigualdad, en concreto, comparativas de núcleo coincidente. En ellas, como en las denominadas aditivas, el núcleo de la comparación proporciona la noción comparada. El hecho de que el segundo término de la comparación no muestre una estructura relativa en algunas de estas construcciones explica la imposibilidad de la preposición de como introductor del complemento comparativo: (217) *No ha leído más libros de El Quijote En otras, en las que sí existe una estructura relativa en la coda, la preposición es posible: (218) No ha leído más libros de los que le habían ordenado leer Obviamente, el análisis propuesto, en todos sus aspectos, es extrapolable a aquellas estructuras en las que el valor restrictivo se alcanza mediante relaciones entre palabras lexemáticas o mediante recursos estilísticos: (219) No compró más vehículos que coches (220) No le hicieron más regalos que un insulto En (219) se niega que el número total de vehículos que alguien compró fue mayor que el de coches. Si la relación léxica existente entre los sustantivos vehículo y coche nos informa de que un coche es un tipo de vehículo, se infiere entonces que solo se compró coches. Del mismo modo, en (220) se niega que el número total de regalos que le hicieron a alguien fue mayor que otro conjunto compuesto solo por un insulto. Si la modificación denotativa que sufre el sustantivo regalo permite entender que un insulto alude a un subconjunto del conjunto de los regalos (= insultos), la deducción es que solo se profirió un insulto y ninguno más. Por último, en lo que atañe a las tradicionalmente denominadas restrictivas, es obvio que, si en un ejemplo como (3) se niega que el conjunto de los libros que alguien ha leído es mayor que otro, que se compone de un solo libro que ese alguien ha leído (El Quijote), resulta entonces que el primero de ellos solo puede estar compuesto por un integrante, de ahí que sea posible la alternancia entre (3) y otra estructura con el sustantivo libro en singular: Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 173 39 Cf. en §2.2.1. lo dicho con respecto a la tercera marca diferenciadora que Romero Cambrón 1998b propone para distinguir lo que denomina comparativas dobles y comparativas exclusivamente gradativas. (221) No ha leído más libro que El Quijote 39 Independientemente del número del sustantivo, la negación sigue afectando solo al grupo cuantificativo (más libro) y las paráfrasis con sintagmas correctivos prácticamente son las mismas: (222) No ha leído más libro, solo El Quijote (223) Ha leído El Quijote y no más libro (que ese) No ocurre así, obviamente, cuando lo que se niega es que el conjunto de los libros que alguien ha leído es mayor que otro, que se compone de más de un libro, también leídos por esa misma persona: (224) No ha leído más {libros/ *libro} que los que le habían ordenado leer En este último ejemplo, en el que la coda indica pluralidad, cabe interpretar la negación bien como una de tipo interno que afecta exclusivamente al grupo cuantificativo (más libros), con lo que se mantendría la designación restrictiva o exclusiva, bien como una de tipo interno que afecta a la secuencia que conforman grupo cuantificativo y coda, con lo que esa designación restrictiva desaparecería. En el primer caso, el contraste entre las posibilidades parafrásticas sería el siguiente: (225) #No ha leído más libros que los que le habían ordenado leer, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} los que le habían ordenado leer (226) #No son más libros que los que le habían ordenado leer los que ha leído, sino {menos/ tantos} libros {que/ como} los que le habían ordenado leer (227) #Ha leído {menos/ tantos} libros {que/ como} los que le habían ordenado leer y no más libros que los que le habían ordenado leer (228) No ha leído más libros, sino solo los que le habían ordenado leer (229) No son más libros los que ha leído, sino solo los que le han ordenado leer (230) Ha leído los que le han ordenado leer y no más libros En el segundo, las paráfrasis posibles serían (225), (226) y (227), pero no (228), (229) y (230). La situación en cuanto al ámbito de la negación y al tipo de designación es idéntica aun cuando se elida el sustantivo del grupo cuantificativo: (231) No ha leído más que El Quijote (232) No ha leído más que los que le habían ordenado leer P. Pablo Devís Márquez 174 40 La modificación denotativa de regalos en este caso correspondería a la de la significación de un sustantivo como, por ejemplo, agravio. No obstante, tal y como advertimos más arriba, la inclusión del cuantificador no comparativo existencial nada en (232) supondría que la negación afectara exclusivamente a la secuencia conformada por el cuantificador y el comparativo y que solo permanezca la designación restrictiva: (233) No ha leído nada más que los que le habían ordenado leer En las estructuras en las que el valor restrictivo se infiere de relaciones léxicas o de usos metafóricos también es posible la presencia en singular del sustantivo precedido por el comparativo cuando se dan las mismas circunstancias: (234) No compró más vehículo que un coche (235) No le hicieron más regalo que un insulto La única diferencia con los casos en los que el valor restrictivo se adquiere mediante el conocimiento de la realidad extralingüística es que ahora, incluso cuando en la coda el sustantivo está en plural, caso de (219) y de: (236) No le hicieron más regalos que insultos 40 La negación afecta solo al grupo cuantificativo (más vehículos y más regalos) y el valor restrictivo permanece. También cuando se elide el sustantivo del grupo cuantificativo y cuando aparece el existencial nada: (237) No compró más que coches (238) No compró nada más que coches Obviamente, construcciones como: (239) *No le hicieron más que insultos (240) *No le hicieron nada más que insultos son agramaticales debido a las marcas de selección que exige el verbo hacer en este caso. No obstante, repárese en ejemplos como: (241) No lo recibieron con más regalos que con insultos (242) No lo recibieron con más que con insultos (243) No lo recibieron con nada más que con insultos Estructuras aditivas, restrictivas y comparativas de superioridad en español 175 4. Conclusiones Varias son las ideas básicas de nuestro trabajo. En primer lugar, parece evidente que las estructuras tradicionalmente denominadas aditivas y sus paráfrasis mediante coordinación copulativa no muestran identidad gramatical alguna en español. Además, ninguna de ellas, desde un punto de vista exclusivamente lingüístico, expresa suma. Por otra parte, la relación de inclusión con la que se caracteriza a las denominadas estructuras aditivas frente a las comparativas de superioridad de la lengua española no se infiere de la propia estructura gramatical de las primeras, sino del conocimiento de lo extralingüístico, de las relaciones de naturaleza hiperonímicahiponímica entre palabras lexemáticas o de procesos metafóricos. En el caso concreto de las codas de las estructuras denominadas aditivas en las que este valor se infiere de lo extralingüístico se produce una interpretación lingüística cuantificativa de una designación individuativa, lo que, desde el punto de vista de la lengua, permite establecer una comparación entre cantidades discretas. No parece pertinente, pues, el establecimiento de una dicotomía gramatical aditivas-comparativas de superioridad en español. Ambas son estructuras gramaticalmente idénticas. Realmente, las llamadas aditivas pueden ser caracterizadas desde un punto de vista lingüístico como comparativas de núcleo coincidente. Comparación de superioridad y adición pueden coexistir, pero mientras que el primero de estos valores se deduce exclusivamente de la estructura gramatical, el segundo es resultado solo de cualquiera de los tres mecanismos citados. Del mismo modo, tampoco existen razones de estructura gramatical que recomienden distinguir en español entre las denominadas estructuras restrictivas y las comparativas de superioridad. Las primeras, como sucede con el valor aditivo en las denominadas aditivas, adquieren el carácter restrictivo, igualmente, a partir del conocimiento de lo extralingüístico, de relaciones léxicas o de recursos estilísticos, pero no de la propia estructura gramatical. La única diferencia entre las tradicionales comparativas de superioridad y las restrictivas tiene que ver meramente con lo designativo y se encuentra relacionada con el modo de asignar el valor óntico negativo a la estructura sintáctica, esto es, se trata de una diferencia en el foco de la negación. Por lo demás, las denominadas restrictivas no dejan de ser gramaticalmente comparativas de núcleo coincidente. Cádiz P. Pablo Devís Márquez P. Pablo Devís Márquez 176 Bibliográfia Alarcos Llorach, E. 1994: Gramática de la lengua española, Madrid Báez San José, V./ Moreno Martínez, M. 1977: «La oración compuesta I: coordinación», Millars 4: 91-129 Bello, A. (y Cuervo, R. J.) 1860 [ 7 1964]: Gramática de la lengua castellana, Buenos Aires Bolinger, D. L. 1950: «The comparison of inequality in Spanish», Language 26, 1: 28-62 Bosque, I. 1999: «El nombre común», in: Bosque/ Demonte 1999: 3-75 Bosque, I./ Demonte, V. 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